Catena Áurea
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← Lc 18, 18-23 →
Y le preguntó un hombre principal, diciendo: "Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna?" Y Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino sólo Dios. Sabes los mandamientos. No matarás, no fornicarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre". El dijo: "Todo esto he guardado desde mi juventud". Cuando esto oyó Jesús, le dijo: "Aún te falta una cosa: vende todo cuanto tienes y dalo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo, y ven y sígueme". Cuando él oyó esto se entristeció, porque era muy rico. (vv. 18-23)
Beda
Cierto hombre principal había oído del Señor que únicamente entrarían en el reino de Dios aquellos que quisiesen hacerse semejantes a los niños; y por tanto le ruega que le diga, no por una parábola, sino de un modo claro, qué podría hacer para salvarse. Por esto dice: "Y le preguntó un hombre principal, diciendo: Maestro bueno", etc.
San Ambrosio
Este hombre principal y tentador le llama maestro bueno, cuando debió llamarlo Dios bueno; porque la bondad está en la divinidad y la divinidad en la bondad. Sin embargo, añadiendo maestro bueno, lo llama bueno relativamente y no en absoluto; porque Dios en absoluto es bueno y el hombre sólo relativamente.
San Cirilo
Creyó, sin duda, sorprender a Jesucristo menospreciando la ley de Moisés, para introducir sus propios preceptos; se acerca, pues, al Maestro y, llamándolo bueno, dice que quiere ser enseñado, lo cual decía para tentarlo. Pero el que había hecho callar a los sabios con toda su astucia, le responde muy oportunamente. Prosigue: "Y le dijo el Señor: ¿Por qué me llamas bueno? ninguno es bueno sino sólo Dios".
San Ambrosio
No niega que El es bueno, pero señala a Dios. Bueno, en verdad, no es más que el que está lleno de bondad. Por tanto, si alguno se extraña de que diga que nadie es bueno, considere que también dijo sino sólo Dios. Y si el Hijo no se diferencia de Dios, Jesucristo será bueno también, porque, ¿cómo no siendo bueno ha nacido de lo Bueno? El árbol bueno da fruto bueno ( Mt 7, 17). ¿Cómo diremos que no es bueno, siendo así que la esencia de su bondad la recibió del Padre y ésta no ha degenerado en el Hijo, como tampoco en el Espíritu? "Tu Espíritu bueno me guiará a la tierra de justicia" (Sal 143, 10). Luego, si es bueno el Espíritu que recibió del Hijo, bueno es también aquél que lo entregó. Asimismo, como el que tienta es experto en leyes, según se demuestra en otro libro, le contestó muy bien diciéndole: "ninguno hay bueno sino sólo Dios", para enseñarle que está escrito: "No tentarás al Señor tu Dios" ( Dt 6, 16), sino antes bien le confesarás, puesto que es bueno (Sal 135).
Crisóstomo, In Matthaeum hom. 6, 4
No temeré llamar avaro a este hombre principal (porque Jesucristo le increpa así) y no tentador.
Tito Bostrense
Por tanto, cuando dice: "Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna?", esto es lo mismo que si dijese: Eres bueno, dígnate contestarme a lo que te pregunto. Conozco el Antiguo Testamento, pero veo que tú eres más grande; porque no ofreces la tierra, sino que predicas el reino de los cielos. Dime pues: ¿qué haré yo para poder alcanzar la vida eterna? Conociendo el Salvador su intención (porque la fe conduce a las buenas obras), habiéndole dicho aquél ¿qué haré?, prescindiendo de esta pregunta, le da conocimiento de la fe. Como cuando alguno pregunta al médico ¿qué comeré? Y El le manifiesta lo que debe preceder a la comida, por tanto, lo remite al Padre, diciendo: ¿por qué me llamas bueno? No porque El no fuera bueno; era, pues, bueno y nacido de germen bueno; o buen Hijo de Padre bueno.
San Agustín, De quaest. Evang. 2, 63
Puede también parecer que esto se diferencia de aquello que dice San Mateo ( Mt 19, 17): ¿Por qué me preguntas qué es bueno? Lo cual puede referirse mejor a lo que preguntaba, diciendo: ¿qué haré de bueno? Aquí habla de lo que es bueno y expone una pregunta. De este modo se pueden entender fácilmente ambas cosas, ¿Por qué me llamas bueno? ¿Y qué me preguntas sobre lo que es bueno? O más bien una de estas cosas es como consecuencia de la otra.
Tito Bostrense
Finalmente, después que le dio conocimiento de la fe, añadió: "Sabes los mandamientos", como diciendo: cuando conozcas a Dios, entonces con razón podrás preguntar qué es lo que debes hacer.
San Crisóstomo
Como aquel hombre principal esperaba oír que Jesucristo le dijese: Prescinde de los mandamientos de Moisés y obedece los míos, le remite a los de Moisés; por esto sigue: "No matarás, no cometerás adulterio", etc.
Teofilacto
La ley corrige en primer lugar aquello en que pecamos con más facilidad, como el adulterio, cuyo incentivo es intrínseco y natural; y el matar, porque el furor es como un animal monstruoso y feroz. El hurto y el pecado de falso testimonio son culpas en que rara vez se incurre y menos graves que aquéllos; por tanto pone en segundo lugar el hurto y el falso testimonio, porque son faltas más raras y leves. Prosigue: "No hurtarás", etc.
