Catena Áurea

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Y dicho esto iba delante subiendo a Jerusalén. Y aconteció, que cuando llegó cerca de Betfagé y de Betania al monte que se llama del Olivar, envió dos de sus discípulos. Diciendo: "Id a esa aldea que está enfrente, y luego que entrareis hallaréis un pollino de asna atado, sobre el cual nunca se sentó hombre alguno; desatadlo y traedlo. Y si alguno os preguntare: ¿Por qué lo desatáis?, le responderéis así: Porque el Señor lo ha menester". Fueron, pues, los que habían sido enviados, y hallaron al pollino que estaba como les había dicho. Y cuando desataban al pollino les dijeron sus dueños: "¿Por qué desatáis al pollino?" Y ellos respondieron: "Porque el Señor lo ha menester". Y lo trajeron a Jesús. Y echando sobre el pollino sus ropas, pusieron encima a Jesús. Y yendo El así, tendían sus vestidos por el camino. (vv. 28-36)


Tito Bostrense
Como el Señor había dicho: "El reino de Dios se acerca", viendo que subía a Jerusalén, creían que se encaminaba allí para empezar el reino de Dios. Una vez terminada la parábola en la que enmendó el error predicho, y habiendo manifestado que todavía no había vencido a la muerte que se le preparaba, se encamina hacia su pasión subiendo a Jerusalén. Por esto dice: "Y dicho esto, iba delante subiendo a Jerusalén".

Beda
Manifestando también que la parábola anterior se refería al destino de esta ciudad, que lo había de matar, y perecería ella a manos de sus enemigos. Prosigue: "Y aconteció que cuando llegó cerca de Bethphage", etc. Bethphage era un lugar de los sacerdotes, que estaba en el monte de los Olivos; también Betania era una ciudad o una villa que se encontraba a la falda del mismo monte, y distaba de Jerusalén unos quince estadios.

Crisóstomo, in Mat. hom. 67
Al principio el Señor se mostraba sencillamente a los judíos; pero cuando les hubo dado pruebas evidentes de su poder los trató con mucha autoridad. Hace muchos milagros; predice que habrían de encontrar un pollino que nadie había montado, y esto es lo que les da a conocer cuando les dice: "Id a esa aldea que está enfrente", etc. Les predice también que nadie les impedirá traer al pollino, antes bien que cuando los oigan, callarán; por esto sigue: "Desatadle y traedle".

Tito
En esto da a conocer la divinidad de su palabra, porque nadie puede resistir a Dios cuando pide lo que le pertenece. Así, pues, los discípulos encargados de llevar al pollino no se opusieron a pesar de lo humilde de la misión, sino que fueron a traerle. Por esto sigue: "Fueron, pues, los que habían sido enviados", etc.

San Basilio
Así también debemos hacer nosotros, que debemos acometer con mucho afecto y gran solicitud cuanto se nos mande, por bajo que sea, sabiendo que todo lo que se hace por Dios no es pequeño, sino digno del Reino de los Cielos.

Tito
Enmudecieron ante la excelencia del poder divino, no oponiendo dificultad alguna a las palabras del Salvador, aquellos que habían atado al pollino. Sigue, pues: "Y cuando desataban al pollino, les dijeron sus dueños: ¿Por qué desatáis al pollino? Y ellos respondieron: Porque el Señor lo ha menester", etc. El nombre del Señor está lleno de majestad, porque debía venir como rey a la vista de la muchedumbre.

San Agustín, De cons. Evang. 2, 66
No hay para qué llame la atención que San Mateo diga que trajeron una burra con su pollino, y que los demás evangelistas nada digan de la burra; puesto que, pudiendo entenderse uno y otro, no hay contradicción en que uno lo refiriera de un modo y otros de otro y mucho menos debe haber en que un evangelista hable de la burra y de su pollino y los otros hablen sólo del pollino.

Glosa
No solamente obedecieron al Salvador sus discípulos llevando un pollino que no era suyo, sino también pusieron sus propios vestidos, parte sobre el pollino y parte extendidos en el camino; por lo que sigue: "Y le condujeron a Jesús", etc.

Beda
Según los demás evangelistas, no fueron sólo los discípulos los que extendieron sus ropas en el camino, sino también muchos de los de la multitud.

San Ambrosio, in Lucam l. 9
En sentido espiritual puede decirse que el Señor vino al monte de los Olivos para plantar nuevos olivos de sublime virtud, y también puede decirse que ese monte es Cristo; porque ¿quién otro produciría tales frutos de olivas, fecundadas por la plenitud del Espíritu?

