Catena Áurea
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← Lc 22, 34-38 →
Y les dijo: "Cuando os envié sin bolsa, sin alforja o sin calzado, por ventura ¿os faltó alguna cosa?" Y ellos respondieron: "Nada". Luego les dijo: "Pues ahora, quien tiene bolsa, tómela, y también la alforja: y el que no la tiene, venda su túnica, y compre una espada: porque os digo que es necesario que se vea cumplido en mí aún esto que está escrito: y fue contado con los inicuos; porque las cosas que miran a mí tienen su cumplimiento". Mas ellos respondieron: "Señor, he aquí dos espadas". Y El les dijo: "Basta". (vv. 34-38)
San Cirilo
Había predicho el Señor a San Pedro que era evidente que lo había de negar durante el tiempo de su arresto; pero una vez que hizo mención de su captura, anuncia en seguida el conflicto que había de sobrevenir con los judíos; por esto dice: "Y les dijo: Cuando os envié sin bolsa", etc. Había enviado el Señor a sus apóstoles a predicar el reino de los cielos por las ciudades y aldeas, advirtiéndoles, que no llevasen consigo ningún bien para su cuidado cuando esto hicieren, sino que esperasen de El cuanto pudieren necesitar.
Crisóstomo., in illum ad Rom., 16.
Así como el que enseña a nadar, pone las manos debajo de los discípulos al principio y los sostiene con cuidado, pero después se va separando de ellos y les ordena que le vayan siguiendo, y aun alguna vez les deja que se hundan un poco, así el Señor con sus discípulos, en los principios les asistía en seguida que experimentaban alguna necesidad, preparándoles cuanto pudiesen necesitar con abundancia. Por lo que contestaron ellos: "Nada"; pero cuando ya era preciso manifestar sus propias fuerzas, les retira un poco su gracia, mandándoles hacer alguna cosa por su propia virtud; por esto sigue: "Y les dijo: Pues ahora, quien tiene bolsa, esto es, en la que lleva dinero, tómela, y también la alforja (en que se lleva la comida)". Y cuando no tenían ni calzado ni faja, ni báculo, ni dinero, nunca pasaron apuro; pero cuando les manda que lleven alforja, sin embargo cuando concede bolsa, alforja, padecen hambre, sed y el rigor de la desnudez; como si les dijere: hasta ahora todo lo habéis tenido con abundancia; pero ahora quiero que padezcáis necesidad; y por lo tanto, aun cuando no retiro lo que dije primero, sin embargo mando que llevéis bolsa y alforja. Podía el Señor hacerlos vivir en la abundancia por toda la vida, pero no quiso por varias causas: en primer lugar para que nada se atribuyesen a sí mismos, sino que reconociesen que todo les venía del cielo; en segundo lugar para que supiesen vivir con modestia, y en tercer lugar para que no se formaran un juicio elevado de sí mismos. Por todas estas causas permitió también que les sucediesen varios contratiempos, mitigando el rigor de la antigua ley, para que no se les hiciese la vida intolerable.
Beda.
No es una misma la manera de vivir que deben tener los discípulos en el tiempo de la persecución y en el de la paz. Cuando envía a sus discípulos a predicar, les manda que no lleven nada para el camino, diciéndoles que el que sirve al Evangelio, del Evangelio debe vivir; pero cuando hay peligro de perder la vida, y por todos es perseguido el pastor, lo mismo que las ovejas, establece la manera de vivir entonces, permitiendo que reúnan los alimentos necesarios, hasta que vuelva el tiempo en que cese la rabia de la persecución y se pueda predicar el Evangelio; en lo que nos da a entender, que cuando hay una verdadera causa, puede prescindirse en algo del rigor con que nos debemos tratar, sin que se falte en ello.
San Agustín., contra Faust., lib. 12, cap. 77
No se ordena esto por inconstancia de quien lo manda, sino porque dispensa de sus preceptos, de sus consejos y de sus órdenes, según lo exigen las circunstancias.
San Ambrosio
El que prohibe herir, ¿por qué ahora manda comprar espada, sino por ventura para que se prepare la defensa sin que esto signifique que la venganza es necesaria, y para que se vea que pudo vengarse, pero que no quiso? Por esto sigue: "Y el que no la tiene, esto es, la bolsa, venda su túnica", etc.
Crisóstomo
¿Cómo es esto? El que había dicho ( Mt 5, 39): "Si alguno te hiere en la mejilla derecha, preséntale la izquierda", arma ahora a sus discípulos, y sólo con espada. En efecto, si es conveniente armarse totalmente, es menester no sólo poseer espada sino también escudos y yelmos. Pero aunque hubiesen tenidos mil armas de esta clase, ¿cómo hubiesen podido defenderse de tantas asechanzas y ultrajes de los pueblos, de los tiranos, de las ciudades, de las naciones, que los once habían de sufrir; y cómo no habían de temblar sólo de ver el aspecto de las tropas, ellos que se habían criado en lagos y en ríos? No creamos que deseaba que tuviesen espadas, sino que por medio de ellas da a conocer las inminentes asechanzas de los judíos; por esto sigue: "Porque os digo que es necesario que se vea cumplido en mí, aun esto que está escrito: Y fue contado con los inicuos" ( Is 52).
