Ne

Ne 1, 1- 11. Encabezamiento del libro

1ª Palabras de Nehemías, hijo de Helcías:
El autor del libro ha utilizado ampliamente las memorias que escribió Nehemías, y que se reconocen por el empleo de la primera Persona (Ne 1, 1-5; Ne 10, 30b-40; Ne 12, 13.31). Es la única vez que el título Palabras de (dibre) aparece en libros históricos; es frecuente, sin embargo, en los escritos proféticos (Jr 1, 1; Am 1, 1) y sapienciales (Pr 30, 1). La traducción más fiel parece ser: "Memorias de Nehemías," y no: "Historia de las gestas o actos de Nehemias. La palabra Nehemías significa "Yahvé consuela" y únicamentyte aparece en nuestro libro. Se añade "Hijo de Helcías" para distinguirlo de otros personajes que llevaron el mismo nombre (Ne 7, 7) Nehemías no fue sacerdote, en contra del texto de la Vulgata en 2M 1, 21: "lussit sacerdos Nehemias," traducción errónea del texto griego original.

Ne 1, 1-3. Malas noticias

Al hablar el texto del año veinte, sin especificar el origen de este cálculo, parece que haga referencia al reinado de Artajerjes, como sugiere la lección de Ne 2, 1. El rey Artajerjes Longímano sucedió a Jerjes el año 464, reinando hasta 424. Según el cómputo babilónico, que empieza el mes de Nisán de 464, el año 20 del reinado de aquel monarca corresponde a 445. El mes de Casleu es el nono del calendario, correspondiente a la mitad de los meses de noviembre-diciembre. Después del exilio se designan los meses con los nombres del calendario asiro-babilónico (Ne 2, 1; Esd 6, 15). Comparado el v.1 con Ne 2, 1, surge una dificultad cronológica. En efecto, según el texto que comentamos, llegó Jananí de Jerusalén el mes de Casleu del año veinte del reinado de Artajerjes I Longímano; por otra parte, en Ne 2, 1 se habla del primero de Nisán del mismo año. Algunos comentaristas, como Fernández, zanjan la dificultad alegando la manera diversa con que se computaba el principio del año. Sin embargo, no parece probable que un mismo autor emplee en el mismo libro diversos sistemas de computación. Por lo mismo, cabe suponer que existe una adulteración de los números: año veinte en vez de diecinueve (Ne 1, 1)1 y veinte en vez de veintiuno en Ne 2, 1, o una trasposición de los meses (Casleu, Ne 1, 1; Nisán, Ne 2, 1; Schneider).
La escena tuvo lugar en la ciudadela (hahbirah) de Susa. Según las excavaciones practicadas por M. Dieulafoy (1884-1886) y por otros arqueólogos más modernos, birah era la acrópolis de Susa. Al norte de la misma se encontraba un palacio con la grande sala del trono (apadana), rodeado de jardines. Al este estaban los departamentos reales, de sus colaboradores y del gineceo. Rodeada de recias murallas, estaba protegida en el ángulo sudoeste por una ciudadela. Hacia el año 440, un violento incendio redujo a cenizas tan suntuoso lugar. Los reyes de Persia invernaban en Susa (Est 1, 2-5; Est 3, 15) Por el texto no es posible determinar si Jananí era hermano carnal de Nehemías o un pariente suyo. "Aunque la palabra hermano es de significación muy vaga, aquí, empero, debe tomarse en el sentido estricto de hermano propiamente dicho o al menos de pariente, pues tal es su alcance en Ne 7, 2 (Fernández). La palabra peleta, resto, los que se han salvado, designa a los judíos repatriados que se encontraban en Jerusalén. A este resto se le promete la participación en los beneficios de la elección (Is 10, 20-21; Jr 23, 3). Vimos las dificultades que experimentaron los repatriados de parte de las gentes del país. A pesar del apoyo prestado por los monarcas persas, el resto se encontraba aislado en medio de un pueblo que veía en los recién llegados a enemigos que intentaban desplazarlos. Con el dinero recogido en Babilonia pudieron poco a poco reconstruir sus casas, procurarse tierras de cultivo, proveerse de ganado mayor y menor, etc. A duras penas habíase reedificado el templo, dejando para más tarde la reconstrucción de las murallas de Jerusalén. A este lamentable estado material de los repatriados debe añadirse que ellos, al contacto con las gentes del país, dejáronse seducir, renegando de su fe yahvista. Muchos llegaron a esta situación por culpa de sus mujeres paganas. Esdras había conjurado la situación consiguiendo que los judíos despidieran a las mujeres extrañas, pero al poco tiempo volvieron a las andadas. La alusión a las murallas de Jerusalén puede referirse a su destrucción por Nabucodonosor o, lo que es más probable, a la que siguió al recibirse la carta de Artajerjes (Esd 4, 7-23). Verdad es que no habla el texto explícitamente de que se destruyera la parte de las murallas que se había levantado, pero deja vislumbrarlo (Esd 4, 19-23). El dolor que causa a Nehemías la noticia sobre las murallas sugiere que se trata de una destrucción reciente.

Ne 1, 4-11. Consternación y plegaria de Nehemias

La noticia que le dieron Jananí y los otros que habían llegado la provincia (medinah) de Judá impresionó extraordinariamente a Nehemías. ¿Por qué sucedieron estas cosas en Jerusalén? Nehemías intuye inmediatamente que el pecado es el causante de tantos males, por lo cual acude a las lágrimas, al ayuno y a la oración, con el fin de aplacar al Dios ofendido (1S 14, 24; Esd 8, 21). Elbios de los cielos (Ne 2, 5-20; Ne 9, 6-28; Esd 1, 2; Esd 5, 11-12; Esd 6, 9-10; Esd 7, 2) era un título que los persas daban a Ahura Mazda, pero que Nehemías aplica al único y verdadero Dios. Es Yahvé grande y terrible, que no deja impune ningún pecado contra su ley (Dn 9, 4). Es celoso Yahvé del pacto de la alianza (Ex 19, 1 - Ex 20, 26). En el caso de que Israel cumpla lo estipulado, le colma Dios de gracias espirituales y materiales; en caso contrario le retira su ayuda, dejándole solo ante sus enemigos. Nehemías confiesa que Israel ha pecado; él mismo se incluye entre los pecadores. Pero la penitencia es el principio del perdón; Israel reconoce su pecado; confiesa que ha traspasado los mandamientos que Dios prescribió por medio de Moisés. La expresión "que esté atento tu oído y abiertos tus ojos" aparece en otros lugares bíblicos (1R 8, 28-29; 2R 19, 16; 2Cro 6, 40).
En los v.8-9 recuerda Nehemías que Dios amenazó a los pecadores, pero prometió reconciliarse con ellos si reconocen su pecado y lo detestan. Por el pecado, Israel fue llevado cautivo entre las gentes; ahora, habiendo hecho penitencia, le reunirá Dios de nuevo y le volverá al lugar que el mismo Dios eligió como morada suya (1S 4, 4; 2S 6, 2; Sal 80, 1). La promesa que se dice fue hecha a Moisés se encuentra formulada implícitamente en varios pasajes del Pentateuco (Lv 26, 33-45; Dt 4, 25-31; Dt 28, 1-15; Dt 30, 1-5). Dios no puede desentenderse de Israel, porque, en realidad, Israel es su pueblo predilecto (Ex 5, 1; Ex 8, 20; Dt 32, 15; Jr 3, 19; Jr 31, 20); los israelitas son siervos suyos, que redimió con gran poder y mano fuerte (Dt 9, 29).
Al final del v.11 alude Nehemías al rey Artajerjes con las palabras "este hombre." Ruega a Dios que cambie el corazón del rey en el sentido de que se le conceda autorización para levantar los muros de Jerusalén, revocando la orden contraria dada anteriormente (Esd 4, 23).
Se preguntan muchos intérpretes: ¿Es auténtica esta oración de Nehemías? Todos confiesan que su forma es estereotipada; que tiene muchas semejanzas con otras muchas (Esd 9, 6-15; Ne 9, 6-37; Dn 9, 4-19; Si 36, 1-6); que presenta un colorido deuteronómico muy marcado (Dt 7, 9-21; Dt 9, 29; Dt 30, 1-4)· Por lo mismo, piensan muchos que fue compuesta por el autor del libro. La verdad parece estar en un término medio. No cabe suponer que el cronista reprodujera textualmente una oración que Nehemías hizo en determinada ocasión; se limita a transcribir las ideas maestras de la misma.
Nehemías era copero del rey, cargo honorífico en la corte persa; los funcionarios reales solían ser eunucos (Est 1, 10; Jdt 12, 11)· ¿Lo era Nehemías? Se discute; para los judíos ser eunuco era una deshonra, salvo excepción (Dt 23, 2; Sal 127; en contra Is 56, 3-5).

Ne 2, 1-20

Ne 2, 1-3. Hondo pesar de Nehemías

Las informaciones que le dieron Jananí y otros calaron hondo en el corazón de Nehemías. Era copero del rey; la frase "el vino delante de él" apenas tiene sentido, por lo que el texto griego la ha cambiado por "el vino estaba delante de mí," lo que equivale a decir que le había llegado a Nehemías el turno de servir el vino al monarca. A pesar de sus esfuerzos para permanecer sereno, no pudo, sin embargo, evitar que sus pesares se reflejaran en su rostro. Las palabras del rey le atemorizaron, por estar prohibido a los empleados de palacio mostrarse tristes o aparentar mal humor durante el servicio real (Est 4, 2). Además, pensando él pedir a Artajerjes revocara la orden que había dado de suspender la reconstrucción de las murallas de Jerusalén (Esd 4, 7-23), temía que la tristeza le indispusiera con el rey y le cerrara las puertas para pedirle tan gran favor. A la pregunta del rey responde Nehemías poniendo por delante la cuestión sentimental: en Jerusalén estaban las tumbas de sus antepasados en situación lamentable y expuestas a ser profanadas, por carecer la ciudad de murallas y puertas que aseguraran la incolumidad de las mismas. Los persas profesaban gran respeto a los sepulcros. De Darío cuenta Valerio Máximo (Ne 5, 4) que, al invadir el país de los escitas, notó que aquellas gentes no presentaban batalla. Al manifestar su extrañeza, le respondieron: "No tenemos ciudades amuralladas ni campos cultivados que defender; pero si tú nos fuerzas a retirarnos hasta los sepulcros de nuestros padres, sabrás cómo los escitas saben batirse."

