Vida cotidiana y santidad
en la enseñanza de San Josemaría

CAPÍTULO TERCERO
Notas

1 Instrucción, 19-III-1934, 37. Es el mismo texto que se ha citado al inicio de los dos capítulos anteriores.
2 Cfr. Apuntes íntimos, 206 (texto del 15-VII-1931 que citamos más abajo); Camino, 833; Forja, 647; Es Cristo que pasa, 139; etc. Para otras referencias a esta jaculatoria en los Apuntes íntimos, cfr. P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de "Camino", Madrid 20043, comentarios a los puntos 247, 495, 573 y 833. La jaculatoria se encuentra también varias veces en las Instrucciones y Cartas.
3 G.M. ROSCHINI, La Madre de Dios, según la fe y la teología, Madrid 19623, vol. I, p. 599. Cfr. también A. TRIACCA, Alla madre per mezzo del Figlio (ad Mariam per Iesum), en: AA.VV., Con Maria pellegrini nella fede, Roma 1988, pp. 7-19.
4 GOFFRIDUS VINDOCINENSIS, Sermo 7 de Puriicqtione Sanctae Mariae (PL 157, 266).
5 La idea está presente sobre todo en su Tratado de la verdadera devoción a la Santa Virgen María. Cfr. JUAN PABLO II, Carta del 8-XII-2003 a las Familias montfortianas, 2: lleva el título de "Ad Iesum per Mariam" y cita varios textos de san Luis María en este sentido.
6 CONC. VATICANO II, Const. Dogm. Lumen gentium, 5. Cfr. Mt 13, 31-32.
7 Es Cristo que pasa, 169.
8 Es Cristo que pasa, 96.
9 La doctrina clásica puede verse resumida en CEC, 257-258, 485, 689-690, 727. El Hijo y el Espíritu Santo obran conjuntamente el plan de salvación. El Espíritu Santo está presente en la misión del Verbo: es enviado para realizar la Encarnación, y obra en unión con el Hijo en todos los momentos de la vida del Señor, aunque su misión se manifiesta de un modo nuevo en Pentecostés. La misión del Hijo, a su vez, no concluye con la Ascensión, sino que Cristo está siempre con los suyos (cfr. Mt 28, 20), en unión con el Espíritu Santo. Sería una simplificación errónea separar las dos misiones, como si la del Hijo "durase" desde la Encarnación hasta la Ascensión, y la del Espíritu Santo comience sólo en Pentecostés. Hay un orden, pero no una separación.
10 F. OCÁRIZ, La universalidad de la Iglesia, en: AA.VV., La grandezza della vita quotidiana (Actas del congreso internacional en el centenario del nacimiento de Josemaría Escrivá de Balaguer), Roma 2002-2004, vol. I, p. 136. Cfr. Á. DEL PORTILLO, Riflessioni conclusive, en: AA.VV., Santità e mondo, Roma 1994, pp. 221-223. La concatenación entre gloria de Dios, señorío de Cristo e Iglesia se puede ver en varios lugares del Nuevo Testamento, p.ej., Jn 17, 1-2.11.21 y Ef 1, 4-6, 9-10.17, 20-23.
11 Cfr., p.ej., Es Cristo que pasa, 139.
12 J.A. ABAD IBÁÑEZ – M. GARRIDO BONAÑO, Iniciación a la liturgia de la Iglesia, Madrid 1988, p. 340.
13 Esto es explícito en la doxología de la Traditio apostolica de san Hipólito: "Per quem tibi gloria et honor, Patri et Filio cum Spiritu Sancto, in sancta Ecclesia tua, et nunc et in saecula saeculorum"; texto etíope: "In quo tibi laus et potentia in sancta Ecclesia". Sobre el tema, cfr. H. DE LUBAC, Catolicismo. Aspectos sociales del dogma, Madrid 1988, p. 57, nota 102.
14 P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de "Camino", Madrid 20043, comentario al punto 929.
15 Cfr. R. PELLITERO, Santidad y edificación de la Iglesia, en: AA.VV. (J.-I. SARANYANA, dir.), El caminar histórico de la santidad cristiana. De los inicios de la época contemporánea hasta el Concilio Vaticano II, Pamplona 2004, p. 521.
16 Conversaciones, 14. Cfr. Es Cristo que pasa, 14. Un estudio contemporáneo a san Josemaría sobre el uso de esta expresión en la literatura espiritual es el de A. THIBAUT, Édification, en: AA.VV., Dictionnaire de spiritualité ascétique et mystique, 4 (1960) col. 279-293.
17 Cfr. E. CAPARROS, Servir l'Eglise: idéal du bienhereux Escrivá, en: AA.VV., La grandezza della vita quotidiana, cit., vol. V/2, Roma 2004, pp. 93-125.
18 Á. DEL PORTILLO, nota 152 a la Instrucción, mayo-1935/14-IX-1950.
19 En una carta de Álvaro del Portillo, escrita tres días después del fallecimiento de Josemaría Escrivá de Balaguer, comentaba que desde hacía tiempo "ofrecía al Señor su vida y mil vidas que tuviera –añadía habitualmente– por la Iglesia Santa y por el Papa, sea quien sea. Este ofrecimiento era intención diaria de su Misa, era fervor continuo de su alma (...) Así hasta la última jornada, hasta las últimas horas que pasó en la tierra. (...) Menos de tres horas antes de morir, nos urgía: (...) Hemos de amar mucho a la Iglesia y al Papa cualquiera que sea. Pedid al Señor que sea eficaz nuestro servicio para su Iglesia y para el Santo Padre" (Á. DEL PORTILLO, Carta, 29-VI-1975: AGP, P01 1975, pp. 665-666).
20 Apuntes de la predicación, 8-VI-1970 (AGP, P01 X-1970, pp. 91 y 96).
21 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 53.
22 Amigos de Dios, 282.
23 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 8.
24 Homilía El fin sobrenatural de la Iglesia, 28-V-1972, en Amar a la Iglesia, Madrid 1986 2, p. 40. Sobre la noción teológica de "misterio" y su uso por parte de san Josemaría, puede verse el comentario que hicimos en nota en la Parte preliminar, II.1. Añadimos que san Josemaría se refiere con frecuencia al "misterio de la Iglesia" y que en los textos se advierte la comprensión teológica del término "misterio". P.ej., escribe: Gens sancta, pueblo santo, compuesto por criaturas con miserias: esta aparente contradicción marca un aspecto del misterio de la Iglesia. La Iglesia, que es divina, es también humana, porque está formada por hombres y los hombres tenemos defectos: omnes homines terra et cinis (Si 17, 31), todos somos polvo y ceniza (Homilía Lealtad a la Iglesia, 4-VI-1972, en Amar a la Iglesia, cit., p. 21). Como se puede ver, al mencionar el "misterio de la Iglesia" tiene en la mente –y lo expresa con un lenguaje adecuado a la predicación– la realidad divino-humana de la Iglesia, característica de su ser "sacramento".
25 P. LOMBARDÍA, Amor a la Iglesia, en: AA.VV., Homenaje a Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer, Pamplona 1986, p. 83.
26 A. MIRALLES, Aspetti dell'ecclesiologia soggiacente alla predicazione del Beato Josemaría Escrivá, en: AA.VV., La grandezza della vita quotidiana, cit., vol. V/1, p. 177.
27 F. OCÁRIZ, La universalidad de la Iglesia, cit., p. 128. Sobre el término "ekklesía", cfr. P. RÍO, Usos y sentidos del término ekklesía-ecclesia. Hacia una recuperación de la historia, de la vida y de la tradición eclesial, en: "Annales Theologici" 20 (2006) 3-38.
28 Conversaciones, 59.
29 Conversaciones, 9.
30 Conviene mencionar también una desviación reciente (posterior a san Josemaría, que no la menciona), en dirección opuesta: la "reivindicación" por parte de laicos de funciones que competen principalmente a los ministros sagrados en el gobierno de las parroquias, en la liturgia y en la predicación. La ocasión ha sido a veces el problema práctico de la escasez de sacerdotes. Con más frecuencia responde a una idea equivocada de la distinción entre el sacerdocio común y el ministerial. En todo caso se trata de una forma de clericalización de los laicos que, paradójicamente, se presenta como opuesta al clericalismo (entendido como predominio del clero). Sobre esta materia puede verse el documento emanado conjuntamente por varios Dicasterios de la Santa Sede: Ecclesiae de mysterio. Instrucción sobre algunas cuestiones relativas a la colaboración de los fieles laicos en el sagrado ministerio, 15-VIII-1997.
31 Conversaciones, 47.
32 Cfr., p.ej., Conversaciones, 20, y El fin sobrenatural de la Iglesia, en cit., p. 56.
33 Homilía Sacerdote para la eternidad, 23-IV-1973, en Amar a la Iglesia, cit., p. 66.
34 Es Cristo que pasa, 53.
35 Cfr., p.ej., Conversaciones, 20.
36 Conversaciones, 59.
36 bis Lo constata J. OVERATH cuando trata de estudiar la visión de la Iglesia presente en Camino sin acudir a las demás obras de san Josemaría: cfr. Die Kirche in Josemaría Escrivá de Balaguer's "Der Weg", en: ID., Kirchengeschichte Orientierungshilfen, Standpunkte, Impulse für heute, Frankfurt-Bern-New York 1987, pp. 67 y 86.
