Catena Áurea

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Y vinieron a El su Madre, y sus hermanos, y no podían llegar a El por la mucha gente. Y le dijeron: "Tu Madre y tus hermanos están fuera, que te quieren ver". Mas El respondió, y les dijo: "Mi Madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios, y la guardan". (vv. 19-21)


Tito Bostrense
Una vez dejados los parientes según la carne, el Señor insistía en la doctrina del Padre. Mas como era deseado a causa de la ausencia, vinieron a El. Por esto sigue: "Y vinieron a El su Madre y sus hermanos", etc. Cuando oigas hablar de los hermanos de Jesús, acuérdate de su misericordia y comprende su gracia. Nadie hay que pueda ser hermano del Salvador según la divinidad (porque es unigénito), pero por gracia de su misericordia, comunicó con nosotros en la carne y en la sangre, y se hizo hermano nuestro, siendo Dios por naturaleza.

Beda
Los que se llaman hermanos del Señor según la carne, no son hijos de la Santísima Virgen, como dice Helvidio, ni hijos de San José por medio de otra esposa, según algunos quieren decir, sino parientes de ellos.

Tito Bostrense
Creían sus parientes que en cuanto Jesús se diese cuenta de su presencia, abandonaría al pueblo por el respeto de su Madre y que se doblegaría por el amor que la profesaba. De aquí sigue: "Y le dijeron: Tu Madre y tus hermanos están fuera", etc.

Crisóstomo in Mat. hom. 45
Considera que hacerle salir era sustraerle a todo el pueblo, que estaba pendiente de sus labios, empezada ya la predicación. Por cuya razón el Señor, como reprendiendo, contestó: "Mi Madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios", etc.

San Ambrosio
El Maestro moral, que se ofrece como ejemplo a los demás, había de mandar a todos que abandonasen a su padre y a su madre, porque en caso contrario no serían dignos de llamarse hijos de Dios. El se sujetó primero a esta sentencia, no menospreciando el respeto debido a la madre, porque suyo es este precepto: El que no honrare a su padre y a su madre será castigado de muerte ( Ex 21, 15). Lo hizo porque sabe que debe más a los misterios del Padre que a los afectos de la Madre. Tampoco rechaza con injuria a los padres, sino que enseña que el vínculo de las almas es más sagrado que el de los cuerpos. No niega que sea su Madre (como algunos herejes pretenden), a quien también conoció desde la cruz, sino que da la preferencia a los mandatos del cielo sobre los vínculos de la carne.

Beda
Todos aquellos que oyen la palabra de Dios y la practican se llaman madre del Señor, porque le alumbran en sus corazones y en los de sus prójimos todos los días, por medio del ejemplo y de la palabra; son también hermanos suyos, puesto que también hacen la voluntad de su Padre que está en el cielo.

Crisóstomo in Mat. hom. 45
No dice esto reprendiendo a su Madre, sino ayudándola mucho. Porque si era solícito para los demás, a fin de que formasen de El juicio acertado ¿cuánto más respecto de su Madre? No la hubiese elevado a tanta dignidad si ella hubiese esperado que El la obedecería siempre como a un hijo y no lo hubiese considerado como Dios.

Teofilacto
Algunos entienden esto diciendo que, cuando Jesucristo enseñaba, algunos le tenían envidia y se proponían rebajarle en la sublimidad de su doctrina, por lo que dijeron: "Tu Madre y tus hermanos están fuera y te quieren ver"; como para recordarle la oscuridad de su nacimiento. Y por lo tanto, el Señor, que conocía sus intenciones, les respondió manifestando que el parentesco humilde no daña, pero que si alguno es de condición humilde y oye la palabra de Dios, lo considera como pariente suyo. Sin embargo, como sólo escuchar no basta para salvarse, sino que más bien condena, añadió: "Y la practican". Conviene, pues, oír y practicar. Llama a su doctrina la palabra de Dios, porque todo lo que decía venía del Padre.

San Ambrosio
En sentido místico, el que busca a Cristo no debe estar fuera. Porque se dice: "Acercaos a El y seréis iluminados" ( Sal 33, 6). Si están fuera, ni aun los mismos parientes son reconocidos; y acaso no son reconocidos para nuestro ejemplo. ¿Cómo, pues, seremos nosotros reconocidos por El, si estamos fuera? También se puede entender por parientes a los judíos, de quienes procedía Jesucristo según la carne, y que la Iglesia debe ser preferida a la sinagoga.

Beda
Enseñando El dentro, los que vienen no pueden entrar, menospreciando el sentido espiritual de sus palabras. Precediéndoles la turba, entró en la casa, porque, mostrándose indiferente la Judea, la gentilidad afluyó en tropel a Jesucristo. Los que están fuera quieren ver a Jesucristo, no buscando el sentido espiritual, sino deteniéndose fuera a guardar la letra y como obligando a Cristo a salir para enseñarles cosas carnales, más bien que consentir en entrar a aprender las espirituales.


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