Parte Segunda. LA INFANCIA


CAPÍTULO VII. LA VIDA OCULTA EN NAZARET


1 M. LEPIN, Jésus Méssie et Fils de Dieu, d'aprés les Synoptiques, 1904, pp. 56-57.
2 O Neby Said, o también Neby Ismail.
3 Citado por RELAND, Palaestina ex monumentis veteribus illustrata, 1714, p. 907.
4 Paradiso similem (regionem).
5 Mt 7, 24-25; Lc 6, 47-48.
6 Cfr. D. BALDI, Guida di Terra Santa, Jerusalén, 1963, pp. 379-90. Con plano de la ciudad.
7 Los datos están tomados de un artículo aparecido en el periódico hebreo «Haboker», 14 abril 1964, al cumplirse los dieciséis años del Estado de Israel.
8 La población que ordinariamente dan las Guías a Nazaret oscila entre los 25.000 y 30.000 habitantes. Pero es inferior a la realidad. La ciudad ha crecido mucho desde la conquista de los judíos en 1948. Los datos los hemos recogido personalmente en junio de 1964.
9 Cfr. BALDI, o. c., p. 379.
10 Se han encontrado restos prebizantinos, bizantinos y cruzados. La Basílica de la Anunciación de los años 1730 y 1871 fué derribada el 1955, después de las excavaciones del P. B. Pagatti, del Studium EiblícumFranciscanum de Jerusalén. La actual construcción, en donde celebró Pablo VI, está orientada, como la bizantina, mirando al Oriente. La Gruta queda en el lateral del Evangelio.
11 La inscripción actual, debajo del altar central, dice así: «Verbum caro hic factum est»: La frase se podría dejar o como está en el texto del Evangelio (Jn 1, 14), o dando un lugar de preferencia y fuera del texto sagrado al adverbio, de esta forma: hic «Verbum caro factum est».
12 Epist. XLVI, ad Marcell.
13 Mt 5, 14.
14 No se la menciona, en efecto, ni en los libros del A. T. ni en los escritos de Flavio Josefo.
15 Cfr. JOSEFO, Ant., 18, 2, 1; E. SCHÜRER, 1, pp. 485-487.
16 Lc 1, 44; βρέφος εν τή χοιλία, Vg fructus ventris.
17 Lc 2, 17, 27, 40; τό παιδιον. Cfr. Mt 2, 13-14, 20-21. Vg no señala este matiz.
18 Lc 2, 43; παίς Vg puer.
19 Lc 2, 40, cfr. 1, 8, donde se dice que el precursor, niño aún, «crecía y se fortalecía en espíritu».
20 Is 53, 2; «Y sube como renuevo delante de Dios, como delicada rama que sale de tierra sedienta».
21 En griego, el empleo del participio de presente, πληρούμενον «siendo lleno» de sabiduría, indica un hecho reiterado, continuo.
22 Así lo dice el griego, έφ’αύτό en acusativo de movimiento, en vez de in illo, «en él», de la Vg.
23 1Co 13, 11.
24 Jn 2, 2.
25 Mc 1, 27; Mc 2, 12; Mc 6, 2-6.
26 Lc 2, 41-51.
27 B. WEIS, Leben Jesu, 1, p. 266.
28 Cfr. Ex 23, 14-17; Ex 34, 23; Dt 16, 16.
29 1S 1, 7.
30 Mt 27, 55; Mc 15, 4.
31 Lc 2, 41-42.
32 Chagiga , 1, 1.
33 LIGHTFOOT, Horae hebraicae, p. 739.
34 Muy especialmente los salmos llamados «graduales», o mejor, de las «subidas». Eran los salmos 119-133 (hbr. 120-134), que, por su tono animado y por su carácter más nacional, se prestaban para este uso.
35 Cfr. JOSEFO, Bell jud., 2, 14, 3, y 5, 9, 3. En el primero de estos pasajes menciona el historiador judío expresamente 3.000.000 de peregrinos. En el segundo dice que el número de corderos inmolados para el solemne banquete del 14 de Nisán fué de 256.000, y como de ordinario se contaba diez peregrinos por cada cordero pascual, tendríamos la suma de 2.565.000. Cfr. FILÓN, De Monarchia, 2, 1.
36 Acerca de los ritos de la Pascua en tiempo de Nuestro Señor cfr. el tratado Pesachim del.Tal, y EDERSHEIM, The Temple, its ministry and services, pp. 177-225.
37 Ex 12, 16; Lv 23, 7, etc.
38 Palabra hebrea que significa «gavilla».
40 Lc 2, 43 41 Desearíamos conocer en qué paraje preciso tuvo lugar esta primera estación de la caravana; pero ello no es posible, ya que ignoramos si los peregrinos galileos tomaron para volver a sus casas el camino directo que atravesaba la Samaria, o si torcieron hacia la Perea, para evitar los disgustos que podín ocasionarles los samaritanos. E trayecto que el evangelista designa con la locución ήμέρας όδόν (Vg iter diei), «el camino de un día», corresponde ordinariamente en Oriente a seis o siete horas de marcha.
42 El empleo del verbo compuesto άυνεζήτουν y del imperfecto indica reiteradas indagaciones, acompañadas naturalmente de dolorosa angustia.
43 La fórmula usará μετά ήμέρας τρείς (Vg post triduum), corresponde a nuestra locución «al tercer día». Según el cálculo más natural y probable, el primer día fué el de la vuelta a la ciudad santa; el segundo, el que consagraron a hacer pesquisas en todas direcciones; el decurso del tercero fué cuando hallaron al niño Jesús.
44 Hch 22, 3. LIGHFTOOT, Horae hebr. in Lc 2, 46.
45 Έξίσταντο dice el texto griego: «quedaron fuera de sí».