Ne 2, 4-8. Petición de Nehemías

Sabía Nehemías que Dios ablanda y endurece a su beneplácito el corazón de los reyes; por lo cual, antes de responder al monarca oró brevísimamente a Dios, poniendo en sus manos el trascendental asunto. En primer lugar le pidió le concediera ir a Jerusalén para reedificarla. Ante la carta de Rehum y Simsaí, había respondido Artajerjes que cesaran los trabajos para la reconstrucción de las murallas (Esd 4, 21); pero el rey dictó aquella orden a base de los informes que le transmitían. Nehemías, funcionario palaciego, cumplidor de su deber, reitera la petición. Existía la dificultad de que la corte persa no revocaba nunca una ley (Dn 6, 16; Est 8, 8), pero podía sustituirla por otra. Además, Artajerjes era muy conocido a causa de su carácter voluble y por la influencia que ejercían las mujeres sobre él. Al lado del rey, dice el texto, hallábase la reina. En el texto original, la soberana es llamada hashegal (Dn 5, 2). Por razón del artículo parece que se trata de la reina propiamente dicha, aunque el término en sí puede aplicarse más bien a una mujer del harén o a una concubina. Del hecho de que Nehemías tuviera familiaridad con la reina no se deduce necesariamente que fuera eunuco.
Tanto el rey como la reina se preocupan menos del favor que les pide su servidor que del tiempo que tardará en volver. No señala el texto el lapso de tiempo que pidió Nehemías, pero consta que su permanencia en Jerusalén duró unos doce años (Ne 5, 14). No es creíble que Nehemías pidiera autorización para ausentarse tanto tiempo; cabe más bien suponer que el corto lapso de tiempo señalado fuera prolongándose poco a poco a instancias del mismo. Una vez obtenido el permiso, pide letras comendaticias para los gobernadores de las provincias que debía atravesar hasta llegar a Jerusalén, y de una manera especial para el de Judá. Algunos autores (Vaccari) suponen que Nehemías pidió una escolta para el trayecto. Pide otras cartas para el guardabosques del rey. Asaf era judío. Puede relacionarse este personaje con Gadatas, intendente de los dominios reales en Asia Menor, al cual felicitó Darío por haber trasplantado en la baja Asia árboles que crecen al otro lado del Eufrates. Los reyes persas habíanse reservado algunos parques nacionales, llamados parees lammelek, paraíso del rey. El término pardes (Si 2, 5; Ct 4, 13) es de origen persa. De él se ha derivado la palabra paraíso, con el significado de parque, jardín o bosque (Gn 2, 8). ¿En dónde se encontraban estos bosques reales? Algunos creen que el monarca persa tenía algunos bosques Palestina, quizá en la región de Etam, a unos once kilómetros al sur de Jerusalén, en el lugar donde Flavio Josefo (Ant. lud. 8, 7-3) coloca los jardines de Salomón (Ag 1, 8), o en los montes de Juda (1Cro 27, 28). Supone Abel que pardes designaba los bosques del Líbano, de los cuales el rey se reservaba la explotación (Schneider). Pedía Nehemías maderas para las puertas de la ciudadela, construida acaso en el lugar que ocuparon más tarde las fortalezas de Baris y Antonia; para las murallas de la ciudad y para su propia casa. La ciudadela era un edificio cuya finalidad era proteger el templo contra las gentes del país.

Ne 2, 9-12. Nehemías llega a Jerusalén

Además de las cartas de recomendación, el soberano puso una escolta a disposición de Nehemías. Al llegar a Jerusalén entrevistóse con las autoridades provinciales y locales, las cuales no vieron con buenos ojos la presencia de un hombre autorizado por el rey para procurar el bien de los judíos repatriados. Sambalat es un nombre asirio que significa "Sin (el dios lunar) da la vida." Era gobernador de Samaría (Ne 3, 34). Se le llama el joronita, o bien porque era originario de Bet-Horón (Jos 10, 10; Jos 16, 1-3; 1R 9, 17), o porque descendía de Joronaím o Bet-Jarán, en la región de Moab (Is 15, 3; Jr 48, 34). En un papiro de Elefantina se dice que los hijos de Sambalat, gobernador de Samaría, gozaban de gran autoridad. El papiro es del año 17 de Darío II (424-405). Tobías estaba a las órdenes de Sambalat, como parece sugerir la palabra siervo, que puede tomarse en sentido honorífico o peyorativo. Se cree que este amonita dio origen a la poderosa familia de los Tobiadas, que, según Flavio Josefo y el testimonio de los papiros de Zenón, gozó de gran fama en el siglo ni antes de Cristo, tanto por su riqueza como por su influencia política. De estos documentos se deduce que Tobías vivía en la Birta (hebreo birah, griego baris, fortaleza) de Amón y era jefe de unos camelleros establecidos allí como colonos. Mantenía buenas relaciones con Tolomeo II, al cual mandaba caballos como obsequio. Dedicábase al comercio, que ejercía también en Jerusalén, en donde tuvo gran influencia durante el siglo u por sus relaciones con el sumo sacerdote Onías. Las modernas excavaciones han demostrado que la mencionada colonia estaba en e1 lugar conocido por Araqel-Emir, entre Aman y el río Jordán. Allí, al pie de una colina, en un subterráneo excavado en la roca, se lee dos veces el nombre de Tobías en caracteres hebraicos antiguas. A unos trescientos metros más allá existen vestigios de un gran edificio conocido con el nombre de Qasrel-Abd = castillo del siervo, lugar que corresponde, sin duda, a la mencionada Birta d Amón. Dada la tenacidad característica de la toponomástica semítica, es posible que el apelativo siervo sea un recuerdo del calificativo honorífico de los antiguos Tobiadas que eran siervos, es decir ministros de los Tolomeos. Es improbable que el apelativo dé siervo deba tomarse en sentido peyorativo.

Ne 2, 13-15. Inspección nocturna

Decidió Nehemías efectuar el recorrido durante la noche con el fin de no llamar la atención de las autoridades. Algunos íntimos que le acompañaron no conocían sus planes. Montaba éste en su cabalgadura; los que le acompañaban iban a pie. En líneas generales, parece que Nehemías inició su itinerario nocturno empezando por la parte noroeste de la ciudad, descendió por el valle de Hinnón en dirección a la piscina de Siloé, remontó el torrente Cedrón hasta Ain-itti-Mariam, estanque de Salomón, regresando al punto de partida. La puerta del Valle (Ne 3, 1-32; Ne 12, 31-40; 2Cro 26, 9) hallábase cerca de la actual puerta de Jafa, no en el Tiropeón. De la mencionada puerta pasó a la fuente del Dragón (hattanin), en el actual Birket es-Sultán. Sabido es que los tanninim eran considerados como monstruos marinos (Gn 1, 2; Jb 7, 12). Esta fuente misteriosa (DBS 4, 949), difícil de localizar, evoca espontáneamente la "piscina de las serpientes" existente en tiempos de Flavio Josefo. La puerta de las Escombreras coincide muy probablemente con la de los esenios de que habla Flavio Josefo, situada, según él, en la región llamada Berzo, o sea, del estercolero. Llamábase así porque junto a ella arrojábanse las basuras de la ciudad, que iban a depositarse en el torrente Hinnón, donde las aguas las arrastraban hacia el wadi enNahr. De trecho en trecho se paraba Nehemías contemplando el estado de las murallas.
Bajando en dirección sur de la ciudad, llegó a la puerta de la Fuente (Ne 3, 15), que se identifica o con la fuente de Siloé o con la de Ain Roguel. Algunos localizan el estanque del Rey con la actual fuente Ain-sitti-Mariam, junto al Cedrón, y otros con la piscina de Siloé. Según Vincent (DBS 950), corresponde al complejo de estanques construidos por Ezequías y sus sucesores en el valle del Tiropeón para regar los jardines reales (2R 20, 20; 2Cro 32, 30 Is 22, 9). A partir de este lugar, los escombros de las antiguas murallas habían obstruido el paso. Por lo mismo, bajó al torrente Cedrón, desde donde inspeccionó de lejos las murallas, regresando i punto de donde había salido. Dado que el texto nada dice del perímetro septentrional de la ciudad, muchos creen que Nehemías no dio la vuelta completa a la misma. Sin embargo, puede admitirse que, en vista de lo avanzado de la hora y para no llamar la atención de las autoridades y del pueblo, siguió rápidamente su camino, remontando el torrente Cedrón y torciendo en dirección oeste hasta llegar al lugar de partida.

Ne 2, 16-18. Asamblea general

Los magistrados (seganim) ignoraban el recorrido que había hecho Nehemías. La palabra seganim (Esd 9, 2; Ne 4, 8-13; Ne 5, 7-17; Ne 7, 5; Ne 12, 40) es de origen asirio y tiene un sentido dudoso. Acaso designa a los miembros de un consejo o tribunal creado después del exilio. Otros traducen por "magnates," jefes de las principales familias. Pero no es fácil entonces establecer la diferencia entre los términos que significan magistrados y notables (horim), que a veces parecen sinónimos (Ne 13, 11-17). Según Michaéli, los horim son los notables por su nacimiento; los seganim lo son por sus funciones. Con las palabras "no había dicho nada a los judíos," quiere referirse a los laicos que tenían cierta representación tanto por su ascendencia como por su posición social.
A los reunidos planteó Nehemías el problema de los muros. Hacia años que los primeros repatriados habían regresado del exilio, y las murallas estaban todavía sin construir. Este estado de cosas era un oprobio para el pueblo y una señal de debilidad y desidia. Ahora que se cuenta con la actitud favorable del rey conviene aprovechar la coyuntura, procediendo rápidamente, antes de que las autoridades locales puedan reaccionar y empezar los trámites para elevar su protesta al rey.

Ne 2, 19-20. Mofas de los enemigos

El autor presenta los acontecimientos atropelladamente: Nehemías reúne la asamblea al día siguiente de haber inspeccionado los muros de la ciudad y empieza inmediatamente las obras. Desde los comienzos presentáronse los enemigos mofándose de la empresa que creían descabellada. No se opusieron a ella por la fuerza por conocer las prerrogativas de que estaba investido Nehemías. Por lo mismo, pudo responder arrogantemente a las preguntas que le dirigieron sus enemigos. A Sambalat y Tobías se añade un tercer enemigo, llamado Guesem (Ne 6, 1-2.6), descendiente de una tribu árabe; ejercía las funciones de gobernador de la provincia del Negueb, la más meridional de la quinta satrapía. Puede ser que Guesem fuera descendiente de los árabes deportados a Samaría en tiempos de Sargón II. Si el libro de Nehemías no habla de los idumeos, enemigos ancestrales de los judíos, es porque los identifica con los árabes. La pregunta: "¿Os rebeláis contra el rey?" se refiere a la orden dada por Artajerjes (Esd 4, 17-22); pero no insisten, sabiendo que una orden de la corte persa puede ser sustituida por otra.

Ne 3, 1-32. Reparación de las murallas de Jerusalén

Ne 3, 1-2. Elíasib y sus hermanos

Elíasib (Esd 2, 2; Ne 12, 10), con sus hermanos los sacerdotes, construyó la puerta de las Ovejas; su ejemplo arrastró a otros, hasta el punto de que la obra se terminó en cincuenta y dos días (Ne 6, 15). Además, la decisión de Elíasib era tanto más meritoria cuanto que mantuvo relaciones con los samaritanos (Ne 13, 4)· la puerta de las Ovejas, o Probática, estaba en el sector norte, cerca del ángulo nordeste (Ne 3, 32; Ne 12, 39; Jn 5, 2), recibiendo este nombre por entrar por ella el ganado destinado a los sacrificios. Dice texto que "la consagraron" (qiddeshuhu), lo que se dice con respecto a los sacerdotes; en otros lugares se dice que la cubrieron (qerunu Muchos autores (Vincent, Gelin, Batten) unifican el texto conociendo la lección qiddshuhu en qiruhu. La consagración de toda la obra efectuóse más tarde (Ne 12, 27), pero esto no impide que los sacerdotes consagraran su obra al momento de terminarla. Parece que los sacerdotes tuvieron que rehacer totalmente el muro.
No puede identificarse la torre de Mea (los ciento). Vincent cree que no ha existido nunca, debiéndose su mención a una lectura errónea del texto. En efecto, la traducción material del texto es: "Y hasta la torre de Mea la consagraron, hasta la torre de Jananeel." En caso de haber existido, no se sabe por qué recibió semejante nombre; acaso porque tenía cien codos de altura o porque cabían en su interior cien hombres para defenderla. De la torre de Jananeel se habla en Jeremías (Jr 31, 38) y Zacarías (Za 14, 10). Herodes el Grande la amplió y embelleció, llamándola Antonia en honor del triunviro Antonio (Flavio Josefo, Ant. lud. 15; Ne 11, 4). El nombre le pudo venir de Jananías, que era el custodio (Ne 7, 2). A continuación de los sacerdotes trabajaron los repatriados de Jericó (Esd 2, 34), siguiendo después Zacur.

