Parte Segunda. LA INFANCIA
CAPÍTULO IV. LAS DOS NATIVIDADES
1 Fórmula completamente hebraica, y al mismo tiempo solemne, como el hecho a que sirve de introducción.
2 Gn 17, 12; Lv 12, 3.
3 Es el nombre hebreo de «circuncisor».
4 Gn 17, 5 ; Gn 21, 3-4.
5 Rt 4, 13-16, señala un rasgo semejante.
6 Cfr. Tb 1, 1; Josefo, Ant. 14, 1, 3; Bell jud., 5, 13, 2.
7 De este rasgo se ha concluido con frecuencia que Zacarías había sido acometido de sordera al mismo tiempo que de mudez. Pero esta opinión no está suficientemente justificada. El ángel no había amenazado a Zacarías más que con la mudez, y el texto sagrado, al contar luego su curación, dirá solamente que «su lengua se soltó», sin mencionar la cesación de ninguna otra enfermedad. Por lo demás como los mudos se expresan por medio de signos, por natural propensión se suele hablarles por el mismo medio, aunque no sean sordos.
8 L. Cl. Filitox, Atlas archéologique, pl. 70, figs. 6, 7, 8. Loquitur in stylo, cuditur in cera, dice agudamente a este propósito TERTULIANO, De idol., 23.
9 «Y profetizó», dice S. Lucas a guisa de fórmula de introducción.
10 El texto griego a la letra, dice: un cuerno de salud. Metáfora enteramente hebraica, frecuente en los libros del A. T. Cfr. 1S 2, 10; 2S 22, 3; Sal 75, 5, Sal 75, 6, Sal 75, 11, y sobre todo el Sal 132, 17 («Suscitaré un cuerno a David»). Está tomado del vigor que reside en la cabeza y los cuernos de ciertos animales como el buey, el búfalo salvaje, etc.
11 El padre del precursor, como María, menciona con íntima confianza el pacto solemne que Dios había concluido con los primeros patriarcas y el juramento con el que lo había confirmado. Cfr. Gn 22, 16; Sal 104, 8-10; Hb 6, 13-18.
12 PLUMMER, Commentary to St. Luke, pp. 39-40.
13 Is 9, 2; Is 42, 6; Is 49, 6; Is 60, 1.
14 Habla del crecimiento físico. Se había efectuado en excelentes condiciones, aunque Juan hubiese nacido de padres ancianos.
15 Se refiere al crecimiento intelectual y moral, que también fue notable, bajo la influencia de las celestiales bendiciones.
16 Modernamente, con motivo de los descubrimientos de Qumran se ha revalorizado el mesianismo y la teología del desierto. El desierto en la mentalidad judía de la época, que empalma perfectamente con el sentir de la historia de Israel, está cargado de mesianismo y es algo más que una región. Tiene valor espiritual. De hecho los judíos que esperaban el Mesías y aspiraban a una preparación digna de él, se retiran al desierto y forman la comunidad de Qumran, dedicada a prepararse a la venida del Mesías con la práctica penitencial y los baños sagrados. Juan se retira al desierto y de él sale cargado con su mensaje de penitencia y bautismo para preparar los hijos de Israel al reino del Mesías. Jesús se retira 40 días al desierto y de allí sale también con su mensaje de salvación.
El retiro temprano de Juan al desierto se explica hoy mejor, con estos recientes descubrimientos; que nos muestran el desierto poblado de fieles israelitas, que esperan en el Mesías y trabajan por prepararse a él. Cfr. A. G. LAMADRID, Los descubrimientos de Qunsran, Madrid, 1956, pp. 130-148.
17 Este es el sentido de la palabra griega μνηστευθείσης. Únicamente por razones de conveniencia han supuesto los comentaristas antiguos y modernos que el matrimonio había tenido lugar antes de la Visitación; pero la narración entera de S. Mt es contraria a esta hipótesis. Cfr. Lc 1, 27.
18 Los ricos hacían don de una moneda de oro; pero aun las de menos valor eran consideradas como suficientes.
19 Mt 1, 19; Mt 1, 20, Mt 1, 24. S. Jerónimo anotó ya este hecho en su comentario al primer Ev: Recordare consuetudinem Scripturarum, quod sponsi viri, et sponsae vocantur uxores.
20 Dt 22, 2; Dt 4-27.
21 Tomando por guías a S. Juan y a S. Jerónimo (aequus et benignus), algunos autores han dado a la palabra «justo» la significación de indulgente, benévolo. Pero desde el punto de vista judío, en el que evidentemente se coloca S. Mt, este sentido no puede ser aquí sino secundario.
22 La expresión griega ένθυμθέντος ύτοΰ, expresa muy bien esta cruel y constante preocupación.
23 Tal es el sentido de la palabra griega δειγματίσαι (Vg traducere): con más fuerza aún, según varios manuscritos importantes.
