Catena Áurea

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Y aconteció que estando solo orando se hallaban con El sus discípulos, y les preguntó, diciendo: "¿Quién dicen las gentes que soy yo?" Y ellos respondieron, y dijeron: "Los unos que Juan el Bautista, otros Elías, y otros que resucitó alguno de los primeros profetas". Y les dijo: "¿Y vosotros, quién decís que soy?" Respondiendo Simón Pedro, dijo: "El Cristo de Dios". Mas El, increpándolos, mandó que no dijesen de esto nada a nadie, añadiendo: "Porque conviene que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y que sea desechado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y que sea entregado a la muerte, y que resucite al tercer día". (vv. 18-22)


San Cirilo
Separado el Señor de los pueblos y colocado aparte, se consagró a la oración. Por esto dice: "Y aconteció que estando solo orando", etc. Se constituía así en modelo de sus discípulos, enseñándoles la dulce práctica de los dogmas doctrinales. Comprendo en esto que es muy conveniente que los obispos precedan también en méritos a sus diocesanos, ocupados asiduamente en las cosas necesarias y tratando aquellas que agradan a Dios.

Beda
Los discípulos estaban con el Señor, pero El oró solo al Padre. Porque los santos pueden unirse al Señor por medio de la fe y de la caridad, pero sólo el Hijo puede penetrar los misterios incomprensibles de la misericordia del Padre. En todas partes estaba solo, porque las oraciones del hombre no pueden comprender los designios de Dios, ni nadie puede participar de los sentimientos interiores de Cristo.

San Cirilo
La causa de la oración pudo asustar a los discípulos. Veían con los ojos de la carne que oraba Aquel a quien antes habían visto hacer milagros con autoridad divina. Y con objeto de quitarles la turbación, les pregunta, no porque ignorara las alabanzas de los de fuera, sino para separarlos de la opinión de los demás e infundirles la verdadera fe. Por ello sigue el Evangelista: "Y les preguntó, diciendo: ¿Quién dicen las gentes que soy?"

Beda
Con toda oportunidad se proponía el Salvador explorar la fe de sus discípulos, preguntando primero por el parecer de la muchedumbre, para que la confesión de ellos no parezca formada por la opinión del vulgo, sino por el conocimiento de la verdad, o que no parezcan vacilantes como Herodes acerca de lo que ha oído decir, sino que crean lo que han visto.

San Agustín, de cons. Evang. 2, 80
Puede preguntarse cómo San Lucas pudo decir que el Señor preguntó a sus discípulos quién decían los hombres que era El cuando estaba orando y los discípulos presentes. Mientras que San Marcos dice que les preguntó en el camino. Pero esto sólo puede inquietar al que piensa que jamás oró en el camino.

San Ambrosio
No es sin razón la opinión de la muchedumbre que los discípulos refieren, cuando se añade: "Mas ellos respondieron y dijeron: unos Juan el Bautista (quien sabían había sido degollado), y otros Elías (quien creían había de venir), y otros que resucitó alguno de los antiguos profetas". Pero que otra sabiduría profundice estas palabras, porque si al apóstol San Pablo le bastaba no saber más que a Jesucristo, y Este crucificado ( 1Cor 2), ¿qué más deseo yo saber que a Jesucristo?