Ne 3, 3-5. Puerta del Pescado

No lejos de la torre de Jananeel y al occidente de la misma hallábase la puerta del Pescado, llamada así por celebrarse en sus alrededores el mercado del pescado que traían las gentes de Tiro o los ribereños del mar de Galilea (Ne 12, 39; 2Cro 33, 14; So 1, 10). En el v.3 se inspiran algunos autores para corregir el v.1, ya que el trabajo de cada sector comprendía: 1) la edificación o reparación de la puerta; 2) cubrirla; 3) colocación de las hojas de la misma; 4) e instalación de los cerrojos y goznes. Junto a los hijos de Sena (Esd 2, 35; Ne 7, 38), Meremot (Esd 8, 33) reparó los desperfectos de otro tramo de muralla. Las gentes de Tecua, ciudad situada a ocho kilómetros al sur de Belén, trabajaron en los muros; pero los notables de la población, orgullosos, no doblaron su cerviz al servicio del señor, es decir, de Nehemías. Acaso existían diferencias personales entre ellos y el gobernador o no reconocían la autoridad que se arrogaba.

Ne 3, 6-12. En el sector de la puerta Vieja

La puerta de ha-Yeshana, la Vieja, puede referirse o bien "a la puerta vieja," o bien "puerta de la ciudad vieja"; Vincent cambia el texto en hammisneh, "del barrio nuevo." Trátase de la puerta de Efraím (Ne 12, 39), llamada así por encontrarse en la parte septentrional de la ciudad. Según el mismo Vincent, la extensión de la ciudad hacia el norte hizo que se creara este nuevo barrio (So 1, 10; 2R 22, 14). Algunos ven en Yeshana el nombre del poblado homónimo, a 25 kilómetros al norte de Jerusalén, en la actual Ain Siniya. Gabaón estaba a 10 kilómetros al norte de Jerusalén; la villa de Meronot es desconocida. Masfa hallábase a 13 kilómetros al norte de Jerusalén. Diversamente se traduce el final del v.7: "Al lado del trono del gobernador del otro lado del río" (Michaeli); "de la jurisdicción del gobernador de Abarnahara" (Fernández); "a costa del gobernador de la transeufratena" (Gelin). La más aceptable nos parece ser la siguiente: "Al palacio (lekisse) del gobernador," o sea, la parte de la muralla que se hallaba junto al palacio del gobernador de la Abarnahara.
El gremio de los plateros y de los perfumistas construyeron el trozo de la muralla ancha, llamada así por ser de construcción más resistente, por reclamarlo el terreno, más expuesto para un ataque contra la ciudad. En vez de muralla ancha, algunos leen "plaza" (rehob); de hecho había una plaza cerca de la puerta de Efraím (Ne 8, 16).
Refaías era jefe de la mitad del distrito o sector (pelek) de Jerusalén. Para su mejor gobierno y administración habíase dividido la ciudad en dos sectores (v.9, 12). La torre del Horno (Ne 12, 38) se hallaba cerca de la actual puerta de Jafa, entre la de Efraím (Ne 12, 39) Y 1a del Valle (Ne 3, 13). Llamábase así por existir varios hornos en su alrededor. Jaloes significa encantador, adivino. Di cese en el texto hebreo que trabajaron con él "sus hijas." ¿Se trata de hijas en sentido propio o en el de benoth, habitantes de la ciudad o del sector? En otros pasajes bíblicos (Ne 11, 25-31; Nm 21, 25, etc.) se toma el término en este sentido figurado.

Ne 3, 13-14. En el sector sudoccidental

De la puerta del Valle hemos hablado ya (Ne 2, 13), pudiendo coincidir con la de Hebrón. Zanoaj es el nombre de un poblado situado a unos 30 kilómetros al sudoeste de Jerusalén (Jos 15, 34). Mil codos de muralla corresponden a unos 500 metros, suponiendo que se habla del codo egipcio, que prevaleció entre los hebreos después del exilio. Por eufemismo, acaso, en el texto hebreo se llama a la puerta de la Escombrera puerta del queso. Malquiya era jefe del distrito de Bet Maquerem (Jr 6, 1), lugar que muchos identifican con el actual Ain Karem. Creen los autores (Üelin, Pelaia, Vincent) que se anticipa la mención de la fuente del Valle, que se encontraba en el ángulo sudeste de la ciudad. Antes de esta puerta había la de la Cerámica o del Alfarero (Jr 19, 2).

Ne 3, 15. Trabajo de Salum

Cerca de la puerta de la Fuente hallábase la piscina de Siloé. Recogía las aguas de la lluvia y terminaba en ella el canal subterráneo que hizo excavar Ezequías (2Cro 32, 30). El jardín del rey se encontraba más al sur, en el lugar donde se reunían las aguas del Cedrón y del valle del Tiropeón, cerca de Ain Roguel. En cuanto a la escalinata de que habla el texto, acaso puedan vislumbrarse vestigios de la misma en los peldaños excavados en la roca viva entre la piscina de Siloé y el Ofel.

Ne 3, 16. Obra de Nekemías

El pueblo de Betsur se encuentra a unos 20 kilómetros al sur de Jerusalén. Se habla solamente de una mitad del distrito, silenciándose la otra. Los sepulcros de David yacían en el Ofel; allí fueron enterrados los monarcas de Judá (1R 2, 10). Antes del exilio era menos rigurosa la ley acerca de la impureza por el conato de un cadáver (Ez 43, 7-9). De la piscina artísticamente construida no se sabe nada; acaso sea la piscina de Salomón, junto a la actual fuente Ain-sitti-Mariam, o fuente de Guijón. La casa de 1os valientes o cuartel (2S 16, 6; 2S 23, 8) hallábase al norte de la Acrópolis real.

Ne 3, 17-27. Trabajos en el sector oriental

Queila pertenecía a la tribu de Judá (Jos 15, 44), a 35 kilómetros al sur de Jerusalén. No es posible localizar el llamado arsenal o armería, que no debía de estar lejos del palacio real y del cuartel. El ángulo debe de ser el que, a unos metros antes del templo, señala un cambio de dirección. A partir del v.20 nos sitúa el texto en unos parajes vecinos al templo, aunque no sea fácil determinar los lugares que se mencionan. Elíasib tenía su casa cerca del templo, ocupando grande extensión (Ne 13, 4-7).
Los sacerdotes que habitaban en los pueblos vecinos (kikkar) de Jerusalén (Ne 12, 28) trabajaron en la obra. Binnuí (Ne 3, 18) es mencionado dos veces; quizá quiere decir el autor que, llevado del celo y entusiasmo por la causa judía, se prestó a ayudar a otros una vez terminada la obra que se le encomendó. Su ejemplo fue seguido por otros (Meremot; v.4 y 21; tecuitas: v.5, 27). El ángulo de que se habla en el v.24 no puede determinarse con seguridad; no es improbable que coincidiera con alguno en los que Ocias coloco máquinas de guerra para defender a la ciudad (2Cro 26, 15).
Palal edificó junto al ángulo y a la torre superior (elyon); esta torre está en relación con otras situadas en un nivel más bajo, o con el palacio real. Los que lo entienden en este último supuesto hablan del palacio superior o elevado, desde el cual se dominaba el ángulo o la torre saliente, identificando este palacio con el de Salomón (1R c.7). Más abajo hallábase el de David (2R 5, 9-11). La prisión estaba junto al palacio real, y en ella fue encerrado Jeremías (Jr 32, 2).
Los netineos (Esd 2, 43) figuran en el texto debido quizá a una glosa sugerida por Ne 11, 21. Los v.25-26 pueden redactarse como sigue: Después de él trabajó Padayas, hijo de Paros (y los netineos habitaban en el Ofel) hasta enfrente de la puerta de las Aguas, pe la mención del Ofel en el v.27, un escriba anotó en el margen que allí vivían los netineos, glosa que entró más tarde en el texto. Ofel significa protuberancia, saliente. La puerta de las Aguas debe buscarse en un sitio de paso obligado para bajar a la fuente de Guijón, de que se habla en Ne 8, 1-3-16; Ne 12, 37. Estaba cerca del ángulo sudeste del templo.

Ne 3, 28-32. En el sector noroeste

Se ignora el sitio de la puerta de los Caballos. Según Jeremías estaba cerca del Cedrón (Jr 31, 40). Muy probablemente se abría esta puerta en la muralla del templo, al norte de la puerta de las Aguas, llamada así por haber colocado los reyes idólatras de Judá unos caballos junto a la misma (2R 23, 11); junto a esta puerta fue asesinada Atalía (2R 11, 16; 2Cro 23, 15). Sadoc era sacerdote (Esd 2, 37); Semeyas, levita. La puerta de Oriente es llamada también Dorada. Según Ezequiel, el término mifcad (Ez 43, 21) designaba el lugar reservado para el sacrificio del toro expiatorio, fuera del templo. Estaba junto al ángulo nordeste de la muralla, no lejos de la puerta Probática. ¿No indica acaso el nombre (paqad) que en esta puerta efectuábase el control de las víctimas y demás presentes destinados para el sacrificio? Con el v.32 se vuelve al lugar de partida.

Ne 3, 33-35. Amenazas y mofas de los enemigos

La versión de los LXX empieza con el c.4 v.33. Sambalat Tobías (Ne 2, 10; Ne 2, 18-19) se indignan al contemplar que la obra de la reconstrucción de la muralla avanzaba. Impotentes para impedirlo, se mofan de los judíos y de su obra, empleando más tarde la violencia (Ne 4, 1-17). Llama a los judíos impotentes y débiles (araelalim); no se explica cómo se les autoriza llevar a término sus proyectos. A las mofas hizo coro el amonita Tobías, quien con una frase irónica expresa su pensamiento de que no vale la pena de tomar aquello en serio, porque bastará un pequeño esfuerzo o el simple querer para que aquellos muros vayan al suelo.

Ne 3, 36-38. Oración de Nehemías

Ante los improperios y burlas, se refugia Nehemías en la oración, como en otras ocasiones (Ne 5, 14; Ne 6, 9-14; Ne 13, 14-22), poniendo el asunto en manos de la Providencia divina. Duras son sus palabras, hablando como representante de la comunidad de Israel contra los enemigos de Yahvé. En la oración se usan palabras y conceptos que reaparecen en Jeremías (Jr 18, 23). Los trabajadores continuaron su obra.

Ne 4, 1-17

Ne 4, 1-2. Proyectos de ataque

Los enemigos temían que el resurgir del judaísmo menguara las atribuciones de las gentes del país. Indica el autor la idea de reparación por el término aruka, que indica, en sentido propio, la piel nueva que sube poco a poco y cubre la herida (Jr 8, 22; Jr 30, 17; 2Cro 24, 13).

Ne 4, 3-5. Temores de los judíos

Junto con la oración tomó Nehemías las medidas humanas conducentes a asegurar los trabajos. Tales medidas eran tanto más necesarias cuanto que algunos se desanimaban al contemplar lo mucho que quedaba por hacer. En forma rimada, como un refrán del género de las lamentaciones, decían unos: "A los acarreadores les faltan fuerzas"; otros: "Son demasiados los escombros que se deben remover," y otros, finalmente: "Por más que trabajemos, no terminaremos la muralla." No existía ningún complot en contra de Nehemías; únicamente el desaliento asomaba de vez en cuando, apagando el entusiasmo, que constituía la tónica reinante. Los enemigos urdían asechanzas y amenazaban con lanzarse sobre Jerusalén en el momento más inesperado.

