MXJVS

  Lunes 1ª semana • Año par

Primera Lectura

Su rival importunaba a Ana, pues el Señor la había hecho estéril
Comienzo del primer libro de Samuel. (1S 1, 1-8)
Había un hombre de Ramatáin Sufín, en la montaña de Efraín, llamado Elcaná, hijo de Yeroján, hijo de Elihú, hijo
de Toju, hijo de Suf, efrateo. Tenía dos mujeres: la primera se llamaba Ana y la segunda Peniná. Peniná tenía hijos, pero Ana no los tenía.
Ese hombre subía desde su ciudad de año en año a adorar y ofrecer sacrificios al Señor del universo en Silo, donde estaban de sacerdotes del Señor los dos hijos de Elí: Jofní y Pinjás.
Llegado el día, Elcaná ofrecía sacrificios y entregaba porciones de la víctima a su esposa Peniná y a todos sus hijos e hijas, mientras que a Ana le entregaba una porción doble, porque la amaba, aunque el Señor la había hecho estéril. Su rival la importunaba con insolencia hasta humillarla, pues el Señor la había hecho estéril.
Así hacía Elcaná año tras año, cada vez que subía a la casa del Señor; y así Peniná la molestaba del mismo modo. Por tal motivo, ella lloraba y no quería comer.
Su marido Elcaná le preguntaba:
«¿Mas, por qué lloras y por qué no comes? ¿Por qué está apenado tu corazón? ¿Acaso no soy para ti mejor que diez hijos?».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 115 (Sal 116)
R/. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor.

Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.

Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis

Aclamación antes del Evangelio

Mc 1, 15
Está cerca el reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio.
Appropinquávit regnum Dei; paenitémini et crédite Evangélio".

Evangelio

Convertíos y creed en el Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 1, 14-20)
Gloria a ti, Señor.
Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 1ª semana • Año par

Primera Lectura

El Señor se acordó de Ana, y dio a luz a Samuel
Lectura del primer libro de Samuel. (1S 1, 9-20)
En aquellos días, se levantó Ana, después de comer y beber en Silo. El sacerdote Elí estaba sentado en el sitial junto a una de las jambas del templo del Señor. Ella se puso a implorar al Señor con el ánimo amargado, y lloró copiosamente. E hizo este voto:
«Señor del universo, si miras la aflicción de tu sierva y te acuerdas de mí y no olvidas a tu sierva, y concedes a tu sierva un retoño varón, lo ofreceré al Señor por todos los días de su vida, y la navaja no pasará por su cabeza».
Mientras insistía implorando ante el Señor, Elí observaba su boca. Ana hablaba para sí en su corazón; solo sus labios se movían, mas su voz no se oía. Elí la creyó borracha.
Entonces le dijo:
«¿Hasta cuándo vas a seguir borracha? Echa el vino que llevas dentro».
Pero Ana tomó la palabra y respondió:
«No, mi señor, yo soy una mujer de espíritu tenaz. No he bebido vino ni licor, solo desahogaba mi alma ante el Señor. No trates a tu sierva como a una perdida, pues he hablado así por mi gran congoja y aflicción».
Elí le dijo:
«Vete en paz y que el Dios de Israel te conceda el favor que le has pedido».
Ella respondió:
«Que tu sierva encuentre gracia a tus ojos».
Luego, la mujer emprendió su camino; comió y su semblante no fue ya el mismo.
Se levantaron de madrugada y se postraron ante el Señor. Después se volvieron y llegaron a su casa de Ramá.
Elcaná se unió a Ana, su mujer, y el Señor se acordó de ella. Al cabo de los días Ana concibió y dio a luz un hijo, al que puso por nombre Samuel, diciendo:
«Se lo pedí al Señor».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

1S 2, 1
R/. Mi corazón se regocija en el Señor, mi Salvador.
Exsultávit cor meum in Dómino salvatóre meo.

Mi corazón se regocija en el Señor,
mi poder se exalta por Dios.
Mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.

Mi corazón se regocija en el Señor, mi Salvador.
Exsultávit cor meum in Dómino salvatóre meo.

Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor.
Los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía.

Mi corazón se regocija en el Señor, mi Salvador.
Exsultávit cor meum in Dómino salvatóre meo.

El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.

Mi corazón se regocija en el Señor, mi Salvador.
Exsultávit cor meum in Dómino salvatóre meo.

Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria.

Mi corazón se regocija en el Señor, mi Salvador.
Exsultávit cor meum in Dómino salvatóre meo.

Aclamación antes del Evangelio

1Ts 2, 13
Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios.
Accípite verbum Dei, non ut verbum hóminum, sed, sicut est vere, verbum Dei.

Evangelio

Les enseñaba con autoridad
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 1, 21 b-28)
Gloria a ti, Señor.
En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 1ª semana • Año par

Primera Lectura

Habla, Señor, que tu siervo escucha
Lectura del primer libro de Samuel. (1S 3, 1-10. 19-20)
En aquel tiempo, el joven Samuel servía al Señor al lado de Elí.
La palabra del Señor era rara en aquellos días y no eran frecuentes las visiones.
Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos habían comenzado a debilitarse y no podía ver.
La lámpara de Dios aún no se había apagado y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios.
Entonces el Señor llamó a Samuel. Este respondió:
«Aquí estoy».
Corrió adonde estaba Elí y dijo:
«Aquí estoy, porque me has llamado».
Respondió:
«No te he llamado. Vuelve a acostarte».
Fue y se acostó.
El Señor volvió a llamar a Samuel.
Se levantó Samuel, fue adonde estaba Elí y dijo:
«Aquí estoy, porque me has llamado».
Respondió:
«No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte».
Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había manifestado
todavía la palabra del Señor.
El Señor llamó a Samuel, por tercera vez. Se levantó, fue adonde
estaba Elí y dijo:
«Aquí estoy, porque me has llamado».
Comprendió entonces Elí que era el Señor el que llamaba al
joven. Y dijo a Samuel:
«Ve a acostarte. Y si te llama de nuevo, di: "Habla, Señor,
que tu siervo escucha"». Samuel fue a acostarse en su sitio.
El Señor se presentó y llamó como las veces anteriores:
«Samuel, Samuel».
Respondió Samuel:
«Habla, que tu siervo escucha».
Samuel creció. El Señor estaba con él, y no dejó que se frustrara
ninguna de sus palabras. Todo Israel, desde Dan a Berseba,
supo que Samuel era un auténtico profeta del Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 2 y 5 (Sal 2, Sal 5)
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito.
Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy».

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

Como está escrito en mi libro
«para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

Evangelio

Curó a muchos enfermos de diversos males
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 1, 29-39)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
«Todo el mundo te busca».
Él les responde:
«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 1ª semana • Año par

Primera Lectura

Israel fue derrotado y el Arca de Dios fue apresada
Lectura del primer libro de Samuel. (1S 4, 1 b-10)
En aquellos días, salió Israel a la guerra contra los filisteos y acamparon en Ebenézer, mientras los filisteos acamparon
en Afec.
Los filisteos formaron frente a Israel, la batalla se extendió e Israel fue derrotado por los filisteos.
Abatieron en el campo unos cuatro mil hombres de la formación. Cuando la tropa volvió al campamento, dijeron los ancianos de Israel:
«¿Por qué nos ha derrotado hoy el Señor frente a los filisteos? Traigamos de Silo el Arca de la Alianza del Señor. Que venga entre nosotros y nos salve de la mano de nuestros enemigos».
El pueblo envió gente a Silo para que trajeran de allí el Arca de la Alianza del Señor del universo, que se sienta sobre querubines. Allí, junto al Arca de la Alianza de Dios, se encontraban Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí.
Cuando el Arca de la Alianza del Señor llegó al campamento, todo Israel prorrumpió en un gran alarido y la tierra se estremeció.
Los filisteos oyeron la voz del alarido, y se preguntaron:
«¿Qué es ese gran alarido en el campamento de los hebreos?». Y supieron que el Arca del Señor había llegado al campamento. Los filisteos se sintieron atemorizados y dijeron:
«Dios ha venido al campamento».
Después gritaron:
«¡Ay de nosotros!, nada parecido nos había ocurrido antes. ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos poderosos dioses? Estos son los dioses que golpearon a Egipto con todo tipo de plagas en el desierto. Filisteos, cobrad fuerzas y portaos como hombres, para que no tengáis que servir a los hebreos, como os han servido a vosotros. Portaos como hombres y luchad».
Los filisteos lucharon e Israel fue derrotado. Cada uno huyó a su tienda.
Fue una gran derrota: cayeron treinta mil infantes de Israel.
El Arca de Dios fue apresada y murieron Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 43 (Sal 44)
R/. Redímenos, Señor, por tu misericordia.
Rédime nos, Dómine, propter misericórdiam tuam.

Ahora nos rechazas y nos avergüenzas,
y ya no sales, Señor, con nuestras tropas:
nos haces retroceder ante el enemigo,
y nuestro adversario nos saquea.

Redímenos, Señor, por tu misericordia.
Rédime nos, Dómine, propter misericórdiam tuam.

Nos haces el escarnio de nuestros vecinos,
irrisión y burla de los que nos rodean;
nos has hecho el refrán de los gentiles,
nos hacen muecas las naciones.

Redímenos, Señor, por tu misericordia.
Rédime nos, Dómine, propter misericórdiam tuam.

Despierta, Señor, ¿por qué duermes?
Levántate, no nos rechaces más.
¿Por qué nos escondes tu rostro
y olvidas nuestra desgracia y opresión?

Redímenos, Señor, por tu misericordia.
Rédime nos, Dómine, propter misericórdiam tuam.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 23
Jesús proclamaba el evangelio del reino, y curaba toda dolencia en el pueblo.
Praedicábat Iesus Evangélium regni, et sanábat omnem infirmitátem in pópulo

Evangelio

La lepra se le quitó, y quedó limpio
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (Mc 1, 40-45)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acerca a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
«Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo:
«Quiero: queda limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
«No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 1ª semana • Año par

Primera Lectura

Os quejaréis a causa del rey, pero el Señor no os responderá
Lectura del primer libro de Samuel. (1S 8, 4-7)
En aquellos días, se reunieron todos los ancianos de Israel y fueron a Ramá, donde estaba Samuel.
Le dijeron:
«Tú eres ya un anciano y tus hijos no siguen tus caminos. Nómbranos, por tanto, un rey, para que nos gobierne, como se hace en todas las naciones».
A Samuel le pareció mal que hubieran dicho:
«Danos un rey, para que nos gobierne».
Y oró al Señor.
El Señor dijo a Samuel:
«Escucha la voz del pueblo en todo cuanto te digan. No es a ti a quien rechazan, sino a mí, para que no reine sobre ellos».
Samuel transmitió todas las palabras del Señor al pueblo, que le había pedido un rey.
Samuel explicó:
«Este es el derecho del rey que reinará sobre vosotros: se llevará a vuestros hijos para destinarlos a su carroza y a su caballería, y correrán delante de su carroza. Los destinará a ser jefes de mil o jefes de cincuenta, a arar su labrantío y segar su mies, a fabricar sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros. Tomará a vuestras hijas para perfumistas, cocineras y panaderas. Se apoderará de vuestros mejores campos, viñas y olivares, para dárselos a sus servidores. Cobrará el diezmo de vuestros olivares y viñas, para dárselo a sus eunucos y servidores. Se llevará a vuestros mejores servidores, siervas y jóvenes, así como vuestros asnos, para emplearlos en sus trabajos. Cobrará el diezmo de vuestro ganado menor, y vosotros os convertiréis en esclavos suyos. Aquel día os quejaréis a causa del rey que os habéis escogido. Pero el Señor no os responderá».
El pueblo se negó a hacer caso a Samuel y contestó:
«No importa. Queremos que haya un rey sobre nosotros. Así seremos como todos los otros pueblos. Nuestro rey nos gobernará, irá al frente y conducirá nuestras guerras».
Samuel oyó todas las palabras del pueblo y las transmitió a oídos del Señor.
El Señor dijo a Samuel:
«Escucha su voz y nómbrales un rey».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 88 (Sal 89)
R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Misericórdias tuas, Domine, in aetérnum cantábo.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh, Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo.

Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Misericórdias tuas, Domine, in aetérnum cantábo.

Porque tú eres su honor y su fuerza,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo,
y el Santo de Israel nuestro rey.

Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Misericórdias tuas, Domine, in aetérnum cantábo.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 7, 16
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Prophéta magnus surréxit in nobis, et Deus visitábit plebem suam.

Evangelio

El Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 2, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
Cuando a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico:
«Hijo, tus pecados te son perdonados».
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
«¿Por qué habla este así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo uno, Dios?».
Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo:
«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico:
"Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate, coge la camilla y echa a andar".
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados -dice al paralítico-:
"Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa"».
Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
«Nunca hemos visto una cosa igual».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 1ª semana • Año par

Primera Lectura

Ese es el hombre de quien habló el Señor; Saúl gobernará a su pueblo
Lectura del primer libro de Samuel. (1S 9, 1-4. 17-19)
Había un hombre de Benjamín, de nombre Quis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Becorat, hijo de Afiaj, hijo de un benjaminita. Era un hombre de buena posición.
Tenía un hijo llamado Saúl, fornido y apuesto. No había entre los hijos de Israel nadie mejor que él. De hombros para arriba, sobrepasaba a todo el pueblo.
Las borricas de Quis, padre de Saúl, se habían extraviado; por ello ordenó a su hijo:
«Toma contigo a uno de los criados, ponte en camino y vete a buscar las borricas».
Atravesaron la montaña de Efraín y recorrieron la comarca de Salisá, sin encontrarlas. Atravesaron la comarca de Saalín y el territorio benjaminita, pero no dieron con ellas.
En cuanto Samuel vio a Saúl, el Señor le advirtió:
«Ese es el hombre de quien te hablé. Ese gobernará a mi pueblo».
Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta, y le dijo:
«Haz el favor de indicarme dónde está la casa del vidente».
Samuel respondió:
«Yo soy el vidente. Sube delante de mí al altozano y comeréis hoy conmigo. Mañana te dejaré marchar y te aclararé cuanto te preocupa».
Tomó entonces Samuel el frasco del óleo, lo derramó sobre su cabeza y le besó, diciendo:
«El Señor te unge como jefe sobre su heredad. Tú regirás al pueblo del Señor y lo librarás de la mano de los enemigos que lo rodean».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 20 (Sal 21)
R/. Señor, el rey se alegra por tu fuerza.
Dómine, in virtúte tua laetábitur rex.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza.
Dómine, in virtúte tua laetábitur rex.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza.
Dómine, in virtúte tua laetábitur rex.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza.
Dómine, in virtúte tua laetábitur rex.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 4, 18
El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad.
Evangelizáre paupéribus misit me Dóminus, praedicáre captivis remissiónem.

Evangelio

No he venido a llamar a justos, sino a pecadores
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 2, 13-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:
«Sígueme».
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:
«¿Por qué come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y les dijo:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  2º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 2ª semana • Año par

Primera Lectura

La obediencia vale más que el sacrificio. El Señor te ha rechazado como rey
Lectura del primer libro de Samuel. (1S 15, 16-23)
En aquellos días, Samuel dijo a Saúl:
«Voy a comunicarte lo que me ha manifestado el Señor esta noche».
Saúl contestó:
«Habla».
Samuel siguió diciendo:
«¿No es cierto que siendo pequeño a tus ojos eres el jefe de las doce tribus de Israel? El Señor te ha ungido como rey de Israel. El Señor te envió con esta orden: "Ve y entrega al anatema a esos malvados amalecitas y combátelos hasta aniquilarlos". ¿Por qué no has escuchado la orden del Señor, lanzándote sobre el botín, y has obrado mal a sus ojos?».
Saúl replicó:
«Yo he cumplido la orden del Señor y he hecho la campaña a la que me envió. Traje a Agag, rey de Amalec, y entregué al anatema a Amalec. El pueblo tomó del botín ovejas y vacas, lo más selecto del anatema, para ofrecérselo en sacrificio al Señor, tu Dios, en Guilgal».
Samuel exclamó:
«¿Le complacen al Señor los sacrificios y holocaustos tanto como obedecer su voz?
La obediencia vale más que el sacrificio,
y la docilidad, más que la grasa de carneros.
Pues pecado de adivinación es la rebeldía
y la obstinación, mentira de los terafim.
Por haber rechazado la palabra del Señor,
te ha rechazado como rey».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 49 (Sal 50)
R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, ostendam illi salutáre Dei

No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, ostendam illi salutáre Dei

¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, ostendam illi salutáre Dei

Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias,
ese me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, ostendam illi salutáre Dei

Aclamación antes del Evangelio

Hb 4, 12
La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón.
Vivus est sermo Dei et efficax et discretor cogitationum et intentionum cordis

Evangelio

El esposo está con ellos
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 2, 18-22)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?».
Jesús les contesta:
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto -lo nuevo de lo viejo- y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 2ª semana • Año par

Primera Lectura

Samuel ungió a David en medio de sus hermanos y el espíritu del Señor vino sobre él
Lectura del primer libro de Samuel. (1S 16, 1-13)
En aquellos días, el Señor dijo a Samuel:
«¿Hasta cuándo vas a estar sufriendo por Saúl, cuando soy yo el que lo he rechazado como rey sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y ponte en camino. Te envío a casa de Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí». Samuel respondió:
«¿Cómo voy a ir? Si lo oye Saúl, me mata».
El Señor respondió:
«Llevas de la mano una novilla y dices que has venido a ofrecer un sacrificio al Señor. Invitarás a Jesé al sacrificio y yo te indicaré lo que has de hacer. Me ungirás al que te señale».
Samuel hizo lo que le había ordenado el Señor.
Una vez llegado a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temblorosos a su encuentro.
Preguntaron:
«¿Es de paz tu venida?».
Respondió:
«Sí. He venido para ofrecer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio».
Purificó a Jesé y a sus hijos, y los invitó al sacrificio.
Cuando estos llegaron, vio a Eliab y se dijo:
«Seguro que está su ungido ante el Señor».
Pero el Señor dijo a Samuel:
«No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura, porque lo he descartado. No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los ojos, mas el Señor mira el corazón».
Jesé llamó a Abinadab y lo presentó a Samuel, pero le dijo:
«Tampoco a este lo ha elegido el Señor».
Jesé presentó a Samá. Y Samuel dijo:
«El Señor tampoco ha elegido a este».
Jesé presentó a sus siete hijos ante Samuel. Pero Samuel dijo a Jesé:
«El Señor no ha elegido a estos».
Entonces Samuel preguntó a Jesé:
«¿No hay más muchachos?».
Y le respondió:
«Todavía queda el menor, que está pastoreando el rebaño». Samuel le dijo:
«Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa, mientras no venga».
Jesé mandó a por él y lo hizo venir. Era rubio, de hermosos ojos y buena presencia. El Señor dijo a Samuel:
«Levántate y úngelo de parte del Señor, pues es este».
Samuel cogió el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu del Señor vino sobre David desde aquel día en adelante.
Samuel emprendió luego el camino de Ramá.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 88 (Sal 89)
R/. Encontré a David, mi siervo.
Inveni David servum meum

Un día hablaste en visión a tus santos:
«He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado de entre el pueblo».

Encontré a David, mi siervo.
Inveni David servum meum

«Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso».

Encontré a David, mi siervo.
Inveni David servum meum

«Él me invocará: "Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora";
y lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra».

Encontré a David, mi siervo.
Inveni David servum meum

Aclamación antes del Evangelio

Ef 1, 17-18
El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama.
Pater Domini nostri Iesu Christi illuminet oculos cordis nostri, ut sciamus quae sit spes vocationis nostrae

Evangelio

El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 2, 23-28)
Gloria a ti, Señor.
Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan:
«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?». El les responde:
«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?».
Y les decía:
«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 2ª semana • Año par

Primera Lectura

Venció David al filisteo con una honda y una piedra
Lectura del primer libro de Samuel. (1S 17, 32-33. 37. 40-51)
En aquellos días, Saúl mandó llamar a David, y este le dijo:
«Que no desmaye el corazón de nadie por causa de ese hombre, Tu siervo irá a luchar contra ese filisteo».
Pero Saúl respondió:
«No puedes ir a luchar con ese filisteo. Tú eres todavía un joven y él es un guerrero desde su mocedad».
David añadió:
«El Señor, que me ha librado de las garras del león y del oso, me librará también de la mano de ese filisteo».
Entonces Saúl le dijo:
«Vete, y que el Señor esté contigo».
Agarró el bastón, se escogió cinco piedras lisas del torrente y las puso en su zurrón de pastor y en el morral, y avanzó hacia el filisteo con la honda en mano. El filisteo se fue acercando a David, precedido de su escudero. Fijó su mirada en David y lo despreció, viendo que era un muchacho, rubio y de hermoso aspecto.
El filisteo le dijo:
«¿Me has tomado por un perro, para que vengas a mí con palos?».
Y maldijo a David por sus dioses.
El filisteo siguió diciéndole:
«Acércate y echaré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo».
David le respondió:
«Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina. En cambio, yo voy contra ti en nombre del Señor del universo, Dios de los escuadrones de Israel al que has insultado. El Señor te va a entregar hoy en mis manos, te mataré, te arrancaré la cabeza y hoy mismo entregaré tu cadáver y los del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra. Y toda la tierra sabrá que hay un Dios de Israel. Todos los aquí reunidos sabrán que el Señor no salva con espada ni lanza, porque la guerra es del Señor y os va a entregar en nuestras manos».
Cuando el filisteo se puso en marcha, avanzando hacia David, este corrió veloz a la línea de combate frente a él. David metió su mano en el zurrón, cogió una piedra, la lanzó con la honda e hirió al filisteo en la frente. La piedra se le clavó en la frente y cayó de bruces en tierra.
Así venció David al filisteo con una honda y una piedra. Lo golpeó y lo mató sin espada en la mano.
David echó a correr y se detuvo junto al filisteo. Cogió su espada, la sacó de la vaina y lo remató con ella, cortándole la cabeza. Los filisteos huyeron, al ver muerto a su campeón.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 143 (Sal 144)
R/. ¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedictus Dominus, praesidium meum

Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea.

¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedictus Dominus, praesidium meum

Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y refugio,
que me somete los pueblos.

¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedictus Dominus, praesidium meum

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo, de la espada maligna.

¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedictus Dominus, praesidium meum

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 23
Jesús proclamaba el evangelio del reino, y curaba toda dolencia del pueblo.
Praedicabat Iesus Evangelium regni, et sanabat omnem infirmitatem in populo

Evangelio

¿Está permitido en sábado salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 3, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y
había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo
estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada:
«Levántate y ponte ahí en medio».
Y a ellos les pregunta:
«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?».
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
«Extiende la mano».
La extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 2ª semana • Año par

Primera Lectura

Mi padre busca el modo de matarte
Lectura del primer libro de Samuel. (1S 18, 6-9; 19, 1-7)
En aquellos días, cuando David volvía de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel al encuentro del rey Saúl para cantar danzando con tambores, gritos de alborozo y címbalos.
Las mujeres cantaban y repetían al bailar:
«Saúl mató a mil,
David a diez mil».
A Saúl lo enojó mucho aquella copla y le pareció mal, pues pensaba:
«Han asignado diez mil a David y mil a mí. No le falta más que la realeza».
Desde aquel día Saúl vio con malos ojos a David.
Saúl manifestó a su hijo Jonatán y a sus servidores la intención de matar a David. Jonatán, hijo de Saúl, amaba mucho a David. Y le advirtió:
«Mi padre busca el modo de matarte. Mañana toma precauciones, quédate en lugar secreto y permanece allí oculto. Yo saldré y me colocaré al lado de mi padre en el campo donde te encuentres. Le hablaré de ti, veré lo que hay y te lo comunicaré».
Jonatán habló bien de David a su padre Saúl. Le dijo:
«No haga daño el rey a su siervo David, pues él no te ha hecho mal alguno y su conducta ha sido muy favorable hacia ti. Expuso su vida, mató al filisteo y el Señor concedió una gran victoria a todo Israel. Entonces te alegraste al verlo. ¿Por qué hacerte culpable de sangre inocente, matando a David sin motivo?».
Saúl escuchó lo que le decía Jonatán, y juró:
«Por vida del Señor, no morirá».
Jonatán llamó a David y le contó toda aquella conversación, le trajo junto a Saúl y siguió a su servicio como antes.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 55 (Sal 56)
R/. En Dios confío y no temo.
In Deo speravi, non timebo

Misericordia, Dios mío, que me hostigan,
me atacan y me acosan todo el día;
todo el día me hostigan mis enemigos,
me atacan en masa, oh, Altísimo.

En Dios confío y no temo.
In Deo speravi, non timebo

Anota en tu libro mi vida errante,
recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío,
mis fatigas en tu libro.
Que retrocedan mis enemigos
cuando te invoco.

En Dios confío y no temo.
In Deo speravi, non timebo

Así sabré que eres mi Dios.
En Dios, cuya promesa alabo,
en el Señor, cuya promesa alabo.

En Dios confío y no temo.
In Deo speravi, non timebo

En Dios confío y no temo;
¿qué podrá hacerme un hombre?
Te debo, Dios mío, los votos que hice,
los cumpliré con acción de gracias.

En Dios confío y no temo.
In Deo speravi, non timebo

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvator noster Iesus Christus destruxit mortem, et illuminavit vitam per Evangelium.

Evangelio

Los espíritus inmundos gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios», pero él les prohibía que lo diesen a conocer
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 3, 7-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.
Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.
Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se
le echaban encima para tocarlo.
Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban:
«Tú eres el Hijo de Dios».
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 2ª semana • Año par

Primera Lectura

No alargaré la mano contra él, pues es el ungido del Señor
Lectura del primer libro de Samuel. (1S 24, 3-21)
En aquellos días, Saúl tomó tres mil hombres escogidos de todo Israel y marchó en busca de David y su gente al este del roquedal de Yeelim.
Llegó a un corral de ovejas, junto al camino, donde había una cueva. Saúl entró a hacer sus necesidades, mientras David y sus hombres se encontraban al fondo de la cueva.
Los hombres de David le dijeron:
«Este es el día del que te dijo el Señor: "Yo entregaré a tus enemigos en tu mano". Haz con él lo que te parezca mejor».
David se levantó y cortó, sin ser visto, la orla del manto de Saúl. Después de ello, sintió pesar por haber cortado la orla del manto de Saúl. Y dijo a sus hombres:
«El Señor me libre de obrar así contra mi amo, el ungido del Señor, alargando mi mano contra él; pues es el ungido del Señor».
David disuadió a sus hombres con esas palabras y no les dejó alzarse contra Saúl. Este salió de la cueva y siguió su camino.
A continuación, David se levantó, salió de la cueva y gritó detrás de Saúl:
«¡Oh, rey, mi señor!».
Saúl miró hacia atrás. David se inclinó rostro a tierra y se postró. Y dijo a Saúl:
«¿Por qué haces caso a las palabras que dice la gente: "David busca tu desgracia"? Tus ojos han visto hoy mismo en la cueva que el Señor te ha entregado en mi mano. Han hablado de matarte, pero te he perdonado, diciéndome: "No alargaré mi mano contra mi amo, pues es el ungido del Señor". Padre mío, mira por un momento, la orla de tu manto en mi mano. Si la he cortado y no te he matado, comprenderás bien que no hay en mí ni maldad ni culpa y que no te he ofendido. Tú, en cambio, estás buscando mi vida para arrebatármela. Que el Señor juzgue entre los dos y me haga justicia. Pero mi mano no estará contra ti. Como dice el antiguo proverbio: De los malos sale maldad. Pero en mi no hay maldad. ¿A quién ha salido a buscar el rey de Israel? ¿A quién persigues? A un perro muerto, a una simple pulga. El Señor sea juez y juzgue entre nosotros. Juzgará, defenderá mi causa y me hará justicia, librándome de tu mano».
Cuando David acabó de dirigir estas palabras a Saúl, este dijo:
«¿Es esta tu voz, David, hijo mío?».
Saúl levantó la voz llorando. Y siguió diciendo:
«Eres mejor que yo, pues tú me tratas bien, mientras que yo te trato mal. Hoy has puesto de manifiesto tu bondad para conmigo, pues el Señor me había puesto en tus manos y tú no me has matado. ¿Si uno encuentra a su enemigo, le deja seguir por las buenas el camino? Que el Señor te recompense el favor que hoy me has hecho. Ahora sé que has de reinar y que en tu mano se consolidará la realeza de Israel».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 56 (Sal 57)
R/. Misericordia, Dios mío, misericordia.
Miserere mei, Deus, miserere mei

Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.

Misericordia, Dios mío, misericordia.
Miserere mei, Deus, miserere mei

Invoco al Dios altísimo,
al Dios que hace tanto por mí.
Desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme;
enviará Dios su gracia y su lealtad.

Misericordia, Dios mío, misericordia.
Miserere mei, Deus, miserere mei

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza las nubes.

Misericordia, Dios mío, misericordia.
Miserere mei, Deus, miserere mei

Aclamación antes del Evangelio

2Co 5, 19
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Deus erat in Christo mundum reconcilians sibi, et posuit in nobis verbum reconciliationis.

Evangelio

Llamó a los que quiso para que estuvieran con él
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 3, 13-19)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que
quiso y se fueron con él.
E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:
Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 2ª semana • Año par

Primera Lectura

¡Cómo han caído los héroes en medio del combate!
Comienzo del segundo libro de Samuel. (2S 1, 1-4. 11-12. 19)
En aquellos días, David regresó tras derrotar a Amalec y se detuvo dos días en Sicelag.
Al tercer día vino un hombre del campamento de Saúl con las vestiduras rasgadas y tierra en la cabeza. Al llegar a la presencia de David, cayó a tierra y se postró.
David le preguntó:
«¿De dónde vienes?».
Respondió:
«He huido del campamento de Israel».
David le preguntó de nuevo:
«¿Qué ha sucedido? Cuéntamelo».
Respondió:
«La tropa ha huido de la batalla y muchos del pueblo han caído y han muerto, entre ellos Saúl y su hijo Jonatán». Entonces David, echando mano a sus vestidos, los rasgó, lo
mismo que sus acompañantes. Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta la tarde por Saúl, por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor y por la casa de Israel, caídos a espada. Y dijo David:
«La flor de Israel herida en tus alturas.
Cómo han caído los héroes.
Saúl y Jonatán,
amables y gratos en su vida,
inseparables en su muerte,
más veloces que águilas,
más valientes que leones.
Hijas de Israel, llorad por Saúl,
que os cubría de púrpura y adornos,
que adornaba con alhajas de oro vuestros vestidos. Cómo han caído los héroes
en medio del combate.
Jonatán, herido en tus alturas.
Estoy apenado por ti, Jonatán, hermano mío.
Me eras gratísimo,
tu amistad me resultaba más dulce
que el amor de mujeres.
Cómo han caído los héroes.
Han perecido las armas de combate».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 79 (Sal 80)
R/. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Ilustra faciem tuam, Domine, et salvi erimus

Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines,
resplandece ante Efraín, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.

Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Ilustra faciem tuam, Domine, et salvi erimus

Señor, Dios del universo,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.

Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Ilustra faciem tuam, Domine, et salvi erimus

Aclamación antes del Evangelio

Hch 16, 14 b
Abre, Señor, nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
Aperi, Domine, cor nostrum, ut intendamus verbis Filii tui.

Evangelio

Su familia decía que estaba fuera de sí
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 3, 20-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús llega a casa con sus discípulos y de nuevo se junta tanta gente que no los dejaban ni comer.
Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo,
porque se decía que estaba fuera de sí.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  3º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 3ª semana • Año par

Primera Lectura

Tú pastorearás a mi pueblo Israel
Lectura del segundo libro de Samuel. (2S 5, 1-7.10)
En aquellos días, todas las tribus de Israel se presentaron ante David en Hebrón y le dijeron:
«Hueso tuyo y carne tuya somos. Desde hace tiempo, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú el que dirigía las salidas y entradas de Israel. Por su parte, el Señor te ha dicho: "Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel"». Los ancianos de Israel vinieron a ver al rey en Hebrón. El rey hizo una alianza con ellos en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos le ungieron como rey de Israel.
David tenía treinta años cuando comenzó a reinar. Y reinó cuarenta años; siete años y seis meses sobre Judá en Hebrón, y treinta y tres años en Jerusalén sobre todo Israel y Judá.
David se dirigió con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que habitaban en el país. Estos dijeron a David:
«No entrarás aquí, pues te rechazarán hasta los ciegos y los cojos».
Era como decir: David no entrará aquí. Pero David tomó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.
David iba engrandeciéndose, pues el Señor, Dios del universo, estaba con él.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 88 (Sal 89)
R/. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán.
Veritas mea et misericordia mea cum ipso

Un día hablaste en visión a tus santos:
«He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado de entre el pueblo».

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán.
Veritas mea et misericordia mea cum ipso

«Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso».

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán.
Veritas mea et misericordia mea cum ipso

«Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder:
extenderé su izquierda hasta el mar,
y su derecha hasta el Gran Río».

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán.
Veritas mea et misericordia mea cum ipso

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvator noster Iesus Christus destruxit mortem, et illuminavit vitam per Evangelium

Evangelio

Satanás está perdido
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 3, 22-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con
el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres:
los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 3ª semana • Año par

Primera Lectura

David y todo Israel iban subiendo el Arca del Señor entre aclamaciones
Lectura del segundo libro de Samuel. (2S 6, 12 b-15. 17-19)
En aquellos días, David fue y trajo con algazara el Arca de Dios de la casa de Obededón a la ciudad de David.
Cuando los portadores del Arca del Señor avanzaban seis pasos, se sacrificaba un toro y un animal cebado.
David iba danzando ante el Señor con todas sus fuerzas, ceñido de un efod de lino.
Él y toda la casa de Israel iban subiendo el Arca del Señor entre aclamaciones y al son de trompeta.
Trajeron el Arca del Señor y la instalaron en su lugar, en medio de la tienda que había desplegado David.
David ofreció ante el Señor holocaustos y sacrificios de comunión. Cuando acabó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor del universo. Repartió a todo el pueblo, a la muchedumbre de Israel, hombres y mujeres, una torta de pan, un pastel de dátiles y un pastel de uvas pasas. Tras lo cual, todo el pueblo se fue, cada uno a su casa.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 23 (Sal 24)
R/. ¿Quién es ese Rey de la gloria? Es el Señor.
Quis est iste rex gloriae? Dominus ipse est

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las puertas eternales:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria? Es el Señor.
Quis est iste rex gloriae? Dominus ipse est

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso,
el Señor valeroso en la batalla.

¿Quién es ese Rey de la gloria? Es el Señor.
Quis est iste rex gloriae? Dominus ipse est

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las puertas eternales:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria? Es el Señor.
Quis est iste rex gloriae? Dominus ipse est

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios del universo,
él es el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria? Es el Señor.
Quis est iste rex gloriae? Dominus ipse est

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedictus es, Pater, Domine caeli et terrae, quia mysteria regni parvulis revelasti

Evangelio

El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 3, 31-35)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dice:
«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
Él les pregunta:
«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 3ª semana • Año par

Primera Lectura

Suscitaré descendencia tuya después de ti y afirmaré su reino
Lectura del segundo libro de Samuel. (2S 7, 4-17)
En aquellos días, vino esta palabra del Señor a Natán:
«Ve y habla a mi siervo David: "Así dice el Señor: ¿Tú me vas a construir una casa para morada mía?
Desde el día en que hice subir de Egipto a los hijos de Israel hasta hoy, yo no he habitado en casa alguna, sino que he estado peregrinando de acá para allá, bajo una tienda como morada. Durante todo el tiempo que he peregrinado con todos los hijos de Israel, ¿acaso me dirigí a alguno de los jueces a los que encargué pastorear a mi pueblo Israel, diciéndoles:
‘¿Por qué no me construís una casa de cedro?’".
Pues bien, di a mi siervo David: "Así dice el Señor del universo. Yo te tomé del pastizal, de andar tras el rebaño, para que fueras jefe de mi pueblo Israel.
He estado a tu lado por donde quiera que has ido, he suprimido a todos tus enemigos ante ti y te he hecho tan famoso como los grandes de la tierra.
Dispondré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que resida en él sin que lo inquieten, ni le hagan más daño los malvados, como antaño, cuando nombraba jueces sobre mi pueblo Israel.
A ti te he dado reposo de todos tus enemigos. Pues bien, el Señor te anuncia que te va a edificar una casa.
En efecto, cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino.
Será él quien construya una casa a mi nombre y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre.
Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Si obra mal, yo lo castigaré con vara y con golpes de hombres. Pero no apartaré de él mi benevolencia, como la aparté de Saúl, al que alejé de mi presencia. Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre"».
Natán trasladó a David estas palabras y la visión.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 88 (Sal 89)
R/. Le mantendré eternamente mi favor.
In aetérnum servábo illi misericórdiam meam

Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.

Le mantendré eternamente mi favor.
In aetérnum servábo illi misericórdiam meam

Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora»;
y lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra.

Le mantendré eternamente mi favor.
In aetérnum servábo illi misericórdiam meam

Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable.
Le daré una posteridad perpetua
y un trono duradero como el cielo.

Le mantendré eternamente mi favor.
In aetérnum servábo illi misericórdiam meam

Aclamación antes del Evangelio

La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo; todo el que lo encuentra vive para siempre.
Semen est verbum Dei, sator autem Christus; omnis qui ínvenit eum, manébit in aetérnum.

Evangelio

Salió el sembrador a sembrar
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 4, 1-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.
Les enseñaba muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos:
«Escuchad: salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron y no dio grano. El resto cayó en tierra buena; nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno».
Y añadió:
«El que tenga oídos para oír, que oiga».
Cuando se quedó a solas, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.
Él les dijo:
«A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que "por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados"».
Y añadió:
«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer
todas las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra enseguida la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes, y cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; estos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 3ª semana • Año par

Primera Lectura

¿Quién soy yo, mi Dueño y Señor, y quién la casa de mi padre?
Lectura del segundo libro de Samuel. (2S 7, 18-19. 24-29)
Después de que Natán habló a David, el rey vino a presentarse ante el Señor y dijo:
«¿Quién soy yo, mi Dueño y Señor, y quién la casa de mi padre, para que me hayas engrandecido hasta tal punto? Y, por si esto fuera poco a los ojos de mi Dueño y Señor, has hecho también a la casa de tu siervo una promesa para el futuro. ¡Esta es la ley del hombre, Dueño mío y Señor mío!
Constituiste a tu pueblo Israel pueblo tuyo para siempre, y tú, Señor, eres su Dios.
Ahora, pues, Señor Dios, confirma la palabra que has pronunciado acerca de tu siervo y de su casa, y cumple tu promesa.
Tu nombre sea ensalzado por siempre de este modo: "El
Señor del universo es el Dios de Israel y la casa de tu siervo
David permanezca estable en tu presencia".
Pues tú, Señor del universo, Dios de Israel, has manifestado a tu siervo: "Yo te construiré una casa". Por eso, tu siervo ha tenido ánimo para dirigirte esta oración. Tú, mi Dueño y Señor, eres Dios, tus palabras son verdad y has prometido a tu siervo este bien.
Dígnate, pues, bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca para siempre ante ti. Pues tú, mi Dueño y Señor, has hablado, sea bendita la casa de tu siervo para siempre».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 131 (Sal 132)
R/. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.
Dábit illis Dóminus Deus sedem David patris eius.

Señor, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob.

El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.
Dábit illis Dóminus Deus sedem David patris eius.

No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob».

El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.
Dábit illis Dóminus Deus sedem David patris eius.

El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono».

El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.
Dábit illis Dóminus Deus sedem David patris eius.

«Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono».

El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.
Dábit illis Dóminus Deus sedem David patris eius.

Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Esta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo».

El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.
Dábit illis Dóminus Deus sedem David patris eius.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 118 (Sal 119)
Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.
Lucérna pédibus meis verbum tuum, et lumen sémitis meis.

Evangelio

La lámpara se trae para ponerla en el candelero. La medida que uséis la usarán con vosotros
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 4, 21-25)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío:
«¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero?
No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».
Les dijo también:
«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 3ª semana • Año par

Primera Lectura

Me despreciaste y tomaste como esposa a la mujer de Urías
Lectura del segundo libro de Samuel. (2S 11, 1-4a.4c-10a.13-17)
A la vuelta de un año, en la época en que los reyes suelen ir a la guerra, David envió a Joab con sus servidores y todo
Israel. Masacraron a los amonitas y sitiaron Rabá, mientras
David se quedó en Jerusalén.
Una tarde David se levantó de la cama y se puso a pasear por la terraza del palacio. Desde allí divisó a una mujer que se estaba bañando, de aspecto muy hermoso.
David mandó averiguar quién era aquella mujer.
Y le informaron:
«Es Betsabé, hija de Elián, esposa de Urías, el hitita».
David envió mensajeros para que la trajeran.
Ella volvió a su casa.
Quedó encinta y mandó este aviso a David:
«Estoy encinta».
David, entonces, envió a decir a Joab:
«Mándame a Urías, el hitita».
Joab se lo mandó.
Cuando llegó Urías, David le preguntó cómo se encontraban Joab y la tropa y cómo iba la guerra.
Luego le dijo:
«Baja a tu casa a lavarte los pies».
Urías salió del palacio y tras él un regalo del rey. Pero Urías se acostó a la puerta del palacio con todos los servidores de su
señor, y no bajó a su casa.
Informaron a David:
«Urías no ha bajado a su casa».
David le invitó a comer con él y le hizo beber hasta ponerle ebrio.
Urías salió por la tarde a acostarse en su jergón con los servidores de su señor, pero no bajó a su casa.
A la mañana siguiente David escribió una carta a Joab, que le mandó por Urías.
En la carta había escrito:
«Poned a Urías en primera línea, donde la batalla sea más encarnizada. Luego retiraos de su lado, para que lo hieran y muera».
Joab observó la ciudad y situó a Urías en el lugar en el que sabía que estaban los hombres más aguerridos.
Las gentes de la ciudad hicieron una salida. Trabaron combate con Joab y hubo bajas en la tropa, entre los servidores de David. Murió también Urías, el hitita.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 50 (Sal 51)
R/. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére, Dómine, quia peccávimus.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére, Dómine, quia peccávimus.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad en tu presencia.

Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére, Dómine, quia peccávimus.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére, Dómine, quia peccávimus.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére, Dómine, quia peccávimus.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

Un hombre echa semilla y duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 4, 26-34)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús decía al gentío:
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se los exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 3ª semana • Año par

Primera Lectura

He pecado contra el Señor
Lectura del segundo libro de Samuel. (2S 12, 1-7a. 10-17)
En aquellos días, el Señor envió a Natán a ver a David y, llegado a su presencia, le dijo:
«Había dos hombres en una ciudad, uno rico y el otro pobre. El rico tenía muchas ovejas y vacas. El pobre, en cambio, no tenía más que una cordera pequeña que había comprado. La alimentaba y la criaba con él y con sus hijos. Ella comía de su pan, bebía de su copa y reposaba en su regazo; era para él como una hija.
Llegó un peregrino a casa del rico, y no quiso coger una de sus ovejas o de sus vacas y preparar el banquete para el hombre que había llegado a su casa, sino que cogió la cordera del pobre y la aderezó para el hombre que había llegado a su casa».
La cólera de David se encendió contra aquel hombre y replicó a Natán:
«Vive el Señor que el hombre que ha hecho tal cosa es reo de muerte. Resarcirá cuatro veces la cordera, por haber obrado así y por no haber tenido compasión».
Entonces Natán dijo a David:
«"Tú eres ese hombre. Pues bien, la espada no se apartará de tu casa jamás, por haberme despreciado y haber tomado como esposa a la mujer de Urías, el hitita". Así dice el Señor:
"Yo voy a traer la desgracia sobre ti, desde tu propia casa. Cogeré a tus mujeres ante tus ojos y las entregaré a otro, que se acostará con ellas a la luz misma del sol. Tú has obrado a escondidas. Yo, en cambio, haré esto a la vista de todo Israel y a la luz del sol"».
David respondió a Natán:
«He pecado contra el Señor».
Y Natán le dijo:
«También el Señor ha perdonado tu pecado. No morirás. Ahora bien, por haber despreciado al Señor con esa acción, el hijo que te va a nacer morirá sin remedio».
Natán se fue a su casa.
El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David y cayó enfermo.
David oró con insistencia a Dios por el niño. Ayunaba y pasaba las noches acostado en tierra.
Los ancianos de su casa se acercaron a él e intentaban obligarlo a que se levantara del suelo, pero no accedió, ni quiso tomar con ellos alimento alguno.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 50 (Sal 51)
R/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Cor mundum crea in me, Deus.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Cor mundum crea in me, Deus.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Cor mundum crea in me, Deus.

Líbrame de la sangre, oh, Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Cor mundum crea in me, Deus.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 3, 16
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito; todo el que cree en él tiene vida eterna.
Sic Deus diléxit mundum, ut Fílium suum unigénitum daret; omnis qui credit in eum habet vitam aetérnam.

Evangelio

¿Quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 4, 35-41)
Gloria a ti, Señor.
Aquel día, al atardecer, dice Jesús a sus discípulos:
«Vamos a la otra orilla».
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal. Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Silencio, enmudece!».
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:
«¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  4º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 4ª semana • Año par

Primera Lectura

Huyamos ante Absalón. Dejad que Semeí me maldiga, si se lo ha ordenado el Señor
Lectura del segundo libro de Samuel. (2S 15, 13-14.30; 16, 5-13a)
En aquellos días, alguien llegó a David con esta información:
«El corazón de la gente de Israel sigue a Absalón».
Entonces David dijo a los servidores que estaban con él en
Jerusalén:
«Levantaos y huyamos, pues no tendremos escapatoria ante Absalón. Vámonos rápidamente, no sea que se apresure, nos dé alcance, precipite sobre nosotros la ruina y pase la ciudad a filo de espada».
David subía la cuesta de los Olivos llorando con la cabeza cubierta y descalzo. Los que le acompañaban llevaban cubierta la cabeza y subían llorando.
Al llegar el rey a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá. Iba caminando y lanzando maldiciones. Y arrojaba piedras contra David y todos sus servidores. El pueblo y los soldados protegían a David a derecha e izquierda. Semeí decía al maldecirlo:
«Fuera, fuera, hombre sanguinario, hombre desalmado. El Señor ha hecho recaer sobre ti la sangre de la casa de Saúl, cuyo reino has usurpado. Y el Señor ha puesto el reino en manos de tu hijo Absalón. Has sido atrapado por tu maldad, pues eres un hombre sanguinario».
Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey:
«¿Por qué maldice este perro muerto al rey, mi señor? Deja que vaya y le corte la cabeza».
El rey contestó:
«¿Qué hay entre vosotros y yo, hijo de Seruyá? Si maldice y
si el Señor le ha ordenado maldecir a David, ¿quién le va a
preguntar: "¿Por qué actúas así?"».
Luego David se dirigió a Abisay y a todos sus servidores:
«Un hijo mío, salido de mis entrañas, busca mi vida. Cuánto más este benjaminita. Dejadle que me maldiga, si se lo ha ordenado el Señor. Quizá el Señor vea mi humillación y me pague con bendiciones la maldición de este día».
David y sus hombres subían por el camino.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 3 (Sal 3)
R/. Levántate, Señor, sálvame.
Exsúrge, Dómine, salvum me fac.

Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«Ya no lo protege Dios».

Levántate, Señor, sálvame.
Exsúrge, Dómine, salvum me fac.

Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo.

Levántate, Señor, sálvame.
Exsúrge, Dómine, salvum me fac.

Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor.
Levántate, Señor; sálvame, Dios mío.

Levántate, Señor, sálvame.
Exsúrge, Dómine, salvum me fac.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 7, 16
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Prophéta magnus surréxit in nobis, et Deus visitábit plebem suam.