San Cirilo
Observa, pues, la prudencia de la pregunta. Los dirige primero a las alabanzas exteriores, a fin de refutarlas y producir en ellos la verdadera opinión; por esto, habiendo los discípulos expuesto la opinión del pueblo, les pregunta por la suya, cuando añade: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" ¡Oh! y cuán importante es aquella palabra vosotros. Los distingue de la muchedumbre, a fin de que eviten sus opiniones, como diciendo: Vosotros, que habéis sido llamados por Mí al apostolado, y que sois testigos de mis milagros, ¿quién decís que soy yo? San Pedro se anticipó a los demás y se convierte en representante de todo el Colegio Apostólico, y pronuncia palabras de amor divino, y hace la profesión de su fe, cuando dice: "Respondiendo Simón Pedro, dijo: el Cristo de Dios". No dijo sencillamente que era Cristo de Dios, sino con el artículo el Cristo, como dice el texto griego. Pues muchos, divinamente ungidos, fueron llamados cristos, en diversos sentidos. Los unos recibieron la unción de reyes, los otros de profetas. Nosotros mismos, que recibimos la unción del Espíritu Santo por el Cristo, hemos obtenido el nombre de Cristo. Mas uno sólo es el Cristo de Dios y del Padre, como que tiene sólo por Padre propio a Aquel que está en los cielos. Y así San Lucas concuerda con este pasaje de San Mateo, que hace decir a Pedro: "Tú eres el Cristo, Hijo de Dios vivo" ( Mt 16, 16); pero, abreviando, le hace decir: "Tú eres el Cristo de Dios".

San Ambrosio
En este solo nombre se halla la expresión de la divinidad de la encarnación, y la fe de la pasión. Así lo comprende todo, expresando la naturaleza y el nombre, que es el compendio de los atributos.

San Cirilo
Mas debe advertirse que San Pedro obró con mucha prudencia, confesando que Jesucristo era uno solo, contra aquellos que presumen dividir al Emmanuel en dos cristos 1. Además, no les preguntó diciendo: "¿Quién dicen los hombres que es el Divino Verbo?", sino el Hijo del hombre. A quien San Pedro confesó que era el Hijo de Dios. Por ello fue tan admirado y considerado digno de especiales honores, porque, aunque sólo veía en el Salvador una persona como nosotros, creyó que era el Hijo del Padre. Es decir, que el Verbo, que procede de la sustancia del Padre, se hizo hombre.

San Ambrosio
Nuestro Señor Jesucristo no quiso ser predicado para que no se produjese algún alboroto. Por lo que sigue: "Mas El, reprendiéndolos, les mandó que no dijesen esto a nadie". Por muchas razones mandó callar a sus discípulos: para engañar al príncipe del mundo, declinar la jactancia y enseñar la humildad. Luego Cristo no quiso ser glorificado. Y tú, que has nacido innoble, ¿quieres gloriarte? Además, no quería que sus discípulos, rudos aún e imperfectos, fuesen oprimidos por la mole de tan sublime predicación. Les prohíbe, pues, anunciarlo Hijo de Dios, a fin de que lo anuncien después crucificado.

Crisóstomo in Mat. hom. 55
Con toda oportunidad prohibió el Señor a los apóstoles que dijesen a alguien que El era el Cristo, hasta que, quitados de en medio los escándalos y consumado el sacrificio de la Cruz, se imprimiese habitualmente en la mente de los oyentes la conveniente opinión de El. Pues lo que una vez toma raíces y luego se arranca, apenas se sostiene alguna vez, si se planta de nuevo. Mientras que lo que una vez plantado permanece, crece con facilidad. Porque si Pedro se escandalizó solamente por lo que había oído, ¿qué hubiese sucedido a los demás cuando hubiesen oído que Jesús era Hijo de Dios, y le hubiesen visto después crucificado y escupido?

San Cirilo
Convenía que los discípulos lo predicasen por todas partes. Esta era la misión de los escogidos por el Señor para el ministerio del apostolado. Mas como dice la Sagrada Escritura: "Hay un tiempo para cada cosa" ( Eclo 6), convenía que la cruz y la resurrección se cumpliesen y luego siguiese la predicación de los apóstoles. Y prosigue diciendo: "Porque conviene que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas", etc.

San Ambrosio
Acaso porque sabía el Señor que el misterio de la pasión y de la resurrección era difícil de creer, aun para sus discípulos, quiso El mismo ser el anunciador de su pasión y resurrección.

Notas

1. San Cirilo se refiere a Nestorio y a sus seguidores.

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