Ne 4, 6-8. Medidas defensivas

Los judíos que venían de los pueblos vecinos a tomar parte en las obras contaban a Nehemías las confabulaciones de las gentes del país, con lo que crecía el temor de algunos. Di cese que diez veces trajeron tales noticias, con lo que quiere significarse que fueron muchas o repetidas veces. Otros comentaristas entienden diversamente el texto. Nehemías no se arredró por las amenazas; al contrario, a la violencia opuso la violencia. El v.7, escribe Fernández, es de una oscuridad desesperante. Lo que se deduce de cierto del mismo es que Nehemías armó al pueblo y colocó a gente armada en torno a la ciudad para hacer abortar todo intento de ataque por sorpresa. Fernández traduce: "Entonces aparté en las partes bajas del lugar, detrás del muro, en los sitios abiertos, al pueblo, distribuido por familias, con sus espadas, sus lanzas y sus arcos." La frase en sitios abiertos (sehihim) parece que no corresponde a las leyes de la estrategia; de donde algunos prefieren la impresión de los LXX: en tois skepeinois = en los lugares abrigados. Las medidas defensivas de Nehemías atemorizaron a sus contrarios, quienes, al ser descubiertos, se retiraron. Nehemías recorría los puestos de guardia para levantar la moral de todos, diciéndoles que no temieran, porque Dios estaba con ellos.

Ne 4, 9-15. Trabajadores y guerreros

Fue Dios el que desbarató los planes del enemigo. Pero, si bien éste había desistido por el momento, convenía tomar precauciones. De ahí que, al mismo tiempo que mandó continuar la obra, estableció una vigilancia permanente. Parte de sus servidores (jóvenes, dice el texto original), que formaban su escolta personal (Ne 5, 10; Ne 13, 19), trabajaban, y otra parte empuñaba las armas para proteger a sus hermanos. El autor señala en bloque el armamento de que disponía la guardia de Nehemías. Dice el texto que los jefes estaban detrás cuidando de que todo estuviera en orden. Michaéli suprime el término jefes (sarim), que considera como glosa, y traduce: "Detrás toda la casa de Judá." Según esta versión, todo Judá apoyaba estas medidas tomadas por Nehemías. No se explica fácilmente cómo alhamíes y transportistas pudieran manejar simultáneamente las herramientas de trabajo y las armas. Entiéndese el texto en el sentido que los albañiles, que necesitaban ambas manos para trabajar, llevaban una espada ceñida a los lomos; los que acarreaban materiales, que tenían una mano libre, utilizaban la otra para llevar jabalinas y otras armas. Sin embargo, el texto más bien debe entenderse en el sentido de que todos tenían a mano armas para repeler el ataque en caso de que los enemigos les acometieran.
El encargado de dar la señal de alarma con la trompeta estaba constantemente al lado de Nehemías. Las obras proseguían a lo largo de toda la muralla, de manera que entre unos y otros mediaba gran distancia. La única manera de retransmitir órdenes urgentes era el toque de trompeta. A los jefes y magistrados dio las órdenes de reunir a todos tan pronto como el toque convenido llegue a sus oídos. Habrá llegado la hora del combate, pero también de la victoria, ya que Yahvé combatirá junto a ellos. En el v.15 se dice: "y la mitad de ellos tenían la lanza en la mano," palabras que acaso un escriba ha introducido inspirándose en el v.10. Mejor corre el texto con la siguiente traducción: "Seguimos trabajando en la obra desde el levantarse de la aurora hasta la aparición de las estrellas"

Ne 4, 16-17. En la brecha

Del v.16 se deduce que muchos de los que trabajaban en la muralla residían en las aldeas de los alrededores de la capital, adonde regresaban de noche para pernoctar allí. Nehemías decretó que, para seguridad de unos y de otros, quedaran todos en la capital, turnándose en el puesto de centinela. Es posible que de cada familia fueran dos o más personas al trabajo. Basándose en varios manuscritos, algunos exegetas traducen: "Ellos (los que vienen de fuera) nos servirán de guardia durante la noche y trabajarán de día." El texto del v.17 en el original hebraico es ininteligible, deduciendo por el contexto y las versiones que el sentido allí contenido debe ser: el peligro es inminente; de un momento a otro se teme un ataque. Por lo mismo, ni Nehemías, ni su parentela, ni sus criados, ni los componentes de su guardia personal se desnudaban de noche, a no ser para tomar un baño. Las cuatro palabras del hebreo dicen: "Y cada uno su arma, el agua," que faltan en el texto griego. En lugar de hammaim, leer beminó, beyado, y traducir: "Cada uno tenía el arma en su mano derecha."

Ne 5, 1-19

Ne 5, 1-5. Quejas del pueblo

Algunos comentaristas son de parecer que este capítulo está fuera de su contexto. En él se plantea un problema que tuvo lugar en los últimos años de la administración de Nehemías. El momento corresponde más bien a esta coyuntura histórica. Las gentes humildes, sobre todo, acudieron con entusiasmo a la llamada patriótica Nehemías. Recuérdese que los tecuitas trabajaron con fervor, en tanto que "sus nobles no doblaron su cerviz al servicio de su Señor" (Ne 3, 5). El mismo entusiasmo por la causa nacional hizo que se sucedieran los días y tuvieran abandonados los trabajos del campo y otros quehaceres remunerativos, resintiéndose cada vez más s escasa economía. Con la confianza de rehacerse una vez terminadas las obras de las murallas, pidieron dinero prestado a los grandes ? a los magistrados, quienes se lo entregaron con un interés crecido Este proceder de los grandes era endémico en Israel. Las quejas parten del pueblo pobre, víctima de la usura de la clase adinerada Y, sin embargo, todos eran hermanos, pertenecientes a una misma raza, con las mismas prerrogativas espirituales. En el v.2 la lectura "tenemos que empeñar" (orebim), en vez de "somos muchos" (rabbim), es preferible. La Ley prohibía terminantemente que los israelitas exigieran de sus hermanos interés alguno, "ni por dinero, ni por víveres, ni por nada de lo que con usura se presta" (Dt 23, 19-20; Ex 22, 24-25; Lv 25, 35-38). Prevé la Ley el caso de que un israelita se venda a sí mismo y a sus hijos hasta el año sabático o año jubilar (Ex 21, 1-11; Lv 25, 35-47), pero invitaba a los ricos a que trataran a los necesitados con benignidad. En nuestro caso, hijos y propiedades se empeñaban a causa del interés crecido que exigían los ricos (v.7, 11). Las propiedades se consideraban sagradas por haberse recibido de los antepasados. Los judíos que habían llegado de Babilonia compraron, a base de sacrificios, una pequeña propiedad, que ahora los ricos ponían en peligro.
Aún más, teniendo que pagar tributo al rey, tenían que hipotecar las propiedades, no para procurarse comida, sino para obtener dinero con que pagar los impuestos. En el v.5 se insiste en la igualdad de derechos y deberes. No existe diferencia entre la carne de un judío rico y la de uno pobre; ni el pobre es menos hijo de Abraham que el rico (Dt 15, 7). Según la ley mosaica, podía un padre colocar a sus hijas al servicio de otro (Ex 21, 7), pero no podían ser tratadas como esclavas o concubinas. La lucha de clases podía entorpecer la restauración del pueblo judío y debilitarlo ante sus enemigos.

Ne 5, 6-9. Nehenúas increpa a los usureros

Antes de emprender la obra de las murallas, cada familia se defendía económicamente con los fondos monetarios traídos Babilonia, con los productos del campo o con el jornal cotidiano obra del templo era gratuita. Nehemías no se enteró hasta más tarde del malestar que cundió entre el pueblo. Una queja sucedía a otra, lo que le hizo caer en la cuenta de que el mal tenía hondas raíces. Reunió una grande asamblea, en la que apostrofó la conducta de los grandes (horim) y de los magistrados (seganim). ¿Es que pretenden ellos que Nehemías rescate ahora al pueblo pobre con el dinero de su propio bolsillo? A su argumentación no encontraron respuesta alguna, porque sabían que estaban fuera de la Ley. Su conducta es reprochable; como miembros de la comunidad judaica, deben temer a Dios y vivir según las leyes patrias (Lv 25, 35-36; Dt 23, 9). En segundo lugar, no deben obrar de manera que den lugar a los enemigos a mofarse de ellos por existir desacuerdo entre la teoría y la práctica, entre lo que la Ley manda y su manera de comportarse.
Las palabras de Nehemías conservan toda su actualidad. Si nuestras obras no se ajustan a la ley que libremente hemos aceptado, causaremos más daños a la religión que nuestros propios enemigos (Rm 2, 24; 1P 2, 12). Antiguamente este divorcio entre vida y pensamiento, entre la fe y las obras, era la tumba de aquel proselitismo por el cual se emprendían acciones heroicas (Mt 23, 15); hoy puede ser éste el impedimento más grave para la expansión del reino de Dios (Pelaia).

Ne 5, 10-13. Ejemplo que arrastra

Dice Nehemías que también él había prestado, pero no trataba a sus deudores como hacían los grandes. Que imiten, pues, su ejemplo. Invita a todos a perdonar todo cuanto los pobres les adeudan y a prestarles en el futuro sin interés. La restitución debe hacerse cuanto antes, hoy mismo, dando el consentimiento durante la reunión de la asamblea. En el texto hebraico del v.11 se lee: "Y restituidles el uno por ciento del dinero." La palabra meat, cien, es sustituida por la mayoría de los intérpretes por masshath, deuda; corrección que está más conforme con el espíritu Nehemías. Añade el texto que Nehemías sacudió su "seno" (hosen), es decir, agarró con las dos manos los bordes del pliegue que la ancha túnica de los orientales, sujeta a la cintura, forma a la altura del pecho; los desplegó y, agitándolos con fuerza como se tratara de vaciar su contenido, quería significar que de la misma manera despojará Dios de todos sus bienes al que faltara al juramentó (Médiebelle). Otros comentaristas explican diversamente este hecho simbólico y profetice, cuyo significado genérico es evidente.

Ne 5, 14-19. Liberalidad de Nehemías

Nehemías expone ante los reunidos su proceder desinteresado. Fue el rey Artajerjes el que nombró a Nehemías gobernador de los judíos de Palestina, habiendo durado su cargo desde el año 20 de Artajerjes (Ne 2, 1) hasta el 32 (445-443). ¡Qué diferencia entre su comportamiento y el de sus antecesores! No solamente no renunciaban a los derechos que se les debía por su cargo, sino que imponían a sus súbditos cargas pesadas. Solamente por los conceptos de pan y vino se les exigía una cantidad equivalente a 120 pesetas oro.
¿A qué gobernadores se refiere? Acaso a los paganos, que se turnaban con otros de origen judío. Alude a los gobernadores de Samaría, de los cuales pendía Jerusalén. Nehemías podía exigir los honorarios que señalaba la Ley, pero nunca habría abusado de su autoridad para explotar y oprimir a sus súbditos, por prohibírselo el santo temor de Dios. Nehemías no se ha enriquecido durante los años que ejerció el cargo de gobernador. Con ironía dice que no compró campo alguno, dando a entender que otros gobernadores habían aumentado su patrimonio con nuevos campos a costa de los desvalidos. Con el fin de impedir que los otros jefes y magistrados cayesen en la tentación de gravar a sus súbditos, les obligo a que comieran en su casa y a su cuenta. Todos sus comensales eran tratados con esplendidez, aunque no llegara a los excesos que se cometían en la mesa de Salomón (1R 5, 2-3). La provisión de vino hacíase cada diez días, lo que quiere decir que se bebía con abundancia. Algunos podían pensar que hacía Neherrua la apología de su persona para halagar su vanidad; pero bien lejos estaba de gloriarse de sus buenas obras y esperar la recompensa de los hombres. Si él ha sacado a relucir su comportamiento, ha sido únicamente con el fin de convencer totalmente a jefes y magistrados de la necesidad de proceder caritativamente con los pobres. La recompensa de sus buenas obras se la dará con creces el Señor. La oración de Nehemías se repite en Ne 13, 22.