37 Cfr., p.ej., F. OCÁRIZ, La universalidad de la Iglesia, cit., pp. 125-139; A.M. SANGUINETI, Dimensión sacramental de la vida cotidiana de los hijos de Dios en su Iglesia: un aporte teológico, en: AA.VV., La grandezza della vita quotidiana, cit., vol. V/2, pp. 215-231; A. MIRALLES, Aspetti dell'ecclesiologia soggiacente alla predicazione del Beato Josemaría Escrivá, cit.; P. RODRÍGUEZ, La comprensión de la Iglesia en "Camino", en: AA.VV., La grandezza della vita quotidiana, cit., vol. V/2, pp. 199-212; G. ARANDA – J.R. VILLAR, El amor a la Iglesia y al Papa en "Camino", en: AA.VV., Estudios sobre "Camino", Madrid 1988, pp. 213-237.
38 P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de "Camino", cit., pp. 663-664.
39 Véase sobre esta cuestión la Parte preliminar, sección II.2.d).
40 Entre las obras de eclesiología de este periodo, que dan idea de los temas que Josemaría Escrivá de Balaguer tenía a la vista, mencionamos en orden cronológico cuatro que, por su contenido y por los autores, es probable que conociera directamente: CH. JOURNET, L'Église du Verbe incarné, 2 vols., Paris 1951; M. SCHMAUS, Teología dogmática, vol. 4, Madrid 1962 (versión castellana de Katholische Dogmatik, publicada por Ediciones Rialp; citamos esta edición porque nos consta que san Josemaría la tenía a mano); G. PHILIPS, La Iglesia y su misterio en el Concilio Vaticano II. Historia, texto y comentario de la constitución "Lumen gentium", 2 vol., Barcelona 1968-1969; L. BOUYER, L'Église de Dieu, corps du Christ et temple de l'Esprit, Paris 1970.
41 Sobre esta concepción "espiritual" de la Iglesia, en la que la visibilidad es secundaria y se acaba negando su sacramentalidad, cfr. J.A. MÖHLER, Symbolik, oder Darstellung der dogmatischen Gegensätze der Katholiken und Protestanten nach ihren öffentlichen Bekenntnisschriften, München-Regensburg, 1894, 9, §§ 44-51.
42 Cfr. SAN JUAN EUDES, La vie et le Royaume de Jésus dans les âmes chrétiennes, en: Œuvres complètes, t. I, Paris 1931, pp. 130 ss.; Catéchisme de la Mission, ibid., t. II, pp. 428-429. Cfr. H. MACÉ, Saint Jean Eudes et le mystère de l'Église, en: "Notre vie" 18 (1966) 1-8.
43 Cfr. DS 3050-3075.
44 CATECISMO MAYOR DE LA DOCTRINA CRISTIANA PRESCRITO POR SAN PÍO X, parte primera, cap. X, §2 (las citas y la numeración corresponden a la 38ª edición castellana, Madrid 1971, que reproduce la versión de "Razón y Fe" de 1958).
45 "Por el hecho mismo de que es cuerpo, la Iglesia se discierne con los ojos" (León XIII, Enc. Satis cognitum, 29-VI-1896, ASS 28 (1895-96) 710). San Josemaría cita este texto haciendo notar que la Iglesia es, a la vez, cuerpo místico y cuerpo jurídico (El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 45).
46 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 1.
47 Cfr., p.ej., H. DE LUBAC, Corpus mysticum: l'Eucharistie et l'Église au Moyen Âge, Paris 1949 (2ª ed. revisada y aumentada); CH. JOURNET, L'Église du Verbe in-carné, 2 vols., Paris 1951; Y.M.-J. CONGAR, Sainte Église. Études et approches ecclésiologiques, Paris 1963; O. CASEL, Mysterium der Ekklesia, Mainz 1961. Para un estudio del desarrollo de la eclesiología en este periodo, cfr. A. ANTÓN, Lo sviluppo della dottrina sulla Chiesa nella teologia dal Vaticano I al Vaticano II, Brescia 1973; El misterio de la Iglesia: evolución histórica de las ideas eclesiológicas, 2 vols., Toledo 1986-87.
48 Cfr. Y.M-J. CONGAR, Ekklesiologie, en: M. SCHMAUS – A. GRILLMEIER – L. SCHEFFCZYK – M. SEYBOLD (eds.), Handbuch der Dogmengeschichte, Freiburg im Breisgau 1971, vol. 3d, p. 116.
49 Sobre la eclesiología de la Lumen gentium es fundamental la obra de G. PHILIPS, L'Église et son Mystère au II Concile du Vatican, 2 vols., Paris 1967. Para las perspectivas teológicas abiertas por la Lumen gentium, puede verse P. RODRÍ-GUEZ (dir.), L'ecclesiologia trent'anni dopo la "Lumen gentium", Roma 1995 (en particular los artículos de G.L. MÜLLER, La comprensione trinitaria fondamentale della Chiesa nella Costituzione "Lumen gentium"; y de A. ARANDA, Cristo e la Chiesa. Sul significato trinitario del mistero della Chiesa come Corpo mistico di Cristo). Cfr. también M. SEMERARO, Mistero, Comunione e Misione. Manuale di Ecclesiologia, Bologna 1997, 272 pp.
50 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 18.
51 Conversaciones, 112.
52 Conversaciones, 59.
53 Amigos de Dios, 13.
54 Es Cristo que pasa, 184.
55 Cfr., p.ej., J. MARITAIN, Le paysan de la Garonne, Paris 1966, 414 pp.; D. VON HILDEBRAND, Das trojanische Pferd in der Stadt Gottes, Regensburg 1967, 375 pp.; J.L. GUTIÉRREZ GARCÍA, Díselo a la comunidad. Reflexiones sobre la situación de la Iglesia, Ávila 1987, 227 pp.; J. ORLANDIS, La Iglesia Católica en la segunda mitad del siglo XX, Madrid 1988, 304 pp.
56 Cfr. A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, Madrid 1997-2003, vol. 3, pp. 646-660 y 694-709.
57 Conversaciones, 1.
58 Cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 8.
59 Lumen gentium, 21-22.
60 Cfr. J. RATZINGER, Il nuovo popolo di Dio, Brescia 1971, p. 213 (orig.: Das neue Volk Gottes: Entwürfe zur Ekklesiologie, Düsseldorf 1970 2).
61 Carta 6-V-1945, 4 y 6.
62 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., pp. 43 s.
63 Ibid., p. 56.
64 Ibid., p. 39.
65 Ibid.
66 SAN CIPRIANO, De Dominica oratione, 23 (citado en Lumen gentium, 4).
67 A. MIRALLES, Aspetti dell'ecclesiologia soggiacente alla predicazione del Beato Josemaría Escrivá, cit., p. 182.
68 Es Cristo que pasa, 133.
69 Es Cristo que pasa, 100.
70 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 42.
71 A. MIRALLES, Aspetti dell'ecclesiologia soggiacente alla predicazione del Beato Josemaría Escrivá, cit., p. 182.
72 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 45.
73 SAN BASILIO, Ep. 38, 6.
74 Cfr. J.-M.R. TILLARD, Comunione, en J.-Y. LACOSTE, Dizionario critico di Teologia, Roma 2005, p. 321. Obviamente, cuando el término "comunión" se aplica a las Personas divinas y a los fieles en la Iglesia, no se hace de modo unívoco sino análogo, ya que hay participación.
75 Cfr. CONGR. PARA LA DOCTRINADELA FE, Carta Communionis notio, 28-V-1992. Es un documento posterior a san Josemaría que citamos porque recoge y explica la doctrina del Vaticano II.
76 J.-M.R. TILLARD, Comunione, cit., p. 316.
77 Cfr. C. FABRO, La nozione metafisica di partecipazione secondo S. Tommaso d'Aquino, Torino 1950 2, p. 42; F. OCÁRIZ, El misterio de la Iglesia como koinonía y la noción metafísica de participación, en: ID., Naturaleza, Gracia y Gloria, Pamplona 2000, pp. 157-172.
78 Cfr. J.-M.R. TILLARD, Comunione, cit., p. 318.
79 Apuntes de la predicación (AGP, P01 VII-1972, p. 42).
80 "Cuando el Señor ruega al Padre que "todos sean uno, como nosotros también somos uno" (Jn 17, 21-22), abriendo perspectivas inaccesibles a la razón humana, nos ha sugerido una cierta semejanza entre la unión de las personas divinas y la unión de los hijos de Dios en la verdad y en la caridad. Esta semejanza demuestra que el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí misma, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí a los demás" (CONC. VATICANO II, Const. past. Gaudium et spes, 24).
81 Amigos de Dios, 76.
82 Lealtad a la Iglesia, cit., p. 34.
83 Carta 19-III-1967, 66.
84 Cfr. CEC, 751 (incluye la etimología de Iglesia: "ejkklhsiva, del griego ejk-kalei`n: llamar fuera").
85 Esta consideración teológica, que está implícita en la enseñanza espiritual de san Josemaría sobre el fin último, se encuentra explícitamente en autores como H. DE LUBAC: "La Ekklesía (Iglesia) que ni Pablo ni ningún otro de los primeros discípulos ha imaginado jamás como una realidad totalmente invisible (...) precede, lógicamente, a los kletoi (llamados): los convoca y los reúne con miras al Reino" (Catolicismo. Aspectos sociales del dogma, cit., p. 48). En las citas en castellano de esta obra introducimos algunas modificaciones sobre la traducción de la editorial Encuentro, teniendo en cuenta la edición de 2003 de las obras completas en la editorial Cerf, que reproduce la versión original de 1938: Catholicisme: les aspects sociaux du dogme. No sabemos si san Josemaría llegó a conocer esta obra. En todo caso, ya desde 1931 habla de la Iglesia como fin de la vida cristiana: cfr. la anotación de Apuntes íntimos, 206, del 15-VII-1931, citada más abajo. El texto más elaborado lo tomamos como referencia para los tres primeros capítulos: Instrucción, 19-III-1934.
