25.I La conversión de san Pablo

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (Hch 9, 1-22)
Gloria a Ti, Señor.
En aquellos días, Saulo, respirando todavía amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse encadenados a Jerusalén a los que descubriese que pertenecían al Camino, hombres y mujeres.
Mientras caminaba, cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz celestial lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?».
Dijo él: ¿Quién eres, Señor?».
Respondió: «Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tienes que hacer».
Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber. Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías.
El Señor lo llamó en una visión: «Ananías».
Respondió él: «Aquí estoy, Señor».
El Señor le dijo: «Levántate y ve a la calle llamada Recta, y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de Tarso. Mira, está orando, y ha visto en visión a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista».
Ananías contestó: «Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén, y que aquí tiene autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre».
El Señor le dijo: «Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a pueblos y reyes, y a los hijos de Israel. Yo le mostraré lo que tiene que sufrir por mi nombre».
Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno de Espíritu Santo». Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y fue bautizado. Comió, y recobró las fuerzas. Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a anunciar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.
Los oyentes quedaban pasmados y comentaban: «¿No es este el que hacía estragos en Jerusalén con los que invocan ese nombre? Y ¿no había venido aquí precisamente para llevárselos encadenados a los sumos sacerdotes?». Pero Pablo cobraba cada vez más ánimo y tenía confundidos a los judíos de Damasco, demostrando que Jesús es el Mesías.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

26.I Santos Timoteo y Tito, obispos

Primera Lectura

A Tito, verdadero hijo en la fe que compartimos
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito(Tt 1, 1-5)
Gloria a Ti, Señor.
Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, para suscitar la fe de los elegidos de Dios y el conocimiento de la verdad, que, de acuerdo con la piedad, lleva a la esperanza de la vida eterna; esta fue prometida antes de los siglos por Dios, que nunca miente; al llegar el tiempo apropiado, él manifestó su palabra por la predicación que me fue confiada según el mandato de Dios nuestro Salvador, a Tito, verdadero hijo en la fe que compartimos: gracia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Salvador nuestro.
Mi intención al dejarte en Creta era que acabaras de organizar lo que aún faltaba por hacer y constituyeses presbíteros en cada ciudad, siguiendo las instrucciones que te di
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor..

2.II La Presentación del Señor

Bendición y procesión de las candelas

Primera forma: Procesión

1. En la hora más oportuna se reúnen todos en una iglesia menor o en otro lugar conveniente, fuera de la iglesia hacia la que va a encaminarse la procesión. Los fieles tienen en sus manos las candelas apagadas.
2. Llega el sacerdote con sus ministros, revestido con vestiduras blancas como para la misa; no obstante, el sacerdote puede usar, en lugar de la casulla, la capa pluvial, que se quita terminada la procesión.
3. Mientras se encienden las candelas se canta la antífona:

Nuestro Señor llega con poder, para iluminar los ojos de sus siervos.
Aleluya.

U otro cántico apropiado.
4. El sacerdote, terminado el canto, vuelto hacia el pueblo dice:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Después saluda, como de costumbre, al pueblo y luego hace una monición introductoria para invitar a los fieles a celebrar esta fiesta de manera activa y consciente, con estas o parecidas palabras:

Queridos hermanos:
Hace hoy cuarenta días celebrábamos, llenos de gozo, la fiesta del Nacimiento del Señor. Hoy es aquel día santo en el cual Jesús es presentado en el templo por María y José para cumplir públicamente con la ley, pero en realidad para encontrarse con el pueblo creyente.
Los santos ancianos Simeón y Ana, impulsados por el Espíritu Santo, habían acudido al templo y reconocieron al Señor, iluminados por el mismo Espíritu, y lo proclamaron con alegría.
Del mismo modo, congregados también nosotros por el Espíritu Santo, vayamos hacia la casa de Dios al encuentro de Cristo.
Lo encontraremos y lo reconoceremos en la fracción del pan, hasta que vuelva revestido de gloria.

