NÚMEROS

Nm 1, 1-4, 19 La idea que se refleja en estos capítulos es que Israel es una comunidad toda ella santa, consagrada al culto del Señor, ordenada en torno al santuario. Dios está en medio de su pueblo y el pueblo camina en su presencia.

Nm 1, 53 La ira de Dios es un antropomorfismo, que expresa gráficamente que el Dios vivo no es indiferente ante la conducta de los hombres.

Nm 3, 1-4 Cuando se trata de la tribu de Leví, se menciona solo a la familia de Aarón, la única a la que se concede el título sacerdotal.

Nm 3, 11-13 Los levitas son como las primicias, que sustituyen a la cosecha entera. Así, a través de ellos, toda la comunidad ejerce el ministerio sagrado.

Nm 5, 1-6, 27 Nm no contiene ningún código legal completo, como los de Éx, Lv y Dt, pero, intercalando aquí y hasta 6, 27 algunas leyes tardías de origen sacerdotal, viene a cubrir lagunas de las leyes más antiguas. En el fondo se trata de velar por la pureza y la santidad del pueblo en medio del cual habita el Señor.

Nm 5, 11-31 El adulterio es un delito muy grave, que merece la muerte (Lv 20, 10; Dt 22, 22). Si no se puede probar, se busca la solución en una ordalía o juicio de Dios, práctica muy antigua que se mantuvo hasta la Edad Media para juzgar causas en las que no existían pruebas. Esta forma, por las aguas amargas y malditas, no tiene paralelo en otras culturas. Es una vieja práctica adaptada a Israel por la intervención del sacerdote, la ofrenda y el juramento. No consta que se aplicara nunca. Que se considere únicamente el caso de la mujer presuntamente adúltera y no el del varón era común a todos aquellos pueblos.

Nm 6, 1-21 El voto de nazireato era una consagración especial a Dios, dentro de un pueblo todo él consagrado. Se practicaba en el AT (Jc 13, 5-7. 14; Jc 16, 17; etc.) y se alude a él en el NT (Lc 1, 15; Hch 18, 18; Hch 21, 23ss). El nazir se comprometía a no cortarse el cabello, a no beber bebidas fermentadas y a no tocar cadáveres (porque, como los sacerdotes, pertenecían a Dios de un modo especial). El voto podía ser para toda la vida, como el de Sansón, o por cierto tiempo. En nuestro texto se extiende la posibilidad del nazireato a las mujeres. El nazir era, como el profeta antiguo, un testigo de la presencia del Espíritu. Am 2, 11s equipara al nazir con el profeta. Y a Samuel se le designa como profeta, pero también como nazir (1S 1, 11; 1S 3, 20).

Nm 6, 22-27 Bello texto poético con triple invocación del nombre divino. Se usa en la liturgia cristiana de Año Nuevo. El rostro luminoso del Dios benévolo ilumina la existencia del pueblo de Israel y de todo buen israelita, lo colma de bienes, lo guarda de todo peligro; en una palabra, le concede la paz (véase Sal 80, 4. 8. 20). En textos antiguos, los padres bendicen a sus hijos (Gn 27; Gn 48; Gn 49), los reyes a sus súbditos (2S 6, 18; 1R 8, 55), los hermanos a sus hermanas (Gn 24, 60). En la tradición sacerdotal, la bendición corresponde al sacerdote (véase también Lv 9, 22-23).

Nm 7, 10-89 La minuciosa descripción de las espléndidas ofrendas de cada una de las tribus, repetida doce veces, invita a la comunidad israelita a imitar aquella generosidad de la comunidad primera.

Nm 8, 10-15 Los levitas son considerados como una ofrenda al Señor, en sustitución de los primogénitos de los israelitas; por eso se les imponen las manos, como se imponen sobre el holocausto (Lv 1, 4), sobre el sacrificio de comunión (Lv 3, 2) y sobre el sacrificio expiatorio (Lv 4, 4, etc.). Pero no son sacrificados ellos mismos, sino que se les sustituye con los animales a los que ellos a su vez imponen las manos (v.12). La ofrenda de balanceo era la que se agitaba o balanceaba delante del altar como ofreciéndola, pero luego se retiraba.

Nm 11, 16-30 Ancianos no significa necesariamente que tuvieran mucha edad; podían merecer ese título por su experiencia y don de consejo. La institución de los ancianos, que perdió relevancia con la monarquía, la recobró con el destierro. La abundancia del carisma de Moisés permite que una pequeña parte de él baste para hacer «profetas» a los setenta ancianos. El don profético de estos ancianos no es como el de los grandes profetas ni como el de Moisés, que reciben y comunican la palabra del Señor, sino un don compartido al estilo de los profetas extáticos de tiempos de Samuel (1S 10, 5-13).

Nm 12 Lo de la mujer cusita era solo un pretexto; la queja principal la provoca el protagonismo de Moisés. El episodio refuerza su figura y lo defiende de la posible acusación de haberse casado con una extranjera, y se pondera su intercesión, siempre eficaz, pero ahora también generosa para quienes murmuraban de él.

Nm 13-14 Estos capítulos combinan tradiciones primitivas con elementos de origen sacerdotal. Se repite la secuencia pecado-castigo: el pueblo desconfía del Señor, quebranta la alianza, por lo que Dios lo condena a consumirse en el desierto sin entrar en la tierra prometida. Se pretende explicar los cuarenta años de peregrinación por el desierto.

Nm 15, 1-19, 22 Se subraya en esta sección el origen divino de la potestad sacerdotal y la preeminencia de Aarón y sus descendientes. Se añaden leyes y episodios más o menos relacionados.