46 Έξεπλάγησαν: otra expresión enérgica.
47 Las palabras griegas έν τοϊς τοϋ πατρός μου, que la Vg tradujo a la letra por in his quae Patris mei sunt, gramatical y lógicamente pueden tener dos sentidos distintos: «Las cosas, los asuntos de mi Padre», y también: «La casa de mi Padre». La segunda interpretación, que es la del siriaco y de la mayor parte de los antiguos comentadores griegos, parece que restringe demasiado el pensamiento, cuanto más que Jesús iba a dejar inmediatamente el Templo. La primera traducción, que es la que adoptaron los Padres e intérpretes occidentales, es más natural y encierra un sentido más profundo. En favor de una y otra se alegan ejemplos sagrados y profanos, que pueden verse en los grandes comentarios.
Hoy generalmente prefieren la segunda explicación. Cfr. R. LAURENTÍN, Luc LH, París, 1957, pp. 141-146.
48 S. Jn cita otros varios dichos del Salvador que tienen estrecha afinidad con éste. Cfr. Jn 8, 29; Jn 4, 4.
49 Jn 7, 46.
50 Lc 2, 51. La fórmula ήν ύποτασσόμενος (Vg erat subditus) expresa con energía una obediencia absoluta, una sumisión constante y sin reserva.
51 Lc 2, 52.
52 La palabra griega ήλιχία es ambigua e indica unas veces la estatura y otras la edad. En Lc 19, 3, se trata ciertamente de la estatura; en Jn 9, 21, 23 y Hb 11, 11, se trata de la edad; en los textos Mt 6, 27, y Lc 12, 25, es dudoso el sentido. En el caso presente, todos los Padres latinos adoptaron la segunda acepción, siguiendo a la versión Irala y a Vg. Pero es probable que el evangelista hace alusión más bien a la estatura,pues el hecho de adelantar en edad no indica forzosamente un progreso.
53 El texto Col 2, 3. «En el cual están escondidos todos Tos tesoros de sabiduría y ciencia», nos enseña por lo menos : 1.º, que Nuestro Señor, como Verbo divino e Hijo del Padre, posee sabiduría y ciencia infinitas; 2.°, que en cuanto hombre, por virtud de la unión hipostática posee aquella plenitud relativa de sabiduría y ciencia que es compatible con la naturaleza humana.
54 E. H. PLUMPTRE, Christ and Christentdon, p. 85. El S. Oficio en 7 de junio 1918 da normas sobre la Ciencia del alma de Cristo.
55 1Tm 3, 16.
56 Cfr. PETAVIO, De Incarnatione Verbi, lib. 11, cap 2.
57 Dial. cum. Tryph., 88.
58 Haer., 2, 22, 4.
59 Hom., 18, in Luc.
60 Hom., 1, 7, in Jerem.
61 Hom., 1, 8, in Jerem.
62 Orat. 7 contra Arian ., 10, 53.
63 Quod unus sit Christus.
64 De Incarnat., 7, 72-73.
65 Ad Trasimundum, 1, 8.
66 Contr. Nestor., 3, 4.
67 Thesaur., assert. 9, 7.
68 Orat. 7 contra Arian., 51.
69 De peccatorum meritis et remisione.
70 «Quemadmodum sol, ab ortu in meridiem progrediens, claritate quoque dicitur proficere; nom quod illa in se crescat, sed in effectu tantum, quia maiorem lucero apud nos paulatim diffundit.» Esta expresiva comparación es de CORNELIO JANSENIO, Comment in Luc Lc 2, 52.
71 P. SCHANZ, Commentar über das Evangelium des heil. Lukas, p. 184.
72 Esta segunda opinión es también la de BOSSUET, Elévations sur les mystéres, 20 dia (edic. de Versailles, t. 8, pp. 467-468).
73 Summa theol., pars. 3, q. 7, a. 12. Cfr. FRANZELÍN, De Verbo Incarnato, p. 409.
74 Vie de Jésus-Christ., t. 1, p. 70.
75 SANTO TOMÁS, 3.ª p., q. 15, art. 10.
76 Kommentar über die Evangeliem des Markus und des Lukas, p. 244. «Ninguna psicología –ha dicho también el P. Didón, op. cit., p. 78– podrá descubrir las irradiaciones de Dios en el alma de Jesús.»
77 Lc 4, 28-30.
78 FARRAR, The Lije of Christ., 23.ª ed., t. 1, p. 61.
79 FARRAR, op. cit., t. 1, p. 75.
80 2Tm 1, 5; 2Tm 3, 15.
81C. FOUARD, La vie de N. S. Jésus-Christ., 2.a, t. 1, p. 107.
82 Lc 2, 51.
83 Hb 5, 8.
84 Cfr. Mt 27, 46; Mc 12, 29-30.
85 Mt 8, 5-13.
86 Jn 12, 21.
87 Mt 13, 55.
88 Mc 6, 3.
89 ORÍGENES, Contr. Cels., 6, 36.
90 Dial. cum Tryph., 88.
91 Hch 22, 3.
92 Mt 13, 54; Mc 6, 2-3.
93 Jn 7, 15.
94 Mt 12, 3,5; Mt 19, 4; Mt 21, 16, 42; Mt 22, 31; Mc 2, 25; Mc 12, 10, 26; Lc 6, 3; Lc 10, 26.
95 KEIM, Geschichte Jesu, t. 1, pp. 443, 450.
96 Mt 13, 24-30, 31-42, etc.
97 Hb 4, 15.
98 Lc 1, 35.
99 AUGUSTO SABATIER, en la Encyclopédie des Sciences religieuses de Lichtenberger, t. 8, pp. 366-367.
100 Jn 7, 16.
101 LE CAMUS, La vie de N. S. Jésu-Christ, 20, t. 1, p. 215.
102 Lc 4, 16. En griego τεθραμμένος; (Vg nutritus). Quizás la lectura άνατεθραμμένος, que se halla en varios manuscritos importantes merezca ser preferida, pues indica más directamente la educación en todas sus formas, mientras que τεθραμμένος más bien se refiere al crecimiento corporal. En otros varios lugares emplea S.Lucas este verbo compuesto. Cfr. Hch 7, 20 2; Hch 22, 3.