5. Después de la monición, el sacerdote bendice las candelas diciendo con las manos extendidas:

Oremos.
Oh, Dios,
fuente y origen de toda luz,
que manifestaste hoy al justo Simeón
la Luz para alumbrar a las naciones,
te rogamos suplicantes
que santifiques estos cirios con tu + bendición;
acepta los deseos de tu pueblo
que se ha reunido para cantar la alabanza de tu nombre,
llevándolos en sus manos,
y así merezca llegar, por la senda de las virtudes,
a la luz eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Oremos.
Oh, Dios,
luz verdadera, autor y dador de la luz eterna,
infunde en el corazón de los fieles
el resplandor de la luz que no se extingue,
para que, cuantos son iluminados en tu templo santo
por el brillo de estos cirios,
puedan llegar felizmente
a la luz de tu gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Asperja las candelas con agua bendita, sin decir nada, y pone el incienso para la procesión.
6. El sacerdote recibe, del diácono o de otro ministro, su propia candela encendida y comienza la procesión, después de decir el diácono (o en su defecto el propio sacerdote):

Vayamos en paz al encuentro del Señor.

Vayamos en paz.

En cuyo caso, todos responden:

En el nombre de Cristo. Amén.

7. Durante la procesión, llevando todos las candelas encendidas, se canta alguna de las siguientes antífonas: la antífona Luz para alumbrar… con el cántico indicado (Lc 2, 29-32), o la antífona Adorna… u otro canto apropiado:

I.

Ant. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Ant. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
Ant. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
A quien has presentado ante todos los pueblos.
Ant. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

II.

Ant. Adorna tu tálamo, Sion, y recibe a Cristo Rey:
abraza a María, puerta del cielo,
pues ella conduce al Rey de la gloria, luz nueva.
Permanece Virgen llevando en sus manos
al Hijo engendrado antes del lucero del alba,
al que Simeón tomó en sus brazos
y proclamó ante las naciones:
Señor de la vida y de la muerte
y Salvador del mundo.

8. Al entrar la procesión en la iglesia se canta la Antífona de entrada de la misa. Llegado el sacerdote al altar, lo venera y, si parece oportuno, lo inciensa. Va a la sede, se
quita la capa pluvial, si es que la ha usado en la procesión, y se pone la casulla; después del cántico del Gloria, dice la colecta. Y la misa prosigue como de costumbre.

Segunda forma: Entrada solemne

9. Cuando no se pueda hacer la procesión, los fieles, con las candelas en sus manos, se reúnen en la iglesia. El sacerdote, con vestiduras blancas como para la misa, acompañado de los ministros y algunos fieles, va a un lugar adecuado, bien delante de la puerta, bien dentro de la misma iglesia, con tal de que la mayor parte de los fieles puedan participar cómodamente en el rito.
10. Una vez llegados al lugar elegido para la bendición, se encienden las candelas mientras se canta la antífona: Nuestro Señor llega con algún otro cántico apropiado.
11. Tras el saludo y la monición, el sacerdote bendice las candelas; y se hace la procesión hacia el altar, con cánticos.
Para la misa se observa lo ya indicado en el núm. 8.

Evangelio

Mis ojos han visto a tu Salvador
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 2, 22-32)
Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

8.II San Jerónimo Emiliani

Evangelio

… Pedro se puso a decirle:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más –casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones– y en la edad futura, vida eterna».

19.III San José, Esposo de la Santísima Virgen María

Evangelio

Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados
Lectura del santo evangelio segun San Lucas (Lc 2, 41-51a)
Gloria a Ti, Señor.
OS padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años; subieron a la fiesta según la costumbre y; cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

26.IV San Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia

Primera lectura

En tiempo pascual
Vuestra fe se apoye en el poder de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1Co 2, 1-10)
Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios; no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.» Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

1.V San José, obrero

Primera Lectura

Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor, y no a los hombresLectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses(Col 3, 14-15. 17. 23-24)
Hermanos:
Por encima de todo, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta. Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.
Sed también agradecidos. Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor, y no a los hombres: sabiendo que recibiréis del Señor en recompensa la herencia. Servid a Cristo Señor.

