Trinidad
Esta misa se dice con vestiduras de color blanco.
Bendito sea Dios Padre y el Hijo unigénito de Dios y el Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia de nosotros.
Dios Padre,
que, al enviar al mundo
la Palabra de la verdad
y el Espíritu de la santificación,
revelaste a los hombres tu admirable misterio,
concédenos, al profesar la fe verdadera,
reconocer la gloria de la eterna Trinidad
y adorar la Unidad en su poder y grandeza.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Después de las lecturas
Por la invocación de tu nombre,
santifica, Señor y Dios nuestro,
estos dones de nuestra docilidad
y transfórmanos, por ellos, en ofrenda permanente.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Ga 4, 6
Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo, que clama: «Abbá, Padre».
Señor y Dios nuestro,
la recepción de este sacramento
y la profesión de fe en la santa y eterna Trinidad
y en su Unidad indivisible
nos aprovechen para la salvación del alma y del cuerpo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Esta misa se dice con vestiduras de color blanco. Esta misa no se puede utilizar el domingo II de Pascua.
Cf. Jr 31, 3; 1Jn 2, 2
Con amor eterno nos amó Dios; envió a su Hijo único como víctima de propiciación por nuestros pecados, no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.Sal 89, 2
Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Señor Dios, cuya misericordia no tiene límites
y cuya bondad es un tesoro inagotable,
acrecienta la fe del pueblo a ti consagrado,
para que todos comprendan mejor
qué amor nos ha creado,
qué sangre nos ha redimido
y qué Espíritu nos ha hecho renacer.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Después de las lecturas
Acepta con bondad, Señor, nuestras ofrendas
y transfórmalas en sacramento de redención,
memorial de la muerte y Resurrección de tu Hijo,
para que, por la eficacia de este sacrificio,
y confiando siempre en Cristo,
lleguemos a la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Sal 103, 17
La misericordia del Señor dura desde siempre y por siempre para aquellos que lo temen.Jn 19, 34
Uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
Concédenos, Dios misericordioso,
que, alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
bebamos con fe en la fuente de la misericordia
y nos mostremos cada vez
más misericordiosos con nuestros hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Esta misa se dice con vestiduras de color blanco.
Para esta misa puede utilizarse también el formulario de la fiesta de Nuestro Señor Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote.
Sal 109, 4
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec».
Oh, Dios,
que para gloria de tu nombre
y salvación del género humano
quisiste constituir a Cristo sumo y eterno sacerdote,
te suplicamos
que el pueblo, adquirido para ti con su sangre,
consiga, por la participación en este memorial,
la fuerza de su cruz y Resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Leccionario
Concédenos, Señor,
participar dignamente en estos sacramentos,
pues cada vez que se celebra
el memorial del sacrificio de Cristo,
se realiza la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
cf. 1Co 11, 24.25
Esto es mi Cuerpo, que se entrega por vosotros; este cáliz es la nueva alianza en mi Sangre, dice el Señor; haced esto, cada vez que lo bebáis, en memoria mía.
La participación en este sacrificio
que tu Hijo nos ha mandado ofrecer
en conmemoración suya,
nos convierta, Señor, en ofrenda perpetua para ti
juntamente con él.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Cfr Ga 6, 14
Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo: en él está nuestra salvación, vida y resurrección, por él somos salvados y liberados.
Oh, Dios,
que para salvar al género humano
has querido que tu Unigénito soportara la cruz,
concede, a quienes hemos conocido en la tierra este misterio,
alcanzar en el cielo los premios de su redención.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor, que nos limpie de toda culpa esta oblación,
la misma que en el ara de la cruz
quitó el pecado del mundo entero.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
La victoria de la cruz gloriosa
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque has puesto la salvación del género humano
en el árbol de la cruz,
para que donde tuvo origen la muerte,
de allí resurgiera la vida,
y el que venció en un árbol
fuera en un árbol vencido,
por Cristo, Señor nuestro.
Por él,
los ángeles alaban tu gloria,
te adoran las dominaciones y tiemblan las potestades,
los cielos, sus virtudes y los santos serafines
te celebran unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:
Puede decirse también el de Pasión
Plegaria eucarística
Son adecuadas las de la reconciliación
Jn 12, 32
Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí, dice el Señor.