24 Λαθρα, άπολύειν, occulte dimittere. Con el mismo verbo άπολύειν se designa en los Evv la disolución del lazo conyugal. Cfr. Mt 5, 31-32; Mt 19, 3; Mt 19, 7-9; Mc 10, 2; Mc 10, 4, Mc 10, 11-12; Lc 16, 18.
25 La conjunción ίνα del texto griego tiene, pues, la significación estricta de ita ut, «de modo que». Indica un objeto final, una intención clarísima de parte de Dios, y no tan sólo una simple acomodación del evangelista.
26 Is 7, 14.
27 En su comentario sobre Is 7, 14.
28 Is 54, 4.
29 En el siglo II de nuestra Era, los rabinos, para desembarazarse de las abrumadoras objeciones que los apologistas cristianos sacaban contra ellos de esta profecía, pretendieron que el hijo prometido a la almáh no era otro que Ezequías, hijo del rey Achaz. San Justino se lo echa en cara en su Dialog. c. Tryph.: 43, 67, 71, 77, etc. Cuando a su vez tradujeron al griego la Biblia hebrea, los judíos Aquila, Símmaco y Teodoción sustituyeron la palabra παρθένος; de los LXX por νεάνις; que indica simplemente una joven cualquiera.
30 En el texto griego πάσαν την οίχουένην sobreentendido γήν ο χώραν (Vg uni- versus orbis). En las antiguas inscripciones griegas los emperadores romanos recibían el título de χύριος τής οίχουμένης «dueños de tierra habitada». PTOLOMEO, Geogr., 2, 1-2, se sirve del mismo término, y Polibio cuenta, 6, 48, que «los romanos habían sometido en poco tiempo toda la tierra habitada». Por estos detalles se ve hasta qué punto se ajusta S. Lc al lenguaje de su tiempo.
31 August., 110.
32 Annal.., 1, 11
33 FILLION, L'Evangile de S. Luc., p. 63.
34 JOSEFO, Ant., 16, 11, 3.
35 JOSEFO, Ant., 14, 4, 4; 10, 5-6.
36 JOSEFO, Ant., 16, 11, 1-7; 17, 5, 3-8; Bell. jud., 1, 27, 1-7, y 32, 1-7.
37 JOSEFO, Ant. 16, 9, 3.
38 JOSEFO, Ant., 17, 8, 2-4; 9, 3-6; Bell jud., 2, 2, 1-6. Sobre el Censo de Quirino cfr. S. MUÑOZ IGLESIAS, CultBibl 3 (1943) 25-30. Bibliografía completa en R. LAURENTIN, Luc Paris, 1957, pp. 191-223. J. LEAL, Evangelio según S. Lucas, Madrid, 1964, p. 570; D. Buzy, Jésus comme il était, París, 1964, pp. 39-40.
39 TÁCITO, Annal., 2, 30, 4; 3, 22, 1-2, y 23, 1-48; SUETONIO, Tiber., 49; DION CASSIO, 54, 48.
40 Κυρηνίος en griego; Κυρείνος en algunos mansucritos, cuya lección ha seguido la Vg (Zyrinus).
41 Mi 5, 2. Cfr. Mt 2, 4-5.
42 1S 16, 1-13; 1S 17, 12-15, 1S 17, 58.
43 Esd 2, 59, 62; JOSEFO, Vita, 1.
44 Expresión técnica, por decirlo así, que servía para designar un viaje cuyo fin era Jerusalén y sus contornos, porque de cualquier lado que allí se fuese era preciso subir para llegar a la ciudad.
45 De estas dos expresiones «la casa y la familia», la primera es menos extensa y la segunda más general. Están tomadas del antiguo lenguaje israelita. Cada uno de los hijos de Jacob había fundado una tribu (en hebreo, matteh; en griego φυλή); las grandes ramas de estas tribus fueron designadas por el sustantivo mispâhhâh, que los LXX tradujeren por παριά; la Vg por familia; cada subdivisión de estas ramas recibió el nombre de beit'abôt, «casa de los padres», en griego οίχος; casa, y en latín domus.
46 El texto griego presenta en este lugar tres lecciones distintas: Τή έμνηστευμένη αύτώ; desponsata sibi; Τή υναιχί αυτού, uxore ejus; Τή έμνηστευμένη αύτώ υναιχί, desponsata sibi uxore La tercera, que adoptan las versiones siriaca, etiópica y muchos manuscritos griegos, podría muy bien ser la del evangelista. Es ciertamente notable, y si es auténtica está en perfecta armonía con la idea que S. Mt y S. Lc quieren inspirar en sus lectores respecto a la perfecta virginidad de María, que era a un mismo tiempo esposa de José y casta como una prometida. En todo caso, la palabra έμνηστευμένη parece perfectamente garantizada.