2.V Dedicación de la Iglesia Prelaticia

Primera lectura

Doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero
Lectura del libro del Apocalipsis (Ap 21, 9 b-14)
El ángel me habló así:
-«Ven acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero».
Me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios.
Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido.
Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel.
A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas.
La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 121 (Sal 1222. 3-4. 8-9 (R/. 1)
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus

¡Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la casa del Señor"!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor.

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre de Señor.
En ella están los tribunales
de justicia en el palacio de David.

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: "La paz contigo".
Por la casa del Señor nuestro Dios,
te deseo todo bien.

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus

Aclamación antes del Evangelio


2Cro 7, 16
Aleluya, aleuya, aleluya
Elijo y consagro este templo, –dice el Señor–
para que esté en el mi nombre eternamente.
Elegi et sanctificavi locum istum, dicit Dóminus,
ut sit nomen meum ibi in sempiternum.

Aleluya.

Evangelio

Hoy ha llegado la salvación a esta casa
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 19, 1-10) Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús; pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: "Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa". El bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador". Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: "Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más". Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a es ta casa, porque también él es hijo de Abrahán, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

15.V San Isidro, labrador

Primera lectura

Someted la tierra
Lectura del libro del Génesis(Gn 1, 1-2.11-13.26-28)
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
Dijo Dios:
«Cúbrase la tierra de verdor, de hierba verde que engendre semilla, y de árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra».
Y así fue. La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie.
Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.
Dijo Dios:
«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra».
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó.
Dios los bendijo; y les dijo Dios:
«Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

22.V Santa Joaquina Vedruna, religiosa

Primera lectura

Nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (1Jn 3, 14-18)
Queridos hermanos:
Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte.
El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva permanentemente en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. Pero si uno tiene bienes del mundo y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

30.V San Fernando

Primera lectura

Poneos las armas de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (Ef 6, 10-13. 18)
Buscad vuestra fuerza en el Señor y en su invencible poder Poneos las armas de Dios, para poder afrontar las asechanzas del diablo, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas, contra los espíritus malignos del aire.
Por eso, tomad las armas de Dios para poder resistir en el día malo y manteneros firmes después de haber superado todas las pruebas.
Siempre en oración y súplica, orad en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con constancia, y suplicando por todos los santos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

31.V VISITACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

Primera lectura

Compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 12, 9-16)
Hermanos:
Que vuestro amor no sea fingido; aborreciendo lo malo, apegaos a lo bueno.
Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo; en la actividad, no seáis negligentes; en el espíritu, manteneos fervorosos, sirviendo constantemente al Señor.
Que la esperanza os tenga alegres; manteneos firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración; compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis.
Alegraos con los que están alegres; llorad con los que lloran. Tened la misma consideración y trato unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniéndoos al nivel de la gente humilde.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

4.VII Santa Isabel de Portugal

Evangelio

Cada vez que lo hicisteis con mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (Mt 25, 31-40)
Gloria a Ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.
Entonces los justos le contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
Y el rey les dirá:
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”».
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

22.VII Santa María Magdalena

Primera lectura

Ahora ya no conocemos a Cristo según la carne
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2Co 5, 14-17)
Hermanos:Nos apremia el amor de Cristo al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.
Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.
De modo que nosotros desde ahora no conocemos a nadie según la carne; si alguna vez conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no lo conocemos así.
Por tanto, si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

29.VII Santa Marta

Evangelio

Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas
Lectura del santo evangelio según san Lucas (Lc 10, 38-42)
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».
Respondiendo, le dijo el Señor:
«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

6.VIII La Transfiguración del Señor

Evangelio Ciclo A

Su rostro resplandecia como el sol
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (Mt 17, 1-9)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto.
Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. De repente se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo».
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.
Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:
«Levantaos, no temáis».
Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban del monte, Jesús les mandó:
«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio Ciclo B

