2Cro
2Cro 1, 1-2Cro 9, 31. Historia del Reinado de Salomón
2Cro 1, 1-6. Salomón al santuario de Gabaón
Con algunas diferencias sensibles, este relato nos ha sido retransmitido por 1R 3, 4-15. Salomón da carácter nacional a esta peregrinación al lugar alto de Gabaón (1Cro 16, 39-42; 1Cro 21, 29). Al autor le parecen justificados estos sacrificios fuera de Jerusalén, ya que también en Gabaón estaba presente Dios. Los sacrificios llevólos a cabo por mediación de Sadoc y otros sacerdotes. Había en Gabaón el altar de bronce y el tabernáculo del testimonio (1Cro 9, 21; 1Cro 23, 32); el autor relaciona el culto del templo con las instituciones mosaicas del Éxodo (Cazelles).
2Cro 1, 7-12. Salomón pide y recibe la sabiduría
Entre las promesas hechas a Salomón no figura la de concederle larga vida en premio de sus virtudes (Dt 5, 33; Dt 17, 20).
Pasa por alto el autor todo cuanto puede perjudicar el buen nombre del rey: omite las intrigas de Adonías (1R 1, 2).
2Cro 2, 1-17. Concierto de Salomón con Hiram (1R 5, 15-20)
El autor sigue el lugar paralelo de 1R, que a veces amplía (v. 2-15) o abrevia (v. 16-17).
2Cro 3, 1-17. Construcción del templo (1R 6, 1-38)
Sigue, por lo regular, el relato paralelo, pero insiste en ponderar la riqueza de los materiales, sobre todo la abundancia del oro.
2Cro 4, 1-5. El altar de bronce; el mar de bronce (1R 7, 23-26).
El autor de los Reyes no concede tanta importancia al altar de bronce (1R 8, 64) como el nuestro. La descripción del mar de bronce es casi igual a la del lugar paralelo.
2Cro 4, 6-22. Utensilios para el culto (1R 7, 12.38-50)
El autor trabaja libremente sobre su fuente de información; no describe los soportes del mar de bronce (1R 7, 37), destinado a las abluciones de los sacerdotes (Ex 30, 18-21). Habla el autor de diez mesas, en tanto que 1R 7,48 menciona una; en 1Cro 28, 16 se habla de mesas de los panes,
2Cro 5, 1-14. Traslado del arca al santuario (1R 8, 1-9)
Se pone de relieve la participación de cantores y músicos en el traslado del arca (v.11b-13a). Los levitas asistieron en masa al acto, así como los sacerdotes.
El texto sigue de cerca la oración pronunciada por Salomón antes de la dedicación del templo. En el V.18 se describe el estrado sobre el cual colocóse el rey "de pie, y arrodillándose luego." Los v.41-42 están tomados, con ligeras variantes, de Sal 132, 8-11. La alusión que en 1R 8, 53 se hacía a la cautividad es suprimida.
2Cro 7, 1-22. Sacrificio solemne; fiestas y nueva teofanía (1R 6, 2-99)
Como en tiempos del autor la bendición se reservaba a los sacerdotes (1Cro 23, 13; Nm 6, 22-27), omite la que se halla en el lugar paralelo de los Reyes (1R 8, 54-61). Todo el pueblo vio cómo bajaba el fuego del cielo (1R 18, 38) y la gloria de Dios sobre la casa. También los sacerdotes y levitas dieron realce a la fiesta, aquéllos ejerciendo sus oficios y éstos cantando salmos de David, acompañándose con instrumentos músicos.
2Cro 8, 1-18. Diversas construcciones de Salomón (1R 9, 10-25)
Utilizando libremente el texto del libro de los Reyes, el autor da una descripción grandiosa e hiperbólica de las actividades de Salomón. Por razón de una perspectiva diferente, dice el texto que reconstruyó "las ciudades que le había dado Hiram" (1R 9, 10). De la campaña a Jamat de Soba nada dice el lugar paralelo de los Reyes. Tamar (1R 9, 18) es distinta de Tadmor, Palmira, a unos doscientos treinta kilómetros al nordeste de Damasco. A la hija de Faraón no se le autoriza habitar en un lugar donde ha estado el arca de Dios (v.11); quizá esta anotación está basada en los abusos que había acarreado la presencia de mujeres en el templo. Segur el texto, Salomón fue a Asiongaber, lo que no dice 1R 9, 26-28.