Ne 6, 1-19

Ne 6, 1-4. Propuesta insidiosa

El relato del malestar entre la clase trabajadora interrumpió la historia de la reconstrucción de las murallas (Ne 4, 17). Las dificultades externas forzaron de tal manera las obras, que los mismos enemigos fueron los primeros en maravillarse de la rapidez con que se habían llevado a término. Un ataque armado contra una ciudad amurallada no tenía probabilidades de éxito, ni el rey de Persia lo hubiera autorizado. Entonces los enemigos de los judíos idearon una estratagema: convocar a Nehemías a una reunión que tendría lugar en país neutral, a unos 50 kilómetros de Jerusalén, en el poblado de Kefira, en el valle de Ono, lugar que corresponde al actual Kefira Ana, a nueve kilómetros al noroeste de Lidda. El texto hebraico dice "en las ciudades," lección que debe cambiarse en "una de las ciudades." Unos interpretan el término hebraico Kefirim como nombre propio de una ciudad o aldea, muy probablemente Kefira (Esd 2, 25; Jos 9, 17). Nehemías intuyó lo que estaban maquinando y rehusó la invitación alegando que estaba ocupado.

Ne 6, 5-9. Carta de Sambalat

La tozudez de Sambalat le movió a insistir. Al mandar la carta abierta no pretendía mofarse o insultar a Nehemías, sino más bien sembrar entre el público la inquietud y divulgar unas acusaciones que él había inventado o recogido de ambientes dudosos. Efectivamente, Guesem (Ne 2, 19) había lanzado la acusación de que Nehemías y los judíos querían rebelarse contra el rey de Persia. Otro rumor habla de la existencia de profetas enviados por Dios y encargados de apoyar la candidatura de Nehemías como nuevo rey de Israel La declaración de los profetas era tenida por palabra de Dios· bastaba que ellos ungieran rey a Nehemías para que el pueblo lo reconociera como tal. En la historia de Israel (Saúl, David, Jehú) existen ejemplos de la intervención profética en la elección y unción real. El profetismo existía todavía (v. 10-14). La proclamación de Nehemías por rey significaría una rebelión contra el poder central, pero se ajustaría a ciertas tendencias judías que habían visto en Zorobabel al rey mesiánico anunciado por Ageo (Ag 2, 20-23). Si este movimiento hubiérase producido en torno a Nehemías, fomentándolo él, hubiera alterado sin duda sus relaciones con el monarca persa. Tampoco Nehemías se intimida ante estas nuevas amenazas; al contrario, reaccionó hasta el punto de decir a Sambalat que todo lo había inventado él.

Ne 6, 10-14. Juego sucio de Semeyas

Parece que no salió de Nehemías la idea de ir a la casa de o meyas. Más bien el texto sugiere que este último fingió encontrarse en estado de exaltación mántica, manifestando el deseo de verlo y hablarle. La palabra hebraica asur, impedido, cerrado (Jr 36, 5) es interpretada diversamente. Unos le dan un sentido simbólico como queriendo manifestar que permanece encerrado en casa
para significar a Nehemías que corre peligro de que le recluyan. Otros suponen que una impureza ritual le retenía en casa sin poder ir al templo (Jr 36, 5; 1R 14, 10). El falso profeta había inventado un plan misterioso con el fin de agarrar a Nehemías en la trampa, porque la voz popular le concedía la categoría de profeta, y, por pertenecer al orden sacerdotal, Nehemías acudió a la llamada de Serneyas. Pronto adivinó la malicia que había en sus palabras. Le proponía huir al templo y buscar asilo en el lugar santísimo, donde no podían entrar los laicos bajo pena de muerte (Ex 33, 20; Nm 18, 7). El mismo Semeyas, de la veintitrés clase sacerdotal (1Cro 24, 13), hubiera denunciado el hecho y reclamado las penas que la Ley prescribía contra los profanadores del santuario. Huyendo demostraría cobardía ante sus súbditos y ante los enemigos.
¿Podía ser verdadero profeta el que así aconsejaba? No puede un profeta de Yahvé inducir a que se falte a los deberes del propio estado y se quebranten los preceptos de Dios. Supo después Nehemías que Sambalat y Tobías habían sobornado con dinero a Semeyas. Ruega Nehemías a Dios que castigue a sus enemigos conforme a sus maldades, invocando la ley del tallón (Ex 21, 23; Lv 24, 18; Dt 19, 21). ¿Por qué se invoca la justicia de Dios sobre la profetisa Naadía, dejando impune a Semeyas? Acaso porque el plan tramado para perder a Nehemías fuera obra de Naadía, engañando a aquél. Vaccari pretende que Naadía era un profeta, el mismo que invitó a Nehemías a su casa; en el v.10 lee "Naadía" en vez de "Semeyas." Traduce el v.14: "Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sambalat por lo que han hecho, y también del profeta Naadía." Con esta hipótesis resuelve Vaccari la dificultad creada por el v.14, pero introduce arbitrariamente en el v.10 un nombre que no existe en el texto. Además, aunque los LXX llamen profeta a Naadía y en Ne 8, 33 sea éste nombre de varón, no hay razones para abandonar la lección "profetisa" del texto masorético.

Ne 6, 15-16. El muro, acabado

El mes Elul corresponde a septiembre-octubre. Las obras empezaron el día 3 ó 4 del mes Ab y se prosiguieron hasta el 25 de Elul, o sea hacia principios de octubre (el 2 de octubre del año 445, según Parker-Dubberstein). En total duraron cincuenta y dos días, terminando el mismo año 20 de Artajerjes. Flavio Josefo dice que se emplearon dos años y cuatro meses en acabar los muros, terminando el año 28 de Artajerjes. Pero el rey solamente reinó veinte años. En contra no puede invocarse la magnitud de la obra, que reclamaba muchos días y aun años de trabajo. No se trataba las más de las veces de levantar totalmente las murallas, sino de taponar los boquetes que en ella había. Además, la obra se hizo marchas forzadas, con turnos de noche, de manera que una multitud enardecida por su amor religioso y patriótico pudo terminar en cincuenta y dos días un trabajo que normalmente hubiera exigido años. Los mismos pueblos vecinos maravilláronse de la rapidez de la obra. ¿Qué impresión les causó? Dice el texto que "cayeron en sus propios ojos," frase que puede entenderse o bien en el sentido de que quedaron deprimidos o en el de que "bajaron los ojos llenos de confusión." Con un leve cambio textual (wayyppale) se obtiene la traducción: "Y esto fue admirable a sus ojos," que está más en armonía con el contexto. Vieron ellos que Dios estaba a favor de su pueblo y que hacía fecundas sus obras.

Ne 6, 17-19. Los amigos de Tobías

Entre los enemigos ocupaba Tobías un lugar destacado, y era temible por estar en relación con los grandes de Judá. Muchos judíos habíanse obligado con juramento a permanecer fieles a Tobías. Este juramento es el llamado de parentesco, que obligaba a una identidad de puntos de vista en todas las cuestiones económicas y políticas. Basábase sobre un deber que radicaba en los vínculos de sangre, y, por lo mismo, se le concedía un carácter estrictamente sagrado. Puede también interpretarse el texto diciendo que mediaban entre Tobías y algunos grandes judíos vínculos de parentesco. Tobías era yerno de Secanías (Esd 2, 5), y su hijo estaba casado con una hija de Mesulam (Ne 3, 4-30). Por su matrimonio, Tobías estaba emparentado con el sumo sacerdote Elíasib (Ne 13, 4). Los matrimonios mixtos eran los causantes de muchos males que aquejaban al pueblo judío. Por el texto aparece que la obra de las murallas fue más bien llevada a cabo con la cooperación de los pobres que con la aportación de los ricos, entre los cuales eran impopulares las reformas radicales ideadas por Nehemías.

Ne 7, 1-72

Ne 7, 1-3. Medidas de seguridad

Una vez puestas las hojas de las puertas, los porteros hiciéronse cargo de las mismas. A primera vista choca la mención de cantores y levitas cabe a la de los porteros. Muchos autores (Batten, Bertho-Let, Rehm, Gelin, Michaeli, etc.) los eliminan del texto, y explican su presencia en él por tratarse de una lista de nombres casi mecánica y de una lamentable confusión entre los porteros del templo y los de la ciudad. Un amanuense, acostumbrado a leer las tres palabras juntas (Esd 2, 70; Esd 7, 7; Ne 7, 72; Ne 10, 29; Ne 13, 5) las repitió mecánicamente aquí. Los pocos exegetas que siguen el texto aducen las circunstancias extraordinarias por las que atravesaba la ciudad, en régimen de excepción. En tiempos normales eran solamente los porteros los que vigilaban las puertas; pero en un ambiente de hostilidad, interna y externa, "no es de maravillar que Nehemías tomara medidas extraordinarias y, no juzgando suficiente el número de los porteros, echara mano de otros que tenían una posición oficial y de cuya probada fidelidad podía fiarse" (Fernández).
De Jananí se habló en Ne 1, 2; se duda si era hermano de Nehemías en sentido estricto. De Jananías se sabe que era fiel y temeroso de Dios. Debía de ser de condición humilde, pero superaba en virtud a otros muchos que alardeaban de religiosos y patriotas, desmintiendo en la práctica lo que afirmaban de palabra. A Jananías estaba encomendada la vigilancia de la fortaleza, de la birah, baris, o torre Antonia, que se hallaba en la extremidad noroeste del templo. Las puertas de la ciudad abríanse de día y cerrábanse de noche, "cuando todavía había sol," según lección de Aquila y Siríaca. Este parece ser el sentido del v.3, cuyo texto masorético debe corregirse ligeramente. Circunstancialmente había dos clases de guardias: los que lo eran de oficio y los que vigilaban el trecho de la muralla delante de su casa.

Ne 7, 4-6. Repoblación de Jerusalén

No cabe imaginar el área de Jerusalén en tiempos de Nehemías como la que ocupa actualmente. No puede calcularse el número de habitantes, y sería aventurado señalar un censo superior a los diez mil. Porque aunque regresaran de Babilonia 42.360 judíos en tiempos de Zorobabel, muchos de ellos se establecieron en los pueblos de la provincia (Esd 2, 70; Ne 7, 72; Ne 11, 3), por disponer allí de tierras, por ser más llevadera la vida (Ne 5, 1-19; Ne 11, 3)y por estar allí el sepulcro de sus mayores. Reconstruida la muralla de la ciudad, era fácil que muchos judíos de los pueblos circunvecinos se trasladaran a la capital, por considerarse allí más seguros. Nehemías favorecía la inmigración a la ciudad con el fin de formar una aglomeración compacta de muchas familias. Dícese en el texto que "había muchas casas sin reedificar." No quiere esto decir que la ciudad estuviera en ruinas, sino que muchas casas derruidas con ocasión de la toma de Jerusalén por Nabucodonosor no fueron levantadas de nuevo. A medida que llegaban nuevas olas de sionistas, levantábanse casas (Ag 1, 4-9), devolviendo a la capital el aspecto urbanístico que tuvo antes de la cautividad. Pero quedaban muchos solares baldíos y casas derruidas que no encontraban una mano que los redimiera. Sin embargo, la expresión "casas sin reedificar" puede tener el sentido de "familias que no estaban constituidas," alegando para esta interpretación el v.3 y Ageo (Ag 1, 8). La frase "construir una casa" debe entenderse, dice Gelin, de "formar una familia" (Pr 24, 27; Rt 4, 11). ¿Cuántos eran los repatriados? ¿En dónde habitaban? Para hacer el censo convocó Nehemías una asamblea general en vistas a reconstruir la genealogía de las familias. Esto le permitirá saber con certeza qué familias conservaban su pureza de raza y cuáles habíanse contagiado con matrimonios mixtos. Un elenco de familias repatriadas en tiempos de Zorobabel facilitó la tarea. Dicha lista yacía en algún archivo de la ciudad. Nehemías la juzgó tan importante, que la incorporó en sus Memorias, ejemplo que siguió más tarde el cronista o autor del libro de Esdras. Aparte de pequeñas variantes de nombres y cifras, debido a la tradición textual, ambas listas convienen.

