Catena Áurea

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Y comenzó a decir al pueblo esta parábola: "Un hombre plantó una viña y la arrendó a unos labradores; y él estuvo ausente por muchos tiempos. Y en la vendimia envió uno de sus siervos a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña. Mas ellos le hirieron y le enviaron vacío. Y volvió a enviar a otro siervo. Mas ellos hirieron también a éste, y ultrajándolo lo enviaron vacío. Y volvió a enviar a otro tercero, a quien ellos del mismo modo hirieron y le echaron fuera, y dijo el señor de la viña: ¿Qué haré? enviaré a mi amado hijo: puede ser que cuando le vean le tengan respeto. Cuando le vieron los labradores, pensaron entre sí y dijeron: Este es el heredero: matémosle, para que sea nuestra la heredad. Y sacándole fuera de la viña le mataron. ¿Qué hará, pues, con ellos el dueño de la viña? Vendrá y destruirá estos labradores, y dará su viña a otros". Y como ellos lo oyeron, le dijeron: "Nunca tal sea". Y El mirándolos, dijo: "¿Pues qué es esto que está escrito? La piedra que desecharon los que edificaban, ésta vino a ser la principal de la esquina. Todo aquel que cayere sobre aquella piedra, quebrantado será: y sobre quien ella cayere, le desmenuzará". (vv. 9-18)


San Eusebio
Habiéndose reunido los jefes del pueblo judío dentro del mismo templo, para darles a conocer que sabía lo que harían contra El mismo, y que vendría sobre ellos la destrucción, les propuso esta parábola. Dice, pues: "Y comenzó a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña".

San Agustín, De cons. Evang. 2, 70
San Mateo, para abreviar, pasó en silencio esta parábola, que refiere San Lucas, dirigida no sólo a los principales de los judíos que le preguntaron acerca de su poder, sino también al pueblo.

San Ambrosio
La mayor parte interpretan de distinto modo la palabra viña; pero Isaías dice claramente que la viña del Señor es la casa de Israel. ¿Quién sino Dios plantó esta viña?

Beda
Luego el hombre que plantó esta viña es el mismo que condujo los operarios a su viña, según otra parábola.

San Eusebio
Pero la parábola de que habla Isaías vitupera la viña; mas la parábola del Salvador no va contra la viña, sino contra sus colonos, de quienes se dice: "Y la dio a los colonos", esto es, a los ancianos del pueblo, a los príncipes de los sacerdotes, a los doctores y a todos los principales.

Teofiactus
O bien, todo hombre es la viña y también el cultivador de ella; porque cada uno de nosotros se cultiva a sí mismo. Habiendo quedado encomendada esta viña a sus cultivadores, se marchó el dueño de ella, esto es, los dejó para que la mejorasen a su arbitrio. Por esto sigue: "Y él estuvo ausente por mucho tiempo".

San Ambrosio
No porque el Señor se fuese de un lugar a otro, puesto que está presente en todas partes; sino porque está más presente a los que le aman, y ausente de los que le desprecian. Estuvo ausente mucho tiempo para que se viese que su exigencia no era inmediata, porque cuanto más indulgente es la liberalidad, tanto menos excusa admite la contumacia.

San Cirilo
El Señor se ausentó de su viña por espacio de muchos años; porque desde que se le vio bajar rodeado de fuego sobre el monte Sinaí no volvió a aparecer visiblemente su presencia ( Ex 19). No hubo, sin embargo, ningún intervalo en que no mandase Dios a sus profetas y a los justos que predicasen al pueblo. Por esto continúa: "Y con ocasión de la vendimia, envió uno de sus siervos a los labradores para que le diesen del fruto de la viña", etc.

Teofiactus
Dice del fruto de la viña, porque no quería recibir todo el fruto, sino sólo parte de él; porque ¿qué es lo que Dios gana de nosotros sino que le conozcamos, lo cual redunda también en utilidad nuestra?