2Cro 9, 29-31. Muerte de Salomón
No transcribe el autor los hechos sombríos que empañaron la figura de Salomón en los últimos años de su vida, tales como el numeroso harén, su apostasía religiosa y los enemigos externos e internos que le suscitó Dios en castigo de su conducta (1R 11, 1-40). Además del libro de los hechos de Salomón (1R 11, 41), nuestro autor ha consultado los de Natán (1Cro 29, 29), de Ajías de Silo (1R 11, 29) Y de Ido (2Cro 12, 15; 2Cro 13, 22).
2Cro 10, 1-2Cro 36, 23. Historia de los Reyes de Juda
2Cro 10, 1-19. El cisma de las diez tribus (1R 12, 1-20)
El autor centró su pensamiento en Judá, desentendiéndose del reino del Norte, del cual ni siquiera consigna su ruina y desaparición· De sus reyes hablará únicamente en caso de intervenir en los asuntos de Judá.
Durante los tres años que reyes y pueblos siguieron por el camino de David y de Salomón (v.17), prosperaron las cosas de Judá. La perspectiva del autor se fija en Judá, cuyos reyes serán llamados "reyes de Israel" (2Cro 21, 2; 2Cro 28, 19); el pueblo es designado por Israel (2Cro 12, 1; 2Cro 15, 17); los jefes de familia son los jefes de Israel (2Cro 12, 6; 2Cro 15, 17).
2Cro 11, 13-17. Sacerdotes y levitas en torno a Roboam
La apostasía de Jeroboam (1R 12, 26ss) determinó que los sacerdotes y levitas de todo Israel se refugiaran en el reino de Judá, ejemplo que siguieron "los que tenían puesto su corazón en seguir a Yahvé, Dios de Israel" (v.16).
2Cro 12, 1-16. Dios castiga la infidelidad de Roboam
Aparte de algunas noticias conocidas por 1R 14, 25ss., refiere el autor la campaña de Sesac (Shesonq) contra Jerusalén, la profecía de Semeyas (v.5-8), la muerte del rey y las fuentes de información que ha utilizado. La invasión de Sesac contra Roboam fue "por haberse rebelado contra Yahvé."
2Cro 13, 1-23. Reinado de Abías
De Abías habla brevemente 1R 15, 1-16; nuestro autor completa la información de su reinado mencionando la guerra que sostuvo contra Jeroboam, rey de Israel. El número de combatientes es muy alto, tanto que puede pensarse en una hipérbole; dígase lo mismo del número de los que cayeron muertos (v.17). En su discurso hace saber el rey que Yahvé prometió el reino a David para siempre; Jeroboam es un usurpador y un rebelde. Además cuenta Judá para el culto con sacerdotes, hijos de Aarón y levitas; los de Israel han improvisado los ministros de culto "a la manera de las gentes de la tierra." Por todo esto, Israel no puede vencer a Judá a pesar de ser superior en número de combatientes.
2Cro 14, 1-14. Asa, rey de Judá
A las noticias de 1R 15, 9-24, nuestro autor añade varias otras. Suprimió Asa los altares extranjeros (Ne 13, 30), los lugares altos (1R 15, 14), las masseboth y las asheras. Zerac hizo una algara contra Judá, pero fue derrotado. Discuten los autores sobre la identificación de este personaje, que o bien es el jefe de alguna tribu nómada madianita (2Cro 21, 16; Cazelles) o un faraón de la dinastía etiópica, que dominó en Egipto en el siglo VIII a.C. (Gorrs-Berger, Dhorme). La desproporción numeral entre ambos ejércitos Pone de relieve la intervención de Yahvé en la victoria.