Ne 7, 7-68. Familias que volvieron con Zorobabel

En el v.7 se leen los nombres de Azadas, Raamías, Misperet y Nahum en lugar de Seraya, Raelayas, Mispar y Rehum. En el v.10 halla el número 652 en vez de 775 (Esd 2, 5). Otras diferencias Amérales en v.11, Ne 13, 17, 32. Gran parte de las lecciones variantes se explican por desidia de los copistas y por el afán de otros de querer concordar ambas listas.

Ne 7, 69-72. Regalos al templo

A medida que el elenco toca a su fin, se observa mayor discrepancia entre el texto de Esdras y el de Nehemías. El v.69 no se halla en Esdras. Algunos jefes de familia dieron para la obra; en Esd 2, 68 se dice que las limosnas iban destinadas a las obras del templo. Un dato nuevo es el donativo del gobernador (tirsata), probablemente Zorobabel. ¿Es acaso Nehemías? Los LXX citan expresamente su nombre. Distingue el texto tres clases de donantes: el gobernador, los jefes y el pueblo. El v.72 y el primero del capítulo siguiente se reproducen casi textualmente en Esd 2, 70b - Esd 3, 1. Acaso sea éste su lugar propio, por tratarse de un fragmento de las memorias de Esdras, que cita el cronista. Cuando este último tomó la lista de Ne 7, 6-72a, para insertarla también en Esdr c.2, dejó subsistir estos dos versículos, que preparan la lectura de la Ley, y no el restablecimiento del altar, de que se habla en Esdras (Michaeli).

Ne 8, 1-Ne 13, 31. Las Reformas de Nehemías

Venciendo Grandes Dificultades, Había Creado Nehemías Una atmósfera patriótica con la reconstrucción de las murallas de Jerusalén. Este hecho tiene una significación extraordinaria por cuanto devolvía al pueblo aquel orgullo y sentimiento nacional que había animado a las generaciones anteriores al exilio. Con la ciudad desmantelada no podían los judíos hacer prevalecer sus derechos; estaban supeditados al capricho de las gentes del país y de sus autoridades, que podían libremente penetrar en el interior y desbaratar los planes para la creación de una conciencia nacional. Una vez que Jerusalén ha recobrado sus murallas, vuelve a convertirse en la capital del judaísmo y en el punto céntrico donde convergían las miradas de todos los judíos, de dentro y de la diáspora. Aunque no disfrutaba la ciudad de autonomía completa, sin embargo podían sus habitantes atrincherarse detrás de sus muros en caso de que las gentes del país les acometieran. El rey de Persia estaba lejos y no inquietaba a los judíos con tal de que oficialmente le estuvieran sujetos.
Pero a la reconstrucción de las murallas, al mejoramiento económico, al arreglo social operado por Nehemías, debía acompañar la reforma moral, política y disciplinar. El factor espiritual era la base sobre la cual debía asentarse el nuevo Israel. La vuelta a la Ley le aseguraba la propia personalidad e independencia frente a los imperios que le rodeaban y de continuo le acechaban. En los capítulos siguientes se trata de la reforma religiosa llevada a término por Esdras y Nehemías (Ne 8, 1-Ne 9, 37); de la renovación de la alianza entre Dios y el nuevo Israel (Ne 10, 1-40). Los capítulos n y siguientes se enlazan con el séptimo, en donde se empezó a hablar de la repoblación de Jerusalén.

Ne 8, 1-2. En la puerta de las Aguas

Discuten los exegetas si los c.8-10 están o no desplazados de su contexto. Los que se pronuncian por la parte afirmativa insisten en que interrumpen la narración de la repoblación de Jerusalén, cuyo tema se esboza en el c.7 y se desarrolla a partir del c.11. La repoblación de Jerusalén, escribe Ricciotti, se narra en Ne 7, 72a y Ne 11, 1ss, formando originariamente un bloque, en medio del cual fue puesto más tarde, y en contra de la cronología, como una cuña, la relación contenida en los c.7, 72b.8.9.10. Según Ricciotti, el orden de la narración debía ser el siguiente: Ne 7, 1-72; Ne 11, 1-36; Ne c.8-10-12-13. Dado que los acontecimientos de los capítulos Ne 7 y Ne 11 exigen un año de tiempo, debe concluirse que si en Ne 8, 1 se habla del séptimo mes, no puede éste corresponder al mes séptimo del año en que fue acabado el muro (Ne 6, 15), mes exacto del año 20 de Artajerjes I (445 a.C.), porque no pudieron hacerse tantas innovaciones en el curso de una semana, a saber, del 25 de Elul al 1.° de Tishri. Luego el año séptimo de que habla Ne 8, 1 corresponde al 445. Gelin fija los acontecimientos como sigue: 1) Esd 7, 1 - Ne 8, 3-6: viaje de Esdras a Jerusalén; 2) Ne 7, 72b - Ne 8, 18: Esdras lee la Ley; 3) Esd 9, 1 - Esd 10, 44: los matrimonios mixtos; 4) Ne 9, 1-37: ceremonia expiatoria. Opina Dyson que Neh 8-10 seguía originariamente a Esd 10, 1-44. Con esta disposición se llena un hueco en la narración de Esdras y se suprime la dificultad del texto actual, consistente en la presencia de Ne 8-10 entre Ne 7, 4 y Ne 11, 1. Tal vez el traslado se deba a que las primeras líneas de Ne 8, 1-18 son idénticas a las que siguen inmediatamente al catálogo de Esd 2, 1-70, siendo de esta manera colocada toda la sección del catálogo de Ne 7, 1-72. Acaso con ello no hacemos más que enriquecer a Esdras a expensas de Nehemías. Otros autores (Fernández, Ubach, Médiebelle) reconocen que los capítulos, 8-10 están en su sitio; hay unanimidad en ver entre los mismos unidad perfecta (contra Batten y Torrey), y no creen que la reforma religiosa deba atribuirse totalmente a Esdras, con exclusión de Nehemías. En resumen, para estos autores los c.8-10 no están fuera de lugar ni deben trasladarse al libro de Esdras. Interrumpen, es verdad, el relato de la repoblación de Jerusalén; pero era necesario mucho tiempo para realizar el proyecto anunciado en Ne 7, 4-5 y para llegar a las medidas de que habla el Ne 11, 1-36. En pocos días no podían reconstruirse las casas (Ne 7, 4) e instalar en Jerusalén los habitantes de la provincia (Ne 11, 1-3). Entre las operaciones primera y última hubo tiempo para la renovación de la alianza (Ne 8, 1-Ne 10, 40), condición indispensable para el pío Nehemías de la restauración política, de la cual la dedicación de la muralla sería el coronamiento (Ne 12, 27-43). A la objeción que se les hace del cambio en estos capítulos de la primera persona por la tercera, responde Fernández: Estos acontecimientos los había descrito brevemente Nehemías en sus memorias; pero el autor del libro, queriendo ampliar el tema, se apartó en este punto de las memorias y las sustituyó por una narración propia, fundada en dichas memorias y otros documentos.
Estos son los argumentos que esgrimen los partidarios del orden actual. Para éstos, el séptimo mes tiene relación con el mandato de Nehemías. Las murallas se acabaron el 25 del mes Elul; la asamblea se reunió al mes siguiente del año 445. En contra no puede aducirse el hecho de haberse celebrado entre las dos fechas otra asamblea (Ne 7, 5), porque ésta congregó únicamente a los grandes y magistrados.
La asamblea se congregó en la puerta de las Aguas (Ne 3, 26), al nordeste del Ofel, lugar donde Esdras reunió al pueblo (Ne 10, 9), y que llama plaza del templo. En ella tomaron parte hombres y mujeres, todos los que "escuchando podían comprender" (texto hebreo). Esdras aparece aquí por vez primera en el libro de Nehemías, dándosele los títulos de escriba (Esd 7, 6) y sacerdote (Esd 7, 5-11). El tercer libro de Esdras le llama "sumo sacerdote" (Ne 9, 39-40.49)· Por el título se relaciona con aquellos doctores cuya misión consistía en interpretar auténticamente la Ley y asegurar su fiel transmisión a la posteridad. Pelaia, que admite el orden Nehemías-Esdras, y para el cual la misión de este último tuvo lugar el año 398, reinando Artajerjes II Mnemone (405-358), escribe que Esdras, siendo joven (unos treinta años), asistió a la asamblea convocada por Nehemías (444 a.C.) por invitación de éste. Aunque joven, era apreciado universalmente por el conocimiento profundo que tenía de la Ley. Por lo mismo le llamó Nehemías para que le asesorara en unos momentos en que tenía necesidad de un sacerdote que completara, con la reconstrucción moral y religiosa, los trabajos materiales que había llevado a cabo. Accediendo a la invitación de Nehemías, sigue diciendo Pelaia, abandonó Esdras Babilonia para colaborar con él. Terminada su misión, regresó de nuevo a Babilonia, que dejó definitivamente el año 398, llevando consigo una caravana de repatriados (Esd 7, 1-10), Sin embargo, en el acto de la promulgación de la Ley aparece Esdras como hombre maduro y familiarizado des-¿e muchos años con la misma. El fracaso en su empeño por reconstruir las murallas de Jerusalén (Esd 4, 6-23) hicieron que abandonara la dirección del grupo de repatriados y se dedicara a sus funciones sacerdotales y al estudio de la Ley. De hecho, desde el séptimo año de Artajerjes (Esd 7, 1) hasta el año 20 desaparece de la escena de la historia. Durante estos catorce años moró en Jerusalén; no se vislumbran en el texto vestigios de que fuera llamado de Babilonia para leer la Ley a los judíos de Jerusalén.
¿Qué debe entenderse por la Ley de Moisés? Ciertamente no llevó Esdras el Pentateuco tal como nos lo han retransmitido los masoretas. Algunos autores católicos modernos admiten que Moisés escribió o hizo que se escribiera bajo su dirección todo el Pentateuco, excepto el episodio de su muerte y funerales. No es ésta la opinión más corriente entre los católicos, los cuales admiten la mosaicidad substancial del Pentateuco. En el fondo, la substancia de las tradiciones que se han incorporado en el Pentateuco, el núcleo de su legislación, remontan a los tiempos en que Israel se constituyó como pueblo bajo la égida de Moisés. Fue él el organizador de su pueblo, su mentor religioso o, su primer legislador. Las tradiciones anteriores que terminan en él y los acontecimientos de los cuales fue él protagonista convirtiéronse en epopeya nacional. La religión de Moisés marcó siempre la fe y la práctica del pueblo; la Ley de Moisés ha sido siempre su norma. Las adaptaciones que impuso el cambio de tiempos hiciéronse conforme a su espíritu y pusiéronse bajo su autoridad. La tradición yahvista es acaso anterior al mismo Moisés; la elohista, contemporánea suya; una y otra se pusieron por escrito andando el tiempo. El Deuteronomio tiene relación con la reforma de Josías. La tradición sacerdotal es posterior, constituyéndose como tal durante el exilio e imponiéndose después del mismo. Es muy posible que Esdras, durante el tiempo en que desapareció de la vida pública, se dedicara a la composición del Pentateuco, dándole la estructura que presenta hoy. Esdras compone un libro con materiales de procedencia y espíritu diverso, muchos de los cuales tienen sus raíces en tiempos de Moisés; los restantes están impregnados y concebidos de conformidad con su espíritu. De ahí que Esdras, con su obra redaccional, pudo dar a conocer por vez primera en la historia y sistematizar en un todo orgánico el libro de la Ley de Moisés. Como hemos dicho, ni en su espíritu ni en cada una de sus partes, tomadas aisladamente, era desconocido este libro de la Ley; le faltaba la mano del gran legislador Esdras para que las diversas tradiciones existentes fueran refundidas en una obra de conjunto.
Prescribe la Ley (Lv 23, 24; Nm 29, 1) que en el novilunio del séptimo mes hubiera fiesta solemne y asamblea santa (miqra qodesh). Miqra significa también, y precisamente en nuestro relato (Ne 8, 8), leción de la Ley. Así, pues, los judíos que se reúnen el día primero del séptimo mes para la lectura de la Ley, cumplen, según la mente del autor, la Ley (Schneider).