Beda
Y con razón dijo fruto y no renta, porque nunca esta viña produjo renta ninguna. El primer siervo que Dios envió fue Moisés, quien por espacio de cuarenta años había estado exigiendo el fruto a los colonos; pero sufrió mucho por ellos, porque irritaron su espíritu. Por esto sigue: "Mas ellos le azotaron y le enviaron sin nada" ( Sal 78, 32).

San Ambrosio
Sucedió, pues, que mandó a muchos otros, a quienes los judíos -de quienes nada pudieron sacar- los despidieron sin honor como inútiles. Por esto sigue: "Y volvió a enviar otro siervo".

Beda
Este siervo era David, el cual fue enviado para que excitase a la práctica de las buenas obras a los cultivadores de la viña, después de la promulgación de la ley, con la melodía de sus salmos. Pero en contra de todo esto dijeron: "¿Qué tenemos que ver con David? ( 1Re 12, 16) ¿O qué herencia tenemos con el hijo de Isaí?" Por esto prosigue: "Mas ellos azotaron también a éste, y ultrajándole le enviaron sin nada". Pero no desistió aún por esto. Sigue, pues: "Y volvió a enviar a otro tercero". Por éste debe entenderse todo el coro de los profetas, quienes hablaron al pueblo con su perpetuo testimonio. Pero, ¿a cuál de los profetas no persiguieron? Por lo cual sigue: "A quien ellos del mismo modo hirieron y le arrojaron fuera". En estas tres clases de siervos se puede ver a todos los doctores de la ley, como lo manifiesta el Señor en otro lugar cuando dice: "Porque es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos".

Teofiactus
Habiendo sufrido todo esto los profetas, envió El a su Hijo. Sigue, pues: "Y dijo el señor de la viña: ¿Qué haré?"

Beda
Lo que el señor de la viña dice como dudando, no es por ignorancia -¿qué es lo que ignorará Dios Padre?- pero se expresa así para que se conserve independiente la voluntad humana.

San Cirilo
También el señor de la viña delibera consigo mismo sobre lo que hará, no porque careciese de auxiliares, sino porque después de haber intentado por todos los medios la salvación de los hombres, no contando nunca con la ayuda del pueblo, ideó otro mayor. Por esto dice a continuación: "Enviaré a mi amado hijo: acaso en cuanto le vean le respetarán".

Teofiactus
Dijo esto, no como ignorando que habían de tratar al Salvador peor que a los profetas, sino porque convenía que el Hijo fuese respetado por ellos; y si siendo contumaces se atreviesen a matarle, se mancharían con el más horrendo crimen. Para que no dijesen algunos que la presciencia divina había sido necesariamente la causa de su desobediencia, habla así en términos de duda.

San Ambrosio
Los pérfidos judíos, deseando que desaparezca el Hijo unigénito, o digámoslo así, el heredero que les había enviado, le mataron crucificándole y le arrojaron negándole. Por esto continúa: "Cuando los colonos le vieron venir pensaron entre sí y dijeron: Este es el heredero: matémosle, para que sea nuestra la heredad". El heredero es Jesucristo, y también el testador; heredero porque sobrevivió a su propia muerte y alcanzó de los testamentos que El mismo nos ha dado, la herencia que representa nuestro aprovechamiento.

Beda
El Señor prueba de una manera clara que los príncipes de los judíos no crucificaron al Hijo de Dios por ignorancia, sino por envidia. Comprendieron, pues, que El era de quien se había dicho en los salmos: "Te daré en herencia a todos los pueblos de la tierra" ( Sal 2, 8). Sigue: "Sacándole de la viña, le mataron". Porque Jesús, para santificar al pueblo por su sangre, fue crucificado fuera de la puerta (Hb 13, 12).

Teofiactus
Y como anteriormente atribuímos al pueblo y no a Jerusalén el concepto de viña, puede decirse acaso con más propiedad que le mataron fuera de la viña, esto es, que el Señor padeció fuera de las manos del pueblo; porque el pueblo no le produjo la muerte con sus propias manos, sino entregándole a Pilato y a los gentiles. Algunos entienden por la viña la Sagrada Escritura; y no habiendo creído en ella, mataron al Señor; por esto se dice que fuera de la viña, esto es, fuera de la Escritura fue donde padeció el Señor.