Teofilacto
Como los discípulos habían disputado entre sí sobre prerrogativas, les dijo que no era tiempo de ocuparse de esto, sino de peligros y de muertes; porque aun yo que soy vuestro maestro y vuestro guía, soy conducido a la muerte más afrentosa, y he de ser considerado como malvado; porque cuanto está escrito de mí -es decir, predicho- llega a su término, o sea a su cumplimiento. Queriendo dar a conocer la violencia que había de sufrir, hace mención de la espada; no les habló directamente, no sea que se dejasen llevar por la tristeza (o que se turbasen por el miedo), ni quiso callar lo que iba a suceder, para que no vacilasen en los sucesos que habrían de tener lugar pronto, sino que se admirasen después cuando recapacitasen, que El mismo se había ofrecido como precio, en su pasión, por la salvación de los hombres.
San Basilio., in Regulis brevioribus ad interrog. 31.
El Señor no manda llevar alforja y bolsa, ni comprar espada: lo que hace es predecir que los apóstoles o sus sucesores, olvidados un día de su pasión, de sus dones y de la ley divina, se atreverían a llevar espadas; muchas veces en la Sagrada Escritura, se da una frase imperativa, en vez de una profética. En muchos libros no dice: reciba, tome, ni compre, sino: recibirá, tomará, comprará.
Teófil.
Esto lo dice por aquellos que tendrán hambre o sed -como lo demuestra por la palabra alforja-, y por las adversidades que indica en la espada. Cuando dice el Señor: "Pues ahora quien tiene bolsa, tómela y también alforja", parece que se refiere a los discípulos; pero en realidad se refiere a todos los judíos, como si dijera: Si alguno de los judíos abunda en bienes de fortuna, reúnalos todos y huya; y si otro, abrumado por la miseria, profesa la religión, éste venda su túnica y compre una espada; porque les sobrevendrá una guerra terrible, y nada habrá que la pueda contrarrestar. Después manifiesta la causa de los males que les habrán de sobrevenir; a saber: que El padece el castigo debido a los malvados, siendo crucificado entre dos ladrones; y que cuando esto suceda, terminará el tiempo de sus favores; y sucederá a sus perseguidores cuanto los profetas habían predicho. El Señor predijo esto refiriéndose a lo que habría de suceder a la región de los judíos; pero los discípulos no comprendían el profundo significado de estas palabras, creyendo que se necesitaría de la espada, por la persecución que Jesús habría de tolerar. Por esto sigue: "Mas ellos respondieron: Señor, he aquí dos espadas".
Crisóstomo. como arriba.
Y en verdad que si las utilizaban para la defensa de las cosas ni cien espadas hubiesen sido bastantes; y si no, aun las dos estaban de más.
Teófil.
No quiso el Señor reprender a sus discípulos porque no entendían; por esto dijo: "Basta", y los dejó; como cuando nosotros hablamos a otro, si vemos que no nos comprende decimos: Está bien; deja, no le molestemos. Aseguran algunos que el Señor dijo con ironía: "Basta", como diciendo: Para poco nos aprovechan dos espadas cuando tantos son los que nos han de acometer.
Beda.
También puede decirse, que dos espadas son testimonio suficiente de que Jesucristo sufrió espontáneamente su pasión: una da valor a los apóstoles para pelear en favor de Dios, y que en Dios existía el poder de curar; y la otra, que siempre metida en su vaina da a conocer que no les permitía hacer en su defensa ni aun lo que hubieran podido hacer.
San Ambrosio.
Como la ley no prohibía llevar espada, dio a entender el Señor a San Pedro, cuando éste ofreció dos, y le dijo: "Basta", que si aquello era permitido hasta la inauguración del Evangelio, era porque durante la ley prevalecería la justicia y durante el Evangelio la caridad. También se entiende por espada espiritual el vender cuanto se tiene y comprar palabras de santidad para que el espíritu se fortifique. Es también espada la pasión, para que desnudes el cuerpo, y por medio de los despojos de la mortificación de la carne compres la corona del martirio. También llama la atención que los discípulos presentaran dos espadas, como representando el Antiguo y el Nuevo Testamento, por medio de los que nos armamos en contra de las asechanzas del enemigo. Además, dice el Señor: "Basta", como que nada le faltaba a El a quien se referían todas las doctrinas del Antiguo y del Nuevo Testamento.