Alimentados en tu sagrado banquete,
te pedimos, Señor Jesucristo,
que lleves a la gloria de la resurrección
a los que has redimido
mediante el leño de la cruz vivificadora.
Tú, que vives y reinaspor los siglos de los siglos.
Esta misa se dice con vestiduras de color blanco.
También puede utilizarse como misa votiva de la Santísima Eucaristía la misa votiva de Nuestro Señor Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote o la de la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.
Cf. Sal 78, 23-25
El Señor abrió las compuertas del cielo; hizo llover sobre ellos maná, les dio un pan del cielo; y el hombre comió pan de ángeles.
Oh, Dios,
que por el Misterio pascual de tu Unigénito
realizaste la redención de los hombres,
concédenos por tu bondad
experimentar el aumento continuo de tu salvación
a quienes, celebrando los sacramentos,
proclamamos con fe
la muerte y Resurrección de Cristo.
Él, que vive y reina contigo.
Al celebrar el memorial de nuestra salvación,
suplicamos, Señor, tu clemencia,
para que este sacramento de piedad
sea para nosotros signo de unidad y vínculo de caridad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Plegaria eucarística
Son adecuadas las de la reconciliación
Cf. Jn 6, 51
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
Te rogamos, Señor,
que la participación en la mesa celestial nos santifique
para que, por el Cuerpo y en la Sangre de Cristo,
se afiance la unión de todos los hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Flp 2, 10-11
Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Al venerar el santísimo nombre de Jesús,
te rogamos, Señor,
que, después de gustar su dulzura en esta vida,
seamos colmados del gozo eterno en la patria del cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Padre todopoderoso, acepta complacido
las ofrendas que te presentamos en nombre de tu Hijo,
pues sabemos que cuanto pidamos en su nombre nos será concedido,
como generosamente nos prometió.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Hch 4, 12
Bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos.
Concédenos, Señor, en tu misericordia,
venerar dignamente en estos santos misterios
a Jesús, el Señor,
a cuyo nombre quieres que toda rodilla se doble,
y otorga alcanzar la salvación a todos los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Esta misa se dice con vestiduras de color rojo.
Ap 5, 9-1 c
Señor, con tu sangre has adquirido para Dios hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino.
Oh, Dios,
que has redimido a todos los hombres
con la Sangre preciosa de tu Unigénito,
conserva en nosotros la acción de tu misericordia,
para que, celebrando siempre el misterio de nuestra salvación,
merezcamos alcanzar sus frutos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Al presentar a tu majestad nuestras ofrendas,
te suplicamos, Señor,
que en estos misterios
nos acerquemos a Jesús,
Mediador de la nueva alianza,
y renovemos la aspersión salvadora de su Sangre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Prefacio de la Pasión
Plegaria eucarística
Son adecuadas las de la reconciliación
Cfr 1Co 10, 16
El cáliz de la bendición que bendecimos es comunión de la Sangre de Cristo; el pan que partimos es participación del Cuerpo del Señor.
Saciados con el alimento y la bebida de salvación,
te rogamos, Señor,
que derrames siempre sobre nosotros la Sangre de nuestro Salvador,
y ella sea, para nosotros,
la fuente de agua viva que salta hasta la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Saciados con el alimento y la bebida del cielo,
te rogamos, Dios todopoderoso,
que liberes del temor de los enemigos
a cuantos redimiste con la Sangre preciosa de tu Hijo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Se dice con vestiduras de color blanco.
También se puede utilizar como misa votiva la de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.
Cf. Sal 32, 11. 19
Los proyectos del Corazón del Señor subsisten de edad en edad, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
Señor, Dios nuestro,
revístenos con las virtudes del Corazón de tu Hijo
e inflámanos en sus mismos sentimientos,
para que, conformados a su imagen,
merezcamos participar de la redención eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Oh, Dios, Padre de toda misericordia,
que, por el gran amor con que nos amaste,
nos has dado con inefable bondad a tu Unigénito,
haz que, en perfecta unión con él,
te ofrezcamos un homenaje digno de ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
De la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
Jn 7, 37-38
Dice el Señor: el que tenga sed, que venga a mí y beba. El que cree en mí, de sus entrañas manarán ríos de agua viva.Jn 19, 34
Uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
Después de participar del sacramento de tu amor,
imploramos de tu bondad, Señor,
ser configurados con Cristo en la tierra
para que merezcamos participar de su gloria en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Esta misa se dice con vestiduras de color rojo.