Beda
O bien, una vez arrojado de la viña, fue muerto, porque primero fue rechazado del corazón de los fieles y después fue clavado en la cruz.

Crisóstomo
Debe considerarse como misericordia y no como indiferencia el que Jesucristo viniese después de los profetas; porque el Señor no precipita sus obras, sino que espera en virtud de su gran bondad; y si menospreciaron al Hijo que vino después de los siervos, con mucha más razón hubieran dejado de oírle antes. Los que no oían los preceptos más sencillos, ¿cómo obedecerían los otros mayores?

San Ambrosio
Muy oportunamente pregunta para que se condenen por su propia sentencia. Sigue, pues: "¿Qué hará con ellos el dueño de la viña?"

San Basilio, in Isai. 5 cap. 6
Habla así para hacer ver que los que se condenan no tienen nada que oponer a la evidencia de su derecho. Es propio de la divina misericordia no castigar sin oír, y amenazar primero llamando al arrepentimiento; por esto prosigue: "Vendrá y destruirá a estos labradores", etc.

San Ambrosio
Dice que vendrá el señor de la viña, porque en el Hijo está la misma majestad paterna, o porque en los últimos días se manifestará más patente en las cosas humanas.

San Cirilo
Fueron expulsados los príncipes de los judíos, porque se oponían a la voluntad del Señor, y tenían estéril la viña que les había confiado, por eso el cultivo de la viña fue confiado a los sacerdotes del Nuevo Testamento. Pero cuando los judíos comprendieron lo que esta parábola significaba, rechazan pasar por ello. Por lo que sigue: "Y como ellos lo oyeron, le dijeron: Líbrenos Dios". Y con todo no se hicieron mejores ahora por su pertinacia y desobediencia a la fe de Jesucristo.

Teofiactus
Parece que San Mateo refiere esto de otro modo diciendo que el Señor preguntó: "¿Qué hará con aquellos colonos de la viña?" ( Mt 21, 40) Y que los judíos respondieron: "A los malos los perderá malamente". No hay, por tanto, contrariedad, porque sucedió una y otra cosa: primero ellos mismos pronunciaron aquella sentencia, y después, conociendo a dónde tendía aquella parábola, dijeron: "Líbrenos Dios", como refiere San Lucas.

San Agustín, De cons. Evang. 2, 70
En aquella muchedumbre de que hablamos había algunos que preguntaban al Señor con malicia con qué poder hacía aquellos milagros; había también quienes no con malicia, sino con la intención más recta clamaban diciendo: "Bendito el que viene en el nombre del Señor" ( Mc 11, 9), y éstos eran los que decían: Los perderá y dará su viña a otros. Esta frase, según parece, podía ser del mismo Dios, ya por la verdad que encerraba, ya por la unión de los miembros con su cabeza. En fin, otros -cuando así se les respondía- decían: Líbrenos Dios, porque comprendían que esta parábola se refería a ellos mismos.

Prosigue: "Pero El, mirándolos, dijo: ¿Qué es esto que está escrito: La piedra que desecharon los que edificaban vino a ser la piedra angular?".

Beda
Como diciendo: ¿Cómo puede cumplirse esta profecía, sino porque Cristo, reprobado y muerto por vosotros, debe ser predicado a los gentiles que han de creer en El para poder levantar así como sobre piedra angular un templo formado por uno y otro pueblo?

San Eusebio
Jesucristo también se llama piedra, desprendida sin emplear mano alguna, según la visión de Daniel 1, por su cuerpo terrestre y por haber nacido de una virgen; también era piedra, no de plata ni de oro, porque no era un rey glorioso, sino un hombre humilde y despreciado, por lo cual le habían rechazado los que edificaban.