2Cro 15, 1-19. Mensaje de Azarías y celo de Asa
Tomando pie de la victoria sobre Zerac, Azarías hace ver al rey la necesidad de dedicarse a una reforma religiosa a fondo, haciendo desaparecer las abominaciones y restaurando el altar de Yahvé. Todo el pueblo juró buscar a Yahvé con todo su corazón; el que no lo hiciera sería muerto. Los v.16-18 hállanse en 1R 15, 13-15
El año treinta y seis de su reinado atacóle Basa. En 1Cro 16, 8 se dice que Basa murió el año veintiséis del reinado de Asa; quizá era ésta la cifra primitiva de nuestro texto. ¿Es intencionada la modificación del cronista? No lo creemos. Abel Main es Abel Bet Maaca (1R 15, 20). Jananí, padre del profeta Jehú (2Cro 19, 2; 2Cro 20, 34), reprocha a Asa haber confiado más en la ayuda de Siria que en Yahvé (Is 7, 13-55). Esta falta de confianza le ha perjudicado, convirtiéndose, en cierta manera, en vasallo de Ben Hadad. También en su enfermedad prefirió los médicos a Yahvé. Sobre la costumbre de quemar perfumes en honor del muerto, véase Jr 34, 5.
2Cro 17, 1-19. Josafat, rey de Judá
Fue rey piadoso, lo que le valió la bendición por parte de Yahvé, que le hizo fuerte militarmente, dándole muchas riquezas y mucha gloria. Además de extirpar los vestigios de culto idolátrico y los lugares altos, emprendió una campaña de instrucción religiosa del pueblo, que llevaron a cabo los sacerdotes y levitas amparados por los príncipes del rey. Esta fue la misión que recibió también Esdras de parte de Artajerjes (Esd 7, 25).
2Cro 18, 1-34. Josafat y Ajab contra los sirios (1R 22, 1-40)
El rey de Judá, Josafat, alióse con el de Israel, Ajab, para atacar a los sirios en Ramot Galaad. Casó a su hijo Joram con Atalía, hija de Ajab y de Jezabel (2Cro 21, 6); estas relaciones fueron condenadas por los profetas Miqueas y Jehú. En el v.2 se trata de un sacrificio contrario a Lv 11, 1-47, por estar hecho fuera del santuario legítimo. A excepción de los dos primeros versos, los restantes coinciden con el lugar paralelo de Reyes.
2Cro 19, 1-3. Jehú reprende a Josafat
Esta perícopa es propia del cronista. Jehú, hijo de Jananí (2Cro 16, 7), le reprocha haber ayudado a Ajab, rey impío y enemigo de Yahvé.
2Cro 19, 4-11. Reformas en la administración de justicia
Instituyó tribunales locales en las principales ciudades del país; los jueces, junto con los sacerdotes, escribas y ancianos, representan la autoridad civil y religiosa (Dt 16, 18ss; Dt 17, 9; Dt 21, 2). El tribunal supremo de Jerusalén estaba dotado de autoridad civil y religiosa (Dt 17, 8-13). En sus juicios debían ser justos, obrando siempre con temor de Yahvé. Para las cuestiones religiosas será el sumo sacerdote el juez supremo; para las civiles, Zebadías; los levitas ejercerían el cargo de escribas.
2Cro 20, 1-30. Victoria de Josafat contra moabitas y amonitas
El presente capítulo es propio del cronista, no teniendo, al parecer, relación con la campaña de 2R 3, 4-27. Los atacantes son Moab, Amón y los meonitas, o sea, colonia de míneos que habitaban en Edom, cerca de Petra. Llegaron a Jasasón Tamar (Gn 14, 7) en Engadi, en la ribera occidental del mar Muerto. Josafat acude a un ayuno colectivo y reúne una asamblea general. Los edomitas habitan en las montañas de Seír (Nm 20, 21; Dt 2, 8). El levita Jajaziel promete una resonante victoria de parte de Yahvé; pudo observar el pueblo que una multitud de cadáveres yacía en el suelo a consecuencia de una guerra de exterminio total (Dt 2, 34-55) entre las tropas enemigas. El terror de Yahvé (2Cro 17, 10) apoderóse de todos los reinos.
2Cro 20, 31-37. Resumen del reinado de Josafat
Subsistieron en su reinado los lugares altos (1R 22, 44), aunque en menor escala; todavía el corazón del pueblo no estaba del todo apegado al Dios de sus padres (v.33). Una de las fuentes históricas de información fueron las actas de Jehú (2Cro 19, 2; 1R 16, 1ss). Por su alianza con Ocozías, rey de Israel, "que fue un impío," le profetizó Eliezer que su obra sería destruida; 1R 10, 22; 1R 22, 49 habla de "naves de Tarsis."