Rm 5, 5; 8,11
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que habita en nosotros.
Oh, Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles
con la luz del Espíritu Santo,
concédenos gustar lo que es bueno según el mismo Espíritu
y gozar siempre de su consuelo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Santifica, Señor, nuestras ofrendas
y purifica nuestros corazones
con la luz del Espíritu Santo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Sal 67, 29
Confirma, oh, Dios, aquello que has realizado en nosotros, desde tu santo templo que está en Jerusalén.
Que la efusión de tu Espíritu Santo
purifique, Señor, nuestros corazones
y los haga fecundos con su penetrante rocío.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Cfr Jn 16,13
Cuando venga el Espíritu de la verdad, os enseñará toda la verdad, dice el Señor.
El Espíritu Santo que viene de ti
ilumine nuestras almas, Señor,
y, según la promesa de tu Hijo,
nos dé a conocer toda la verdad.
Por nuestro Señor Jesucristo.Oh, Dios,
que penetras el corazón y los deseos de los hombres,
y no hay para ti secreto alguno,
purifica, por la efusión del Espíritu Santo,
los pensamientos de nuestro corazón,
para que merezcamos amarte de verdad
y alabarte dignamente.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Mira complacido, Señor,
el sacrificio espiritual que se ofrece en tu altar
con el sincero deseo de servirte,
y concede un espíritu firme a tus siervos,
para que su fe y humildad
hagan agradable para ti esta oblación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Jn 15, 26; 16, 14
El Espíritu, que procede del Padre, me glorificará, dice el Señor.
Señor Dios nuestro,
que te has dignado vivificarnos
con este alimento celestial,
infunde la suavidad de tu Espíritu
en lo más íntimo de nuestro corazón,
para que alcancemos como eterno don
lo que acabamos de recibir en esta acción sagrada.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Lc 4, 18
El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, dice el Señor.
Oh, Dios,
que santificas a toda tu Iglesia
en medio de los pueblos y de las naciones,
derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra
para que también ahora se difundan,
a través del corazón de los creyentes,
aquellas maravillas que te dignaste hacer
en los comienzos de la predicación evangélica.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Oh, Dios,
cuyo Espíritu nos gobierna y nos protege
atiende misericordioso nuestras súplicas,
para que la fe de los que creemos en ti
se afiance siempre con tus beneficios.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Señor, el fuego del Espíritu
que inflamó los corazones de los discípulos de tu Hijo
santifique también estas ofrendas
que presentamos ante tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Sal 104, 30
Envía tu Espíritu y serán creados, y renovarás la faz de la tierra.
Estos dones que acabamos de recibir, Señor,
nos sirvan de provecho,
para que nos inflame el mismo Espíritu
que infundiste de modo inefable en tus apóstoles.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
De la bienaventurada Virgen María
Se puede tomar la misa del común de santa María Virgen, según los diversos tiempos del año.
En estas misas se utiliza el color blanco.
Cfr. Hch 1, 14
Los discípulos perseveraban unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.
Oh, Dios,
Padre de misericordia,
cuyo Unigénito, clavado en la cruz,
proclamó a santa María Virgen, su Madre,
como Madre también nuestra,
concédenos, por su cooperación amorosa,
que tu Iglesia, cada día más fecunda,
se llene de gozo por la santidad de sus hijos
y atraiga a su seno
a todas las familias de los pueblos.
Por nuestro Señor Jesucristo.Aunque se trate de una memoria, deben tomarse estas lecturas en lugar de las del día:
Primera Lectura
Pongo hostilidad entre tu descendencia y la descendencia de la mujer
Lectura del libro del Génesis (Gn 3, 9-15.20)
Después de comer Adán del árbol, el Señor Dios lo llamó y le dijo:
«¿Dónde estás?».
Él contestó:
«Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».
El Señor Dios le replicó:
«¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?».
Adán respondió:
«La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».
El Señor Dios dijo a la mujer:
«¿Qué has hecho?».
La mujer respondió:
«La serpiente me sedujo y comí».