86 CEC, 760.
87 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 43.
88 Es Cristo que pasa, 131.
89 Es Cristo que pasa, 128. Hace referencia a Is 11, 12. Cfr. CONC. VATICANO I, Const. dogm. Dei Filius, c. 3: DS 3014.
90 Por esto se dice que es "misterio de comunión", y no sólo "comunión", porque es el misterio o sacramento de la comunión de los hombres con Dios, es decir, el signo o manifestación visible de esa comunión, y también el instrumento para formarla (cfr. CONGR. PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta Communionis notio, 28-V-1992, parte I,1,4 y passim; CEC, 747).
91 SAN JUAN DAMASCENO, De Fide Orthodoxa, lib. 3, c. 19. En este punto el Damasceno es maestro de la cristología de SANTO TOMÁS DE AQUINO, que habla de la Humanidad de Jesucristo como instrumento unido a la Divinidad (cfr. S.Th. III, q. 8, a. 1, ad 1). Por su parte, el Catecismo de la Iglesia Católica enseña que la Humanidad de Jesucristo es "como el "sacramento", es decir, el signo y el instrumento de su divinidad y de la salvación que trae consigo: lo que había de visible en su vida terrena conduce al misterio invisible de su filiación divina y de su misión redentora" (CEC, 515). Aunque san Josemaría no usa estos términos, no hay duda de que la doctrina que expresan es parte integrante de su contemplación del Redentor: véanse, p.ej., las homilías El triunfo de Cristo en la humildad, La muerte de Cristo, vida del cristiano, La Ascensión del Señor a los Cielos y El Corazón de Cristo paz de los cristianos, recogidas en Es Cristo que pasa. Volveremos sobre el tema de la Iglesia como sacramento algo más adelante.
92 A.M. SANGUINETI, Dimensión sacramental de la vida cotidiana de los hijos de Dios en su Iglesia: aporte teológico, cit., p. 220.
93 Cfr., p.ej., el capítulo "Comunión de los Santos", de Camino (nn. 544-550). Sobre los "santos", cfr. Camino, 469. A la Comunión de los santos pertenecen también, aunque de otro modo, los miembros de la Iglesia que no viven vida sobrenatural. Lo diremos después.
94 CATECHISMUS ROMANUS, I, 10, 24. Dice también que este artículo del Credo es "declaración" del anterior (ibid., 23). La misma idea se encuentra en CEC, 946: "Este artículo es, en cierto modo, una explicitación del anterior".
95 CEC, 946.
96 Introduce así el capítulo "Comunión de los Santos": "El tema sigue siendo la Iglesia, como en los dos capítulos anteriores, pero ahora es la cláusula eclesiológica "communio sanctorum" la que domina las consideraciones. De la Iglesia, Madre de los fieles, se pasa a la Iglesia, comunión de los cristianos. El tránsito se realiza a través del capítulo intermedio: la "communio eucharistica"" (P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de "Camino", cit., introducción a los 544-550).
97 Surco, 615.
98 Camino, 549. No menciona explícitamente la "Comunión de los Santos", pero la frase es del capítulo sobre ese tema.
99 Forja, 846.
100 Amigos de Dios, 76.
101 Cfr. CEC, 946 ss.
102 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 40.
103 P. RODRÍGUEZ, La comprensión de la Iglesia en "Camino", cit., p. 210. "La "comunión de los santos" designa en Camino, de manera primaria, esa gran fraternidad de los fieles en la Iglesia" (ibid.).
104 Lealtad a la Iglesia, cit., p. 21.
105 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 39. "Esta consigna [de la llamada universal a la santidad recordada por el Concilio] no es una simple exhortación moral, sino una insuprimible exigencia del misterio de la Iglesia. Ella es la Viña elegida, por medio de la cual los sarmientos viven y crecen con la misma linfa sana y santificante de Cristo; es el Cuerpo místico, cuyos miembros participan de la misma vida de santidad de su Cabeza, que es Cristo; es la Esposa amada del Señor Jesús, por quien Él se ha entregado para santificarla (cfr. Ef 5, 25 ss.). El Espíritu que santificó la naturaleza humana de Jesús en el seno virginal de María (cfr. Lc 1, 35), es el mismo Espíritu que vive y obra en la Iglesia, con el fin de comunicarle la santidad del Hijo de Dios hecho hombre" (JUAN PABLO II, Exhort. Apost. Christifideles laici, 16).
106 Es Cristo que pasa, 175.
107 Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, Exposit. in Symb. Apost., a. 10. Un comentario a esta enseñanza del Aquinate puede verse en F. OCÁRIZ, El misterio de la Iglesia como koinonía..., cit., p. 167.
108 Cfr. F. OCÁRIZ, El misterio de la Iglesia como koinonía..., cit., p. 168.
109 Es Cristo que pasa, 139. Cfr. Conversaciones, 123. Sobre la Iglesia como "familia de Dios", cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 6; JUAN PABLO II, Ex. ap. Ecclesia in Africa, 63; CEC, 1.
110 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., pp. 43 s. "Sobre las dos imágenes "Cuerpo de Cristo" y "Pueblo de Dios" se ha discutido ampliamente en el siglo XX. (...) Pío XII considera el término "Cuerpo de Cristo" como el más adecuado; el Concilio Vaticano II, en cambio, parece haber dado preferencia a la eclesiología del Pueblo de Dios (...). En la discusión postconciliar las eclesiologías del Cuerpo de Cristo y del Pueblo de Dios han sido consideradas a veces como contrapuestas y se ha favorecido esta última, ignorando voces teológicas de peso que advirtieron de los peligros (...). De todas maneras, la eclesiología del Cuerpo de Cristo tiene tan sólidas raí ces bíblicas, y una teología seria no la puede pasar por alto" (A. ZIEGENAUS, Die Heilsgegenwart in der Kirche, en: L. SCHEFFCZYK – A. ZIEGENAUS, Katholische Dogmatik, vol. VII, Aachen 2003, pp. 37-41). Según Ziegenaus, entre los teólogos que han puesto en guardia del peligro de dar demasiado peso a la consideración de la Iglesia como Pueblo de Dios, se pueden mencionar H. Schlier, Y.M.-J. Congar, J. H. Nicolas y R. Schnackenburg (cfr. ibid., pp. 39 s.).
111 Cfr. El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., pp. 46 ss.; CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 4, y Decr. Ad gentes, 4.
112 P. HÜNERMANN, Introducción a los 3800 ss. de la edición del Enchiridion Symbolorum de H. Denzinger, Freiburg 1991.
113 Es Cristo que pasa, 104.
114 Cfr. PÍO XII, Enc. Mystici corporis: DS 3805-3811.
115 "En manera alguna se ha de pensar que la estructura ordenada u "orgánica" del cuerpo de la Iglesia se limita o reduce solamente a los grados de la jerarquía..." (DS 3801). Aunque es muy clara la sintonía de san Josemaría con la Mystici corporis, no nos resulta posible decir en qué medida toma ideas de ese documento para corroborar lo que ya venía predicando desde los comienzos del Opus Dei o para desarrollar su propio mensaje. Hay también aspectos en los que prolonga la doctrina de la encíclica anticipando nuevos horizontes (p.ej. en lo que se refiere a las relaciones Iglesia-mundo, como veremos después).
116 Es Cristo que pasa, 102.
117 Lealtad a la Iglesia, cit., p. 14.
118 Es Cristo que pasa, 131. La terminología agustiniana del "Cristo total" es a veces explícita en san Josemaría: cfr., p.ej., Es Cristo que pasa, 102.
119 J.-B. BOSSUET, Allocution aux nouvelles catholiques, en ID., Œuvres oratoires, Paris 1897, t. 6, p. 508. Volvemos a señalar lo mismo que en otros casos: al citar a Bossuet no queremos dar a entender que san Josemaría se inspirase en él, sino simplemente que sus palabras son un precedente en este modo de hablar.
120 "Caput et membra sunt quasi una persona mystica" (SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th. III, q. 48, a. 2, ad 1). Cfr. S.Th. II-II, q. 83, a. 16, ad 3; In Ep. ad Colos., c. 1, lect. 6.