Beda
Bellamente se habla de las ciudades colocadas en el monte de los Olivos, esto es, en el mismo Dios, el cual fomenta más la unción de las gracias espirituales por la luz de la ciencia y la piedad.

Orígenes, hom. 37 in Lucam
Betania, pues, quiere decir casa de obediencia, y Bethphage casa de las quijadas, cierto lugar sacerdotal, porque se les debían ofrecer las quijadas según estaba mandado en la ley. Allí, pues, a la casa de la obediencia y de los sacerdotes fue donde el Salvador mandó a sus discípulos para que soltasen al pollino de la burra.

San Ambrosio
Estaba en la aldea, y el pollino, como estaba atado con su madre, no podía ser desatado sino por mandato del Señor, y la mano de los apóstoles lo desató. Tal era aquel acto, tal aquella vida y tal aquella gracia. Sé tú de tal modo que puedas soltar a los que están atados. En la burra quiso representar San Mateo a la madre del error; en el pollino representó la generalidad del pueblo gentil. Y con razón dice: "En el que nadie se ha sentado"; porque ninguno antes de Jesucristo llamó a los pueblos a su Iglesia. Estaba detenido por los vínculos de la maldad; sujeto a un amo inicuo y esclavo del error, y no podía reivindicar su libertad como reo que era, no por naturaleza, sino por su propia culpa; por tanto, cuando se dice "Señor" se reconoce a Jesús como al único dueño. Desgraciada es aquella esclavitud cuyo derecho es vago, porque tiene muchos dueños el que no tiene ninguno. Los extraños atan para poseer; pero el Señor suelta para tener. Conoce, pues, que los beneficios pueden más que los lazos.

Orígenes, ut sup
Muchos eran los dueños de este pollino antes que el Salvador lo tomara por necesidad. Pero después que El empezó a ser su dueño, cesaron los demás. Porque ninguno puede servir a Dios y a las riquezas. Cuando servimos a la maldad nos vemos esclavizados por muchas pasiones y vicios ( Mt 12). El Señor necesita el pollino, porque desea soltar los vínculos de nuestros pecados.

Orígenes, sup. Ioan tomo sive tract. 11
Yo opino, sin temor a equivocarme, que la aldea donde se encontraba la burra atada con el pollino es este mundo (esto es, la tierra); porque toda la tierra, vista desde arriba, es como una aldea respecto del universo, y por tanto se la designa así, sin añadirle otro nombre.

San Ambrosio
Tampoco es indiferente que sean dos discípulos los que se encaminan a aquel sitio. Pedro fue enviado a Cornelio, y Pablo a los demás; por tanto, no designó a las personas, sino estableció el número de ellas. Con todo, si alguno desea conocer sus nombres, puede creer que uno fue Felipe, a quien el Espíritu Santo envió a Gaza, cuando bautizó al eunuco de la reina Candace ( Hch 8).

Teofiactus, super misit. duos discípulos
También da a conocer la circunstancia de que envió dos que al entrar el pueblo gentil y sujetarse al yugo del Señor constituyen dos jerarquías: la de los profetas y la de los apóstoles. Le llevan a cierta aldea para darnos a conocer que este pueblo era rústico e ignorante.

San Ambrosio
Habiendo ido, pues, para desatar al pollino, no hablaron por cuenta propia sino que dijeron las mismas palabras que Jesús; para que conozcamos que infundieron la fe en los pueblos gentiles, no por su palabra, sino por la de Dios, y no en su propio nombre, sino en el de Cristo y que las potestades enemigas, que dominaban a los gentiles, cesaron en virtud del mandato divino.

Orígenes, ut sup
Los discípulos ponen sus vestidos sobre el pollino y hacen subir sobre él al Salvador cuando toman la palabra de Dios y la ponen sobre las almas de los que la oyen. También se quitaban sus vestidos y los tendían sobre el camino, porque los vestidos de los apóstoles no eran otra cosa que las buenas acciones; y en verdad que una vez soltado el pollino por los discípulos, y llevando sobre sí a Jesús, marcha por encima de los vestidos de los apóstoles cuando se imita su doctrina y su vida. ¡Quién de nosotros tan dichoso que lleve sobre sí a Jesús!

San Ambrosio
No se complacía el Señor del mundo en ir sobre el lomo de un pollino; pero era éste un misterio latente de su presencia invisible en lo interior de las almas, en que se asienta como místico guía, dirige los pasos de la inteligencia y refrena la concupiscencia de la carne, siendo su palabra la rienda y el aguijón.


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