Este es mi Hijo, el amado
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (Mc 9, 2-10)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía qué decir, pues estaban asustados.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús; solo con ellos.
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio Ciclo C

Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió
Lectura del santo evangelio según san Lucas (Lc 9, 28 -36)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía lo que decía.
Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube.
Y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo».
Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

14.VIII San Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir

Primera lectura

También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (1Jn 3, 13-18)
Hermanos:
No os sorprenda que el mundo os odie; nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte.
El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva permanentemente en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. Pero si uno tiene bienes del mundo y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?
Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

16.VIII San Esteban de Hungría

Evangelio

Como has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu señor
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (forma breve)(Mt 25, 14-23)
Gloria a Ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
“Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”.
Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”.
Su señor le dijo:
“¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”».
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

25.VIII San José de Calasanz, presbítero

Primera lectura

El amor no pasa nunca
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1Co 13, 4-13)
Hermanos:
El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca.
Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará.
Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; mas, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios.
En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

26.VIII Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, virgen

Primera lectura

También nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (1Jn 3, 14-18)
Queridos hermanos:
Nosotros hemos pasado de la muerte a la vida: lo sabemos porque amamos a los hermanos.
El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva en sí vida eterna.
En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.
Pero si uno tiene de qué vivir y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?
Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

8.IX La Natividad de la Virgen María

Primera lectura

Dios predestinó a los que había conocido de antemano
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (2ª opción)(Rm 8, 28-30 )
Hermanos:
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio.
Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Evangelio

La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (forma breve) (Mt 1, 18-23)
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

13.IX San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia

Evangelio

Salió el sembrador a sembrar
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (forma larga) (Mc 4, 1-10. 13-20)
Gloria a Ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago.
Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca;- se sentó, y el gentío se quedó en la orilla.
Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar:
-Escuchad:
Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó.
Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno.
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

14.IX La Exaltación de la Santa Cruz

Primera lectura

Le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses(Flp 2, 6-11 )
Cristo Jesús, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres.
Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

15.IX Bienaventurada Virgen María de los Dolores

Secuencia

La Madre piadosa estaba
junto a la cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía;
cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa, fiero
cuchillo tenía.

¡Oh cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.

Y ¿cuál hombre no llorara,
si a la Madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor?
¿Y quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto dolor?

Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.

¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.

Y, porque a amarle me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.

Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo;
porque acompañar deseo
en la cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.

¡Virgen de vírgenes santas!,
llore ya con ansias tantas,
que el llanto dulce me sea;
porque su pasión, y muerte
tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.

Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda,
y contigo me defienda
en el día del juicio.

Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.

Sequentia

Stabat Mater dolorosa
Iuxta crucem lacrimosa,
Dum pendebat filius.
Cuius animam gementem
Contristatam et dolentem
Pertransivit gladius.

O quam tristis et afflicta
Fuit illa benedicta
Mater unigeniti
Quae maerebat et dolebat.
Et tremebat, cum videbat
Nati poenas incliti.

Quis est homo qui non fleret,
Matrem Christi si videret
In tanto supplicio?
Quis non posset contristari,
Piam matrem contemplari
Dolentem cum filio?

Pro peccatis suae gentis
Jesum vidit in tormentis
Et flagellis subditum.
Vidit suum dulcem natum
Morientem desolatum
Dum emisit spiritum.

Eja mater fons amoris,
Me sentire vim doloris
Fac ut tecum lugeam.
Fac ut ardeat cor meum
In amando Christum Deum,
Ut sibi complaceam.

Sancta mater, istud agas,
Crucifixi fige plagas
Cordi meo valide.
Tui nati vulnerati
Tam dignati pro me pati,
Poenas mecum divide!

Fac me vere tecum flere,
Crucifixo condolere,
Donec ego vixero.
Juxta crucem tecum stare
Te libenter sociare
In planctu desidero.

Virgo virginum praeclara,
Mihi jam non sis amara,
Fac me tecum plangere.
Fac ut portem Christi mortem,
Passionis eius sortem
Et plagas recolere.