121 La utiliza en la Carta 19-III-1967, 91, citando el siguiente texto del Magisterio: "Este es el dogma antiquísimo de la Comunión de los Santos, según el cual la vida de cada uno de los hijos de Dios se une en Cristo y por Cristo en admirable unión con la vida de todos los demás hermanos cristianos en la unidad sobrenatural del Cuerpo místico de Cristo, como formando una sola mística persona (cfr. 1Co 12, 12-13)" (PABLO VI, Const. ap. Indulgentiarum doctrina, 1-I-1967, 4 y 5: AAS 59 (1967) 9-11). En la época en la que predica y escribe san Josemaría, varios autores profundizan en la "personalidad" de la Iglesia. Citamos solamente uno cuyas obras ciertamente conocía: CH. JOURNET, L'Église du Verbe Incarné, Paris 1951, t. II, p. 39-50 y 492-508; ID., Thélogie de l'Église, Paris 1958, pp. 193-213, etc. Tendemos sin embargo a pensar que no haya habido influjo. En otras cuestiones de relevancia eclesiológica, como la libertad de los laicos en cuestiones temporales, las posiciones de Josemaría Escrivá de Balaguer y de Charles Journet no coinciden. Lo decimos sólo como observación marginal y provisional. Es un tema que habría que estudiar a la luz de la documentación aparecida recientemente (en especial la Correspondance Journet Maritain, 5 vols., Saint Maurice 2006). También Maritain hace observaciones interesantes acerca de la "personalidad de la Iglesia". Señala que la unidad entre los miembros de la Iglesia es la unidad de una multiplicidad que, a causa del vínculo de una misma vida sobrenatural, tiene, por así decir, una "subsistencia sobrenatural creada" (J. MARITAIN, Il contadino della Garonna, Brescia 1980 (9, p. 266), de modo que se pueda hablar, en este sentido, de personalidad.
122 "In Symbolo Apostolico profitemur nos credere sanctam Ecclesiam ("Credo... Ecclesiam") et non in Ecclesiam, ne Deum Eiusque confundamus opera et ut clare bonitati attribuamus Dei omnia dona quae Ipse in Sua posuit Ecclesia" (CEC, 750).
123 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 43.
124 Ibid., pp. 40 ss.
125 Forja, 461, 584, 833; Conversaciones, 23; Es Cristo que pasa, 34, 73, 136; Amigos de Dios, 316; Lealtad a la Iglesia, passim, y El fin sobrenatural de la Iglesia, passim.
126 La distinción se encuentra bellamente expuesta en Bossuet: "La Iglesia como esposa pertenece a Cristo por elección; la Iglesia como cuerpo le pertenece por una acción muy íntima del Espíritu Santo de Dios. El misterio de la elección con el deber de las promesas, se expresa con el nombre de esposa; y el misterio de la unidad consumada por la infusión del Espíritu, se expresa con el de cuerpo (...). El primero indica unidad por amor y por voluntad, el segundo unidad natural (...). El nombre de esposa distingue para unir; el nombre de cuerpo une sin confundir" (J.-B. BOSSUET, Lettre sur le mystère de l'unité de l'Église, et les merveilles qu'il renferme, en Œuvres complètes, t. XI: Lettres diverses. Lettres de piété et de direction, IV, 32, Paris 1836, p. 294).
127 Apuntes de la predicación, 10-V-1974 (AGP, P01 1974, p. 379). "La Iglesia resplandeciente, sin mancha, arruga o cosa parecida, sino santa e inmaculada" (Ef 5, 27).
128 Carta 31-V-1943, 4. Cfr. Camino, 519.
129 "Por una profunda analogía la Iglesia se asimila al Misterio del Verbo encarnado. Pues como la naturaleza asumida sirve al Verbo divino como órgano de salvación a Él indisolublemente unido, de forma semejante el organismo social de la Iglesia sirve al Espíritu de Cristo, que lo vivifica, para el incremento del cuerpo (cfr. Ef 4, 16)" (CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 8). San Josemaría cita este número de la Lumen gentium en las homilías Lealtad a la Iglesia y El fin sobrenatural de la Iglesia.
130 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 4; Decr. Ad gentes, 4.
131 Se equivocarían gravemente los que intentaran separar una Iglesia carismática (...) de otra jurídica o institucional... (El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., pp. 45 ss.; texto completo citado más arriba).
132 Es Cristo que pasa, 120.
133 Es Cristo que pasa, 79.
134 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 10.
135 ID., Decr. Presbyterorum ordinis, 2. Así sucede al renovar o re-presentar sacramentalmente el Sacrificio del Calvario, y al perdonar los pecados en el Sacramento de la Penitencia. Hay otras acciones que el sacerdote realiza "con la autoridad de Cristo" (p.ej., predicar auténticamente la Palabra de Dios) o "con la potestad de Cristo" (p.ej., imponer una penitencia en la Confesión u otros actos que requieren la potestad sagrada del sacramento del Orden). Pero se reserva la expresión in Persona Christi Capitis para las acciones sacerdotales que, siendo propias de Cristo Cabeza, tienen además eficacia Ex opere operato.
136 Sacerdote para la eternidad, cit., p. 71.
137 Ibid., p. 70.
138 La insistencia podría haber sido conveniente ante lectores de confesiones cristianas en las que se ha perdido la distinción esencial entre sacerdocio común y ministerial. Pero no es el caso de los fieles católicos, a quienes se dirige directamente. A estos prefiere recordarles que lo importante es la santidad, a la que todos están llamados, mientras que la dignidad del sacerdocio ministerial se encuentra en otro plano, en el de los servicios a la santidad. En ese orden sí es de una dignidad y de una grandeza que nada en la tierra supera (ibid., p. 68).
139 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 55.
140 CEC, 1554. "El término "sacerdos" designa, en el uso actual, a los obispos y a los presbíteros, pero no a los diáconos" (ibid.). En san Josemaría el término "sacer dote" equivale casi siempre a "presbítero".
141 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 21.
142 Lealtad a la Iglesia, cit., p. 30.
143 CONC. VATICANO II, Decr. Unitatis redintegratio, 3. Cfr. Const. dogm. Lumen gentium, 19.
144 ID., Const. dogm. Lumen gentium, 22.
145 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 56.
146 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 10.
147 Conversaciones, 69.
148 Carta 2-X-1939, 3.
149 Conversaciones, 59.
150 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 11. La Iglesia es ya ahora "pueblo sacerdotal" (Lumen gentium, 10; cfr. 1P 2, 9; Ap 1, 6); en la gloria será plenamente "reino de sacerdotes" (Ap 5, 10).
151 Ibid.
152 Carta 15-VIII-1953, 4. Cfr. Es Cristo que pasa, 134.
153 Cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 4 y 12; 1Co 12, 27-28; Ef 4, 11-15. La doctrina tradicional sobre la naturaleza de los carismas puede verse sintéticamente en CEC, 799-801.
154 Conversaciones, 61.
155 CEC, 801.
156 Cfr. A. DE FUENMAYOR – V. GÓMEZ-IGLESIAS – J.L. ILLANES, El itinerario jurídico del Opus Dei, Pamplona 1989, passim.
157 Es Cristo que pasa, 131.
158 Cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 1, 9, 48; Const. past. Gaudium et spes, 42; etc.
159 Cfr. Conversaciones, 59; Lealtad a la Iglesia, cit., p. 35.
160 Lealtad a la Iglesia, cit., pp. 34 s. Cfr. Es Cristo que pasa, 53.
161 H. DE LUBAC, Catolicismo. Aspectos sociales del dogma, cit., pp. 52-53. A continuación cita varios testimonios de la tradición, entre ellos a SAN PEDRO DAMIÁN, según el cual la Iglesia terrestre no es sólo el "vestíbulo" de la Iglesia del Cielo (De Quadragesima, c. 9), y a SAN AGUSTÍN, que afirma: "La Iglesia actual es el Reino de Cristo y el Reino de los Cielos" (Sermo 105, 9).
162 Es Cristo que pasa, 131.
163 Conversaciones, 115.
164 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 8.
165 Cfr. INOCENCIO III, Carta del 29-XI-1202 al arzobispo de Lyon: DS 783; SANTO TOMÁS DE AQUINO, In IV Sent., d. 4, q. 1, a. 4, qla. 2.
166 H. DE LUBAC, Catolicismo. Aspectos sociales del dogma, cit., p. 56. Remite a J.A. MÖHLER, Carta a la condesa Stolberg (1834). Entre la abundante bibliografía sobre la sacramentalidad de la Iglesia, cfr. B. GHERARDINI, La Chiesa è sacramento. Saggio di teologia positiva, Roma 1976.
167 Cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 1.
168 Es Cristo que pasa, 87. La cita de SAN AGUSTÍN es de: In Ioannis Evangelium tractatus 26, 13.
169 A.M. SANGUINETI, Dimensión sacramental de la vida cotidiana de los hijos de Dios en su Iglesia, cit., p. 226.
170 Conversaciones, 112.
171 Surco, 49. Cfr. Camino, 518, 750; Surco, 275, 354, 409, 920; Forja, 471, 583, 632; etc.
172 Es una de las figuras que emplea el CONC. VATICANO II para referirse a la Iglesia, mostrando su raigambre bíblica (cfr. Const. dogm. Lumen gentium, 6; Ga 4, 26; Ap 12, 17; etc.).
173 Lealtad a la Iglesia, cit., pp. 32 ss.
174 SAN CIPRIANO, De catholicae Ecclesiae unitate, 6 (citado por san Josemaría en El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 48).
175 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 48. Como es sabido –lo recuerda también san Josemaría en esta homilía y en otros textos–, quienes no han recibido el sacramento del Bautismo (p.ej., por ignorancia no culpable), pueden estar unidos a la Iglesia y salvarse, aunque no formen parte de su cuerpo visible. Sobre el "bautismo de deseo", cfr. CEC, 2581-1259. En la misma homilía san Josemaría cita la expresión "fuera de la Iglesia no hay salvación" (Extra Ecclesiam nulla salus: DS 802, 870, 2867), mencionando textos de Orígenes y de san Agustín. JUAN PABLO II ha expuesto con profundidad esta doctrina en la Enc. Redemptoris missio, 9. Cfr. también CEC, 846-849.
