Catena Áurea

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Al punto mismo se dejó ver con el ángel un ejército numeroso de la milicia celestial alabando a Dios y diciendo: "Gloria a Dios en lo más alto de los cielos y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad". (vv. 13-14)


Beda
Para que no pareciese pequeña la autoridad de un solo ángel, después que anunció uno el misterio del nacimiento nuevo, apareció inmediatamente una multitud de ángeles del cielo, y por esto dice: "Y al punto mismo se dejó ver con el ángel un ejército numeroso de la milicia celestial". Con toda propiedad se llama milicia celestial al coro de ángeles que viene, porque obedece humildemente a aquel poderoso jefe que apareció para destruir las potestades del aire. Y El mismo, para que estas potestades enemigas no puedan tentar a los mortales tanto cuanto quieren, las confunde fuertemente con las armas del cielo. Porque el que ha nacido es Dios y hombre a la vez, y por tanto se canta con razón: "Gloria a Dios en lo más alto de los cielos, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad", conforme a las palabras del evangelista. Un sólo ángel, un enviado, es quien anuncia que ha nacido Dios, según la carne, y al punto una multitud de espíritus celestiales prorrumpe en alabanzas al Señor. De este modo rinde culto a Cristo y nos intruye con su ejemplo para que, cuando uno de nuestros hermanos pronuncie una palabra de la ciencia sagrada, o cuando nosotros mismos pensemos en cosas piadosas, inmediatamente demos alabanzas a Dios con nuestro corazón, con nuestra palabra y con nuestras obras.

San Crisóstomo
En otro tiempo se mandaba a los ángeles para castigar, como cuando fueron enviados a los israelitas, a David, a los sodomitas y al valle de los que lloran ( Jud 2). Pero ahora por el contrario cantan en la tierra dando gracias al Señor, porque se ha dignado manifestar su venida a los hombres.

San Gregorio Magno, Moralia 28, 4
También alaban al Señor porque ponen las voces de su canto en armonía con nuestra redención. Nos ven recibidos en su gracia y se congratulan de que se llene su número.

Beda
Desean también la paz en la tierra para los hombres, añadiendo: "Y paz en la tierra a los hombres" porque, habiendo nacido el Salvador según la carne, respetan como compañeros ahora a los que despreciaron antes como enfermos y abatidos.

San Cirilo
Esta paz, pues, fue hecha por Jesucristo: El mismo nos reconcilió con Dios y con el Padre, perdonando nuestros pecados y pacificando a los dos pueblos en un solo hombre, y componiendo un solo redil de los habitantes del cielo y de la tierra.

Beda
Para qué hombres piden los ángeles la paz, lo manifiestan diciendo: "A los hombres de buena voluntad", esto es, para aquellos que reciben bien el nacimiento del Señor. Así pues, no hay paz para los impíos ( Is 57), pero sí la hay abundante para los que aman el nombre de Dios ( Sal 118).

Orígenes, in Lucam, 13
Pero el lector solícito tratará de inquirir en qué sentido dice el Salvador ( Lc 12, 51): "No he venido a poner paz en la tierra", y ahora los ángeles cantan en su nacimiento: "Paz en la tierra a los hombres"; pero esta duda queda aclarada al decir que la paz es para los hombres de buena voluntad, porque la paz que Dios no concede sobre la tierra no es paz de buena voluntad.

San Agustín, de Trinitate, 13, 13
La justicia corresponde a la buena voluntad.

San Juan Crisóstomo
Fijémonos en este admirable orden. Primero manda los ángeles a nosotros y después conduce al hombre a las cosas celestiales. El cielo se hace tierra cuando debe recibir las cosas de la tierra.

Orígenes, in Lucam, 13
En sentido místico, los ángeles consideraban que no podían cumplir la misión que se les había confiado sin la ayuda de Aquel que podía salvar verdaderamente y que el remedio de ellos era de menos eficacia que el que necesitaban los hombres. De aquí que, así como cuando se presenta un médico sabio a enfermos a quienes otros no han podido curar, en vez de mostrarse envidiosos, prorrumpen en alabanzas de tal hombre y del Dios que se los ha enviado al ver la maestría con que se hace desaparecer la corrupción de sus llagas. Del mismo modo la multitud de los ángeles alaba a Dios por la venida de Cristo.


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