Fac me plagis vulnerari,
Cruce hac inebriari
Ob amorem filii,
Inflammatus et accensus,
Per te virgo sim defensus
In die judicii.

Fac me cruce custodiri,
Morte Christi praemuniri,
Confoveri gratia.
Quando corpus morietur
Fac ut animae donetur
Paradisi gloria. Amen.

Evangelio

A ti misma una espada te traspasará el alma
Lectura del santo Evangelio según san Lucas( Lc 2, 33-35)
Gloria a Ti, Señor.
En aquel tiempo, el padre y la madre de Jesús estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:
«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción –y a ti misma una espada te traspasará el alma–, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

29.IX Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

Primera lectura

Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón
Lectura del libro del Apocalipsis (Ap 12, 7-12)
Hubo un combate en el cielo:
Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón, y el dragón combatió, él y sus ángeles. Y no prevaleció y no quedó lugar para ellos en el cielo. Y fue precipitado el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el que engaña al mundo entero; fue precipitado a la tierra y sus ángeles fueron precipitados con él.
Y oí una gran voz en el cielo que decía:
«Ahora se ha establecido la salvación y el poder y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo; porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos lo vencieron en virtud de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio que habían dado, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte. Por eso, estad alegres, cielos, y los que habitáis en ellos».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

5.X Témporas de acción de gracias y de petición

Las Témporas son días de acción de gracias y de petición que la comunidad cristiana ofrece a Dios, terminadas las vacaciones y la recolección de las cosechas, al reemprender la actividad habitual. Se celebrarán, al menos, el día 5 de octubre (o el día 6, cuando el día 5 sea domingo), y, siempre que sea posible, es aconsejable celebrarlas también otros dos días de la misma semana. Cuando la celebración de las Témporas se limita a un solo día, se elegirán, de entre las diversas misas que se proponen para los tres días, aquellos formularios que abarquen los tres aspectos de esta celebración, es decir, la acción de gracias, la petición y la conversión.


Gracias 12PenitencialPetición 12

Día de acción de gracias

Primera misa para cuando las Témporas se celebran en tres días

Antífona de entrada

Cf. Ef 5, 19-20
Cantad y tocad con toda el alma para el Señor, dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Oración colecta

Señor Dios, Padre lleno de amor,
que diste a nuestros padres de Israel
una tierra buena y fértil,
para que en ella encontraran descanso y bienestar,
y con el mismo amor
nos das a nosotros fuerza para dominar la creación
y sacar de ella nuestro progreso y nuestro sustento,
al darte gracias por todas tus maravillas,
te pedimos que tu luz nos haga descubrir siempre
que has sido tú, y no nuestro poder,
quien nos ha dado fuerza para crear las riquezas de la tierra.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Leccionario

Oración sobre las ofrendas

Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza
en acción de gracias por los dones que nos has dado
concédenos ofrecer para gloria de tu nombre
lo que hemos recibido sin merecerlo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio

El más apropiado es el Prefacio común

Antífona de la comunión

Cf. Sal 137, 1. 3
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque cuando te invoqué, me escuchaste.

Oración después de la comunión

Señor, el sacramento de tu Hijo
que hemos ofrecido en acción de gracias,
nos lo devuelves como alimento espiritual,
concédenos que, fortalecidos ahora
por estos dones que otorgan virtud y alegría,
te sirvamos cada día con mayor entrega
y nos dispongamos a recibir de ti nuevos favores.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Otra misa para el día de acción de gracias

Antífona de entrada

Cf. Sal 66, 5
Que canten de alegría las naciones porque riges el mundo con justicia y gobiernas las naciones de la tierra.