Evangelio

Espíritu inmundo, sal de este hombre
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 5, 1-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos.
Apenas desembarcó, le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo. Y es que vivía entre los sepulcros; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para dominarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó
con voz potente:
«¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes».
Porque Jesús le estaba diciendo:
«Espíritu inmundo, sal de este hombre».
Y le preguntó:
«¿Cómo te llamas?».
Él respondió:
«Me llamo Legión, porque somos muchos».
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos paciendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:
«Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos».
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al mar y se ahogó en el mar.
Los porquerizos huyeron y dieron la noticia en la ciudad y en
los campos. Y la gente fue a ver qué había pasado.
Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Y se asustaron. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su comarca.
Mientras se embarcaba, el que había estado poseído por el demonio le pidió que le permitiese estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:
«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti».
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 4ª semana • Año par

Primera Lectura

¡Hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar!
Lectura del segundo libro de Samuel. (2S 18, 9-10.14b.24-25a.31 - 19, 3)
En aquellos días, Absalón se encontró frente a los hombres de David.
Montaba un mulo y, al pasar el mulo bajo el ramaje de una gran encina, la cabeza se enganchó en la encina y quedó colgado entre el cielo y la tierra, mientras el mulo que montaba siguió adelante.
Alguien lo vio y avisó a Joab:
«He visto a Absalón colgado de una encina».
Cogiendo Joab tres venablos en la mano, los clavó en el corazón de Absalón.
David estaba sentado entre las dos puertas.
El vigía subió a la terraza del portón, sobre la muralla. Alzó los ojos y vio que un hombre venía corriendo en solitario.
El vigía gritó para anunciárselo al rey.
El rey dijo:
«Si es uno solo, trae buenas noticias en su boca». Cuando llegó el cusita, dijo:
«Reciba una buena noticia el rey, mi señor: el Señor te ha hecho justicia hoy, librándote de la mano de todos los que se levantaron contra ti».
El rey preguntó:
«¿Se encuentra bien el muchacho Absalón?».
El cusita respondió:
«Que a los enemigos de mi señor, el rey, y a todos los que se han levantado contra ti para hacerte mal les ocurra como al muchacho».
Entonces el rey se estremeció. Subió a la habitación superior del portón y se puso a llorar. Decía al subir:
«¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!».
Avisaron a Joab:
«El rey llora y hace duelo por Absalón».
Así, la victoria de aquel día se convirtió en duelo para todo el pueblo, al oír decir que el rey estaba apenado por su hijo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 85 (Sal 86)
R/. Inclina tu oído, Señor, escúchame.
Inclína, Dómine, aurem tuam et exáudi me.

Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti.

Inclina tu oído, Señor, escúchame.
Inclína, Dómine, aurem tuam et exáudi me.

Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor.

Inclina tu oído, Señor, escúchame.
Inclína, Dómine, aurem tuam et exáudi me.

Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

Inclina tu oído, Señor, escúchame.
Inclína, Dómine, aurem tuam et exáudi me.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 8, 17 b
Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades
Ipse infirmitátes nostras accépit, et aegrotatiónes nostras portávit.

Evangelio

Contigo hablo, niña, levántate
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 5, 21-43)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva».
Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando:
«Con solo tocarle el manto curaré».
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba:
«¿Quién me ha tocado el manto?».
Los discípulos le contestaban:
«Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"».
Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.
Él le dice:
«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?». Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
«No temas; basta que tengas fe».
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:
«¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida».
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 4ª semana • Año par

Primera Lectura

Soy yo el que ha pecado al censar al pueblo. Pero ellos, las ovejas, ¿qué han hecho?
Lectura del segundo libro de Samuel. (2S 24, 2. 9-17)
En aquellos días, el rey David mandó a Joab, jefe del ejército, que estaba a su lado:
«Recorre todas las tribus de Israel, desde Dan a Berseba, y haz el censo del pueblo, para que sepa su número».
Joab entregó al rey el número del censo del pueblo: Israel contaba con ochocientos mil guerreros, que podían empuñar la espada y Judá con quinientos mil hombres.
Pero después, David sintió remordimiento por haber hecho el censo del pueblo. Y dijo al Señor:
«He pecado gravemente por lo que he hecho. Ahora, Señor, perdona la falta de tu siervo, que ha obrado tan neciamente».
Al levantarse David por la mañana, el profeta Gad, vidente de David, recibió esta palabra del Señor:
«Ve y di a David: así dice el Señor. "Tres cosas te propongo. Elige una de ellas y la realizaré».
Gad fue a ver a David y le notificó:
«¿Prefieres que vengan siete años de hambre en tu país, o que tengas que huir durante tres meses ante tus enemigos, los cuales te perseguirán, o que haya tres días de peste en tu país? Ahora, reflexiona y decide qué he de responder al que me ha enviado».
David respondió a Gad:
«¡Estoy en un gran apuro! Pero pongámonos en manos del Señor, cuya misericordia es enorme, y no en manos de los hombres».
Y David escogió la peste. Eran los días de la recolección del trigo. El Señor mandó la peste a Israel desde la mañana hasta el plazo fijado.
Murieron setenta y siete mil hombres del pueblo desde Dan hasta Berseba.
El ángel del Señor extendió su mano contra Jerusalén para asolarla. Pero el Señor se arrepintió del castigo y ordenó al ángel que asolaba al pueblo:
«¡Basta! Retira ya tu mano».
El ángel del Señor se encontraba junto a la era de Arauná, el jebuseo. Al ver al ángel golpeando al pueblo, David suplicó al Señor:
«Soy yo el que ha pecado y el que ha obrado mal. Pero ellos, las ovejas, ¿qué han hecho? Por favor, carga tu mano contra mí y contra la casa de mi padre».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 31 (Sal 32)
R/. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.
Remítte, Dómine, culpam peccáti mei.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito
y en cuyo espíritu no hay engaño.

Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.
Remítte, Dómine, culpam peccáti mei.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.
Remítte, Dómine, culpam peccáti mei.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.

Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.
Remítte, Dómine, culpam peccáti mei.

Tú eres mi refugio,
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.

Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.
Remítte, Dómine, culpam peccáti mei.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; y yo las conozco y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

Evangelio

No desprecian a un profeta más que en su tierra
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 6, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían
sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».
Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía:
«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 4ª semana • Año par

Primera Lectura

Yo emprendo el camino de todos. Ten valor, Salomón, y sé hombre
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 2, 1-4. 10-12)
Se acercaban los días de la muerte de David y este aconsejó a su hijo Salomón:
«Yo emprendo el camino de todos. Ten valor y sé hombre. Guarda lo que el Señor tu Dios manda guardar siguiendo sus caminos, observando sus preceptos, órdenes, instrucciones y sentencias, como está escrito en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todo lo que hagas y adondequiera que vayas. El Señor cumplirá así la promesa que hizo diciendo:
"Si tus hijos vigilan sus pasos, caminando fielmente ante mí, con todo su corazón y toda su alma, no te faltará uno de los tuyos sobre el trono de Israel"».
David se durmió con sus padres y lo sepultaron en la Ciudad de David.
Cuarenta años reinó David sobre Israel; siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén.
Salomón se sentó en el trono de David su padre y el reino quedó establecido sólidamente en su mano.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

1Cro 29
R/. Tú eres Señor del universo.
Tu, Dómine, domináris ómnia.

Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.

Tú eres Señor del universo.
Tu, Dómine, domináris ómnia.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra.

Tú eres Señor del universo.
Tu, Dómine, domináris ómnia.

Tú eres rey y soberano de todo
De ti viene la riqueza y la gloria.

Tú eres Señor del universo.
Tu, Dómine, domináris ómnia.

Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.

Tú eres Señor del universo.
Tu, Dómine, domináris ómnia.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 1, 15
Está cerca el Reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio.
Appropinquávit regnum Dei; paenitémini et crédite Evangélio.

Evangelio

Los fue enviando
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 6, 7-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía:
«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 4ª semana • Año par

Primera Lectura

Con todo su corazón David entonó himnos, demostrando el amor por su Creador
Lectura del libro del Eclesiástico. (Si 47, 2-11)
Como se separa la grasa en el sacrificio de comunión, así David fue separado de entre los hijos de Israel.
Jugó con los leones como si fueran cabritos,
y con los osos como si fueran corderos.
¿Acaso no mató de joven al gigante,
y quitó el oprobio del pueblo,
lanzando la piedra con la honda
y abatiendo la arrogancia de Goliat?
Porque invocó al Señor altísimo,
quien dio vigor a su diestra,
para aniquilar al potente guerrero
y reafirmar el poder de su pueblo.
Por eso lo glorificaron por los diez mil
y lo alabaron por las bendiciones del Señor,
ofreciéndole la diadema de gloria.
Pues él aplastó a los enemigos del contorno,
aniquiló a los filisteos, sus adversarios,
para siempre quebrantó su poder.
Por todas sus acciones daba gracias
al Altísimo, el Santo, proclamando su gloria.
Con todo su corazón entonó himnos,
demostrando el amor por su Creador.
Organizó coros de salmistas ante el altar,
y con sus voces armonizó los cantos;
y cada día tocarán su música.
Dio esplendor a las fiestas,
embelleció las solemnidades a la perfección,
haciendo que alabaran el santo nombre del Señor,
llenando de cánticos el santuario desde la aurora.
El Señor le perdonó sus pecados
y exaltó su poder para siempre:
le otorgó una alianza real
y un trono de gloria en Israel.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 17 (Sal 18)
R/. Bendito sea mi Dios y Salvador.
Benedictus sit Deus salútis meae!

Perfecto es el camino de Dios,
acendrada es la promesa del Señor;
él es escudo para los que a él se acogen.

Bendito sea mi Dios y Salvador.
Benedictus sit Deus salútis meae!

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Te daré gracias entre las naciones, Señor,
y tañeré en honor de tu nombre.

Bendito sea mi Dios y Salvador.
Benedictus sit Deus salútis meae!

Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu ungido,
de David y su linaje por siempre.

Bendito sea mi Dios y Salvador.
Benedictus sit Deus salútis meae!

Aclamación antes del Evangelio

Lc 8, 15
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios con un corazón noble y generoso,
la guardan y dan fruto con perseverancia.
Beáti qui in corde bono et óptimo verbum Dei rétinent, et fructum áfferunt in patiéntia.

Evangelio

Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 6, 14-29)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey de Herodes oyó hablar de él.
Unos decían:
«Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él».
Otros decían:
«Es Elías».
Otros:
«Es un profeta como los antiguos».
Herodes, al oírlo, decía:
«Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado».
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy
perplejo, aunque lo oía con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:
«Pídeme lo que quieras, que te lo daré».
Y le juró:
«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino». Ella salió a preguntarle a su madre:
«¿Qué le pido?».
La madre le contestó:
«La cabeza de Juan el Bautista».
Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:
«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 4ª semana • Año par

Primera Lectura

Concede a tu siervo un corazón atento para juzgar a tu pueblo
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 3, 4-13)
En aquellos días, el rey Salomón acudió a Gabaón a ofrecer mil holocaustos sobre aquel altar, pues era aún el santuario
principal.
Aquella noche el Señor se apareció allí en sueños a Salomón y le dijo:
«Pídeme lo que deseas que te dé».
Salomón respondió:
«Has actuado con gran benevolencia hacia tu siervo David, mi padre, porque caminaba en tu presencia con lealtad, justicia y rectitud de corazón. Has tenido para con él una gran benevolencia, concediéndole un hijo que había de sentarse en su trono, como sucede en este día.
Pues bien, Señor mi Dios: Tú has hecho rey a tu siervo en lugar de David mi padre, pero yo soy un muchacho joven y no sé por dónde empezar o terminar. Tu siervo está en medio de tu pueblo, el que tú te elegiste, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. Concede, pues, a tu siervo, un corazón atento para juzgar a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal. Pues, cierto, ¿quién podrá hacer justicia a este pueblo tuyo tan inmenso?».
Agradó al Señor esta súplica de Salomón.
Entonces le dijo Dios:
«Por haberme pedido esto y no una vida larga o riquezas para ti, por no haberme pedido la vida de tus enemigos sino inteligencia para atender a la justicia, yo obraré según tu palabra: te concedo, pues, un corazón sabio e inteligente, como no ha habido antes de ti ni surgirá otro igual después de ti.
Te concedo también aquello que no has pedido, riquezas y gloria mayores que las de ningún otro rey mientras vivas».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. Enséñame, Señor, tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

¿Cómo podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo tus palabras.

Enséñame, Señor, tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos.

Enséñame, Señor, tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti.

Enséñame, Señor, tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

Bendito eres, Señor,
enséñame tus decretos.

Enséñame, Señor, tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

Mis labios van enumerando
todos los mandamientos de tu boca.

Enséñame, Señor, tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas.

Enséñame, Señor, tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

Evangelio

Andaban como ovejas que no tienen pastor
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 6, 30-34)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo:
«Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  5º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 5ª semana • Año par

Primera Lectura

Acarrearon el Arca de la Alianza al Santo de los Santos, y la nube llenó el templo del Señor
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 8, 1-7.9-13)
En aquellos días, congregó Salomón a los ancianos de Israel en Jerusalén –todos los jefes de las tribus y los cabezas
de familia de los hijos de Israel ante el rey–, para hacer subir el Arca de la Alianza del Señor desde la ciudad de David, Sión. En torno al rey Salomón se congregaron todos los varones de Israel. En el mes de Etanim, el mes séptimo, por la fiesta, vinieron todos los ancianos de Israel y los sacerdotes condujeron el Arca e hicieron subir el Arca del Señor y la Tienda del Encuentro, con todos los objetos sagrados que había en ella.
El rey Salomón y todo Israel, la comunidad de Israel reunida en torno a él ante el Arca, sacrificaron ovejas y bueyes en número no calculable ni contable.
Los sacerdotes acarrearon el Arca de la Alianza del Señor al santuario del templo, el Santo de los Santos, a su lugar propio bajo las alas de los querubines. Estos extendían sus alas sobre el lugar del Arca, cubriendo el Arca y sus varales.
No había en el Arca más que las dos tablas de piedra que Moisés depositó allí en el Horeb: las tablas de la alianza que estableció el Señor con los hijos de Israel cuando salieron de la tierra de Egipto.
Cuando salieron los sacerdotes del santuario -pues ya la nube había llenado el templo del Señor-, no pudieron permanecer ante la nube para completar el servicio, ya que la gloria del Señor llenaba el templo del Señor.
Dijo entonces Salomón:
«El Señor puso el sol en los cielos,
mas ha decidido habitar en densa nube.
He querido erigirte una casa para morada tuya,
un lugar donde habites para siempre».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 131 (Sal 132)
R/. ¡Levántate, Señor, ven a tu mansión!
Surge, Dómine, in réquiem tuam

Oímos que estaba en Efratá,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.

¡Levántate, Señor, ven a tu mansión!
Surge, Dómine, in réquiem tuam

Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de justicia,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.

¡Levántate, Señor, ven a tu mansión!
Surge, Dómine, in réquiem tuam

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 23
Jesús proclamaba el evangelio del reino, y curaba toda dolencia del pueblo.
Praedicábat Iesus Evangélium regni, et sanábat omnem infirmitatem in pópulo.

Evangelio

Los que lo tocaban se curaban
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 6, 53-56)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron.
Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron
a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a
los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 5ª semana • Año par

Primera Lectura

Declaraste: «Allí estará mi Nombre». Escucha la súplica de tu pueblo Israel
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 8, 22-23. 27-30)
En aquellos días, Salomón se puso en pie ante el altar del Señor frente a toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo:
«Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú arriba en los cielos ni abajo en la tierra, tú que guardas la alianza y la fidelidad a tus siervos que caminan ante ti de todo corazón.
¿Habitará Dios con los hombres en la tierra? Los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte, ¡cuánto menos este templo que yo te he erigido!
Inclínate a la plegaria y a la súplica de tu siervo, Señor, Dios mío. Escucha el clamor y la oración que tu siervo entona hoy en tu presencia. Que día y noche tus ojos se hallen abiertos hacia este templo, hacia este lugar del que declaraste: "Allí estará mi Nombre". Atiende la plegaría que tu servidor entona en este lugar. Escucha la súplica que tu siervo y tu pueblo Israel entonen en este lugar. Escucha tú, hacia el lugar de tu morada, hacia el cielo, escucha y perdona».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 83 (Sal 84)
R/. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor del universo,
Rey mío y Dios mío.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Fíjate, oh, Dios, escudo nuestro,
mira el rostro de tu Ungido.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 118 (Sal 119)
Inclina mi corazón, oh, Dios, a tus preceptos; y dame la gracia de tu ley.
Inclína cor meum, Deus, in testimónia tua; et legem tuam da mihi benígne.

Evangelio

Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 7, 1-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir,
sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Y los fariseos y los escribas le preguntaron:
«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío,
porque la doctrina que enseñan
son preceptos humanos".
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Y añadió:
«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte". Pero vosotros decís: "Si uno le dice al padre o a la madre: "los bienes con que podría ayudarte son corbán", es decir, ofrenda sagrada, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 5ª semana • Año par

Primera Lectura

La reina de Saba percibió la sabiduría de Salomón
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 10, 1-10)
En aquellos días, la reina de Saba oyó la fama de Salomón, en honor del nombre del Señor, y vino a ponerlo a prueba
con enigmas.
Llegó a Jerusalén con una gran fuerza de camellos portando perfumes, oro en cantidad y piedras preciosas. Ante Salomón se presentó para plantearle cuanto había ideado. El rey resolvió sus preguntas todas, pues no había cuestión tan arcana que él no pudiese desvelar. Cuando la reina de Saba percibió la sabiduría de Salomón, el palacio que había construido, los manjares de su mesa, las residencias de sus servidores, el porte y vestimenta de sus ministros, sus coperos y los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó sin
respiración y dijo al rey:
«Era verdad cuanto oí en mi tierra acerca de tus enigmas y tu sabiduría. No daba crédito a lo que se decía, pero ahora he venido y mis propios ojos lo han visto. ¡Ni la mitad me narraron! Tu conocimiento y prosperidad superan con mucho las noticias que yo escuché. Dichosas tus mujeres, dichosos estos servidores tuyos siempre en tu presencia escuchando tu sabiduría. Bendito sea el Señor, tu Dios, que se ha complacido en ti y te ha situado en el trono de Israel. Pues, por el amor eterno del Señor a Israel, te ha puesto como rey para administrar derecho y justicia».
Ofreció al rey ciento veinte talentos de oro y gran cantidad de esencias perfumadas y piedras preciosas. Jamás llegaron en tal abundancia perfumes como los que la reina de Saba dio a Salomón.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 36 (Sal 37)
R/. La boca del justo expone la sabiduría.
Os iusti meditábitur sapiéntiam.

Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía.

La boca del justo expone la sabiduría.
Os iusti meditábitur sapiéntiam.

La boca del justo expone la sabiduría,
su lengua explica el derecho;
porque lleva en el corazón la ley de su Dios,
y sus pasos no vacilan.

La boca del justo expone la sabiduría.
Os iusti meditábitur sapiéntiam.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él.

La boca del justo expone la sabiduría.
Os iusti meditábitur sapiéntiam.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 17, 17
Tu palabra, Señor, es verdad; santifícalos en la verdad.
Sermo tuus, Dómine, véritas est; sanctífica nos in veritáte.

Evangelio

Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 7, 14-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo:
«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina».
(Con esto declaraba puros todos los alimentos).
Y siguió:
«Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 5ª semana • Año par

Primera Lectura

Por no guardar la alianza, voy a arrancar el reino de tus manos; pero daré a tu hijo una tribu, en atención a David
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 11, 4-13)
Cuando el rey Salomón llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses y su corazón no fue por
entero del Señor, su Dios, como lo había sido el corazón de David, su padre.
Salomón iba en pos de Astarté, diosa de los sidonios, y de Milcón, abominación de los amonitas. Salomón hizo así lo malo a los ojos del Señor, no manteniéndose del todo al lado del Señor como David, su padre.
Edificó Salomón por entonces un altar a Camós, abominación de Moab, sobre el monte que está frente a Jerusalén, y otro a Milcón, abominación de los amonitas.
Lo mismo hizo con todas sus mujeres extranjeras que quemaban incienso y sacrificaban a sus dioses.
Y se enojó el Señor contra Salomón por haber desviado su corazón del Señor, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, dándole instrucciones sobre este asunto: que no fuera en pos de otros dioses. Pero no guardó lo que el Señor le había ordenado.
El Señor dijo a Salomón:
«Por haber actuado así y no guardar mi alianza y las leyes que te ordené, voy a arrancar el reino de tus manos y lo daré a un siervo tuyo. Pero no lo haré en vida tuya, en atención a David, tu padre, sino que lo arrancaré de manos de tu hijo.
Tampoco le arrancaré todo el reino, en atención a David, mi siervo, sino que daré a tu hijo una tribu en consideración a Jerusalén, a la que he elegido».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 105 (Sal 106)
R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui.

Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí
por amor a tu pueblo,
visítame con tu salvación.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui.

Emparentaron con los gentiles,
imitaron sus costumbres;
adoraron sus ídolos
y cayeron en sus lazos.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui.

Inmolaron a los demonios
sus hijos y sus hijas.
La ira del Señor se encendió contra su pueblo,
y aborreció su heredad.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui.

Aclamación antes del Evangelio

St 1, 21
Acoged con docilidad la palabra, que ha sido injertada en vosotros y es capaz de salvar vuestras vidas.
In mansuetúdine suscípite ínsitum verbum, quod potest salváre ánimas vestras.

Evangelio

Los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 7, 24-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse.
Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies.
La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
Él le dijo:
«Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella replicó:
«Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños».
Él le contestó:
«Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija».
Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 5ª semana • Año par

Primera Lectura

Israel se rebeló contra la casa de David
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 11, 29-32; 12, 19)
Sucedió entonces que Jeroboán salía de Jerusalén y se le presentó el profeta Ajías de Silo cubierto con un manto
nuevo.
Estando los dos solos en campo abierto, tomó Ajías el manto nuevo que llevaba puesto, lo rasgó en doce jirones y dijo a
Jeroboán:
«Toma diez jirones para ti, porque así dice el Señor, Dios de Israel: "Rasgaré el reino de manos de Salomón y te daré diez tribus. La otra tribu será para él, en atención a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que me elegí entre todas las tribus de Israel"».
Así Israel se rebeló contra la casa de David, hasta el día de hoy.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 80 (Sal 81)
R/. Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz.
Ego sum Dóminus Deus tuus: audi vocem meam.

No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué de la tierra de Egipto.

Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz.
Ego sum Dóminus Deus tuus: audi vocem meam.

Mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.

Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz.
Ego sum Dóminus Deus tuus: audi vocem meam.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
volvería mi mano contra sus adversarios.

Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz.
Ego sum Dóminus Deus tuus: audi vocem meam.

Aclamación antes del Evangelio

Hch 16, 14 b
Abre, Señor, nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
Aperi, Dómine, cor nostrum, ut intendámus verbis Fílii tui.

Evangelio

Hace oír a los sordos y hablar a los mudos
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 7, 31-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano.
Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.
Y mirando al cielo, suspiró y le dijo:
«Effetá» (esto es, «ábrete»).
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían:
«Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 5ª semana • Año par

Primera Lectura

Jeroboán fundió dos becerros de oro
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 12, 26-32; 13, 33-34)
En aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros:
«El reino podría volver todavía a la casa de David. Si el pueblo continúa subiendo para ofrecer sacrificios en el templo del Señor en Jerusalén, el corazón del pueblo se volverá a su señor, a Roboán, rey de Judá, y me matarán».
Y tras pedir consejo, el rey fundió dos becerros de oro y dijo al pueblo:
«Basta ya de subir a Jerusalén. Este es tu dios, Israel, el que te hizo subir de la tierra de Egipto»,
e instaló uno en Betel y otro en Dan. Este hecho fue ocasión de pecado. El pueblo marchó delante de uno a Betel y delante del otro hasta Dan.
Construyó lugares de culto en los altos e instituyó sacerdotes del común del pueblo que no eran descendientes de Leví.
Jeroboán estableció una fiesta en el mes octavo, el día quince del mes, a semejanza de la que se celebraba en Judá. Subió al altar que había edificado en Betel a ofrecer sacrificios a los becerros que había esculpido y estableció en Betel sacerdotes para los lugares de culto que instituyó.
Después de esto, Jeroboán no se convirtió de su mal camino y siguió consagrando para los lugares de culto sacerdotes tomados de entre el pueblo común; a todo el que deseaba,
lo consagraba sacerdote de los lugares de culto.
Este proceder condujo a la casa de Jeroboán al pecado y a su perdición y exterminio de la superficie de la tierra.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 105 (Sal 106)
R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui.

Hemos pecado como nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui.

En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui.

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en la tierra de Cam,
portentos junto al mar Rojo.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 4 b
No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procédit de ore Dei.

Evangelio

La gente comió hasta quedar saciada
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 8, 1-10)
Gloria a ti, Señor.
Por aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Además, algunos han venido desde lejos».
Le replicaron sus discípulos:
«¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?».
Él les preguntó:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete».
Mandó que la gente se sentara en el suelo y tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces; y Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también.
La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  6º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

   Lunes 6ª semana • Año par

Primera Lectura

La autenticidad de vuestra fe produce paciencia, para que seáis perfectos e íntegros
Comienzo de la carta del apóstol Santiago. (St 1, 1-11)
Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus en la diáspora: saludos.
Considerad, hermanos míos, un gran gozo cuando os veáis rodeados de toda clase de pruebas, sabiendo que la autenticidad de vuestra fe produce paciencia. Pero que la paciencia lleve consigo una obra perfecta, para que seáis perfectos e íntegros, sin ninguna deficiencia.
Y si alguno de vosotros carece de sabiduría, pídasela a Dios, que da a todos generosamente y sin reproche alguno, y él se la concederá.
Pero que pida con fe, sin titubear nada, pues el que titubea se parece a una ola del mar agitada y sacudida por el viento. No se crea un individuo así que va a recibir algo del Señor; es un hombre inconstante, indeciso en todos sus caminos.
Que el hermano de condición humilde se sienta orgulloso de su alta dignidad, y el rico de su pequeñez, porque pasará como flor de hierba. Pues sale el sol con su ardor y seca la hierba, se cae la flor y se pierde la belleza de su aspecto; así también se marchitará el rico en sus empresas.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
Véniat mihi miseratiónes tuae, Dómine et vivam.

Antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa.

Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
Véniat mihi miseratiónes tuae, Dómine et vivam.

Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus decretos.

Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
Véniat mihi miseratiónes tuae, Dómine et vivam.

Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus decretos.

Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
Véniat mihi miseratiónes tuae, Dómine et vivam.

Más estimo yo la ley de tu boca
que miles de monedas de oro y plata.

Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
Véniat mihi miseratiónes tuae, Dómine et vivam.

Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir.

Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
Véniat mihi miseratiónes tuae, Dómine et vivam.

Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo.

Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.
Véniat mihi miseratiónes tuae, Dómine et vivam.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 6 bc
Yo soy el camino y la verdad y la vida –dice el Señor–; nadie va al Padre sino por mí.
Ego sum via, véritas et vita, dicit Dóminus; nemo venit ad Patrem, nisi per me.

Evangelio

¿Por qué esta generación reclama un signo?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 8, 11-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo:
«¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación».
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 6ª semana • Año par

Primera Lectura

Dios no tienta a nadie
Lectura de la carta del apóstol Santiago. (St 1, 12-18)
Bienaventurado el hombre que aguanta la prueba, porque, si sale airoso, recibirá la corona de la vida que el
Señor prometió a los que lo aman.
Cuando alguien se vea tentado, que no diga: «Es Dios quien me tienta»; pues Dios no es tentado por el mal y él no tienta a nadie.
A cada uno lo tienta su propio deseo cuando lo arrastra y lo seduce; después el deseo concibe y da a luz al pecado, y entonces el pecado, cuando madura, engendra muerte.
No os engañéis, mis queridos hermanos. Todo buen regalo y todo don perfecto viene de arriba, procede del Padre de las luces, en el cual no hay ni alteración ni sombra de mutación.
Por propia iniciativa nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 93 (Sal 94)
R/. Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor.
Beatus homo quem tu erudieris, Dómine.

Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros.

Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor.
Beatus homo quem tu erudieris, Dómine.

Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el juicio retornará a la justicia,
y la seguirán todos los rectos de corazón.

Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor.
Beatus homo quem tu erudieris, Dómine.

Cuando pensaba que iba a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostenía;
cuando se multiplican mis preocupaciones,
tus consuelos son mi delicia.

Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor.
Beatus homo quem tu erudieris, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis diligit me, sermonem meun servabit, et Pater meus diliget eum, et ad eum veniemus

Evangelio

Evitad la levadura de los fariseos y de Herodes
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 8, 14-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó tomar pan
y no tenían más que un pan en la barca.
Y Jesús les ordenaba diciendo:
«Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes». Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes. Dándose cuenta, les dijo Jesús:
«¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?».
Ellos contestaron:
«Doce».
«Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?».
Le respondieron:
«Siete».
Él les dijo:
«¿Y no acabáis de comprender?».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 6ª semana • Año par

Primera Lectura

Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla
Lectura de la carta del apóstol Santiago. (St 1, 19-27)
Tened esto presente, mis queridos hermanos: que toda persona sea pronta para escuchar, lenta para hablar y lenta a
la ira, pues la ira del hombre no produce la justicia que Dios quiere.
Por eso, desechad toda inmundicia y la carga de mal que os sobra y acoged con docilidad esa palabra, que ha sido injertada en vosotros y es capaz de salvar vuestras vidas.
Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos. Porque quien oye la palabra y no la pone en práctica, ese se parece al hombre que se miraba la cara en un espejo y, apenas se miraba, daba media vuelta y se olvidaba de cómo era.
Pero el que se concentra en una ley perfecta, la de la libertad, y permanece en ella, no como oyente olvidadizo, sino poniéndola en práctica, ese será dichoso al practicarla.
Si alguien se cree religioso y no refrena su lengua, sino que se engaña a sí mismo, su religiosidad está vacía.
La religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre es esta: atender a huérfanos y viudas en su aflicción y mantenerse incontaminado del mundo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 14 (Sal 15)
R/. ¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor?
Quis requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.

¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor?
Quis requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.
El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.

¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor?
Quis requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.

¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor?
Quis requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Ef 1, 17-18
El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama.
Pater Dómini nostri Iesu Christi illúminet óculos cordis nostri, ut sciámus quae sit spes vocatiónis nostrae.

Evangelio

El ciego estaba curado y veía todo con claridad
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 8, 22-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida.
Y le trajeron a un ciego pidiéndole que lo tocase.
Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó:
«¿Ves algo?».
Levantando los ojos dijo:
«Veo hombres, me parecen árboles, pero andan».
Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad.
Jesús lo mandó a casa diciéndole que no entrase en la aldea.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 6ª semana • Año par

Primera Lectura

¿Acaso no eligió Dios a los pobres? Vosotros, en cambio, habéis ultrajado al pobre
Lectura de la carta del apóstol Santiago. (St 2, 1-9)
Hermanos míos, no mezcléis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas.
Suponed que en vuestra asamblea entra un hombre con sortija de oro y traje lujoso, y entra también un pobre con traje mugriento; si vosotros atendéis al que lleva el traje de lujo y le decís: «Tú siéntate aquí cómodamente», y al pobre le decís:
«Tú quédate ahí de pie» o «siéntate en el suelo, a mis pies», ¿no estáis haciendo discriminaciones entre vosotros y convirtiéndoos en jueces de criterios inicuos?
Escuchad, mis queridos hermanos: ¿acaso no eligió Dios a los pobres según el mundo como ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que lo aman?
Vosotros, en cambio, habéis ultrajado al pobre.
¿No son los ricos los que os oprimen e incluso os arrastran a los tribunales? ¿No son ellos los que injurian el hermoso Nombre que ha sido invocado sobre vosotros?
Si cumplís la que, según la Escritura, es la ley regia: «Amar a tu prójimo como a ti mismo», hacéis bien; pero si establecéis diferencias entre las personas, cometéis pecado y esa ley os acusa como transgresores.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 33 (Sal 34)
R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamávit, et Dóminus exaudívit eum.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.

El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamávit, et Dóminus exaudívit eum.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.

El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamávit, et Dóminus exaudívit eum.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.

El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamávit, et Dóminus exaudívit eum.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 6, 63 c.68c
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna.
Verba tua, Dómine, spíritus et vita sunt; verba vita aetérnae habes.

Evangelio

Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 8, 27-33)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos le contestaron:
«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».
Tomando la palabra Pedro le dijo:
«Tú eres el Mesías».
Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto. Y empezó a instruirlos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:
«¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 6ª semana • Año par

Primera Lectura

Lo mismo que el cuerpo sin aliento está muerto, así también la fe sin obras está muerta
Lectura de la carta del apóstol Santiago. (St 2, 14-24.26)
¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe?
Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de vosotros les dice: «Id en paz, abrigaos y saciaos», pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?
Así es también la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro. Pero alguno dirá:
«Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe».
Tú crees que hay un solo Dios. Haces bien. Hasta los demonios lo creen y tiemblan.
¿Quieres enterarte, insensato, de que la fe sin las obras es inútil? Abrahán, nuestro padre, ¿no fue justificado por sus obras al ofrecer a Isaac, su hijo, sobre el altar? Ya ves que la fe concurría con sus obras y que esa fe, por las obras, logró la perfección.
Así se cumplió la Escritura que dice: «Abrahán creyó a Dios y eso le fue contado como justicia» y fue llamado «amigo de Dios».
Ya veis cómo el hombre es justificado por las obras y no solo por la fe.
Pues lo mismo que el cuerpo sin aliento está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 111 (Sal 112)
R/. Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.
Beátus vir qui in mandatis Dómini cupit nimis.

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.
Beátus vir qui in mandatis Dómini cupit nimis.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura por siempre.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.
Beátus vir qui in mandatis Dómini cupit nimis.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo.

Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.
Beátus vir qui in mandatis Dómini cupit nimis.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15
A vosotros os llamo amigos –dice el Señor–, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
Vos dixi amicos, dicit Dominus, quia omnia quaecumque audivi a Patre meo, nota feci vobis

Evangelio

El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 8, 34-38; 9, 1)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, llamando a la gente y a sus discípulos, Jesús les dijo:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles».
Y añadió:
«En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios en toda su potencia».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 6ª semana • Año par

Primera Lectura

La lengua nadie puede domarla
Lectura de la carta del apóstol Santiago. (St 3, 1-10)
No os constituyáis muchos en maestros, hermanos míos, pues sabemos que nosotros recibiremos una sentencia
más severa, porque todos faltamos a menudo.
Si alguien no falta en el hablar, ese es un hombre perfecto, capaz de controlar también todo su cuerpo.
A los caballos les metemos el freno en la boca para que ellos nos obedezcan, y así dirigimos a todo el animal. Fijaos también que los barcos, siendo tan grandes e impulsados por vientos tan recios, se dirigen con un timón pequeñísimo por donde el piloto quiere navegar.
Lo mismo pasa con la lengua: es un órgano pequeño, pero alardea de grandezas.
Mirad, una chispa insignificante puede incendiar todo un bosque. También la lengua es fuego, un mundo de iniquidad; entre nuestros miembros, la lengua es la que contamina a la persona entera y va quemando el curso de la existencia, pero ella es quemada, a su vez, por la «gehenna».
Pues toda clase de fieras y pájaros, de reptiles y bestias marinas pueden ser domadas y de hecho lo han sido por el hombre. En cambio, la lengua nadie puede domarla, es un mal incansable cargado de veneno mortal. Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, creados a semejanza de Dios. De la misma boca sale bendición y maldición. Eso no puede ser así, hermanos míos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 11 (Sal 12)
R/. Tú nos guardarás, Señor.
Tu, Dómine, servávis nos.

Sálvanos, Señor, que se acaban los buenos,
que desaparece la lealtad entre los hombres:
no hacen más que mentir a su prójimo,
hablan con labios embusteros
y con doblez de corazón.

Tú nos guardarás, Señor.
Tu, Dómine, servávis nos.

Extirpe el Señor los labios embusteros
y la lengua fanfarrona
de los que dicen: «La lengua es nuestra fuerza, nuestros labios nos defienden,
¿quién será nuestro amo?».

Tú nos guardarás, Señor.
Tu, Dómine, servávis nos.

Las palabras del Señor son palabras auténticas, como plata limpia de ganga,
refinada siete veces.
Tú nos guardarás, Señor,
nos librarás para siempre de esa gente.

Tú nos guardarás, Señor.
Tu, Dómine, servávis nos.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 9, 7
Se abrieron los cielos y se oyó la voz del Padre: «Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
Caeli aperti sunt et vox Patris intonuit:"Hic est Filius meus carissimus; audite illum"

Evangelio

Se transfiguró delante de ellos
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 9, 2-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago
y a Juan, sube aparte con ellos solos a un monte alto, y
se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer
tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía qué decir, pues estaban asustados.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Le preguntaron:
«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?». Les contestó él:
«Elías vendrá primero y lo renovará todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Elías ya ha venido y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito acerca de él».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  7º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 7ª semana • Año par

Primera Lectura

Si en vuestro corazón tenéis rivalidad, no presumáis
Lectura de la carta del apóstol Santiago. (St 3, 13-18)
Queridos hermanos:
¿Quién de vosotros es sabio y experto? Que muestre sus obras como fruto de la buena conducta, con la delicadeza propia de la sabiduría.
Pero si en vuestro corazón tenéis envidia amarga y rivalidad, no presumáis, mintiendo contra la verdad.
Esa no es la sabiduría que baja de lo alto, sino la terrena, animal y diabólica.
Pues donde hay envidia y rivalidad, hay turbulencia y todo tipo de malas acciones.
En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera.
El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 18 (Sal 19)
R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustítiae Dómini rectae laetificántes corda.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustítiae Dómini rectae laetificántes corda.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustítiae Dómini rectae laetificántes corda.

El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustítiae Dómini rectae laetificántes corda.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, Roca mía, Redentor mío.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustítiae Dómini rectae laetificántes corda.

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvator noster Iesus Christus destruxit mortem, et illuminavit vitam per Evangelium

Evangelio

Creo, Señor, pero ayuda mi falta de fe
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 9, 14-29)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y los tres discípulos bajaron del monte y volvieron a donde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor y a unos escribas discutiendo con ellos.
Al ver a Jesús, la gente se sorprendió y corrió a saludarlo. Él les preguntó:
«¿De qué discutís?».
Uno de la gente le contestó:
«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no lo deja hablar; y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen y no han sido capaces».
Él, tomando la palabra, les dice:
«¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo».
Se lo llevaron.
El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; este cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre:
«¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?».
Contestó él:
«Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos».
Jesús replicó:
«¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe».
Entonces el padre del muchacho se puso a gritar:
«Creo, pero ayuda mi falta de fe».
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:
«Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él».
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.
El niño se quedó como un cadáver, de modo que muchos decían que estaba muerto.
Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas:
«¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?».
Él les respondió:
«Esta especie solo puede salir con oración».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 7ª semana • Año par

Primera Lectura

Pedís y no recibís, porque pedís mal
Lectura de la carta del apóstol Santiago. (St 4, 1-10)
Queridos hermanos:
¿De dónde proceden los conflictos y las luchas que se dan entre vosotros? ¿No es precisamente de esos deseos de placer que pugnan dentro de vosotros? Ambicionáis y no tenéis, asesináis y envidiáis y no podéis conseguir nada, lucháis y os hacéis la guerra, y no obtenéis porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, con la intención de satisfacer vuestras pasiones.
Adúlteros, ¿no sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, si alguno quiere ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios.
¿O es que pensáis que la Escritura dice en vano: «El espíritu que habita en nosotros inclina a la envidia»? Pero la gracia que concede es todavía mayor; por eso dice: «Dios resiste a los soberbios, mas da su gracia a los humildes».
Por tanto, sed humildes ante Dios, pero resistid al diablo y huirá de vosotros. Acercaos a Dios y él se acercará a vosotros.
Lavaos las manos, pecadores; purificad el corazón, los inconstantes. Lamentad vuestra miseria, haced duelo y llorad; que vuestra risa se convierta en duelo y vuestra alegría en aflicción. Humillaos ante el Señor y él os ensalzará.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 54 (Sal 55)
R/. Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.
Iacta super Dóminum curam tuam, et ipse te enútriet.

Y pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto».

Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.
Iacta super Dóminum curam tuam, et ipse te enútriet.

«Esperaría en el que puede salvarme
del huracán y la tormenta».
¡Destrúyelos, Señor,
confunde sus lenguas!

Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.
Iacta super Dóminum curam tuam, et ipse te enútriet.

Pues veo en la ciudad violencia y discordia:
día y noche hacen la ronda sobre sus murallas.

Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.
Iacta super Dóminum curam tuam, et ipse te enútriet.

Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás que el justo caiga.

Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.
Iacta super Dóminum curam tuam, et ipse te enútriet.

Aclamación antes del Evangelio

Ga 6, 14
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz del Señor, por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.
Mihi absit gloriári nisi in cruce Dómine, per quem mihi mundus crucifíxus est, et ego mundo.

Evangelio

El Hijo del hombre va a ser entregado. Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 9, 30-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía:
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:
«¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 7ª semana • Año par

Primera Lectura

¡No sabéis qué es vuestra vida! Por tanto, decid: «Si el Señor quiere»
Lectura de la carta del apóstol Santiago. (St 4, 13-17)
Queridos hermanos:
Atención, ahora, los que decís: «Hoy o mañana iremos a tal ciudad y allí pasaremos un año, haremos negocio y ganaremos dinero». ¡Si ni siquiera sabéis qué será del día de mañana! ¿Qué es vuestra vida? Pues sois vapor que aparece un instante y después desaparece.
Más bien deberíais decir: «Si el Señor quiere y estamos vivos, haremos esto o lo otro».
Sin embargo, ahora presumís con vuestras fanfarronerías; todo alarde de ese estilo es malo.
Por tanto, el que sabe cómo hacer el bien y no lo hace, ese está en pecado.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 48 (Sal 49)
R/. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Oíd esto, todas las naciones;
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles,
ricos y pobres.

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 6
Yo soy el camino y la verdad y la vida –dice el Señor–; nadie va al Padre sino por mí.
Ego sum via, veritas et vita, dicit Dóminus; nemo venit ad Patrem, nisi per me

Evangelio

El que no está contra nosotros está a favor nuestro
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 9, 38-40)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús:
«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».
Jesús respondió:
«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 7ª semana • Año par

Primera Lectura

El jornal de los obreros que habéis retenido está gritando, y los gritos han llegado a los oídos del Señor
Lectura de la carta del apóstol Santiago. (St 5, 1-6)
Atención, ahora, los ricos: llorad a gritos por las desgracias que se os vienen encima.
Vuestra riqueza está podrida y vuestros trajes se han apolillado. Vuestro oro y vuestra plata están oxidados y su herrumbre se convertirá en testimonio contra vosotros y devorará vuestras carnes como fuego.
¡Habéis acumulado riquezas… en los últimos días!
Mirad, el jornal de los obreros que segaron vuestros campos, el que vosotros habéis retenido, está gritando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor del universo.
Habéis vivido con lujo sobre la tierra y os habéis dado a la gran vida, habéis cebado vuestros corazones para el día de la matanza. Habéis condenado, habéis asesinado al inocente, el cual no os ofrece resistencia.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 48 (Sal 49)
R/. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Este es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor.

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura,
y el abismo es su casa.
Pero a mí, Dios me salva,
me arranca de las garras del abismo.

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con la generación de sus padres,
que no verán nunca la luz.

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Aclamación antes del Evangelio

1Ts 2, 13
Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios.
Accipite verbum Dei, non ut verbum hóminum, sed, sicut est vere, verbum Dei

Evangelio

Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la "gehenna"
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 9, 41-50)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la "gehenna", al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la "gehenna".
Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la "gehenna", donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 7ª semana • Año par

Primera Lectura

Mirad: el juez está ya a las puertas
Lectura de la carta del apóstol Santiago. (St 5, 9-12)
Hermanos, no os quejéis los unos de los otros, para que no seáis condenados; mirad: el juez está ya a las puertas.
Hermanos, tomad como modelo de resistencia y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor; mirad: nosotros proclamamos dichosos a los que tuvieron paciencia.
Habéis oído hablar de la paciencia de Job y ya sabéis el final que le concedió el Señor, porque el Señor es compasivo y misericordioso.
Y sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni hagáis otro tipo de juramento; que vuestro sí sea sí, y vuestro no, no, para que no caigáis bajo condena.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 102 (Sal 103)
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que lo temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 17, 17
Tu palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad.
Sermo tuus, Dómine, veritas est; sanctifica nos in veritate

Evangelio

Lo que Dios ha unido, que no lo separe hombre
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 10, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba.
Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba:
«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».
Él les replicó:
«¿Qué os ha mandado Moisés?».
Contestaron:
«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo:
«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo:
«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 7ª semana • Año par

Primera Lectura

Mucho puede la oración insistente del justo
Lectura de la carta del apóstol Santiago. (St 5, 13-20)
Queridos hermanos:
¿Está sufriendo alguno de vosotros? Rece. ¿Está contento? Cante. ¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que recen por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor. La oración hecha con fe salvará al enfermo y el Señor lo restablecerá; y si hubiera cometido algún pecado, le será perdonado.
Por tanto, confesaos mutuamente los pecados y rezad unos por otros para que os curéis: mucho puede la oración insistente del justo.
Elías era semejante a nosotros en el sufrimiento, y rezó insistentemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Volvió a rezar, y el cielo dio la lluvia y la tierra produjo su fruto.
Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro lo convierte, sepa que quien convierte a un pecador de su extravío se salvará de la muerte y sepultará un sinfín de pecados.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 140 (Sal 141)
R/. Suba, Señor, mi oración como incienso en tu presencia.
Dirigátur, Dómine, orátio mea sicut incénsum in conspéctu tuo

Señor, te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.

Suba, Señor, mi oración como incienso en tu presencia.
Dirigátur, Dómine, orátio mea sicut incénsum in conspéctu tuo

Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios.
Señor Dios, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso.

Suba, Señor, mi oración como incienso en tu presencia.
Dirigátur, Dómine, orátio mea sicut incénsum in conspéctu tuo

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti

Evangelio

Quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 10, 13-16)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».
Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  8º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 8ª semana • Año par

Primera Lectura

Sin haber visto a Cristo lo amáis y creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro. (1P 1, 3-9)
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesucristo, que, por su gran misericordia,
mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado
para una esperanza viva;
para una herencia incorruptible, intachable e inmarcesible, reservada en el cielo a vosotros,
que, mediante la fe, estáis protegidos con la fuerza de Dios; para una salvación dispuesta a revelarse en el momento final. Por ello os alegráis,
aunque ahora sea preciso padecer
un poco en pruebas diversas;
así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego,
merecerá premio, gloria y honor
en la revelación de Jesucristo;
sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él
y así os alegráis con un gozo inefable y radiante,
alcanzando así la meta de vuestra fe:
la salvación de vuestras almas.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 110 (Sal 111)
R/. El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit Dóminus in sáeculum testaménti sui.

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit Dóminus in sáeculum testaménti sui.

Él da alimento a los que lo temen
recordando siempre su alianza.
Mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit Dóminus in sáeculum testaménti sui.

Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza.
Su nombre es sagrado y temible.
La alabanza del Señor dura por siempre.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit Dóminus in sáeculum testaménti sui.

Aclamación antes del Evangelio

2Co 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza.
Iesus Christus egenus factus est, cum esset dives, ut illíus inopia vos divites essetis

Evangelio

Vende lo que tienes y sígueme
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 10, 17-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:
«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». Jesús le contestó:
«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».
Él replicó:
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud». Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:
«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme». A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque
era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
«¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».
Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:
«Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».
Ellos se espantaron y comentaban:
«Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 8ª semana • Año par

Primera Lectura

Profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros, por eso, manteniéndoos sobrios, confiad plenamente
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro. (1P 1, 10-16)
Queridos hermanos:
Sobre la salvación de las almas estuvieron explorando e indagando los profetas
que profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros tratando de averiguar a quién y a qué momento apuntaba el Espíritu de Cristo que había en ellos
cuando atestiguaban por anticipado la pasión del Mesías y su consiguiente glorificación.
Y se les reveló que no era en beneficio propio, sino en el vuestro por lo que administraban estas cosas
que ahora os anuncian quienes os proclaman el Evangelio con la fuerza del Espíritu Santo enviado desde el cielo.
Son cosas que los mismos ángeles desean contemplar. Por eso, ceñidos los lomos de vuestra mente y, manteniéndoos sobrios, confiad plenamente en la gracia que se os dará en la revelación de Jesucristo.
Como hijos obedientes, no os amoldéis a las aspiraciones que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia.
Al contrario, lo mismo que es santo el que os llamó, sed santos también vosotros en toda vuestra conducta, porque está escrito: «Seréis santos, porque yo soy santo».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 97 (Sal 98)
R/. El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum.