176 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 8.
177 Via Crucis, XI Estación.
178 Es Cristo que pasa, 145. Cfr. Camino, 796.
179 Es Cristo que pasa, 139.
180 Es Cristo que pasa, 139.
181 Conversaciones, 112. Los textos en esta línea son numerosos: cfr., p.ej., Conversaciones, 2 y 14; Es Cristo que pasa, 53; etc.
182 Cfr. Conversaciones, 1 y 72. Hemos comentado estos textos en este capítulo, apartado 1.1.
183 Conversaciones, 2.
184 Conversaciones, 14.
185 Es Cristo que pasa, 53.
186 SAN AGUSTÍN, Sermo 96, 8. El Obispo de Hipona entiende en este sentido el texto de 2Co 5, 19: "en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo".
187 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 58.
188 Ibid., p. 57.
189 Lealtad a la Iglesia, cit., p. 26. BENEDICTO XVI ha expuesto con amplitud el carácter esencial de la caridad como tarea asistencial de la Iglesia (cfr. Enc. Deus caritas est, 25-XII-2005).
190 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., pp. 47 ss.
191 Cfr. Es Cristo que pasa, 129.
192 Es Cristo que pasa, 96.
193 Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, In III Sent., d. 25, q. 1, a. 2, ad 5. El Paráclito "unus et idem numero totam Ecclesiam replet et unit" (ID., De veritate, q. 29, a. 4, c). "Per Spiritum Sanctum efficimur unum cum Christo" (ID., In Ep. ad Ephes., c. 1, lect. 5).
194 Es Cristo que pasa, 87.
195 Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th. II-II, q. 24, a. 7, c.
196 Entre los lugares de sus obras donde se encuentran estos puntos, cfr. Conversaciones, 2, 59; Es Cristo que pasa, 87, 96, 118, 127 ss.; Amigos de Dios, 141, 236; Sacerdote para la eternidad, cit., pp. 66 ss.; etc.
197 DS 150 (Símbolo del CONC. I DE CONSTANTINOPLA).
198 Lealtad a la Iglesia, cit., p. 15.
199 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 39. La cita de San Agustín, en: PL 40, 259.
200 Ibid., p. 40. A continuación cita a SAN JUAN DAMASCENO: "Nosotros creemos en la Iglesia de Dios, Una, Santa, Católica y Apostólica, en la que recibimos la doctrina; conocemos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y somos bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (Adversum Icon., 12: PG 96, 1358).
201 Cfr. Lealtad a la Iglesia, cit., passim.
202 Carta 31-V-1954, 21. Cfr. también F. OCÁRIZ, La universalidad de la Iglesia, cit., p. 135.
203 Cfr. Lealtad a la Iglesia, cit., pp. 17-18.
204 Conversaciones, 22.
205 SAN IRENEO, Adversus haereses 3, 19, 1.
206 T. ŠPIDLÍK, La spiritualità dell'Oriente cristiano, Cinisello Balsamo 1995, p. 317.
207 Cfr. CH. TAYLOR, Fuentes del yo: la construcción de la identidad moderna, Barcelona 1996, p. 233.
208 Cfr. ibid., p. 240.
209 "Quizá el rasgo más característico de la tradición de la Iglesia ortodoxa sea la insistencia en el Dios con nosotros, en el Espíritu Santo, y, por tanto, en la gloria o presencia irradiante de Dios en el mundo. Por el lado evangélico-luterano, la insistencia está en el valor del trabajo y de la vida en el mundo, junto al carácter central del viernes santo. (...) Al sostener el Beato Josemaría que el trabajo y la vida cotidiana en el mundo son una vocación (cfr. Conversaciones, 60) que se ha de cumplir desde la permanente presencia de Dios en dicho trabajo, lleva a cabo una síntesis muy peculiar y muy original. Si se me permite hablar así, el ecumenismo del Beato Josemaría está en su idea de unidad de vida" (R. ALVIRA, Hacer Cristo al mundo, en: AA.VV, La grandezza della vita quotidiana, cit., vol. V/1, p. 42).
210 Carta 2-X-1939, 17. Cfr. Amigos de Dios, 226-227.
211 Cfr. F. OCÁRIZ, La Prelatura del Opus Dei: apostolado ad fidem y ecumenismo, en: E. BAURA, Estudios sobre la Prelatura del Opus Dei, Pamplona 2009, pp. 109-123.
212 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 8.
213 Cfr. PÍO XI, Enc. Non abbiamo bisogno, 29-VI-1931, parte III: AAS 23 (1931) 300-306.
214 BENEDICTO XVI, en un importante discurso, en el que trata la cuestión de la continuidad-discontinuidad de las enseñanzas del Concilio Vaticano II respecto al Magisterio anterior, pone como ejemplo también esta temática: "Si la libertad de religión se considera como expresión de la incapacidad del hombre de encontrar la verdad y, por consiguiente, se transforma en canonización del relativismo, (...) no la puede aceptar quien cree que el hombre es capaz de conocer la verdad de Dios. (...) Algo totalmente diferente es considerar la libertad de religión como una necesidad que deriva de la convivencia humana, más aún, como una consecuencia intrínseca de la verdad que no se puede imponer desde fuera, sino que el hombre la debe hacer suya sólo mediante un proceso de convicción. El Concilio, reconociendo y haciendo suyo, con el decreto sobre la libertad religiosa, un principio esencial del Estado moderno, recogió de nuevo el patrimonio más profundo de la Iglesia" (Discurso a la Curia Romana, 22-XII-2005). Pone en evidencia el Papa que los mártires de la primitiva cristiandad, al morir por su fe, "murieron también por la libertad de conciencia y por la libertad de profesar la propia fe, una profesión que ningún Estado puede imponer, sino que sólo puede hacerse propia con la gracia de Dios, en libertad de conciencia". Así, con una nueva visión de las relaciones entre la fe y determinados elementos del pensamiento moderno, el Concilio "revisó o incluso corrigió algunas decisiones históricas, pero en esta aparente discontinuidad mantuvo y profundizó su íntima naturaleza y su verdadera identidad" (ibid.).
215 La diferencia entre la noción de "libertad de las conciencias" (Pío XI) y la de "libertad social y civil en materia religiosa" (CONC. VATICANO II, Decl. Dignitatis humanae) se encuentra sintética y exactamente expresada en M. RHONHEIMER, Il rapporto tra verità e politica nella società cristiana. Riflessioni storico-teologiche per la valutazione dell'amore della libertà nella predicazione di Josemaría Escrivá, en: AA.VV., La grandezza della vita quotidiana, cit., vol. V/2, pp. 162-170. La noción católica de "libertad religiosa" parte de que sólo hay una religión verdadera, la católica, y funda el derecho social y civil a la libertad religiosa en que la dignidad de la persona humana exige el respeto a su libertad por parte del Estado, que no es competente para imponer una religión ni para prohibirla (dentro de los límites del orden público). En este sentido se habla de secularidad o de laicidad del Estado. El laicismo, en cambio, pretende promover la libertad religiosa partiendo de que no hay una religión verdadera y defendiendo un relativismo religioso.
216 Conversaciones, 29.
217 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 45.
218 Instrucción, 31-V-1936, 7.
219 G. ARANDA – J.R. VILLAR, El amor a la Iglesia y al Papa en "Camino", cit., p. 221. Cfr., en este sentido, los primeros párrafos de la homilía Lealtad a la Iglesia, cit., pp. 13 ss.
220 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 5. Cfr. CEC, 541; Mt 13, 31-32. La Iglesia es el "Reino de Cristo presente ya en misterio" (CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 3), tomando el término "misterio" en su sentido teológico de "sacramento" o signo visible e instrumento de una realidad oculta, que es la unión con Dios (cfr. CEC, 774).
221 Es Cristo que pasa, 131. Texto comentado más arriba.
222 Es Cristo que pasa, 11.
223 Instrucción, 19-III-1934, 37.
224 SAN JUAN CRISÓSTOMO, Sermones panegyrici in solemnitates D. Iesu Christi, hom. 1 (De Sancta Pentecoste), 3 (citado en Es Cristo que pasa, 131).
225 Es Cristo que pasa, 102; cfr. Es Cristo que pasa, 96 y 137.
226 Es Cristo que pasa, 130.
227 Es Cristo que pasa, 127-128.
228 Es Cristo que pasa, 169.
229 Apuntes de la predicación oral, 21-XI-1958 (AGP, P01 1988, p. 148).
230 Cfr. supra, apartado 1.3. (referencias del Magisterio a la Iglesia como "familia"). El término familia no se aplica sólo a la que procede del matrimonio. Hay en esta tierra una paternidad, una filiación y una fraternidad sobrenaturales (cfr. Ga 4, 19; Ef 3, 15; 1Jn 2, 1; etc.), y quienes están unidos por esos vínculos forman una familia sobrenatural.
231 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 41.
232 Es Cristo que pasa, 153. Como se ve, entre las diversas interpretaciones de Hch 2, 42, san Josemaría entiende que habla de la celebración de la Eucaristía. Lo mismo puede verse en Es Cristo que pasa, 134.