Oración colecta

Padre de bondad, que, en tu providencia,
entregaste la tierra al hombre,
concédenos que podamos vivir de sus frutos,
y emplearlos siempre en alabanza tuya y en bien de todos.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Leccionario

Oración sobre las ofrendas

Recibe, Señor, este sacrificio de acción de gracias
por los dones que hasta hoy hemos recibido de tu bondad,
y continúa mostrando tu amor de Padre
a quienes tan generosamente has protegido,
así creceremos sin cesar en tu amor
y seremos más fieles en tu servicio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión

Cf. Sal 66, 7
La tierra ha dado su fruto; nos bendice el Señor, nuestro Dios.

Oración después de la comunión

Padre nuestro, fuente de todo bien,
que nunca defraudas la esperanza de los que a ti acuden,
sino que atiendes siempre los deseos de los que te suplican,
te damos gracias porque has colmado de bienes a tus hijos,
y te pedimos que, por esta eucaristía que hemos celebrado,
nos libres de todo mal.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Día penitencial

La celebración del día penitencial se hará, si es posible, el viernes siguiente al 5 de octubre o, si el 5 de octubre es viernes, el día 6 o uno de los días de la semana siguiente.
Es de alabar que en este día tenga lugar, además de la misa por el perdón de los pecados, una celebración comunitaria del sacramento de la penitencia.

Antífona de entrada

Sb 11, 24. 23
Te compadeces de todos, Señor, y no aborreces nada de lo que hiciste: pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan, y los perdonas, porque tú eres nuestro Dios y Señor.

Oración colecta

Te pedimos, Señor, que bondadosamente
escuches las súplicas y perdones las culpas
de quienes ante ti nos reconocemos pecadores,
y nos concedas benigno la misericordia y la paz.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Leccionario

Oración sobre las ofrendas

Te ofrecemos, Señor, estos dones de expiación y alabanza,
para que perdones misericordiosamente nuestros pecados
y dirijas nuestros corazones vacilantes.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de la comunión

Lc 15, 10
Habrá gran alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.

Oración después de la comunión

Concédenos, Dios misericordioso,
que, al apreciar por esta comunión el perdón de los pecados,
en adelante podamos evitarlos con tu ayuda
y servirte con sincero corazón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Día de petición por la actividad humana

Tercera misa para cuando las Témporas se celebran en tres días

Antífona de entrada

Sal 89, 17. 14
Haz prósperas, Señor, las obras de nuestras manos, y toda nuestra vida será alegría y júbilo.

Oración colecta

Oh, Dios,
tú has querido que el estudio y el trabajo del hombre
perfeccionaran cada día el universo que has creado,
te pedimos que nuestros afanes y trabajos
resulten siempre provechosos a la familia humana,
y contribuyan al cumplimiento
de tus designios sobre el mundo.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Leccionario

Oración sobre las ofrendas

Te presentamos, Señor, el pan y el vino
con los que tú alimentas nuestra vida en la tierra
y renuevas nuestra vida eterna;
te pedimos que no ceses de darnos
este pan que es nuestro sustento
y este sacramento que es fuente de vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor..

Antífona de la comunión

Mt 7, 7
Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá, dice el Señor.

Oración después de la comunión

Señor, tú que nos has fortalecido
con estos sacramentos de vida eterna,
no dejes de ayudarnos con tu gracia
también en los quehaceres temporales.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Otra misa para el día de petición

Antífona de entrada

Sal 126, 1
Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas

Oración colecta

Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso
desbordas los méritos y las esperanzas
de cuantos a ti acuden,
sacia los deseos de nuestro corazón
y concédenos también aquellos bienes
que superan nuestro conocimiento
pero que has preparado para los que te aman.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Leccionario

Oración sobre las ofrendas

Te presentamos, Señor, nuestras ofrendas
y te pedimos que santifiques, por ellas,
los proyectos y las obras
que intentamos realizar desde ahora.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de la comunión

Cf. Sal 65, 12.6
Coronas el año con tus bienes, Señor, y serás la esperanza del confín de la tierra.