Ne 8, 3-6. Esdras en el estrado

Escena grandiosa que el v.3 describe en sus rasgos esenciales y que redondean los versos siguientes (4-8). Delante de la puerta se extendía una plaza, en la cual se apiñaron hombres, mujeres y jóvenes para escuchar la lectura de la Ley de Moisés. Junto a la puerta se levantó un estrado, desde el cual dominaba Esdras a la multitud. A su derecha e izquierda sentáronse trece hombres, probablemente sacerdotes, que garantizaban con su presencia la verdad de cuanto leía Esdras. La lectura duraba unas seis horas, desde el amanecer hasta el mediodía. El texto sugiere que se leían secciones particulares, puntos aislados, predominantemente legislativos; no se excluye, sin embargo, la lectura continua de los pasajes históricos. Esdras, de pie, tomó el rollo de la Ley y, desenvolviéndolo para empezar la lectura, vio cómo toda la multitud se ponía de pie en señal de respeto (Qo 3, 20). Hemos dicho que eran trece los personajes que rodeaban a Esdras. ¿Por qué este número? Las versiones antiguas lo reducen a doce, para simbolizar a las doce tribus. Otros elevan el número a catorce. El número 13 reaparece en el v.7. Se empieza el acto con una oración de alabanza a Yahvé, no citándose la fórmula empleada, que acaso coincidía con la de 2Cro 29, 10 o de Ne 9, 5. Durante la misma alzó el pueblo las manos en señal de aprobación o solidaridad (Vaccari, Dyson), de oración (Ex 17, 11) o de juramento, respondiendo: "Amén," postrándose en tierra para adorar a Yahvé (2Cro 7, 3; 2Cro 20, 18).

Ne 8, 7-8. Misión de los levitas

Gelin piensa que el v.7 ha sido añadido por el cronista con el de dar a los levitas mayor relieve, de conformidad con la que tienen en la liturgia reciente. Añade que esta adición es poco feliz por el hecho de mencionar las explicaciones del texto que leía Esdras, de que se habla en el v.8. Sin embargo, no convencen tales razones; antes bien, el contexto exige su presencia. En efecto, va describiendo el autor el marco en que se desenvolvía la gran ceremonia. Además de Esdras, de sus acompañantes y del pueblo presente, habla el texto de la misión de los levitas, que consistía en aclarar lo que se leía o iba a leerse. Estaban ellos colocados sobre un lugar alto (9, 4). ¿Cómo procedían? Podemos imaginar que Esdras leía un punto, y los levitas, por turno, lo aclaraban con algunas explicaciones. Puede darse también que el pueblo estuviera dividido en secciones, de cada una de las cuales cuidaba un levita. En el v.8 se especifica más la labor de los levitas. Los LXX traducen: "Y Esdras leyó"; "y leían ellos" (hebreo). Algunos exegetas traducen: "Se leía," sin especificar el sujeto. No vemos inconveniente en mantener la lección "y ellos leían." Esto no impide que Esdras leyera el texto de la Ley, que los levitas repetían de nuevo, o bien a todo el pueblo, o cada levita a los de su sección. A esta lectura seguía una paráfrasis, probablemente en arameo. La palabra meparash (Esd 4, 18) significa separar, cortar, expresar claramente (Pr 23, 32; Ez 34, 12). Unos autores le dan el sentido de traducir. Esdras leía en hebreo y los levitas traducían al arameo; o leían en arameo y los levitas lo traducían al hebreo (Naville). Creemos que la palabra debe de significar que los levitas exponían y explicaban en lengua aramaica el texto que Esdras y ellos habían leído en la lengua santa, que muchos habían olvidado durante los años de la cautividad.

Ne 8, 9-12. Las autoridades exhortan a la alegría

Nehemías es llamado el "tirsata" (Esd 2, 63; Ne 7, 65-69), nombre persa cuyo significado corresponde a gobernador. Algunos consideran las palabras "Nehemías, gobernador" como una adición posterior; suprimen también la mención de los levitas, basándose en Que el verbo de los v.10 y 11 está en singular.
¿Por qué lloró el pueblo? Porque pudo comparar su conducta con lo que se prescribía en la Ley; tuvo conciencia de su pecado y temía el castigo. Bueno era que reconocieran su pecado, pero mejor todavía que se arrepintieran de sus descarríos e hicieran el propósito de enmendarse. Además, el primer día del mes séptimo en la fiesta de las trompetas (Lv 23, 23-25; Nm 29, 1-6). Debían, puzs regocijarse en este día consagrado al Señor. Invita Esdras al pueblo a que coma manjares escogidos (grasuras dice el texto) y beba bebidas dulces (Dt 14, 26). De esta alegría debían participar los judíos pobres (Dt 16, 11-14; Est 9, 19-22). "¡La alegría de Yahvé es vuestra fortaleza!" (1Cro 16, 27), dice Nehemías.

Ne 8, 13-15. Proclamación de la fiesta de los Tabernáculos

En la Ley se habla de las fiestas de los Tabernáculos (Lv 23, 34-43; Dt 16, 13-15), pero en términos distintos. Recordaba la fiesta la marcha de Israel por el desierto (Ex 16, 35; Lv 23, 43); sedaba gracias a Dios al finalizar la cosecha (Ex 23, 16; Dt 16, 13). El texto no menciona la fiesta de la Expiación (kippur), que se celebraba entre la de las Trompetas y la de los Tabernáculos (sukkot; Lv 23, 27).

Ne 8, 16-18. El pueblo de fiesta

De esta fiesta da noticia Esd 3, 4; era muy arraigada en el pueblo (1R 8, 62-65; 1R 12, 32; Os 12, 10). Celebrábase en tiempos de Salomón (2Cro 7, 8; 2Cro 8, 13), pero no con tanta solemnidad como ahora. Conforme a las prescripciones de Lv 23, 36; Nm 29, 35, tuvo lugar una asamblea el día octavo, día 22 de Tishri (2M 10, 6).

Ne 9, 1-37

Ne 9, 1-3. Ayuno y abstinencia

Había ayuno riguroso desde el anochecer del 23 hasta la misma hora del día siguiente, vestidos todos de saco (2S 3, 31; 1R 21, 27), cubierta la cabeza (Jb 2, 8-12; 1S 4, 12). Algunos exegetas creen que se trata de la fiesta de las Expiaciones, que este año se trasladó a este día (Ne 8, 14). Se leía la Ley por espacio de tres horas, desde el holocausto de la mañana, hacia las nueve, hasta el mediodía. Después de la cautividad, los hebreos dividían el día en cuatro partes: prima (6-9), tercia (10-12), sexta (13-15), nona (16-18). La noche dividíase en cuatro vigilias (Ex 14, 24; Mt 14, 25).

Ne 9, 4-5. Confesión de los pecados

En los v.4 y 5 se citan ocho levitas en ambas listas; los nombres no concuerdan debido a la corrupción del texto.

Ne 9, 6-37. Plegaria de los levitas

Este cántico de los levitas es considerado como una de las mejores páginas de la Biblia. Recuerda en síntesis la acción providencial de Dios sobre el pueblo de Israel y la correspondencia ingrata por parte de los israelitas. Se alaba a Dios creador (v.6), que escoge a Abraham (v.7-8), que se preocupa de los israelitas en Egipto (9-15); Que en Pasa le corresponden mal (v. 16-21); les ayuda en la conquista (22-25), está con ellos hasta el exilio (26-31), terminando con un llamamiento a la piedad divina (32-37). De lo dicho se desprende que el pecado es el causante de los males que han afligido a Israel.

Ne 10, 1-40

Ne 10, 1-28. Los firmantes de la alianza

La expresión corriente para la alianza es karath berith = cortar la alianza, aludiendo a la ceremonia de dividir una víctima en el acto de contraer una alianza (Jr 34, 18). El escrito donde estaba la alianza antes de firmarse se plegó y se puso el sello en la parte exterior, llamándose por lo mismo hatum, como en Jeremías (Jr 32, 11-14)·junto al sello pusiéronse las firmas (Jr 32, 10-14). En el texto griego no figura Nehemías entre los firmantes. Firman veintiún sacerdotes, cuyos nombres reaparecen en Ne 12, 1-7; de los levitas (Ne 9, 4-5; Ne 11, 22-24; Ne 12, 8-9) firman diecisiete.

Ne 10, 29-40. Juramento del pueblo

Con juramento obligáronse a no contraer matrimonios mixtos (v.31), a no comerciar en sábado (Ex 31, 12-14; Ex 23, 12; Dt 5, 12), no admitiendo la mercancía de los pueblos del país (Ne 13, 16). Se juramentaron a guardar el año sabático, dejando la tierra en barbecho (Ex 23, 10; Lv 25, 2-7; Dt 15, 2), a no exigir la deuda (v.32; Dt 15, 1-6), a pagar la contribución al templo por valor de un tercio de siclo, en vez de medio (Ex 30, 11-16; Ex 38, 26), dada la condición económica precaria en que se hallaban. Con ello contribuían a sufragar los gastos de los panes de la proposición (Lv 24, 5-8), la ofrenda perpetua (Ex 29, 38-42; Nm 28, 3-8), el holocausto perpetuo (Ex 29, 38-42; Nm 28, 3-8), los sacrificios del sábado (Nm 28, 9-10), de los novilunios (Nm 28, 11-15), de las fiestas Nm 28, 16-29) y expiatorios (Lv 4, 13-21; Lv 16, 21-34). El edificio del templo necesitaba continuas reparaciones (Esd 3, 8; Esd 6, 22), que todos se comprometen a sufragar. De la misma manera se obligan a procurar la leña para el sacrificio (Lv 6, 5-13; Jos 9, 27; Esd 2, 43), a hacer la ofrenda de las primicias del campo (Ex 23, 19; Dt 26, 2-10), de los árboles (Nm 18, 12; Lv 19, 23; Dt 8, 8). Debían consagrarse a Dios los "primogénitos" de los hombres, que se rescataban con cinco siclos de plata. Rescatábanse asimismo los primogénitos de los animales inmundos (Ex 13, 11-16; Ex 34, 19-20; Lv 27, 27; Nm 18, 15-19). Los primogénitos de los animales mundos eran ofrecidos en sacrificio. Otra de las obligaciones a que se obligaron fue a pagar los diezmos a los levitas (Nm 18, 20-24), a los que pertenecía toda décima de la tierra (Lv 27, 30). Reforzando las prescripciones del código sacerdotal (Lv 27, 1-34 y Nm 18, 1-32), que, según Malaquías, el pueblo había olvidado (Ne 3, 8-11), toma Nehemías la decisión de obligar a que lleven a Jerusalén, en los almacenes, todos los diezmos destinados a los levitas, que entregarán a los sacerdotes la parte que se les debe.
En esta solemne asamblea pusiéronse los cimientos del judaísmo. Autoridades y pueblo sellan y firman un documento con el cual se comprometen con juramento a observar en adelante todo cuanto prescribe la Ley de Moisés. Debe considerarse Esdras como el segundo legislador del judaísmo. En el continuo estudio de la Ley llegó él a penetrar en su espíritu y a actualizarla sin quitarle la paternidad mosaica.