San Basilio
No debe entenderse que únicamente sean ladrones los que cortan las bolsas o roban en los baños; sino también los que están constituidos en jefes de los ejércitos y aquellos a quienes se confía el gobierno de las ciudades y de los pueblos, cuando toman furtivamente alguna cosa, o la exigen públicamente y por la fuerza.
Tito Bostrense
Observa que los preceptos consisten en abstenerse de obrar. Puesto que si no cometes adulterio, eres casto. Si no robas, eres benévolo. Si no juras en falso, eres verídico. Ve aquí, pues, cómo es fácil la virtud por la bondad de quien nos la ha prescrito, pues manda la huida del mal y no el ejercicio del bien; porque el abstenerse es más fácil que el obrar.
Teofilacto
Y como faltar a los padres es un gran pecado, sin embargo, como en esto se falta rara vez, lo pone después de todo: "Honra a tu padre y a tu madre".
San Ambrosio
Este honor se les hace no sólo por el respeto, sino también por la asistencia. Porque es un honor el reconocer sus beneficios. Alimenta a tu padre, alimenta a tu madre; que aunque así lo hagas aun no habrás pagado los trabajos y los dolores que tu madre ha padecido por ti. Lo que tienes lo debes a tu padre; y lo que eres a tu madre. ¿Qué castigo merecerás si es la Iglesia la que alimenta a los que tú no quieres alimentar? Pero dirás: lo que yo había de dar a mis padres, quisiera darlo más bien a la Iglesia. Dios no quiere un don a costa del hambre de los padres; pero como la Sagrada Escritura dice que se mantenga a los padres, así también dice que se les debe dejar por Dios, si sirven de inconveniente a los sentimientos del espíritu devoto.
Prosigue: "El dijo: He observado todo esto desde mi juventud".
San Jerónimo, super Mt 19, 20
Pero este joven miente. Si en realidad hubiese cumplido lo que estaba mandado ( Mt 19, 19): "amarás a tu prójimo como a ti mismo" y lo hubiese cumplido con obras, ¿cómo había de retirarse triste cuando oyó después: "Ve y vende cuanto tienes y dalo a los pobres?"
Beda
No debe creerse tampoco que mintiese, sino que dijo simplemente como había vivido -en lo exterior al menos- de otro modo no diría San Marcos ( Mc 10, 21) que Jesús lo miró y lo amó.
Tito Bostrense
En seguida manifiesta el Señor que el que cumple con lo del Antiguo Testamento, no es perfecto si deja de seguir a Jesucristo. Por esto sigue: "Oído esto le dijo Jesús: Aún te falta una cosa: vende todo cuanto tienes", etc. Como diciendo: Preguntas cómo podrás alcanzar la vida eterna; pues distribuye tus facultades entre los pobres y la alcanzarás. Lo que vas a distribuir es poco, lo que recibirás es mucho.
San Atanasio
No creamos, pues, que los que desprecian el mundo hacen gran sacrificio, porque toda la tierra vale muy poco en comparación del cielo; por lo tanto, aun cuando fuésemos dueños de todo el mundo y renunciásemos a él, nada haríamos que fuese digno en comparación del reino de los cielos.
Beda
Todo el que quiera ser perfecto debe vender lo que tiene; no en parte, como lo hicieron Ananías y Safira, sino todo.
Teofilacto
Por tanto, cuando dice Jesús "todo lo que tienes", aconseja la extrema pobreza. Porque si algo te sobra o te queda, vivirás esclavo de ello.
San Basilio, in quaest in com. explic., qu. 92
No dice, sin embargo, que se vendan los bienes porque sean malos por naturaleza; de otro modo no serían criaturas de Dios. Por esto no aconseja que los desechemos como malos, sino que los distribuyamos. Y se condena alguno, no porque los posee, sino porque abusa de ellos; por lo cual, el distribuir los bienes según manda Dios, borra los pecados y concede la vida eterna. Por esto añade: "Y dalo a los pobres".
Crisóstomo
En realidad Dios puede alimentar a los pobres sin que nos compadezcamos de ellos; pero quiere que se unan por amor los que dan con los que reciben.
San Basilio
Diciendo, pues, el Señor: "Dalo a los pobres", creo que ninguno debe hacerlo con negligencia, sino con presteza, principalmente por sí mismo -si se tiene en algo- y si no, por aquellos de quienes consta que obrarán con fidelidad y prudencia. Porque es maldito aquel que ejecuta con pereza las obras del Señor (Jr 48, 10).
Crisóstomo
Pero se pregunta cómo Jesucristo ha podido decir que es necesario para la perfección dar al pobre cuanto se tiene, cuando San Pablo dice que hacer esto sin amor es imperfecto; pero concuerda ciertamente con esto lo que añade: "Y ven y sígueme". Esto da a conocer que hay que hacerlo por amor: "todos conocerán que sois discípulos míos, si os amáis mutuamente" ( Jn 13, 35).
Teofilacto
Pero conviene asimismo que el hombre posea todas las demás virtudes, a la vez que la pobreza. Por esto le dice: "Y ven y sígueme"; esto es, también en lo demás sé discípulo mío, y sígueme fielmente por siempre.
San Cirilo
Aquel hombre no fue capaz de contener el vino nuevo, siendo él un odre viejo, sino que se rompió por la tristeza. Por esto sigue: "Cuando él oyó esto se entristeció", etc.
San Basilio
El mercader no se entristece gastando en las ferias lo que tiene para adquirir sus mercaderías, pero tú te entristeces dando polvo a cambio de la vida eterna.