47 Hoy algunos aa. suponen que la Virgen tenía obligación personal de inscribirse, por ser hija heredera y única.
48 CALMET, Commentaire littéral, in h, l.
49 Su nombre árabe es actualmente Djébel Foréidis. En recuerdo de las Cruzadas se le llama también monte de los Francos.
50 Con más exactitud, según el hebreo : Beit léhhem.
51 Epist. 108, ad Eustoch.
52 Jn 7, 42; άπό Βηθλεέμ τής χώμης (Vg ex Bethleem castello).
53 Mi 5, 2.
54 A. FERNÁNDEZ, Geografía Bíblica, p. 66.
55 1S 16, 1; 1S 17, 12. De ahí el nombre de «ciudad de David», que le da S. Lc 2, 11.
56 La altura de Belén sobre el nivel del mar es de 777 m.
57 Ga 4, 4.
58 Serm. 18: Omnis hujus nativitatis schola est humilitatis officina.
59 Elevations sur les mystéres, 6.a Elév. de la 16.a semaine.
60 Aquí, más que en parte alguna, contrasta la casta belleza de la narración sagrada con las raras descripciones, ávidas de lo maravilloso, frecuentemente chocantes, de los Evv apócrifos, que, con todo, sostienen el nacimiento de Jesús en un establo. Cfr. E. F. REGATILLO, La Cuna de Belén, SalT 9 (1920) 811-19; más bibliografía en R. LAURENTIN, Luc 1-11, París, 1957.
61 Un khan o caravanera oriental nada tiene de común con nuestros hoteles europeos. Consiste en un recinto bastante capaz, en el que se ha construido un edificio poco elevado, sin pisos, donde los viajeros encuentran gratuitamente abrigo, aunque no víveres, de los que ellos mismos tienen que preocuparse. Según algunos autores, la palabra griega χαταλύμα empleada aquí por S. Lc (Vg diversorium), no designaría una caravanera, sino un alojamiento en general (Cfr. Lc 22, 33), y particularmente la casa de algún habitante de Belén que, habiendo recibido ya otros huéspedes, no pudo procurar a María y a José otro albergue que su establo. Este parecer es poco verosímil. Cfr. ZORELL, N. T. Lexicon gr.
Hoy algunos aa. admiten que había sitio material en el khan, pero no decente para el estado en que se encontraba la Virgen. Las pocas habitaciones reservadas estarían tomadas y sólo quedaba la galería pública y común.
62 ABEL-VINCENT, Bethleem, p. 2.
63 C. Cels., 1, 5; varios Ev apócrifos hacen lo mismo: el Protoevangelio, 18; la Historia de José, 7; el Evangelio. árabe de la Infancia, 2, 5 y 6; el Pseudo-Mtth., 13 y 14.
64 Demonstr. evang., 7, 2.
65 Epist. 46, 10; Epist.58, 3; 108, 10.
66 ABEL-VINCENT, op. cit., p. 6. «A falta de estas grutas naturales, los pastores del país prefieren abrir las fachadas de las tumbas talladas en la roca, para alojar en ellas sus ganados, antes que levantar establos que resultarían costosos, pues deberían ser espaciosos y sólidos. Es inútil añadir que muchos comparten con sus rebaños estas cuevas rupestres y que está lejos de haberse extinguido la raza de los trogloditas en Palestina.» lbíd., pp. 6-7.
67 JOSEFO Ant., 14, 14, 5; 17, 6, 4; 8, 1 y 9, 3.
68 Cfr. E. MANGENOT, «Chronologie Biblique» DB 2, 735; U. HOLZMEISTER, Chronologia vitae Christi, Romae, 1933; J. LLAMAS, La Cronología de Jesús, Roma-Turín, 1935; J. BOVER R. F. 43 (1915) 180-89; J. LEAL, Sinopsis, Madrid, 1954, 98402; S. MUÑOZIGLESIAS, CultBibl 2 (1945) 313-15.
69 De Trinit., 4, 5,
70 MÉMAIN, Connaissance des temps évangéliques, pp. 97-98.
71 Cfr. Ex 16, 7, Ex 16, 10; Ex 40, 34; Nm 11, 8; 1R 8, 10-11, y también Ap 21, 11 ; Ap 21, 23.
72 Εύαγγελίζομαι (evangelizo, Vg). Comienza, pues, a cumplirse el vaticinio de Isaías: Pauperes evangelizantur. Cfr. Lc 7, 22.
73 1S 10, 1.
74 Así los asocia también S. Pedro, para aplicarlos a Jesús, en su discurso del día de Pentecostés, Hch 2, 36.
75 Este es el sentido de la palabra griega βρέφος «niño de pecho».
76 De carne Christi, 2. Es casi ocioso hacer notar que el epíteto sórdidos, tomado a la letra, sería exagerado. Aquí, pues, se le debe dar el sentido de «pobres». María había llevado consigo los humildes pañales amorosamente preparados por sus manos.