103 Lc 1, 45.
104 Cfr. SAN JUSTINO, Dial. c. Tryph., 160; SAN IRENEO, Adv. Haer., 3, 22, 4, y 5, 19, 1; TERTULIANO, De carne Christi, 17; ORÍGENES, Hom. 8, in Luc.
105 Adv. Haer., 5, 19, 1.
106 ORÍGENES, Hom. 8, in Luc.
107 ORIGENES, Hom. 6, in Luc .
108 Los evv apócrifos la desfiguran más bien que la cuentan. Cfr. Protoevangelio de Santiago , 1-11; la Historia de José el carpintero, 3-4; el Evangelio de la Natividad de María, 1-6. No están de acuerdo ni acerca del lugar del nacimiento de María (Jerusalén, según unos, y Nazaret, según otros) ni sobre la edad que tenía cuando recibió la visita del ángel (catorce, quince o dieciseis años). Algunas veces hablan de su belleza, siguiendo a San Melitón de Sardes (María pura, pulchra).
109 La colección «Los Santos», publicada por M. Henri Joly, del Instituto, contiene una interesante vida de la Santísima Virgen (La Sainte Vierge) por el P. de la Broise, S. J.
En nuestros días, el estudio más completo es el de G. M. Rosamvi, La Vita di Maria, Roma, 1945.
110 Hch 1, 14.
111 Mt 1, 19.
112 Mt 1, 24; Mt 2, 14, 21, 22.
113 Cfr. Mt 12, 46; Jn 1, 45, y Jn 6, 42. En el pasaje Mc 6, 3, la verdadera lectura parece ser: «el carpintero» (fórmula que designa a Jesús) y no: «el hijo del carpintero».
114 Cfr. Historia de ;fosé el carpintero, 2, 9; el Protoevangelio de Santiago, 2, el Pseudo-Mateo, etc. Uno de los errores más singulares de los apócrifos consiste en presentar a San José como anciano decrépito, de ochenta y nueve años, de edad, cuando tomó a María por esposa.
115 Mt 13, 55. Cfr. Mc 6, 3. La Vg la traduce por faber.
116 Dial c. Tryph ., 88.
117 Mt 7, 20; Lc 9, 58.
118 2Co 8, 9.
119 El escritor judío Filón, que vivió poco tiempo antes de Nuestro Señor, nos dice (In Flaccum, edic. de Francfort, pp. 977-978) que entre sus correligionarios de Alejandría, a pesar de cierta propensión al lujo, reinaba gran sencillez de vida, hasta el punto de que en muchas casas no se conocían los cuchillos.
120 En su Epístola a Tito, Tt 2, 5, San Pablo expresa el deseo de que las mujeres cristianas sean οίχουργοί, domus curam habentes, como traduce la Vg. María poseyó esta cualidad en alto grado. En su humilde esfera realizaba el retrato de la «mujer fuerte», es decir, de la mujer ideal, que sirve de digna conclusión al libro de los Pr (Pr 31, 10-31).
121 Jn 2, 12.
122 Mt 13, 55-56; Mc 6, 3.
123 La Historia de losé el carpintero, cuenta por lo largo, con inagotable lujo de pormenores, la muerte del padre nutricio de Jesús a la edad de ciento once años, cuando Nuestro Señor contaba dieciocho.
124 Mt 13, 55: Santiago, José Simón y Judas. El segundo de estos nombres aparece en S. Mc 6, 3, en la forma abreviada de Joses (en vez de Joseph).
125 Ibid., SAN EPIFANIO, Haer., 78, mienta a dos, que se habían llamado Salomé y María. Otros autores las llaman Ana y Salomé, o bien Ester y Tamar. Los Evv apócrifos hablan también de dos; pero la expresión empleada por S. Mt «todas sus hermanas», induce a creer que serían más de dos. Teofilacto, en su comentario, habla de tres.
126 En Gn 14, 16, se llama a Lot hermano de Abraham, aunque no era más que sobrino según el Gn 12, 5. En Gn 19, 12 y 15, Jacob, sobrino de Labán, es igualmente llamado su hermano.
127 Nm 16, 10.
128 Ct 4, 9. El rey Asuero da a Ester el nombre de «hermana»
129 Nm 20, 14.
130 Am 1, 9.
131 Jb 6, 15.
132 1R 9, 13.
133 La palabra άνεψιός sólo aparece una vez en el N. T., escrita por San Pablo, Col 4, 10, para designar a Marcos, «primo» de Bernabé.
134 Haer., 87, 7.
135 Cfr. EUSEBIO, Hist. eccl., 2 23; 3, 20, 32; 4, 22. San Hegesipo vivió hacia la mitad del siglo segundo.
136 Hom. in Matth., 13, 55; Hom. 7 in Luc.; Hom in Joan., 2, 22.
137 In Christi resurrect., 2.
138 Comment. in Matth., 1, 3-4.
139 El Protoevangelio de Santiago, 8, 3; 17, 1-2; el Pseudo-Matth., 8, 4; 42, 1; la Historia de José el carpintero, 2, 3, 14, 20; el Evangelio árabe de la Infancia, 45; etc.
140 Compárese Quaest. 17 in Matth., 3, 2, Tractat. in Joan. , 10. 2, 2 y 38, 3. Igual cambio se observa en San Juan Crisóstomo, como se ve, comparando sus Homil. in Matth., 3, con su Camment. in Ga., 1, hacia el fin. Dice terminantemente que Santiago y Simón eran primos (άνεψιοί) de Jesús.
