Catena Áurea

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Y en el último grande día de la fiesta, estaba allí Jesús, y decía en alta voz:" Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su vientre correrán ríos de agua viva". Esto dijo del Espíritu, que habían de recibir los que creyesen en El; porque aún no había sido dado el Espíritu, por cuanto Jesús no había sido aún glorificado. (vv. 37-39)


Crisóstomo, In Ioannem, hom. 50
Y para cuando volviesen a sus casas, después de celebradas las fiestas, el Señor les da para el camino el alimento de la salvación. Por esto dice: "Y en el último grande día de la fiesta", etc.

San Agustín, in Ioanem tract. 32
Entonces se celebraba la fiesta que se llamaba scenopegia, esto es, la construcción de las tiendas.

Crisóstomo, ut sup
La cual se celebraba por siete días; pero el primero y el último se celebraban con gran pompa, conforme a la Ley; y a esto se refería el evangelista cuando dice: "En el último día grande de la fiesta", porque los días intermedios los dedicaban a los placeres. Y por esto no habló el Salvador a los judíos en esta forma, ni en el próximo día, ni en el segundo, ni en el tercero, para que no fuesen perdidas sus enseñanzas, sumidos como estaban en la voluptuosidad. Levantaba la voz porque era mucha la gente que había.

Teofiactus
También lo hacía así para hacerse oír y para inspirar confianza, porque a nadie temía.

Crisóstomo, ut sup
Y dice el Salvador: "Si alguno tiene sed", como si dijese: a nadie atraigo por violencia; únicamente llamo al que tenga un gran deseo.

San Agustín, ut sup
Habla de la sed que es interior, porque él es hombre interior, y consta también que estima más al hombre interior que al exterior. Por tanto, si tenemos sed, vengamos, no con los pies, sino con los afectos; no andando, sino amando.

Crisóstomo, ut sup
Que habla de bebida intelectual, lo demuestra por esto que aduce después: "El que cree en mí, como dicen las Escrituras, de su vientre correrán ríos". Pero ¿dónde dice esto la Escritura? En ninguna parte. ¿Cómo entenderlo, pues? Separando: "El que cree en mí, como dice la Escritura", para añadir después: "De su vientre correrán ríos de agua viva", manifestando que se debe tener un conocimiento recto, y así por los milagros y las Escrituras creer en El. Por eso dijo antes "Escudriñad las Escrituras".

San Jerónimo, in prologo genes
Este testimonio se tomó de los Proverbios ( Pv 5, 16), donde se dice: "Salgan fuera tus fuentes, y distribuye tus aguas por las plazas".

San Agustín, ut sup
El vientre del hombre interior es la conciencia de su corazón. Bebida esta agua, reanímase la conciencia purificada, y el que bebe tendrá la fuente, y él mismo será la fuente. ¿Cuál es esta fuente, o mejor, cuál es este río que mana del vientre del hombre interior? La benevolencia, por la cual busca el bien del prójimo. Beben, pues, los que creen en el Señor. Mas si el que bebe cree que sólo debe saciarse él, no correrá de su vientre el agua viva; si, por el contrario, se apresura a hacer bien a su prójimo, no se seca, porque mana.

San Gregorio, super Ez. hom. 10
Cuando las palabras de la santa predicación descienden de la mente de los fieles, son como ríos de agua viva que de allí corren. ¿Qué otra cosa son los órganos del vientre sino las interioridades del alma? Esto es la recta intención, el santo deseo, y la voluntad humilde para con Dios y piadosa para con el prójimo.

Crisóstomo, ut sup
Dijo ríos, y no río, para denotar la abundancia copiosa de sus aguas. Llama agua viva a la que obra siempre, porque la gracia del Espíritu Santo, cuando entra en un alma y allí se detiene, brota más que cualquier fuente, y no disminuye, ni se seca, ni aun se detiene. Esto podrá verlo cualquiera que examine la sabiduría de Esteban, la predicación de Pedro y la prodigalidad de Pablo, porque nada les detenía, sino que a manera de ríos se desbordaban con gran fuerza, y todo lo atraían hacia sí.

San Agustín, in Ioanem tract. 32
El evangelista manifiesta a qué clase de bebidas invita el Señor, cuando dice: "Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en El". ¿De qué espíritu habla sino del Espíritu Santo? Porque cada hombre tiene en sí su propio espíritu.