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 10, 28-31)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones- y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 8ª semana • Año par

Primera Lectura

Fuisteis liberados con una sangre preciosa, como la de un cordero sin mancha, Cristo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro. (1P 1, 18-25)
Queridos hermanos:
Ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios.
Ya que habéis purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad hasta amaros unos a otros como hermanos, amaos de corazón unos a otros con una entrega total, pues habéis sido regenerados, pero no a partir de una semilla corruptible sino de algo incorruptible, mediante la palabra de Dios viva y permanente, porque
«Toda carne es como hierba
y todo su esplendor como flor de hierba:
se agosta la hierba y la flor se cae,
pero la palabra del Señor permanece para siempre».
Pues esa es la palabra del Evangelio que se os anunció.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 147 (Sal 148)
R/. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Lauda, Ierúsalem, Dóminum.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.

Glorifica al Señor, Jerusalén.
Lauda, Ierúsalem, Dóminum.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz.

Glorifica al Señor, Jerusalén.
Lauda, Ierúsalem, Dóminum.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Glorifica al Señor, Jerusalén.
Lauda, Ierúsalem, Dóminum.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 10, 45
El Hijo del hombre ha venido a servir y dar su vida en rescate por muchos.
Filius hominis venit ut ministraret, et dare animan suam redemptionem pro multis

Evangelio

Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 10, 32-45)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los discípulos estaban subiendo por el camino hacia Jerusalén y Jesús iba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que lo seguían tenían
miedo. Él tomó aparte otra vez a los Doce y empezó a decirles lo que le iba a suceder:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará».
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
«Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir». Les preguntó:
«¿Qué queréis que haga por vosotros?».
Contestaron:
«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».
Contestaron:
«Podemos».
Jesús les dijo:
«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, llamándolos, les dijo:
«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 8ª semana • Año par

Primera Lectura

Vosotros sois un sacerdocio real, una nación santa, para que anunciéis las proezas del que os llamó
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro. (1P 2, 2-5)
Queridos hermanos:
Como niños recién nacidos, ansiad la leche espiritual, no adulterada, para que con ella vayáis progresando en la salvación, ya que «habéis gustado qué bueno es el Señor». Acercándoos a él, piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo. Vosotros sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa. Los que antes erais «no-pueblo», ahora sois «pueblo de Dios»,
los que antes erais «no compadecidos», ahora sois «objeto de compasión».
Queridos míos, como a extranjeros y peregrinos, os hago una llamada a que os apartéis de esos bajos deseos que combaten contra el alma.
Que vuestra conducta entre los gentiles sea buena, para que, cuando os calumnien como si fuerais malhechores, fijándose en vuestras buenas obras, den gloria a Dios el día de su venida.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 99 (Sal 100)
R/. Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exultatióne.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exultatióne.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exultatióne.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.

Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exultatióne.

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.

Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exultatióne.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 8, 12 b
Yo soy la luz del mundo –dice el Señor–; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Ego sum lux mundi, dicit Dóminus; qui sequitur me habebit lumen vitae

Evangelio

"Rabbuní" haz que recobre la vista
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 10, 46-52)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
«Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí».
Muchos lo increpaban para que se callara. Pero él gritaba más:
«Hijo de David, ten compasión de mí».
Jesús se detuvo y dijo:
«Llamadlo».
Llamaron al ciego, diciéndole:
«Ánimo, levántate, que te llama».
Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo:
«¿Qué quieres que te haga?».
El ciego le contestó:
«"Rabbuní", que recobre la vista».
Jesús le dijo:
«Anda, tu fe te ha salvado».
Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 8ª semana • Año par

Primera Lectura

Sed buenos administradores de la multiforme gracia de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro. (1P 4, 7-13)
Queridos hermanos:
El fin de todas las cosas está cercano. Así pues, sed sensatos y sobrios para la oración. Ante todo, mantened un amor intenso entre vosotros, porque el amor tapa multitud de pecados. Sed hospitalarios unos con otros sin protestar. Como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios, poned al servicio de los demás el carisma que cada uno ha recibido. Si uno habla, que sean sus palabras como palabras de Dios; si uno presta servicio, que lo haga con la fuerza que Dios le concede, para que Dios sea glorificado en todo, por medio de Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Queridos míos, no os extrañéis del fuego que ha prendido en vosotros y sirve para probaros, como si ocurriera algo extraño. Al contrario, estad alegres en la medida que compartís los sufrimientos de Cristo, de modo que, cuando se revele su gloria, gocéis de alegría desbordante.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 95 (Sal 96)
R/. Llega el Señor a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicáre terram.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey:
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente».

Llega el Señor a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicáre terram.

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque.

Llega el Señor a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicáre terram.

Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad

Llega el Señor a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicáre terram.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 16
Yo os he elegido del mundo –dice el Señor– para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
Ego elegi vos de mundo, ut eatis et fructum afferatis, et fructus vester maneat, dicit Dóminus

Evangelio

Mi casa será casa de oración para todos los pueblos. Tened fe en Dios
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 11, 11-25)
Gloria a ti, Señor.
Después que el gentío lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, en el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, salió hacia Betania con los Doce.
Al día siguiente, cuando salían de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas, y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo:
«Nunca jamás coma nadie frutos de ti»,
Los discípulos lo oyeron.
Llegaron a Jerusalén y, entrando en el templo, se puso a echar a los que vendían y compraban en el templo, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.
Y los instruía diciendo:
«¿No está escrito: "Mi casa será casa de oración para todos los pueblos"? Vosotros en cambio la habéis convertido en cueva de bandidos».
Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo admiraba su enseñanza, buscaban una manera de acabar con él.
Cuando atardeció, salieron de la ciudad.
A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús:
«Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado».
Jesús contestó:
«Tened fe en Dios. En verdad os digo que si uno dice a este monte: "Quítate y arrójate al mar", y no duda en su corazón, sino que cree en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que os lo han concedido y lo obtendréis.
Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 8ª semana • Año par

Primera Lectura

Dios puede preservaros de tropiezos y presentaros intachables ante su gloria
Lectura de la carta del apóstol san Judas. (Judas 1, 17.20b-25)
Queridos hermanos:
Acordaos de las predicciones de los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.
Basándoos en vuestra santísima fe y orando movidos por el Espíritu Santo, manteneos en el amor de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna.
Tened compasión con los que titubean, a unos salvadlos arrancándolos del fuego, a otros mostradles compasión, pero con cautela, aborreciendo hasta el vestido que esté manchado por el vicio.
Al que puede preservaros de tropiezos y presentaros intachables y exultantes ante su gloria, al Dios único, nuestro Salvador. Por medio de Jesucristo, nuestro Señor, sea la gloria y majestad, el poder y la soberanía desde siempre, ahora y por todos los siglos. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 62 (Sal 63)
R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Esto mihi, Dómine, in rupem praesidi

Oh, Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Esto mihi, Dómine, in rupem praesidi

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Esto mihi, Dómine, in rupem praesidi

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Esto mihi, Dómine, in rupem praesidi

Aclamación antes del Evangelio

Col 3, 16
La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza, dando gracias a Dios Padre por medio de Cristo.
Verbum Christi hábitet in vobis abundanter; gratias ágite Deo Patri per Christum.

Evangelio

¿Con qué autoridad haces esto?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 11, 27-33)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras este paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos,
y le decían:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad para hacer esto?».
Jesús les replicó:
«Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿era del cielo o de los hombres? Contestadme».
Se pusieron a deliberar:
«Sí decimos que es del cielo, dirá: "¿Y por qué no le habéis creído? ¿Pero cómo vamos a decir que es de los hombres?».
(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta).
Y respondieron a Jesús:
«No sabemos».
Jesús les replicó:
«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  9º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 9ª semana • Año par

Primera Lectura

Se nos han concedido las preciosas promesas, para que, por medio de ellas, seáis partícipes de la naturaleza divina
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro. (2P 1, 2-7)
Queridos hermanos:
A vosotros gracia y paz abundantes por el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor.
Pues su poder divino nos ha concedido todo lo que conduce a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento del que nos ha llamado con su propia gloria y potencia, con las cuales se nos han concedido las preciosas y sublimes promesas, para que, por medio de ellas, seáis partícipes de la naturaleza divina, escapando de la corrupción que reina en el mundo por la ambición; en vista de ello, poned todo empeño en añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia, a la paciencia la piedad, a la piedad el cariño fraterno, y al cariño fraterno el amor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 90 (Sal 91)
R/. Dios mío, confío en ti.
Deus meus, sperabo in te

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti».

Dios mío, confío en ti.
Deus meus, sperabo in te

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre;
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación».

Dios mío, confío en ti.
Deus meus, sperabo in te

«Lo defenderé, lo glorificaré
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación».

Dios mío, confío en ti.
Deus meus, sperabo in te

Aclamación antes del Evangelio

Ap 1, 5
Jesucristo, eres el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos; nos amaste y nos has librado de nuestros pecados con tu sangre.
Iesu Christe, testis es fidelis, primogenitus mortuorum: dilexisti nos, et lavasti peccata nostra in sanguine tuo.

Evangelio

Agarrando al hijo amado, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 12, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos:
«Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo azotaron y lo despidieron con las manos vacías. Les envió de nuevo otro criado; a este lo descalabraron e insultaron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos, a los que azotaron o los mataron.
Le quedaba uno, su hijo amado. Y lo envió el último, pensando:
"Respetarán a mi hijo".
Pero los labradores se dijeron:
"Este es el heredero. Venga, lo matamos y será nuestra la herencia".
Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, hará perecer a los labradores y arrendará la viña a otros.
¿No habéis leído aquel texto de la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?"».
Intentaron echarle mano, porque comprendieron que había dicho la parábola por ellos; pero temieron a la gente y, dejándolo allí, se marcharon.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 9ª semana • Año par

Primera Lectura

Esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro. (2P 3, 12-15a. 17-18)
Queridos hermanos:
¡Esperáis y apresuráis la llegada del Día de Dios! Ese día los cielos se disolverán incendiados y los elementos se derretirán abrasados.
Pero nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia, por eso, queridos míos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, intachables e irreprochables, y considerad que la paciencia de nuestro Señor es nuestra salvación.
Así pues, queridos míos, ya que estáis prevenidos, estad en guardia para que no os arrastre el error de esa gente sin principios ni decaiga vuestra firmeza. Por el contrario, creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él la gloria ahora y hasta el día eterno. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 89 (Sal 90)
R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refugium factus es nobis, a generatione in generationem.

Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refugium factus es nobis, a generatione in generationem.

Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refugium factus es nobis, a generatione in generationem.

Aunque uno viva setenta años,
y el más robusto hasta ochenta,
la mayor parte son fatiga inútil,
porque pasan aprisa y vuelan.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refugium factus es nobis, a generatione in generationem.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Que tus siervos vean tu acción
y sus hijos tu gloria.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refugium factus es nobis, a generatione in generationem.

Aclamación antes del Evangelio

Ef 1, 17-18
El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama
Pater Domini nostri Iesu Christi illuminet oculos cordis nostri, ut sciamus quae sit spes vocationis nostrae.

Evangelio

Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 12, 13-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, enviaron a Jesús algunos de los fariseos
y de los herodianos, para cazarlo con una pregunta.
Se acercaron y le dijeron:
«Maestro, sabemos que eres veraz y no te preocupa lo que digan; porque no te fijas en apariencias, sino que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?».
Adivinando su hipocresía, les replicó:
«¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea». Se lo trajeron. Y él les preguntó:
«¿De quién es esta imagen y esta inscripción?».
Le contestaron:
«Del César».
Jesús les replicó:
«Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Y se quedaron admirados.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 9ª semana • Año par

Primera Lectura

Reaviva el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos
Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo. (2Tm 1, 1-3. 6-12)
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios para anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a
Timoteo, hijo querido: gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.
Doy gracias a Dios, a quien sirvo, como mis antepasados, con conciencia limpia, porque te tengo siempre presente en mis oraciones noche y día.
Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza.
Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios.
Él nos salvó y nos llamó con una vocación santa, no por nuestras obras, sino según su designio y según la gracia que nos dio en Cristo Jesús desde antes de los siglos, la cual se ha manifestado ahora por la aparición de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que destruyó la muerte e hizo brillar la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio.
De este Evangelio fui constituido heraldo, apóstol y maestro. Esta es la razón por la que padezco tales cosas, pero no me avergüenzo, porque sé de quién me he fiado, y estoy firmemente persuadido de que tiene poder para velar por mi depósito hasta aquel día.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 122 (Sal 123)
R/. A ti, Señor, levanto mis ojos.
Ad te, Dómine, levávi óculos meos

A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores.

A ti, Señor, levanto mis ojos.
Ad te, Dómine, levávi óculos meos

Como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.

A ti, Señor, levanto mis ojos.
Ad te, Dómine, levávi óculos meos

Aclamación antes del Evangelio

Jn 11, 25.26
Yo soy la resurrección y la vida –dice el Señor–; el que cree en mí no morirá para siempre.
Ego sum resurréctio et vita, dicit dóminus; qui credit in me non moriétur in aetérnum.

Evangelio

No es Dios de muertos, sino de vivos
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 12, 18-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercan a Jesús unos saduceos, los cuales dicen que no hay resurrección, y le preguntan:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero no hijos, que se case con la viuda y dé descendencia a su hermano.
Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer.
Cuando llegue la resurrección y resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella».
Jesús les respondió:
«¿No estáis equivocados, por no entender la Escritura ni el poder de Dios? Pues cuando resuciten, ni los hombres se casarán ni las mujeres serán dadas en matrimonio, serán como ángeles del cielo.
Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: "Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob"? No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 9ª semana • Año par

Primera Lectura

La palabra de Dios no está encadenada. Si morimos con él, también viviremos con él
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo. (2Tm 2, 8-15)
Querido hermano:
Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David, según mi evangelio, por el que padezco hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada.
Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación y la gloria eterna en Cristo Jesús.
Es palabra digna de crédito:
Pues si morimos con él, también viviremos con él;
si perseveramos, también reinaremos con él;
si lo negamos, también él nos negará.
Si somos infieles, él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo.
Esto es lo que has de recordar, advirtiéndoles seriamente delante de Dios que no discutan sobre palabras; no sirve para nada y es funesto para los oyentes.
Procura con toda diligencia presentarte ante Dios como digno de aprobación, como un obrero que no tiene de qué avergonzarse, que imparte con rectitud la palabra de la verdad.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 24 (Sal 25)
R/. Señor, enséñame tus caminos.
Vias tuas, Domine, demonstra mihi

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.

Señor, enséñame tus caminos.
Vias tuas, Domine, demonstra mihi

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.

Señor, enséñame tus caminos.
Vias tuas, Domine, demonstra mihi

Las sendas del Señor son misericordia
y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía a los que lo temen,
y les da a conocer su alianza.

Señor, enséñame tus caminos.
Vias tuas, Domine, demonstra mihi

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvátor noster Iesus Christus destrúxit mortem, et illuminávit vitam per Evangélium

Evangelio

No hay mandamiento mayor que estos
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 12, 28 b-34)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús:
«El primero es: "Escucha Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser". El segundo es este: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 9ª semana • Año par

Primera Lectura

Los que quieran vivir piadosamente en Cristo serán perseguidos
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo. (2Tm 3, 10-17)
Querido hermano:
Me has seguido en la doctrina, la conducta, los propósitos, la fe, la magnanimidad, el amor, la paciencia, las persecuciones y los padecimientos, como aquellos que me sobrevinieron en Antioquía, Iconio y Listra.
¡Qué persecuciones soporté! Y de todas me libró el Señor.
Por otra parte, todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos. Pero los malvados y embaucadores irán de mal en peor, engañando a los demás y engañándose ellos mismos.
Tú, en cambio, permanece en lo que aprendiste y creíste, consciente de quiénes lo aprendiste, y que desde niño conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús.
Toda Escritura es inspirada por Dios y además útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

Muchos son los enemigos que me persiguen,
pero yo no me aparto de tus preceptos.

Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

El compendio de tu palabra es la verdad,
y tus justos juicios son eternos.

Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

Los nobles me perseguían sin motivo,
pero mi corazón respetaba tus palabras.

Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

Mucha paz tienen los que aman tu ley,
y nada los hace tropezar.

Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

Aguardo tu salvación, Señor,
y cumplo tus mandatos.

Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

Guardo tus preceptos y tus mandatos,
y tú tienes presentes mis caminos.

Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis diligit me, sermonem meum servabit, dicit Dominus; et Pater meus diliget eum, et ad eum veniemus

Evangelio

¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 12, 35-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó:
«¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice:
"Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos estrado de tus pies".
Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?». Una muchedumbre numerosa le escuchaba a gusto.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 9ª semana • Año par

Primera Lectura

Cumple tu tarea de evangelizador. Pues yo estoy a punto de ser derramado en libación y el Señor me dará la corona de la justicia
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo. (2Tm 4, 1-8)
Querido hermano:
Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y a muertos, por su manifestación y por su reino:
proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, reprocha, exhorta con toda magnanimidad y doctrina.
Porque vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que se rodearán de maestros a la medida de sus propios deseos y de lo que les gusta oír; y, apartando el oído de la verdad, se volverán a las fábulas.
Pero tú sé sobrio en todo, soporta los padecimientos, cumple tu tarea de evangelizador, desempeña tu ministerio. Pues yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente.
He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 70 (Sal 71)
R/. Mi boca contará tu salvación, Señor.
Os meum annuntiabit salutare tuum, Domine

Llena estaba mi boca de tu alabanza
y de tu gloria todo el día.
No me rechaces ahora en la vejez;
me van faltando las fuerzas, no me abandones.

Mi boca contará tu salvación, Señor.
Os meum annuntiabit salutare tuum, Domine

Yo, en cambio, seguiré esperando,
redoblaré tus alabanzas;
mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación.

Mi boca contará tu salvación, Señor.
Os meum annuntiabit salutare tuum, Domine

Contaré tus proezas, Señor mío;
narraré tu justicia, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas.

Mi boca contará tu salvación, Señor.
Os meum annuntiabit salutare tuum, Domine

Yo te daré gracias, Dios mío,
con el arpa, por tu lealtad;
tocaré para ti la cítara,
Santo de Israel.

Mi boca contará tu salvación, Señor.
Os meum annuntiabit salutare tuum, Domine

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 3
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beati pauperes spiritu, quoniam ipsorum est regnum caelorum

Evangelio

Esta viuda pobre ha echado más que nadie
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 12, 38-44)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús, instruyendo al gentío, les decía:
«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas,
buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa».
Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas, es decir, un cuadrante.
Llamando a sus discípulos, les dijo:
«En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  10º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 10ª semana • Año par

Primera Lectura

Elías sirve al Señor, Dios de Israel
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 17, 1-6)
En aquellos días, Elías, el tesbita, de Tisbé de Galaad, dijo a Ajab:
«Vive el Señor, Dios de Israel, ante quien sirvo, que no habrá en estos años rocío ni lluvia si no es por la palabra de mi boca».
La palabra del Señor llegó a Elías diciendo:
«Sal de aquí, dirígete hacia oriente y escóndete en el torrente de Querit, frente al Jordán. Habrás de beber sus aguas y he ordenado a los cuervos que allí te suministren alimento».
Fue a establecerse en el torrente de Querit, frente al Jordán, procediendo según la palabra del Señor.
Los cuervos le llevaban pan y carne por la mañana y lo mismo al atardecer; y bebía del torrente.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 120 (Sal 121)
R/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Adiutorium nostrum in nomine Domini, qui fecit caelum et terram

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Adiutorium nostrum in nomine Domini, qui fecit caelum et terram

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Adiutorium nostrum in nomine Domini, qui fecit caelum et terram

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Adiutorium nostrum in nomine Domini, qui fecit caelum et terram

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Adiutorium nostrum in nomine Domini, qui fecit caelum et terram

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 12 a
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
Gaudéte et exsultáte, quóniam merces vestra copiósa est in caelis.

Evangelio

Bienaventurados los pobres en el espíritu
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan
y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos
y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el
cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas
anteriores a vosotros».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 10ª semana • Año par

Primera Lectura

La orza de harina no se vació, según la palabra que había pronunciado el Señor por boca de Elías
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 17, 7-16)
En aquellos días, se secó el torrente donde estaba escondido Elías, pues no hubo lluvia sobre el país.
La palabra del Señor llegó entonces a Elías diciendo:
«Levántate, vete a Sarepta de Sidón y establécete, pues he ordenado a una mujer viuda de allí que te suministre alimento».
Se alzó y fue a Sarepta. Traspasaba la puerta de la ciudad en el momento en el que una mujer viuda recogía por allí leña. Elías la llamó y le dijo:
«Tráeme un poco de agua en el jarro, por favor, y beberé». Cuando ella fue a traérsela, él volvió a gritarle:
«Tráeme, por favor, en tu mano un trozo de pan». Ella respondió:
«Vive el Señor, tu Dios, que no me queda pan cocido; solo un puñado de harina en la orza y un poco de aceite en la alcuza. Estoy recogiendo un par de palos, entraré y prepararé el pan para mí y mi hijo, lo comeremos y luego moriremos».
Pero Elías le dijo:
«No temas. Entra y haz como has dicho, pero antes prepárame con la harina una pequeña torta y tráemela. Para ti y tu hijo la harás después. Porque así dice el Señor, Dios de
Israel:
"La orza de harina no se vaciará
la alcuza de aceite no se agotará
hasta el día en que el Señor conceda
lluvias sobre la tierra"».
Ella se fue y obró según la palabra de Elías, y comieron él, ella y su familia.
Por mucho tiempo la orza de harina no se vació ni la alcuza de aceite se agotó, según la palabra que había pronunciado el Señor por boca de Elías.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 4 (Sal 4)
R/. Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro.
Leva in signum super nos lumen vultus tui, Domine

Escúchame cuando te invoco, Dios de mi justicia;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?

Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro.
Leva in signum super nos lumen vultus tui, Domine

Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis,
reflexionad en el silencio de vuestro lecho.

Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro.
Leva in signum super nos lumen vultus tui, Domine

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?».
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en su trigo y en su vino.

Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro.
Leva in signum super nos lumen vultus tui, Domine

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 16
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre.
Sic luceat lux vestra coram hominibus, ut videant opera vestra bona et glorificent Patrem vestrum

Evangelio

Vosotros sois la luz del mundo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 13-16)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 10ª semana • Año par

Primera Lectura

Que este pueblo sepa que tú eres Dios y que has convertido sus corazones
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 18, 20-39)
En aquellos días, el rey Ajab dio una orden entre todos los hijos de Israel y reunió a los profetas de Baal en el monte Carmelo.
Elías se acercó a todo el pueblo y dijo:
«¿Hasta cuándo vais a estar cojeando sobre dos muletas? Si el Señor es Dios, seguidlo; si lo es Baal, seguid a Baal».
El pueblo no respondió palabra. Elías continuó:
«Quedo yo solo como profeta del Señor, mientras que son cuatrocientos cincuenta los profetas de Baal. Que nos den dos novillos; que ellos elijan uno, lo descuarticen y lo coloquen sobre la leña, pero sin encender el fuego. Yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña, también sin encender el fuego. Vosotros clamaréis invocando el nombre de vuestro dios y yo clamaré invocando el nombre del Señor. Y el dios que responda por el fuego, ese es Dios».
Todo el pueblo acató:
«¡Está bien lo que propones!».
Elías se dirigió a los profetas de Baal:
«Elegid un novillo y preparadlo vosotros primero, pues sois más numerosos. Clamad invocando el nombre de vuestro dios, pero no pongáis fuego».
Tomaron el novillo que les dieron, lo prepararon y estuvieron invocando el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo:
«¡Baal, respóndenos!».
Mas no hubo voz ni respuesta. Brincaban en torno al altar que habían hecho.
A mediodía, Elías se puso a burlarse de ellos:
«Gritad con voz más fuerte, porque él es dios, pero tendrá algún negocio, le habrá ocurrido algo, estará de camino; tal vez esté dormido y despertará».
Entonces gritaron con voz más fuerte, haciéndose incisiones con cuchillos y lancetas hasta chorrear sangre por sus cuerpos según su costumbre.
Pasado el mediodía, entraron en trance hasta la hora de presentar las ofrendas, pero no hubo voz, no hubo quien escuchara ni quien respondiese.
Elías dijo a todo el pueblo:
«Acercaos a mí», y todo el pueblo se acercó a él. Entonces se puso a restaurar el altar del Señor, que había sido demolido. Tomó Elías doce piedras según el número de tribus de los hijos de Jacob, al que se había dirigido esta palabra del Señor:
«Tu nombre será Israel».
Erigió con las piedras un altar al nombre del Señor e hizo alrededor una zanja de una capacidad de un par de arrobas de semilla. Luego dispuso leña, descuartizó el novillo y lo colocó encima.
«Llenad de agua cuatro tinajas y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña», ordenó y así lo hicieron.
Pidió:
«Hacedlo por segunda vez»; y por segunda vez lo hicieron.
«Hacedlo por tercera vez» y una tercera vez lo hicieron.
Corrió el agua alrededor del altar, e incluso la zanja se llenó a rebosar.
A la hora de la ofrenda, el profeta Elías se acercó y comenzó a decir:
«Señor, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, que se reconozca hoy que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya he obrado todas estas cosas. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo sepa que tú, Señor, eres Dios y que has convertido sus corazones».
Cayó el fuego del Señor que devoró el holocausto y la leña, lamiendo el agua de las zanjas.
Todo el pueblo lo vio y cayeron rostro en tierra, exclamando:
«¡El Señor es Dios. El Señor es Dios!».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 15 (Sal 16)
R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Conserva me, Deus, quoniam speravi in te

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Conserva me, Deus, quoniam speravi in te

Se multiplican las desgracias
de quienes van tras dioses extraños;
yo no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Conserva me, Deus, quoniam speravi in te

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Conserva me, Deus, quoniam speravi in te

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Conserva me, Deus, quoniam speravi in te

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 24 (Sal 25)
Dios mío, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad.
Semitas tuas, Deus meus, edoce me, dirige me in veritate tua

Evangelio

No he venido a abolir, sino a dar plenitud
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 17-19)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas:
no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 10ª semana • Año par

Primera Lectura

Rezó Elías, y el cielo dio la lluvia
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 18, 41-46)
En aquellos días, Elías dijo a Ajab:
«Sube, come y bebe, porque va a llover mucho». Ajab subió a comer y beber, mientras Elías subía a la cima del Carmelo para encorvarse hacia tierra, con el rostro entre las rodillas.
Había ordenado a su criado:
«Sube y mira hacia el mar»; el criado subió, miró y dijo: «No hay nada».
Elías repitió:
«Vuelve»; y así siete veces.
A la séptima dijo el criado:
«Aparece una nubecilla como la palma de una mano que sube del mar».
Entonces le ordenó:
«Sube y dile a Ajab: "Engancha el carro y desciende, no te vaya a detener la lluvia"».
En unos instantes los cielos se oscurecieron por las nubes y el viento, y sobrevino una gran lluvia.
Ajab montó en su carro y marchó a Yezrael. La mano del Señor se posó sobre Elías; este, ciñéndose la cintura, iba corriendo delante de Ajab hasta que llegó a Yezrael.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 64 (Sal 65)
R/. Oh Dios, tú mereces un himno en Sión.
Te decet hymnus, Deus, in Sión

Tú cuidas la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales.

Oh Dios, tú mereces un himno en Sión.
Te decet hymnus, Deus, in Sión

Así preparas la tierra.
Riegas los surcos,
igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes.

Oh Dios, tú mereces un himno en Sión.
Te decet hymnus, Deus, in Sión

Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría.

Oh Dios, tú mereces un himno en Sión.
Te decet hymnus, Deus, in Sión

Aclamación antes del Evangelio

Jn 13, 34
Os doy un mandamiento nuevo –dice el Señor–: que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Mandatum novum do vobis, dicit Dominus, ut diligatis invicem, sicut dilexi vos

Evangelio

Todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 20-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y
fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será reo de juicio.
Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "necio", merece la condena de la "gehenna" del fuego.
Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 10ª semana • Año par

Primera Lectura

Permanece de pie en el monte ante el Señor
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 19, 9 a.11-16)
En aquellos días, Elías llegó hasta Horeb, el monte de Dios, se introdujo en la cueva y pasó la noche.
Le llegó la palabra del Señor, y le dijo:
«Sal y permanece de pie en el monte ante el Señor».
Entonces pasó el Señor y hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebraba las rocas ante el Señor, aunque en el huracán no estaba el Señor. Después del huracán, un terremoto, pero en el terremoto no estaba el Señor.
Después del terremoto fuego, pero en el fuego tampoco estaba el Señor.
Después del fuego el susurro de una brisa suave. Al oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se mantuvo en pie a la entrada de la cueva.
Le llegó una voz que le dijo:
«¿Qué haces aquí, Elías?», y él respondió:
«Ardo en celo por el Señor, Dios del universo, porque los hijos de Israel han abandonado tu alianza, derribado tus altares y pasado a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para arrebatármela».
Le dijo el Señor:
«Vuelve a tu camino en dirección al desierto de Damasco.
Cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a
Jehú, hijo de Nimsí, y profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de
Safat, de Abel Mejolá».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 26 (Sal 27)
R/. Tu rostro buscaré, Señor.
Fáciem tuam, Dómine, requíram

Escúchame, Señor,
que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón:
«Buscad mi rostro».

Tu rostro buscaré, Señor.
Fáciem tuam, Dómine, requíram

Tu rostro buscaré, Señor.
No me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches.

Tu rostro buscaré, Señor.
Fáciem tuam, Dómine, requíram

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

Tu rostro buscaré, Señor.
Fáciem tuam, Dómine, requíram

Aclamación antes del Evangelio

Flp 2, 15 d. 16a
Brilláis como lumbreras del mundo, manteniendo firme la palabra de la vida.
Lucétis sicut luminária in mundo, verbum vitae continéntes

Evangelio

Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 27-32)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: "No cometerás adulterio". Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale
perder un miembro que ser echado entero en la "gehenna".
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la "gehenna".
Se dijo: "El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio". Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer -no hablo de unión ilegítima- la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 10ª semana • Año par

Primera Lectura

Eliseo se levantó y siguió a Elías
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 19, 19-21)
En aquellos días, partió Elías del monte y encontró a Eliseo, hijo de Safat, quien se hallaba arando. Frente a él tenía
doce yuntas; él estaba con la duodécima. Pasó Elías a su lado y le echó su manto encima.
Entonces Eliseo abandonó los bueyes y echó a correr tras Elías, diciendo:
«Déjame ir a despedir a mi padre y a mi madre y te seguiré». Le respondió:
«Anda y vuélvete, pues ¿qué te he hecho?».
Eliseo volvió atrás, tomó la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio. Con el yugo de los bueyes asó la carne y la entregó al pueblo para que comiera. Luego se levantó, siguió a Elías y se puso a su servicio.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 15 (Sal 16)
R/. Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meae

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.

Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meae

Bendeciré al Señor que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meae

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción.

Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meae

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 118 (Sal 119)
Inclina mi corazón, oh, Dios, a tus preceptos; y dame la gracia de tu ley.
Inclína cor meum, Deus, in testimónia tua; et legem tuam largíre mihi

Evangelio

Yo os digo que no juréis en absoluto
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 33-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus juramentos al Señor".
Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  11º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 11ª semana • Año par

Primera Lectura

Nabot ha sido lapidado y está muerto
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 21, 1-16)
Por aquel tiempo, Nabot de Yezrael tenía una viña junto al palacio de Ajab, rey de Samaria.
Ajab habló a Nabot diciendo:
«Dame tu viña para que pueda tener un huerto ajardinado, pues está pegando a mi casa; yo te daré a cambio una viña mejor, o, si te parece bien, te pagaré su precio en plata».
Nabot respondió a Ajab:
«Dios me libre de cederte la herencia de mis padres».
Se fue Ajab a su casa abatido y enfadado por la respuesta que le había dado Nabot de Yezrael:
«No te cederé la heredad de mis padres».
Se postró en su lecho de cara a la pared y se negó a comer. Jezabel, su mujer, se le acercó y le dijo:
«¿Qué te pasa que estás entristecido y no comes alimento alguno?».
El le respondió:
«Hablé con Nabot de Yezrael y le propuse: "Véndeme tu viña por su valor en plata, o, si lo prefieres, te daré otra viña a cambio"; pero él me contestó: "No te cederé mi viña"».
Jezabel, su mujer, le replicó:
«Ya es hora de que ejerzas el poder regio en Israel. Levántate, come y se te alegrará el ánimo. Yo misma me encargo de
darte la viña de Nabot de Yezrael». Escribió cartas con el nombre de Ajab y las selló con el sello de él, enviándolas a los ancianos y notables que vivían junto a Nabot.
En las cartas escribió lo siguiente:
«Proclamad un ayuno y sentad a Nabot al frente de la asamblea. Frente a él sentad a dos hombres hijos de Bellal que testifiquen en su contra diciendo: "Tú has maldecido a Dios y al rey". Entonces lo sacaréis fuera y lo lapidaréis hasta que muera».
Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables que vivían junto a Nabot en su ciudad, hicieron tal como Jezabel les ordenó según lo escrito en las cartas remitidas a ellos. Así proclamaron un ayuno y sentaron a Nabot al frente de la asamblea.
Llegaron los dos hombres hijos de Belial, se sentaron frente a él y testificaron contra él diciendo:
«Nabot ha maldecido a Dios y al rey».
Lo sacaron fuera de la ciudad y lo lapidaron a pedradas hasta que murió.
Enviaron a decir a Jezabel:
«Nabot ha sido lapidado y está muerto».
En cuanto Jezabel oyó que Nabot había muerto lapidado, dijo a Ajab:
«Levántate y toma posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael, el que se negó a vendértela por su valor en plata, pues Nabot ya no está vivo, ha muerto».
Apenas oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a la viña de Nabot, el de Yezrael, para tomar posesión de ella.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 5 (Sal 5)
R/. Atiende a mis gemidos, Señor.
Intéllege gémitum meum, Dómine

Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.

Atiende a mis gemidos, Señor.
Intéllege gémitum meum, Dómine

Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Atiende a mis gemidos, Señor.
Intéllege gémitum meum, Dómine

Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.

Atiende a mis gemidos, Señor.
Intéllege gémitum meum, Dómine

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 118 (Sal 119)
Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.
Lucerna pédibus meis verbum tuum, et lumen sémitis meis

Evangelio

Yo os digo que no hagáis frente al que os agravia
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 38-42)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia.
Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 11ª semana • Año par

Primera Lectura

Has hecho pecar a Israel
Lectura del primer libro de los Reyes. (1R 21, 17-29)
Después que hubo muerto Nabot, la palabra del Señor llegó a Elías tesbita para decirle:
«Levántate, baja al encuentro de Ajab, rey de Israel, que está en Samaría. Ahora se encuentra en la viña de Nabot, adonde ha bajado para tomar posesión de ella. Le hablarás diciendo: "Así habla el Señor: ‘¿Has asesinado y pretendes tomar posesión?’ Por esto, así habla el Señor: ‘En el mismo lugar donde los perros han lamido la sangre de Nabot, lamerán los perros también tu propia sangre’"».
Entonces Ajab se dirigió a Elías diciendo:
«Así que has dado conmigo, enemigo mío».
Respondió Elías:
«He dado contigo. Así, por haberte vendido, haciendo el mal a los ojos del Señor, yo mismo voy a traer sobre ti el desastre. Barreré tu descendencia y exterminaré en Israel a todos los varones de la familia de Ajab, del primero al último. Dispondré de tu casa como de la de Jeroboán, hijo de Nebat, y de la de Baasá, hijo de Ajías, por la irritación que me has producido y por haber hecho pecar a Israel. También contra Jezabel ha hablado el Señor diciendo: "Los perros devorarán a Jezabel en el campo de Yezrael", y los perros devorarán a los de Ajab que mueran en la ciudad y las aves del cielo a los que mueran en el campo».
No hubo otro como Ajab que, instigado por su mujer Jezabel, se vendiera para hacer el mal a los ojos del Señor. Actuó del
modo más abominable, yendo tras los ídolos, procediendo en todo como los amorreos a quienes el Señor había expulsado frente a los hijos de Israel.
Ajab, al oír estas palabras, rasgó sus vestiduras, se echó un sayal sobre el cuerpo y ayunó. Con el sayal puesto se acostaba y andaba pesadamente.
Llegó a Elías tesbita la palabra del Señor:
«¿Has visto cómo se ha humillado Ajab ante mí? No traeré el mal en los días de su vida, por haberse humillado ante mí, sino en vida de su hijo».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 50 (Sal 51)
R/. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére Dómine, quia peccávimus.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére Dómine, quia peccávimus.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad en tu presencia.

Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére Dómine, quia peccávimus.

Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.

Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére Dómine, quia peccávimus.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 13, 34
Os doy un mandamiento nuevo –dice el Señor–: que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Mandátum novum do vobis, dicit Dóminus, ut diligátis ínvicem, sicut diléxi vos

Evangelio

Amad a vuestros enemigos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 43-48)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«¿Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo"? Pero yo os digo: amad a vuestros
enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 11ª semana • Año par

Primera Lectura

De pronto, un carro de fuego los separó, y subió Elías al cielo
Lectura del segundo libro de los Reyes. (2R 2, 1.6-14)
Cuando el Señor iba a arrebatar a Elías al cielo en la tempestad, Elías y Eliseo partieron de Guilgal.
Llegaron a Jericó, y Elías dijo a Eliseo:
«Quédate aquí, porque el Señor me envía al Jordán».
Eliseo volvió a responder:
«¡Vive Dios! ¡Por tu vida, no te dejaré!»; y los dos continuaron el camino.
Cincuenta hombres de la comunidad de los profetas iban también de camino y se pararon frente al río Jordán, a cierta distancia de Elías y Eliseo, los cuales se detuvieron a la vera del Jordán. Elías se quitó el manto, lo enrolló y golpeó con él las aguas. Se separaron estas a un lado y a otro, y pasaron ambos sobre terreno seco.
Mientras cruzaban, dijo Elías a Eliseo:
«Pídeme lo que quieras que haga por ti antes de que sea arrebatado de tu lado».
Eliseo respondió:
«Por favor, que yo reciba dos partes de tu espíritu».
Respondió Elías:
«Pides algo difícil, pero si alcanzas a verme cuando sea arrebatado de tu lado, pasarán a ti; si no, no pasarán».
Mientras ellos iban conversando por el camino, de pronto, un carro de fuego con caballos de fuego los separó a uno del otro. Subió Elías al cielo en la tempestad.
Eliseo lo veía y clamaba:
«¡Padre mío, padre mío! ¡Carros y caballería de Israel!».
Al dejar de verlo, agarró sus vestidos y los desgarró en dos. Recogió el manto que había caído de los hombros de Elías, volvió al Jordán y se detuvo a la orilla. Tomó el manto que había caído de los hombros de Elías y golpeó con él las aguas, pero no se separaron.
Dijo entonces:
«¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?».
Golpeó otra vez las aguas, que se separaron a un lado y a otro, y pasó Eliseo sobre terreno seco.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 30 (Sal 31)
R/. Sed valientes de corazón los que esperáis en el Señor.
Confortétur cor vestrum, omnes qui sperátis in Dómino.

Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para los que te temen,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos.

Sed valientes de corazón los que esperáis en el Señor.
Confortétur cor vestrum, omnes qui sperátis in Dómino.

En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas;
los ocultas en tu tabernáculo,
frente a las lenguas pendencieras.

Sed valientes de corazón los que esperáis en el Señor.
Confortétur cor vestrum, omnes qui sperátis in Dómino.

Amad al Señor, fieles suyos;
el Señor guarda a sus leales,
y a los soberbios los paga con creces.

Sed valientes de corazón los que esperáis en el Señor.
Confortétur cor vestrum, omnes qui sperátis in Dómino.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis díligit me, sermónem meum servábit, dicit Dóminus; et Pater meus díliget eum, et ad eum veniémus

Evangelio

Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 6, 1-6.16-18)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis
recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano
izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 11ª semana • Año par

Primera Lectura

Elías fue arrebatado en el torbellino, y Eliseo se llenó de su espíritu
Lectura del libro del Eclesiástico. (Si 48, 1-14)
Surgió el profeta Elías como un fuego,
su palabra quemaba como antorcha.
Él hizo venir sobre ellos el hambre,
y con su celo los diezmó.
Por la palabra del Señor cerró los cielos
y también hizo caer fuego tres veces.
¡Qué glorioso fuiste, Elías, con tus portentos!
¿Quién puede gloriarse de ser como tú?
Tú despertaste a un cadáver de la muerte
y del abismo, por la palabra del Altísimo;
tú precipitaste reyes a la ruina
y arrebataste del lecho a hombres insignes;
en el Sinaí escuchaste palabras de reproche y en el Horeb sentencias de castigo;
tú ungiste reyes vengadores
y profetas para que te sucedieran;
fuiste arrebatado en un torbellino ardiente,
en un carro de caballos de fuego;
tú fuiste designado para reprochar los tiempos futuros, para aplacar la ira antes de que estallara,
para reconciliar a los padres con los hijos
y restablecer las tribus de Jacob.
Dichosos los que te vieron
y se durmieron en el amor,
porque también nosotros viviremos.
Cuando Elías fue arrebatado en el torbellino,
Eliseo se llenó de su espíritu.
Durante su vida ningún príncipe lo hizo temblar, nadie pudo dominarlo.
Nada era imposible para él,
incluso muerto, su cuerpo profetizó.
Durante su vida realizó prodigios,
y después de muerto fueron admirables sus obras.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 96 (Sal 97)
R/. Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini, iusti, in Dómino

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.

Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini, iusti, in Dómino

Delante de él avanza el fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.

Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini, iusti, in Dómino

Los montes se derriten como cera ante el Señor,
ante el Señor de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.

Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini, iusti, in Dómino

Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos.
Adoradlo todos sus ángeles.

Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini, iusti, in Dómino

Aclamación antes del Evangelio

Rm 8, 15
Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «"Abba", Padre»
Accepístis Spíritum adoptiónis filiórum; in eo clamámus: Abba, Pater

Evangelio

Vosotros orad así
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 6, 7-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán
caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así:
"Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal".
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 11ª semana • Año par

Primera Lectura

Ungieron y gritaron: «¡Viva el rey!»
Lectura del segundo libro de los Reyes. (2R 11, 1-4. 9-18. 20)
En aquellos días, cuando la madre del rey Ocozías, Atalía, vio que su hijo había muerto, se dispuso a eliminar a toda la estirpe real. Pero Josebá, hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, de entre los hijos del rey que estaban siendo asesinados, lo escondió y lo instaló, a él y a su nodriza, en su dormitorio, manteniéndolo oculto a la vista de Atalía y así no lo mataron. Estuvo seis años con ella, escondido en el templo del Señor, mientras Atalía reinaba en el país.
El séptimo año, el sacerdote Yehoyadá mandó buscar a los centuriones de los carios y de los guardias y los condujo junto a sí al templo del Señor para establecer un pacto con ellos y hacerles prestar juramento. Luego les presentó al hijo del rey.
Los centuriones cumplieron cuanto Yehoyadá les ordenó. Cada uno tomó sus hombres, los que entraban y los que salían de servicio el sábado, y se presentaron ante el sacerdote. Yehoyadá entregó a los centuriones las lanzas y escudos del rey David que había depositados en el templo del Señor.
Los guardias se apostaron, arma en mano, desde el extremo sur hasta el extremo norte del templo, ante el altar y el templo, en tomo al rey, por un lado y por otro.
El sacerdote hizo salir al hijo del monarca y le impuso la diadema y las insignias reales. Luego lo proclamaron rey y lo ungieron. Aplaudieron y gritaron:
«¡Viva el rey!».
Cuando Atalía oyó el griterío de los guardias y del pueblo, se fue hacia la muchedumbre que se hallaba en el templo del Señor. Miró y vio al rey de pie junto a la columna, según la costumbre: los jefes con sus trompetas con él, y a todo el pueblo de la tierra en júbilo, tocando sus instrumentos.
Atalía rasgó entonces sus vestiduras y gritó:
«¡Traición!, ¡traición!».
Entonces el sacerdote Yehoyadá dio orden a los jefes de las tropas:
«Hacedla salir de entre las filas. Quien la siga será pasado a espada» (pues el sacerdote pensaba: «No debe ser ejecutada en el templo del Señor»).
Le abrieron paso y, cuando entró en el palacio real por la puerta de los Caballos, fue ejecutada.
Luego Yehoyadá hizo una alianza entre el Señor, el rey y el pueblo, por la que el pueblo se convertía en pueblo del Señor; hizo también una alianza entre el rey y el pueblo.
Y todo el pueblo de la tierra acudió al templo de Baal para derribarlo. Hicieron pedazos sus altares e imágenes, y ejecutaron a Matán, sacerdote de Baal, frente a los altares.
El sacerdote puso entonces centinelas en el templo del Señor. Todo el pueblo de la tierra exultaba de júbilo y la ciudad quedó tranquila: Atalía ya había muerto a espada en palacio.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 131 (Sal 132)
R/. El Señor ha elegido Sión para vivir en ella.
Elégit Dóminus Sion in habitatiónem sibi

El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono».

El Señor ha elegido Sión para vivir en ella.
Elégit Dóminus Sion in habitatiónem sibi

«Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono».

El Señor ha elegido Sión para vivir en ella.
Elégit Dóminus Sion in habitatiónem sibi

Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Esta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo».

El Señor ha elegido Sión para vivir en ella.
Elégit Dóminus Sion in habitatiónem sibi

«Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema».

El Señor ha elegido Sión para vivir en ella.
Elégit Dóminus Sion in habitatiónem sibi

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 3
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum

Evangelio

Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 6, 19-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones
abren boquetes y los roban. Haceos tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 11ª semana • Año par

Primera Lectura

Zacarías, a quien matasteis entre el santuario y el altar
Lectura del segundo libro de las Crónicas. (2Cro 24, 17-25)
Después de la muerte de Joadá, los jefes de Judá fueron a rendir homenaje al rey, que les hizo caso. Abandonaron
el templo del Señor, Dios de sus padres, y sirvieron a los cipos y a los ídolos. Por este pecado la cólera estalló contra Judá y Jerusalén. Les envió profetas para convertirlos al Señor, pero no hicieron caso de sus amonestaciones.
Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo del sacerdote Joadá, que, erguido ante el pueblo, les dijo:
«Así dice Dios: "¿Por qué quebrantáis los mandamientos del Señor? ¡No tendréis éxito! Por haber abandonado al Señor, él os abandonará"».
Pero conspiraron contra él y, por mandato del rey, lo apedrearon en el atrio del templo del Señor. El rey Joás, olvidándose del amor que le profesaba Joadá, mató al hijo de este, que murió diciendo:
«¡Que lo vea el Señor y lo demande!».
Al cabo de un año, un ejército de Siria se dirigió contra Joás, invadió Judá y Jerusalén, mató a todos los jefes del pueblo y envió todo el botín al rey de Damasco. El ejército de Siria contaba con poca gente, el Señor le entregó un ejército enorme, por haber abandonado al Señor, Dios de sus padres. Así se hizo justicia con Joás.
Al marcharse los sirios, dejándolo con múltiples dolencias, sus servidores conspiraron contra él para vengar al hijo del sacerdote Joadá.
Hirieron a Joás en la cama y murió.
Fue sepultado en la Ciudad de David, pero no en el panteón real.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 88 (Sal 89)
R/. Le mantendré eternamente mi favor.
In aeternum servábo illi misericórdiam meam.

Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.

Le mantendré eternamente mi favor.
In aeternum servábo illi misericórdiam meam.

Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable.
Le daré una posteridad perpetua
y un trono duradero como el cielo.

Le mantendré eternamente mi favor.
In aeternum servábo illi misericórdiam meam.

Si sus hijos abandonan mi ley
y no siguen mis mandamientos,
si profanan mis preceptos
y no guardan mis mandatos.

Le mantendré eternamente mi favor.
In aeternum servábo illi misericórdiam meam.

