Catena Áurea

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Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos: "Poned en vuestros corazones estas palabras: El Hijo del hombre ha de ser entregado en manos de los hombres". Mas ellos no entendían este lenguaje, y les era tan oscuro, que no le comprendían; y temían preguntarle acerca de él. (vv. 44-45)


San Cirilo
Todo lo que hacía Jesús era objeto de la admiración general. Brillaba en todas sus operaciones algo principal y divino, según lo había dicho: "La gloria y el esplendor brillarán en El" ( Sal 20, 6). Y aun cuando todos se admiraban en las cosas que hacía, El no se dirigió a todos sino sólo a sus discípulos, en las palabras que siguen: "Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos". Ya había dado a conocer su gloria a sus discípulos en el monte y después había curado a un poseído por el demonio. Pero convenía que El sufriese la pasión para poder salvarnos. Los discípulos, aturdidos, bien podían decir: ¿Acaso nos engañamos creyendo que éste es Dios? Y para que supieren lo que había de suceder acerca de su persona, les manda conservar en su inteligencia, como cierto depósito, el misterio de su Pasión. Por eso les dice: "Poned vosotros en vuestros corazones estas palabras". En el mero hecho de decir vosotros, los distingue de los demás. Porque no convenía que el vulgo supiese que Jesús había de padecer, sino que era más oportuno que sólo supiese que habría de resucitar después de muerto, destruyendo así la muerte, para que no se escandalizasen.

Tito
Así, mientras que todos admiran sus milagros, El predice su pasión; porque no son las señales las que salvan, sino la cruz la que dispensa los beneficios. Por lo que añade: "El Hijo del hombre ha de ser entregado en manos de los hombres".

Orígenes in Mat. tract 4
No dice terminantemente por quién será entregado. Alguno dice que por Judas, otros que por el diablo; mas San Pablo dice: "Dios el Padre le entregó por todos nosotros" (Rm 8, 32). Judas le entregó por dinero en manos de sus enemigos; pero el Padre le entregó por nuestro bien.

Teofilacto
El Señor, atendiendo a la ignorancia de sus discípulos, y como los regía de una manera especial, no quiso que entendiesen lo que decía acerca de su pasión. Por lo que prosigue: "Mas ellos no entendían", etc.

Beda
Esta ignorancia de los discípulos no es hija precisamente de su torpeza, sino más bien de su amor. Porque como aún eran carnales y desconocían el misterio de la cruz, no podían creer que moriría Aquel que creían era verdadero Dios. Y como estaban acostumbrados a oírle hablar por medio de parábolas, cuando decía que El sería entregado, creían que esto lo diría de una manera figurada, refiriéndose a alguna otra cosa.

San Cirilo
Acaso diga alguno: ¿Cómo es que los discípulos ignoraban el misterio de la cruz, cuando en las Sagradas Escrituras se exponía tan terminantemente en muchos lugares? Pero, como dice San Pablo, hasta aquella época existía un velo en el alma de aquellos que leían a Moisés ( 2Cor 3, 15); porque convenía que los que se acercasen a Cristo dijesen: "Retira el velo de mis ojos, y admiraré lo asombroso de tu ley" ( Sal 118, 18).

Teofilacto
Considera también el respeto de sus discípulos en lo que sigue: "Y temían preguntarle acerca de esto", pues el temor es un grado de reverencia.


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