Oración después de la comunión

Señor, el sacramento de tu Hijo
que hemos ofrecido en acción de gracias,
nos lo devuelves como alimento espiritual;
concédenos que, fortalecidos ahora
por estos dones que otorgan virtud y alegría,
te sirvamos cada día con mayor entrega
y nos dispongamos a recibir de ti nuevos favores.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Día de acción de gracias. Lecturas, opción 2

Primera lectura

Dios te da la fuerza para adquirir esa riqueza
Lectura del libro del Deuteronomio (Dt 8, 7-18)
Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra buena, tierra de torrentes, de fuentes y veneros que manan en e monte y la llanura, tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares y de miel, tierra en que no comerás tasado el pan, en que no carecerás de nada, tierra que lleva hierro en sus rocas y de cuyos montes sacarás cobre, entonces comerás hasta saciarte, y bendecirás al Señor, tu Dios, por la tierra buena que te ha dado.
Guárdate de olvidar al Señor, tu Dios, no observando sus preceptos, sus mandatos y sus decretos que yo te mando hoy. No sea que, cuando comas hasta saciarte, cuando edifiques casas hermosas y las habites, cuando críen tus reses y ovejas, aumenten tu plata y tu oro, y abundes en todo, se engría tu corazón y olvides al Señor, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con serpientes abrasadoras y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres, para afligirte y probarte, y para hacerte el bien al final.
Y no pienses:
"Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas”".
Acuérdate del Señor, tu Dios: que es él quien te da la fuerza para adquirir esa riqueza, a fin de mantener la alianza que juró a tus padres, como lo hace hoy».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial

1Cro 29, 10. 11. 11d-12. 12 (R/12)
R/. Tú eres Señor del universo.
Bendito eres, Señor, Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.
R/. Tú eres Señor del universo.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra.
R/. Tú eres Señor del universo.
Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria.
R/. Tú eres Señor del universo.
Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
R/. Tú eres Señor del universo.

Segunda lectura

Los ancianos se postran para dar gracias
Lectura del libro del Apocalipsis (Ap 4, 10-11)
Yo, Juan, vi que los veinticuatro ancianos se postran ante el que está sentado en el trono, adoran al que vive por los siglos de los siglos y arrojan sus coronas ante el trono diciendo: «Eres digno, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Evangelio

Anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (Mc 5, 18-20)
En aquel tiempo, mientras Jesús se embarcaba, el que había estado poseído por el demonio le pidió que le permitiese estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:
«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti».
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Día penitencial. Lecturas, opción 2

Primera lectura

Rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos
Lectura de la profecía de Joel (Jl 2, 12-18)
Ahora –oráculo del Señor–,
convertíos a mí de todo corazón,
con ayunos, llantos y lamentos;
rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos,
y convertíos al Señor vuestro Dios,
un Dios compasivo y misericordioso,
lento a la cólera y rico en amor, que se arrepiente del castigo.
¡Quién sabe si cambiará y se arrepentirá
dejando tras de sí la bendición,
ofrenda y libación
para el Señor, vuestro Dios!
Tocad la trompeta en Sion,
proclamad un ayuno santo,
convocad a la asamblea,
reunid a la gente,
santificad a la comunidad,
llamad a los ancianos;
congregad a los muchachos
y a los niños de pecho;
salga el esposo de la alcoba
y la esposa del tálamo.
Entre el atrio y el altar
lloren los sacerdotes,
servidores del Señor,
y digan:
«Ten compasión de tu pueblo, Señor;
no entregues tu heredad al oprobio
ni a las burlas de los pueblos».
¿Por qué van a decir las gentes:
«Dónde está su Dios»?
Entonces se encendió
el celo de Dios por su tierra
y perdonó a su pueblo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial

Sal 129, 1-2.3-4.5-6.7-8 (R/ 3)
R/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
R/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes temor.
R/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
R/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora.
Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos
R/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?

