Catena Áurea

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Y volvió a entrar en el Pretorio y dijo a Jesús: "¿De dónde eres tú?" Mas Jesús no le dio respuesta. Y Pilatos le dice: "¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para crucificarte, y que tengo poder para soltarte?" Respondió Jesús: "No tendrías poder alguno sobre mí, si no te hubiera sido dado de arriba. Por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene": Y desde entonces procuraba Pilatos soltarle. (vv. 9-12)


Crisóstomo, in Ioannem, hom. 83
Aterrorizado Pilato, inquiere de nuevo. Sigue: "Y entrando otra vez en el Pretorio, dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú?" Pero no le vuelve a preguntar: "¿Tú, qué has hecho?" Sigue: "Jesús no le dio ninguna respuesta", porque ya había oído: "Yo, para esto nací y a esto vine, para dar testimonio de la verdad", y: "Mi reino no es de aquí". Cuando debiera Pilato resistir y salvarle, hizo lo contrario, y se dejó llevar del ímpetu de los judíos. Por esta razón, pues, Jesús no le respondió, porque preguntaba en vano. Y a juzgar por las obras no quería Jesús valerse de excusas, demostrando que para esto había venido espontáneamente.

San Agustín, in Ioannem, tract., 116
Este silencio de nuestro Señor Jesucristo, repetido frecuentemente, se encuentra reproducido en las narraciones de todos los evangelistas: el mismo silencio ante el Príncipe de los sacerdotes, y en casa de Herodes, y hasta en la del mismo Pilato, para que se cumpliera la profecía de Isaías: "Como cordero sin balar delante del que le esquila, no abrió su boca" ( Is 53, 7). Del mismo modo no respondió a los que le preguntaban, no obstante que muchas veces había respondido a cualquiera que le preguntó. Por eso su silencio de ahora es comparado al del cordero, a fin de no ser tenido por reo, sino por inocente; esto es, no como reo convencido por la conciencia de sus crímenes, sino como mansa víctima inmolada por pecados ajenos.

Crisóstomo, ut supra
Como calló, le dijo Pilato: "¿No me respondes? ¿Ignoras que tengo poder para crucificarte y tengo poder para soltarte?" Ved cómo se condena a sí mismo. Si, pues, todo depende de ti, ¿por qué no le absuelves, no hallando en El crimen? Y como profirió sentencia contra sí mismo, respondió Jesús: "No tendrías ninguna potestad sobre mí si no te fuese dada de arriba", dando a entender que no sucedía aquello en el orden natural de las demás cosas, sino que se elevaba a un fin espiritual. Pero oyendo esto, no se crea que el Salvador le absolvía de todo crimen, y por esto dice: "Quien me entregó a ti tiene mayor pecado". Y ciertamente éste era el modo de dar a entender que ni unos ni otros estaban libres de pecado. O como si dijera: esto ha sido permitido sin que por ello sean menos culpables.

San Agustín, ut supra
He aquí que responde. Por tanto, cuando no respondía, no era que callaba como reo astuto, sino como oveja; y cuando respondía, era como Pastor que enseñaba. Aprendamos, pues, lo que enseñó por medio del Apóstol: "No hay poder que no venga de Dios" (Rm 13, 1). Y mayor pecado comete el que entrega a la potestad a un inocente para que le condene, que la potestad misma que condena a muerte por temor de un mal mayor. (Tal era, en verdad, el poder que Dios le había dado con sumisión a la potestad del César). Esta es la razón por qué dijo: "No tendrías potestad alguna sobre mí (esto es, cualquiera que sea la que tengas), si tal como es no te hubiese sido dada de arriba"; pero porque sé hasta dónde llega (la que no es tanta que seas libre omnímodamente), por esto el que me entregó a ti tiene mayor pecado; él entregándome a tu potestad por envidia, y tú abusando de tu potestad sobre mí por miedo. No debe el juez matar a un inocente por temor; pero es mucho peor hacer el mal por envidia que por miedo. Por esto no dice el que me entregó a ti tiene pecado (como si él no lo tuviera), sino que dijo mayor pecado tiene, para que entendiera que también él lo tenía.

Teofilacto
Dice, pues, quien me entregó a ti, esto es, Judas, o también la turba. Como el Señor dio una respuesta convincente, como la de que "si Yo mismo no me entregara y el Padre lo permitiera no tendrías potestad sobre mí", desde entonces se empeñó más Pilato en absolverle. Por eso sigue: "Y desde entonces buscaba Pilato medio de soltarle".

San Agustín, ut supra
Lee lo anteriormente dicho y verás los esfuerzos de Pilato por salvar a Jesús, y de esto sacarás en consecuencia (por este motivo) que no habría consentido en el pecado matando al inocente que había sido entregado a su potestad.


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