Catena Áurea
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← Lc 20, 41-44 →
Y El les dijo: "¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David? Y el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha. Hasta que ponga a tus enemigos por peana de tus pies. Luego David le llama Señor, ¿pues cómo es su hijo?" (vv. 41-44)
Teofiactus
Aun cuando el Señor había de sufrir pronto los tormentos de su pasión, predica su propia divinidad, no con audacia ni con arrogancia, sino con modestia; porque les pregunta, y llevándolos a la duda, les permite que raciocinen acerca de la consecuencia; por esto les decía: "¿Cómo dicen que Cristo es hijo de David?", etc.
San Ambrosio, in Lucam l. 10
No son reprendidos en este lugar porque le confiesen hijo de David, puesto que aquel ciego, confesándole hijo de David, mereció la salud. Y cuando los niños decían: "Hosanna al hijo de David" ( Mt 1, 9), ofrecían al Señor la gloria de su excelsa proclamación; pero son reprendidos porque no creen en el Hijo de Dios; por esto añade: "Y el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor" ( Sal 109). Así, el Padre es Señor y el Hijo es Señor; pero no son dos señores, sino un solo Señor, porque el Padre está en el Hijo y el Hijo en el Padre; El mismo está sentado a la diestra del Padre; porque siendo igual a El no puede ser segundo suyo. Sigue, pues: "Siéntate a mi derecha". No se le da la preferencia porque se sienta a la derecha, ni sufre menoscabo porque se le manda; no hay grado de dignidad donde está la plenitud de la divinidad.
San Agustín, De simbolo 2, 7
No debe entenderse la palabra sentado por nuestra posición en virtud de los miembros humanos, como si el Padre estuviese a la izquierda y el Hijo a la derecha; sino que la derecha expresa la igualdad del poder, que recibió aquel hombre asumido por Dios para que venga a juzgar después de haber venido para ser juzgado.
San Cirilo
Al estar sentado a la diestra del Padre demuestra su gloria suprema, porque es igual la majestad de aquéllos cuyo trono es igual; y el estar sentado significa en Dios su reino y todo su poder. Está sentado, pues, a la derecha de Dios Padre, porque el Verbo, consustancial al Padre no perdió al hacerse hombre la dignidad divina.
Teofiactus
Manifiesta luego que no es adversario del Padre, sino que concuerda con El, puesto que el Padre rechaza a sus adversarios. Sigue, pues: "Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies".
San Ambrosio
Por lo tanto debemos creer que Jesucristo es Dios y hombre, cuyos enemigos son sometidos por el Padre, no porque el Hijo no tenga poder bastante, sino por la unidad de su naturaleza, porque uno obra en el otro; puesto que también el Hijo somete los enemigos al Padre, porque el Padre le glorifica en la tierra ( Jn 17).
Teofiactus
Pregunta El, pues, y haciéndoles dudar los deja deducir lo que debe entenderse. Por esto añade: "Luego David le llama Señor, ¿pues cómo es su hijo?".
Crisóstomo
David es padre y siervo de Cristo; lo primero según la carne, lo último según el espíritu.
San Cirilo
Por tanto, nosotros presentamos esta dificultad a los nuevos fariseos, que no quieren confesar al que ha nacido de la Santísima Virgen, ni como verdadero Hijo de Dios, ni como Dios, sino que le dividen en dos personas; pues a éstos preguntamos: ¿Cómo el hijo de David es su Señor, y no por dominio humano, sino divino?