Castigaré con la vara sus pecados
y a latigazos sus culpas.
Pero no les retiraré mi favor
ni desmentiré mi fidelidad.

Le mantendré eternamente mi favor.
In aeternum servábo illi misericórdiam meam.

Aclamación antes del Evangelio

2Co 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza.
Iesus Christus egénus factus est, cum esset dives, ut illíus inópia vos dívites essétis.

Evangelio

No os agobiéis por el mañana
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 6, 24-34)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará
a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?
¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  12º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 12ª semana • Año par

Primera Lectura

El Señor apartó a Israel de su presencia y solo quedó la tribu de Judá
Lectura del segundo libro de los Reyes. (2R 17, 5-8. 13-15a. 18)
En aquellos días, avanzó Salmanasar, rey de Asiria, contra todo el país, comenzando por Samaría, a la que puso sitio
durante tres años, hasta que, el año noveno de Oseas, el rey de Asiria la conquistó. Deportó a Israel a Asiria y lo estableció en Jalaj, en el Jabor, río de Gozán, así como en las ciudades de los medos.
Esto sucedió porque los hijos de Israel habían pecado contra el Señor, su Dios, que los había sacado de la tierra de Egipto, sustrayéndolos a la mano del faraón, rey de Egipto; porque dieron culto a otros dioses y siguieron las costumbres de aquellas naciones que el Señor había expulsado ante ellos.
Pues el Señor había advertido a Israel y a Judá, por boca de todos los profetas y videntes:
«Convertíos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y decretos, conforme a la ley que prescribí a vuestros padres y que les transmití por mano de mis siervos los profetas».
Pero no hicieron caso, manteniendo dura la cerviz como habían hecho sus padres, que no confiaron en el Señor, su Dios. Despreciaron así sus leyes y la alianza que estableció con sus padres, tanto como las exigencias que les impuso.
Y se encolerizó el Señor sobremanera contra Israel, apartándolos de su presencia.
Solo quedó la tribu de Judá.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 59 (Sal 60)
R/. Que tu mano salvadora, Señor, nos responda.
Salvus fac déxtera tua, Dómine, et exáudi nos.

Oh Dios, nos rechazaste y rompiste nuestras filas;
estabas airado, pero restáuranos.

Que tu mano salvadora, Señor, nos responda.
Salvus fac déxtera tua, Dómine, et exáudi nos.

Has sacudido y agrietado el país:
repara sus grietas, que se desmorona.
Hiciste sufrir un desastre a tu pueblo,
dándole a beber un vino de vértigo.

Que tu mano salvadora, Señor, nos responda.
Salvus fac déxtera tua, Dómine, et exáudi nos.

Oh Dios, nos has rechazado
y no sales ya con nuestras tropas.
Auxílianos contra el enemigo,
que la ayuda del hombre es inútil.
Con Dios haremos proezas,
él pisoteará a nuestros enemigos.

Que tu mano salvadora, Señor, nos responda.
Salvus fac déxtera tua, Dómine, et exáudi nos.

Aclamación antes del Evangelio

Hb 4, 12
La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón.
Vivis est sermo Dei, et éfficax, et discrétor cogitatiónum et intentiónum cordis

Evangelio

Sácate primero la viga del ojo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 7, 1-5)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque seréis juzgados como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 12ª semana • Año par

Primera Lectura

Yo haré de escudo a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David
Lectura del segundo libro de los Reyes. (2R 19, 9 b-11.14-21.31-35a.36)
En aquellos días, Senaquerib, rey de Asiria, envió mensajeros a Ezequías a decirle:
«Así hablaréis a Ezequías, rey de Judá: "Que tu Dios, en el que confías, no te engañe diciendo: ‘Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria’. Tú mismo has oído cómo han tratado los reyes de Asiria a todos los países entregándolos al anatema, ¿y vas a librarte tú solo?"».
Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó. Subió al templo del Señor y abrió la carta ante el Señor. Y elevó esta plegaria ante él:
«Señor, Dios de Israel, entronizado sobre los querubines:
Tú solo eres el Dios para todos los reinos de la tierra.
Tú formaste los cielos y la tierra.
¡Inunda tu oído, Señor, y escucha!
¡Abre tus ojos, Señor, y mira!
Escucha las palabras de Senaquerib enviadas
para insulto del Dios vivo.
Es verdad, Señor, los reyes asirios han exterminado las naciones, han arrojado sus dioses al fuego y los han destruido.
Pero no eran dioses, sino hechura de mano humana,
de piedra, de madera.
Pero ahora, Señor, Dios nuestro, líbranos de sus manos
y sepan todos los reinos de la tierra
que solo tú eres Señor Dios».
Entonces Isaías, hijo de Amós, envió a Ezequías este mensaje:
«Así dice el Señor, Dios de Israel: "He escuchado tu plegaria acerca de Senaquerib, rey de Asiria".
Esta es la palabra que el Señor pronuncia contra él:
"Te desprecia, se burla de ti la doncella, hija de Sión,
menea la cabeza a tu espalda la hija de Jerusalén.
Ha de brotar de Jerusalén un resto,
y supervivientes del monte Sión.
El celo del Señor del universo lo realizará.
Por eso, esto dice el Señor acerca del rey de Asiria:
‘No entrará en esta ciudad,
no disparará contra ella ni una flecha,
no avanzará contra ella con escudos,
ni levantará una rampa contra ella.
Regresará por el camino por donde vino
y no entrará en esta ciudad -palabra del Señor-.
Yo haré de escudo a esta ciudad para salvarla,
por mi honor y el de David, mi siervo’"».
Aquella misma noche el ángel del Señor avanzó y golpeó en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres.
Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento y regresó a Nínive, quedándose allí.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 47 (Sal 48)
R/. Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Deus fundávit civitátem suam in aeternum.

Grande es el Señor
y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra.

Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Deus fundávit civitátem suam in aeternum.

El monte Sión, confín del cielo
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.

Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Deus fundávit civitátem suam in aeternum.

Oh Dios, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu nombre, oh Dios,
tu alabanza llega al confín de la tierra.
Tu diestra está llena de justicia.

Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Deus fundávit civitátem suam in aeternum.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 8, 12 b
Yo soy la luz del mundo –dice el Señor–; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Ego sum lux mundi, dicit Dóminus; qui séquitur me habébit lumen vitae.

Evangelio

Lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo con ellos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 7, 6.12-14)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 12ª semana • Año par

Primera Lectura

El rey leyó al pueblo las palabras del libro de la Alianza hallado en el templo del Señor, y, en presencia del Señor, estableció la alianza
Lectura del segundo libro de los Reyes. (2R 22, 8-13; 23, 1-3)
En aquellos días, el sumo sacerdote, Jilquías, dijo al secretario Safán:
«He hallado en el templo del Señor un libro de la ley».
Jilquías entregó el libro a Safán, que lo leyó. El secretario Safán presentándose al rey, le informó:
«Tus servidores han fundido el dinero depositado en el templo y lo han entregado a los capataces encargados del templo del Señor».
El secretario Safán añadió también:
«El sumo sacerdote Jilquías me ha entregado un libro». Y Safán lo leyó ante el rey.
Cuando el rey oyó las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestiduras. Y dirigiéndose al sacerdote Jilquías, a Ajicán, hijo de Safán, a Acbor, hijo de Miqueas, al secretario Safán y a Asaías, ministro del rey, les ordenó:
«Id a consultar al Señor por mí, por el pueblo y por todo Judá, a propósito de las palabras de este libro que ha sido encontrado, porque debe de ser grande la ira del Señor encendida contra nosotros, ya que nuestros padres no obedecieron las palabras de este libro haciendo lo que está escrito para nosotros».
El rey convocó a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén y se reunieron ante él.
Subió el rey al templo del Señor con todos los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén; los sacerdotes, profetas y todo el pueblo, desde el menor al mayor, y leyó a sus oídos todas las palabras del libro de la Alianza hallado en el templo del Señor.
Se situó el rey de pie junto a la columna y, en presencia del Señor, estableció la alianza, con el compromiso de caminar tras el Señor y guardar sus mandamientos, testimonios y preceptos, con todo el corazón y con toda el alma, y poner en vigor las palabras de la alianza escritas en el libro.
Todo el pueblo confirmó la alianza.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
Pone mihi, Dómine, viam iustificationum tuarum.

Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos,
y lo seguiré puntualmente.

Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
Pone mihi, Dómine, viam iustificationum tuarum.

Enséñame a cumplir tu ley
y a guardarla de todo corazón.

Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
Pone mihi, Dómine, viam iustificationum tuarum.

Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo.

Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
Pone mihi, Dómine, viam iustificationum tuarum.

Inclina mi corazón a tus preceptos,
y no al interés.

Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
Pone mihi, Dómine, viam iustificationum tuarum.

Aparta mis ojos de las vanidades,
dame vida con tu palabra.

Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
Pone mihi, Dómine, viam iustificationum tuarum.

Mira cómo ansío tus mandatos:
dame vida con tu justicia.

Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
Pone mihi, Dómine, viam iustificationum tuarum.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 4 a.5b
Permaneced en mí, y yo en vosotros –dice el Señor–; el que permanece en mí da fruto abundante.
Manéte in me, et ego in vobis, dicit Dóminus: qui manet in me fert fructum multum.

Evangelio

Por sus frutos los conoceréis
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 7, 15-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Así, todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 12ª semana • Año par

Primera Lectura

Llevó deportados a Babilonia a Joaquín y a todos los hombres pudientes
Lectura del segundo libro de los Reyes. (2R 24, 8-17)
Dieciocho años tenía Joaquín cuando inició su reinado y reinó tres meses en Jerusalén.
El nombre de su madre era Nejustá, hija de Elnatán, de Jerusalén.
Hizo el mal a los ojos del Señor exactamente lo mismo que había hecho su padre.
En aquel tiempo las gentes de Nabucodonosor, rey de Babilonia, subieron contra Jerusalén y la ciudad fue asediada. Vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, a la ciudad, mientras sus servidores la estaban asediando.
Entonces Joaquín, rey de Judá, se rindió al rey de Babilonia, que hizo prisioneros a él, a su madre, a sus servidores, a sus jefes y eunucos.
Era el año octavo de su reinado.
Luego se llevó de allí todos los tesoros del templo del Señor y los del palacio real y deshizo todos los objetos de oro que había fabricado Salomón, rey de Israel, para el santuario del Señor, según la palabra del Señor.
Deportó a todo Jerusalén, todos los jefes y notables -diez mil deportados-; a todos los herreros y cerrajeros, no dejando más que a la gente pobre del país.
Deportó a Babilonia a Joaquín, a la madre del rey y a las mujeres del rey, a sus eunucos y a los notables del país; los hizo partir al destierro, de Jerusalén a Babilonia.
También llevó deportados a Babilonia a todos los hombres pudientes en número de siete mil; los herreros y cerrajeros, un millar; así como a todos los aptos para la guerra.
Y, en lugar de Joaquín, puso por rey a su tío Matanías, cambiando su nombre por el de Sedecías.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 78 (Sal 79)
R/. Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos
el pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra.

Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

Derramaron su sangre como agua
en torno a Jerusalén,
y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor?
¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera?

Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

No recuerdes contra nosotros las culpas
de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados.

Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre.

Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis dilígit me, sermónem meum servábit, dicit Dóminus; et Pater meus díliget eum, et ad eum veniémus.

Evangelio

La casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 7, 21-29)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi
Padre que está en los cielos.
Aquel día muchos dirán:
"Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre y en tu nombre hemos echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?".
Entonces yo les declararé:
"Nunca os he conocido. Alejaos de mí, los que obráis la iniquidad".
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como sus escribas.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 12ª semana • Año par

Primera Lectura

Fue deportado Judá lejos de su tierra
Lectura del segundo libro de los Reyes. (2R 25, 1-12)
El año noveno del reinado de Sedecías, el mes décimo, el diez del mes, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con
todo su ejército contra Jerusalén. Acampó contra ella y la cercaron con una empalizada, y la ciudad estuvo sitiada hasta el año once de Sedecías.
El mes cuarto, el día noveno del mes, cuando arreció el hambre dentro de la ciudad y no había pan para la gente del pueblo, abrieron una brecha en la ciudad; todos los hombres de guerra huyeron durante la noche por el camino de la puerta, entre los dos muros que están sobre el parque del rey, mientras los caldeos estaban apostados alrededor de la ciudad; y se fueron por el camino de la Arabá.
Las tropas caldeas persiguieron al rey, dándole alcance en los llanos de Jericó. Entonces todo el ejército se dispersó, abandonándolo.
Capturaron al rey Sedecías y lo subieron a Riblá, adonde estaba el rey de Babilonia, que lo sometió a juicio.
Sus hijos fueron degollados a su vista, y a Sedecías le sacó los ojos. Luego lo encadenaron con doble cadena de bronce y lo condujeron a Babilonia.
En el mes quinto, el día séptimo del mes, el año diecinueve de Nabucodonosor, rey de Babilonia, Nabuzardán, jefe de la guardia, servidor del rey de Babilonia, vino a Jerusalén. E incendió el templo del Señor y el palacio real y la totalidad de las casas de Jerusalén.
Todas las tropas caldeas que estaban con el jefe de la guardia demolieron las murallas que rodeaban Jerusalén.
En cuanto al resto del pueblo que quedaba en la ciudad, los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia y el resto de la gente, los deportó Nabuzardán, jefe de la guardia.
El jefe de la guardia dejó algunos de los pobres del país para viñadores y labradores.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 136 (Sal 137)
R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
Adhaereat lingua mea fáucibus meis, si non memínero tui.

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar
con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.

Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
Adhaereat lingua mea fáucibus meis, si non memínero tui.

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión».

Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
Adhaereat lingua mea fáucibus meis, si non memínero tui.

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha.

Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
Adhaereat lingua mea fáucibus meis, si non memínero tui.

Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.

Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
Adhaereat lingua mea fáucibus meis, si non memínero tui.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 8, 17
Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.
Ipse infirmitátes nostras accépit, et aegrotatiónes nostras portávit.

Evangelio

Si quieres, puedes limpiarme
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 8, 1-4)
Gloria a ti, Señor.
Al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente. En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo:
«Señor, si quieres, puedes limpiarme».
Extendió la mano y lo tocó diciendo:
«Quiero, queda limpio».
Y enseguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo:
«No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 12ª semana • Año par

Primera Lectura

Sus corazones claman al Señor sobre la muralla de la hija de Sión
Lectura del libro de las Lamentaciones. (Lm 2, 2.10-14.18-19)
Ha destruido el Señor, sin piedad,
todas las moradas de Jacob;
ha destrozado, lleno de cólera,
las fortalezas de la hija de Judá;
echó por tierra y profanó
el reino y a sus príncipes.
Se sientan silenciosos en el suelo
los ancianos de la hija de Sión;
cubren de polvo su cabeza
y se ciñen con saco;
humillan hasta el suelo su cabeza
las doncellas de Jerusalén.
Se consumen en lágrimas mis ojos,
se conmueven mis entrañas;
muy profundo es mi dolor
por la ruina de la hija de mi pueblo;
los niños y lactantes desfallecen
por las plazas de la ciudad.
Preguntan a sus madres:
«¿Dónde hay pan y vino?»,
mientras agonizan, como los heridos,
por las plazas de la ciudad,
exhalando su último aliento
en el regazo de sus madres.
¿A quién te compararé,
a quién te igualaré, hija de Jerusalén?;
¿con quién te equipararé para consolarte,
doncella, hija de Sión?;
pues es grande como el mar tu desgracia:
¿quién te podrá curar?
Tus profetas te ofrecieron
visiones falsas y vanas;
no denunciaron tu culpa
para que cambiara tu suerte,
sino que te anunciaron
oráculos falsos y seductores.
Sus corazones claman al Señor.
Muralla de la hija de Sión,
¡derrama como un torrente
tus lágrimas día y noche;
no te des tregua,
no descansen tus ojos!
Levántate, grita en la noche,
al relevo de la guardia;
derrama como agua tu corazón
en presencia del Señor;
levanta tus manos hacia él
por la vida de tus niños,
que desfallecen de hambre
por las esquinas de las calles.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 73 (Sal 74)
R/. No olvides sin remedio la vida de los pobres.
Animas páuperum tuórum ne obliviscáris in finem.

¿Por qué, oh, Dios, nos rechazas para siempre
y está ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño?
Acuérdate de la comunidad que aadquiriste desde antiguo,
de la tribu que rescataste para posesión tuya,
del monte Sión donde pusiste tu morada

No olvides sin remedio la vida de los pobres.
Animas páuperum tuórum ne obliviscáris in finem.

Dirige tus pasos a estas ruinas sin remedio;
el enemigo ha arrasado del todo el santuario.
Rugían los agresores en medio de tu asamblea,
levantaron sus propios estandartes.

No olvides sin remedio la vida de los pobres.
Animas páuperum tuórum ne obliviscáris in finem.

Como quien se abre paso
entre la espesa arboleda
todos juntos derribaron sus puertas,
las abatieron con hachas y mazas.
Prendieron fuego a tu santuario,
derribaron y profanaron
la morada de tu nombre.

No olvides sin remedio la vida de los pobres.
Animas páuperum tuórum ne obliviscáris in finem.

Piensa en tu alianza: que los rincones del país
están llenos de violencias.
Que el humilde no se marche defraudado,
que pobres y afligidos alaben tu nombre.

No olvides sin remedio la vida de los pobres.
Animas páuperum tuórum ne obliviscáris in finem.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 8, 17 b
Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.
Christus infirmitátes nostras accépit, et aegrotatiónes portávit.

Evangelio

Vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 8, 5-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los hijos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».
Y dijo Jesús al centurión:
«Vete; que te suceda según has creído».
Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a la casa de Pedro, vio a su suegra en cama con fiebre; le tocó su mano y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirle.
Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Él tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  13º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 13ª semana • Año par

Primera Lectura

Pisotean en el polvo de la tierra la cabeza de los pobres
Lectura de la profecía de Amós. (Am 2, 6-10.13-16)
Esto dice el Señor:
«Por tres crímenes de Israel,
y por cuatro,
no revocaré mi sentencia:
por haber vendido al inocente por dinero
y al necesitado por un par de sandalias;
pisoteando en el polvo de la tierra
la cabeza de los pobres,
tuercen el proceso de los débiles;
porque padre e hijo se llegan juntos
a una misma muchacha,
profanando así mi santo nombre;
sobre ropas tomadas en prenda
se echan junto a cualquier altar,
beben en el templo de su Dios
el vino de las multas.
Yo había exterminado
a los amorreos delante de Israel,
altos como cedros, fuertes como encinas;
destruí su fruto por arriba,
sus raíces por abajo.
Yo os había sacado de Egipto
y conducido por el desierto cuarenta años,
hasta ocupar la tierra del amorreo.
Pues bien, yo hundiré el suelo bajo vosotros
como lo hunde una carreta cargada de gavillas.
El más veloz no podrá huir,
ni el más fuerte valerse de su fuerza,
ni el guerrero salvar su propia vida.
El arquero no resistirá,
ni el de pies ligeros podrá salvarse,
ni el jinete salvará su vida.
El más intrépido entre los guerreros
huirá desnudo aquel día»
-oráculo del Señor-.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 49 (Sal 50)
R/. Atención los que olvidáis a Dios.
Intellegite haec, qui obliviscimini Deum

¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?

Atención los que olvidáis a Dios.
Intellegite haec, qui obliviscimini Deum

Cuando ves un ladrón, corres con él;
te mezclas con los adúlteros;
sueltas tu lengua para el mal,
tu boca urde el engaño.

Atención los que olvidáis a Dios.
Intellegite haec, qui obliviscimini Deum

Te sientas a hablar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre;
Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.

Atención los que olvidáis a Dios.
Intellegite haec, qui obliviscimini Deum

Atención los que olvidáis a Dios,
no sea que os destroce sin remedio.
El que me ofrece acción de gracias,
ese me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.

Atención los que olvidáis a Dios.
Intellegite haec, qui obliviscimini Deum

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95, 8ab)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hodie, nolite obdurare corda vestra, sed vocem Domini audite.

Evangelio

Sígueme
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 8, 18-22)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla.
Se le acercó un escriba y le dijo:
«Maestro, te seguiré adonde vayas».
Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
Otro, que era de los discípulos, le dijo:
«Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre».
Jesús le replicó:
«Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 13ª semana • Año par

Primera Lectura

El Señor Dios ha hablado, ¿quién no profetizará?
Lectura de la profecía de Amós. (Am 3, 1-8; 4, 11-12)
Escuchad la palabra que el Señor ha pronunciado contra vosotros, hijos de Israel, contra toda tribu que saqué de
Egipto:
«Solo a vosotros he escogido
de entre todas las tribus de la tierra.
Por eso os pediré cuentas
de todas vuestras transgresiones».
¿Acaso dos caminan juntos
sin haberse puesto de acuerdo?
¿Acaso ruge el león en la foresta
si no tiene una presa?
¿Deja el cachorro oír su voz desde el cubil
si no ha apresado nada?
¿Acaso cae el pájaro en la red,
a tierra, si no hay un lazo?
¿Salta la trampa del suelo
si no tiene una presa?
¿Se toca el cuerno en una ciudad
sin que se estremezca la gente?
¿Sucede una desgracia en una ciudad
sin que el Señor la haya causado?
Ciertamente, nada hace el Señor Dios
sin haber revelado su designio
a sus servidores los profetas.
Ha rugido el león,
¿quién no temerá?
El Señor Dios ha hablado,
¿quién no profetizará?
Os trastorné
como Dios trastornó a Sodoma y Gomorra,
y quedasteis como tizón sacado del incendio.
Pero no os convertisteis a mí -oráculo del Señor-.
Por eso, así voy a tratarte, Israel.
Sí, así voy a tratarte:
prepárate al encuentro con tu Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 5 (Sal 5)
R/. Señor, guíame con tu justicia.
Domine, deduc me in iustitia tua

Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Señor, guíame con tu justicia.
Domine, deduc me in iustitia tua

Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.

Señor, guíame con tu justicia.
Domine, deduc me in iustitia tua

Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
en tu temor.

Señor, guíame con tu justicia.
Domine, deduc me in iustitia tua

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 129 (Sal 130)
Espero en el Señor, espero en su palabra.
Spero in Dominum, spero in verbum eius.

Evangelio

Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 8, 23-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.
En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole:
«¡Señor, sálvanos, que perecemos!».
Él les dice:
«¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?».
Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados:
«¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 13ª semana • Año par

Primera Lectura

Aparta de mí el estrépito de tus canciones, y fluya la justicia como arroyo perenne
Lectura de la profecía de Amós. (Am 5, 14-15.21-24)
Buscad el bien, no el mal, y viviréis,
y así el Señor, Dios del universo,
estará con vosotros, como pretendéis.
Odiad el mal y amad el bien,
instaurad el derecho en el tribunal.
Tal vez el Señor, Dios del universo,
tenga piedad del Resto de José.
«Aborrezco y rechazo vuestras fiestas –dice el Señor–, no acepto vuestras asambleas.
Aunque me presentéis holocaustos y ofrendas,
no me complaceré en ellos,
ni miraré las ofrendas pacíficas
con novillos cebados.
Aparta de mí el estrépito de tus canciones;
no quiero escuchar la melodía de tus cítaras.
Que fluya como agua el derecho
y la justicia como arroyo perenne».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 49 (Sal 50)
R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculatus est in via, ostendam illi salutare Dei.

Escucha, pueblo mío, voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
-yo soy Dios, tu Dios-.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculatus est in via, ostendam illi salutare Dei.

No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculatus est in via, ostendam illi salutare Dei.

Pues las fieras de la selva son mías,
y hay miles de bestias en mis montes;
conozco todos los pájaros del cielo,
tengo a mano cuanto se agita en los campos.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculatus est in via, ostendam illi salutare Dei.

Si tuviera hambre, no te lo diría;
pues el orbe y cuanto lo llena es mío.
¿Comeré yo carne de toros,
beberé sangre de cabritos?

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculatus est in via, ostendam illi salutare Dei.

¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculatus est in via, ostendam illi salutare Dei.

Aclamación antes del Evangelio

St 1, 18
Por propia iniciativa el Padre nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas.
Voluntarie genuit nos Pater verbo veritatis, ut simus initium aliquod creaturae eius.

Evangelio

¿Has venido aquí a atormentar a los demonios antes de tiempo?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 8, 28-34)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos.
Desde los sepulcros dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino.
Y le dijeron a gritos:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?».
A cierta distancia, una gran piara de cerdos estaba paciendo. Los demonios le rogaron:
«Si nos echas, mándanos a la piara».
Jesús les dijo:
«Id».
Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo al mar y murieron en las aguas.
Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados.
Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 13ª semana • Año par

Primera Lectura

Ve, profetiza a mi pueblo
Lectura de la profecía de Amós. (Am 7, 10-17)
En aquellos días, Amasías, sacerdote de Betel, envió un mensaje a Jeroboan, rey de Israel:
«Amós está conspirando contra ti en medio de Israel. El país no puede ya soportar sus palabras. Esto es lo que dice
Amós: Jeroboán morirá a espada, e Israel será deportado de su tierra».
Y Amasías dijo a Amós:
«Vidente: vete, huye al territorio de Judá. Allí podrás ganarte el pan, y allí profetizarás. Pero en Betel no vuelvas a profetizar, porque es el santuario del rey y la casa del reino».
Pero Amós respondió a Amasías:
«Yo no soy profeta ni hijo de profeta. Yo era un pastor y un cultivador de sicomoros. Pero el Señor me arrancó de mi rebaño y me dijo: "Ve, profetiza a mi pueblo Israel".
Pues bien, escucha la palabra del Señor: Tú me dices: "No profetices sobre Israel y no vaticines contra la casa de Isaac".
Por eso, esto dice el Señor:
"Tu mujer deberá prostituirse en la ciudad,
tus hijos y tus hijas caerán por la espada,
tu tierra será repartida a cordel,
tu morirás en un país impuro
e Israel será deportado de su tierra"».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 18 (Sal 19)
R/. Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
Iudicia Domini vera, iusta omnia simul.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes.

Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
Iudicia Domini vera, iusta omnia simul.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.

Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
Iudicia Domini vera, iusta omnia simul.

El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.

Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
Iudicia Domini vera, iusta omnia simul.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.

Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
Iudicia Domini vera, iusta omnia simul.

Aclamación antes del Evangelio

2Co 5, 19
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Deus erat in Christo mundum reconcilians sibi, et posuit in nobis verbum reconciliationis.

Evangelio

La gente alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 9, 1-8)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. En esto le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían,
dijo al paralítico:
«¡Ánimo, hijo!, tus pecados te son perdonados».
Algunos de los escribas se dijeron:
«Este blasfema».
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo:
«¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate y echa a andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados
-entonces dice al paralítico-: "Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa"».
Se puso en pie y se fue a su casa.
Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 13ª semana • Año par

Primera Lectura

Enviaré hambre al país, no de pan, sino de escuchar las palabras del Señor
Lectura de la profecía de Amós. (Am 8, 4-6.9-12)
Escuchad esto, los que pisoteáis al pobre
y elimináis a los humildes del país,
diciendo: «¿Cuándo pasará la luna nueva,
para vender el grano,
y el sábado, para abrir los sacos de cereal
-reduciendo el peso y aumentando el precio,
y modificando las balanzas con engaño-
para comprar al indigente por plata
y al pobre por un par de sandalias,
para vender hasta el salvado del grano?».
Aquel día -oráculo del Señor Dios-
haré que el sol se oculte a mediodía,
y oscureceré la tierra en pleno día.
Transformaré vuestras fiestas en duelo,
y todas vuestras canciones en elegía.
Pondré arpillera sobre toda espalda
y dejaré rapada toda cabeza.
Será como el duelo por un hijo único,
y el final como un día de amargura.
Vienen días -oráculo del Señor Dios-
en que enviaré hambre al país:
no hambre de pan, ni sed de agua,
sino de escuchar las palabras del Señor.
Andarán errantes de mar a mar
y de septentrión a oriente deambularán
buscando la palabra del Señor,
pero no la encontrarán.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procedit de ore Dei.

Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón

No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procedit de ore Dei.

Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos.

No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procedit de ore Dei.

Mi alma se consume, deseando
continuamente tus mandamientos

No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procedit de ore Dei.

Escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.

No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procedit de ore Dei.

Mira cómo ansío tus mandatos:
dame vida con tu justicia.

No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procedit de ore Dei.

Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos.

No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procedit de ore Dei.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados –dice el Señor–, y yo os aliviaré.
Venite ad me, omnes qui laboratis et onerati estis, et ego reficiam vos, dicit Dominus

Evangelio

No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 9, 9-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él se levantó y lo siguió.
Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y dijo:
«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "Misericordia quiero y no sacrificio": que no he venido a llamar a justos sino a pecadores».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 13ª semana • Año par

Primera Lectura

Repatriaré a los desterrados de mi pueblo y los plantaré en su tierra
Lectura de la profecía de Amós. (Am 9, 11-15)
Esto dice el Señor:
«Aquel día levantaré la cabaña caída de David,
repararé sus brechas, restauraré sus ruinas
y la reconstruiré como antaño,
para que posean el resto de Edón
y todas las naciones sobre las cuales
fue invocado mi nombre
-oráculo del Señor que hace todo esto-.
Vienen días -oráculo del Señor-
cuando se encontrarán el que ara con el que siega,
y el que pisa la uva con quien esparce la semilla;
las montañas destilarán mosto
y las colinas se derretirán.
Repatriaré a los desterrados de mi pueblo Israel;
ellos reconstruirán ciudades derruidas y las habitarán, plantarán viñas y beberán su vino,
cultivaran huertos y comerán sus frutos.
Yo los plantaré en su tierra,
que yo les había dado,
y ya no serán arrancados de ella
-dice el Señor, tu Dios-».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 84 (Sal 85)
R/. Dios anuncia la paz a su pueblo.
Loquitur pacem Dominus ad plebem suam.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón».

Dios anuncia la paz a su pueblo.
Loquitur pacem Dominus ad plebem suam.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo.

Dios anuncia la paz a su pueblo.
Loquitur pacem Dominus ad plebem suam.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino.

Dios anuncia la paz a su pueblo.
Loquitur pacem Dominus ad plebem suam.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor– y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam audiunt, dicit Dominus; et ego cognosco eas, et sequuntur me.

Evangelio

¿Es que pueden guardar luto mientras el esposo está con ellos?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 9, 14-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los discípulos de Juan se acercan a Jesús, preguntándole:
«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».
Jesús les dijo:
«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  14º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 14ª semana • Año par

Primera Lectura

Me desposaré contigo para siempre
Lectura de la profecía de Oseas. (Os 2, 16.17b-18.21-22)
Esto dice el Señor:
«Yo la persuado,
la llevo al desierto, le hablo al corazón.
Allí responderá como en los días de su juventud,
como el día de su salida de Egipto.
Aquel día -oráculo del Señor-
me llamarás "esposo mío",
y ya no me llamarás "mi amo".
Me desposaré contigo para siempre,
me desposaré contigo
en justicia y en derecho,
en misericordia y en ternura,
me desposaré contigo en fidelidad
y conocerás al Señor».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 144 (Sal 145)
R/. El Señor es clemente y misericordioso.
Miserator et misericors Dominus.

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza.

El Señor es clemente y misericordioso.
Miserator et misericors Dominus.

Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas.

El Señor es clemente y misericordioso.
Miserator et misericors Dominus.

Encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones.
Difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tu justicia.

El Señor es clemente y misericordioso.
Miserator et misericors Dominus.

El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

El Señor es clemente y misericordioso.
Miserator et misericors Dominus.

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvator noster Iesus Christus destruxit mortem, et illuminavit vitam per Evangelium

Evangelio

Mi hija acaba de morir, pero ven tú y vivirá
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 9, 18-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo:
«Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá».
Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y al verla le dijo:
«¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado».
Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo:
«¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida». Se reían de él.
Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano y ella se levantó.
La noticia se divulgó por toda aquella comarca.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 14ª semana • Año par

Primera Lectura

Siembran viento, cosecharán tempestades
Lectura de la profecía de Oseas. (Os 8, 4-7.11-13)
Esto dice el Señor:
«Han constituido reyes en Israel, sin contar conmigo, autoridades, y yo no sabía nada.
Con su plata y con su oro
se hicieron ídolos para establecer pactos.
¡Tu becerro te ha rechazado, Samaria!
Mi ira se inflamó contra ellos.
¿Hasta cuándo serán culpables
de la suerte de Israel?
¡Un artesano lo ha hecho,
pero eso no es un Dios!
Sí, terminará hecho pedazos
el becerro de Samaria.
Puesto que siembran viento,
cosecharán tempestades;
"espiga sin brote no produce harina".
Tal vez la produzca,
pero la devorarán extranjeros.
Efraín multiplicó los altares de pecado,
y fueron para él altares de pecado.
Para él escribo todos mis preceptos,
son considerados cosa de otros.
Sacrificios de carne asada.
Sacrificaron la carne y se la comieron.
El Señor no los acepta.
Tiene presente su perversión
y castiga sus pecados:
deberán retornar a Egipto».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 113 (Sal 114)
R/. Israel confía en el Señor.
Domus Israel sperávit in Dómino

Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas.

Israel confía en el Señor.
Domus Israel sperávit in Dómino

Tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen.

Israel confía en el Señor.
Domus Israel sperávit in Dómino

Tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan.
Que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.

Israel confía en el Señor.
Domus Israel sperávit in Dómino

Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.

Israel confía en el Señor.
Domus Israel sperávit in Dómino

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 14
Yo soy el Buen Pastor –dice el Señor–, que conozco a mis ovejas, y las mías me conocen.
Ego sum pastor bonus, dicit Dóminus; et cognósco oves meas, et cognóscunt me meae

Evangelio

La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 9, 32-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló. La gente decía admirada:
«Nunca se ha visto en Israel cosa igual».
En cambio, los fariseos decían:
«Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos:
«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 14ª semana • Año par

Primera Lectura

Es tiempo de consultar al Señor
Lectura de la profecía de Oseas. (Os 10, 1-3.7-8.12)
Una viña arrasada es Israel,
el fruto es como ella.
Por la abundancia de sus frutos,
multiplicó sus altares.
Cuanto más rica era su tierra,
más adornaban sus estelas.
Su corazón es inconstante,
así pues pagarán.
Él mismo hará pedazos sus altares,
demolerá sus estelas.
Entonces dirán: «no tenemos rey
porque no tuvimos temor del Señor…,
y el rey ¿qué haría por nosotros?».
Ha desaparecido el rey de Samaria,
como una rama de la superficie del agua.
Serán destruidos los altozanos de la Iniquidad,
¡pecado de Israel!
Espino y maleza crecerán sobre sus altares.
Dirán a las montañas: «Cubridnos»,
y a las colinas: «Caed sobre nosotros».
Sembrad con justicia,
recoged con amor.
Poned al trabajo un terreno virgen.
Es tiempo de consultar al Señor,
hasta que venga y haga llover
sobre vosotros la justicia.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 104 (Sal 105)
R/. Buscad continuamente el rostro del Señor.
Quaerite fáciem Dómini semper

Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas,
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.

Buscad continuamente el rostro del Señor.
Quaerite fáciem Dómini semper

Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.

Buscad continuamente el rostro del Señor.
Quaerite fáciem Dómini semper

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.

Buscad continuamente el rostro del Señor.
Quaerite fáciem Dómini semper

Aclamación antes del Evangelio

Mc 1, 15
Está cerca el reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio.
Appropinquávit regnum Dei; paenitémini et crédite Evangélio

Evangelio

Id a las ovejas descarriadas de Israel
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 10, 1-7)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
«No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel.
Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 14ª semana • Año par

Primera Lectura

Mi corazón está perturbado
Lectura de la profecía de Oseas. (Os 11, 1-4.8c-9)
Esto dice el Señor:
«Cuando Israel era joven lo amé
y de Egipto llamé a mi hijo.
Cuanto más los llamaba,
más se alejaban de mí:
sacrificaban a los baales,
ofrecían incienso a los ídolos.
Pero era yo quien había criado a Efraín,
tomándolo en mis brazos;
y no reconocieron que yo los cuidaba.
Con lazos humanos los atraje,
con vínculos de amor.
Fui para ellos como quien alza
un niño hasta sus mejillas.
Me incliné hacia él
para darle de comer.
Mi corazón está perturbado,
se conmueven mis entrañas.
No actuaré en el ardor de mi cólera,
no volveré a destruir a Efraín,
porque yo soy Dios,
y no hombre;
santo en medio de vosotros,
y no me dejo llevar por la ira».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 79 (Sal 80)
R/. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Illústra fáciem tuam, Dómine, et salvi érimus

Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
despierta tu poder y ven a salvarnos.

Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Illústra fáciem tuam, Dómine, et salvi érimus

Dios del universo, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña.
Cuida la cepa que tu diestra plantó
y al hijo del hombre que tú has fortalecido.

Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.
Illústra fáciem tuam, Dómine, et salvi érimus

Aclamación antes del Evangelio

Mc 1, 15
Está cerca el reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio.
Appropinquávit regnum Dei; paenitémini et crédite Evangélio

Evangelio

Gratis habéis recibido, dad gratis
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 10, 7-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos,
arrojad demonios.
Gratis habéis recibido, dad gratis.
No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en
su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.
Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies.
En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra, que a aquella ciudad».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 14ª semana • Año par

Primera Lectura

No llamaremos ya «nuestro Dios» a la obra de nuestras manos
Lectura de la profecía de Oseas. (Os 14, 2-10)
Esto dice el Señor:
«Vuelve, Israel, al Señor tu Dios,
porque tropezaste por tu falta.
Tomad vuestras promesas con vosotros,
y volved al Señor.
Decidle: «Tú quitas toda falta,
acepta el pacto.
Pagaremos con nuestra confesión:
Asiria no nos salvará,
no volveremos a montar a caballo,
y no llamaremos ya "nuestro Dios"
a la obra de nuestras manos.
En ti el huérfano encuentra compasión».
«Curaré su deslealtad,
los amaré generosamente,
porque mi ira se apartó de ellos.
Seré para Israel como el rocío,
florecerá como el lirio,
echará sus raíces como los cedros del Líbano.
Brotarán sus retoños
y será su esplendor como el olivo,
y su perfume como el del Líbano.
Regresarán los que habitaban a su sombra,
revivirán como el trigo,
florecerán como la viña,
será su renombre como el del vino del Líbano.
Efraín, ¿qué tengo que ver con los ídolos?
Yo soy quien le responde y lo vigila.
Yo soy como un abeto siempre verde,
de mí procede tu fruto».
¿Quién será sabio, para comprender estas cosas,
inteligente, para conocerlas?
Porque los caminos del Señor son rectos:
los justos los transitan,
pero los traidores tropiezan en ellos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 50 (Sal 51)
R/. Mi boca proclamará tu alabanza.
Os meum annuntiábit laudem tuam, Dómine

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Mi boca proclamará tu alabanza.
Os meum annuntiábit laudem tuam, Dómine

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Mi boca proclamará tu alabanza.
Os meum annuntiábit laudem tuam, Dómine

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Mi boca proclamará tu alabanza.
Os meum annuntiábit laudem tuam, Dómine

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Mi boca proclamará tu alabanza.
Os meum annuntiábit laudem tuam, Dómine

Aclamación antes del Evangelio

Jn 16, 13 a; 14, 26d
Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena, y os irá recordando todo lo que os he dicho.
Cum vénerit Spíritus veritátis, docébit vos omnen veritátem; et súggeret vobis ómnia quaecúmque díxero vobis

Evangelio

No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 10, 16-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como
palomas.
Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra.
En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 14ª semana • Año par

Primera Lectura

Yo, hombre de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey, Señor del universo
Lectura del libro de Isaías. (Is 6, 1-8)
En el año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba
el templo.
Junto a él estaban los serafines, cada uno con seis alas: con dos alas se cubrían el rostro, con dos el cuerpo, con dos volaban, y se gritaban uno a otro diciendo:
«¡Santo, santo, santo es el Señor del universo, llena está la tierra de su gloria!».
Temblaban las jambas y los umbrales al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije:
«¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de gente de labios impuros, he visto
con mis ojos al Rey, Señor del universo».
Uno de los seres de fuego voló hacia mí con un ascua en la mano, que había tomado del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
«Al tocar esto tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado».
Entonces escuché la voz del Señor, que decía:
«¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?».
Contesté:
«Aquí estoy, mándame».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 92 (Sal 93)
R/. El Señor reina, vestido de majestad.
Dóminus regnávit, decórem indútus est

El Señor reina, vestido de majestad;
el Señor, vestido y ceñido de poder.

El Señor reina, vestido de majestad.
Dóminus regnávit, decórem indútus est

Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.

El Señor reina, vestido de majestad.
Dóminus regnávit, decórem indútus est

Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.

El Señor reina, vestido de majestad.
Dóminus regnávit, decórem indútus est

Aclamación antes del Evangelio

1P 4, 14
Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.
Si exprobrámini in nómine Christi, beáti éritis, quóniam Spíritus Dei super vos requiéscit

Evangelio

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 10, 24-33)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como
su maestro y al esclavo como su amo. Si al dueño de casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!
No les tengáis miedo, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse.
Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la "gehenna". ¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones.
A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  15º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 15ª semana • Año par

Primera Lectura

Lavaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones
Lectura del libro de Isaías. (Is 1, 10-17)
Oíd la palabra del Señor,
príncipes de Sodoma,
escucha la enseñanza de nuestro Dios,
pueblo de Gomorra.
«¿Qué me importa la abundancia de vuestros sacrificios?
-dice el Señor-.
Estoy harto de holocaustos de carneros,
de grasa de cebones;
la sangre de toros, de corderos y chivos
no me agrada.
Cuando venís a visitarme,
¿quién pide algo de vuestras manos
para que vengáis a pisar mis atrios?
No me traigáis más inútiles ofrendas,
son para mí como incienso execrable.
Novilunios, sábados y reuniones sagradas:
no soporto iniquidad y solemne asamblea.
Vuestros novilunios y solemnidades
los detesto;
se me han vuelto una carga
que no soporto más.
Cuando extendéis las manos
me cubro los ojos;
aunque multipliquéis las plegarias,
no os escucharé.
Vuestras manos están llenas de sangre.
Lavaos, purificaos, apartad de mi vista
vuestras malas acciones.
Dejad de hacer el mal,
aprended a hacer el bien.
Buscad la justicia,
socorred al oprimido,
proteged el derecho del huérfano,
defended a la viuda».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 49 (Sal 50)
R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei

No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei

¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei

Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias,
ese me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 10
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti qui persecutiónem patiúntur propter iustítiam, quóniam ipsórum es regnum caelórum

Evangelio

No he venido a sembrar paz, sino espada
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 10, 34; Mt 11, 1)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz:
no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.
El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 15ª semana • Año par

Primera Lectura

Si no creéis no subsistiréis
Lectura del libro de Isaías. (Is 7, 1-9)
Cuando reinaba en Judá Ajaz, hijo de Jotán, hijo de Ozías, subieron a atacar Jerusalén Rasín, rey de Siria, y Pécaj, hijo
de Romelías, rey de Israel, pero no lograron conquistarla. Se lo comunicaron a la casa de David:
«Los arameos han acampado en Efraín», y se agitó su corazón y el corazón del pueblo como se agitan los árboles del bosque con el viento.»
Entonces el Señor dijo a Isaías:
«Ve al encuentro de Ajaz, con tu hijo Sear Yasub, hacia el extremo del canal de la alberca de arriba, junto a la calzada del campo del batanero y dile: "Conserva la calma, no temas y que tu corazón no desfallezca ante esos dos restos de tizones humeantes: la ira ardiente de Rasín y Siria, y del hijo de Romelías. Porque, aunque Siria y Efraín y el hijo de Romelías tramen tu ruina, diciendo: ‘Marchemos contra Judá, aterroricémosla, entremos en ella y pongamos como rey al hijo de Tabeel’, así ha dicho el Señor:
‘Ni ocurrirá ni se cumplirá:
Damasco es capital de Siria, y a la cabeza de Damasco está Rasín. (Dentro de sesenta y cinco años, Efraín, destruido, dejará de ser un pueblo). Samaria es capital de Efraín, y a la cabeza de Samaria está el hijo de Romelías. Si no creéis no subsistiréis’"».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 47 (Sal 48)
R/. Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Deus fundávit civitátem suam in aetérnum

Grande es el Señor
y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra.

Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Deus fundávit civitátem suam in aetérnum

El monte Sión, confín del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.

Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Deus fundávit civitátem suam in aetérnum

Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos.

Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Deus fundávit civitátem suam in aetérnum

Allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.

Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Deus fundávit civitátem suam in aetérnum

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95, 8ab)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hódie, nolíte obduráre corda vestra, sed vocem Dómini audíte

Evangelio

El día del juicio les será más llevadero a Tiro, a Sidón y a Sodoma que a vosotras
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 11, 20-24)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido:
«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.
Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.
Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 15ª semana • Año par

Primera Lectura

¿Se enorgullece el hacha contra quien corta con ella?
Lectura del libro de Isaías. (Is 10, 5-7. 13-16)
Esto dice el Señor:
«¡Ay de Asiria, vara de mi ira!
¡Mi furor es bastón entre sus manos!
Lo envío contra una nación impía,
lo mando contra el pueblo que provoca mi cólera, para saquearlo y despojarlo,
para hollarlo como barro de las calles.
Pero él no lo entiende así,
no es eso lo que piensa en su corazón,
sino exterminar, aniquilar naciones numerosas.
Porque se decía: "Con la fuerza de mi mano lo he hecho, con mi saber, porque soy inteligente.
He borrado las fronteras de las naciones,
he saqueado sus tesoros
y, como un héroe, he destronado a sus señores.
Mi mano ha alcanzado a las riquezas de los pueblos,
como si fueran un nido;
como quien recoge huevos abandonados,
recogí toda su tierra.
Ninguno batió el ala,
ninguno abrió el pico para piar".
¿Se enorgullece el hacha contra quien corta con ella? ¿Se gloría la sierra contra quien la mueve?
¡Como si el bastón moviera a quien lo sostiene,
o la vara sostuviera a quien no es de madera!
Por eso, el Señor, Dios del universo,
debilitará a los hombres vigorosos
y bajo su esplendor
encenderá un fuego abrasador».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 93 (Sal 94)
R/. El Señor no rechaza a su pueblo.
Non repéllet Dóminus plebem suam

Trituran, Señor, a tu pueblo,
oprimen a tu heredad;
asesinan a viudas y forasteros,
degüellan a los huérfanos.

El Señor no rechaza a su pueblo.
Non repéllet Dóminus plebem suam

Y comentan: «Dios no lo ve,
el Dios de Jacob no se entera».
Enteraos, los más necios del pueblo,
ignorantes, ¿cuándo discurriréis?

El Señor no rechaza a su pueblo.
Non repéllet Dóminus plebem suam

El que plantó el oído ¿no va a oír?
El que formó el ojo ¿no va a ver?
El que educa a los pueblos ¿no va a castigar?
El que instruye al hombre ¿no va a saber?

El Señor no rechaza a su pueblo.
Non repéllet Dóminus plebem suam

Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el juicio retornará a la justicia,
y la seguirán todos los rectos de corazón.

El Señor no rechaza a su pueblo.
Non repéllet Dóminus plebem suam

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti

Evangelio

Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a los pequeños
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 11, 25-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 15ª semana • Año par

Primera Lectura

Despertarán jubilosos los que habitan en el polvo
Lectura del libro de Isaías. (Is 26, 7-9.12.16-19)
La senda del justo es recta.
Tú allanas el sendero del justo;
en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos
ansiando tu nombre y tu recuerdo.
Mi alma te ansía de noche,
mi espíritu en mi interior madruga por ti,
porque tus juicios son luz de la tierra,
y aprenden la justicia los habitantes del orbe.
Señor, tú nos darás la paz,
porque todas nuestras empresas
nos las realizas tú.
Señor, en la angustia acudieron a ti,
susurraban plegarias cuando los castigaste.
Como la embarazada cuando le llega el parto
se retuerce y grita de dolor,
así estábamos en tu presencia, Señor:
concebimos, nos retorcimos, dimos a luz… viento; nada hicimos por salvar el país,
ni nacieron habitantes en el mundo.
¡Revivirán tus muertos,
resurgirán nuestros cadáveres,
despertarán jubilosos los que habitan en el polvo!
Pues rocío de luz es tu rocío,
que harás caer sobre la tierra de las sombras.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 101 (Sal 102)
R/. El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra.
Dóminus de caelo in terram aspéxit

Tú permaneces para siempre,
y tu nombre de generación en generación.
Levántate y ten misericordia de Sión,
que ya es hora y tiempo de misericordia.
Tus siervos aman sus piedras,
se compadecen de sus ruinas.