Ne 11, 1-Ne 12, 26. Repoblación de Jerusalén

Gran parte de los repatriados afincáronse en las aldeas de los alrededores de Jerusalén. Una vez levantadas las murallas, convenía concentrar en la capital un núcleo importante de judíos (Ne 7, 4-5)·

Ne 11, 1-3. Método de reclutamiento

Algunos eran destinados a Jerusalén por determinarlo así las suertes; otros se ofrecían voluntariamente, por lo que recibían la bendición del pueblo. Está justificada la repugnancia que sentían los de pueblo para ir a una capital donde "había muchas casas sin edificar" (Ne 7, 4).

Ne 11, 4-6. Los Hijos de Judá

¿Debe identificarse esta lista con la de 1Cro 2, 3-6? En ésta, después de los hijos de Benjamín, se mencionan "los hijos de Efraím y Manases." Ambas listas representan dos estadios históricos distintos.

Ne 11, 7-9. Hijos de Benjamín

En el v.9 dícese que Joel era prefecto. ¿De quiénes? De los benjaminitas, según unos; de todos los habitantes de la ciudad, según otros autores. Ningún jefe de los de Judá se menciona en el texto.

Ne 11, 10-14. Los sacerdotes

Quizá habla el autor sagrado del sumo sacerdote Jedayas y de genealogía (Ne 12, 10-11). De Serayas (Esd 7, 1) se dice que era príncipe (naguid) de la casa de Dios, es decir, sumo sacerdote (1Cro 31, 10-13).

Ne 11, 15-20. Los levitas

Algunos levitas desempeñaban sus funciones en el interior del templo; otros, al exterior, recogiendo las limosnas destinadas al santuario. Los jefes de estos últimos eran Sabtaí y Jozabad. Los cantores se asimilan a los levitas, como en los libros de las Crónicas, que hablan de veinticuatro coros de cantores. Los porteros se mencionan aparte.

Ne 11, 21-24. Los netineos y levitas

Los netineos (Ne 7, 47) habitaban en Ofel (Ne 3, 26), al sudeste de Jerusalén, entre el torrente Cedrón y el valle del Tiropeón. Artajerjes había reglamentado el trabajo de los levitas cantores (v.23). Petayas, judío, ejercía el cargo de representante oficial de los intereses del pueblo en la corte persa.

Ne 11, 25-36. La población judía en provincias

Este fragmento es mucho más corto en los LXX, que mencionan cuatro ciudades de Judá (Cariatar, Jasúa, Laquis, Bersabé) y los de Benjamín (Gala, en lugar de Gueba, y Micmas). Quizá esta lista es posterior (Gelin). Del emplazamiento de las ciudades citadas se ha hablado en el curso del comentario.

Ne 12, 1-26. Sacerdotes y levitas repatriados

Los veintidós sacerdotes mencionados se citan, con algunas enantes, en Ne 10, 3-8; Ne 12, 12-21. Esdras (v.1) no es el gran reformador, entre los levitas se mencionan ocho familias (Ne 10, 9-13). Se dan en los v.10, 1-1 los nombres de los sumos sacerdotes desde Josué (Esd 2, 32) hasta Jadúa, contemporáneo de Alejandro Magno. El rey Darío, de que habla el texto (v.22), debe identificarse con Darío III Codomano (335-330), último de los aqueménidas. De la mención de Nehemías antes que Esdras no cabe deducir argumento alguno en favor de una prioridad cronológica.

Ne 12, 27-43. Dedicación de las murallas de Jerusalén

El 25 del mes Elul quedó terminada la muralla (Ne 6, 15). Al mes séptimo (Ne 7, 72), es decir, Tishri, tuvieron lugar los acontecimientos que se narran en los c.8-10. Más tarde proveyó Nehemías a la repoblación de la capital, seguida de solemne dedicación de las murallas. La ceremonia tenía carácter religioso, simbolizando la entrega de las murallas a la custodia de Yahvé. Los levitas dieron realce a la fiesta, acudiendo todos, tanto de la capital como de la campiña. Para la purificación pudo seguirse un ceremonial análogo al que se usó en la purificación del templo en tiempos de Ezequías (2Cro 29, 18-27). La procesión sobre los muros parte de la puerta del Valle junto a la actual puerta de Jafa; los que torcieron a mano derecha fueron en dirección sur-este-norte, hacia la puerta de las Escombreras; los que lo hicieron a la izquierda dirigiéronse hacia el nordeste, uniéndose al otro coro en el templo. Con motivo de la fiesta ofreciéronse muchos sacrificios (Esd 6, 17). La alegría era universal. Después de los años de cautividad, el judaísmo renace de sus cenizas y triunfa estrepitosamente.

Ne 12, 44-47. Restablecimiento de los diezmos

Normalizadas las cosas, era preciso asegurar la manutención de sacerdotes y levitas para que ejercieran sus funciones en el templo. Junto a éste existían grandes almacenes en donde se depositaban los productos procedentes del campo y de las ciudades. Todos, sacerdotes, levitas, porteros y cantores, cumplían sus deberes. En tiempos de Zorobabel y de Nehemías, el culto marchó bien; todo procedía ordenadamente; la Ley se cumplía con escrupulosidad.

Ne 13, 1-31. Corrección de abusos

En este capítulo último se menciona la corrección de algunos abusos introducidos en la comunidad judaica. Lo dicho anteriormente (Ne 12, 44-47) demuestra que hubo un tiempo en que se cumplía la Ley con toda perfección. Pero con el andar de los años enfrióse Israel en sus fervores religiosos y sacudió el yugo de los preceptos. Al volver Nehemías, encontró algunos abusos, que corrigió. Atajó las pretensiones de Tobías (v.4-9), procuró que se entregaran los diezmos a los levitas (v. 10-14); se revalorizó el sábado (v. 15-22); Prohibiéronse los matrimonios mixtos (v.23-29) y reglamentáronse las funciones culturales (v.30-31). No indica el texto el tiempo que Nehemías estuvo ausente de Jerusalén.

Ne 13, 1-3. Separación de todo extranjero

De la exclusión de los amonitas y moabitas habla Dt 23, 4-7 Tales pueblos nacen de un incesto (Gn 19, 30-38); rehusan entregar a los judíos pan y agua e inducen a Balaam a que les maldiga (Nm 22, 5-11; Dt 2, 9). Todo el que no tenía pura sangre judía era excluido de la comunidad judaica.

Ne 13, 4-9. Expulsión de Tobías

Durante la ausencia de Nehemías hubo un escándalo en Jerusalén promovido por el mismo sumo pontífice. Al año 32 de Artajerjes, o sea, el 433, regresó Nehemías a Persia, después de haber permanecido doce años en Jerusalén (Ne 2, 1-6), desde 445 hasta 433 (Ne 5, 14). Al regresar al cabo de un tiempo (1R 17, 7), comprobó que Elíasib había cedido a un pariente suyo, Tobías (Ne 2, 10-19; Ne 6, 1-19), el uso de una cámara del templo como almacén. Tobías era amonita (Ne 13, 1). Más que Elíasib parece que el culpable fue hijo Joyada, que fue sumo sacerdote desde 432 hasta 415. El local cedido a Tobías quizá le servía de sucursal de la banca, cuya central radicaba en Amón, y como punto clave desde donde influía económicamente sobre Israel. El local fue purificado por haber sido destinado a usos profanos.

Ne 13, 10-13. Los diezmos

Al no pagarse los diezmos a los levitas, emigraron éstos a sus heredades respectivas, abandonando el servicio del templo. Los magistrados (seganim) encargados de velar por la pureza de la Ley solidarizáronse con el pueblo. Con su actitud pasiva infringían la Ley (Nm 18, 21-24); negar los diezmos era tanto como robar a Dios (Ml 3, 8-9). ¿Había influido el caso Tobías en esta medida?

Ne 13, 14-18. La cuestión del sábado

El descanso sabático estaba en crisis a partir de la cautividad; sin embargo, era una ley fundamental del Decálogo (Ex 20, 8-11). Nehemías dióse cuenta de la profanación del sábado en una gira en provincia, notando que las gentes dedicábanse a trabajos agrícolas (Ex 34, 21; Jr 17, 21-24) y transportaban mercancías a Jerusalén (Jr 17, 21-24). También en sábado se comerciaba con los tirios (Ez 27, 12-25; Esd 3, s7). Los grandes males sobrevenidos a la nación lo fueron por la profanación del sábado (Ez 20, 13; Ez 22, 8; Ez 23, 38).

Ne 13, 19-22. Medidas para santificar el sábado

Empieza el sábado la noche del viernes al caer el sol. En el Estado actual de Israel acuden a aquella hora los rabinos y obligan a los mercaderes a cerrar sus establecimientos. El tránsito de un día ordinario a uno festivo realizábase en el momento en que, según el texto, las puertas "empezaban a estar en la sombra."

Ne 13, 23-27. Contra los matrimonios mixtos

Esdras luchó contra esta plaga (Esd 9, 1-Esd 10, 44); nuevas medidas tomáronse más tarde (Ne 10, 30; Ne 13, 1-3), pero bastó que Nehemías se ausentara para volver a las andadas. Algunas de estas mujeres eran de Azoto (Jos 13, 3). De Azoto se apoderó Cambises el año 525; los filisteos hablaban un lenguaje ario; los amonitas usaban una lengua afín al hebraico, así como los moabitas.

Ne 13, 28-29. Expulsión del hijo del sumo sacerdote

Joyada, sumo sacerdote, tuvo la osadía o la debilidad de autorizar el matrimonio de un hijo suyo con la hija de Sambalat, enemigo declarado de los judíos (Ne 2, 10.19; Ne 6, 1). Mandaba la Ley que el sumo sacerdote tomara por esposa a una virgen de su pueblo (Lv 21, 14)· Nehemías no pudo tolerar semejante escándalo, dado por el sacerdocio en la misma capital del judaismo (Ml 2, 4-8). Este hecho es el mismo que refiere Flavio Josefo, situándolo en tiempos de parió III (335-330)" durante el pontificado de Jadúa. Acaso haya en esta noticia de Flavio Josefo un anacronismo. Según los documentos de Elefantina, era Sambalat gobernador de Samaría el año 407, bajo Darío II (424-405).

Ne 13, 30-31. Conclusión

Termina Nehemías su libro con un Memento mei: "Acuérdate de mí para bien" (zakrali letobah: Ne 5, 19; Ne 6, 14; Ne 13, 14). Dando una mirada retrospectiva, comprueba Nehemías los esfuerzos que ha llevado a cabo para devolver al templo el antiguo esplendor; las dificultades que tuvo con ocasión de la reconstrucción de los muros de Jerusalén y todo cuanto hizo para la creación de un nuevo Estado judío. Al término de sus trabajos, lejos de buscar la gloria y la recompensa humana, fija su vista al cielo y pide a Dios se acuerde para bien de todo cuanto ha batallado para procurar su gloria. Con estas palabras desaparece de la historia uno de los más grandes reformadores del pueblo judío. En toda su administración se muestra hombre sagaz, político, israelita ejemplar, en quien no hay doblez. De él dice Qo 49, 13: "¿Cómo engrandecer a Nehemías, cuya memoria es gloriosa, que levantó nuestras ruinas, reedificó nuestras casas arruinadas, puso puertas y cerrojos?"