El Señor Dios dijo a la serpiente:
«Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo;
te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida;
pongo hostilidad entre ti y la mujer,
entre tu descendencia y su descendencia;
esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón».
Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial
Sal 86, 1-2.3.5.6-7R/. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Gloriósa dicta sunt de te, cívitas Dei!
Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sion
a todas las moradas de Jacob.
R/. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Gloriósa dicta sunt de te, cívitas Dei!
Se dirá de Sion: «Uno por uno,
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado».
R/. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Gloriósa dicta sunt de te, cívitas Dei!
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Este ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti».
R/. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Gloriósa dicta sunt de te, cívitas Dei!
Aclamación antes del Evangelio
Mt 23, 9.10
Aleluya, aleluya, aleluya
¡Oh, feliz Virgen que engendraste al Señor!
¡Oh, Bienaventurada Madre de la Iglesia,
que infundes en nosotros el Espíritu de tu Hijo Jesucristo!O felix Virgo, quae Dóminum genuísti
o beáta Mater Ecclésiæ,
quæ in nobis foves Spíritum Fílii tui Iesu Christe.
Aleluya.
Evangelio
Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 19, 25-34)
Gloria a Ti, Señor.
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre:
«Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo:
«Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo:
«Tengo sed».
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
«Está cumplido».
E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Acepta, Señor, nuestras ofrendas
y conviértelas en sacramento de salvación
que nos inflame en el amor de la Virgen María,
Madre de la Iglesia,
y nos asocie más estrechamente a ella
en la obra de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Cfr Jn 2, 1.11
Había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; entonces Jesús comenzó sus signos y manifestó su gloria, y creyeron los discípulos en él.
Cf. Jn 19, 26-27
Jesús, desde la cruz, dijo al discípulo que tanto amaba: «Ahí tienes a tu madre».
Después de recibir la prenda de la redención y de la vida,
te pedimos, Señor,
que tu Iglesia, por la intercesión maternal de la Virgen,
anuncie a todas las gentes el Evangelio
y llene el mundo entero
de la efusión del Espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Cf Jdt 13, 23.25
El Señor Dios altísimo te ha bendecido, Virgen María, entre todas las mujeres de la tierra; porque ha sido glorificado tu nombre de tal modo que tu alabanza está siempre en la boca de todos.
Oh, Dios,
que elegiste entre todas las mujeres
a la bienaventurada Virgen María, llena de tu gracia,
cara hacerla Madre de tu Hijo, redentor nuestro,
concede a quienes veneramos su santo Nombre
superar los peligros del tiempo presente
y obtener con ella la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.Oh, Dios,
cuyo Hijo al expirar en el ara de la cruz,
quiso que la santísima Virgen María,
elegida como Madre suya, fuera también madre nuestra,
concédenos en tu bondad
que seamos fortalecidos por la invocación de su Nombre maternal
quienes nos refugiamos seguros bajo su amparo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Mira, Señor, estos dones ofrecidos,
para que nuestros corazones, llenos de la luz del Espíritu Santo,
por la intercesión de santa María, siempre Virgen,
se esfuercen continuamente en adherirse a Cristo tu Hijo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio
Antífona de comunión
Cf. Lc 1, 26-27:
El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una virgen, el nombre de la virgen era María.
Te pedimos, Señor, nos concedas
que, fortalecidos en la mesa de la palabra y el sacramento,
bajo la guía y patrocinio de santa María,
rechacemos lo que es contrario al nombre cristiano
y cumplamos cuanto en él se significa.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Cf. Hch 1, 14
Los discípulos perseveraban unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.
Oh, Dios,
que derramaste el Espíritu Santo
sobre los apóstoles,
reunidos en oración con María,
concédenos, por su intercesión
entregarnos fielmente a tu servido
y proclamar la gloria de tu nombre
con testimonio de palabra y de vida
Por nuestro Señor Jesucristo.
Después de las lecturas
por tu benignidad, Señor,
y por la intercesión de Santa Maria, siempre virgen,
nuesta ofrenda alcance a tu iglesia
el crecimiento por el número de fieles
y el resplandor constante;
por la abundancia de las virtudes
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Cf. Lc 11, 27-28
Bienaventurado el vientre que llevó a Cristo, el Señor; mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen
Después de recibir tu ayuda, Señor, en este sacramento,
Al celebrar a memoria de Santa María Virgen,
Reina de los Apóstoles,
Te pedimos que, perseverando en el cumplimiento de tu voluntad
Y en el servicio a los hombres,
Tu pueblo avance siempre hacia la salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Ángeles
Esta misa se dice con vestiduras de color blanco.