El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra.
Dóminus de caelo in terram aspéxit

Los gentiles temerán tu nombre;
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones.

El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra.
Dóminus de caelo in terram aspéxit

Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte.

El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra.
Dóminus de caelo in terram aspéxit

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados –dice el Señor–, y yo os aliviaré.
Veníte ad me omnes qui laborátis et oneráti estis, et ego refíciam vos, dicit Dóminus.

Evangelio

Soy manso y humilde de corazón
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 11, 28-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 15ª semana • Año par

Primera Lectura

He escuchado tu plegaria y visto tus lágrimas
Lectura del libro de Isaías. (Is 38, 1-6.21-22.7-8)
En aquellos días, el rey Ezequías enfermó mortalmente. El profeta Isaías, hijo de Amós, vino a decirle:
«Esto dice el Señor: "Pon orden en tu casa, porque vas a morir y no vivirás ».
Ezequías volvió la cara a la pared y oró al Señor:
«¡Ah, Señor!, recuerda que he caminado ante ti con sinceridad y corazón íntegro; que he hecho lo que era recto a tus ojos».
Y el rey se deshizo en lágrimas.
Le llegó a Isaías una palabra del Señor en estos términos:
«Ve y di a Ezequías: "Esto dice el Señor, el Dios de tu padre
David: He escuchado tu plegaria y visto tus lágrimas. Añadiré otros quince años a tu vida y te libraré, a ti y a esta ciudad, de la mano del rey de Asiria y extenderé mi protección sobre esta ciudad"».
Isaías dijo:
«Que traigan un emplasto de higos y lo apliquen a la llaga para que se cure».
Ezequías dijo:
«¿Cuál es la prueba de que podré subir a la casa del Señor?». Respondió Isaías:
«La señal que el Señor te envía de que cumplirá lo prometido será esta:
Haré retroceder diez gradas la sombra en la escalera de Ajaz, que se había alargado por efecto del sol».
Y el sol retrocedió las diez gradas que había avanzado sobre la escalera.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Is 38
R/. Tú, Señor, detuviste mi alma para que no pereciese.
Tu, Dómine, eruísti ánimam meam ut non períret

Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años».

Tú, Señor, detuviste mi alma para que no pereciese.
Tu, Dómine, eruísti ánimam meam ut non períret

Yo pensé: «Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo».

Tú, Señor, detuviste mi alma para que no pereciese.
Tu, Dómine, eruísti ánimam meam ut non períret

Levantan y enrollan mi vida
como una tienda de pastores.
Como un tejedor, devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.

Tú, Señor, detuviste mi alma para que no pereciese.
Tu, Dómine, eruísti ánimam meam ut non períret

¡Señor, en ti espera mi corazón!,
que se reanime mi espíritu.
Me has curado, me has hecho revivir.

Tú, Señor, detuviste mi alma para que no pereciese.
Tu, Dómine, eruísti ánimam meam ut non períret

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor– y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam audiunt, dicit Dóminus; et ego cognosco eas, et sequúntur me.

Evangelio

El Hijo del hombre es señor del sábado
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 12, 1-8)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los fariseos, al verlo, le dijeron:
«Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado».
Les replicó:
«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino solo a los sacerdotes.
¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?
Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 15ª semana • Año par

Primera Lectura

Desean los campos y se apoderan de las casas
Lectura de la profecía de Miqueas. (Mi 2, 1-5)
¡Ay de los que traman el crimen
y planean perfidias acciones en sus camas!
En cuanto apunta el día las ejecutan,
porque tienen poder.
Desean campos y los roban,
casas, y se apoderan de ellas;
oprimen al cabeza de familia
y a los suyos,
explotan al ciudadano y sus bienes.
Por tanto, esto dice el Señor:
«Yo también tramo
contra estas gentes un mal
del que no podréis apartar el cuello
y no andaréis con la cabeza alta,
pues serán malos tiempos aquellos.
Aquel día os dedicarán una sátira,
se cantará una elegía que diga:
"Estamos totalmente perdidos,
pues se reparte el lote de mi pueblo;
¿cómo se volverá hacia mí
para restituir nuestros campos
que ahora está repartiendo?".
Por ello, no tendrás quien te eche a suertes
un lote en la asamblea del Señor».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 9 (Sal 9)
R/. No te olvides de los humildes, Señor.
Ne obliviscáris páuperum, Dómine

¿Por qué te quedas lejos, Señor,
y te escondes en el momento del aprieto?
En su soberbia el impío oprime al infeliz
y lo enreda en las intrigas que ha tramado.

No te olvides de los humildes, Señor.
Ne obliviscáris páuperum, Dómine

El malvado se gloría de su ambición,
el codicioso blasfema y desprecia al Señor.
El malvado dice con insolencia:
«No hay Dios que me pida cuentas».

No te olvides de los humildes, Señor.
Ne obliviscáris páuperum, Dómine

Su boca está llena de maldiciones,
de engaños y de fraudes;
su lengua encubre maldad y opresión;
en el zaguán se sienta al acecho,
para matar a escondidas al inocente.

No te olvides de los humildes, Señor.
Ne obliviscáris páuperum, Dómine

Pero tú ves las penas y los trabajos,
tú miras y los tomas en tus manos.
A ti se encomienda el pobre,
tú socorres al huérfano.

No te olvides de los humildes, Señor.
Ne obliviscáris páuperum, Dómine

Aclamación antes del Evangelio

2Co 5, 19
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Deus erat in Christo mundum reconcílians sibi, et pósuit in nobis verbum reconciliatiónis.

Evangelio

Les mandó que no lo descubrieran. Así se cumplió lo dicho por el profeta
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 12, 14-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al salir de la sinagoga, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús.
Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos lo siguieron.
Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Mirad a mi siervo, mi elegido,
mi amado, en quien me complazco.
Sobre él pondré mi espíritu
para que anuncie el derecho a las naciones.
No porfiará, no gritará, nadie escuchará su voz
por las calles.
La caña cascada no la quebrará,
la mecha vacilante no la apagará,
hasta llevar el derecho a la victoria;
en su nombre esperarán las naciones».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  16º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 16ª semana • Año par

Primera Lectura

Hombre, se te ha hecho saber lo que el Señor quiere de ti
Lectura de la profecía de Miqueas. (Mi 6, 1-4.6-8)
Escuchad lo que dice el Señor, el pleito del Señor con su pueblo.
«En pie, pleitea con las montañas, que escuchen tu voz las colinas».
Escuchad, montañas, el pleito del Señor, vosotros, inalterables cimientos de la tierra: el Señor pleitea con su pueblo, con Israel se querella.
«Pueblo mío, ¿qué te he hecho?, ¿en qué te he molestado? ¡Respóndeme!
Yo te saqué de Egipto y te libré de la servidumbre.
Yo te envié a Moisés, Aarón y María».
¿Con qué me presentaré al Señor y me inclinaré ante el Dios excelso?
¿Me presentaré con holocaustos, con terneros de un año?
¿Le agradarán al Señor mil bueyes, miríadas de ríos de aceite?
¿Le ofreceré mi primogénito por mi falta, el fruto de mis entrañas por mi pecado?
Hombre, se te ha hecho saber lo que es bueno, lo que el Señor quiere de ti: tan solo practicar el derecho, amar la bondad, y caminar humildemente con tu Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 49 (Sal 50)
R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

«Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

«No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños».

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

«¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?»

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

«Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias, ese me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios».

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95, 8ab)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hódie, nolíte obduráre corda vestra, sed vocem Dómini audíte.

Evangelio

Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 12, 38-42)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, algunos escribas y fariseos dijeron a Jesús: «Maestro, queremos ver un milagro tuyo».
Él les contestó: «Esta generación perversa y adúltera exige una señal; pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo: pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 16ª semana • Año par

Primera Lectura

Arrojará nuestros pecados a lo hondo del mar
Lectura de la profecía de Miqueas. (Mi 7, 14-15.18-20)
Pastorea a tu pueblo, Señor, con tu cayado, al rebaño de tu heredad, que anda solo en la espesura, en medio del bosque; que se apaciente como antes en Basán y Galaad.
Como cuando saliste de Egipto, les haré ver prodigios.
¿Qué Dios hay como tú, capaz de perdonar el pecado, de pasar por alto la falta del resto de tu heredad?
No conserva para siempre su cólera, pues le gusta la misericordia.
Volverá a compadecerse de nosotros, destrozará nuestras culpas, arrojará nuestros pecados a lo hondo del mar.
Concederás a Jacob tu fidelidad y a Abrahán tu bondad, como antaño prometiste a nuestros padres.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 84 (Sal 85)
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Osténde nobis, Dómine, misericórdiam tuam.

Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira.

Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Osténde nobis, Dómine, misericórdiam tuam.

Restáuranos, Dios Salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad?

Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Osténde nobis, Dómine, misericórdiam tuam.

¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.

Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Osténde nobis, Dómine, misericórdiam tuam.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis díligit me, sermónem meum servábit, dicit Dóminus; et Pater meus díliget eum, et ad eum veniémus.

Evangelio

Extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos»
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 12, 46-50)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo».
Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?».
Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 16ª semana • Año par

Primera Lectura

Te constituí profeta de las naciones.
Comienzo del libro de Jeremías. (Jr 1, 1.4-10)
Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes de Anatot, en territorio de Benjamín.
El Señor me dirigió la palabra: «Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones».
Yo repuse: «¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que solo soy un niño».
El Señor me contestó: «No digas que eres un niño, pues irás adonde yo te envíe y dirás lo que yo te ordene. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte» –oráculo del Señor–.
El Señor extendió la mano, tocó mi boca y me dijo: «Voy a poner mis palabras en tu boca. Desde hoy te doy poder sobre pueblos y reinos para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para reedificar y plantar».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 70 (Sal 71)
R/. Mi boca contará tu salvación.
Os meum annuntiábit salutáre tuum, Dómine

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre.
Tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído y sálvame.

Mi boca contará tu salvación.
Os meum annuntiábit salutáre tuum, Dómine

Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa.

Mi boca contará tu salvación.
Os meum annuntiábit salutáre tuum, Dómine

Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías.

Mi boca contará tu salvación.
Os meum annuntiábit salutáre tuum, Dómine

Mí boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas.

Mi boca contará tu salvación.
Os meum annuntiábit salutáre tuum, Dómine

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 16 (Sal 17)
La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo; todo el que lo encuentra vive para siempre.
Semen est verbum Dei, sator autem Crhistus; omnis qui ínvenit eum, manébit in aetérnum

Evangelio

Cayó en tierra buena y dio fruto
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 1-9)
Gloria a ti, Señor.
Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló muchas cosas en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 16ª semana • Año par

Primera Lectura

Me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y se cavaron aljibes agrietados
Lectura del libro de Jeremías. (Jr 2, 1-3.7-8.12-13)
El Señor me dirigió la palabra: «Grita y que te oiga todo Jerusalén:
Esto dice el Señor: Recuerdo tu cariño juvenil, el amor que me tenías de novia, cuando ibas tras de mí por el desierto, por tierra que nadie siembra.
Israel era sagrada para el Señor, fruto primero de su cosecha: quien probaba de ella la pagaba, la desgracia caía sobre él –oráculo del Señor–.
Os traje a una tierra de huertos, para comer sus frutos deliciosos; pero entrasteis y profanasteis mi tierra, hicisteis abominable mi heredad.
Los sacerdotes no preguntaban: "¿Dónde está el Señor?".
Los expertos en leyes no me reconocían; los pastores se rebelaban contra mí, los profetas profetizaban por Baal, fueron tras ídolos que no sirven de nada.
Espantaos, cielos, de ello, horrorizaos y temblad aterrados –oráculo del Señor–,
pues una doble maldad ha cometido mí pueblo: me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y se cavaron aljibes, aljibes agrietados que no retienen agua».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 35 (Sal 36)
R/. En ti, Señor, está la fuente viva.
Apud te, Dómine, est fons vitae.

Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes;
tu justicia es como las altas cordilleras,
tus juicios son como el océano inmenso.

En ti, Señor, está la fuente viva.
Apud te, Dómine, est fons vitae.

¡Qué inapreciable es tu misericordia, oh, Dios!,
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias.

En ti, Señor, está la fuente viva.
Apud te, Dómine, est fons vitae.

Porque en ti está la fuente viva,
y tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con los rectos de corazón.

En ti, Señor, está la fuente viva.
Apud te, Dómine, est fons vitae.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Domine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 10-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Por qué les hablas en parábolas?»
Él les contestó: «A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías:
"Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure".
Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 16ª semana • Año par

Primera Lectura

Os daré pastores, según mi corazón; y todas las naciones se incorporarán a Jerusalén
Lectura del libro de Jeremías. (Jr 3, 14-17)
Volved, hijos apóstatas –oráculo del Señor–, que yo soy vuestro dueño. Os iré reuniendo a uno de cada ciudad, a dos de cada tribu, y os traeré a Sión. Os daré pastores, según mi corazón, que os apacienten con ciencia y experiencia.
Os multiplicaréis y creceréis en el país. Y en aquellos días –oráculo del Señor– ya no se hablará del Arca de la Alianza del Señor: no se recordará ni se mencionará; nadie la echará de menos, ni se volverá a construir otra.
En aquel tiempo llamarán a Jerusalén «Trono del Señor». Todas las naciones se incorporarán a ella en el nombre de «El Señor que está en Jerusalén», y ya no se dejarán guiar por su corazón perverso y obstinado.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Jr 31
R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño»,

El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum

«Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor.

El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum

Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas.

El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum

Aclamación antes del Evangelio

Lc 8, 15
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia.
Beáti qui in corde bono et óptimo verbum Dei rétinent, et fructum áfferunt in patiéntia.

Evangelio

El que escucha la palabra y la entiende, ese da fruto
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 18-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 16ª semana • Año par

Primera Lectura

¿Creéis que es una cueva de bandidos el templo dedicado a mi nombre?
Lectura del libro de Jeremías. (Jr 7, 1-11)
Palabra que el Señor dirigió a Jeremías: «Ponte a la puerta del templo y proclama allí lo siguiente: ¡Escucha, Judá, la palabra del Señor, los que entráis por esas puertas para adorar al Señor!
Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: "Enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, y habitaré con vosotros en este lugar. No os creáis seguros con palabras engañosas, repitiendo: ‘Es el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor’.
Si enmendáis vuestra conducta y vuestras acciones, si juzgáis rectamente entre un hombre y su prójimo, si no explotáis al forastero, al huérfano y a la viuda, si no derramáis sangre inocente en este lugar, si no seguís a dioses extranjeros, para vuestro mal, entonces habitaré con vosotros en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres, desde hace tanto tiempo y para siempre.
Mirad: Vosotros os fiáis de palabras engañosas que no sirven de nada. ¿De modo que robáis, matáis, adulteráis, juráis en falso, quemáis incienso a Baal, seguís a dioses extranjeros y desconocidos, y después entráis a presentaros ante mí en este templo, dedicado a mi nombre, y os decís: ‘Estamos salvos’, para seguir cometiendo esas abominaciones?
¿Creéis que es una cueva de bandidos este templo dedicado a mi nombre? Atención, que yo lo he visto"» –oráculo del Señor–.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 83 (Sal 84)
R/. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum.

Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor del universo,
Rey mío y Dios mío.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichoso el que encuentra en ti su fuerza.
Caminan de baluarte en baluarte,

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum.

Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum.

Aclamación antes del Evangelio

St 1, 21 bc
Acoged con docilidad la palabra, que ha sido injertada en vosotros y es capaz de salvar vuestras vidas.
In mansuetúdine suscípite ínsitum verbum, quod potest salváre ánimas vestras

Evangelio

Dejadlos crecer juntos hasta la siega
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 24-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola al gentío: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del
trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba
la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo:
"Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?".
Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho".
Los criados le preguntan: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?".
Pero él les respondió: "No, que al recoger la cizaña podéis arrancar también el trigo.
Dejadlos crecer juntos hasta la siega y cuando llegue la siega diré a los segadores: arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  17º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 17ª semana • Año par

Primera Lectura

El pueblo será como ese cinturón que ya no sirve para nada
Lectura del libro de Jeremías. (Jr 13, 1-11)
Esto me dijo el Señor: «Ve, cómprate un cinturón de lino y rodéate con él la cintura; pero no lo metas en agua».
Me compré el cinturón, según me lo mandó el Señor, y me lo ceñí.
El Señor me dirigió la palabra por segunda vez: «Toma el cinturón que has comprado y que llevas ceñido; ponte en marcha hacia el río Éufrates y lo escondes allí, entre las hendiduras de las piedras».
Fui y lo escondí en el Éufrates, según me había mandado el Señor.
Tiempo después me dijo el Señor: «Vete al río Éufrates y recoge el cinturón que te mandé esconder allí».
Fui al Éufrates, cavé y recogí el cinturón del sitio donde lo había escondido: estaba estropeado, no servía para nada.
Entonces el Señor me habló así: «Esto dice el Señor: Del mismo modo consumiré la soberbia de Judá, la gran soberbia de Jerusalén. Este pueblo malvado que se niega a escuchar mis palabras, que se comporta con corazón obstinado y sigue a dioses extranjeros, para rendirles culto y adorarlos, será como ese cinturón que ya no sirve para nada.
Porque del mismo modo que se ajusta el cinturón a la cintura del hombre, así hice yo que se ajustaran a mí la casa de Judá y la casa de Israel –oráculo del Señor– para que fueran mi pueblo, mi fama, mi alabanza y mi honor. Pero no me escucharon».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Dt 32
R/. Despreciaste al Dios que te engendró.
Deum, qui te génuit, dereliquísti

Despreciaste a la Roca que te engendró,
y olvidaste al Dios que te dio a luz.
Lo vio el Señor, e irritado
rechazó a sus hijos e hijas.

Despreciaste al Dios que te engendró.
Deum, qui te génuit, dereliquísti

Y dijo: «Les ocultaré mi rostro,
y veré cuál es su suerte,
porque son una generación pervertida,
unos hijos desleales».

Despreciaste al Dios que te engendró.
Deum, qui te génuit, dereliquísti

«Me han dado celos con un dios que no es dios,
me han irritado con sus ídolos vacíos;
pues yo les daré celos con un pueblo que no es pueblo,
con una nación fatua los irritaré».

Despreciaste al Dios que te engendró.
Deum, qui te génuit, dereliquísti

Aclamación antes del Evangelio

St 1, 18
Por propia iniciativa el Padre nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas.
Voluntárie génuit nos Pater verbo veritátis, ut prior simus inítium áliquod cratúrae eis

Evangelio

El grano de mostaza se hace un árbol hasta el punto de que los pájaros del cielo anidan en sus ramas
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 31-35)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola al gentío: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno toma y siembra en su campo; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un árbol hasta el punto de que vienen los pájaros del cielo a anidar en sus ramas».
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta».
Jesús dijo todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta:
«Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 17ª semana • Año par

Primera Lectura

Recuerda, Señor, y no rompas tu alianza con nosotros
Lectura del libro de Jeremías. (Jr 14, 17-22)
Mis ojos se deshacen en lágrimas, de día y de noche no cesan: por la terrible desgracia que padece la doncella, hija de mi pueblo, una herida de fuertes dolores.
Salgo al campo: muertos a espada; entro en la ciudad: desfallecidos de hambre; tanto el profeta como el sacerdote vagan sin sentido por el país.
¿Por qué has rechazado del todo a Judá?
¿Tiene asco tu garganta de Sión?
¿Por qué nos has herido sin remedio?
Se espera la paz, y no hay bienestar, al tiempo de la cura sucede la turbación.
Reconocemos, Señor, nuestra impiedad, la culpa de nuestros padres, porque pecamos contra ti.
No nos rechaces, por tu nombre, no desprestigies tu trono glorioso; recuerda y no rompas tu alianza con nosotros.
¿Tienen los gentiles ídolos de la lluvia?
¿Dan los cielos de por sí los aguaceros?
¿No eres tú, Señor, Dios nuestro; tú, que eres nuestra esperanza, porque tú lo hiciste todo?
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 78 (Sal 79)
R/. Por el honor de tu nombre líbranos, Señor.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

No recuerdes contra nosotros las culpas
de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados.

Por el honor de tu nombre líbranos, Señor.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre.

Por el honor de tu nombre líbranos, Señor.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte.
Nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
cantaremos tus alabanzas de generación en generación.

Por el honor de tu nombre líbranos, Señor.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 16 (Sal 17)
La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo; todo el que lo encuentra vive para siempre.
Semen est verbum Dei, sator autem Christus: omnis qui ínvenit eum, manébit in aetérnum.

Evangelio

Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 36-43)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo». Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el final de los tiempos y los segadores los ángeles.
Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad, y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 17ª semana • Año par

Primera Lectura

¿Por qué se ha hecho crónica mi llaga? Si vuelves, estarás a mi servicio
Lectura del libro de Jeremías. (Jr 15, 10.16-21)
¡Ay de mí, madre mía, me has engendrado para discutir y pleitear por todo el país!
Ni presté ni me han prestado, en cambio, todos me maldicen.
Si encontraba tus palabras, las devoraba: tus palabras me servían de gozo, eran la alegría de mi corazón, y tu nombre era invocado sobre mí, Señor Dios del universo.
No me junté con la gente amiga de la juerga y el disfrute; me forzaste a vivir en soledad, pues me habías llenado de tu ira.
¿Por qué se ha hecho crónica mi llaga, enconada e incurable mi herida?
Te has vuelto para mí arroyo engañoso de aguas inconstantes.
Entonces respondió el Señor:
«Si vuelves, te dejaré volver, y así estarás a mi servicio; si separas la escoria del metal, yo hablaré por tu boca.
Ellos volverán a ti, pero tú no vuelvas a ellos.
Haré de ti frente al pueblo muralla de bronce inexpugnable: lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte y salvarte –oráculo del Señor–.
Te libraré de manos de los malvados, te rescataré del puño de los violentos».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 58 (Sal 59)
R/. Dios es mi refugio en el peligro.
Deus refúgium meum in die tribulatiónis meae.

Líbrame de mi enemigo, Dios mío;
protégeme de mis agresores,
líbrame de los malhechores,
sálvame de los hombres sanguinarios.

Dios es mi refugio en el peligro.
Deus refúgium meum in die tribulatiónis meae.

Mira que me están acechando,
y me acosan los poderosos:
sin que yo haya pecado ni faltado, Señor.

Dios es mi refugio en el peligro.
Deus refúgium meum in die tribulatiónis meae.

Por ti velo, fortaleza mía,
que mi alcázar es Dios.
Que tu favor se me adelante, Dios mío,
y me haga ver la derrota de mi enemigo.

Dios es mi refugio en el peligro.
Deus refúgium meum in die tribulatiónis meae.

Pero yo cantaré tu fuerza,
por la mañana proclamaré tu misericordia,
porque has sido mi alcázar
y mi refugio en el peligro.

Dios es mi refugio en el peligro.
Deus refúgium meum in die tribulatiónis meae.

Y tocaré en tu honor, fuerza mía,
porque tú, oh, Dios, eres mi alcázar,
Dios mío, misericordia mía.

Dios es mi refugio en el peligro.
Deus refúgium meum in die tribulatiónis meae.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 15 b
A vosotros os llamo amigos –dice el Señor–, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
Vos dixi amícos, dicit Dóminus, quia ómnia quaecúmque audivi a Patre meo, nota feci vobis.

Evangelio

Vende todo lo que tiene y compra el campo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 44-46)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 17ª semana • Año par

Primera Lectura

Lo mismo que está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano
Lectura del libro de Jeremías. (Jr 18, 1-6)
Palabra que el Señor dirigió a Jeremías: «Anda, baja al taller del alfarero, que allí te comunicaré mi palabra».
Bajé al taller del alfarero, que en aquel momento estaba trabajando en el torno. Cuando le salía mal una vasija de barro que estaba torneando (como suele ocurrir al alfarero que trabaja con barro), volvía a hacer otra vasija, tal como a él le parecía.
Entonces el Señor me dirigió la palabra en estos términos: «¿No puedo yo trataros como este alfarero, casa de Israel? –oráculo del Señor–.
Pues lo mismo que está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano, casa de Israel».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 145 (Sal 146)
R/. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
Beátus cuius Deus Iacob est adiútor.

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
Beátus cuius Deus Iacob est adiútor.

No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
Beátus cuius Deus Iacob est adiútor.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
Beátus cuius Deus Iacob est adiútor.

Aclamación antes del Evangelio

Hch 16, 14 b
Abre, Señor, nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
Aperi, Dómine, cor nostrum, ut intendámus verbis Fílii tui.

Evangelio

Reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 47-53)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando
está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Habéis entendido todo esto?».
Ellos le responden: «Sí».
Él les dijo: «Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 17ª semana • Año par

Primera Lectura

El pueblo se arremolinó en torno a Jeremías en el templo del Señor
Lectura del libro de Jeremías. (Jr 26, 1-9)
Al comienzo del reinado de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá, recibió Jeremías esta palabra de parte del Señor: «Esto dice el Señor: "Ponte en el atrio del templo y, cuando los ciudadanos de Judá entren en él para adorar, les repites a todos las palabras que yo te mande decirles; no dejes ni una sola.
A ver si escuchan y se convierte cada cual de su mala conducta, y así me arrepentiré yo del mal que tengo pensado hacerles a causa de sus malas acciones. Les dirás: ‘Esto dice el Señor: Si no me obedecéis y cumplís la ley que os promulgué, si no escucháis las palabras de mis siervos los profetas, que os he enviado sin cesar (a pesar de que no hacíais caso), trataré a este templo como al de Siló, y haré de esta ciudad fórmula de maldición para todos los pueblos de la tierra’"».
Los profetas, los sacerdotes y todos los presentes oyeron a Jeremías pronunciar estas palabras en el templo del Señor.
Cuando Jeremías acabó de transmitir cuanto el Señor le había ordenado decir a la gente, los sacerdotes, los profetas y todos los presentes lo agarraron y le dijeron:
«Eres reo de muerte. ¿Por qué profetizas en nombre del Señor que este templo acabará como el de Siló y que esta ciudad quedará en ruinas y deshabitada?».
Y el pueblo se arremolinó en torno a Jeremías en el templo del Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 68 (Sal 69)
R/. Que me escuche tu gran bondad, Señor.
In multitúdine misericórdiae tuae exáudi me, Dómine.

Más que los pelos de mi cabeza
son los que me odian sin razón;
numerosos los que me atacan injustamente.
¿Es que voy a devolver lo que no he robado?

Que me escuche tu gran bondad, Señor.
In multitúdine misericórdiae tuae exáudi me, Dómine.

Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre.
Porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí.

Que me escuche tu gran bondad, Señor.
In multitúdine misericórdiae tuae exáudi me, Dómine.

Mi oración se dirige a ti,
Señor, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.

Que me escuche tu gran bondad, Señor.
In multitúdine misericórdiae tuae exáudi me, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

1P 1, 25
La palabra del Señor permanece para siempre; pues esa es la palabra del Evangelio que se os anunció.
Verbum Dómini manet in aetérnum; hoc est autem verbum quod evangelizátum est in vos.

Evangelio

¿No es el hijo del carpintero? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 54-58)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga.
La gente decía admirada: «¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?».
Y se escandalizaban a causa de él.
Jesús les dijo: «Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta».
Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 17ª semana • Año par

Primera Lectura

Es cierto que el Señor me ha enviado para que os comunique estas palabras
Lectura del libro de Jeremías. (Jr 26, 11-16.24)
En aquellos días, los sacerdotes y los profetas dijeron a los magistrados y a la gente: «Este hombre es reo de muerte, pues ha profetizado contra
esta ciudad, como lo habéis podido oír vosotros mismos».
Jeremías respondió a los magistrados y a todos los presentes: «El Señor me ha enviado a profetizar contra este templo y esta ciudad todo lo que acabáis de oír.
Ahora bien, si enmendáis vuestra conducta y vuestras acciones y escucháis la voz del Señor vuestro Dios, el Señor se arrepentirá de la amenaza que ha pronunciado contra vosotros.
Yo, por mi parte, estoy en vuestras manos: haced de mí lo que mejor os parezca.
Pero sabedlo bien: si me matáis, os haréis responsables de sangre inocente, que caerá sobre vosotros, sobre esta ciudad y sobre sus habitantes. Porque es cierto que el Señor me ha enviado para que os comunique personalmente estas palabras».
Los magistrados del pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «Este hombre no es reo de muerte, pues nos ha hablado en nombre del Señor nuestro Dios».
Entonces Ajicán, hijo de Safán, se hizo cargo de Jeremías para que no lo entregaran al pueblo y le dieran muerte.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 68 (Sal 69)
R/. En el día de la gracia, escúchame, Señor.
Témpore grátiae, exáudi me, Dómine.

Arráncame del cieno, que no me hunda;
líbrame de los que me aborrecen,
y de las aguas sin fondo.
Que no me arrastre la corriente,
que no me trague el torbellino,
que no se cierre la poza sobre mí.

En el día de la gracia, escúchame, Señor.
Témpore grátiae, exáudi me, Dómine.

Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.

En el día de la gracia, escúchame, Señor.
Témpore grátiae, exáudi me, Dómine.

Miradlo, los humildes, y alegraos;
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.

En el día de la gracia, escúchame, Señor.
Témpore grátiae, exáudi me, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 10
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti qui persecutiónem patiúntur propter iustítiam quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Evangelio

Herodes mandó decapitar a Juan, y sus discípulos fueron a contárselo a Jesús
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 14, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, oyó el tetrarca Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo a sus cortesanos: «Ese es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él». Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por motivo de Herodías, mujer de su hermano Filipo; porque Juan le decía que no le era lícito vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera.
Ella, instigada por su madre, le dijo: «Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey lo sintió, pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran, y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron a contárselo a Jesús.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  18º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 18ª semana • Año par

Primera Lectura

Jananías, el Señor no te ha enviado, y tú has inducido al pueblo a una falsa confianza
Lectura del libro de Jeremías. (Jr 28, 1-17)
El mismo año, el año cuarto de Sedecías, rey de Judá, el quinto mes, Jananías, hijo de Azur, profeta de Gabaon, me dijo en el templo, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo: «Esto dice el Señor del universo, Dios de Israel: "He roto el yugo del rey de Babilonia. Antes de dos años devolveré a este lugar el ajuar del templo, que Nabucodonosor, rey de Babilonia, tomó de este lugar para llevárselo a Babilonia. A Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá, y a todos los desterrados de Judá que marcharon a Babilonia, yo mismo los haré volver a este lugar –oráculo del Señor– cuando rompa el yugo del rey de Babilonia"».
El profeta Jeremías respondió al profeta Jananías delante de los sacerdotes y de toda la gente que estaba en el templo.
Le dijo así el profeta Jeremías: «¡Así sea; así lo haga el Señor! Que el Señor confirme la palabra que has profetizado y devuelva de Babilonia a este lugar el ajuar del templo y a todos los que están allí desterrados. Pero escucha la palabra que voy a pronunciar en tu presencia y ante toda la gente aquí reunida: Los profetas que nos precedieron a ti y a mí, desde tiempos antiguos, profetizaron a países numerosos y a reyes poderosos guerras, calamidades y pestes. Si un profeta profetizaba prosperidad, solo era reconocido como profeta auténtico enviado por el Señor cuando se cumplía su palabra».
Entonces Jananías arrancó el yugo del cuello del profeta Jeremías y lo rompió.
Después dijo Jananías a todos los presentes: «Esto dice el Señor: "De este modo romperé del cuello de todas las naciones el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, antes de dos años"».
El profeta Jeremías se marchó.
Vino la palabra del Señor a Jeremías después de que Jananías hubo roto el yugo del cuello del profeta Jeremías.
El Señor le dijo: «Ve y dile a Jananías: "Esto dice el Señor: Tú has roto un yugo de madera, pero yo haré un yugo de hierro. Porque esto dice el Señor del universo, Dios de Israel: Pondré un yugo de hierro al cuello de todas estas naciones para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y se le sometan. Le entregaré hasta los animales salvajes"».
El profeta Jeremías dijo al profeta Jananías: «Escúchame, Jananías: El Señor no te ha enviado, y tú has inducido a este pueblo a una falsa confianza. Por tanto, esto dice el Señor: "Voy a hacerte desaparecer de la tierra; este año morirás porque has predicado rebelión contra el Señor"».
Y el profeta Jananías murió aquel mismo año, el séptimo mes.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu ley.

Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

No quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos.

Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

Vuelvan a mí los que te temen
y hacen caso de tus preceptos.

Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

Sea mi corazón perfecto en tus decretos,
así no quedaré avergonzado.

Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

Los malvados me esperaban para perderme,
pero yo meditaba tus preceptos.

Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

No me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido.

Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 4 b
No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procédit de ore Dei.

Evangelio


  Martes 18ª semana • Año par

Primera Lectura

Por todos tus numerosos pecados te he tratado de ese modo. Cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob
Lectura del libro de Jeremías. (Jr 30, 1-2.12b-15.18-22)
Palabra que recibió Jeremías de parte del Señor: «Esto dice el Señor, Dios de Israel: "Escribe en un libro todas las palabras que he dicho: Tu fractura es incurable, tu herida está infectada; tu llaga no tiene remedio, no hay medicina que la cierre.
Tus amantes te han olvidado, ya no preguntan por ti, pues te herí como un enemigo, te di un escarmiento cruel.
Y todo por tus muchos crímenes, por la gran cantidad de tus pecados.
¿Por qué gritas por tu herida?
Tu llaga es incurable.
Por tantos y tantos crímenes, por todos tus numerosos pecados te he tratado de ese modo".
Pero esto dice el Señor: "Cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob, voy a compadecerme de sus moradas; reconstruirán la ciudad sobre sus ruinas, su palacio se asentará en su puesto.
De allí saldrán alabanzas, voces con aire de fiesta.
Haré que crezcan y no mengüen, que sea reconocida su importancia, que no sean despreciados.
Serán sus hijos como antaño, su asamblea, estable en mi presencia; yo castigaré a sus opresores.
De entre ellos surgirá un príncipe, su gobernante saldrá de entre ellos; lo acercaré y estará junto a mí, pues ¿quién arriesgaría su vida por ponerse cerca de mí?
–oráculo del Señor–.
Y vosotros seréis mí pueblo y yo seré vuestro Dios"».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 101 (Sal 102)
R/. El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.
Ædificávit Dóminus Sión, et appáruit in glória sua

Los gentiles temerán tu nombre;
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones.

El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.
Ædificávit Dóminus Sión, et appáruit in glória sua

Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte.

El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.
Ædificávit Dóminus Sión, et appáruit in glória sua

Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia.
Para anunciar en Sión el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor.

El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.
Ædificávit Dóminus Sión, et appáruit in glória sua

Aclamación antes del Evangelio

Jn 1, 49 b
Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.
Rabbi, tu es Filius Dei, tu es Rex Israel.

Evangelio


  Miércoles 18ª semana • Año par

Primera Lectura

Con amor eterno te amé
Lectura del libro de Jeremías. (Jr 31, 1-7)
En aquel tiempo –oráculo del Señor–, seré el Dios de todas las tribus de Israel, y ellas serán mi pueblo.
Esto dice el Señor: «Encontró mi favor en el desierto el pueblo que escapó de la espada; Israel camina a su descanso.
El Señor se le apareció de lejos: Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi misericordia para contigo.
Te construiré, serás reconstruida, doncella capital de Israel; volverás a llevar tus adornos, bailarás entre corros de fiesta.
Volverás a plantar viñas allá por los montes de Samaría; las plantarán y vendimiarán.
"Es de día" gritarán los centinelas arriba, en la montaña de Efraín: "En marcha, vayamos a Sión, donde está el Señor nuestro Dios"».
Porque esto dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por la flor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: ¡El Señor ha salvado a su pueblo, ha salvado al resto de Israel!».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Jr 31
R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño».

El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum

«Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor.

El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum

Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas.

El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum

Aclamación antes del Evangelio

Lc 7, 16
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Prophéta magnus surréxit in nobis, et Deus visitávit plebem suam.

Evangelio

Mujer, qué grande es tu fe Lectura del santo
Evangelio según san Mateo. (Mt 15, 21-28)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo».
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
«Atiéndela, que viene detrás gritando».
Él les contestó: «Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Ella se acercó y se postró ante él diciendo: «Señor, ayúdame».
Él le contestó: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas». En aquel momento quedó curada su hija.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 18ª semana • Año par

Primera Lectura

Haré una alianza nueva y no recordaré los pecados
Lectura del libro de Jeremías. (Jr 31, 31-34)
Llegan días –oráculo del Señor– en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será una alianza como la que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues quebrantaron mi
alianza, aunque yo era su Señor –oráculo del Señor–.
Esta será la alianza que haré con ellos después de aquellos días –oráculo del Señor–: Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrán que enseñarse unos a otros diciendo: «Conoced al Señor», pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor –oráculo del Señor–, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 50 (Sal 51)
R/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Cor mundum crea in me, Deus

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Cor mundum crea in me, Deus

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Cor mundum crea in me, Deus

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Cor mundum crea in me, Deus

Aclamación antes del Evangelio

Mt 16, 18
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Tu es Petrus, et super hanc petram aedificábo Ecclésiam meam, et portae ínferi non praevalébunt advérsus eam.

Evangelio

Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 16, 13-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomo la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».
Jesús le respondió: «Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».
Jesús se volvió y dijo a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 18ª semana • Año par

Primera Lectura

Ay de la ciudad sanguinaria
Lectura de la profecía de Nahún. (Na 2, 1.3; Na 3, 1-3.6-7)
He aquí sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz.
Celebra tus fiestas, Judá, cumple tus votos, que no pasará más por ti el perverso; se acabó la destrucción.
Pues restaura el Señor la dignidad de Jacob y de Israel: los desoladores los habían asolado habían destrozado sus sarmientos.
¡Ay de la ciudad sanguinaria, toda ella mentira, llena de rapiña, insaciable de botín!
Ruido de látigo, estrépito de ruedas, galope de caballos, brincos de carros, asalto de caballería, brillo de espadas, fulgor de lanzas, heridos sin cuento, montones de muertos, cadáveres sin fin, tropiezan en cadáveres.
Echaré sobre ti inmundicias, te deshonraré públicamente.
Todo el que te vea huirá de ti diciendo: «¡Nínive está devastada!
¿Quién se compadecerá?
¿Dónde encontraré quien te consuele?».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Dt 32
R/. Yo doy la muerte y la vida.
Ego occídam et ego vívere fáciam

El día de su ruina se acerca,
y se precipita su destino.
El Señor hará justicia a su pueblo,
y tendrá piedad de sus siervos.

Yo doy la muerte y la vida.
Ego occídam et ego vívere fáciam

Pero ahora mirad: soy yo, solo yo,
y no hay dios fuera de mí.
Yo doy la muerte y la vida,
yo hiero y yo curo.

Yo doy la muerte y la vida.
Ego occídam et ego vívere fáciam

Cuando afile el rayo de mi espada,
y empuñe en mi mano el juicio,
tomaré venganza de mis enemigos
y daré su paga a los que me aborrecen.

Yo doy la muerte y la vida.
Ego occídam et ego vívere fáciam

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 10
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti qui persecutiónem patiúntur propter iustítiam, quóniam ipsórum est regnum caelorum.

Evangelio

¿Que podrá dar un hombre para recobrar su alma?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 16, 24-28)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.
¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre en su reino».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 18ª semana • Año par

Primera Lectura

El justo por su fe vivirá
Lectura de la profecía de Habacuc. (Ha 1, 12-Ha 2, 4)
Señor, ¿no eres, desde siempre, mi Dios?
¡Oh, Santo, que no muramos!
Señor, lo pusiste para sentenciar; ¡oh, Roca!, lo estableciste para juzgar.
Tus ojos, puros para contemplar el mal, no soportan ver la opresión.
¿Por qué, pues, ves a los traidores y callas, cuando el malvado se traga al justo?
Tratas a los hombres como a peces del mar, como a reptiles sin dueño.
Los atrapa a todos con su anzuelo, los arrastra con su red; los amontona en su barca contento y alegre.
Por eso ofrecen sacrificios a su red e incienso a su barca, pues en ellos tienen su sustento, su ración y comida abundante.
¿Seguirá vaciando su red, asesinando pueblos sin compasión?
Aguantaré de pie en mi guardia, me mantendré erguido en la muralla y observaré a ver qué me responde, cómo replica a mi demanda.
Me respondió el Señor: «Escribe la visión y grábala en tablillas, que se lea de corrido; pues la visión tiene un plazo, pero llegará a su término sin defraudar.
Si se atrasa, espera en ella, pues llegará y no tardará.
Mira, el altanero no triunfará; pero el justo por su fe vivirá».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 19 (Sal 20)
R/. No abandonas a los que te buscan, Señor.
Non dereliquísti quaerentes te, Dómine.

Dios está sentado por siempre
en el trono que ha colocado para juzgar.
Él juzgará el orbe con justicia
y regirá las naciones con rectitud.

No abandonas a los que te buscan, Señor.
Non dereliquísti quaerentes te, Dómine.

Él será refugio del oprimido,
su refugio en los momentos de peligro.
Confiarán en ti los que conocen tu nombre,
porque no abandonas a los que te buscan.

No abandonas a los que te buscan, Señor.
Non dereliquísti quaerentes te, Dómine.

Tañed en honor del Señor, que reside en Sión; narrad sus hazañas a los pueblos;
él venga la sangre, él recuerda
y no olvida los gritos de los humildes.

No abandonas a los que te buscan, Señor.
Non dereliquísti quaerentes te, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvátor noster Iesus Christus destrúxit mortem, et illuminávit vitam per Evangelium

Evangelio

Si tuvierais fe, nada os sería imposible
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 17, 14-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre que, de rodillas, le dijo:
«Señor, ten compasión de mi hijo que es lunático y sufre mucho: muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he traído a tus discípulos y no han sido capaces de curarlo».
Jesús tomó la palabra y dijo: «¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros, hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo».
Jesús increpo al demonio y salió; en aquel momento se curó el niño.
Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: «¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?».
Les contestó: «Por vuestra poca fe. En verdad os digo que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, le diríais a aquel monte: "Trasládate desde ahí hasta aquí", y se trasladaría. Nada os sería imposible».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  19º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 19ª semana • Año par

Primera Lectura

Era la apariencia visible de la Gloria del Señor
Lectura de la profecía de Ezequiel. (Ez 1, 2-5.24-28c)
El cinco del mes –era el año quinto de la deportación del rey Jeconias– vino la palabra del Señor sobre Ezequiel, hijo de Buzi, sacerdote, en tierra de los caldeos, a orillas del río Quebar. Allí se posó sobre él la mano del Señor.
Vi un viento huracanado que venía del norte: una gran nube y un fuego zigzagueante con un resplandor en torno, y desde el centro del fuego como un resplandor de ámbar, y en el centro de todo la figura de cuatro seres vivientes.
Este era su aspecto: tenían forma humana.
Y oí el rumor de sus alas cuando se movían, como estruendo de aguas caudalosas, como la voz del Todopoderoso, como griterío de multitudes, como estruendo de tropas. Cuando se detenían, replegaban sus alas. También se oyó un estruendo sobre la bóveda que estaba encima de sus cabezas; cuando se detenían, replegaban sus alas.
Y por encima de la bóveda, que estaba sobre sus cabezas, había una especie de zafiro en forma de trono; sobre esta especie de trono sobresalía una figura que parecía un hombre.
Y vi un brillo como de ámbar (algo así como fuego lo enmarcaba) de lo que parecían sus caderas para arriba, y de lo que parecían sus caderas para abajo vi algo así como fuego, rodeado de resplandor, como el arco que aparece en las nubes cuando llueve. Tal era la apariencia del resplandor en torno.
Era la apariencia visible de la Gloria del Señor.
Al contemplarla, caí rostro en tierra.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Si 16
R/. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Pleni sunt caeli et terra glória tua.

Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles;
alabadlo todos sus ejércitos.

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Pleni sunt caeli et terra glória tua.

Reyes del orbe y todos los pueblos,
príncipes y jueces del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los ancianos junto con los niños.

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Pleni sunt caeli et terra glória tua.

Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra.

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Pleni sunt caeli et terra glória tua.

Él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido.

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Pleni sunt caeli et terra glória tua.

Aclamación antes del Evangelio

2Ts 2, 14
Dios nos llamó por medio del Evangelio para que lleguemos a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Deus vocávit nos per Evangélium, in acquisitiónem glóriae Dómini nostri Iesu Christi.

Evangelio

Lo matarán, pero resucitará. Los hijos están exentos del impuesto
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 17, 22-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día».
Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?».
Contestó: «Sí».
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?».
Contestó: «A los extraños».
Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 19ª semana • Año par

Primera Lectura

Me dio a comer el volumen, y me supo en la boca dulce como la miel
Lectura de la profecía de Ezequiel. (Ez 2, 8-Ez 3, 4)
Esto dice el Señor: «Ahora, hijo de hombre, escucha lo que te digo: ¡No seas rebelde, como este pueblo rebelde! Abre la boca y come lo que te doy».
Vi entonces una mano extendida hacia mí, con un documento enrollado. Lo desenrolló ante mí: estaba escrito en el anverso y en el reverso; tenía escritas elegías, lamentos y ayes.
Entonces me dijo: «Hijo de hombre, come lo que tienes ahí; cómete este volumen y vete a hablar a la casa de Israel».
Abrí la boca y me dio a comer el volumen, diciéndome: «Hijo de hombre, alimenta tu vientre y sacia tus entrañas con este volumen que te doy».
Lo comí y me supo en la boca dulce como la miel.
Me dijo: «Hijo de hombre, anda, vete a la casa de Israel y diles mis palabras».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. ¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas.

¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

Tus preceptos son mi delicia,
tus enseñanzas son mis consejeros.

¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

Más estimo yo la ley de tu boca
que miles de monedas de oro y plata.

¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca!

¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón.

¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos.

¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 29 ab
Tomad mi yugo sobre vosotros –dice el Señor–, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.
Tóllite iugum meum super vos, dicit Dóminus, et díscite a me, quia mitis sum et húmilis corde.

Evangelio

Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños Lectura del santo
Evangelio según san Mateo. (Mt 18, 1-5.10.12-14)
Gloria a ti, Señor.
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
«¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?».
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial.
¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 19ª semana • Año par

Primera Lectura

Marca en la frente a los que se lamentan por las acciones detestables de Jerusalén
Lectura de la profecía de Ezequiel. (Ez 9, 1-7; Ez 10, 18-22)
Oí al Señor que exclamaba con voz potente: «¡Ha llegado el juicio de la ciudad! Que cada uno empuñe su arma destructora».
Entonces aparecieron seis hombres por el camino de la puerta de arriba, la que da al norte. Cada uno empuñaba una maza. En medio de ellos estaba un hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura. Al llegar se detuvieron junto al altar de bronce.
La Gloria del Dios de Israel se había levantado del querubín en que se apoyaba, dirigiéndose al umbral del templo.
Llamó al hombre vestido de lino, que tenía los avíos de escribano a la cintura.
El Señor le dijo: «Recorre la ciudad, atraviesa Jerusalén, y marca en la frente a los que gimen y se lamentan por las acciones detestables que en ella se cometen».
A los otros les dijo en mi presencia: «Recorred la ciudad detrás de él, golpeando sin compasión y sin piedad. A viejos, jóvenes y doncellas, a niños y mujeres, matadlos, acabad con ellos; pero no os acerquéis a ninguno de los que tienen la señal. Comenzaréis por mi santuario».
Y comenzaron por los ancianos que estaban frente al templo. Luego les dijo:
«Profanad el templo, llenando sus atrios de cadáveres, y salid a matar por la ciudad».
La Gloria del Señor salió levantándose del umbral del templo y se colocó sobre los querubines. Los querubines desplegaron sus alas y se elevaron sobre la tierra ante mis ojos. Junto con ellos partieron también las ruedas y se detuvieron a la entrada de la puerta oriental del templo del Señor. La Gloria del Dios de Israel estaba por encima de ellos.
Eran los mismos seres que había visto bajo el Dios de Israel junto al río Quebar, y comprendí que eran querubines.
Cada uno tenía cuatro rostros y cuatro alas, y bajo las alas una especie de mano humana. El aspecto de sus rostros era el de los rostros que había visto junto al río Quebar. Todos ellos iban de frente.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 112 (Sal 113)
R/. La gloria del Señor se eleva sobre los cielos.
Super caelos glória Dómini.