141 Cfr. DORADO, Praelectiones, pp. 427-428, con amplia bibliografía moderna.
142 Según la interpretación más común de Jn 19, 25. L. Cl. FILLION, L'Evangile de S. Joan, pp. 352-353.
143 Hegesipo, en EUSEBIO, Hist. eccl., 3, 2, 4; SAN EPIFANIO, Haer., 88, 7, y otros después de él dicen que Cleofás era hermano de San José.
144 En efecto, parece que ambos nombres no son más que transcripciones diferentes en griego (la forma Κλωπάς «Clopas», es la que ofrece mayores probabilidades), del nombre hebreo Halpai. Esto no obstante, no todos los comentarios aceptan esta identificación
145 Cfr. DORADO, op. cit., pp. 350-62, con amplia bibliografía moderna.
146 Lc 4, 16.
147 ‘Άνθρωπος Χριστός Ίησοϋς 1Tm 2, 5.
148 Hoy no es ya preciso detenerse en demostrar que el cuerpo del Salvador no fué puro fantasma, como sostenían antiguamente los Docetas. Nadie niega ya hoy que verdaderamente «participó de la carne y la sangre», según expresión de San Pablo, Hb 2, 14. Es un error enteramente contrario el que hay que combatir, ya que los neocríticos insisten en la naturaleza humana de Jesús a expensas de su divinidad, y pretenden hacer de El un hombre como los demás, aparte ciertas cualidades excepcionales.
149 Lc 3, 22: άνήρ «hombre hecho o formado».
150 Los detalles que da San Marcos en dos circunstancias diferentes, Mc 3, 20 y Mc 6, 31, son por sí solos harto significativos, pues demuestran que durante períodos enteros no tuvo Jesús un instante de reposo.
151 SANTO Tomás DE AQUINO, Summa theol., p. 3, q. 14, a. 6.
152 Lc 9, 23; Lc 17, 15; Lc 24, 26, 46; Hch 17, 3; 1P 2, 21; 1P 4, 1, etc.
153 Mt 4, 2; Mc 3, 20 y Mc 6, 31.
154 Jn 4, 7 y Jn 19, 28.
155 Jn 4, 6.
156 Mt 8, 24; Mc 4, 38; Lc 8, 23.
157 Mt 26, 37-42; Mc 14, 33-39; Lc 22, 41-44. Cfr. SANTO Tomás, Summa theol., p. 3, q. 46, a. 6.
158 Mt 14, 25-32; Mc 6, 48-51; Jn 6, 19-21.
159 Mt 17, 2. Cfr. Mc 9, 2; Lc 9, 29.
160 Jn 20, 27.
161 Hch 1, 9, 11.
162 Mt 26, 64; Mc 14, 62.
163 Mc 4, 39; Lc 8, 24; Jn 7, 37 y Jn 14, 31.
164 Mt 5, 1; Mt 13, 2; Mt 24, 3; Mt 26, 55; Mc 4, 1; Mc 12, 41; Mc 13, 3; Lc 4, 20; Lc 5, 17; Jn 4, 6; Lc 8, 2.
165 Mt 26, 7; Mc 14, 3; Lc 7, 37; Jn 13, 14.
166 Mc 4, 36.
167 Lc 22, 41.
168 Mt 26, 39; Mc 14, 35.
169 Mt 14, 19; Mt 15, 36; Mt 26, 26 y los pasajes paralelos de S. Mc y S. Lc. Cfr. también Lc 24, 30.
170 Mt 26, 27; Mc 14, 29; Lc 22, 17.
171 Mt 19, 13, 15; Mc 10, 16; Lc 18, 15.
172 Lc 24, 50.
173 Mt 8, 3; Mc 1, 41: Lc 5, 13, extiende su mano y toca al leproso. Mt 8, 15; Mc 1, 31, toma la mano de la suegra de San Pedro. Mt 9, 29, toca los ojos a dos ciegos antes de devolverles la vista. Otro día, en Jericó, Mt 20, 34, toca la lengua y los oídos a un sordomudo antes de darle el habla y el oído, Lc 22, 51, toca la oreja de Malco. Jn 9, 6, pone en los ojos de un ciego de nacimiento un poco de barro. Cfr. también Mc 8, 23, Lc 4, 40, etc.
174 Mt 9, 5; Mc 9, 41; Lc 8, 54, toma Jesús por la mano a la hija de Jairo para levantarla suavemente. Lc 7, 14, toca el féretro del hijo de la viuda (de Naim) para indicar que se detuviesen los que lo llevaban.