2Cro 21, 1-20. Reinado de Joram
Además de una ampliación de las noticias de 2R 8, 16-24, habla el texto de la matanza de los hermanos del rey y de jefes de Israel (v.4), de la carta que le escribió Elías (v.12-15) y de su fin desastroso (v. 18-19). La mención de Elías y su intervención en el reinado de Joram crea dificultades, a menos que se lea Elíseo en lugar de Elías (2R 3, 11ss). Acaso el autor sagrado se refiera más a la actitud que hubiera tomado Elías que a su persona.
Obró el mal por instigación de su madre Atalía. Según 2R 8, 26, tenía veintidós años al empezar a reinar, cifra que debe retenerse según el lugar paralelo y versiones. Alióse con el rey de Israel contra Jazael. Fue muerto por Jehú cerca de Megiddo cuando trataba de esconderse en Samaría.
El relato concuerda de cerca con el de los Reyes. Atalía estaba a punto de extinguir la dinastía davídica; pero Dios vela por el cumplimiento de sus promesas salvando a Joás.
2Cro 23, 1-21. Proclamación de Joás y muerte de Atalía (2R 11, 4-20)
Ambas relaciones concuerdan fundamentalmente, con sensibles diferencias, que surgen por la diferente perspectiva de los autores, en la disposición y valoración de los hechos.
Según el libro de los Reyes, utilizó Joás las ofrendas hechas al templo con ocasión de los votos o de peregrinaciones para reparar el templo; en nuestro texto se dice que sacerdotes y levitas se esparcieron por las ciudades de Judá recolectando limosnas para este fin. Ante el poco celo de sacerdotes y levitas, colocó el rey en el templo un cepillo en el que se recogerían las limosnas de los fieles (2R 12, 7-16).
2Cro 24, 17-27. Idolatría y castigos
A la muerte de Joyada cambió el rey de conducta, por lo cual Yahvé se indignó y castigó a Judá y Jerusalén. Permanecieron sordos a la voz de los profetas; a Zacarías le apedrearon en el atrio de la casa de Yahvé (Mt 23, 35; Lc 11, 51). En castigo mandó Dios contra Judá el ejército sirio, que le venció a pesar de ser poco numeroso. El rey fue asesinado (2R 12, 21-22). En el v.2y se habla del Midrash, o comentario al libro de los Reyes (2Cro 13, 22); es un libro distinto a nuestros libros canónicos de los Reyes.
2Cro 25, 1-10. Comportamiento religioso de Amasias (2R 14, 2-6)
Un hombre de Dios le desaconsejó la alianza con Israel en la lucha contra los edomitas (2R 14, 7), "pues no está Yahvé con Israel." Por haber seguido este consejo consiguió una brillante victoria.
2Cro 25, 11-16. Infidelidad del rey después de la victoria
Cometió Amasias la locura de postrarse ante los ídolos de los umeos, que no pudieron salvar a su pueblo. Esta idolatría explica e1 desastre de Betsames.
En el v.20 se encuentra una reflexión del autor destinada a poner de relieve la próxima derrota de Amasias. Obededom era el guardián de la puerta meridional del templo (1Cro 26, 15).
La conspiración que tramaron contra él fue efecto de haberse apartado de Yahvé; fue sepultado en la ciudad de David, no de Judá, como escribió erróneamente un amanuense en el texto masorético (2R 14, 20).
2Cro 26, 1-15. Ozías, rey de Jada
Se reúnen aquí más datos que en los lugares paralelos de 2R 14, 21-22; 2R 15, 1-7. Su vida religiosa fue ejemplar mientras vivió Zacarías, que le educó en el temor de Dios (v.5); por lo mismo, Dios le protegió y llevó a la victoria contra los filisteos y árabes; los amonitas le traían presentes. En el interior fortificó la ciudad de Jerusalén y favoreció la agricultura y ganadería. En el libro de los Reyes es llamado Azadas.
Por haberse entrometido en una función sacerdotal que no le pertenecía, fue castigado con la lepra. Los sacerdotes defendieron con la fuerza sus derechos (1Cro 23, 31). La lepra le impedía entrar en adelante en el santuario (Lv 13, 45-46; Nm 19, 13-20). De él se ocupó el profeta Isaías, que escribió las actas de Ozías. Por razón de su lepra fue sepultado al lado de los sepulcros de los reyes de Judá.