233 Carta 19-III-1967, 70. Cfr. CIC, c. 205.
234 Carta 31-V-1954, 20.
235 P.ej., sólo hay comunión plena en la profesión de la fe si hay comunión en los sacramentos y en el gobierno eclesiástico, con el reconocimiento, en este último caso, de la potestad suprema del Romano Pontífice, que también es expresión de fe.
236 No nos detenemos aquí en la cuestión de que los vínculos visibles pueden existir sin el invisible de la caridad (como sucede en el fiel que no está en gracia de Dios). Evidentemente en este caso no manifiestan la caridad de la persona en cuestión, pero en sí mismos no dejan de ser en cierta medida signos de la caridad. No de modo acabado, porque a quien no está en gracia no le es lícita la participación plena en la Eucaristía, que es el signo más propio de la comunión en la caridad. Como decíamos, no nos detenemos en este tema porque aquí hablamos sólo de la vida espiritual de quien está en gracia de Dios.
237 F. OCÁRIZ, El misterio de la Iglesia como koinonía..., cit., pp. 162-163.
238 Lealtad a la Iglesia, cit., p. 19.
239 Ibid., p. 22.
240 Es Cristo que pasa, 127. Cfr. PÍO XII, Enc. Mystici corporis, cit. (DS 3807).
241 Es Cristo que pasa, 169.
242 Véanse los textos de san Josemaría citados antes, en este mismo apartado. Especialmente, sobre el vínculo de la caridad: El Paráclito, que es caridad, nos enseña a fundir con esa virtud toda nuestra vida; y consummati in unum... (Es Cristo que pasa, 87); y sobre los vínculos visibles, la cita en la que recoge el texto de Lumen gentium, 14.
243 Cfr. capítulo 2, apartado 2.2.1.
244 Camino, 933. Lo hemos comentado en el capítulo 1º, apartado 2.2.1.
245 Ya hemos explicado por qué estas dos afirmaciones sobre el amor y la Voluntad divina tienen significado diverso: cfr. capítulo 1º, apartado 2.2.1.
246 Carta 6-V-1945, 3.
247 Es Cristo que pasa, 78.
248 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., pp. 55 s.
249 Carta 15-VIII-1953, 1.
250 Lealtad a la Iglesia, cit., pp. 33 s.
251 Es Cristo que pasa, 121.
252 Es Cristo que pasa, 11.
253 Lealtad a la Iglesia, cit., pp. 34 s. Cfr. Es Cristo que pasa, 53.
254 Apuntes íntimos, 15-VII-1931, 206.
255 Es Cristo que pasa, 145. Otros ejemplos, limitándonos a las obras publicadas, pueden verse en Forja, 387, 426, 835; Conversaciones, 13, 59 a 63, 70; Es Cristo que pasa, 5, 10, 149.
256 Camino, 833.
257 Es Cristo que pasa, 130.
258 Es Cristo que pasa, 176.
259 Conversaciones, 19.
260 Es Cristo que pasa, 121.
261 Carta 24-III-1931, 31.
262 Es Cristo que pasa, 122.
263 A. GARCÍA SUÁREZ, Existencia secular cristiana, en: "Scripta Theologica" 2 (1970) 151 y 158-159.
264 Conversaciones, 61.
265 Conversaciones, 113.
266 Ibid.
267 Conversaciones, 59.
268 Conversaciones, 26.
269 Carta 9-I-1932, 82.
270 Carta 14-II-1950, 4.
271 Cfr. sección III, 3.
272 Á. DEL PORTILLO, Carta pastoral, 9-I-1993 (AGP, P17, vol. III, 379).
273 Apuntes de una meditación, 2-X-1964 (AGP, P01 1978, p. 1064).
274 Conversaciones, 47.
275 A. ARANDA, Sacerdote di Gesù Cristo. Sulla missione ecclesiale del Beato Josemaría Escrivá, en: "Romana" 17 (1993) 322.
276 Carta 31-V-1943, 1. SAN JUAN BAUTISTA MARÍA VIANNEY (1786-1859) hablaba de "servir a Dios como Él quiere ser servido" (cit. en B. NODET, Le curé d'Ars. Sa pensée. Son Coeur, Paris 1966, Xavier Mappus ed., p. 75).
277 Instrucción, 31-V-1936, 7. Un testimonio que ilustra, con sucesos concretos, la radicalidad con la que vio san Josemaría el servicio a la Iglesia como única ratio existendi del Opus Dei, se encuentra en Á. DEL PORTILLO, Las profundas raíces de un mensaje, en: Amar a la Iglesia, cit., pp. 87-93.
278 F. OCÁRIZ, La universalidad de la Iglesia, cit., p. 137.
279 Ibid., p. 138.
280 Carta 9-I-1959, 14.
281 Para este tema, remitimos una vez más a A. DE FUENMAYOR – V. GÓMEZ-IGLESIAS – J.L. ILLANES, El itinerario jurídico del Opus Dei, cit., cap. X, pp. 421 ss. La Prelatura del Opus Dei está formada por un Prelado, sacerdotes seculares incardinados y pueblo constituido por fieles laicos, varones y mujeres, que se incorporan a ella respondiendo a la específica vocación de la que venimos hablando y que están bajo la jurisdicción ordinaria del Prelado en lo que se refiere a las actividades de formación y de apostolado propias de la Prelatura, continuando como fieles de sus respectivas diócesis. Intrínsicamente unida a la Prelatura está la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, de la que forman parte presbíteros y diáconos del clero secular incardinados en sus respectivas diócesis. Cfr. JUAN PABLO II, Const. ap. Ut sit, 28-XI-1982: AAS 75 (1983) 423-425; CONGR. PARA LOS OBISPOS, Decl. Praelaturae personales, 5-VIII-1982.
282 Conversaciones, 27.
283 Apuntes de la predicación, 28-IX-1973 (AGP, P01 X-1973, pp. 38 s.). La idea se contiene ya en Camino, 445, pero este punto se puede aplicar a cualquier unión particular de fieles dentro de la Iglesia, aunque obviamente, como hace notar el autor de la edición crítica, cuando san Josemaría lo redacta, "tiene ante sí el pusillus grex [la pequeña grey de fieles cristianos] del Opus Dei" (P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de "Camino", cit., p. 697). Aun así, hemos preferido citar un texto en el que aplica expresamente la idea a los que forman parte del Opus Dei.
284 Cfr. supra, apartado 2.1.
285 Instrucción, 31-V-1936, 54. Cfr. Carta 29-IX-1957, 76.
286 Carta 6-V-1945, 23.
287 Camino, 955.
288 Apuntes de la predicación, 21-XI-1958 (AGP, P01 1988, p. 148).
289 Cfr. L. TOUZE, Paternidad divina y paternidad sacerdotal, en: AA.VV., El Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Pamplona 2000, pp. 655-664.
290 En el capítulo hablaremos ampliamente de la filiación y en el de las manifestaciones de caridad fraterna.
291 Cfr. F. OCÁRIZ, Evangelización, proselitismo y ecumenismo, en: "Scripta Theologica" 38 (2006) 617-636. En este artículo, que cita el manuscrito del presente libro en la nota 42, se encuentra más desarrollada la argumentación que ofrecemos a continuación sobre la existencia de un uso del término "proselitismo" como acción moralmente positiva. Cfr. también CONGR. PARA LA DOCTRINA DE LA FE, "Nota doctrinal acerca de algunos aspectos de la Evangelización", 3-XII-2007, 12 y nota 49, donde se afirma que el término "proselitismo" tiene un sentido negativo y otro positivo: de hecho "se ha usado frecuentemente como sinónimo de actividad misionera [de la Iglesia]".
292 Surco, 192. Lo estudiaremos en el capítulo 6º, apartado 1.2.2. a).
293 Cfr. K.G. KUHN, Prosélytos, en: G. KITTEL-G. FRIEDRICH, Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament, VI, 729-730.
294 P.ej., en un antiguo texto hebreo, el Midrash Rabbah, se afirma que "quien se acerca a un pagano y lo convierte debe considerar que es como si lo hubiera creado" (Gen. Rab., 39, 14).
295 Sobre los motivos por los cuales los prosélitos resultaban ser peores que sus maestros, cfr., p.ej., los comentarios que SANTO TOMÁS DE AQUINO recoge en Catena Aurea, in Matth., cap. 23, 5.
296 SAN JUSTINO, Dialogus cum Tryphone, 28, 2.
297 Cfr. SAN AGUSTÍN, Contra Faustum, 16, 29.
298 BENEDICTO XVI se hace eco de esta peculiaridad de su lengua natal, dejando entender al mismo tiempo que hay un proselitismo legítimo y necesario, que apela a la libertad, para que se abra a la voz de Dios: "Wir drängen unseren Glauben niemandem auf: diese Art von Proselytismus ist dem Christlichen zuwider. Der Glaube kann nur in Freiheit geschehen. Aber die Freiheit der Menschen, die rufen wir an, sich für Gott aufzutun; ihn zu suchen, ihm Gehör zu schenken" (Homilía en München, 10-IX-2006).
299 Lessico Universale Italiano, vol. XVII, p. 742.
300 Diccionario de la Real Academia española, voz "proselitismo".
301 B. MONDIN, Dizionario Storico e Teologico delle Missioni, Roma 2001, p. 380. Según este autor, el significado negativo que ha comenzado a tener recientemente el término proselitismo tiene su origen en la actividad de las sectas de matriz protestante (cfr. ibid.).