175 Mt 21, 12; Mc 11, 15; Jn 2, 15.
176 Jn 13, 5.
177 Mt 14, 31.
178 Mt 18, 2; Mc 9, 35; Lc 9, 47; Cfr. Mc 13, 16.
179 Jn 8, 8.
180 Mt 16, 23; Mc 8, 33; Cfr. Lc 9, 55.
181 Lc 7, 9; Lc 10, 23; Lc 14, 25; Lc 23, 28. Cfr. Mt 9, 22; Lc 7, 44; Jn 1, 38.
182 Jn 19, 30.
183 Jn 1, 42: έμβλέψας ύτώVg. intuit us eum.
184 Lc 22, 61: νεβλεψεν respexit.
185 Mc 10, 21: έμβλέψας intuitus.
186 Lc 6, 20.
187 Mt 19, 26; Mt 8, 33; Mt 10, 27; Lc 6, 20.
188 Mc 3, 5.
189 Lc 19, 15.
190 Mc 5, 32.
191 Mc 12, 41-42.
192 Mc 11, 11.
193 Mt 14, 19; Mc 6, 41 y Mc 7, 34; Jn 11, 41 y Jn 17, 1.
194 Is 42, 1-3. Cfr. Mt 12, 16-19.
195 Mt 5, 1-2; Mc 4, 1-2, etc.
196 Mt 5, 3-12.
197 Mt 11, 28-30.
198 Jn 13-16.
199 Jn 17.
200 Mt 4, 4, 6, 10; Mt 16, 1-4, 23.
201 Mc 1, 25, 43; Mc 4, 39.
202 Mt 23.
203 Mt 25, 41.
204 Mt 4, 4-10; Mt 21, 27; Mc 3, 17; Lc 13, 15-16, 32.
205 Mt 21, 19; Mc 5, 41; Lc 7, 14; Jn 11, 43.
206 Mt 8, 10-11; Mc 10, 29-31.
207 Mt 11, 20; Mc 10, 23-25; Jn 13, 27.
208 Mt 25, 34-40; Jn 19, 26-27.
209 Is 52, 13; Is 53, 12.
210 Is 52, 14; Is 53, 2-3.
211 Dial. c. Tryph., 14, 16, 66, 86. Dice que Cristo fué άειδής, ‘άτιμος ‘άδοξος.
212 Strom., 2, 5; Is 3, 17; Paedag., 3, 1, 3. Según él, Cristo habría sido ‘όψιναίσχρός «feo de rostro».
213 De carne Christi, 3; Nec humanae honestatis corpus fuit, nedum caelestis claritatis. Adv. Judaeos, 14; Ne aspectu quidem honestas.
214 ORÍGENES, C. Cels., 6, 75.
215 Sal 44, 3.
216 SAN JERÓNIMO, Comrnent. in Matth., 9, 9; SAN AGUSTÍN, De Trinit., 8, 4; SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. 18 in Matth. «El aspecto de Cristo –escribe este último–estaba lleno de una gracia admirable.»
217 Summa theol., 3, p., q. 46, a. 46 y 54. Cfr. Commet in Ps. 44, donde dice: Illam pulchritudinem habuit summe, quae pertinebat ad statum et reverentiam et gratiositatem in aspectu; itaquoddam divinum radiabat in vultu ejus.
218 Entre otros, SUÁREZ, De Incarnat, quaest. 14, art. 4, disput. 32, sect. 2. Según LEGRAND, De Incarnat., dissert. 9, Cristo no habría sido ni hermoso ni feo. THOMASSIN, De Incarnat., lib. 4, c. 7, es partidario de la fealdad.
219 La Carta fué incluida en las Acta (art. 16) del segundo Concilio de Nicea, celebrado en 787.
220 2Co 5, 16.
221 De Trinit., 8, 4.
222 Cfr. SAN IRENEO, Adv. Haer., 1, 24, 5; los Philosophumena, 7, 35.
223 Loc. cit.
224 Especialmente el que Nuestro Señor mismo habría enviado al rey de Edessa, Abgar, y los que habría dejado impresos en el velo de la Verónica camino del Calvario, y en el Santo Sudario, después de su muerte.
225 Con frecuencia se han publicado reproducciones de ellos.
226 Epist. ad Theophil, 3-4.
227 FABRICIO, Codex apocryph. Novi Testamenti, t. 1, pp. 301-310:
228 Hist., 1, 40. Cfr. 2, 7, 43; 2Co 6, 15.
229 o mejor de los «nazireos», es decir, de los que habían hecho voto de «nazirato».
230 Según otra variante habría llevado habitualmente inclinada la cabeza.
231 Jn 12, 27: ή ψυχή μου
232 Mt 20, 28. El alma equivale aquí a la vida.
233 Mt 26, 38.
234 Lc 23, 46: τό πνεϋμά μου
235 Mc 2, 8.
236 Mc 8, 12.
237 Jn 11, 33; Jn 13, 21.
238 Mt 27, 50; Jn 19, 30.
239 Flp 2, 5, cfr. Hb 12, 2-3.
240 MGR. LANDRIOT, Le Christ de la tradition, 2.a, t. 2, p. 502.
241 In Epist. ad Rm., lib. 3.
242 Lc 24, 36; Jn 14, 27; Lc 20, 19; Lc 20, 26.
243 Tal fué el caso de Getsemaní, donde tan hondas fueron las emociones del Hombre-Dios. Cfr. Mt 26, 36-46; Mc 14, 32-42; Lc 22, 39-46.
244 Jn 11, 33.
245 Jn 12, 27-28.
246 La ponderó ya ORÍGENES, Contr. Cels., 1, 15.
247 Mt 8, 24-26; Mc 4, 37-39; Lc 8, 23-25.
248 Mc 1, 22-26; Lc 4, 33-35; etc.
249 Mt 9, 3; Lc 7, 49; Lc 11, 45; Lc 13, 14; Jn 7, 20; etc.
250 Lc 4, 28-30; Jn 7, 30; Jn 8, 59; etc.
251 Mt 15, 21; Mc 7, 24; Jn 7, 1; etc.
252 Lc 13, 32; Jn 11, 7-10.
253 «Las aclamaciones populares no le afectan más que la ingratitud de los hombres. No es que no sienta aquéllas y ésta...; pero su alma se cernía muy por encima... En su entrada triunfal en Jerusalén es tan dueño de sí mismo como ante los tribunales, y el Hosanna al Hijo de David deja su alma tan serena como los gritos de la turba ante el Pretorio.» Mgr. LANDRIOT, Le Christ de la tradition, 2.ª, t. 2, pp. 348-349. Podrían citarse todavía muchos otros rasgos; por ejemplo: la respuesta del Salvador a las amenazas del tetrarca Herodes Antipas, Lc 13, 32-33; su respuesta al orgulloso Pilato, Jn 19, 11; la calma tranquila con que se adelanta hacia sus verdugos, Mt 26, 45-46; la paz con que exhaló su último suspiro, a pesar de la amargura que causara en su alma el abandono aparente en que le dejaba su Padre, Mt 27, 45-46; etc., etc.