También se puede utilizar como misa votiva de la memoria de los santos Angeles Custodios.
Sal 102, 20
Bendecid al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su palabra.
Oh, Dios, que con admirable sabiduría
distribuyes los ministerios
de los ángeles y de los hombres,
concédenos, por tu bondad, que nuestra vida
esté siempre protegida en la tierra
por aquellos que te asisten continuamente en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Después de las lecturas
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza
y te suplicamos humildemente
que, llevado ante tu majestad por manos de los ángeles,
lo recibas con bondad,
y sea provechoso para nuestra salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Sal 137, 1
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti.
Alimentados con el pan del cielo,
te pedimos humildemente, Señor,
que, sostenidos por su fuerza,
avancemos con valentía por la senda de la salvación
bajo la fiel custodia de los ángeles.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Santos
12. De san Juan Bautista
Se dice, con vestiduras de color blanco, la misa de la vigilia de la solemnidad de la Natividad de san Juan Bautista
También se puede utilizar como votiva la misa de la solemnidad de san José, esposo de la bienaventurada Virgen María o la de la memoria de san José obrero
Lc 12, 42
Este es el siervo fiel y prudente a quien el Señor puso al frente de su servidumbre.
Dios que con inefable providencia elegiste a san José
como esposo de la santísima Madre de tu Hijo,
concédenos que merezcamos tener como intercesor en el cielo
al que veneramos como protector en la tierra.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Después de las lecturas
Al ofrecerte este sacrificio de alabanza,
te rogamos humildemente, Padre santo,
que nos proteja en nuestro servicio la intercesión de san José,
a quien confiaste la misión de custodiar, como padre,
a tu Unigénito.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio
Prefacio de san José (al venerar a San José)
Mt 25, 21
Siervo bueno y fiel: entra en el gozo de tu Señor.
Renovados con este sacramento de vida,
concédenos, Señor,
vivir siempre para ti
en justicia y santidad,
a ejemplo y por la intercesión de san José,
tu servidor fiel y obediente
en la realización de tus grandes misterios.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Jn 15, 16
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca, dice el Señor.
Exulte siempre, Señor, tu Iglesia,
al celebrar constantemente a los santos apóstoles,
para que se deje guiar por estos pastores
cuya doctrina y méritos la llenan de alegría.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Después de las lecturas
Señor, infunde en nosotros tu Espíritu Santo
que derramaste con abundancia sobre los Apóstoles,
para que conozcamos los dones que por ellos nos entregaste
y ofrezcamos dignamente a tu gloria este sacrificio de alabanza.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Mt 19, 28
Vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para
regir a las doce tribus de Israel, dice el Señor.
Oh, Dios,
haz que perseveremos
con alegría y sencillez de corazón
en la doctrina de los apóstoles,
comulgando en la fracción del pan
y en las oraciones.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Pedro, el apóstol, y Pablo, el doctor de las gentes, nos enseñaron tu ley, Señor.
Señor, Dios nuestro,
concédenos tu ayuda
por la intercesión de los santos apóstoles Pedro y Pablo
y ya que por ellos entregaste a tu Iglesia
las primicias de los dones del cielo,
otórganos también, por medio de ellos, los auxilios
para la salvación eterna.
por nuestro Señor Jesucristo.
Después de las lecturas
Señor, al celebrar con alegría
la conmemoración de los santos apóstoles Pedro y Pablo
Traemos ofrendas a tu altar
te suplicamos
que, desconfiando de nuestros méritos,
nos gloriemos de ser salvados solo por tu bondad.
por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
De la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, apóstoles
Cf. Jn 21, 15.17
Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.
Te rogamos, Señor, que fortalezcas
con los sacramentos del cielo a tus fieles,
a quienes has iluminado
con la doctrina de los apóstoles.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Lc 22, 32
El Señor dice a Simón Pedro: «Yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te hayas convertido, confirma a tus hermanos».