Teofiactus
Le reprobaron los jefes de los judíos cuando dijeron: "Este no procede de Dios" ( Jn 9, 16); pero El fue tan útil y escogido que se le ha puesto como piedra angular.

San Cirilo
La Sagrada Escritura ( 1Pe y Ef 2) le compara con un ángulo, por la unión de los dos pueblos, esto es, el de Israel y el gentil en una sola fe. Unió, por tanto, el Salvador a uno y otro pueblo en un hombre nuevo, reconciliándolos en un solo cuerpo con el Padre. Es, por tanto, la piedra de salvación el ángulo hecho por El; y esto es en daño de los judíos que no quieren admitir este encuentro espiritual.

Teofilacto
Hace mención de dos condenaciones o perdiciones de los judíos: una por su alma, porque se escandalizaron en Jesucristo. A esto se refiere cuando dice: "Todo aquel que cayere sobre aquella piedra, quebrantado será". Y otra de cautividad y exterminio por la piedra que menospreciaron; y así lo dice añadiendo: "Sobre quien caiga esa piedra le hará pedazos (o le lanzará al viento)". Y así fueron dispersados los judíos de Judea por todo el mundo, como las pajas de la era. Y obsérvese el orden de esto; porque primero fue el gran crimen que contra El cometieron, y después la justa venganza del Señor 2.

Beda
O de otro modo, el que es pecador y, sin embargo, cree en El, cae sobre la piedra y se quebranta, porque la penitencia le vuelve a la salud; pero aquél sobre el que caiga, esto es, sobre el que caerá porque le ha negado, le triturará como un vaso de barro en el que no queda un pedazo para beber un poco de agua. O bien habla de aquellos que caen sobre El y lo menosprecian ahora; aún no perecen en absoluto, sino que se quebrantan de modo que no marchan ya derechos; pero para aquellos sobre los cuales cae, vendrá sobre ellos en juicio desde el cielo con pena de perdición, y los aplastará para que queden como el polvo que barre el viento de la superficie de la tierra ( Sal 1, 4).

San Ambrosio
También la viña es nuestra imagen. El labrador es el Padre omnipotente; la vid es Jesucristo y nosotros somos los sarmientos ( Jn 15). Con toda propiedad, pues, se llama viña de Cristo al pueblo; ya porque tiene sobre la frente la señal de la cruz, ya porque le recoge su fruto en la última estación del año, o ya también porque a semejanza del orden con que están plantadas las vides, pobres y ricos, siervos y señores, todos tendrán sin diferencia el mismo lugar en la Iglesia. Y así como la vid se adhiere a los árboles, así el cuerpo al alma. El labrador inteligente acostumbra a cavar y podar esta viña para que no sea demasiado frondoso su follaje, y una infructuosa jactancia de palabras no impida la madurez de su índole espiritual; y estando plantada esta viña en todo el mundo, la vendimia debe ser universal.

Beda, super Marc. 24
En sentido moral da a cada fiel la viña para que la cultive, cuando le confía el ejercicio del misterio del santo bautismo. Envía a un primer siervo, a un segundo y a un tercero, cuando se lee la ley, los salmos y los profetas. Pero el siervo enviado es ultrajado y maltratado cuando se desprecia o se blasfema la palabra de vida. Mata -en la forma que puede- al heredero enviado, el que rechaza al Hijo de Dios por el pecado ( Heb 6). Una vez perdido, el mal cultivador se entrega la viña a otro; porque el don de la gracia que desprecia el soberbio enriquece al humilde.

Notas

1. Alude al sueño de Nabucodonosor narrado en Dn 2, 1ss, e interpretado por el profeta Daniel. Eusebio compara a Jesús con la piedra que sin intervención de manos, es arrojada sobre el ídolo de oro, plata, bronce y arcilla y lo destruye. Es decir; Jesucristo, llamado piedra, rompe los ídolos de los pecados y las malas intenciones.
2. Entiéndase por venganza ( vindicta en latín) no el cobrarse el desquite por parte de Dios, sino la consecuencia del gran pecado cometido por los judíos.

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