254 A propósito de la odiosa conducta de los fariseos, que espiaban cierto día al divino Maestro con el fin de acusarle, escribe el evangelista (Mc 3, 5): Circumspiciens eos cum ira.
255 Mt 9, 30; Mt 11, 20-24; Mt 16, 23; Mt 21, 19; Mt 23, 1-39; Mc 1, 25; Mc 8, 33; Mc 9, 24; Mc 10, 14; Mc 11, 14; Lc 4, 35; Lc 9, 55; Lc 11, 39-52; Lc 13, 15. Hase dicho de la invectiva contra losescribas y fariseos, Mt. que la literatura no contiene ejemplo de apóstrofes más apasionados; pero nunca hubo pasión más legítima.
256 Mt 21, 12-13; Mc 11, 15-16; Lc 19, 45-46; Jn 2, 14-17. Trátase de la expulsión de los vendedores que profanaban el templo.
257 Mt 26, 38.
258 Mt 26, 37.
259 Mc 14, 33.
260 Lc 22, 43.
261 Mt 27, 46.
262 En el Sermón de la Montaña recomienda Jesús a los cristianos que, cuando ayunen, lo hagan con semblante alegre (Mt 6, 16-18).
263 Lc 10, 21.
264 Jn 12, 32.
265 Mt 8, 10.
266 Mc 6, 6.
267 Jn 8, 12.
268 Jn 1, 9.
269 Jn 3, 19. Cfr. Mt 6, 22-23.
270 Jn 11, 10.
271 Lc 22, 53.
272 Super Mi. s., Hom., 2, 9.
273 Mt 13, 47-48.
274 Mt 18, 12.
275 Mt 13, 1-9, 24-30; Mt 25, 1-12; etc.
276 Mt 24, 45-51; Mt 25, 14-30; Lc 16, 19-22.
277 Mt 22, 1-13; Lc 14, 16-21; Mt 16, 1-8, 19-22.
278 Mt 9, 16; Mt 13, 33; Mc 15, 8-9, etc.
279 Mt 13, 52.
280 Lc 14, 7.
281 Lc 9, 57-63.
282 Cfr. Mt 19, 10-12; Mc 7, 18-19; Lc 15, 8,-9; Lc 16, 19-31.
283 Mt 11, 7-8.
284 Mt 7, 6.
285 Jn 3, 8.
286 Jn 4, 10.
287 Mt 10, 42.
288 Lc 9, 62.
289 Lc 11, 21.
290 Lc 12, 35-36.
291 Lc 16, 19.
292 Mt 22, 11.
293 Lc 6, 39.
294 Mc 1, 17.
295 Mt 24-25.
296 Mt 23, 27.
297 Lc 16, 6.
298 Mt 10, 38.
299 Cfr. Lc 20, 26, etc.
300 Mt 22, 46; Mc 12,37, etc.
301 Mt 3, 15.
302 Mt 4, 4, 7, 10.
303 Mt 15, 3-11; Mc 7, 1-12.
304 Cfr. Mt 16, 2-4; Mt 21, 16, 24; Mt 22, 15-21,29-32; Mt 26, 64; Mc 2, 8-11; Mc 6, 5; Mc 10,42-45; Lc 10, 41-42; Jn 18, 33-37; Jn 19, 11. Pero éstos no son más que simples ejemplos tomados casi al azar.
305 NINCK, Jesus als character, p. 7 […]
306 Lc 1, 33.
307 Jn 8, 46.
308 Mt 26, 60.
309 Mt 27, 24.
310 Mt 27, 4.
311 1P 2, 22.
312 Hb 4, 15.
313 SAN JUSTINO, De resurreet, carnis, 3; TERTULIANO, De monog.; CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Strom., 6, 49; ORÍGENES, Comment. in Matth., t. 10, 17, y in Levit., 9, 12; el PSEUDO-CLEMENTE, 1, 6.
314 SAN AGUSTÍN, Tractat in Joan., 124, 8.
315 Contr.Jovin., 1, 26.
316 Mt 19, 10-12.
317 Mt 22, 30; Mc 12, 25; Lc 20, 36.
318 Rm 15, 3.
319 Mc 8, 34; Cfr. Mt 10, 34-38; Lc 9, 55-62; Lc 14, 26-27; Lc 18, 22,28-29, etc
320 Lc 8, 2-3; Lc 23, 49,55-56.
321 Mt 12, 1; Mc 2, 23; Lc 6, 1.
322 Mt 5, 3; Lc 6, 20.
323 Mt 6, 11.
324 Mt 19, 23-26; Mc 10, 23-27; Lc 6, 24; Lc 16, 9-13; Lc 18, 24-27; etc.
325 Mt 6, 32.
326 Lc 16, 19-31.
327 Lc 16, 1-13.
328 Lc 12, 13-21.
329 Su nombre técnico es Yóm kippur, el Día del Perdón. 33°
330 Mt 9, 14; Mc 2, 18; Lc 2, 37; Lc 5, 33; Lc 18, 12.
331 Mt 9, 15-17; Mc 2, 19-22; Lc 5, 34-39.
332 Mt 26, 6; Mc 12, 3; Lc 10, 38-42; Jn 12, 2.
333 Mt 9, 10-11; Mc 2, 15-16; Lc 5, 29-30.
334 Lc 7, 36; Lc 11, 37; Lc 14, 1; etc.
335 Mt 11, 19; Lc 7, 34.
336 Jn 2, 3-10 […]
337 Mt 26, 7; Mc 14, 3; Lc 7, 36; Jn 12, 3.
338 es el sentido de las palabras postea jejunabunt, Mt 9, 15.