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre.

La gloria del Señor se eleva sobre los cielos.
Super caelos glória Dómini.

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.

La gloria del Señor se eleva sobre los cielos.
Super caelos glória Dómini.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que habita en las alturas
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

La gloria del Señor se eleva sobre los cielos.
Super caelos glória Dómini.

Aclamación antes del Evangelio

2Co 5, 19ac
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Deus erat in Christo mundum reconcílians sibi, et pósuit in nobis verbum reconciliatiónis

Evangelio

Si te hace caso, has salvado a tu hermano
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 18, 15-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.
En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.
Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 19ª semana • Año par

Primera Lectura

Emigro en pleno día, a la vista de todos
Lectura de la profecía de Ezequiel. (Ez 12, 1-12)
Me fue dirigida esta palabra del Señor: «Hijo de hombre, vives en medio de un pueblo rebelde: tienen ojos para ver, y no ven; tienen oídos para oír, y no oyen, porque son un pueblo rebelde.
Así pues, tú, hijo de hombre, prepara tu equipaje para el destierro, y emigra en pleno día, a la vista de todos; a la vista de todos emigra a otro sitio. Tal vez así comprendan que son un pueblo rebelde.
Sacarás tu equipaje de deportado en pleno día, a la vista de todos; partirás al atardecer, a la vista de todos, como quien va al destierro.
A la vista de todos abre una brecha en el muro y saca por allí tu equipaje.
Cárgalo al hombro a la vista de todos, sácalo en la oscuridad. Cúbrete la cara para no ver la tierra, porque hago de ti un signo para la casa de Israel».
Yo hice todo lo que me había ordenado. Saqué mi equipaje como quien va al destierro, en pleno día; al atardecer abrí una brecha en el muro con las manos, lo saqué en la oscuridad y me lo cargué al hombro, a la vista de todos.
A la mañana siguiente me fue dirigida esta palabra del Señor: «Hijo de hombre, ¿no te ha preguntado la casa de Israel, la casa rebelde, qué es lo que hacías?
Pues respóndeles: "Esto dice el Señor Dios: Este oráculo toca al príncipe en
Jerusalén y a toda la casa de Israel que vive allí".
Di: "Yo soy un signo para vosotros: como yo he hecho, así harán con ellos. Serán deportados, irán al destierro.
El príncipe que vive entre ellos se cargará al hombro el equipaje, en la oscuridad saldrá por una brecha que abrirán en el muro para sacarlo, se cubrirá la cara para no ver su tierra con sus propios ojos"».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 77 (Sal 78)
R/. ¡No olvidéis las acciones del Señor!
Ne obliviscámini óperum Dei.

Ellos tentaron al Dios altísimo y se rebelaron,
negándose a guardar sus preceptos;
desertaron y traicionaron como sus padres,
fallaron como un arco engañoso.

¡No olvidéis las acciones del Señor!
Ne obliviscámini óperum Dei.

Con sus altozanos lo irritaban,
con sus ídolos provocaban sus celos.
Dios lo oyó y se indignó
y rechazó totalmente a Israel.

¡No olvidéis las acciones del Señor!
Ne obliviscámini óperum Dei.

Abandonó sus valientes al cautiverio,
su orgullo a las manos enemigas;
entregó su pueblo a la espada,
encolerizado contra su heredad.

¡No olvidéis las acciones del Señor!
Ne obliviscámini óperum Dei.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 31 (Sal 32)
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, enséñame tus decretos.
Fáciem tuam, Dómine, illúmina super servum tuum, et doce me iustificatiónes tuas.

Evangelio

No te digo que perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 18, 21-Mt 19, 1)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo".
Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: "Págame lo que me debes".
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: "Ten paciencia conmigo y te lo pagaré".
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?".
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».
Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 19ª semana • Año par

Primera Lectura


Eras perfecta con los atavíos que yo había puesto sobre ti; y te prostituiste
Lectura de la profecía de Ezequiel. (Ez 16, 1-15.60.63)
Me fue dirigida esta palabra del Señor: «Hijo de hombre, hazle conocer sus acciones detestables a Jerusalén.
Di: "Esto dice el Señor Dios, a Jerusalén. Por tu origen y tu nacimiento eres cananea: tu padre era amorreo y tu madre hitita. Así fue tu nacimiento: El día en que naciste, no te cortaron el cordón, no te lavaron con agua para purificarte, ni te friccionaron con sal, ni te envolvieron en pañales. Nadie se apiadó de ti ni hizo por compasión nada de todo esto, sino que por aversión te arrojaron a campo abierto el día que naciste.
Yo pasaba junto a ti y te vi revolviéndote en tu sangre, y te dije: Sigue viviendo, tú que yaces en tu sangre, sigue viviendo.
Te hice crecer como un brote del campo. Tú creciste, te hiciste grande, llegaste a la edad del matrimonio. Tus senos se afirmaron y te brotó el vello, pero continuabas completamente desnuda.
Pasé otra vez a tu lado, te vi en la edad del amor; extendí mi manto sobre ti para cubrir tu desnudez. Con juramento hice alianza contigo –oráculo del Señor Dios– y fuiste mía.
Te lavé con agua, te limpié la sangre que te cubría y te ungí con aceite. Te puse vestiduras bordadas, te calcé zapatos de cuero fino, te ceñí de lino, te revestí de seda.
Te engalané con joyas: te puse pulseras en los brazos y un collar en tu cuello. Te puse un anillo en la nariz, pendientes en tus orejas y una magnífica diadema en tu cabeza.
Lucías joyas de oro y plata, vestidos de lino, seda y bordado; comías flor de harina, miel y aceite; estabas cada vez más bella y llegaste a ser como una reina.
Se difundió entre las naciones paganas la fama de tu belleza, perfecta con los atavíos que yo había puesto sobre ti –oráculo del Señor Dios–. Pero tú, confiada en tu belleza, te prostituiste; valiéndote de tu fama, prodigaste tus favores y te entregaste a todo el que pasaba.
Con todo, yo me acordaré de mi alianza contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo una alianza eterna, para que te acuerdes y te avergüences y no te atrevas nunca más a abrir la boca por tu oprobio, cuando yo te perdone todo lo que hiciste –oráculo del Señor Dios–».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Is 12
R/. Ha cesado tu ira y me has consolado.
Convérsus est furor tuus, et consolátus es me.

«Él es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación».
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

Ha cesado tu ira y me has consolado.
Convérsus est furor tuus, et consolátus es me.

«Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso».

Ha cesado tu ira y me has consolado.
Convérsus est furor tuus, et consolátus es me.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión,
porque es grande en medio de ti el Santo de Israel.

Ha cesado tu ira y me has consolado.
Convérsus est furor tuus, et consolátus es me.

Aclamación antes del Evangelio

1Ts 2, 13
Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios.
Accípite verbum Dei, non ut verbum hóminum, sed, sicut est vere, verbum Dei.

Evangelio

Por la dureza de corazón permitió Moisés repudiar a las mujeres; pero, al principio, no era así
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 19, 3-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?».
Él les respondió: «¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». Ellos insistieron: «¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla?».
Él les contestó: «Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer –no hablo de unión ilegítima– y se casa con otra, comete adulterio».
Los discípulos le replicaron: «Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».
Pero él les dijo: «No todos entienden esto, solo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 19ª semana • Año par

Primera Lectura

Os juzgaré a cada uno según su proceder
Lectura de la profecía de Ezequiel. (Ez 18, 1-10.13b.30-32)
Me fue dirigida esta palabra del Señor: «¿Por qué andáis repitiendo este refrán en la tierra de Israel?: "Los padres comieron agraces y los hijos tuvieron dentera". Por mi vida –oráculo del Señor Dios– que nadie volverá a repetir ese refrán en Israel, porque todas las vidas son mías: la vida del padre como la del hijo. El que peque, ese morirá. Si un hombre es inocente y se comporta recta y justamente; si no come en los montes ni levanta sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; si no deshonra a la mujer de su prójimo ni se une a su mujer durante la menstruación; si no oprime a nadie, si devuelve la prenda empeñada; si no despoja a nadie de lo suyo, si da de su pan al hambriento y viste al desnudo; si no presta con usura ni acepta intereses; si se mantiene lejos de la injusticia y aplica con equidad el derecho entre las personas; si se comporta según mis preceptos y observa mis leyes, cumpliéndolas fielmente: ese hombre es justo, y ciertamente vivirá –oráculo del Señor Dios–.
Si ese hombre engendra un hijo violento y sanguinario, que comete contra su prójimo alguna de estas malas acciones, ciertamente no vivirá. Por haber cometido todas esas acciones detestables, morirá irremediablemente y será responsable de su propia muerte.
Pues bien, os juzgaré, a cada uno según su proceder, casa de Israel –oráculo del Señor Dios–.
Arrepentíos y convertíos de vuestros delitos, y no tropezaréis en vuestra culpa. Apartad de vosotros los delitos que habéis cometido, renovad vuestro corazón y vuestro espíritu. ¿Por qué habríais de morir, casa de Israel?
Yo no me complazco en la muerte de nadie –oráculo del Señor Dios–. Convertíos y viviréis».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 50 (Sal 51)
R/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Cor mundum crea in me, Deus.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Cor mundum crea in me, Deus.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Cor mundum crea in me, Deus.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.
Cor mundum crea in me, Deus.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

No impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 19, 13-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase, pero los discípulos los regañaban.
Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos».
Les impuso las manos y se marchó de allí.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  20º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 20ª semana • Año par

Primera Lectura

Ezequiel os servirá de señal: haréis lo mismo que él ha hecho
Lectura de la profecía de Ezequiel. (Ez 24, 15-24)
Me fue dirigida esta palabra del Señor: «Hijo de hombre, voy a arrebatarte repentinamente el encanto de tus ojos; pero tú no entones una lamentación, no hagas duelo, no llores, no derrames lágrimas. Suspira en silencio, no hagas ningún rito fúnebre. Ponte el turbante y cálzate las sandalias; no te cubras la barba ni comas el pan del duelo». Yo había hablado a la gente por la mañana, y por la tarde murió mi mujer. Al día siguiente hice lo que se me había ordenado.
Entonces me dijo la gente: «¿Quieres explicarnos qué significa lo que estás haciendo?».
Les respondí: «He recibido esta palabra del Señor: "Dile a la casa de Israel: Esto dice el Señor Dios: ‘Voy a profanar mi santuario, el baluarte del que estáis orgullosos, encanto de vuestros ojos, esperanza de vuestra vida. Los hijos e hijas que dejasteis en Jerusalén caerán a espada.
Entonces haréis lo que yo he hecho: no os cubriréis la barba ni comeréis el pan del duelo; seguiréis con el turbante en la cabeza y las sandalias en los pies; no entonaréis una lamentación ni lloraréis; os consumiréis por vuestras culpas y gemiréis unos con otros. Ezequiel os servirá de señal: haréis lo mismo que él ha hecho.
Y, cuando suceda, comprenderéis que yo soy el Señor Dios’"».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Dt 32
R/. Despreciaste al Dios que te engendró.
Deum, qui te génuit, dereliquísti

Despreciaste a la Roca que te engendró,
y olvidaste al Dios que te dio a luz.
Lo vio el Señor, e irritado
rechazó a sus hijos e hijas.

Despreciaste al Dios que te engendró.
Deum, qui te génuit, dereliquísti

Y dijo: «Les ocultaré mi rostro,
y veré cuál es su suerte,
porque son una generación pervertida,
unos hijos desleales».

Despreciaste al Dios que te engendró.
Deum, qui te génuit, dereliquísti

«Me han dado celos con un dios que no es dios, me han irritado con sus ídolos vacíos;
pues yo les daré celos con un pueblo que no es pueblo,
con una nación fatua los irritaré».

Despreciaste al Dios que te engendró.
Deum, qui te génuit, dereliquísti

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 3
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Evangelio

Si quieres ser perfecto, vende tus bienes, así tendrás un tesoro en el cielo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 19, 16-22)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?».
Jesús le contestó:«¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».
Él le preguntó: «¿Cuáles?».
Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».
El joven le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?».
Jesús le contestó: «Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero
a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego ven y sígueme».
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 20ª semana • Año par

Primera Lectura

Eres hombre, y no dios; pusiste tu corazón como el corazón de Dios
Lectura de la profecía de Ezequiel. (Ez 28, 1-10)
Me fue dirigida esta palabra del Señor: «Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Esto dice el Señor Dios: Se enalteció tu corazón y dijiste: "Soy un dios y estoy sentado en el trono de los dioses en el corazón del mar". Tú que eres hombre, y no dios, pusiste tu corazón como el corazón de Dios.
Te dijiste: "¡Si eres más sabio que Daniel, ningún enigma se te resiste!
Con tu sabiduría e inteligencia te has hecho una fortuna;
acumulaste tesoros de oro y plata".
Con tu gran habilidad para el comercio acrecentaste tu fortuna; y por tu fortuna te llenaste de presunción.
Por ello, así dice el Señor Dios: "Por haber puesto tu corazón como el corazón de Dios, por eso, haré venir contra ti extranjeros, los más feroces de entre los pueblos.
Desenvainarán sus espadas contra tu brillante sabiduría, y profanarán tu belleza.
Te hundirán en la fosa y perecerás de muerte violenta en el corazón del mar.
¿Podrás seguir diciendo delante de tus verdugos: ‘Soy un dios’? Serás un hombre, y no un dios, en mano de los que te apuñalen.
Morirás con muerte de incircunciso, a manos de gentes extrañas.
Porque lo he dicho yo" –oráculo del Señor–».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Dt 32
R/. Yo doy la muerte y la vida.
Ego occídam et ego vívere fáciam.

Me dije: «Los aniquilaría,
y borraría su memoria entre los hombres».
Si no temiese las burlas del enemigo,
y la mala interpretación del adversario.

Yo doy la muerte y la vida.
Ego occídam et ego vívere fáciam.

No sea que digan: «Nuestra mano ha vencido,
no es el Señor quien ha hecho todo esto».
Porque es gente que ha perdido el juicio,
y que carece de inteligencia.

Yo doy la muerte y la vida.
Ego occídam et ego vívere fáciam.

¿Cómo puede uno perseguir a mil,
y dos poner en fuga a diez mil,
si no fuera porque los ha vendido su Roca
y el Señor los ha entregado?

Yo doy la muerte y la vida.
Ego occídam et ego vívere fáciam.

El día de su ruina se acerca,
y se precipita su destino.
El Señor hará justicia a su pueblo,
y tendrá piedad de sus siervos.

Yo doy la muerte y la vida.
Ego occídam et ego vívere fáciam.

Aclamación antes del Evangelio

2Co 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza.
Iesus Christus egénus factus est, cum esset dives, ut illíus inópia vos dívites essétis.

Evangelio

Más fácil le es a un camello entrar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 19, 23-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos».
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».
Entonces dijo Pedro a Jesús: «Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».
Jesús les dijo: «En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.
Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 20ª semana • Año par

Primera Lectura

Libraré mi rebaño de sus fauces, para que no les sirva de alimento
Lectura de la profecía de Ezequiel. (Ez 34, 1-11)
Me fue dirigida esta palabra del Señor: «Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza y diles: "¡Pastores!, esto dice el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar las ovejas?
Os coméis las partes mejores, os vestís con su lana; matáis las más gordas, pero no apacentáis el rebaño. No habéis robustecido a las débiles, ni curado a la enferma, ni vendado a la herida; no habéis recogido a la descarriada, ni buscado a la que se había perdido, sino que con fuerza y violencia las habéis dominado.
Sin pastor, se dispersaron para ser devoradas por las fieras del campo. Se dispersó mi rebaño y anda errante por montes y altos cerros; por todos los rincones del país se dispersó mi rebaño y no hay quien lo siga ni lo busque.
Por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor: ¡por mi vida! –oráculo del Señor Dios–; porque mi rebaño ha sido expuesto al pillaje, y a ser devorado por las fieras del campo por falta de pastor; porque mis pastores no cuidaron mi rebaño, y se apacentaron a sí mismos pero no apacentaron mi rebaño, por eso, pastores, escuchad la palabra del Señor: Esto dice el Señor Dios: Me voy a enfrentar con los pastores: les reclamaré mi rebaño, dejarán de apacentar el rebaño, y ya no podrán apacentarse a sí mismos. Libraré mi rebaño de sus fauces, para que no les sirva de alimento"».
Porque esto dice el Señor Dios: «Yo mismo buscaré mi rebaño y lo cuidaré».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 22 (Sal 23)
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit

Aclamación antes del Evangelio

Hb 4, 12 ad
La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón.
Vivus est sermo Dei, et éfficax, et discrétor cogitatiónum et intentiónum cordis.

Evangelio

¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 20, 1-16a)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña.
Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: "Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido". Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?».
Le respondieron: "Nadie nos ha contratado".
Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña".
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros".
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más,
pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno".
Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?".
Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 20ª semana • Año par

Primera Lectura

Os daré un corazón nuevo y os infundiré mi espíritu
Lectura de la profecía de Ezequiel. (Ez 36, 23-28)
Esto dice el Señor: «Manifestaré la santidad de mi gran nombre, profanado entre los gentiles, porque vosotros lo habéis profanado en medio de ellos.
Reconocerán las naciones que yo soy el Señor –oráculo del Señor Dios–, cuando por medio de vosotros les haga ver mi santidad.
Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 50 (Sal 51)
R/. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas vuestras inmundicias.
Effúndam super vos aquam mundam, et mundabímini ab ómnibus inquinaméntis vestris.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas vuestras inmundicias.
Effúndam super vos aquam mundam, et mundabímini ab ómnibus inquinaméntis vestris.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas vuestras inmundicias.
Effúndam super vos aquam mundam, et mundabímini ab ómnibus inquinaméntis vestris.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias.

Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas vuestras inmundicias.
Effúndam super vos aquam mundam, et mundabímini ab ómnibus inquinaméntis vestris.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hódie, nolíte obdurare corda vestra, sed vocem Dómini audíte.

Evangelio

A todos los que encontréis, llamadlos a la boda
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 22, 1-14)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda".
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda".
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?". El otro no abrió la boca.
Entonces el rey dijo a los servidores: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes".
Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 20ª semana • Año par

Primera Lectura

Huesos secos, escuchad la palabra del Señor. Os sacaré de vuestros sepulcros, casa de Israel
Lectura de la profecía de Ezequiel. (Ez 37, 1-14)
En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí.
El Señor me saco en espíritu y me colocó en medio de un valle todo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas y vueltas en torno a ellos: eran muchísimos en el valle y estaban completamente secos.
Me preguntó: «Hijo de hombre: ¿podrán revivir estos huesos?».
Yo respondí: «Señor, Dios mío, tú lo sabes».
Él me dijo: «Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: "¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor! Esto dice el Señor Dios a estos huesos: Yo mismo infundiré espíritu sobre vosotros y viviréis. Pondré sobre vosotros los tendones, haré crecer la carne, extenderé sobre ella la piel, os infundiré espíritu y viviréis. Y comprenderéis que yo soy el Señor"».
Yo profeticé como me había ordenado, y mientras hablaba se oyó un estruendo y los huesos se unieron entre sí. Vi sobre ellos los tendones, la carne había crecido y la piel la recubría; pero no tenían espíritu.
Entonces me dijo: «Conjura al espíritu, conjúralo, hijo de hombre, y di al espíritu: "Esto dice el Señor Dios: ven de los cuatro vientos, espíritu, y sopla sobre estos muertos para que vivan"».
Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu y revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innumerable.
Y me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son la entera casa de Israel, que dice: "Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, ha perecido, estamos perdidos". Por eso profetiza y diles: "Esto dice el Señor Dios: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os sacaré de ellos, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de ellos, pueblo mío, comprenderéis que soy el Señor. Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestra tierra y comprenderéis que yo, el Señor, lo digo y lo hago"
–oráculo del Señor–».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 106 (Sal 107)
R/. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Confitémini Dómino, quóniam in saeculum misericórdia eius.

Que lo confiesen los redimidos por el Señor,
los que él rescató de la mano del enemigo,
los que reunió de todos los países:
oriente y occidente, norte y sur.

Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Confitémini Dómino, quóniam in saeculum misericórdia eius.

Erraban por un desierto solitario,
no encontraban el camino de ciudad habitada; pasaban hambre y sed,
se les iba agotando la vida.

Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Confitémini Dómino, quóniam in saeculum misericórdia eius.

Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Los guió por un camino derecho,
para que llegaran a una ciudad habitada.

Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Confitémini Dómino, quóniam in saeculum misericórdia eius.

Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Calmó el ansia de los sedientos,
y a los hambrientos los colmó de bienes.

Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Confitémini Dómino, quóniam in saeculum misericórdia eius.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 24 (Sal 25) bc
Dios mío, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad.
Sémitas tuas, Dómine, édoce me, dírige me in veritáte tua.

Evangelio

Amarás al Señor tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 22, 34-40)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?».
Él le dijo: «"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente".
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 20ª semana • Año par

Primera Lectura

La Gloria del Señor entró en el templo
Lectura de la profecía de Ezequiel. (Ez 43, 1-7a)
El ángel me condujo al pórtico oriental.
Vi la Gloria del Dios de Israel que venía de Oriente, con un estruendo de aguas caudalosas. La tierra se iluminó con su Gloria. Esta visión fue como la visión que había contemplado cuando vino a destruir la ciudad, y como la visión que había contemplado a orillas del río Quebar.
Caí rostro en tierra.
La Gloria del Señor entró en el templo por la puerta oriental.
Entonces me arrebató el espíritu y me llevó al atrio interior.
La Gloria del Señor llenaba el templo.
Entonces oí a uno que me hablaba desde el templo, mientras aquel hombre seguía de pie a mi lado, y me decía: «Hijo de hombre, este es el sitio de mi trono, el sitio donde apoyo mis pies, y donde voy a residir para siempre en medio de los hijos de Israel».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 84 (Sal 85)
R/. La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.
Inhabitábit glória Dómini in terra nostra.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está cerca de los que lo temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra.

La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.
Inhabitábit glória Dómini in terra nostra.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo.

La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.
Inhabitábit glória Dómini in terra nostra.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino.

La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.
Inhabitábit glória Dómini in terra nostra.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 23, 9 b.10b
Uno solo es vuestro Padre, el del cielo; y uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
Unus est Pater vester, qui in caelis est; et Magíster vester unus est, Christus.

Evangelio

Ellos dicen, pero no hacen
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 23, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame "rabbí".
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "rabbí", porque Uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque Uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  21º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 21ª semana • Año par

Primera Lectura

El nombre del Señor será glorificado en vosotros y vosotros en él
Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses. (2Ts 1, 1-5.11b-12)
Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los Tesalonicenses en Dios, nuestro Padre, y en el Señor Jesucristo.
A vosotros gracia y paz de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
Debemos dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es justo, pues vuestra fe crece vigorosamente y sigue aumentando el amor mutuo de todos y cada uno de vosotros.
Esto hace que nos mostremos orgullosos de vosotros ante las iglesias de Dios por vuestra paciencia y vuestra fe en medio de todas las persecuciones y tribulaciones que estáis soportando.
Así se pone de manifiesto el justo juicio divino, de manera que lleguéis a ser dignos del reino de Dios, por el cual padecéis.
Nuestro Dios os haga dignos de la vocación y con su poder lleve a término todo propósito de hacer el bien y la tarea de la fe. De este modo, el nombre de nuestro Señor Jesús será glorificado en vosotros y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sa1 95 (Sal 96)
R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Annuntiate in ómnibus pópulis mirabilia Dómini

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre.

Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Annuntiate in ómnibus pópulis mirabilia Dómini

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.

Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Annuntiate in ómnibus pópulis mirabilia Dómini

Porque es grande el Señor,
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles no son nada,
mientras que el Señor ha hecho el cielo.

Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Annuntiate in ómnibus pópulis mirabilia Dómini

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam audiunt, dicit Dóminus; et ego cognosco eas, et sequúntur me.

Evangelio

¡Ay de vosotros, guías ciegos!
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 23, 13-22)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la "gehenna" el doble que vosotros!
¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"! Necios y ciegos ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro?
O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga". ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 21ª semana • Año par

Primera Lectura

Conservad las tradiciones que habéis aprendido
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses. (2Ts 2, 1-3a.14-17)
Os rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor estuviera encima. Que nadie en modo alguno os engañe. Dios os llamó por medio de nuestro Evangelio para que lleguéis a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así, pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta.
Que el mismo Señor nuestro, Jesucristo, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha regalado un consuelo eterno y una esperanza dichosa, consuele vuestros corazones y os dé fuerza para toda clase de palabras y obras buenas.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 95 (Sal 96)
R/. Llega el Señor a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicare terram

Decid a los pueblos: «El Señor es rey:
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente».

Llega el Señor a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicare terram

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos.

Llega el Señor a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicare terram

Aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.

Llega el Señor a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicare terram

Aclamación antes del Evangelio

Hb 4, 12 ad
La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón.
Vivus est sermo Dei, et efficax, et discretor cogitationum et intentionum cordis

Evangelio

Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 23, 23-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!
Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 21ª semana • Año par

Primera Lectura

Si alguno no quiere trabajar, que no coma
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses. (2Ts 3, 6-10.16-18)
En nombre del Señor Jesucristo, os mandamos, hermanos, que os apartéis de todo hermano que lleve una vida desordenada y no conforme con la tradición que recibió de nosotros.
Ya sabéis vosotros cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: No vivimos entre vosotros sin trabajar, no comimos de balde el pan de nadie, sino que con cansancio y fatiga, día y noche, trabajamos a fin de no ser una carga para ninguno de vosotros. No porque no tuviéramos derecho, sino para daros en nosotros un modelo que imitar.
Además, cuando estábamos entre vosotros, os mandábamos que si alguno no quiere trabajar, que no coma.
Que el mismo Señor de la paz os dé la paz siempre y en todo lugar. El Señor esté con todos vosotros.
El saludo va de mi mano, Pablo; esta es la contraseña en toda carta; esta es mi letra.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos vosotros.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 127 (Sal 128)
R/. Dichosos los que temen al Señor.
Beáti omnes qui timent Dóminum

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

Dichosos los que temen al Señor.
Beáti omnes qui timent Dóminum

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.

Dichosos los que temen al Señor.
Beáti omnes qui timent Dóminum

Aclamación antes del Evangelio

1Jn 2, 5
Quien guarda la Palabra de Cristo, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.
Qui servat verbum Christi, vere in hoc cáritas Dei perfécta est

Evangelio

Sois hijos de los que asesinaron a los profetas
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 23, 27-32)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y
crueldad.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato
de los profetas"! Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 21ª semana • Año par

Primera Lectura

En él habéis sido enriquecidos en todo
Comienzo de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 1, 1-9)
Pablo, llamado a ser Apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y Sóstenes nuestro hermano, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados por Jesucristo, llamados santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro: a vosotros, gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Doy gracias a mi Dios continuamente por vosotros, por la gracia de Dios que se os ha dado en Cristo Jesús; pues en él habéis sido enriquecidos en todo: en toda palabra y en toda ciencia; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo, de modo que no carecéis de ningún don gratuito, mientras aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
Él os mantendrá firmes hasta el final, para que seáis irreprensibles el día de nuestro Señor Jesucristo.
Fiel es Dios, el cual os llamó a la comunión con su Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 144 (Sal 145)
R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Señor.
Benedicam nómini tuo, Dómine, in aetérnum.

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza.

Bendeciré tu nombre por siempre, Señor.
Benedicam nómini tuo, Dómine, in aetérnum.

Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas.

Bendeciré tu nombre por siempre, Señor.
Benedicam nómini tuo, Dómine, in aetérnum.

Encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tu justicia.

Bendeciré tu nombre por siempre, Señor.
Benedicam nómini tuo, Dómine, in aetérnum.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 24, 42 a.44
Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
Vigilate et stóte parati, quia qua nescitis hora Filius hóminis ventúrus est

Evangelio

Estad preparados
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 24, 42-51)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene e! ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?
Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.
Pero si dijere aquel mal siervo para sus adentros: "Mi señor tarda en llegar", y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 21ª semana • Año par

Primera Lectura

Predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los hombres; pero para los llamados es sabiduría de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 1, 17-25)
Hermanos:
No me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.
Pues el mensaje de la cruz es necedad para los que se pierden; pero para los que se salvan, para nosotros, es fuerza de Dios.
Pues está escrito: «Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces».
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el docto? ¿Dónde está el sofista de este tiempo? ¿No ha convertido Dios en necedad la sabiduría del mundo?
Y puesto que, en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios por el camino de la sabiduría, quiso Dios valerse de la necedad de la predicación para salvar a los que creen.
Pues los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados –judíos o griegos–, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 32 (Sal 33)
R/. La misericordia del Señor llena la tierra.
Misericordia Dómini plena est terra

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.

La misericordia del Señor llena la tierra.
Misericordia Dómini plena est terra

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

La misericordia del Señor llena la tierra.
Misericordia Dómini plena est terra

El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre;
los proyectos de su corazón, de edad en edad.

La misericordia del Señor llena la tierra.
Misericordia Dómini plena est terra

Aclamación antes del Evangelio

Lc 21, 36 abd
Estad despiertos en todo tiempo, pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre.
Vigilate, omni témpore orantes, ut digni habeamini stare ante Filium hóminis

Evangelio

¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 25, 1-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!".
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas".
Pero las prudentes contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, señor, ábrenos.
Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco".
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 21ª semana • Año par

Primera Lectura

Lo débil del mundo lo ha escogido Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 1, 26-31)
Fijaos en vuestra asamblea, hermanos: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso.
Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.
A él se debe que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual se ha hecho para nosotros sabiduría de parte de Dios, justicia, santificación y redención.
Y así –como está escrito–: «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 32 (Sal 33)
R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beatus pópulus quem elegit Dóminus in hereditátem sibi.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beatus pópulus quem elegit Dóminus in hereditátem sibi.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beatus pópulus quem elegit Dóminus in hereditátem sibi.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beatus pópulus quem elegit Dóminus in hereditátem sibi.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 13, 34
Os doy un mandamiento nuevo –dice el Señor–: que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Mandátum novum do vobis, dicit Dóminus, ut diligátis ínvicem, sicut diléxi vos

Evangelio

Has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 25, 14-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco".
Su señor le dijo: "Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos".
Su señor le dijo: "Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".
Se acercó también el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo".
El señor le respondió: "Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  22º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 22ª semana • Año par

Primera Lectura

Os anuncié a Cristo crucificado
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 2, 1-5)
Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y este crucificado.
También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. ¡Cuánto amo tu ley!: todo el día la estoy meditando.
Quomodo diléxi legem tuam, Dómine!

Tu mandato me hace más sabio
que mis enemigos,
siempre me acompaña.

¡Cuánto amo tu ley!: todo el día la estoy meditando.
Quomodo diléxi legem tuam, Dómine!

Soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos.

¡Cuánto amo tu ley!: todo el día la estoy meditando.
Quomodo diléxi legem tuam, Dómine!

Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus mandatos.

¡Cuánto amo tu ley!: todo el día la estoy meditando.
Quomodo diléxi legem tuam, Dómine!

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra.

¡Cuánto amo tu ley!: todo el día la estoy meditando.
Quomodo diléxi legem tuam, Dómine!

No me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido.

¡Cuánto amo tu ley!: todo el día la estoy meditando.
Quomodo diléxi legem tuam, Dómine!

Aclamación antes del Evangelio

Lc 4, 18
El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado a evangelizar a los pobres.
Spíritus Dómini super me, evangelizáre paupéribus misit me.

Evangelio

Me ha enviado a evangelizar a los pobres. Ningún profeta es aceptado en su pueblo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 4, 16-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.
Y decían: «¿No es este el hijo de José?».
Pero Jesús les dijo: «Sin duda me diréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo", haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún».
Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo, Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 22ª semana • Año par

Primera Lectura

El hombre natural no capta lo que es propio del Espíritu de Dios; en cambio, el hombre espiritual lo juzga todo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 2, 10 b-16)
Hermanos:
El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios. Pues, ¿quién conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre, que está dentro de él? Del mismo modo, lo íntimo de Dios lo conoce solo el Espíritu de Dios.
Pero nosotros hemos recibido un Espíritu que no es del mundo; es el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos los dones que de Dios recibimos.
Cuando explicamos verdades espirituales a hombres de espíritu, no las exponemos en el lenguaje que enseña el saber humano, sino en el que enseña el Espíritu. Pues el hombre natural no capta lo que es propio del Espíritu de Dios, le parece una necedad; no es capaz de percibirlo, porque solo se puede juzgar con el criterio del Espíritu. En cambio, el hombre espiritual lo juzga todo, mientras que él no está sujeto al juicio de nadie. «¿Quién ha conocido la mente del Señor para poder instruirlo?». Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 144 (Sal 145)
R/. El Señor es justo en todos sus caminos.
Iustus est Dominus in ómnibus viis suis

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

El Señor es justo en todos sus caminos.
Iustus est Dominus in ómnibus viis suis

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.

El Señor es justo en todos sus caminos.
Iustus est Dominus in ómnibus viis suis

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

El Señor es justo en todos sus caminos.
Iustus est Dominus in ómnibus viis suis

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

El Señor es justo en todos sus caminos.
Iustus est Dominus in ómnibus viis suis

Aclamación antes del Evangelio

Lc 7, 16
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Prophéta magnus surréxit in nobis, et Deus visitávit plebem suam

Evangelio

Sé quién eres: el Santo de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 4, 31-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz: «¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Pero Jesús le increpó diciendo: «¡Cállate y sal de él!».
Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño.
Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí: «¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen».
Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 22ª semana • Año par

Primera Lectura

Nosotros somos colaboradores de Dios y vosotros, campo de Dios, edificio de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1Co 3, 1-9)
Hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Por eso, en vez de alimento sólido, os di a beber leche, pues todavía no estabais para más. Aunque tampoco lo estáis ahora, pues seguís siendo carnales. En efecto, mientras haya entre vosotros envidias y contiendas, ¿no es que seguís siendo carnales y que os comportáis al modo humano? Pues si uno dice «yo soy de Pablo» y otro, «yo de Apolo», ¿no os comportáis al modo humano?
En definitiva, ¿qué es Apolo y qué es Pablo? Servidores a través de los cuales accedisteis a la fe, y cada uno de ellos como el Señor le dio a entender. Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer; de modo que, ni el que planta es nada, ni tampoco el que riega; sino Dios, que hace crecer. El que planta y el que riega son una misma cosa, si bien cada uno recibirá el salario según lo que haya trabajado. Nosotros somos colaboradores de Dios y vosotros, campo de Dios, edificio de Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 32 (Sal 33)
R/. Dichoso el pueblo que Dios se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Deus in hereditátem sibi

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. .

Dichoso el pueblo que Dios se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Deus in hereditátem sibi

Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.

Dichoso el pueblo que Dios se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Deus in hereditátem sibi

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.

Dichoso el pueblo que Dios se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Deus in hereditátem sibi

Aclamación antes del Evangelio

Lc 4, 18
El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad.
Evangelizáre paupéribus misit me Dóminus, predicare captivis remissiónem

Evangelio

Es necesario que evangelice también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 4, 38-44)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón.
La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella.
El, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles.
Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban, y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando.
De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían: «Tú eres el Hijo de Dios».
Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.
Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto. La gente lo andaba buscando y, llegando donde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos.
Pero él les dijo: «Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado».
Y predicaba en las sinagogas de Judea.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 22ª semana • Año par

Primera Lectura

Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 3, 18-23)
Hermanos:
Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia». Y también:
«El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos».
Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 23 (Sal 24)
R/. Del Señor es la tierra y cuanto la llena.
Dómini est terra et plenitúdo eius

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena.
Dómini est terra et plenitúdo eius

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena.
Dómini est terra et plenitúdo eius

Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena.
Dómini est terra et plenitúdo eius

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 19
Venid en pos de mí –dice el Señor–, y os haré pescadores de hombres.
Veníte post me, dicit Dóminus, et fáciam vos fìeri piscátores hóminum

Evangelio

Dejándolo todo, lo siguieron
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 5, 1-11)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».
Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».
Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres».
Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 22ª semana • Año par

Primera Lectura

El Señor pondrá al descubierto los designios del corazón
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 4, 1-5)
Hermanos:
Que la gente solo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, lo que se busca en los administradores es que sean fieles. Para mí lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor.
Así, pues, no juzguéis antes de tiempo, dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá de Dios lo que merece.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 36 (Sal 37)
R/. El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

Confía en el Señor y haz el bien:
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.
Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 8, 12b
Yo soy la luz del mundo –dice el Señor–; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Ego sum lux mundi, dicit Dòminus; qui séquitur me, habébit lumen vitae

Evangelio

Les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 5, 33-39)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los fariseos y los escribas dijeron a Jesús: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber».
Jesús les dijo: «¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días».
Les dijo también una parábola: «Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace, el nuevo se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán.
A vino nuevo, odres nuevos.
Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: "El añejo es mejor"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 22ª semana • Año par

Primera Lectura

Pasamos hambre y sed y falta de ropa
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 4, 6 b-15)
Hermanos:
Aprended de Apolo y de mí a jugar limpio y no os engriáis el uno contra el otro. A ver, ¿quién te hace tan importante? ¿Tienes algo que no hayas recibido? Y, si lo has recibido, ¿a qué tanto orgullo, como si nadie te lo hubiera dado?
Ya tenéis todo lo que ansiabais, ya sois ricos, habéis conseguido un reino sin nosotros. ¿Qué más quisiera yo? Así reinaríamos juntos. Por lo que veo, a nosotros, los apóstoles, Dios nos coloca los últimos; como condenados a muerte, dados en espectáculo público para ángeles y hombres. Nosotros unos locos por Cristo, vosotros, sensatos en Cristo; nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros célebres, nosotros despreciados; hasta ahora pasamos hambre y sed y falta de ropa; recibimos bofetadas, no tenemos domicilio, nos agotamos trabajando con nuestras propias manos; nos insultan y les deseamos bendiciones; nos persiguen y aguantamos; nos calumnian y respondemos con buenos modos; nos tratan como a la basura del mundo, el desecho de la humanidad; y así hasta el día de hoy.
No os escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros. Porque os quiero como a hijos; ahora que estáis en Cristo tendréis mil tutores, pero padres no tenéis muchos; por medio del Evangelio soy yo quien os ha engendrado para Cristo Jesús.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 144 (Sal 145)
R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan.
Prope est Dóminus invocántibus eum

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones.
Cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

Cerca está el Señor de los que lo invocan.
Prope est Dóminus invocántibus eum

Satisface los deseos de los que lo temen,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.

Cerca está el Señor de los que lo invocan.
Prope est Dóminus invocántibus eum

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.

Cerca está el Señor de los que lo invocan.
Prope est Dóminus invocántibus eum

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 6 bc
Yo soy el camino y la verdad y la vida –dice el Señor–; nadie va al Padre sino por mí.
Ego sum via, véritas et vita, dicit Dóminus, nemo venit ad Patrem, nisi per me.

Evangelio

¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 1-5)
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, iba Jesús caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos.
Unos fariseos dijeron: «¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?». Respondiendo Jesús, les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros sintieron hambre?
Entró en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él».
Y les decía: «El Hijo del hombre es señor del sábado».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  23º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 23ª semana • Año par

Primera Lectura

Barred la levadura vieja; porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 5, 1-8)
Hermanos:
Se oye decir en todas partes que hay entre vosotros un caso de inmoralidad; y una inmoralidad tal que no se da ni entre los gentiles: uno convive con la mujer de su padre.
¿Y vosotros seguís tan ufanos?
Estaría mejor ponerse de luto y expulsar de entre vosotros al que ha hecho eso.
Pues lo que es yo, ausente en el cuerpo, pero presente en espíritu, ya he tomado una decisión como si estuviera presente: reunidos vosotros en el nombre de nuestro Señor Jesús, y yo presente en espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús entregar al que ha hecho eso en manos de Satanás; para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el día del Señor.
Ese orgullo vuestro no tiene razón de ser.
¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? Barred la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ácimos.
Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo.
Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ácimos de la sinceridad y la verdad.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 5 (Sal 5)
R/. Señor, guíame con tu justicia.
Dómine, deduc me in iustítia tua.

Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Señor, guíame con tu justicia.
Dómine, deduc me in iustítia tua.

Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.

Señor, guíame con tu justicia.
Dómine, deduc me in iustítia tua.

Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.

Señor, guíame con tu justicia.
Dómine, deduc me in iustítia tua.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me

Evangelio

Estaban al acecho para ver si curaba en sábado
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 6-11)
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.
Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.
Pero él conocía sus pensamientos y dijo al hombre de la mano atrofiada:
«Levántate y ponte en medio».
Y, levantándose, se quedó en pie.
Jesús les dijo: «Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?».
Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo: «Extiende tu mano».
Él lo hizo y su mano quedó restablecida.
Pero ellos, ciegos por la cólera, discutían qué había que hacer con Jesús.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 23ª semana • Año par

Primera Lectura

Un hermano tiene que estar en pleito con otro y además entre gentiles
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1Co 6, 1-11)
Hermanos:
¿Hay alguien entre vosotros que, teniendo un pleito con otro, se atreve a llevarlo a juicio ante los impíos y no ante los santos?
¿Habéis olvidado que los santos juzgarán el universo? Pues si vosotros vais a juzgar al mundo, ¿no estaréis a la altura de juzgar minucias?
Recordad que juzgaremos a ángeles; cuánto más, asuntos de la vida ordinaria.
De manera que para juzgar los asuntos ordinarios dais jurisdicción a gente que en la Iglesia no cuenta.
¿No os da vergüenza? ¿Es que no hay entre vosotros ningún entendido que sea capaz de arbitrar entre dos hermanos?
No señor, un hermano tiene que estar en pleito con otro y además entre gentiles.
Desde cualquier punto de vista ya es un fallo que haya pleitos entre vosotros.
¿No estaría mejor sufrir la injusticia? ¿No estaría mejor dejarse robar?
En cambio, sois vosotros los injustos y los ladrones, y eso con hermanos vuestros.
¿No sabéis que ningún malhechor heredará el reino de Dios? No os hagáis ilusiones: los inmorales, idólatras, adúlteros, lujuriosos, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios. Así erais algunos antes.
Pero fuisteis lavados, santificados, justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 149 (Sal 149)
R/. El Señor ama a su pueblo.
Beneplácitum est Dómino in pópulo suo

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

El Señor ama a su pueblo.
Beneplácitum est Dómino in pópulo suo

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

El Señor ama a su pueblo.
Beneplácitum est Dómino in pópulo suo

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles.

El Señor ama a su pueblo.
Beneplácitum est Dómino in pópulo suo

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 16
Yo os he elegido del mundo –dice el Señor– para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
Ego vos elegi de mundo, ut eatis et fructum afferatis, et fructus vester máneat, dicit Dóminus

Evangelio

Pasó la noche orando. Escogió a doce, a los que también nombró apóstoles
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 12-19)
Gloria a ti, Señor.
En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Después de bajar con ellos, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 23ª semana • Año par

Primera Lectura

¿Estás unido a una mujer? No busques la separación. ¿Estás libre de mujer? No busques mujer
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 7, 25-31)
Hermanos:
Acerca de los célibes no tengo precepto del Señor, pero doy mi parecer como alguien que, por la misericordia del Señor, es fiel.
Considero que, por la angustia que apremia, es bueno para un hombre quedarse así.
¿Estás unido a una mujer? No busques la separación.
¿Estás libre de mujer? No busques mujer; pero, si te casas, no pecas; y, si una soltera se casa, tampoco peca. Aunque estos tales sufrirán la tribulación de la carne; y yo quiero ahorrársela.
Digo esto, hermanos, que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 44 (Sal 45)
R/. Escucha, hija, mira: inclina el oído.
Audi, fília, et vide, et inclína aurem tuam

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor.

Escucha, hija, mira: inclina el oído.
Audi, fília, et vide, et inclína aurem tuam

Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras.

Escucha, hija, mira: inclina el oído.
Audi, fília, et vide, et inclína aurem tuam

Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra».

Escucha, hija, mira: inclina el oído.
Audi, fília, et vide, et inclína aurem tuam

Aclamación antes del Evangelio

Lc 6, 23 ab
Alegraos y saltad de gozo –dice el Señor–, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
Gaudéte et exultáte, dicit Dóminus, ecce enim merces vestra multa est in caelo

Evangelio

Bienaventurados los pobres. Ay de vosotros, los ricos
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 20-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis! ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 23ª semana • Año par

Primera Lectura

Turbando la conciencia insegura de los hermanos, pecáis contra Cristo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 8, 1 b-7.11-13)
Hermanos:
El conocimiento engríe, mientras que el amor edifica. Si alguno cree conocer algo, eso significa que aún no conoce como es debido. Si alguno ama a Dios, ese tal es conocido por él.
Sobre el hecho de comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que en el mundo un ídolo no es nada y que no hay más Dios que uno; pues aunque están los que son dioses en el cielo y en la tierra, de manera que resultan numerosos los dioses y numerosos los señores, para nosotros no hay más que un Dios, el Padre, de quien procede todo y para el cual somos nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por quien existe todo y nosotros por medio de él.
Sin embargo, no todos tienen este conocimiento: algunos, acostumbrados a la idolatría hasta hace poco, comen pensando que la carne está consagrada al ídolo, y como su conciencia está insegura, se mancha.
Así por tu conocimiento se pierde el inseguro, un hermano por quien Cristo murió. Al pecar de esa manera contra los hermanos, turbando su conciencia insegura, pecáis contra Cristo. Por eso, si por una cuestión de alimentos peligra un hermano mío, nunca volveré a comer carne, para no ponerlo en peligro.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 138 (Sal 139)
R/. Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aeterna

Señor, tú me sondeas y me conoces.
Me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aeterna

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias porque me has plasmado portentosamente,
porque son admirables tus obras.

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aeterna

Sondéame, oh, Dios, y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aeterna

Aclamación antes del Evangelio

1Jn 4, 12
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
Si diligámus ínvicem, Deus in nobis manet, et cáritas eius in nobis perfecta est

Evangelio

Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 27-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 23ª semana • Año par

Primera Lectura

Me he hecho todo para todos, para ganar a algunos
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 9, 16-19.22b-27)
Hermanos:
El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo.
No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga.
Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio.
Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio.
Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles.
Me he hecho todo para todos, para ganar, sea como sea, a algunos.
Y todo lo hago por causa del Evangelio, para participar yo también de sus bienes.
¿No sabéis que en el estadio todos los corredores cubren la carrera, aunque uno solo se lleva el premio? Pues corred así: para ganar.
Pero un atleta se impone toda clase de privaciones; ellos para ganar una corona que se marchita; nosotros, en cambio, una que no se marchita.
Por eso corro yo, pero no al azar; lucho, pero no contra el aire; sino que golpeo mi cuerpo y lo someto, no sea que, habiendo predicado a otros, quede yo descalificado.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 83 (Sal 84)
R/. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor del universo,
Rey mío y Dios mío.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichoso el que encuentra en ti su fuerza
y tiene tus caminos en su corazón.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Porque el Señor Dios es sol y escudo,
el Señor da la gracia y la gloria;
y no niega sus bienes
a los de conducta intachable.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Aclamación antes del Evangelio

Jn 17, 17 b.a
Tu palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad.
Sermo tuus, Dómine, véritas est; sanctífica nos in veritáte.

Evangelio

¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 39-42)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame que te saque la mota del ojo", sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 23ª semana • Año par

Primera Lectura

Nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 10, 14-22)
Queridos hermanos, huid de la idolatría. Os hablo como a personas sensatas; juzgad vosotros lo que digo.
El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo?
Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan. Considerad al Israel según la carne: ¿los que comen de las víctimas no se unen al altar?
¿Qué quiero decir? ¿Que las víctimas sacrificadas a los ídolos son algo o que los ídolos son algo? No, sino que los gentiles ofrecen sus sacrificios a los demonios, no a Dios; y no quiero que os unáis a los demonios. No podéis beber del cáliz del Señor y del cáliz de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios. ¿O vamos a provocar los celos del Señor? ¿Acaso somos más fuertes que él?
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 115 (Sal 116)
R/. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis..