77 En muchos lugares designa la Biblia con esta expresión un gran número de ángeles, en apretadas filas como las de un ejército, que forman la corte del Altísimo en el Cielo. Cf 2R 22, 19; 2Cro 18, 18; Sal 147, 2, etc.
78 Jb 38, 7.
79 Is 6, 3.
80 Tal es aquí el verdadero sentido de esta locución hebraica. No significa la buena voluntad, la docilidad de los hombres hacia Dios, sino la voluntad del Señor, su afección, su benevolencia respecto de los hombres. Siguiendo a la mayor parte de los comentadores contemporáneos, nos hemos conformado en nuestra explicación del cántico de los ángeles a la lección εύδοχίας del texto griego, que es la de antiguos e importantes manuscritos de la Vg (bonae voluntatis), del siriaco, del copto, del gótico, de ORÍGENES (C. Cels., 1, 60) y de los Padres latinos. Los que prefieren la variante εύδοχία (en nominativo) atribuyen al Gloria in excelsis tres proposiciones en vez de dos :
¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra!
¡Buena voluntad a los hombres!
Pero fácilmente se entiende que con esta disposición desaparece en gran parte el ritmo del cántico y que la tercera proposición añade poca cosa a la segunda.
Para bibliografía de este cántico cfr. R. LAURENTIN, Luc 1-II, París, 1957. J. M BOVER, EstBibl 7 (1948) 441-49 confirma la interpretación de Fillión.
81 El verbo compuesto άνεΰον expresa claramente este detalle.
82 Con la mayor parte de los comentadores damos aquí al verbo έγνώρισαν su significación habitual de «divulgar», dar a conocer. Esta es la que tiene pocas líneas antes (Lc 2, 15; Vg ostendit).
83 Al aoristo έθαύμασαν, que indica un hecho transitorio, va a oponer el evangelista el imperfecto de la duración, συνετήρει «seguía conservando».
84 «Discamus sanctae Virginis in moribus castitatem, quae non minus ore pudica quam corpore, argumenta fidei conferebat.» Expos. in Luc., h. 1. Cfr. BOSSUET, Elévations sur les mysteres, 12.8 Elévation de la 16.a semana.
85 Ga 4, 4.
86 Mt 22, 42.
87 2S 7, 1-29; 1Cro 17, 1-27.
88 Gn 49, 10. Cfr. Nm 24, 16-19.
89 Jn 7, 40-42.
90 Epist. ad Eph 20, 2; Ad Rom. 7, 3.
91 Cfr. EUSEBIO, Hist. eccl. 3, 20, 1-2.
92 Mt 1, 1-17. 93
93 Lc 3, 23-38.
94 En vez de la fórmula qui fuit, que leemos en la Vg, el texto griego emplea el artículo en genitivo: Ίησοϋς… ών υίός…Ίωσήφ, τοϋ Ήλεί, τοϋ Ματθάτ…, «Jesús siendo hijo de José (hijo) de Helí (hijo) de Mathat ..»
95 La Vg no cita más que trece nombres desde Isaac a David; en total, setenta y seis. En los manuscritos griegos y en las versiones abundan las variantes por la transcripción de estas palabras hebreas de difícil ortografía, que los copistas no podían menos de desfigurar.
96 A. PLUMMER, Commentary to St. Luke.
97 La de Cornelio a Lapide, según la cual las dos listas contendrían la genealogía de la Santísima Virgen –por la línea materna en el primer Ev y por la paterna en el tercero–, carece de toda probabilidad y no ha encontrado seguidores.
98 Dt 25, 6; Rt 4, 1-2.
99 Hist. eccl., 1, 7.
100 LAGRANGE, RevBibl 1895, p. 178.
101 DALMAN, Die Worte Jesu, tom. 1, p. 263. Cfr. el tratado Tal Baba bathra, 8 6.
102 Este hecho es incontrovertible. «Legalmente José era el heredero de David, y por esto da Mt la genealogía de José. Como heredero de José, era Jesús el heredero de David; por lo cual no hay inconsecuencia en que los evangelistas que narran el nacimiento virginal sean precisamente quienes traen la genealogía de José.» ALLEN, Commentary to St. Matthew, 1909, p. 2.
103 Con estas palabras concluye su tesis Julio Africano. Para bibliografía cfr. DORADO, Praelectiones, pp. 265-74; T. G. ORBISO, Praelectiones, I, Romae, 1956, pp. 67-77, VerbDom 5 (1925) 41-48; 7 (1927) 363-72; 13 (1933) 178-180; Sinopsis, pp. 114-115; M. HETZENAUER, De Genealogia J. Ch. Roma, 1922
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