Nm 18, 20-24 Las leyes para el sustento de los levitas fueron evolucionando. En Dt 14, 28ss; Dt 26, 12, donde los levitas son los proletarios dispersos por toda la geografía de Israel, participan del diezmo trienal; aquí se les atribuyen todos los diezmos; en Nm 35, 1-8 y en Jos 21 se les asignan ciudades con sus pastizales. En Nm 18, 25-32 se restringe su derecho a los diezmos: tienen que entregar la décima parte del diezmo a los sacerdotes.

Nm 19, 1-10 Viejo ritual que linda con prácticas mágicas y al parecer ya en desuso, pues solo alude a él Nm 31, 23; se ha querido conservar, asimilándolo a un sacrificio expiatorio. La vaca ha de ser roja porque ese color recuerda la sangre, la cual, por ser principio de vida, protege contra la muerte. Las cenizas de la vaca sirven para borrar la impureza por contacto de cadáver. La Carta a los Hebreos cita este rito como uno de los que conseguían en el Antiguo Testamento la purificación ritual (Hb 9, 13ss).

Nm 20, 1-25, 18 Esta nueva sección la componen relatos procedentes de tradiciones antiguas; tratan principalmente del avance del pueblo hacia la meseta de Moab, a un paso de la tierra prometida, superando las dificultades creadas por los reyes de naciones que luego serán enemigas de Israel, opuestos a dejarlos pasar.

Nm 22, 2-24, 25 Las tradiciones antiguas recogieron los oráculos de este extraño profeta, adivino que residía a orillas del Éufrates, y que no obstante reconoce al Señor como su Dios y bendice a Israel. Son cuatro oráculos, notables tanto por su valor literario como por su contenido. Estos oráculos, en boca de un adivino extranjero, confirman la singularidad del pueblo de Israel, elegido de Dios y depositario de la bendición.

Nm 23, 4-10 Las reiteradas bendiciones de un profeta iluminan el destino de un pueblo, a pesar de que este va jalonando de infidelidades su caminar por el desierto. Tradiciones más recientes ven en Balaán un enemigo de Israel, que lo arrastró a la idolatría de Baal Peor (véase Nm 25), y que, si bendijo a Israel, no lo hizo sino forzado por Dios (Nm 31, 8. 16; Dt 23, 5ss; Jos 24, 9ss, etc.). Mi 6, 5, en cambio, resume nuestro relato de forma favorable a Balaán.

Nm 25, 19-26, 56 La generación del primer censo (Nm 1) ha perecido por el desierto. En vísperas de entrar en la tierra prometida, el autor cree necesario hacer un nuevo censo, para preparar la conquista y el reparto de la tierra. Este censo es más detallado que el de Nm 1, pues incluye los clanes de las tribus. El número total de los censados es prácticamente igual que en Nm 1.

Nm 27, 12-23 La vida de Moisés toca a su fin, pues, como Aarón y toda la generación del éxodo, también él ha de morir sin entrar en la tierra prometida. Le preocupa asegurar un sucesor que guíe al pueblo como un pastor al rebaño en aquel momento trascendental para la historia de salvación.

Nm 30, 2-17 El AT no es partidario de los votos hechos a la ligera; porque, si se hacen, hay que cumplirlos. Lv 27 acepta que puedan cambiarse por dinero. Aquí se resuelven los diversos casos de votos hechos por una mujer que está todavía bajo la tutela de su padre o, ya casada, bajo la autoridad de su marido. Si el padre o el marido consideran que el voto es gravoso para aquella mujer, pueden invalidarlo.

Nm 31, 1-12 Se cuenta aquí la ejecución de la orden recibida por Moisés de castigar a los madianitas por inducir a Israel al pecado (Nm 25, 16-18); con esta ocasión se introducen unas reglas sobre la guerra santa, el reparto del botín y las ofrendas voluntarias.

Nm 32 La conquista de Transjordania y su reparto entre las tribus de Rubén, Gad y media tribu de Manasés son un anticipo de la conquista y reparto de la tierra prometida. Parece indicarse que la ocupación de Transjordania se hizo progresivamente. En todo caso, la mejor parte fue para Gad; la tribu de Rubén desapareció pronto, bien porque fuera absorbida por Gad, o bien por la presión de moabitas y amonitas. La adición de Nm 32, 39-42 habla de la conquista de un territorio en el norte de Transjordania (Jos 13, 8-13), lo cual debió de ocurrir más tarde, no en este primer momento de la ocupación.

Nm 34, 1-15 En el AT se delimita el territorio de Israel con fórmulas genéricas, unas absolutamente utópicas («desde el torrente de Egipto hasta el río Éufrates»); otras exageradas («desde el paso de Jamat hasta el torrente de Egipto»); otras, acuñadas en los mejores tiempos («desde Dan hasta Berseba»). Aquí se da una descripción mucho más detallada de las fronteras, que coinciden con las de la provincia egipcia de Canaán cuando entraron los israelitas, prescindiendo de Transjordania.

Nm 35 Frente a lo afirmado en Nm 18, 20 sobre la exclusión de Leví en la distribución de la tierra, aquí se adjudica a los levitas un número considerable de ciudades con sus pastos, distribuidas por todo el territorio. Se pretende solucionar así el problema de los levitas dispersos por todo el país, que no podían vivir del sacerdocio debido a la centralización del culto en Jerusalén. La concentración del culto en un solo lugar obligó a reconvertir antiguas ciudades sagradas cananeas en ciudades de asilo, en las que el homicida involuntario podía refugiarse del vengador de la sangre, es decir, el go’el. Cuando era consagrado un nuevo sumo sacerdote, ofrecía un sacrificio por los pecados involuntarios del pueblo y se concedía amnistía a todo homicida involuntario.