Segunda lectura

Renunciemos a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asediaLectura de la carta a los Hebreos (Hb 12, 1-5)
Hermanos:
Teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar de. gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo.
Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado, y habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron:
«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, ni te desanimes por su reprensión».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Evangelio

Dad el fruto que pide la conversión
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 3, 7-10)
En aquel tiempo, Juan decía a los que venían para ser bautizados:
«¡Raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Tenemos por padre a Abrahán". pues os digo que Dios es capaz de sacar de estas piedras hijos de Abrahán. Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego».
La gente le preguntaba:
«Entonces, ¿qué debemos hacer?».
Él contestaba:
«El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: «Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?».
Él les contestó:
«No exijáis más de lo establecido».
Unos soldados igualmente le preguntaban:
«Y nosotros, ¿qué debemos hacer?».
Él les contestó:
«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Día de petición por la actividad humana. Lecturas, opción 2

Primera lectura

Señor, el mundo entero está sometido a tu poder
Lectura del libro de Ester (Est 4, 17-17. 17-17)
En aquellos días, Mardoqueo, recordando las maravillas del Señor, oró así:
«¡Señor, Señor, rey omnipotente! El mundo entero está sometido a tu poder. Cuando te propones salvar a Israel, no hay quien pueda volverse contra ti.
Porque tú creaste el cielo y la tierra y las maravillas que existen bajo el cielo. Eres Señor de todo, y nadie puede oponerse a ti, Señor.
No desprecies al pueblo que rescataste para ti de la tierra de Egipto. Escucha mi oración y ten misericordia de tu heredad; convierte nuestro duelo en alegría, para que, conservando la vida, alabemos tu nombre, Señor. No cierres los labios de los que te alaban».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial

Sal 24, 1-3. 4-5. 6-7 (R/ 2)
R/. Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado.
A ti, Señor, levanto mi alma;
Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado,
que no triunfen de mí mis enemigos,
pues los que esperan en ti no quedan defraudados,
mientras que el fracaso malogra a los traidores.
R/. Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando.
R/. Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado.
Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor.
R/. Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado.

Segunda lectura

Mucho puede lo oración insistente del justo
Lectura de la carta del apóstol Santiago (St 5, 13-18)
Queridos hermanos:
¿Está sufriendo alguno de vosotros? Rece. ¿Está contento? Cante. ¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que recen por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor. La oración hecha con fe salvará al enfermo y el Señor lo restablecerá; y si hubiera cometido algún pecado, le será perdonado.
Por tanto, confesaos mutuamente los pecados y rezad unos por otros para que os curéis: mucho puede la oración insistente del justo.
Elías era semejante a nosotros en el sufrimiento, y rezó insistentemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Volvió a rezar, y el cielo dio la lluvia y la tierra produjo su fruto.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Evangelio

Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 18, 1-8)
En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
"Hazme justicia frente a mi adversario".
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
"Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme"».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

12.X Bienaventurada Virgen María del Pilar

Primera Lectura

Perseveraban en la oración, junto con María, la madre de Jesús
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 1, 12-13)
Después de que Jesús fue levantado al cielo, los apóstoles volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Cuando llegaron, subieron a la sala superior, donde se alojaban: Pedro y Juan y Santiago y Andrés, Felipe y Tomás . Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón el Zelotes y Judas el de Santiago.
Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

5.XI Santa Ángela de la Cruz Guerrero González, virgen

Primera lectura

El amor no pasa nunca
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1Co 12, 31; 1Co 13, 13)
Hermanos:
Ambicionad los carismas mayores. Y aún os voy a mostrar un camino más excelente.
Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, no sería más que un metal que resuena o un címbalo que aturde.
Si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber; si tuviera fe como para mover montañas, pero no tengo amor, no sería nada.
Si repartiera todos mis bienes entre los necesitados; si entregara mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me serviría.
El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasa nunca.
Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará.
Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; mas, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios.
En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

9.XI La Dedicación de la Basílica de Letrán

Segunda Lectura

Sois templos de Dios.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1Co 3, 9-11.16-17)
Hermanos:
Sois edificio de Dios.
Conforme a la gracia que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, puse el cimiento, mientras que otro levanta el edificio. Mire cada cual cómo construye.
Pues nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo.
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: y ese templo sois vosotros.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.