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor.

Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis..

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis..

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis díligit me, sermónem meum servábit, et Pater meus díliget eum; et ad eum veniémus, et mansiónem apud eum faciémus.

Evangelio

¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 43-49)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por
su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.
¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que digo? Todo el que viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida.
El que escucha y no pone en práctica se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y enseguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella casa».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  24º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 24ª semana • Año par

Primera Lectura

Si hay divisiones entre vosotros, eso no es comer la Cena del Señor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 11, 17-26.33)
Hermanos:
Al prescribiros esto, no puedo alabaros, porque vuestras reuniones causan más daño que provecho.
En primer lugar, he oído que cuando se reúne vuestra asamblea hay divisiones entre vosotros; y en parte lo creo; realmente tiene que haber escisiones entre vosotros para que se vea quiénes resisten a la prueba.
Así, cuando os reunís en comunidad, eso no es comer la Cena del Señor, pues cada uno se adelanta a comer su propia cena, y mientras uno pasa hambre, el otro está borracho.
¿No tenéis casas donde comer y beber? ¿O tenéis en tan poco a la Iglesia de Dios que humilláis a los que no tienen?
¿Qué queréis que os diga? ¿Qué os alabe?
En esto no os alabo.
Porque yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía».
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía».
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Por ello, hermanos míos, cuando os reunís para comer esperaos unos a otros.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 39 (Sal 40)
R/. Proclamad la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Mortem Dómini annuntiáte, donec véniat.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy».

Proclamad la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Mortem Dómini annuntiáte, donec véniat.

«–Como está escrito en mi libro–
para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas».

Proclamad la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Mortem Dómini annuntiáte, donec véniat.

He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes.

Proclamad la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Mortem Dómini annuntiáte, donec véniat.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»,
los que desean tu salvación.

Proclamad la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Mortem Dómini annuntiáte, donec véniat.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 3, 16
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito; todo el que cree en él tiene vida eterna.
Sic Deus diléxit mundum, ut Fílium suum unigénitum daret; omnis qui credit in eum habet vitam aetérnam.

Evangelio

Ni en Israel he encontrado tanta fe
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 7, 1-10)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de exponer todas sus enseñanzas al pueblo, entró en Cafarnaún.
Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, el centurión le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: «Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestra gente y nos ha construido la sinagoga».
Jesús se puso en camino con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir a ti personalmente. Dilo de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo soy un hombre sometido a una autoridad y con soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: «Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe».
Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 24ª semana • Año par

Primera Lectura

Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1Co 12, 12-14.27-31a)
Hermanos:
Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Pues el cuerpo no lo forma un solo miembro, sino muchos.
Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Pues en la Iglesia Dios puso en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en el tercero, a los maestros; después, los milagros; después el carisma de curaciones, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?
Ambicionad los carismas mayores.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 99 (Sal 100)
R/. Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Nos pópulus eius et oves páscuae eius

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Nos pópulus eius et oves páscuae eius

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Nos pópulus eius et oves páscuae eius

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.

Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Nos pópulus eius et oves páscuae eius

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.

Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Nos pópulus eius et oves páscuae eius

Aclamación antes del Evangelio

Lc 7, 16
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Prophéta magnus surréxit in nobis, et Deus visitávit plebem suam.

Evangelio

¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 7, 11-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío.
Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.
Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo: «No llores».
Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!».
El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre.
Todos, sobrecogidos de temor, daban gloria a Dios diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo».
Este hecho se divulgó por toda Judea y por toda la comarca circundante.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 24ª semana • Año par

Primera Lectura

Quedan la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 12, 31-1Co 13, 13)
Hermanos:
Ambicionad los carismas mayores. Y aún os voy a mostrar un camino más excelente.
Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, no sería más que un metal que resuena o un címbalo que aturde.
Si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber; si tuviera fe como para mover montañas, pero no tengo amor, no sería nada.
Si repartiera todos mis bienes entre los necesitados; si entregara mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me serviría.
El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasa nunca.
Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará.
Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; mas, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios.
En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 32 (Sal 33)
R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 6, 63 c.68c
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna.
Verba tua, Dómine, spíritus et vita sunt; verba vitae aetérnae habes.

Evangelio

Hemos tocado y no habéis bailado, hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 7, 31-35)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién, pues, compararé los hombres de esta generación? ¿A quién son semejantes?
Se asemejan a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros aquello de: "Hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado".
Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y decís: Tiene un demonio; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué hombre más comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores".
Sin embargo, todos los hijos de la sabiduría le han dado la razón».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 24ª semana • Año par

Primera Lectura

Predicamos así, y así lo creísteis vosotros
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 15, 1-11)
Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os anuncié y que vosotros aceptasteis, en el que además estáis fundados, y que os está salvando, si os mantenéis en la palabra que os anunciamos; de lo contrario, creísteis en vano.
Porque yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales vive todavía, otros han muerto; después se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.
Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de ser llamado apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto yo como ellos predicamos así, y así lo creísteis vosotros.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 117 (Sal 118)
R/. Dad gracias al Señor porque es bueno.
Confitémini Dómino, quóniam bonus.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

Dad gracias al Señor porque es bueno.
Confitémini Dómino, quóniam bonus.

«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.

Dad gracias al Señor porque es bueno.
Confitémini Dómino, quóniam bonus.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno.
Confitémini Dómino, quóniam bonus.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados –dice el Señor–, y yo os aliviaré.
Veníte ad me, omnes qui laborátis et oneráti estis, et ego refíciam vos, dicit Dóminus.

Evangelio

Sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 7, 36-50)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él y, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. En esto, una mujer que había en la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino trayendo un frasco de alabastro lleno de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con las lágrimas, se los enjugaba con los cabellos de su cabeza, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: «Si este fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocando, pues es una pecadora».
Jesús respondió y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte».
Él contestó: «Dímelo, Maestro».
Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de ellos le mostrará más amor?».
Respondió Simón y dijo: «Supongo que aquel a quien le perdonó más».
Le dijo Jesús: «Has juzgado rectamente».
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? He entrado en tu casa y no me has dado agua para los pies; ella, en cambio, me ha regado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de paz; ella, en cambio, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho, pero al que poco se le perdona, ama poco».
Y a ella le dijo: «Han quedado perdonados tus pecados».
Los demás convidados empezaron a decir entre ellos: «¿Quién es este, que hasta perdona pecados?».
Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 24ª semana • Año par

Primera Lectura

Si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 15, 12-20)
Hermanos:
Si se anuncia que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
Pues bien: si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo ha resucitado. Pero si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana también vuestra fe; más todavía: resultamos unos falsos testigos de Dios, porque hemos dado testimonio contra él, diciendo que ha resucitado a Cristo, a quien no ha resucitado, si es que los muertos no resucitan.
Pues si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado; y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido, seguís estando en vuestros pecados; de modo que incluso los que murieron en Cristo han perecido.
Si hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solo en esta vida, somos los más desgraciados de toda la humanidad.
Pero Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 16 (Sal 17)
R/. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.
Satiábor, cum evigilávero, conspéctu tuo, Dómine

Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño.

Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.
Satiábor, cum evigilávero, conspéctu tuo, Dómine

Yo te invoco porque tú me respondes,
Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras.
Muestra las maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de los adversarios
a quien se refugia a tu derecha.

Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.
Satiábor, cum evigilávero, conspéctu tuo, Dómine

Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.

Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.
Satiábor, cum evigilávero, conspéctu tuo, Dómine

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito eres, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

Las mujeres iban con ellos, y les servían con sus bienes
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 8, 1-3)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios, acompañado por los Doce, y por algunas mujeres, que habían sido curadas de espíritus malos y de enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 24ª semana • Año par

Primera Lectura

Se siembra un cuerpo corruptible, resucita incorruptible
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. (1Co 15, 35-37.42-49)
Hermanos:
Alguno preguntará: «¿Y cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?». Insensato, lo que tú siembras no recibe vida si (antes) no muere. Y al sembrar, no siembras el cuerpo que llegará a ser, sino un simple grano, de trigo, por ejemplo, o de cualquier otra planta.
Lo mismo es la resurrección de los muertos: se siembra un cuerpo corruptible, resucita incorruptible; se siembra un cuerpo sin gloria, resucita glorioso; se siembra un cuerpo débil, resucita lleno de fortaleza; se siembra un cuerpo animal, resucita espiritual. Si hay un cuerpo animal, lo hay también espiritual.
Efectivamente, así está escrito: el primer hombre, Adán, se convirtió en ser viviente. El último Adán, en espíritu vivificante. Pero no fue primero lo espiritual, sino primero lo material y después lo espiritual. El primer hombre, que proviene de la tierra, es terrenal; el segundo hombre es del cielo. Como el hombre terrenal, así son los de la tierra; como el celestial, así son los del cielo, Y lo mismo que hemos llevado la imagen del hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 55 (Sal 56)
R/. Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida.
Ambulábo coram Deo in lúmine vivéntium.

Que retrocedan mis enemigos
cuando te invoco,
y así sabré que eres mi Dios.

Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida.
Ambulábo coram Deo in lúmine vivéntium.

En Dios, cuya promesa alabo,
en el Señor, cuya promesa alabo,
en Dios confío y no temo;
¿qué podrá hacerme un hombre?

Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida.
Ambulábo coram Deo in lúmine vivéntium.

Te debo, Dios mío, los votos que hice,
los cumpliré con acción de gracias;
porque libraste mi alma de la muerte,
mis pies de la caída;
para que camine en presencia de Dios
a la luz de la vida.

Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida.
Ambulábo coram Deo in lúmine vivéntium.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 8, 15
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia.
Beáti qui in corde bono et óptimo verbum Dei rétinent, et fructum áfferunt in patiéntia.

Evangelio

Los de la tierra buena son los que guardan la palabra y dan fruto con perseverancia
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 8, 4-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, habiéndose reunido una gran muchedumbre y gente que salía de toda la ciudad, dijo Jesús en parábola: «Salió el sembrador a sembrar su semilla.
Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros del cielo se lo comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, y, después de brotar, se secó por falta de humedad.
Otra parte cayó entre abrojos, y los abrojos, creciendo al mismo tiempo, la ahogaron.
Y otra parte cayó en tierra buena, y, después de brotar, dio fruto al ciento por uno».
Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga».
Entonces le preguntaron los discípulos qué significaba esa parábola.
Él dijo: «A vosotros se os ha otorgado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los demás, en parábolas, "para que viendo no vean y oyendo no entiendan".
El sentido de la parábola es este: la semilla es la palabra de Dios.
Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven.
Los del terreno pedregoso son los que, al oír, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan.
Lo que cayó entre abrojos son los que han oído, pero, dejándose llevar por los afanes, riquezas y placeres de la vida, se quedan sofocados y no llegan a dar fruto maduro.
Lo de la tierra buena son los que escuchan la palabra con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  25º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 25ª semana • Año par

Primera Lectura

El Señor detesta al perverso
Lectura del libro de los Proverbios. (Pr 3, 27-34)
Hijo mío:
No niegues un favor a quien lo necesita, si está en tu mano concedérselo.
Si tienes, no digas al prójimo: «Anda, vete; mañana te lo daré».
No trames daños contra tu prójimo, mientras vive confiado a tu lado; no pleitees con nadie sin motivo, si no te ha hecho daño alguno; no envidies al hombre violento, ni trates de imitar su conducta, porque el Señor detesta al perverso y pone su confianza en los honrados; el Señor maldice la casa del malvado y bendice la morada del justo; el Señor se burla de los burlones y concede su gracia a los humildes.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 14 (Sal 15)
R/. El justo habite en tu monte santo, Señor.
Iustus requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.

El justo habite en tu monte santo, Señor.
Iustus requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.
El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.

El justo habite en tu monte santo, Señor.
Iustus requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
el que así obra nunca fallará.

El justo habite en tu monte santo, Señor.
Iustus requiéscet in monte sancto tuo, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 16
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre.
Sic lúceat lux vestra coram homínibus, ut vídeant ópera vestra bona et gloríficent Patrem vestrum.

Evangelio

La lámpara se pone en el candelero para que los que entren vean la luz
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 8, 16-18)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie que ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que los que entren vean la luz.
Pues nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público.
Mirad, pues, cómo oís, pues al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 25ª semana • Año par

Primera Lectura

Sentencias diversas
Lectura del libro de los Proverbios. (Pr 21, 1-6.10-13)
El corazón del rey es una acequia que el Señor canaliza adonde quiere.
El hombre juzga recto su camino, pero el Señor pesa los corazones.
Practicar el derecho y la justicia el Señor lo prefiere a los sacrificios.
Ojos altivos, corazón ambicioso; faro de los malvados es el pecado.
Los planes del diligente traen ganancia; los del hombre atolondrado, indigencia.
Tesoros ganados con boca embustera, humo que se disipa y trampa mortal.
El malvado se afana en el mal, nunca se apiada del prójimo.
Castigas al cínico y aprende el inexperto, pero el sabio aprende oyendo la lección.
El honrado observa la casa del malvado y ve cómo se hunde en la desgracia.
Quien cierra los oídos al clamor del pobre no será escuchado cuando grite.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuorum.

Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la ley del Señor.

Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuorum.

Instrúyeme en el camino de tus mandatos,
y meditaré tus maravillas.

Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuorum.

Escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. .

Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuorum.

Enséñame a cumplir tu ley
y a guardarla de todo corazón.

Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuorum.

Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo.

Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuorum.

Cumpliré sin cesar tu ley,
por siempre jamás.

Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuorum.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 11, 28
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.
Beáti qui áudiunt verbum Dei, et custódiunt illud.

Evangelio

Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 8, 19-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, vinieron a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces le avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte».
Él respondió diciéndoles: «Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 25ª semana • Año par

Primera Lectura

No me des riqueza ni pobreza, concédeme mi ración de pan
Lectura del libro de los Proverbios. (Pr 30, 5-9)
Las palabras de Dios son de fiar, él es escudo para los que esperan en él.
No añadas nada a sus palabras, te replicará y quedarás por mentiroso.
Dos cosas te he pedido, no me las niegues antes de morir: aleja de mí falsedad y mentira; no me des riqueza ni pobreza, concédeme mi ración de pan; no sea que me sacie y reniegue de ti, diciendo: «¿Quién es el Señor?»; no sea que robe por necesidad y ofenda el nombre de mi Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. Lámpara es tu palabra para mis pasos.
Lucérna pédibus meis verbum tuum, Dómine.

Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu ley.

Lámpara es tu palabra para mis pasos.
Lucérna pédibus meis verbum tuum, Dómine.

Más estimo yo la ley de tu boca
que miles de monedas de oro y plata.

Lámpara es tu palabra para mis pasos.
Lucérna pédibus meis verbum tuum, Dómine.

Tu palabra, Señor, es eterna,
más estable que el cielo.

Lámpara es tu palabra para mis pasos.
Lucérna pédibus meis verbum tuum, Dómine.

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra.

Lámpara es tu palabra para mis pasos.
Lucérna pédibus meis verbum tuum, Dómine.

Considero tus mandatos,
y odio el camino de la mentira.

Lámpara es tu palabra para mis pasos.
Lucérna pédibus meis verbum tuum, Dómine.

Detesto y aborrezco la mentira,
y amo tu ley.

Lámpara es tu palabra para mis pasos.
Lucérna pédibus meis verbum tuum, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 1, 15
Está cerca el reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio.
Appropinquávit regnum Dei, paenitémini et crédite Evangélio.

Evangelio

Los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, habiendo convocado Jesús a los Doce, les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles:
«No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco tengáis dos túnicas cada uno.
Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.
Y si algunos no os reciben, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de vuestros pies, como testimonio contra ellos».
Se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 25ª semana • Año par

Primera Lectura

Nada hay nuevo bajo el sol
Lectura del libro del Eclesiastés. (Qo 1, 2-11)
¡Vanidad de vanidades! –dice Qohélet–. ¡Vanidad de vanidades; todo es vanidad!
¿Qué saca el hombre de todos los afanes con que se afana bajo el sol?
Una generación se va, otra generación viene, pero la tierra siempre permanece.
Sale el sol, se pone el sol, se afana por llegar a su puesto, y de allí vuelve a salir. Sopla hacia el sur, gira al norte, gira que te gira el viento, y vuelve el viento a girar.
Todos los ríos se encaminan al mar, y el mar nunca se llena; pero siempre se encaminan los ríos al mismo sitio.
Todas las cosas cansan y nadie es capaz de explicarlas. No se sacian los ojos de ver, ni se hartan los oídos de oír.
Lo que pasó volverá a pasar; lo que ocurrió volverá a ocurrir: nada hay nuevo bajo el sol.
De algunas cosas se dice: «Mira, esto es nuevo». Sin embargo, ya sucedió en otros tiempos, mucho antes de nosotros. Nadie se acuerda de los antiguos, y lo mismo pasará con los que vengan: sus sucesores no se acordarán de ellos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 89 (Sal 90)
R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Si tú los retiras
son como un sueño,
como hierba que se renueva
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 6 bc
Yo soy el camino y la verdad y la vida –dice el Señor–; nadie va al Padre sino por mí.
Ego sum via, véritas et vita, dicit Dóminus; nemo venit ad Patrem, nisi per me

Evangelio

A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 7-9)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba sobre Jesús y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, en cambio, que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: «A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?».
Y tenía ganas de verlo.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 25ª semana • Año par

Primera Lectura

Cada cosa tiene su momento bajo el cielo
Lectura del libro del Eclesiastés. (Qo 3, 1-11)
Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo: Tiempo de nacer, tiempo de morir; tiempo de plantar, tiempo de arrancar; tiempo de matar, tiempo de sanar; tiempo de destruir, tiempo de construir; tiempo de llorar, tiempo de reír; tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar; tiempo de arrojar piedras, tiempo de recogerlas; tiempo de abrazar, tiempo de desprenderse; tiempo de buscar, tiempo de perder; tiempo de guardar, tiempo de arrojar; tiempo de rasgar, tiempo de coser; tiempo de callar, tiempo de hablar; tiempo de amar, tiempo de odiar;
tiempo de guerra, tiempo de paz.
¿Qué saca el obrero de sus fatigas? Comprobé la tarea que Dios ha encomendado a los hombres para que se ocupen en ella: todo lo hizo bueno a su tiempo, y les proporcionó el sentido del tiempo, pero el hombre no puede llegar a comprender la obra que hizo Dios, de principio a fin.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 143 (Sal 144)
R/. ¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedíctus Dóminus, praesídium meum.

Bendito el Señor, mi Roca;
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y refugio.

¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedíctus Dóminus, praesídium meum.

Señor, ¿qué es el hombre
para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de Adán
para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.

¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedíctus Dóminus, praesídium meum.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 10, 45
El Hijo del hombre ha venido a servir y dar su vida en rescate por muchos.
Fílius hóminis venit ut ministráret, et daret ánimam suam redemptiónem pro multis.

Evangelio

Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 18-22)
Gloria a ti, Señor.
Una vez que Jesús estaba orando solo, lo acompañaban sus discípulos y les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos contestaron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros dicen que ha resucitado uno de los antiguos profetas».
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Pedro respondió: «El Mesías de Dios».
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie, porque decía: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 25ª semana • Año par

Primera Lectura

Acuérdate del Creador en los años mozos, antes de que el polvo vuelva a la tierra y el espíritu a Dios
Lectura del libro del Eclesiastés. (Qo 11, 9-10; Qo 12, 1-8)
Disfruta mientras eres muchacho y pásalo bien en la juventud; déjate llevar del corazón y de lo que te recrea la vista; pero sábete que Dios te llevará a juicio para dar cuenta de todo.
Rechaza las penas del corazón y rehúye los dolores del cuerpo: adolescencia y juventud son efímeras.
Acuérdate de tu Creador en tus años mozos, antes de que lleguen los días aciagos y te alcancen los años en que digas: «No les saco gusto»; antes de que se oscurezcan el sol, la luz, la luna y las estrellas, y tras la lluvia vuelva el nublado.
Ese día temblarán los guardianes de la casa, y los valientes se encorvarán; las que muelen serán pocas y se pararán; los que miran por las ventanas se ofuscarán; las puertas de la calle se cerrarán y el ruido del molino será solo un eco; se debilitará el canto de los pájaros, las canciones se irán apagando; darán miedo las alturas y en las calles rondarán los terrores; cuando florezca el almendro y se arrastre la langosta y sea ineficaz la alcaparra; porque el hombre va a la morada de su eternidad y el cortejo fúnebre recorre las calles.
Antes de que se rompa el hilo de plata y se destroce la copa de oro, y se quiebre el cántaro en la fuente y se raje la polea del pozo, y el polvo vuelva a la tierra que fue, y el espíritu vuelva al Dios que lo dio.
Vanidad de vanidades, dice Qohélet, vanidad de vanidades, todo es vanidad.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 89 (Sal 90)
R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Si tú los retiras
son como un sueño,
como hierba que se renueva
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvator noster Iesus Christus destrúxit mortem, et illúminavit vitam per Evangelium.

Evangelio

El Hijo del hombre va a ser entregado. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 43 b-45)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: «Meteos bien en los oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres». Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no captaban el sentido.
Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  26º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 26ª semana • Año par

Primera Lectura

El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; bendito sea el nombre del Señor
Lectura del libro de Job. (Jb 1, 6-22)
Un día los hijos de Dios se presentaron ante el Señor; entre ellos apareció también Satán.
El Señor preguntó a Satán: «¿De dónde vienes?».
Satán respondió al Señor: «De dar vueltas por la tierra; de andar por ella».
El Señor añadió: «¿Te has fijado en mi siervo Job? En la tierra no hay otro como él: es un hombre justo y honrado, que teme a Dios y vive apartado del mal».
Satán contestó al Señor: «¿Y crees que Job teme a Dios de balde? ¿No has levantado tú mismo una valla en torno a él, su hogar y todo lo suyo? Has bendecido sus trabajos, y sus rebaños se extienden por el país. Extiende tu mano y daña sus bienes y ¡ya verás cómo te maldice en la cara!».
El Señor respondió a Satán: «Haz lo que quieras con sus cosas, pero a él ni lo toques». Satán abandonó la presencia del Señor.
Un día que sus hijos e hijas comían y bebían en casa del hermano mayor, llegó un mensajero a casa de Job con esta noticia: «Estaban los bueyes arando y las burras pastando a su lado, cuando cayeron sobre ellos unos sabeos, apuñalaron a los mozos y se llevaron el ganado. Solo yo pude escapar para contártelo».
No había acabado este de hablar, cuando llegó otro con esta noticia:
«Ha caído un rayo del cielo que ha quemado y consumido a las ovejas y a los pastores. Solo yo pude escapar para contártelo».
No había acabado este de hablar, cuando llegó otro con esta noticia: «Una banda de caldeos, divididos en tres grupos, se ha echado sobre los camellos y se los ha llevado, después de apuñalar a los mozos. Solo yo pude escapar para contártelo».
No había acabado este de hablar, cuando llegó otro con esta noticia: «Estaban tus hijos y tus hijas comiendo y bebiendo en casa del hermano mayor, cuando un huracán cruzó el desierto y embistió por los cuatro costados la casa, que se derrumbó sobre los jóvenes y los mató. Solo yo pude escapar para contártelo».
Entonces Job se levantó, se rasgó el manto, se rapó la cabeza, se echó por tierra y dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré a él. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; bendito sea el nombre del Señor».
A pesar de todo esto, Job no pecó ni protestó contra Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 16 (Sal 17)
R/. Inclina el oído y escucha mis palabras.
Inclína aurem tuam mihi et exáudi verba mea.

Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño.

Inclina el oído y escucha mis palabras.
Inclína aurem tuam mihi et exáudi verba mea.

Emane de ti la sentencia,
miren tus ojos la rectitud.
Aunque sondees mi corazón, visitándolo de noche;
aunque me pruebes al fuego,
no encontrarás malicia en mí.

Inclina el oído y escucha mis palabras.
Inclína aurem tuam mihi et exáudi verba mea.

Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.
Muestra las maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de los adversarios
a quien se refugia a tu derecha.

Inclina el oído y escucha mis palabras.
Inclína aurem tuam mihi et exáudi verba mea.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 10, 45
El Hijo del hombre ha venido a servir y dar su vida en rescate por muchos.
Fílius hóminis venit ut ministráret, et daret ánimam suam redemptiónem pro multis.

Evangelio

El más pequeño de vosotros es el más importante
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 46-50)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se suscitó entre los discípulos una discusión sobre quién sería el más importante.
Entonces Jesús, conociendo los pensamientos de sus corazones, tomó de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: «El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. Pues el más pequeño de vosotros es el más importante».
Entonces Juan tomó la palabra y dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no anda con nosotros».
Jesús le respondió: «No se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 26ª semana • Año par

Primera Lectura

Lectura del libro de Job (Jb 3, 1-3.11-17.20-23)
Job abrió la boca y maldijo su día, diciendo: «¡Muera el día en que nací y la noche que anunció: "Se ha concebido un varón"!
¿Por qué al salir del vientre no morí o perecí al salir de las entrañas?
¿Por qué me recibió un regazo y unos pechos me dieron de mamar?
Ahora descansaría tranquilo, ahora dormiría descansado con los reyes y consejeros de la tierra que se hacen levantar mausoleos, o con los nobles que amontonan oro, que acumulan plata en sus palacios.
Como aborto enterrado, no existiría, igual que criatura que no llega a ver la luz.
Allí acaba el ajetreo de los malvados, allí reposan los que están desfallecidos.
¿Por qué se da luz a un desgraciado y vida a los que viven amargados, que ansían la muerte que no llega y la buscan más escondida que un tesoro, que gozarían al contemplar el túmulo, se alegrarían al encontrar la tumba; al hombre que no encuentra camino porque Dios le cerró la salida?».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 87 (Sal 88)
R/. Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Intret in conspéctu tuo orátio mea, Dómine.

Señor, Dios Salvador mío,
día y noche grito en tu presencia;
llegue hasta ti mi súplica,
inclina tu oído a mí clamor.

Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Intret in conspéctu tuo orátio mea, Dómine.

Porque mi alma está colmada de desdichas,
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido.

Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Intret in conspéctu tuo orátio mea, Dómine.

Estoy libre, pero camino entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron arrancados de tu mano.

Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Intret in conspéctu tuo orátio mea, Dómine.

Me has colocado en lo hondo de la fosa,
en las tinieblas y en las sombras de muerte;
tu cólera pesa sobre mí,
me echas encima todas tus olas.

Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Intret in conspéctu tuo orátio mea, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 10, 45
El Hijo del hombre ha venido a servir y dar su vida en rescate por muchos.
Fílius hóminis venit ut ministráret, et daret ánimam suam redemptiónem pro multis.

Evangelio

Tomó la decisión de ir a Jerusalén
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 51-56)
Gloria a ti, Señor.
Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.
Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».
Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 26ª semana • Año par

Primera Lectura

El mortal no es justo ante Dios
Lectura del libro de Job. (Jb 9, 1-12.14-16)
Respondió Job a sus amigos: «¡Sé muy bien que es así!: que el mortal no es justo ante Dios.
Si quiere pleitear con él, de mil razones no le rebatirá ni una.
Él es sabio y poderoso, ¿quién le resiste y queda ileso?
Desplaza montañas sin que se note, cuando las vuelca con su cólera.
Estremece la tierra en sus cimientos, hace retemblar sus pilares; manda al sol que no brille y guarda bajo sello las estrellas.
Él solo despliega los cielos y camina sobre el dorso del Mar.
Creó la Osa y Orión, las Pléyades y las Cámaras del Sur.
Hace prodigios insondables, maravillas innumerables.
Sí cruza junto a mí, no lo veo; me roza, al pasar, y no lo siento; si en algo hace presa, ¿quién se lo impedirá?, ¿quién le reclamará: "Qué estás haciendo"?
Cuanto menos podre yo replicarle o escoger argumentos contra él.
Aunque tuviera yo razón, no respondería, tendría que suplicar a mi adversario;
aunque lo citara y me respondiera, no creo que me hiciera caso».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 87 (Sal 88)
R/. Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Intret in conspéctu tuo orátio mea, Dómine.

Todo el día te estoy invocando, Señor,
tendiendo las manos hacia ti.
¿Harás tú maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las sombras para darte gracias?

Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Intret in conspéctu tuo orátio mea, Dómine.

¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla,
o tu justicia en el país del olvido?

Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Intret in conspéctu tuo orátio mea, Dómine.

Pero yo te pido auxilio, Señor;
por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor, me rechazas
y me escondes tu rostro?

Llegue hasta ti mi súplica, Señor.
Intret in conspéctu tuo orátio mea, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Flp 3, 9
Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él.
Omnia detriméntum feci et árbitror ut stércora, ut Christum lucrifáciam et invéniar in illo

Evangelio

Te seguiré adondequiera que vayas
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 57-62)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras Jesús y sus discípulos iban de camino, le dijo uno:
«Te seguiré adondequiera que vayas».
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro le dijo: «Sígueme».
El respondió: «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».
Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».
Jesús le contestó: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 26ª semana • Año par

Primera Lectura

Yo sé que mi redentor vive
Lectura del libro de Job. (Jb 19, 21-27)
Dijo Job: «¡Piedad, piedad, amigos míos, que me ha herido la mano de Dios!
¿Por qué me perseguís como Dios y no os hartáis de escarnecerme?
¡Ojalá se escribieran mis palabras!
¡Ojalá se grabaran en cobre, con cincel de hierro y con plomo se escribieran para siempre en la roca!
Yo sé que mi redentor vive y que al fin se alzará sobre el polvo: después que me arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios.
Yo mismo lo veré, y no otro; mis propios ojos lo verán.
¡Tal ansia me consume por dentro!».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 26 (Sal 27)
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium.

Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón:
«Buscad mi rostro».

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium.

Tu rostro buscaré, Señor.
No me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 1, 15
Está cerca el reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio.
Appropinquávit regnum Dei, paenitémini et crédite Evangélio.

Evangelio

Descansará sobre ellos vuestra paz
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 10, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa" Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: "El reino de Dios ha llegado a vosotros".
Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid: «Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado".
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 26ª semana • Año par

Primera Lectura

¿Has mandado a la mañana y entrado por las fuentes del Mar?
Lectura del libro de Job. (Jb 38, 1.12-21; Jb 40, 3-5)
El Señor habló a Job desde la tormenta: «¿Has mandado en tu vida a la mañana o señalado su puesto a la aurora, para que agarre la tierra por los bordes
y sacuda de ella a los malvados; para marcarla como arcilla bajo el sello y teñirla lo mismo que un vestido; para negar la luz a los malvados y quebrar el brazo sublevado?
¿Has entrado por las fuentes del Mar o paseado por la hondura del Océano?
¿Te han enseñado las puertas de la Muerte o has visto los portales de las Sombras?
¿Has examinado la anchura de la tierra?
Cuéntamelo, si lo sabes todo.
¿Por dónde se va a la casa de la luz?, ¿dónde viven las tinieblas?
¿Podrías conducirlas a su tierra o enseñarles el camino de su casa?
Lo sabrás, pues ya habías nacido y has cumplido tantísimos años».
Job respondió al Señor: «Me siento pequeño, ¿qué replicaré?
Me taparé la boca con la mano.
Hablé una vez, no insistiré; dos veces, nada añadiré».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 138 (Sal 139)
R/. Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

Señor, tú me sondeas y me conoces.
Me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro.

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias porque me has plasmado portentosamente,
porque son admirables tus obras,

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hódie, nolíte obduráre corda vestra, sed vocem Dómini audíte.

Evangelio

Quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 10, 13-16)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza.
Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 26ª semana • Año par

Primera Lectura

Ahora te han visto mis ojos; por eso, me retracto
Lectura del libro de Job. (Jb 42, 1-3.5-6.12-17)
Job respondió al Señor: «Reconozco que lo puedes todo, que ningún proyecto te resulta imposible.
Dijiste: "¿Quién es ese que enturbia mis designios sin saber siquiera de qué habla?".
Es cierto, hablé de cosas que ignoraba, de maravillas que superan mi comprensión.
Te conocía solo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos; por eso, me retracto y me arrepiento, echado en el polvo y la ceniza».
El Señor bendijo a Job al final de su vida más aún que al principio. Llegó a poseer catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil borricas.
Tuvo siete hijos y tres hijas: la primera se llamaba Paloma; la segunda, Acacia; y la tercera, Azabache. No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su padre las hizo herederas, igual que a sus hermanos.
Job vivió otros ciento cuarenta años, y conoció a sus hijos, a sus nietos y a sus biznietos.
Murió anciano tras una larga vida.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Fáciem tuam, Dómine, illúmina super servum tuum.

Enséñame la bondad, la prudencia y el conocimiento,
porque me fío de tus mandatos.

Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Fáciem tuam, Dómine, illúmina super servum tuum.

Me estuvo bien el sufrir, así aprendí tus decretos.

Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Fáciem tuam, Dómine, illúmina super servum tuum.

Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir.

Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Fáciem tuam, Dómine, illúmina super servum tuum.

Por tu mandamiento subsisten hasta hoy,
porque todo está a tu servicio.

Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Fáciem tuam, Dómine, illúmina super servum tuum.

Yo soy tu siervo: dame inteligencia,
y conoceré tus preceptos. .

Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Fáciem tuam, Dómine, illúmina super servum tuum.

La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes.

Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Fáciem tuam, Dómine, illúmina super servum tuum.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 10, 17-24)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron con alegría diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».
Jesús les dijo: «Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».
En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  27º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 27ª semana • Año par

Primera Lectura

No he recibido ni aprendido de ningún hombre el Evangelio, sino por revelación de Jesucristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas. (Ga 1, 6-12)
Hermanos:
Me maravilla que hayáis abandonado tan pronto al que os llamó por la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya otro evangelio; lo que pasa es que algunos os están turbando y quieren deformar el Evangelio de Cristo. Pues bien, aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema! Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea anatema! Cuando digo esto, ¿busco la aprobación de los hombres, o la de Dios?, ¿o trato de agradar a los hombres? Si siguiera todavía agradando a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano; pues yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 110 (Sal 111)
R/. El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit in saeculum testaménti sui.

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit in saeculum testaménti sui.

Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit in saeculum testaménti sui.

Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza.
Su nombre es sagrado y temible.
La alabanza del Señor dura por siempre.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit in saeculum testaménti sui.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 13, 34
Os doy un mandamiento nuevo –dice el Señor–: que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Mandátum novum do vobis, dicit Dóminus, ut diligátis ínvicem, sicut diléxi vos.

Evangelio

¿Quién es mi prójimo?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 10, 25-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».
Él le dijo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».
El respondió: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente". Y "a tu prójimo como a ti mismo"».
Él le dijo: «Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida». Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?».
Respondió Jesús diciendo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje llegó a donde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva".
¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».
Él dijo: «El que practicó la misericordia con él».
Jesús le dijo: «Anda y haz tú lo mismo».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 27ª semana • Año par

Primera Lectura

Reveló a su Hijo en mí para que lo anunciare entre los gentiles
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas. (Ga 1, 13-24)
Hermanos:
Habéis oído hablar de mi pasada conducta en el judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba, y aventajaba en el judaísmo a muchos de mi edad y de mi raza como defensor muy celoso de las tradiciones de mis antepasados.
Pero, cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, se dignó revelar a su Hijo en mí para que lo anunciara entre los gentiles, no consulté con hombres ni subí a Jerusalén a ver a los apóstoles anteriores a mí, sino que, enseguida, me fui a Arabia, y volví a Damasco.
Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas, y permanecí quince días con él. De los otros apóstoles no vi a ninguno, sino a Santiago, el hermano del Señor. Dios es testigo de que no miento en lo que os escribo. Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia. Personalmente yo era un desconocido para las iglesias de Cristo que hay en Judea; solo habían oído decir que el que antes los perseguía anuncia ahora la fe que antes intentaba destruir; y glorificaban a Dios por causa mía.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 138 (Sal 139)
R/. Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

Señor, tú me sondeas y me conoces.
Me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias porque me has plasmado portentosamente,
porque son admirables tus obras.

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

Mi alma lo reconoce agradecida,
no desconocías mis huesos.
Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra.

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 11, 28
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.
Beáti qui audiunt verbum dei, et custódiunt illud

Evangelio

Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 10, 38-42)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».
Respondiendo, le dijo el Señor: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 27ª semana • Año par

Primera Lectura

Reconocieron la gracia que me ha sido otorgada
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas. (Ga 2, 1-2.7-14)
Hermanos:
Transcurridos catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también a Tito.
Subí por una revelación. Y les expuse el Evangelio que predico entre los gentiles, aunque en privado, a los más cualificados, no fuera que caminara o hubiera caminado en vano.
Todo lo contrario, vieron que se me ha encomendado anunciar el Evangelio a los incircuncisos, lo mismo que a Pedro a los circuncisos, pues el mismo que capacita a Pedro para su misión entre los judíos, me capacita a mí para la mía entre los gentiles; además, reconociendo la gracia que me ha sido otorgada, Santiago, Cefas y Juan, considerados como columnas, nos dieron la mano en señal de comunión a Bernabé y a mí, de modo que nosotros nos dirigiéramos a los gentiles y
ellos a los circuncisos.
Solo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, lo cual he procurado cumplir.
Ahora bien, cuando llegó Cefas a Antioquía, tuve que encararme con él, porque era reprensible.
En efecto, antes de que llegaran algunos de parte de Santiago, comía con los gentiles; pero cuando llegaron aquellos, se fue retirando y apartando por miedo a los de la circuncisión.
Los demás judíos comenzaron a simular con él, hasta el punto de que incluso Bernabé se vio arrastrado a su simulación.
Pero cuando vi que no se comportaban correctamente, según la verdad del Evangelio, le dije a Pedro delante de todos: «Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como los judíos, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar?».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 116 (Sal 117)
R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Eúntes in mundum univérsum, praedicáte Evangélium.

Alabad al Señor todas las naciones,
aclamadlo todos los pueblos.

Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Eúntes in mundum univérsum, praedicáte Evangélium.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.

Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Eúntes in mundum univérsum, praedicáte Evangélium.

Aclamación antes del Evangelio

Rm 8, 15 bc
Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba", Padre!».
Accepístis spíritum adoptiónis filiórum, in eo clamámus: Abba, Pater.

Evangelio

Señor, enséñanos a orar
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 1-4)
Gloria a ti, Señor.
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo: «Cuando oréis, decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 27ª semana • Año par

Primera Lectura

¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por haber escuchado con fe?
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas. (Ga 3, 1-5)
¡Insensatos Gálatas!
¿Quién os ha fascinado a vosotros, a cuyos ojos se presentó a Cristo crucificado?
Solo quiero que me contestéis a esto: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por haber escuchado con fe?
¿Tan insensatos sois? ¿Empezasteis por el Espíritu para terminar con la carne?
¿Habéis vivido en vano tantas experiencias? Y si fuera en vano… Vamos a ver: el que os concede el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley o por haber escuchado con fe?
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Lc 1
R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Benedíctus Dóminus Deus Israel, quia visitávit plebem suam

Suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Benedíctus Dóminus Deus Israel, quia visitávit plebem suam

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la "misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza".

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Benedíctus Dóminus Deus Israel, quia visitávit plebem suam

Y "el juramento que juró a nuestro padre Abrahán" para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Benedíctus Dóminus Deus Israel, quia visitávit plebem suam

Aclamación antes del Evangelio

Hch 16, 14b
Abre, Señor, nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
Aperi, Dómine, cor nostrum, ut intendámus verbis Fílii tui.

Evangelio

Pedid y se os dará
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 5-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle"; y, desde dentro, aquel le responde: "No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos"; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 27ª semana • Año par

Primera Lectura

Los que viven de la fe son bendecidos con Abrahán el fiel
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas. (Ga 3, 7-14)
Hermanos:
Reconoced que hijos de Abrahán son los de la fe.
En efecto, la Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, le adelantó a Abrahán la buena noticia de que «por ti serán benditas todas las naciones».
Así pues, los que viven de la fe son bendecidos con Abrahán el fiel.
En cambio, cuantos viven de las obras de la ley están bajo maldición, porque está escrito: "Maldito quien no se mantenga en todo lo escrito en el libro de la ley, cumpliéndolo".
Que en el ámbito de la ley nadie es justificado resulta evidente, pues "el justo por la fe vivirá"; en cambio, la ley no procede de la fe, sino que "quien los cumpla vivirá por ellos".
Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros maldición, porque está escrito: "Maldito todo el que cuelga de un madero"; y esto, para que la bendición de Abrahán alcanzase a los gentiles en Cristo Jesús, y para que recibiéramos por la fe la promesa del Espíritu.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 110 (Sal 111)
R/. El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit Dóminus in saeculum testaménti sui

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit Dóminus in saeculum testaménti sui

Esplendor y belleza son su obra,
su justicia dura por siempre.
Ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit Dóminus in saeculum testaménti sui

Él da alimento a los que lo temen
recordando siempre su alianza.
Mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit Dóminus in saeculum testaménti sui

Aclamación antes del Evangelio

Jn 12, 31 b-32
Ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera –dice el Señor–. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.
Nunc princeps huius mundi eiciétur foras, dicit Dóminus; et ego, si exaltátus fúero a terra, ómnia traham ad meípsum.

Evangelio

Si yo echo los demonios con el dedo de Dios, es que el reino de Dios ha llegado a vosotros
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 15-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.
Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por lugares áridos, buscando un sitio para descansar, y, al no encontrarlo, dice: "Volveré a mi casa de donde salí".
Al volver se la encuentra barrida y arreglada.
Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí.
Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 27ª semana • Año par

Primera Lectura

Todos sois hijos de Dios por la fe
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas. (Ga 3, 22-29)
Hermanos:
La Escritura lo encerró todo bajo el pecado, para que la promesa se otorgara por la fe en Jesucristo a los que creen.
Antes de que llegara la fe, éramos prisioneros y estábamos custodiados bajo la ley hasta que se revelase la fe.
La ley fue así nuestro ayo, hasta que llegara Cristo, a fin de ser justificados por fe; pero una vez llegada la fe, ya no estamos sometidos al ayo. Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Cuantos habéis sido bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo. No hay judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos según la promesa.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 104 (Sal 105)
R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor erit Dóminus in saeculum testaménti sui

Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.
Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor erit Dóminus in saeculum testaménti sui

Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor erit Dóminus in saeculum testaménti sui

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor erit Dóminus in saeculum testaménti sui

Aclamación antes del Evangelio

Lc 11, 28
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.
Beáti qui áudiunt verbum Dei et custódiunt illud.

Evangelio

Bienaventurado el vientre que te llevó. Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 27-28)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo: «Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
Pero él dijo: «Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  28º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 28ª semana • Año par

Primera Lectura

No somos hijos de la esclava, sino de la libre
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas. (Ga 4, 22-24.26-27.31; Ga 5, 1)
Hermanos:
Está escrito que Abrahán tuvo dos hijos, uno de la esclava y otro de la libre; pero el hijo de la esclava nació según la carne y el de la libre en virtud de una promesa.
Estas cosas son una alegoría: aquellas representan dos alianzas.
Una, la del monte Sinaí, engendra para la esclavitud, y es Agar.
En cambio, la Jerusalén de arriba es libre; y esa es nuestra madre. Pues está escrito:
«Alégrate, estéril, la que no dabas a luz, rompe a gritar de júbilo, la que no tenías dolores de parto, porque serán muchos los hijos de la abandonada; más que los de la que tiene marido».
Así, pues, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la libre.
Para la libertad nos ha liberado Cristo.
Manteneos, pues, firmes, y no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de esclavitud.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 112 (Sal 113)
R/. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in saecula.

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre.

Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in saecula.

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.

Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in saecula.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre.

Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in saecula.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hódie, nolíte obduráre corda vestra, sed vocem Dómini audíte.

Evangelio

A esta generación no se le dará más signo que el signo de Jonás
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 29-32)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 28ª semana • Año par

Primera Lectura

Nada vale la circuncisión, sino la fe que actúa por el amor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas. (Ga 5, 1-6)
Hermanos:
Para la libertad nos ha liberado Cristo.
Manteneos, pues, firmes, y no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de esclavitud.
Mirad: yo, Pablo, os digo que, si os circuncidáis, Cristo no os servirá de nada.
Y vuelvo a declarar que todo aquel que se circuncida está obligado a observar toda la ley.
Los que pretendéis ser justificados en el ámbito de la ley, habéis roto con Cristo, habéis salido del ámbito de la gracia.
Pues nosotros mantenemos la esperanza de la justicia por el Espíritu y desde la fe; porque en Cristo nada valen la circuncisión o la incircuncisión, sino la fe que actúa por el amor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. Señor, que me alcance tu favor.
Véniat super me misericórdia tua, Dómine.

Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu promesa.

Señor, que me alcance tu favor.
Véniat super me misericórdia tua, Dómine.

No quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos.

Señor, que me alcance tu favor.
Véniat super me misericórdia tua, Dómine.

Cumpliré sin cesar tu ley,
por siempre jamás.

Señor, que me alcance tu favor.
Véniat super me misericórdia tua, Dómine.

Andaré por un camino ancho,
buscando tus mandatos.

Señor, que me alcance tu favor.
Véniat super me misericórdia tua, Dómine.

Serán mi delicia tus mandatos,
que tanto amo.

Señor, que me alcance tu favor.
Véniat super me misericórdia tua, Dómine.

Levantaré mis manos hacia tus decretos,
que tanto amo, y recitaré tus mandatos.

Señor, que me alcance tu favor.
Véniat super me misericórdia tua, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Hb 4, 12 ad
La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón.
Vivus est sermo Dei et éfficax, et discrétor cogitatiónum et intentiónum cordis.

Evangelio

Dad limosna, y lo tendréis limpio todo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 37-41)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo le rogó que fuese a comer con él.
Él entró y se puso a la mesa.
Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro rebosáis de rapiña y maldad.
¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Con todo, dad limosna de lo que hay dentro, y lo tendréis limpio
todo».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 28ª semana • Año par

Primera Lectura

Los que son de Cristo han crucificado la carne con las pasiones
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas. (Ga 5, 18-25)
Hermanos:
Si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, discordia, envidia, cólera, ambiciones, divisiones, disensiones, rivalidades, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen estas cosas no heredarán el reino de Dios. En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia, dominio de sí, Contra estas cosas no hay ley.
Y los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con las pasiones y los deseos. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 1 (Sal 1)
R/. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida
Qui séquitur te, Dómine, habébit lumen vitae.

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.

El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida
Qui séquitur te, Dómine, habébit lumen vitae.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.

El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida
Qui séquitur te, Dómine, habébit lumen vitae.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida
Qui séquitur te, Dómine, habébit lumen vitae.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mí voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

Evangelio

¡Ay de vosotros, fariseos! ¡Ay de vosotros también, maestros de la ley!
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 42-46)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de hortalizas, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios!
Esto es lo que había que practicar, sin descuidar aquello.
¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y los saludos en las plazas!
¡Ay de vosotros, que sois como tumbas no señaladas, que la gente pisa sin saberlo!».
Le replicó un maestro de la ley: «Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros».
Y él dijo: «¡Ay de vosotros también, maestros de la ley, que cargáis a los hombres cargas insoportables, mientras vosotros no tocáis las cargas ni con uno de vuestros dedos!».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 28ª semana • Año par

Primera Lectura

Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo
Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. (Ef 1, 1-10)
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, a los santos, que están en Éfeso, a los fieles en Cristo Jesús: Gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos. Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor. Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en el Amado. En él, por su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados, conforme a la riqueza de la gracia
que en su sabiduría y prudencia ha derrochado sobre nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad: el plan que había proyectado realizar por Cristo, en la plenitud de los tiempos: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 97 (Sal 98)
R/. El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.

El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 6 bc
Yo soy el camino y la verdad y la vida –dice el Señor–; nadie va al Padre sino por mí.
Ego sum via, véritas et vita, dicit Dóminus; nemo venit ad Patrem, nisi per me.