339 Mc 6, 45-51; Lc 6, 12; Lc 22, 39; Jn 18, 2.
340 Mt 27, 34; Mc 15, 23.
341 Es la expresión de enérgica elocuencia de San Pablo, Flp 2, 7: έαυτόν έχένωσεν (Vg semetipsum exinanivit).
342 Mt 11, 29.
343Mt 10, 24-25; Lc 22, 24-27; Jn 12, 13; etc.
344 Jn 12, 1-11.
345 Mt 26, 55; Mc 14, 48; Lc 22, 52.
346 Mt 19, 16-17; Mc 10, 17-18; Lc 18, 18-19.
347 Mt 21, 2-5.
348 Mt 21, 17; Mc 11, 11.
349 Jn 6, 14-15.
350 Mt 6, 2, 5, 16; Mt 18, 1-4; Mt 23, 5-12; Lc 14, 7-11; Lc 18, 9-14; etc.
351 Mt 17, 9; Mc 9, 8; Jn 8, 50; etc.
352 Hb 12, 2.
353 Lc 7, 44 46.
354 Mc 14, 8.
355 Jn 18, 23.
356 Mt 26, 62-63; Mt 27, 12-14; Mc 14, 48-49,60-61; Mc 15, 4-5; Lc 22, 52-53,67-69; Lc 23, 9; Jn 19, 3.
357 Mt 26, 55-56; Jn 18, 19-21, 34, 36-37, Cfr. ORÍGENES, Contr. Cels., 2, 34.
358 Cfr. TERTULIANO, De patientia, 3; SAN CIPRIANO, De bono patient., 6 y 7; etc
359 Mt 15, 16; Mt 16, 8-11, 22-23; Lc 9, 55, etc.
360 Is 53, 7.
361 1P 2, 23.
362 Lc 12, 10.
363 Cfr. Mc 14, 41; Jn 2, 4; Jn 4, 21, 23; Jn 5, 25, 28; Jn 7, 30; Jn 8, 20; Jn 12, 23, 27; Jn 13, 1; Jn 17, 1.
364 Mt 14, 13; Mc 3, 7; Mc 7, 24; Jn 7, 1; Jn 8, 59; Jn 10, 39-40; Jn 11, 54-56.
365 Mc 1, 35; Mc 6, 46; Lc 6, 2; 9, Lc 18; Lc 11, 1; etc.
366 Mt 17, 1; Mc 4, 35 ; Mc 6, 31; Mc 7, 24; Mc 8, 27; etc.
367 Lc 5, 16, ήν ύποχωρών.
368 Cfr. Mt 6, 1-18; Mt 7, 15-20; Mt 23, 23-28; Lc 13, 17; etc.
369 Mt 22, 16. Cfr. Mc 12, 14; Lc 20, 21.
370 Jn 18, 37.
371 1P 2, 22.
372 Is 53, 9.
373 Elocuentemente ha desenvuelto este rasgo MONS. LANDRIOT en una hermosa página de su celebrada obra Le Christ de la tradition, 2.°, t. 2, pp. 307-308. «Nada hay tan notable en el carácter de Jesucristo como esta franqueza, esta lealtad de alma que va siempre de frente, que ignora los subterfugios, y cuya palabra es luz que sale del interior, y cuya conducta es la expresión de un sentimiento íntimo. Gobernada por el Verbo, que es la verdad de Dios, esta alma santa caminó siempre por el sendero de la rectitud y de la sencillez. Jamás un rodeo, jamás uno de esos manejos ocultos que los políticos llamarían manejos hábiles, táctica feliz. El no tiene menester de estos expedientes de la prudencia humana: la verdad, he ahí su política; la rectitud, he ahí su habilidad. Jamás, sin embargo, se le podrá echar en cara un paso en falso, una palabra imprudente. La sabiduríaeterna que le dirige, le retiene siempre en esa línea tan difícil en que la sencillez de la paloma se compadece con la prudencia de la serpiente, en que la prudencia de la serpiente es complemento de la sencillez de la paloma. Inflexible siempre en el término medio, igualmente alejado de los extremos, a igual distancia de la astucia política y de la falta de sagacidad, camina siempre en la verdad; la verdad es su elemento.»
374 Jn 1, 16.
375 En el III Concilio de Constantinopla, año 680.
376 Jn 6, 38.
377 Mt 26, 39; Cfr. Mc 14, 36, y Lc 22, 42.
378 Mt 11, 26; Lc 10, 21.
379 Jn 8, 29. El mismo San Juan dice también, 4, 34: «Mi manjar es hacer la voluntad de Aquel que me envió», y 5, 30: «No busco la voluntad mía, sino la voluntad del que me envió.»
380 Hb 10, 5-7.
381 Sal 39, 7-9.
382 Jn 19, 30.
383 Flp 2, 8.
384 Nadie ha descrito mejor que el Apóstol de los Gentiles estos combates íntimos, en el cap. 7, de Rm.
385 Mt 16, 20-23.
386 Jn 7, 1, 10.
387 Cfr. Lc 13, 31-33.
388 Is 50, 7.
389 Cfr. Mt 20, 17-19; Mc 10, 32-34; Lc 18, 31-34; Jn 11, 7-10.
390 Investigabiles divitias Cordis tui. Colecta del oficio del Sagrado Corazón en el propio de la diócesis de Autun, parcialmente tomado de San Pablo, Ef 3, 8.
391 Ct 2, 4, conforme a la traducción de la Vg. En hebreo tiene otro sentido.
392 Mt 22, 37.
393 Mt 3, 17; Mc 1, 11; Lc 3, 22. Casi idénticas palabras resonaron, desde el cielo durante la transfiguración del Salvador. Cfr. Mt 17, 5; Mc 9, 6; Lc 9, 35.