Oh, Dios,
que al confiar a tu apóstol san Pedro
las llaves del reino de los cielos
le entregaste el poder supremo de atar y desatar,
concédenos, por su intercesión y auxilio,
vernos libres de las ataduras de nuestros pecados.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Después de las lecturas
Señor, acepta en tu bondad las ofrendas que tu pueblo te presenta
en la conmemoración del apóstol san Pedro,
a quien concediste, por misteriosa revelación,
confesarte a ti, Dios vivo, y a tu Hijo;
y dar testimonio de su Maestro
con su glorioso martirio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Mt 16, 16. 18
Pedro dijo a Jesús: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». Jesús le respondió: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia».
Nos has admitido, Señor, en el banquete de salvación
al venerar la memoria de san Pedro, apóstol;
te pedimos, con alegría,
seguir de cerca siempre a tu Hijo,
el único que tiene palabras de vida eterna,
y, como ovejas fieles de tu grey,
ser conducidos felizmente a los pastos eternos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Cf. 2Tm 1, 12; 4, 8
Sé de quién me he fiado, y estoy firmemente persuadido de que el juez justo tiene poder para velar, hasta aquel día, por el depósito que se me confió.
Señor y Dios nuestro,
que de modo admirable elegiste al apóstol san Pablo
para predicar el Evangelio,
haz que penetre en todo el mundo
a fe que el Apóstol llevó a los reyes y a las naciones,
para que tu Iglesia crezca sin cesar.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Después de las lecturas
Al celebrar estos divinos misterios,
te pedimos, Señor, que el Espíritu
nos ilumine con aquella luz de la fe
que alumbró al apóstol san Pablo
para propagar tu gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Ga 2, 20
Vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.
Alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
te pedimos, Señor,
que la vida para nosotros sea Cristo
y nada nos separe de su amor;
y haz que vivamos en caridad con los hermanos,
fieles al consejo del Apóstol.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se dice la misa de su propia festividad; pero si en ésta se celebra también a otro Apóstol y los textos de la misma no se adaptan para el Apóstol que se desea conmemorar por separado, se puede decir la siguiente misa.
Cf. Sal 95, 2-3
Proclamad día tras día la victoria del Señor, contad a los pueblos su gloria
Afianza en nosotros, Señor,
aquella fe con la que san N., apóstol,
se entregó sinceramente a tu Hijo
y concédenos, por sus ruegos,
que tu Iglesia sea sacramento de salvación para todos los pueblos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Después de las lecturas
Al presentarte estas ofrendas
en la conmemoración del apóstol san N.,
te rogamos, Señor,
que, a ejemplo suyo, viviendo con rectitud según el Evangelio de Cristo,
colaboremos a la evangelización de la fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
N., te rogamos, Señor, que nos concedas vivir, a ejemplo suyo, de acuerdo con el Evangelio y colaborar así a la difusión de la Buena Nueva de Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Prefacio
Lc 22, 29-30
Yo preparo para vosotros el Reino como me lo preparó mi Padre a mí, de forma que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino, dice el Señor.
En la memoria de tu apóstol san N.
hemos recibido, Señor,
la prenda de la eterna salvación;
te pedimos que sea para nosotros
auxilio para la vida presente y la futura.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
N., nos ayude, Señor, a superar las luchas de la vida presente y a llegar con felicidad a la futura. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Las almas de los santos, que siguieron las huellas de Cristo, se alegran en
el cielo: por eso exultan con Cristo para siempre.
Oh, Dios,
fuente de toda santidad,
haz que cada uno de nosotros
caminemos dignamente en nuestra vocación,
por los méritos de tus santos,
a quienes concediste en la tierra diversidad de carismas
y un mismo premio de gloria en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Después de las lecturas
Sean agradables a tus ojos, Señor,
los dones que te ofrecemos
en honor de todos los santos,
y haz que sintamos interceder por nuestra salvación
a los que creemos ya seguros en la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
Mt 5, 8-10
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Oh, Dios,
que nos alimentas con un mismo pan
y nos confortas con una misma esperanza,
danos también fuerza con tu gracia
para que todos juntos,
formando con tus santos
un solo cuerpo y un solo espíritu en Cristo,
resucitemos a la gloria con él.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Santos, día 26.VI