Jotam siguió la política de su padre; por su piedad logró tener a raya a sus enemigos, obligándoles a pagar tributo. Fue poderoso "porque se afirmó en los caminos de Yahvé."
De este monarca se habla en 2R 16, 1-20. Nuestro autor pasa por alto lo que favorece al monarca y atenúa sus éxitos, poniendo, en cambio, de relieve sus humillaciones y fracasos. Dios le entregó en manos del rey de Siria y de Israel (2R 16, 5; Is 7, 1). Por intercesión de un profeta son libertados los prisioneros de Judá (v.8-15). Por atacarle los filisteos y los idumeos, pidió ayuda al rey de Asiría, quien "vino contra él y le estrechó" (v.20); de nada le sirvieron los presentes que le entregó. Pero, a pesar de tantos castigos, "seguía pecando contra Yahvé" (v.22), que hizo sentir su mano justiciera sobre él.
2Cro 29, 1-17. Ezequías: purificación del templo
Es el reverso de la medalla de Ajaz; el autor sagrado hace resaltar aquellos hechos que atestiguan la devoción de Ezequías a Yahvé y a su templo. Abrió las puertas del templo, que había cerrado Ajaz (2Cro 28, 24), y purificó el santuario; los sacerdotes y levitas fueron sus mejores colaboradores. La lista de los levitas es algo artificial, pero muy significativa. Con relación a la de los levitas que transportaron el arca (1Cro 15, 4-10) aumenta la importancia del canto; con ello diseña el cronista toda una orientación cultual nueva (Cazelles). En el v.9 se hace alusión al exilio.
2Cro 29, 18-36. Sacrificio expiatorio
Para significar que el sacrificio debía ser perfecto e importantísimo, dícese que debían sacrificarse siete (Gn 21, 28; Nm 23, 1) novillos, siete carneros, siete corderos destinados al holocausto (v.22-24) y siete machos cabríos en sacrificio expiatorio (Lv 9, 15; Lv 10, 16; Lv 16, 15-27; Lv 1, 4; Lv 3, 2ss). La ceremonia del sacrificio (Nm 29, 1ss; Lv 4, 1ss) fue acompañada con cantos de alabanza a Dios con "palabras de David y Asaf, vidente" (v.30) y con instrumentos musicales, tal como han prescrito los profetas y David (1Cro 25, 4-5; 1Cro 29, 29). Los levitas ayudan a los sacerdotes en los sacrificios, quizá por haberse santificado pocos sacerdotes.
2Cro 30, 1-14. Solemne celebración de la pascua
La restauración del culto por Ezequías comportaba la celebración de la pascua, ejemplo que siguieron los repatriados de Babilonia al volver a Jerusalén (Esd 6, 19-22). A la misma son invitados las gentes de Efraím y Manases. Por el poco celo demostrado por los sacerdotes en santificarse (2R 16, 16), se celebró la fiesta el mes segundo (Nm 9, 9-12). Se mandaron emisarios a todo el territorio de Israel, aun el ocupado por Asiría, invitando a todos a celebrar la pascua en Jerusalén.
2Cro 30, 15-27. La pascua y los ácimos
Los sacerdotes y levitas hicieron penitencia y ofrecieron holocaustos en la casa de Yahvé. En vez de los padres de familia, fueron los sacerdotes los que inmolaron los corderos pascuales. La fiesta de los ácimos duró siete días (Lv 23, 6; Dt 16, 3). Perdonó Dios a los de Efraím, Manases, Isacar y Zabulón que comieron la pascua sin purificarse. Los cielos son la morada de la santidad de Yahvé (Dt 26, 15; Jr 25, 30).
2Cro 31, 1-21. Reforma del culto
El rey procedió a la purificación de Israel, destruyendo todos los altares, estatuas, las bamoth y cuanto sabía a herejía. Reorganizó las clases sacerdotales y levíticas (2Cro 8, 14; 1Cro 23, 6). Exhortó al pueblo a pagar los diezmos y primicias a los sacerdotes y levitas (Dt 7, 13; Dt 11, 14; Lv 27, 30-32), lo que hizo puntualmente. Para recibir aquellos dones se aparejaron las cámaras de la casa de Yahvé (1Cro 9, 21; 1Cro 23, 28), a cuyo cuidado y custodia estaban los levitas. En todo prosperó Ezequías, "buscando a su Dios por el servicio de la casa de Dios, por la Ley y los mandamientos."
