Parte Segunda. LA INFANCIA

CAPÍTULO II. EL MESÍAS REVELADO A ISRAEL POR LAS PROFECÍAS MESIÁNICAS

1 Pensées, edic. Havet, p. 274.
2 Cfr. en particular, entre los autores católicos, SAN JUSTINO, Dial. cum Tryph., 50-55, 56, 108; SAN AGUSTÍN, De Civit. Dei, 18, 28-35; J. CORLUY, Spicilegium dogmatico biblicum, 2 volúmenes, 1884, t. 1, pp. 347-529; MGR. MEIGNAN, Les Propheties Messianiques, 6 volúmenes, 1856-1894; el P. LAGRANGE, artículós sobre diversas profecías mesiánicas en RevBibl núms. de octubre de 1904, de enero y de abril de 1905, enero y octubre de 1906; M. NICOLAU, De Revelatione christiana, Madrid, 4.ª, 1958, pp. 396-433;L. CERFAUX, L'Attente du Messie, París, 1954; R. CRIADO, La Sagrada Pasión en los Profetas, Cádiz, 1944; M. GARCÍA CORDERO, Libros Proféticos: Biblia comentada III, Madrid, 1961.
3 Esta feliz expresión es, según creemos, de Tertuliano.
4 Gn 3, 15.
5 Hemos traducido según el hebreo. Respecto al pronombre femenino ipsa, que se lee en la Vg y que designa directamente la mujer, cfr. los comentarios.
6 Gn 9, 26 «¡Bendito sea Yavé, Dios de Sem!»
7 Gn 12, 2-3; Gn 18, 16-18.
8 Hch 3, 24-26; Ga 3, 16 Cfr. también Lc 1, 54-55; Lc 1, 72-73.
9 Jn 8, 56.
10 Gn 26, 3-4; Gn 26, 28-29.
11 Gn 28, 13-14; Gn 35, 11-14.
12 Gn 49, 8-12.
13 Nm 24, 17.
14 Dt 18, 18-19.
15 Jn 5, 45-47 Cfr. Hch 7, 37.
16 1S 2, 19.
17 En el texto hebreo: el «cuerno» de su Cristo.
18 BOSSUET, Discours sur l'histoire universelle, segunda parte, cap. 4.°
19 2S 7, 1-17 Este oráculo, uno de los más importantes del A. T., fue desarrollado más tarde en términos grandiosos en el Sal 88; Sal 89, 1-38.
20 Sal 2, 7; Sal 44, 7 y Sal 109, 3.
21 Sal 2; Sal 44; Sal 88; Sal 9; etc.
22 Sal 109, 4
23 Sal 39, 6-9 Cfr. Hb 10, 5-10.
24 Diversos rasgos característicos de la Pasión aparecen también en otros Salmos, como nos lo enseñan los evangelistas. Cfr. Sal 40, 10; Jn 13, 18 y Jn 17, 12; Hch 1, 16; Sal 68, 22 Mt 27, 43 etc.
25 Sal 16, 10 Cfr. Hch 2, 25-32; Hch 13, 35-37.
26 FILLION, La Sainte Bible commentée, 4, p. 11.
27 Se ha calculado que de doscientas ochenta y tres citas tomadas del A. T. por el N., ciento dieciséis lo han sido de los Salmos.
28 Pensamiento desarrollado más maravillosamente aún en el Ct como también en varios pasajes de los profetas y del N. T. Cfr, Mt 9, 15; Jn 3, 29; Ef 5, 22-23 etc.
29 Pr 8, 22-31.
30 Sb 7 y Sb 8.
31 Si 24, 1-47.
32 Is 4, 3; Is 29, 17-24; Mi 2, 12-13 etc.
33 Is 53, 2.
34 Os 3, 4-5; Am 9, 10-15 etc.
35 Dn 2, 31-45; Dn 7, 1-27.
36 Mi 5, 2.
37 Is 7, 14 Largamente hemos comentado este oráculo en nuestro Essais d'exégése, 1884, pp. 1-99.
38 Ml 3, 1.
39 Is 53, 9.
40 Za 11, 12-13.
41 Dn 9, 20-27.
42 BOSSUET, Discours sur l'histoire universelle, segunda parte, cap. 4.
43 Is 40, 3-4; Ml 3, 7; Ml 3, 5-6; Os 11, 1; Za 6, 12-13; Dn 7, 13; Za 9, 9; Is 35, 5; Is 42, 1-3; Za 12, 9-14; Za 13, 7; Jn 2, 1; Mt 12, 40; Mt 16, 4; Ml 1, 10-11; Is 2, 1-4; Is 6, 8-10; Is 61, 1-3; Lc 4, 18-19.
44 SAN JERÓNIMO, Praef. ad Paul, et Eustoch., en su comentario de Isaías; SAN AGUSTÍN, De civil. Dei, 18, 29. 1.
45 Se da este nombre a los capítulos 7-12, en los que Emmanuel, el hijo de la Virgen. desempeña función principalísima.
46 Is 9, 6.
47 Caps. 40-66.
48 LE HIR, Les trois grands prophétes Isaie, Jérémie, Ezéchiel, 1877, p. 135.
49 Is 52, 13; Is 53, 12 Verdadero «pasionario de oro», citado muchas veces por los evangelistas y apóstoles para mostrar que Jesús cumplió todos sus detalles. Cfr. Mt 18 7; Mt 26, 63; Mc 9, 11; Mc 15, 28; Lc 4, 17-21; Lc 22, 37; Lc 23, 34; Jn 12, 38; Hch 8, 23; Rm 10, 16; 1Co 15, 3; 1P 2, 22-24; etc.
50 Jr 31, 22.
51 Ez 40-48.
52 Siguiendo al apóstol de los Gentiles (1Co 10, 1-11), los Santos Padres han visto, y con razón, en muchos incidentes y personajes de la historia judía, en los sacrificios y ceremonias del culto, etc., figuras proféticas de la vida y atributos del Mesías. No creemos necesario entrar aquí en estos pormenores, pues, a pesar del grande interés que presentan, no se podría decir que tienen –aparte de algunos, como el episodio de Jonás y del cordero pascual– fuerza probativa comparable a la de los oráculos mesiánicos propiamente dichos.