302 En las ediciones en lenguas europeas en las cuales el término tiene un uso negativo, se le ha traducido con otras expresiones ("Menschen gewinnen"; "Winning new apostles"). No obstante, en una reciente edición bilingüe castellano-inglés, el traductor ha mantenido "proselytism" (A. BYRNE (ed.), J. Escrivá: "Camino. The way". An annotated bilingual edition, London 2001, p. 273). Cfr. P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de "Camino", cit., pp. 864-865.
303 Carta 8-XII-1949, 186.
304 Carta 24-X-1965, 61. San Josemaría pone en cursiva las palabras "dar testimonio": se refiere, evidentemente, a la actitud de limitar el apostolado al buen ejemplo, sin tomar la iniciativa de argumentar con la palabra, mientras los demás no lo pidan. En sentido contrario, cfr. 2Tm 4, 2: "opportune, importune".
305 Cfr. A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, vol. I, cit., cap. V, 4.
306 Surco, 211. No existe aún la edición crítica de esta obra de san Josemaría y no sabemos la fecha de estas palabras. Por el número que cita (los 2500 millones de almas), se puede pensar que las escribió en la década de 1950. Sobre el "ignem veni...", cfr. también Forja, 52, y Es Cristo que pasa, 170.
307 Carta 19-III-1954, 24.
308 Carta 9-I-1932, 21.
309 Instrucción, 19-III-1934, 36.
310 Forja, 826.
311 Es Cristo que pasa, 102. En los textos publicados, la frase aparece ya en una homilía del 14-IV-1960 (cfr. Es Cristo que pasa, 87). El CONC. VATICANO II la emplea en el Decr. Presbyterorum ordinis, 14, aplicándola a la vida de los presbíteros. Sobre la relación de este texto con la predicación de san Josemaría, cfr. Á. DEL PORTILLO, Sacerdotes para una nueva evangelización, en: AA.VV., La formación de los sacerdotes en las circunstancias actuales, Pamplona 1990, p. 995. Una fórmula semejante se encuentra en la Const. dogm. Lumen gentium, 11.
312 Un testimonio autorizado de la fecundidad de esta doctrina es el libro del segundo sucesor de san Josemaría al frente del Opus Dei: J. ECHEVARRÍA, Eucaristía y vida cristiana, Madrid 2005, 245 pp. Para un estudio de Teología dogmática sobre este punto, cfr. Á. GARCÍA IBÁÑEZ, La Santa Messa, centro e radice della vita del cristiano, en: "Romana" 28 (1999) 148-165; M.M. OTERO, El "alma sacerdotal" del cristiano, en: "Scripta Theologica" 13 (1981) 629-654. Son numerosos los estudios que citan esta enseñanza, aunque no estén centrados en ella. También ha inspirado obras de espiritualidad, como la ya clásica de F. SUÁREZ VERDAGUER, El sacrificio del Altar, Madrid 1989, 319 pp. y la más reciente J. ECHEVARRÍA, Vivir la Santa Misa, Madrid 2010, 196 pp.
313 Es Cristo que pasa, 84-85.
314 SAN JUAN DAMASCENO, De fide orthodoxa, 13 (citado en Es Cristo que pasa, 85).
315 CATECHISMUS ROMANUS, I, 10, 19.
316 ibid., II, 4, 32.
317 Cfr. también el CEC, sobre los frutos de la Comunión: "La Eucaristía hace la Iglesia. Los que reciben la Eucaristía se unen más estrechamente a Cristo. Por ello mismo, Cristo los une a todos los fieles en un solo cuerpo: la Iglesia. La comunión renueva, fortifica, profundiza esta incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo" (CEC, 1396).
318 JUAN PABLO II, Enc. Ecclesia de Eucharistia, 21.
319 Conversaciones, 123.
320 Es Cristo que pasa, 169.
321 CONC. DE TRENTO, Sessio XXII, Doctrina de ss. Missae sacrificio, cap. 2: DS 1743. Cfr. Sacerdote para la eternidad, cit., p. 74.
322 Sacerdote para la eternidad, cit., p. 73. Cfr. Es Cristo que pasa, 179; El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., pp. 53 y 59; etc. La expresión "renovación incruenta" es utilizada en las traducciones al castellano y al italiano del término "instauratur" del Catecismo de Trento (cfr. CATECHISMUS ROMANUS, II, 4, 70 y 76) y por el Magisterio contemporáneo a san Josemaría. Entre los textos del Magisterio pontificio que hablan de la Misa como "renovación" o "renovación incruenta" del Sacrificio del Calvario, pueden verse: LEÓN XIII, Enc. Mirae caritatis, ASS 34 (1901-02) 645 y 653 ("...admirabile modo renovatur (...) incruenta et mystica renovatio est..."); PÍO XI, Enc. Miserentissimus Redemptor, AAS 20 (1928) 170 ("...incruento modo renovatur..."); PÍO XII, Enc. Mediator Dei, AAS 39 (1947) 580 ("... repraesentet et innovet...").
323 Cfr. CEC, 1366; JUAN PABLO II, Enc. Ecclesia de Eucharistia, 11-12.
324 P.ej., enseña JUAN PABLO II que en la Misa "se renueva y se hace presente de modo incruento" el Sacrificio del Calvario (Discurso, 5-VI-1983). Cfr. también JUAN PABLO II, Ep. Dominicae cenae, 24-II-1980, 9; Discurso, 1-VI-1983; CONGR. PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instr. Sacerdotium ministeriale, 6-VIII-1984, 3.
325 "Nuestro Salvador (...) instituyó el sacrificio eucarístico de su Cuerpo y Sangre para perpetuar así el Sacrificio de la Cruz..." (CONC. VATICANO II, Const. Sacrosanctum concilium, 47). Texto citado por san Josemaría en Carta 19-III-1967, 76.
326 Entre la amplísima bibliografía sobre este tema, citamos un artículo de un autor bien conocido por san Josemaría: R. GARRIGOU-LAGRANGE, An Christus non solum virtualiter sed etiam actualiter offerat Missas quae quotidie celebrantur, en: "Angelicum" 19 (1942) 105-118. Una formulación reciente de esta doctrina puede verse en CEC, 1085. Cfr. Á. GARCÍA IBÁÑEZ, L'Eucaristia, dono e mistero. Trattato storico-dogmatico sul mistero eucaristico, Roma 2006, pp. 529-534.
327 CONC. VATICANO II, Const. Sacrosanctum concilium, 47.
328 Conversaciones, 113.
329 Es Cristo que pasa, 83; cfr. 80, 161; Amigos de Dios, 199; Surco, 684; Sacerdote para la eternidad, cit., p. 69.
330 Cfr. DS 1257, 1640, 1651, etc.
331 Á. GARCÍA IBÁÑEZ, La Santa Messa, centro e radice della vita cristiana, cit., pp. 156-157. Sobre el desarrollo de la doctrina en este aspecto, por A. Vonier, O. Casel, Ch. Journet y otros autores contemporáneos a san Josemaría, puede verse el tratado del mismo Á. GARCÍA IBÁÑEZ, L'Eucaristia, dono e mistero. Trattato storico-dogmatico sul mistero eucaristico, cit., pp. 341-366.
332 Es Cristo que pasa, 94.
333 Es Cristo que pasa, 86. Alude a la oración del celebrante antes de la comulgar en el Misal Romano: "Domine Iesu Christe, Fili Dei vivi, qui ex voluntate Patris, cooperante Spiritu Sancto, per mortem tuam mundum vivificasti..."
334 Es Cristo que pasa, 87; cfr. Es Cristo que pasa, 85.
335 Es Cristo que pasa, 88.
336 Cfr. SAN CIRILO DE JERUSALÉN, Catecheses 22, 3. Texto al que remite Es Cristo que pasa, 87.
337 Es Cristo que pasa, 102. El Catecismo lo expresa con las siguientes palabras: la Santa Misa "es también el sacrificio de la Iglesia. La Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, participa en la ofrenda de su Cabeza" (CEC, 1368).
338 Es Cristo que pasa, 86.
339 Amigos de Dios, 296.
340 Conversaciones, 113.
341 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 11. Asistir a Misa es la acción más noble o importante por su objeto. En la práctica, la acción más importante será la que se haya realizado con más amor. De todas formas, la naturaleza del Sacrificio del Altar reclama que participar en él sea también el acto en el que se procura poner la máxima intensidad del amor (cfr. Es Cristo que pasa, 87).
342 Nos ocuparemos de nuevo de la Liturgia –de la Eucaristía y de los demás sacramentos–, considerándolos como "medios" de santificación, en el capítulo 9º, apartado 2.
343 CONC. VATICANO II, Const. Sacrosanctum concilium, 7.
344 Sacrosanctum concilium, 10.
345 ibid.
346 ibid.
347 Estamos aplicando lo que dijimos, en general, sobre la edificación de la Iglesia, en los apartados 2.1. y 2.2. de este capítulo 3º.
348 Cfr. CONC. VATICANO II, Const. Sacrosanctum concilium, 2.
349 ibid. Cfr. ID, Decr. Unitatis redintegratio, 15. Más arriba hemos citado el principal documento en este sentido, hasta la fecha: JUAN PABLO II, Enc. Ecclesia de Eucharistia, cap. II ("La Eucaristía edifica la Iglesia").