2Cro 32, 1-33. Invasión de Senaquerib
Salvo pocas novedades (v.2-8), el presente capítulo alude a hechos narrados en 2R 18, 13; 2R 17, 37; 2R 19, 14-15; 2R 20, 12-21; Is 36, 1-22; Is 37, 1-Is 39, 8. El trato amistoso dado a los enviados de Merodacbaladán significa una mancha en la vida de Ezequías (1R 20, 12-19). Porque su vida fue agradable a Dios, le fueron concedidas muchas riquezas.
2Cro 33, 1-10. Deshace Manases la obra de Ezequías (2R 21, 1-18)
Entregóse por completo a la idolatría, siendo calificado repetidamente de ser el rey más impío de Judá (2R 23, 26; 2R 4, 3-4).
2Cro 33, 11-20. Conversión del rey
A causa de sus pecados, Dios le castigó enviando sobre él a los asirios, que, cazándolo con garfios (Ez 19, 9; Jb 40, 26), le llevaron cautivo a Babilonia. En tal estado trató de apaciguar a Yahvé con la oración, humillándose ante Dios. Entonces conoció Manases que Yahvé es Dios (v.13). Como consecuencia, hizo desaparecer los dioses extranjeros y todo cuanto tenía resabio de idolatría, mandando a Judá que sirviese al Dios de Israel.
El v.23 es una reflexión propia del autor de nuestro libro; lo otro es paralelo al texto del libro de los Reyes.
2Cro 34, 1-13. Josías, rey de Judá
Nuestro libro hace preceder una reforma religiosa al hallazgo del libro de la Ley. Josías emprendió el trabajo de destrucción de la idolatría y reparación de la casa de Yahvé.
2Cro 34, 14-28a. Hallazgo del libro de la Ley (2R 22, 8-13)
Se refiere el hecho siguiendo casi literalmente el texto paralelo de Reyes, excepto el v.14, que es propio de nuestro autor.
2Cro 35, 1-19. Solemne celebración de la pascua (2R 23, 21-29)
Nuestro texto es una ampliación de la noticia dada por el autor del libro de los Reyes. Supone el texto que el arca de la alianza no estaba en el debir, de donde acaso había sido retirada por el impío Manases o por el mismo Josías con motivo de hacer algunas reparaciones en el lugar (2Cro 34, 8-13). Sacerdotes y levitas juegan un papel decisivo en la fiesta de la pascua.
Necao, que en nombre de Dios (v.22) iba a combatir al rey de Asiría, mata, en contra de su voluntad, al rey de Judá. Jeremías le dedicó una lamentación (Jr 22, 10; Jr 15, 18). En Za 12, 11-14 se cita una lamentación en la llanura de Megiddo.
El rey fue deportado a Babilonia; Nabucodonosor saqueó el templo. Parece que en época tardía se atribuyeron a Joaquim hechos que sucedieron en tiempos de Joaquín (Dn 1, 1-2).
Como noticia nueva cabe señalar que Sedéelas no se humilló ante el profeta Jeremías (v.12b).
Es como un resumen de la historia religiosa de Israel, tejida de múltiples y universales transgresiones y apostasías, causa de la ruina del reino y de la humillante cautividad de Babilonia. Constantemente les envió Dios profetas para que amonestaran a su pueblo, pues Yahvé "quería perdonar a su pueblo y a su casa." Pero el pueblo rebelde y de dura cerviz hizo escarnio de los mensajeros divinos, burlándose de los profetas. Viendo que no había muestras de arrepentimiento, decidió Dios castigar a su pueblo.
La profecía atribuida a Jeremías (2Cro 11, 12; 2Cro 29, 10) combina un texto del Levítico (Lv 26, 34-35) y los pasajes en que el profeta habla de una cautividad de setenta años en Babilonia (Jr 25, 11-12; Jr 27, 7; Jr 29, 10).
Estos dos versos se leen al comienzo del libro de Esdras; son como un colofón que anuncia la historia del regreso del exilio y la reconstrucción del templo y de la ciudad de Jerusalén, surgiendo a su sombra con nuevos bríos la comunidad del pueblo judío.