394 Mc 14, 36.
395 Cfr. Mt 7, 21; Mt 10, 32-33; Mt 11, 25-27; Mt 12, 50; Mt 15, 13; Mt 16, 17; Mt 18, 19, 35; Mt 20, 23; Mt 26, 29, 39, 42, 53; Lc 2, 40; etc., y con más frecuencia en el cuarto Evangelio.
396 Por ejemplo, Mt 5, 45; Mt 6, 4, 6, 18, 26-33; Mt 10, 29-32; Mt 11, 25; Mt 18, 10, 14; etc.
397 Salustio.
398 Cfr. Hb 5, 8.
399 Sal 41, 2.
400 Hase observado que San Lucas pone especial cuidado en recordarlas. Cfr. Lc 3, 21; Lc 6, 12; Lc 9, 18; Lc 11, 1; Lc 22, 41-46 (y los pasajes paralelos de Mt y Mc); 23, 34, 46 Cfr. también Mc 1, 35, Jn 11, 41-42; Jn 17, 1-26, etc.
401 Mt 27, 46.
402 Lc 23, 46.
403 Mc 14, 36.
404 Jn 11, 41-42.
405 Jn 17, 1-26.
406 Mt 22, 39; Mc 12, 31.
407 Jn 15, 22.
408 Tt 3, 4; ψιλανθρωπία, amor a los hombres.
409 Ef 6, 18-19.
410 Jn 15, 13.
411 Jn 10, 11. Cfr. 10, 15, 17, 18; etc.
412 Mt 11, 28.
413 Mt 5, 21-24, 39-47; Mt 18, 23-33; Mc 11, 25; Lc 6, 31, 38; Lc 10, 25-37; etc.
414 Mc 7, 34
415 Jn 11, 39. Cfr. Hb 5, 7-8.
416 Lc 19, 41.
417 El verbo σπλαγχνίζεσθαι conmoverse las entrañas. Cfr. Mt 9, 36; Mt 14, 14; Mt 15, 32; Mt 20, 34; Mc 1, 41; Lc 7, 17; Lc 10, 33; etc.
418 Lc 23, 34.
419 Mt 9, 10-13; Mt 11, 19; etc.
420 Jn 4, 7-26.
421 Lc 7, 36-50.
422 Jn 8, 7-11.
423 Lc 19, 1-10.
424 Mt 18, 12-14; Lc 15, 3-7.
425 Lc 15, 11-32.
426 Is 42, 3. Cfr. Mt 12, 20.
427 Lc 3, 38.
428 Mt 15, 24.
429 Mt 9, 36; Mc 6, 34.
430 Mt 23, 37; Lc 13, 34.
431 Cfr. también Lc 19, 41-44.
432 Mt 12, 49-50.
433 Jn 15, 9, 15.
434 Jn 13, 1.
435 Cuando resucitó a la hija de Jairo, Mc 5, 37; Lc 8, 51; en su transfiguración, Mt 17, 1, etc.; en su agonía, Mt 26, 37; Mc 14, 33. Cfr. también Mc 13, 3-36.
436 In Carate., 31, 7.
437 Cfr. la interesante obra del P. OLLIVIER, Les amitiés de Jésus, 1895, y el primoroso opúsculo del P. LACORDAIRE, Marie-Madeleine.
438 Jn 13, 23; Jn 19, 26; Jn 20, 2; Jn 21, 7-20.
439 Jn 13, 23.
440 Jn 19, 26-27.
441 Sobre la amistad de Jesús con San Juan, cfr. el admirable panegírico de BOSSUET, Oeuvres, edít. de Versailles, t. 16, pp. 552-565.
442 Jn 11, 3.
443 Jn 11, 5.
444 Lc 10, 38-42. Cfr. también Jn 12, 1-11, y Mt 27, 6-13; Mc 14, 3-9.
445 Mc 10, 21; έμβλέψας αύτώ (Vg intuitus eum).
446 GUIZOT, Médications sur l'essence de la Religion, pp. 318-319.
447 Mc 9, 35-36.
448 Mt 19, 14; Mc 10, 15-16.
449 Mt 11, 16.
450 Lc 10, 21: νηπίοι.
451 Sal 8, 3.
452 Mt 21, 16.
453 Mt 18, 10.
454 Mt 18, 6.
455 Mt 21, 16.
456 Lc 10, 29-37.
457 Mt 8, 10; Lc 7, 9.
458 Tercer sermón de la Natividad de la Santísima Virgen.
459 Belén, trad., fr., t. 2, p. 206. El mismo autor ha escrito en otra obra, Spiritual Conferences, 2.ª edic., p. 281: «Nos dice la Teología que el cuerpo de Nuestro Señor fué formado especialmente para el sufrimiento, Del mismo modo podemos suponer que su Sagrado Corazón estaba dotado de una sensibilidad superior a la de todos los otros corazones. Eso hizo que los padecimientos de su pasión llegasen a donde nos es imposible seguirlos.»
460 Mt 11, 29.
461 Cfr. TERTULIANO, Adv. Marc., 1, 27.
462 Epist. ad Cor., 1Co 1, 13,16.
463 Epist. ad Phil., 8.
464 Lc 9, 52-56.
465 Mc 9, 37-40.
466 Mc 6, 31.
467 Mc 6, 34-44; Mc 8, 2-9.
468 Mt 26, 10-13.
469 Mt 26, 45-46.
470 Lc 23, 34.
471 Lc 23, 34.
472 Comment in Matth, 9, 9.
473 In Psalm. 103.
474 Cfr. Mt 4, 24-25; Mt 13, 15; Mt 15, 30; Mt 21, 14; Mc 1, 45; Mc 3, 7-10; Mc 6, 54-56; Lc 4, 14-15; Lc 5, 15; Lc 6, 17-19; Lc 7, 21; etc.