Alcuino
Ofreció a sus apóstoles el Espíritu Santo, antes de su ascensión, y después de la ascensión se lo dio en lenguas de fuego. Por esto dice: "Que habían de recibir los que creyesen en El".

San Agustín, ut sup
Era, pues, el Espíritu de Dios, pero aún no habitaba en aquellos que creyeron en Jesús. Así dispuso no concederles este Espíritu sino después de su resurrección. Por esto sigue: "Porque aún no había sido dado el Espíritu", etc.

Crisóstomo, in Ioanem hom. 50
Los apóstoles, en verdad, al principio no arrojaban los demonios en virtud del Espíritu, sino por el poder que Jesucristo les concedía. Y cuando les enviaba, no se dice "les dio el Espíritu Santo", sino "les dio poder". Mas respecto de los profetas, es sabido por todos que se les concedía el Espíritu Santo: mas esta gracia se había retirado del mundo.

San Agustín, De Trin 4, 20
¿Y cómo se dice de San Juan Bautista que estará lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre? Y de Zacarías también se dice que, lleno del Espíritu Santo, dijo aquellas palabras tan sublimes ( Lc 1, 15). María también estuvo llena del Espíritu Santo, para profetizar maravillas tan grandes del Señor. Simón y Ana, ¿si no hubiesen estado inspirados por el Espíritu Santo, cómo hubiesen conocido la majestad de Jesucristo, cuando aun era un niño? ¿Cómo, pues, se comprende, sino porque después de la glorificación de Jesucristo, se había de dar una posesión del Espíritu Santo tal que nunca antes se había conocido? Habría de tener, pues, ciertas propiedades en su venida, que antes no había tenido, porque en ningún sitio leemos que los hombres hayan hablado en lenguas que no conocían, aun descendiendo el Espíritu Santo a ellos, como entonces sucedió, puesto que debía demostrar su venida por medio de señales sensibles.

San Agustín, in Ioanem tract. 33
Y siendo así que ahora se recibe el Espíritu Santo, ¿cómo es que nadie habla en las lenguas de todas las gentes? Porque ya la Iglesia habla en todos los idiomas y el que no pertenece a ella ahora tampoco recibe el Espíritu Santo. Si amas la unidad también tiene para ti, el Espíritu Santo, porque cada uno tiene en ella algo. Despójate de la envidia y es tuyo lo que tengo. El aborrecimiento separa, la caridad une; ten caridad y todo lo tendrás, porque sin ella nada podrá aprovechar cuanto pudieres tener. Mas la caridad de Dios se encuentra difundida en nuestras almas por medio del Espíritu Santo que se nos ha concedido (Rm 5, 5). Pero, ¿qué motivo tuvo el Señor para dar el Espíritu Santo después de su resurrección? El de que en el día de nuestra resurrección, brille nuestra caridad, nos separemos del afecto de las cosas terrenas y corramos derechamente hacia Dios. Cuando dijo: "El que crea en mí, venga y beba, y ríos de agua viva correrán de su vientre", prometió la vida eterna, donde nada debemos temer, y donde no podemos morir. Y como todo esto es lo que ofreció a los que ardiesen en la caridad del Espíritu Santo, por esto no quiso dárselo sino después que El fue glorificado, para prefigurar en su cuerpo aquella vida que ahora no tenemos, pero que esperamos después de la resurrección.

San Agustín, contra faustum 32, 17
Y si ésta era la causa por que aún no les daba el Espíritu Santo, a saber, porque aún no había sido glorificado Jesucristo, cuando Jesús fuese glorificado debía dárseles al punto sin duda alguna. Los catafrigas 1 dijeron que ellos habían recibido el Espíritu Santo prometido, y por esto se separaron de la fe católica. También los maniqueos atribuyen a Maniqueo todo esto de la promesa del Espíritu Santo, como si antes el Espíritu Santo no hubiese sido concedido a otros.

Crisóstomo, ut sup
De otro modo: la glorificación de Jesús era la cruz, porque como éramos enemigos, la gracia no se concede a los enemigos, sino a los amigos, y convenía antes que todo ofrecer el sacrificio, para que, destruida la enemistad en la humanidad, los que se habían hecho amigos de Dios recibieran aquella gracia.

Notas

1. También llamados "catafrigios". Es un modo de denominar a los montanistas, a causa de ser principalmente de Frigia.

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