350 CONC. VATICANO II, Const. Sacrosanctum concilium, 9.
351 Sacrosanctum concilium, 12.
352 ibid.
353 CONC. DE TRENTO, Sessio XIII, Decretum de ss. Eucharistia, cap. 3: DS 1639. Cfr. CONC. VATICANO II, Decr. Presbyterorum ordinis, 5.
354 Conversaciones, 113. Por el contexto resulta evidente que se refiere a la Comunión dentro de la Misa, como requisito de la participación plena en la celebración eucarística.
355 San Josemaría recomienda esa participación diaria (cfr. capítulo 9º, apartados 2.3.1 y 2.3.2), pero lo que decimos aquí se puede aplicar también cuando esa frecuencia no es posible o cuando todavía no es una realidad en el proceso personal de crecimiento en vida cristiana.
356 Es Cristo que pasa, 88. Entre los libros de espiritualidad cuya lectura recomendaba san Josemaría está una pequeña obra centrada en el punto que comentamos: V.M. BERNADOT, De la Eucharistie à la Trinité, Paris 1920, 144 pp. (las ediciones en castellano son numerosas).
357 Forja, 830.
358 PÍO XII, Enc. Mediator Dei, 20-XI-1947: AAS 39 (1947) 577.
359 Forja, 882.
360 Forja, 541.
361 Es Cristo que pasa, 106.
362 Apuntes de la predicación (AGP, P01 VI-1970, p. 11).
363 Es Cristo que pasa, 151.
364 Apuntes de una meditación, 14-IV-1960 (AGP, P01 IV-1965, p. 10).
365 Apuntes de una meditación, II-1972 (AGP, P09, p. 161).
366 Es Cristo que pasa, 120.
367 Es Cristo que pasa, 88.
368 Cfr., p.ej., Camino, 269 y 270.
369 Es Cristo que pasa, 154.
370 El fin sobrenatural de la Iglesia, cit., p. 53.
371 ibid.
372 Forja, 745.
373 Camino, 528.
374 Carta 11-III-1940, 11. Cfr. CEC, 1332.
375 "[Se llama] Santa Misa porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles (missio) a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana" (CEC, 1332).
376 Conversaciones, 123.
377 Sacerdote para la eternidad, cit., p. 75.
378 Es Cristo que pasa, 71.
379 Es Cristo que pasa, 157-158.
380 Instrucción, 1-IV-1934, 1.
381 ibid., 3. Cfr. Es Cristo que pasa, 156.
382 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 3.
383 Cfr. A.M. SANGUINETI, Dimensión sacramental de la vida cotidiana de los hijos de Dios en su Iglesia, cit., p. 224-225.
384 Camino, 533. Para el cristiano que procura vivir la vida de Cristo, estas palabras se pueden referir tanto a la celebración litúrgica como al resto de la jornada unida a la Misa.
385 Es Cristo que pasa, 154.
386 Apuntes de una meditación, 19-III-1968 (AGP, P09, p. 98).
387 Forja, 69. El inicio de la homilía pronunciada por el fundador del Opus Dei en el campus de la Universidad de Navarra, en 1967, ilustra esta doctrina de la Santa Misa como centro al que se han de dirigir todas las acciones de un cristiano, y concretamente la vida ordinaria en medio del mundo. Cfr. Conversaciones, 113.
388 Cfr. SAN AGUSTÍN, De civitate Dei, 10, 6.
389 Á. GARCÍA IBÁÑEZ, La Santa Messa, centro e radice della vita del cristiano, cit., p. 162.
390 Cfr. sección I.3.b).
391 F. MUGNIER, Roi, Prophéte, Prêtre avec le Christ, Paris 1937, p. 215.
392 Carta 2-II-1945, 11.
393 Conversaciones, 115.
394 Es Cristo que pasa, 156.
395 Camino, 876.
396 Camino, 270.
397 Para un estudio más detenido, cfr. J. FERRER ARELLANO, Almas de Eucaristía: reflexiones teológicas sobre el significado de esta expresión en San Josemaría Escrivá, Madrid 2004, 126 pp.
398 Instrucción, 1-IV-1934, 1-3. Cfr. Forja, 835.
399 Cfr. sobre todo los recuerdos de los dos primeros sucesores de san Josemaría al frente del Opus Dei: Á. DEL PORTILLO, Entrevista sobre el Fundador del Opus Dei, Madrid 1993, especialmente el cap. 9 ("El Pan y la Palabra"); J. ECHEVARRÍA, Memoria del Beato Josemaría, Madrid 2000, cap. 3, 6 ("Todo el día una Misa") y n. 7 ("Alma de Eucaristía").
400 Apuntes de la predicación (AGP, P01 VI-1970, p. 11).
401 Cfr., p.ej., Camino, 276 y 495.
402 A. BLANCO, Madre di Dio e Madre degli uomini. Studio sulla devozione mariana di San Josemaría e sul rapporto con l'unità di vita, en: "Romana" 37 (2003) 313.
403 J.A. RIESTRA, La maternità spirituale di Maria nell'esperienza mariana di san Josemaría Escrivá, en: "Annales Theologici" 16 (2002) 487-488. Cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, cap. VIII.
404 P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de "Camino", cit., p. 646 (introducción al capítulo "La Virgen").
405 Es Cristo que pasa, 89. La doctrina es tradicional. Posteriormente a san Josemaría ha sido desarrollada por Juan Pablo II en la encíclica Ecclesia de Eucharistia, cap. VI. F. OCÁRIZ comenta estas palabras haciendo notar que la intervención de la Virgen tiene su origen en la maternidad divina de María, al ser la sangre derramada por Cristo de algún modo su misma sangre; pero no se reduce a esto, sino que se trata de una "intervención actual" en cuanto que "el dolor de la Madre [al pie de la Cruz] formó parte, y parte importante, del dolor del Hijo, y en cuanto que Jesús, ofreciendo al Padre su vida por la salvación del mundo, ofreció –asumido en su propio sacrificio, en koinonía, y no simplemente "añadido"– el ofrecimiento realizado por María de la vida del Hijo y de su propio martirio espiritual" (F. OCÁRIZ, María y la Eucaristía, en: "Scripta de Maria" serie II, 1 (2004) 41).
406 Artículo La Virgen del Pilar, en: AA.VV., Libro de Aragón, Zaragoza 1976, p. 31.
407 Ibid.
408 Cfr. CEC, 972. Enseguida veremos esta enseñanza en los textos de san Josemaría.
409 Cfr. A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, cit., vol. I, p. 14.
410 Apuntes de la predicación (AGP, P01 I-1954, p. 10).
411 Forja, 555. Cfr. Forja, 227; Camino, 496; etc.
412 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 53.
413 "Ecclesiae... typus et exemplar" (CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 53).
414 Lumen gentium, 65.
415 Es Cristo que pasa, 176.
416 Cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 62.
417 Lumen gentium, 53.
418 Es Cristo que pasa, 141.
419 Amigos de Dios, 282.
420 Apuntes de la predicación, 9-IX-1971 (AGP, P01 X-1971, p. 14).
421 Á. DEL PORTILLO, Carta pastoral, 9-I-1978 (AGP, P17, vol. II, 147).
422 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 61.
423 Es Cristo que pasa, 141.
424 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 62.
425 Es Cristo que pasa, 139.
426 Cfr. F. OCÁRIZ, María y la Trinidad, en ID., Naturaleza, Gracia y Gloria, cit., cap. VII (especialmente el apartado 3).
427 Es Cristo que pasa, 173.
428 Conversaciones, 87.
429 Es Cristo que pasa, 148.
430 Es Cristo que pasa, 142.
431 Cfr. la homilía Por María hacia Jesús, 4-V-1957, en Es Cristo que pasa, 139-149.
432 Santo Rosario, presentación. San Josemaría escribió los comentarios a los misterios del Rosario en diciembre de 1931, durante la Novena a la Inmaculada (cfr. A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, cit., vol. I, pp. 408-410). En los meses precedentes había recibido muchas luces sobre el reinado de Cristo, la vida contemplativa en medio del mundo y el espíritu de filiación divina (de agosto a noviembre de 1931). En este contexto surgen los comentarios que publicaría en 1934, con pocas modificaciones, bajo el título Santo Rosario.
433 Cfr. Camino, 292.
434 Camino, 495.
435 Es Cristo que pasa, 149.
436 Es Cristo que pasa, 145.
437 Ibid.
438 Sobre el contenido de esta sección remitimos a la explicación que hemos dado en el lugar correspondiente del capítulo .
439 Camino, 57.
440 Forja, 516, 923.
441 Apuntes de una meditación, 21-XI-1954 (AGP, P09, p. 21).
442 Carta 9-I-1959, 44.
443 Carta 28-III-1955, 7.
444 Surco, 46.
445 Conversaciones, 9.
446 Carta 29-VII-1965, 44. Cfr. Camino, 527.
447 Carta 31-V-1943, 32.
448 Conversaciones, 59.
449 Surco, 353.
450 Lealtad a la Iglesia, cit., p. 33.
451 Forja, 136.
452 Apuntes de la predicación, 1-I-1959 (AGP, P01 VI-1961, p. 13).
453 Es Cristo que pasa, 142.

Reflexión conclusiva de la Parte I

1 Es Cristo que pasa, 65.
2 Forja, 685.
3 Es Cristo que pasa, 102.