Evangelio

Se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 47-54)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, a quienes mataron vuestros padres!
Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron y vosotros les edificáis mausoleos.
Por eso dijo la Sabiduría de Dios: "Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos de ellos los matarán y perseguirán"; y así a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.
Sí, os digo: se le pedirá cuenta a esta generación.
¡Ay de vosotros, maestros de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia: vosotros no habéis entrado y a los que intentaban entrar se lo habéis impedido!».
Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo implacablemente y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, tendiéndole trampas para cazarlo con alguna palabra de su boca.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 28ª semana • Año par

Primera Lectura

Antes esperábamos en el Mesías. Vosotros habéis sido marcados con el sello del Espíritu Santo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. (Ef 1, 11-14)
Hermanos:
En Cristo hemos heredado también los hijos de Israel, los que ya estábamos destinados por decisión del que lo hace todo según su voluntad, para que seamos alabanza de su gloria quienes antes esperábamos en el Mesías.
En él también vosotros, después de haber escuchado la palabra de la verdad –el evangelio de vuestra salvación–, creyendo en él habéis sido marcados con el sello del Espíritu Santo prometido. Él es la prenda de nuestra herencia, mientras llega la redención del pueblo de su propiedad, para alabanza de su gloria.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 32 (Sal 33)
R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 32 (Sal 33)
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Fiat misericórdia tua, Dómine, super nos, quemádmodum sperávimus in te.

Evangelio

Hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 1-7)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse.
Por eso, lo que digáis en la oscuridad será oído a plena luz, y lo que digáis al oído en las recámaras se pregonará desde la azotea.
A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más.
Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la "gehenna". A ese tenéis que temer, os lo digo yo.
¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios.
Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 28ª semana • Año par

Primera Lectura

El Padre dio a Cristo como Cabeza, sobre todo, a la Iglesia, que es su cuerpo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. (Ef 1, 15-23)
Hermanos:
Habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en este mundo, sino en el futuro.
Y «todo lo puso bajo sus pies», y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 8 (Sal 8)
R/. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.
Constituísti Fílium tuum super ópera mánuum tuárum

¡Señor, Dios nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza.

Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.
Constituísti Fílium tuum super ópera mánuum tuárum

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado.
¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano, para mirar por él?

Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.
Constituísti Fílium tuum super ópera mánuum tuárum

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad;
le diste el mando sobre las obras de tus manos. Todo lo sometiste bajo sus pies.

Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.
Constituísti Fílium tuum super ópera mánuum tuárum

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 26 b.27a
El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí –dice el Señor–; y vosotros daréis testimonio.
Spíritus veritátis testimónium perhibébit de me, dicit Dóminus; et vos testimónium perhibébitis.

Evangelio

El Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 8-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Todo aquel que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios, pero si uno me niega ante los hombres, será negado ante los ángeles de Dios.
Todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre podrá ser perdonado, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará.
Cuando os conduzcan a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué razones os defenderéis o de lo que vais a decir, porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  29º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 29ª semana • Año par

Primera Lectura

Nos ha hecho revivir con Cristo y nos ha sentado en el cielo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. (Ef 2, 1-10)
Hermanos:
Un tiempo estabais muertos por vuestras culpas y pecados, cuando seguíais el proceder de este mundo, según el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora actúa en los rebeldes contra Dios. Como ellos, también nosotros vivíamos en el pasado siguiendo las tendencias de la carne, obedeciendo los impulsos del instinto y de la imaginación; y, por naturaleza, estábamos destinados a la ira, como los demás. Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo –estáis salvados por pura gracia–; nos ha resucitado con Cristo Jesús, nos ha sentado en el cielo con él, para revelar en los tiempos venideros la inmensa riqueza de su gracia, mediante su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. En efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe. Y esto no viene de vosotros: es don de Dios. Tampoco viene de las obras, para que nadie pueda presumir. Somos, pues, obra suya. Dios nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que de antemano dispuso él que practicásemos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 99 (Sal 100)
R/. El Señor nos hizo y somos suyos.
Dóminus ipse fecit nos, et ipsíus sumus.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

El Señor nos hizo y somos suyos.
Dóminus ipse fecit nos, et ipsíus sumus.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

El Señor nos hizo y somos suyos.
Dóminus ipse fecit nos, et ipsíus sumus.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.

El Señor nos hizo y somos suyos.
Dóminus ipse fecit nos, et ipsíus sumus.

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.

El Señor nos hizo y somos suyos.
Dóminus ipse fecit nos, et ipsíus sumus.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 3
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Evangelio

¿De quién será lo que has preparado?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 13-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose:
"¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha".
Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente".
Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?".
Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 29ª semana • Año par

Primera Lectura

Él es nuestra paz: el que de los dos pueblos ha hecho uno
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. (Ef 2, 12-22)
Hermanos:
Entonces vivíais sin Cristo: extranjeros a la ciudadanía de Israel, ajenos a las alianzas y sus promesas, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Ahora, gracias a Cristo Jesús, los que un tiempo estabais lejos estáis cerca por la sangre de Cristo.
Él es nuestra paz: el que de los dos pueblos ha hecho uno, derribando en su cuerpo de carne el muro que los separaba: la enemistad. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y decretos, para crear, de los dos, en sí mismo, un único hombre nuevo, haciendo las paces. Reconcilió con Dios a los dos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, a la hostilidad. Vino a anunciar la paz: paz a vosotros los de lejos, paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre por medio de él en un mismo Espíritu.
Así pues, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros entráis con ellos en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 84 (Sal 85)
R/. El Señor anuncia la paz a su pueblo.
Lóquitur pacem Dóminus ad plebem suam.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está cerca de los que lo temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra.

El Señor anuncia la paz a su pueblo.
Lóquitur pacem Dóminus ad plebem suam.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo.

El Señor anuncia la paz a su pueblo.
Lóquitur pacem Dóminus ad plebem suam.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino.

El Señor anuncia la paz a su pueblo.
Lóquitur pacem Dóminus ad plebem suam.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 21, 36abd
Estad despiertos en todo tiempo, pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre.
Vigiláte, omni témpore orántes, ut digni habeámini stare ante Fílium hóminis.

Evangelio

Bienaventurados los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 35-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.
Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 29ª semana • Año par

Primera Lectura

El misterio de Cristo ha sido revelado ahora: también los gentiles son coherederos de la misma promesa
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. (Ef 3, 2-12)
Hermanos:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de vosotros, los gentiles. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, sobre el cual acabo de escribiros brevemente.
Leedlo y veréis cómo comprendo yo el misterio de Cristo, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en Jesucristo, por el Evangelio, del cual soy yo servidor por la gracia que Dios me dio con su fuerza y su poder.
A mí, el más insignificante de los santos, se me ha dado la gracia de anunciar a los gentiles la riqueza insondable de Cristo; e iluminar la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo.
Así, mediante la Iglesia, los principados y potestades celestes conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios por la fe en él.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Is 12
R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador.
Hauriétis aquas in gáudio de fóntibus salútis.

«Él es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación».
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador.
Hauriétis aquas in gáudio de fóntibus salútis.

«Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso».

Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador.
Hauriétis aquas in gáudio de fóntibus salútis.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión,
porque es grande en medio de ti el Santo de Israel.

Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador.
Hauriétis aquas in gáudio de fóntibus salútis.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 24, 42 a
Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
Vigiláte et estóte paráti, quia qua nescítis hora Fílius hóminis ventúrus est.

Evangelio

Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 39-48)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Pedro le dijo: «Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?».
Y el Señor dijo: «¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?
Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si aquel criado dijere para sus adentros: "Mi señor tarda en llegar", y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.
El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.
Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 29ª semana • Año par

Primera Lectura

Que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. (Ef 3, 14-21)
Hermanos:
Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda paternidad en el cielo y en la tierra, pidiéndole que os conceda, según la riqueza de su gloria, ser robustecidos por medio de su Espíritu en vuestro hombre interior; que Cristo habite por la fe en vuestros corazones; que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; de modo que así, con todos los santos, logréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo el amor de Cristo, que trasciende todo conocimiento. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios.
Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros; a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones de los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 32 (Sal 33)
R/. La misericordia del Señor llena la tierra.
Misericórdia Dómini plena est terra.

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.

La misericordia del Señor llena la tierra.
Misericórdia Dómini plena est terra.

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

La misericordia del Señor llena la tierra.
Misericórdia Dómini plena est terra.

El plan del Señor subsiste por siempre;
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.

La misericordia del Señor llena la tierra.
Misericórdia Dómini plena est terra.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

La misericordia del Señor llena la tierra.
Misericórdia Dómini plena est terra.

Aclamación antes del Evangelio

Flp 3, 8-9
Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él.
Omnia detriméntum feci et árbitror ut stércora, ut Christum lucrifáciam et invéniar in illo.

Evangelio

No he venido a traer paz, sino división
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 49-53)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división.
Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 29ª semana • Año par

Primera Lectura

Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. (Ef 4, 1-6)
Hermanos:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados.
Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor, esforzándoos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 23 (Sal 24)
R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. .

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

Sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 54-59)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: "Va a caer un aguacero", y así sucede. Cuando sopla el sur decís: "Va a hacer bochorno", y sucede.
Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo?
Por ello, mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel.
Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues la última monedilla».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 29ª semana • Año par

Primera Lectura

Cristo es la cabeza, del cual todo el cuerpo se procura el crecimiento
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. (Ef 4, 7-16)
Hermanos:
A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres».
Decir «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de los cielos para llenar el universo.
Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados a la deriva por todo viento de doctrina, en la falacia de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para construcción de sí mismo en el amor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 121 (Sal 122)
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor.

Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

Aclamación antes del Evangelio

Ez 33, 11
No me complazco en la muerte del malvado –dice el Señor–, sino en que se convierta y viva.
Nolo mortem ímpii, dicit Dóminus, sed ut convertátur et vivat.

Evangelio

Si no os convertís, todos pereceréis lo mismo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 13, 1-9)
Gloria a ti, Señor.
En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador: "Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?".
Pero el viñador respondió: "Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  30º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 30ª semana • Año par

Primera Lectura

Vivid en el amor como Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. (Ef 4, 32-Ef 5, 8)
Hermanos:
Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo.
Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor.
De la fornicación, la impureza, indecencia o afán de dinero, ni hablar; es impropio de los santos. Tampoco vulgaridades, estupideces o frases de doble sentido; todo eso está fuera de lugar. Lo vuestro es alabar a Dios. Tened entendido que nadie que se da a la fornicación, a la impureza, o al afán de dinero, que es una idolatría, tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios.
Que nadie os engañe con argumentos falaces; estas cosas son las que atraen el castigo de Dios sobre los rebeldes. No tengáis parte con ellos. Antes sí erais tinieblas, pero ahora, sois luz por el Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 1 (Sal 1)
R/. Seamos imitadores de Dios, como hijos queridos.
Simus imitatóres Dei, sicut fílii caríssimi

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.

Seamos imitadores de Dios, como hijos queridos.
Simus imitatóres Dei, sicut fílii caríssimi

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.

Seamos imitadores de Dios, como hijos queridos.
Simus imitatóres Dei, sicut fílii caríssimi

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

Seamos imitadores de Dios, como hijos queridos.
Simus imitatóres Dei, sicut fílii caríssimi

Aclamación antes del Evangelio

Jn 17, 17 b.a
Tu palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad.
Sermo tuus, Dómine, véritas est; sanctífica nos in veritáte.

Evangelio

A esta, que es hija de Abrahán, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 13, 10-17)
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.
Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad».
Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente: «Hay seis días para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días y no en sábado».
Pero el Señor le respondió y dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre, y los lleva a abrevar?
Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?».
Al decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 30ª semana • Año par

Primera Lectura

Es este un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la iglesia
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. (Ef 5, 21-33)
Hermanos:
Sed sumisos unos a otros en el temor de Cristo: las mujeres, a sus maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo.
Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia: Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para presentársela gloriosa, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son.
Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo.
«Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne».
Es este un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. En una palabra, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete al marido.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 127 (Sal 128)
R/. Dichosos los que temen al Señor.
Beáti omnes qui timent Dóminum.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

Dichosos los que temen al Señor.
Beáti omnes qui timent Dóminum.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.

Dichosos los que temen al Señor.
Beáti omnes qui timent Dóminum.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.

Dichosos los que temen al Señor.
Beáti omnes qui timent Dóminum.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

El grano creció y se hizo un árbol
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 13, 18-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé?
Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas».
Y dijo de nuevo: «¿A qué compararé el reino de Dios?
Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 30ª semana • Año par

Primera Lectura

No como quien sirve a los hombres, sino como esclavos de Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. (Ef 6, 1-9)
Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque eso es justo.
«Honra a tu padre y a tu madre» es el primer mandamiento al que se añade una promesa: «Te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra».
Padres, no exasperéis a vuestros hijos; criadlos educándolos y corrigiéndolos según el Señor.
Esclavos, obedeced a vuestros amos de la tierra con respeto y temor, con la sencillez de vuestro corazón, como a Cristo. No por las apariencias, para quedar bien ante los hombres, sino como esclavos de Cristo que hacen, de corazón, lo que Dios quiere, de buena gana, como quien sirve al Señor y no a hombres. Sabed que lo que uno haga de bueno, sea esclavo o libre, se lo pagará el Señor.
Amos, comportaos también vosotros del mismo modo, dejándoos de amenazas; sabéis que ellos y vosotros tenéis un amo en el cielo y que ese no es parcial con nadie.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 144 (Sal 145)
R/. El Señor es fiel a sus palabras.
Fidélis Dóminus in ómnibus verbis suis.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.

El Señor es fiel a sus palabras.
Fidélis Dóminus in ómnibus verbis suis.

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

El Señor es fiel a sus palabras.
Fidélis Dóminus in ómnibus verbis suis.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

El Señor es fiel a sus palabras.
Fidélis Dóminus in ómnibus verbis suis.

Aclamación antes del Evangelio

2Ts 2, 14
Dios nos llamó por medio del Evangelio para que lleguemos a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Deus vocávit nos per Evangélium, in acquisitiónem glóriae Dómini nostri Iesu Christi

Evangelio

Vendrán de oriente y occidente, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 13, 22-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.
Uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?».
Él les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: "Señor, ábrenos"; pero él os dirá: "No sé quiénes sois".
Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas".
Pero él os dirá: "No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad".
Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 30ª semana • Año par

Primera Lectura

Tomad las armas de Dios para poder manteneros firmes después de haber superado todas las pruebas
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios. (Ef 6, 10-20)
Hermanos:
Buscad vuestra fuerza en el Señor y en su invencible poder. Poneos las armas de Dios, para poder afrontar las asechanzas del diablo, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas, contra los espíritus malignos del aire.
Por eso, tomad las armas de Dios para poder resistir en el día malo y manteneros firmes después de haber superado todas las pruebas. Estad firmes; ceñid la cintura con la verdad, y revestid la coraza de la justicia; calzad los pies con la prontitud para el evangelio de la paz. Embrazad el escudo de la fe, donde se apagarán las flechas incendiarias del maligno. Poneos el casco de la salvación y empuñad la espada del
Espíritu que es la palabra de Dios.
Siempre en oración y súplica, orad en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con constancia, y suplicando por todos los santos. Pedid también por mí, para que cuando abra mi boca, se me conceda el don de la palabra, y anuncie con valentía el misterio del Evangelio, del que soy embajador en cadenas, y tenga valor para hablar de él como debo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 143 (Sal 144)
R/. ¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedíctus Dóminus, praesídium meum!

Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea.

¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedíctus Dóminus, praesídium meum!

Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y refugio,
que me somete los pueblos.

¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedíctus Dóminus, praesídium meum!

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo, de la espada maligna.

¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedíctus Dóminus, praesídium meum!

Aclamación antes del Evangelio

Lc 19, 38
Bendito el rey que viene en nombre del Señor; paz en el cielo y gloria en las alturas.
Benedíctus qui venit rex in nómine Dómini, pax in caelo et glória in excélsis.

Evangelio

No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 13, 31-35)
Gloria a ti, Señor.
En aquel día, se acercaron unos fariseos a decir a Jesús: «Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte».
Jesús les dijo: «Id y decid a ese zorro: "Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día mi obra quedará consumada.
Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén".
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!
Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido.
Mirad, vuestra casa va a ser abandonada.
Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: "¡Bendito el que viene en nombre del Señor!"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 30ª semana • Año par

Primera Lectura

El que ha inaugurado entre vosotros esta buena obra la llevará adelante hasta el Día de Cristo
Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. (Flp 1, 1-11)
Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos en Cristo que residen en Filipos, con sus obispos y diáconos. Gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Doy gracias a mi Dios cada vez que os recuerdo; siempre que rezo por vosotros, lo hago con gran alegría. Porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy. Esta es nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros esta buena obra, la llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús. Esto que siento por vosotros está plenamente justificado: os llevo en el corazón, porque tanto en la prisión como en mi defensa y prueba del Evangelio, todos compartís mi gracia.
Testigo me es Dios del amor entrañable con que os quiero, en Cristo Jesús. Y esta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. Así llegaréis al Día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 110 (Sal 111)
R/. Grandes son las obras del Señor.
Magna sunt ópera Dómini.

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.

Grandes son las obras del Señor.
Magna sunt ópera Dómini.

Esplendor y belleza son su obra,
su justicia dura por siempre.
Ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.

Grandes son las obras del Señor.
Magna sunt ópera Dómini.

Él da alimento a los que lo temen
recordando siempre su alianza.
Mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.

Grandes son las obras del Señor.
Magna sunt ópera Dómini.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

Evangelio

¿A quién se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca en día de sábado?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 14, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Había allí, delante de él, un hombre enfermo de hidropesía, y tomando la palabra, dijo a los maestros de la ley y a los fariseos: «¿Es lícito curar los sábados, o no?».
Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.
Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca enseguida en día de sábado?».
Y no pudieron replicar a esto.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 30ª semana • Año par

Primera Lectura

Para mí la vida es Cristo y el morir una ganancia
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. (Flp 1, 18 b-26)
Hermanos:
De la manera que sea, con hipocresía o con sinceridad, se anuncia a Cristo, y yo me alegro, y seguiré alegrándome. Porque sé que esto será para mi bien gracias a vuestras oraciones y a la ayuda del Espíritu de Jesucristo. Lo espero con impaciencia, porque en ningún caso me veré defraudado, al contrario, ahora como siempre, Cristo será glorificado en mi cuerpo, por mi vida o por mi muerte.
Para mí la vida es Cristo y el morir una ganancia. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger.
Me encuentro en esta alternativa: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. Convencido de esto, siento que me quedaré y estaré a vuestro lado, para vuestro progreso en la alegría y en la fe, de modo que el orgullo que en Cristo Jesús sentís rebose cuando me encuentre de nuevo entre vosotros.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 41 (Sal 42)
R/. Mi alma tiene sed del Dios vivo.
Sitívit ánima mea ad Deum vivum.

Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío.

Mi alma tiene sed del Dios vivo.
Sitívit ánima mea ad Deum vivum.

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Mi alma tiene sed del Dios vivo.
Sitívit ánima mea ad Deum vivum.

Cómo entraba en el recinto santo,
cómo avanzaba hacia la casa de Dios
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.

Mi alma tiene sed del Dios vivo.
Sitívit ánima mea ad Deum vivum.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 29 ab
Tomad mi yugo sobre vosotros –dice el Señor–, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.
Tóllite iugum meum super vos, dicit Dóminus, et díscite a me, quia mitis sum et húmilis corde.

Evangelio

Todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 14, 1.7-11)
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga: «Cédele el puesto a este".
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba".
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  31º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 31ª semana • Año par

Primera Lectura

Dadme esta gran alegría: manteneos unánimes
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. (Flp 2, 1-4)
Hermanos:
Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir.
No obréis por rivalidad ni por ostentación, considerando por la humildad a los demás superiores a vosotros. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 130 (Sal 131)
R/. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
Custódi animam meam in pace apud te, Dómine.

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad.

Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
Custódi animam meam in pace apud te, Dómine.

Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre;
como un niño saciado
así está mi alma dentro de mí.

Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
Custódi animam meam in pace apud te, Dómine.

Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.

Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
Custódi animam meam in pace apud te, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 8, 31 b-32
Si permanecéis en mi palabra –dice el Señor– seréis de verdad discípulos míos, y conoceréis la verdad.
Si manséritis in sermone meo, vere discípuli mei éritis, et cognoscétis veritátem, dicit Dóminus

Evangelio

No invites a tus amigos, sino a pobres y lisiados
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 14, 12-14)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a uno a de los principales fariseos que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 31ª semana • Año par

Primera Lectura

Se humilló a sí mismo, por eso Dios lo exaltó sobre todo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. (Flp 2, 5-11)
Hermanos:
Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.
El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres.
Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 21 (Sal 22)
R/. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
Apud te, Dómine, laus mea in ecclésia magna

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan.
¡Viva su corazón por siempre!

El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
Apud te, Dómine, laus mea in ecclésia magna

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos,
porque del Señor es el reino,
él gobierna a los pueblos.
Ante él se postrarán los que duermen en la tierra.

El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
Apud te, Dómine, laus mea in ecclésia magna

Mi descendencia lo servirá;
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
«Todo lo que hizo el Señor».

El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
Apud te, Dómine, laus mea in ecclésia magna

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados –dice el Señor–, y yo os aliviaré.
Veníte ad me, omnes qui laborátis et oneráti estis, et ego refíciam vos, dicit Dóminus.

Evangelio

Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 14, 15-24)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: «¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!».
Jesús le contestó: «Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado".
Pero todos a una empezaron a excusarse.
El primero le dijo: "He comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame,
por favor".
Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas.
Dispénsame, por favor".
Otro dijo: "Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir".
El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado: "Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a
los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos".
El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio".
Entonces el señor dijo al criado: "Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa.
Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 31ª semana • Año par

Primera Lectura

Trabajad por vuestra salvación, porque es Dios quien activa el querer y el obrar
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. (Flp 2, 12-18)
Queridos hermanos, ya que siempre habéis obedecido, no solo cuando yo estaba presente, sino mucho más ahora en mi ausencia, trabajad por vuestra salvación con temor y temblor, porque es Dios quien activa en vosotros el querer y el obrar para realizar su designio de amor.
Cualquier cosa que hagáis sea sin protestas ni discusiones, así seréis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin tacha, en medio de una generación perversa y depravada, entre la cual brilláis como lumbreras del mundo, manteniendo firme la palabra de la vida. Así, en el Día de Cristo, esa será mi gloria, porque mis trabajos no fueron inútiles ni mis fatigas tampoco. Y si mi sangre se ha de derramar, rociando el sacrificio litúrgico que es vuestra fe, yo estoy alegre y me asocio a vuestra alegría; por vuestra parte estad alegres y alegraos conmigo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 26 (Sal 27)
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.
Dóminus illuminátio mea et salus mea.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

El Señor es mi luz y mi salvación.
Dóminus illuminátio mea et salus mea.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.

El Señor es mi luz y mi salvación.
Dóminus illuminátio mea et salus mea.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

El Señor es mi luz y mi salvación.
Dóminus illuminátio mea et salus mea.

Aclamación antes del Evangelio

1P 4, 14
Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.
Si exprobrámini in nómine Christi, beáti éritis, quóniam Spíritus Dei super vos requiéscit.

Evangelio

Aquel que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 14, 25-33)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no pudo acabar".
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 31ª semana • Año par

Primera Lectura

Todo eso que para mí era ganancia, lo consideré pérdida a causa de Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. (Flp 3, 3-8a)
Hermanos:
Los circuncisos somos nosotros, los que damos culto en el Espíritu de Dios y ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús, sin confiar en la carne. Aunque también yo tendría motivos para confiar en ella. Y si alguno piensa que puede hacerlo, yo mucho más: circuncidado a los ocho días, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo hijo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, irreprochable.
Sin embargo, todo eso que para mí era ganancia, lo consideré pérdida a causa de Cristo. Más aún: todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 104 (Sal 105)
R/. Que se alegren los que buscan al Señor.
Laetetur cor quaerentium Dóminum

Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.
Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.

Que se alegren los que buscan al Señor.
Laetetur cor quaerentium Dóminum

Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.

Que se alegren los que buscan al Señor.
Laetetur cor quaerentium Dóminum

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.

Que se alegren los que buscan al Señor.
Laetetur cor quaerentium Dóminum

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados –dice el Señor–, y yo os aliviaré.
Veníte ad me, omnes qui laborátis et oneráti estis, et ego refíciam vos, dicit Dóminus.

Evangelio

Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 15, 1-10)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola: «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice: "¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido".
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice: "Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido".
Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 31ª semana • Año par

Primera Lectura

Aguardamos un Salvador; él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. (Flp 3, 17-Flp 4, 1)
Hermanos, sed imitadores míos y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros.
Porque –como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos– hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas; solo aspiran a cosas terrenas.
Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo.
Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.
Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 121 (Sal 122)
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor.

Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

Aclamación antes del Evangelio

1Jn 2, 5
Quien guarda la Palabra de Cristo, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.
Qui servat verbum Christi, vere in hoc cáritas Dei perfécta est.

Evangelio

Los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 16, 1-8)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando".
El administrador se puso a decir para sí: "¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa".
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?".
Este respondió: "Cien barriles de aceite».
Él le dijo: «Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta". Luego dijo a otro:
"Y tú, ¿cuánto debes?".
Él dijo: "Cien fanegas de trigo".
Le dice: «Toma tu recibo y escribe ochenta».
Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 31ª semana • Año par

Primera Lectura

Todo lo puedo en aquel que me conforta
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. (Flp 4, 10-19)
Hermanos:
Me alegré muchísimo en el Señor de que ahora, por fin, haya vuelto a florecer vuestro interés por mí; siempre lo habíais sentido, pero os faltaba la ocasión. Aunque ando escaso de recursos, no lo digo por eso; yo he aprendido a bastarme con lo que tengo. Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy avezado en todo y para todo: a la hartura y al hambre, a la abundancia y a la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mis tribulaciones. Vosotros, filipenses, sabéis además que, desde que salí de Macedonia y empecé la misión, ninguna iglesia, aparte de vosotros, me abrió una cuenta de haber y debe. Ya me mandasteis a Tesalónica, más de una vez, un subsidio para aliviar mi necesidad; no es que yo busque regalos, busco que los intereses se acumulen en vuestra cuenta. Tengo lo necesario, y me sobra. Estoy plenamente satisfecho habiendo recibido de Epafrodito vuestro donativo, que es suave olor, sacrificio aceptable y grato a Dios.
En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su riqueza en Cristo Jesús.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 111 (Sal 112)
R/. Dichoso quien teme al Señor.
Beátus vir qui timet Dóminum

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

Dichoso quien teme al Señor.
Beátus vir qui timet Dóminum

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo.

Dichoso quien teme al Señor.
Beátus vir qui timet Dóminum

Su corazón está seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad.

Dichoso quien teme al Señor.
Beátus vir qui timet Dóminum

Aclamación antes del Evangelio

2Co 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza.
Iesus Christus egénus factus est, cum esset dives, ut illíus inópia vos dívites essétis

Evangelio

Si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 16, 9-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.
Y les dijo: «Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  32º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 32ª semana • Año par

Primera Lectura

Constituye presbíteros siguiendo las instrucciones que te di
Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a Tito. (Tt 1, 1-9)
Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, para suscitar la fe de los elegidos de Dios y el conocimiento de la verdad, que, de acuerdo con la piedad, lleva a la esperanza de la vida eterna; esta fue prometida antes de los siglos por Dios, que nunca miente; al llegar el tiempo apropiado, él manifestó su palabra por la predicación que me fue confiada según el mandato de Dios nuestro Salvador, a Tito, verdadero hijo en la fe que compartimos: gracia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Salvador nuestro.
Mi intención al dejarte en Creta era que acabaras de organizar lo que aún faltaba por hacer y constituyeses presbíteros en cada ciudad, siguiendo las instrucciones que te di.
Que el presbítero sea alguien sin tacha, marido de una sola mujer, que tenga hijos creyentes, a los que no quepa acusar de vida desenfrenada ni de ser unos insubordinados.
Porque es preciso que el obispo sea intachable, como administrador que es de la casa de Dios; que no sea presuntuoso, ni colérico, ni dado al vino, ni pendenciero, ni ávido de ganancias poco limpias.
Al contrario, ha de ser hospitalario, amigo del bien, sensato, justo, piadoso, dueño de sí.
Debe mostrar adhesión al mensaje de la fe de acuerdo con la enseñanza, para que sea capaz tanto de orientar en la sana doctrina como de rebatir a los que sostienen la contraria.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 23 (Sal 24)
R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Flp 2, 15 d.16a
Brilláis como lumbreras del mundo, manteniendo firme la palabra de la vida.
Lucétis sicut luminária in mundo, verbum vitae continéntes.

Evangelio

Si siete veces en un día vuelve a decirte: «Me arrepiento», lo perdonarás
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 17, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay de quien los provoca!
Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado.
Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Me arrepiento", lo perdonarás».
Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe».
El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar", y os obedecería».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 32ª semana • Año par

Primera Lectura

Llevemos una vida piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación del Dios y Salvador nuestro, Jesucristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito. (Tt 2, 1-8.11-14)
Querido hermano:
Habla de lo que es conforme a la sana doctrina.
Que los ancianos sean sobrios, respetables, sensatos, sanos en la fe, en el amor y en la paciencia.
Las ancianas, igualmente, sean, en su comportamiento, como conviene a personas religiosas; no sean calumniadoras, ni se envicien con el vino; sean maestras del bien, que inspiren buenos principios a las jóvenes, enseñándoles a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser sensatas, puras, a cuidar de la casa, a ser bondadosas y sumisas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea maldecida.
A los jóvenes exhórtalos también a que sean sensatos. Muéstrate en todo como un modelo de buena conducta; en la enseñanza sé íntegro y grave, irreprochable en la sana doctrina, a fin de que los adversarios sientan vergüenza al no poder decir nada malo de nosotros.
Pues se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo, el cual se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo de su propiedad, dedicado enteramente a las buenas obras.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 36 (Sal 37)
R/. El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

Confía en el Señor y haz el bien:
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad; sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre.
El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace en sus caminos.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa.
Los justos poseen la tierra,
la habitarán por siempre jamás.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis díligit me, sermónem meum servábit, et Pater meus díliget eum; et ad eum veniémus, et mansionem apud eum faciémus.

Evangelio

Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 17, 7-10)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: "Enseguida ven y ponte a la mesa"?
¿No le diréis más bien: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y
bebo, y después comerás y beberás tú"?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: "Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que
hacer"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 32ª semana • Año par

Primera Lectura

Andábamos por el camino equivocado, pero según su propia misericordia nos salvó
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito. (Tt 3, 1-7)
Querido hermano:
Recuérdales que se sometan a los gobernantes y a las autoridades; que obedezcan, estén dispuestos a hacer el bien, no hablen mal de nadie ni busquen riñas; que sean condescendientes y amables con todo el mundo.
Porque antes también nosotros, con nuestra insensatez y obstinación, andábamos por el camino equivocado; éramos esclavos de deseos y placeres de todo tipo, nos pasábamos la vida haciendo el mal y comidos de envidia, éramos insoportables
y nos odiábamos unos a otros.
Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hubiéramos hecho nosotros, sino, según su propia misericordia, nos salvó por el baño del nuevo nacimiento y de la renovación del Espíritu Santo, que derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, seamos, en esperanza, herederos de la vida eterna.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 22 (Sal 23)
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

Aclamación antes del Evangelio

1Ts 5, 18
Dad gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros.
In ómnibus grátias ágite: haec est enim volúntas Dei in Christo Iesu in ómnibus vobis.

Evangelio

No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 17, 11-19)
Gloria a ti, Señor.
Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. Este era un samaritano.
Jesús, tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 32ª semana • Año par

Primera Lectura

Recóbralo, no como esclavo, sino como un hermano querido
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón. (Flm 1, 7-20)
Querido hermano:
He experimentado gran gozo y consuelo por tu amor ya que, gracias a ti, los corazones de los santos han encontrado alivio.
Por eso, aunque tengo plena libertad en Cristo para indicarte lo que conviene hacer, prefiero apelar a tu caridad, yo, Pablo, anciano, y ahora prisionero por Cristo Jesús. Te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien engendré en la prisión, que antes era tan inútil para ti, y ahora en cambio es tan útil para ti y para mí. Te lo envío como a hijo.
Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en nombre tuyo en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo: así me harás este favor, no a la fuerza, sino con toda libertad, Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que si lo es mucho para mí, cuánto más para ti, humanamente y en el Señor.
Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí. Si en algo te ha perjudicado y te debe algo, ponlo en mi cuenta: yo, Pablo, te firmo el pagaré de mi puño y letra, para no hablar de que tú me debes tu propia persona. Sí, hermano, hazme este favor en el Señor; alivia mi ansiedad, por amor a Cristo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 145 (Sal 146)
R/. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
Beátus cuius Deus Iacob est adiútor.

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
Beátus cuius Deus Iacob est adiútor.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
Beátus cuius Deus Iacob est adiútor.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob.
Beátus cuius Deus Iacob est adiútor.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 5
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos –dice el Señor–; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.
Ego sum vitis, vos pálmites, dicit Dóminus; qui manet in me, et ego in eo, hic fert fructum multum.

Evangelio

El reino de Dios está en medio de vosotros
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 17, 20-25)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús: «¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?».
Él les contestó: «El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: "Está aquí"
o "Está allí", porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros».
Dijo a sus discípulos: «Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Entonces se os dirá: "Está aquí" o "Está allí"; no vayáis ni corráis detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.
Pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 32ª semana • Año par

Primera Lectura

Quien permanece en la doctrina, este posee al Padre y al Hijo
Lectura de la segunda carta del apóstol san Juan. (2Jn 1, 4-9)
Señora Elegida:
Me alegré mucho al enterarme de que tus hijos caminan en la verdad, según el mandamiento que el Padre nos dio.
Ahora tengo algo que pedirte, Señora –y no es que os escriba un mandamiento nuevo, sino el que tenemos desde el principio–: que nos amemos unos a otros. Y en esto consiste el amor: en que caminemos según sus mandamientos. Y este es su mandamiento, según oísteis desde el principio, para que caminéis según él.
Pues han salido en el mundo muchos embusteros, que no reconocen que Jesucristo vino en carne. El que diga eso es el embustero y el anticristo.
Estad en guardia, para que no perdáis vuestro trabajo y recibáis el pleno salario. Todo el que se propasa y no se mantiene en la doctrina de Cristo, no posee a Dios; quien permanece en la doctrina, este posee al Padre y al Hijo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómini.

Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón.

Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómini.

Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos.

Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómini.

En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti.

Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómini.

Haz bien a tu siervo: viviré
y cumpliré tus palabras.

Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómini.

Ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu ley.

Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómini.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 21, 28
Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Respícite et leváte cápita vestra, quóniam appropínquat redémptio vestra.

Evangelio

El día que se revele el Hijo del hombre
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 17, 26-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.
Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».
Ellos le preguntaron: «¿Dónde, Señor?».
Él les dijo: «Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 32ª semana • Año par

Primera Lectura

Debemos sostener a los hermanos, para hacernos colaboradores de la verdad
Lectura de la tercera carta del apóstol san Juan. (3Jn 1, 5-8)
Querido Gayo:
Te portas con plena lealtad en todo lo que haces por los hermanos, y eso que para ti son extraños. Ellos han hablado de tu caridad ante la Iglesia.
Por favor, provéelos para el viaje como Dios se merece; ellos se pusieron en camino para trabajar por el Nombre, sin aceptar nada de los paganos. Por eso debemos sostener nosotros a hombres como estos, para hacernos colaboradores de la verdad.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 111 (Sal 112)
R/. Dichoso quien teme al Señor.
Beátus vir qui timet Dóminum.

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

Dichoso quien teme al Señor.
Beátus vir qui timet Dóminum.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura por siempre.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso quien teme al Señor.
Beátus vir qui timet Dóminum.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo.

Dichoso quien teme al Señor.
Beátus vir qui timet Dóminum.

Aclamación antes del Evangelio

2Ts 2, 14
Dios nos llamó por medio del Evangelio para que lleguemos a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Deus vocávit nos per Evangélium, in acquisitiónem glóriae Dómini nostri Iesu Christi.

Evangelio

Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 18, 1-8)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
"Hazme justicia frente a mi adversario".
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme"».
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  33º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 33ª semana • Año par

Primera Lectura

Acuérdate de dónde has caído, y conviértete
Comienzo del libro del Apocalipsis. (Ap 1, 1-4; Ap 2, 1-5a)
Revelación de Jesucristo, que Dios le encargó mostrar a sus siervos acerca de lo que tiene que suceder pronto. La dio a conocer enviando su ángel a su siervo Juan, el cual fue testigo de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo de todo cuanto vio. Bienaventurado el que lee, y los que escuchan las palabras de esta profecía, y guardan lo que en ella está escrito, porque el tiempo está cerca.
Juan a las siete iglesias de Asia: «Gracia y paz a vosotros de parte del que es, el que era y ha de venir; de parte de los siete Espíritus que están ante su Trono». Escuché al Señor que me decía: Escribe al ángel de la Iglesia en Éfeso: «Esto dice el que tiene las siete estrellas en su derecha, el que camina en medio de los siete candelabros de oro. Conozco tus obras, tu fatiga, tu perseverancia, que no puedes soportar a los malvados, y que has puesto a prueba a los que se llaman apóstoles, pero no lo son, y has descubierto que son mentirosos. Tienes perseverancia y has sufrido por mi nombre y no has desfallecido. Pero tengo contra ti que has abandonado tu amor primero. Acuérdate, pues, de dónde has caído, conviértete y haz las obras primeras».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 1 (Sal 1)
R/. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida.
Vincénti dabo ei édere de ligno vitae.

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.

Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida.
Vincénti dabo ei édere de ligno vitae.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.

Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida.
Vincénti dabo ei édere de ligno vitae.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida.
Vincénti dabo ei édere de ligno vitae.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 8, 12 b
Yo soy la luz del mundo –dice el Señor–; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Ego sum lux mundi, dicit Dóminus; qui séquitur me habébit lumen vitae.

Evangelio

«¿Qué quieres que haga por ti?» «Señor, que recobre la vista»
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 18, 35-43)
Gloria a ti, Señor.
Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron: «Pasa Jesús el Nazareno».
Entonces empezó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».
Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
«¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?».
Él dijo: «Señor, que recobre la vista».
Jesús le dijo: «Recobra la vista, tu fe te ha salvado».
Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 33ª semana • Año par

Primera Lectura

Si alguien escucha la puerta, entraré en su casa y cenaré con él
Lectura del libro del Apocalipsis. (Ap 3, 1-6.14-22)
Yo, Juan, escuché al Señor que me decía: «Escribe al ángel de la Iglesia en Sardes: "Esto dice el que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas. Conozco tus obras, tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Sé vigilante y reanima lo que te queda y que estaba a punto de morir, pues no he encontrado tus obras perfectas delante de mi Dios. Acuérdate de cómo has recibido y escuchado mi palabra, y guárdala y conviértete. Si no vigilas, vendré como ladrón y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes en Sardes unas cuantas personas que no han manchado sus vestiduras, y pasearán conmigo en blancas vestiduras, porque son dignos.
El vencedor será vestido de blancas vestiduras, no borraré su nombre del libro de la vida y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias".
Escribe al ángel de la Iglesia en Laodicea: "Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el principio de la creación de Dios. Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero porque eres tibio, ni frío ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca. Porque dices: ‘Yo soy rico, me he enriquecido, y no tengo necesidad de nada’; y no sabes que tú eres desgraciado, digno de lástima, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas; y vestiduras blancas para que te vistas y no aparezca la vergüenza de tu desnudez; y colirio para untarte los ojos a fin de que veas. Yo, a cuantos amo, reprendo y corrijo; ten, pues, celo y conviértete. Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.
Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.
El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 14 (Sal 15)
R/. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono.
Qui vícerit, dabo ei sedére mecum in throno meo.

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.

Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono.
Qui vícerit, dabo ei sedére mecum in throno meo.

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.
El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.

Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono.
Qui vícerit, dabo ei sedére mecum in throno meo.

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.

Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono.
Qui vícerit, dabo ei sedére mecum in throno meo.

Aclamación antes del Evangelio

1Jn 4, 10b
Dios nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.
Deus prior diléxit nos, et misit Fílium suum propitiatiónem pro peccátis nostris.

Evangelio

El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 19, 1-10)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 33ª semana • Año par

Primera Lectura

Santo es el Señor Dios, el todopoderoso; el que era y es y ha de venir
Lectura del libro del Apocalipsis. (Ap 4, 1-11)
Yo, Juan, miré y vi una puerta abierta en el cielo; y aquella primera voz, como de trompeta, que oí hablando conmigo, decía: «Sube aquí y te mostraré lo que tiene que suceder después de esto».
Enseguida fui arrebatado en espíritu. Vi un trono puesto en el cielo, y sobre el trono uno sentado. El que estaba sentado en el trono era de aspecto semejante a una piedra de diamante y cornalina, y había un arco iris alrededor del trono de aspecto semejante a una esmeralda.
Y alrededor del trono había otros veinticuatro tronos, y sobre los tronos veinticuatro ancianos sentados, vestidos con vestiduras blancas y con coronas de oro sobre sus cabezas. Y del trono salen relámpagos, voces y truenos; y siete lámparas de fuego están ardiendo delante del trono, que son los siete espíritus de Dios, y delante del trono como un mar transparente, semejante al cristal.
Y en medio del trono y a su alrededor, había cuatro vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. El primer viviente era semejante a un león, el segundo a un toro, el tercero tenía cara como de hombre, y el cuarto viviente era semejante a un águila en vuelo. Los cuatro vivientes, cada uno con seis alas, estaban llenos de ojos por fuera y por dentro. Día y noche cantan sin pausa: «Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el todopoderoso; el que era y es y ha de venir».
Cada vez que los vivientes dan gloria y honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran ante el que está sentado en el trono, adoran al que vive por los siglos de los siglos y arrojan sus coronas ante el trono diciendo: «Eres digno, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 150 (Sal 150)
R/. Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el todopoderoso.
Sanctus, sanctus, sanctus Dóminus Deus omnípotens.

Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte firmamento;
alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.

Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el todopoderoso.
Sanctus, sanctus, sanctus Dóminus Deus omnípotens.

Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras;
alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas.

Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el todopoderoso.
Sanctus, sanctus, sanctus Dóminus Deus omnípotens.

Alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta alabe al Señor.

Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el todopoderoso.
Sanctus, sanctus, sanctus Dóminus Deus omnípotens.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 16
Yo os he elegido del mundo –dice el Señor–, para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
Ego vos elégi de mundo, ut eátis et fructum afferátis, et fructus vester máneat, dicit Dóminus.

Evangelio

¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 19, 11-28)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida.
Dijo, pues: «Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.
Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo".
Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo:
"No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros".
Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y dijo: "Señor, tu mina ha producido diez".
Él le dijo: "Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades".
El segundo llegó y dijo: "Tu mina, señor, ha rendido cinco".
A ese le dijo también: "Pues toma tú el mando de cinco ciudades".
El otro llegó y dijo: "Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado".
Él le dijo: "Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses". Entonces dijo a los presentes: "Quitadle a este la mina y dádsela al que tiene diez minas".
Le dijeron: "Señor, ya tiene diez minas".
"Os digo: al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia"».
Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 33ª semana • Año par

Primera Lectura

El Cordero fue degollado, y con su sangre nos adquirió de toda nación
Lectura del libro del Apocalipsis. (Ap 5, 1-10)
Yo, Juan, vi en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso, que pregonaba en alta voz: «¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?».
Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni mirarlo. Yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el libro y de mirarlo. Pero uno de los ancianos me dijo: «Deja de llorar; pues ha vencido el león de la tribu de Judá, el retoño de David, y es capaz de abrir el libro y sus siete sellos».
Y vi en medio del trono y de los cuatro vivientes, y en medio de los ancianos, a un Cordero de pie, como degollado; tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra. Se acercó para recibir el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono.
Cuando recibió el libro, los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero; tenían cítaras y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo: «Eres digno de recibir el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado, y con tu sangre has adquirido para Dios hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinarán sobre la tierra».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 149 (Sal 149)
R/. Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes.
Fecísti nos Deo nostro regnum et sacerdótes.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes.
Fecísti nos Deo nostro regnum et sacerdótes.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes.
Fecísti nos Deo nostro regnum et sacerdótes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles.

Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes.
Fecísti nos Deo nostro regnum et sacerdótes.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hódie, nolíte obduráre corda vestra, sed vocem Dómini audíte.

Evangelio

¡Si reconocieras lo que conduce a la paz!
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 19, 41-44)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía: «¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos.
Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 33ª semana • Año par

Primera Lectura

Tomé el librito y lo devoré
Lectura del libro del Apocalipsis. (Ap 10, 8-11)
Yo, Juan, escuché la voz del cielo que se puso a hablarme de nuevo diciendo:
«Ve a tomar el librito abierto de la mano del ángel que está de pie sobre el mar y la tierra».
Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el librito. Él me dice: «Toma y devóralo; te amargará en el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel».
Tomé el librito de mano del ángel y lo devoré; en mi boca sabía dulce como la miel, pero, cuando lo comí, mi vientre se llenó de amargor.
Y me dicen: «Es preciso que profetices de nuevo sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reinos».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 118 (Sal 119)
R/. ¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas.

¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

Tus preceptos son mi delicia,
tus enseñanzas son mis consejeros.

¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

Más estimo yo la ley de tu boca
que miles de monedas de oro y plata.

¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca!

¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón.

¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos.

¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!
Quam dúlcia fáucibus meis elóquia tua, Dómine!

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

Evangelio

Habéis hecho de la casa de Dios una "cueva de bandidos"
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 19, 45-48)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: "Mi casa será casa de oración"; pero vosotros la habéis hecho una "cueva de bandidos"».
Todos los días enseñaba en el templo.
Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 33ª semana • Año par

Primera Lectura

Los dos profetas fueron un tormento para los habitantes de la tierra
Lectura del libro del Apocalipsis. (Ap 11, 4-12)
Me fue dicho a mí, Juan: «Aquí están dos testigos míos, estos son los dos olivos y los dos candelabros que están ante el Señor de la tierra. Y si alguien quiere hacerles daño, sale un fuego de su boca y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, es necesario que muera de esa manera. Estos tienen el poder de cerrar el cielo, para que no caiga lluvia durante los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plagas siempre que quieran.
Y cuando hayan terminado su testimonio, la bestia que sube del abismo les hará la guerra y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres yacerán en la plaza de la gran ciudad, que se llama espiritualmente Sodoma y Egipto, donde también su Señor fue crucificado. Y gentes de los pueblos, tribus, lenguas y naciones contemplan sus cadáveres durante tres días y medio y no permiten que sus cadáveres sean puestos en un sepulcro. Y los habitantes de la tierra se alegran por ellos y se regocijan y se enviarán regalos unos a otros, porque los dos profetas fueron un tormento para los habitantes de la tierra».
Y después de tres días y medio, un espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos, y se pusieron de pie, y un gran temor cayó sobre quienes los contemplaban. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: «Subid aquí».
Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos se quedaron mirándolos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 143 (Sal 144)
R/. ¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedíctus Dóminus, praesídium meum!

Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea.

¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedíctus Dóminus, praesídium meum!

Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y refugio,
que me somete los pueblos.

¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedíctus Dóminus, praesídium meum!

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo, de la espada maligna.

¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Benedíctus Dóminus, praesídium meum!

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvátor noster Iesus Christus destrúxit mortem, et illuminávit vitam per Evangélium.

Evangelio

No es Dios de muertos, sino de vivos
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 20, 27-40)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano». Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo: «En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
Intervinieron unos escribas: «Bien dicho, Maestro».
Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Cristo Rey

MXJVS

  Lunes 34ª semana • Año par

Primera Lectura

Llevaban grabados en la frente el nombre de Cristo y el de su Padre
Lectura del libro del Apocalipsis. (Ap 14, 1-3.4b-5)
Yo, Juan, miré y he aquí que el Cordero estaba de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban grabados en la frente su nombre y el nombre de su Padre. Oí también como una voz del cielo, como voz de muchas aguas y como voz de un trueno poderoso; y la voz que escuché era como de citaristas que tañían sus citaras.
Estos siguen al Cordero adondequiera que vaya. Estos fueron rescatados como primicias de los hombres para Dios y el Cordero. En su boca no se halló mentira: son intachables.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 23 (Sal 24)
R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine

Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine

Aclamación antes del Evangelio

Mt 24, 42a.44
Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
Vigiláte et estóte parati, quia qua nescítis hora Filius hóminis ventúrus est.

Evangelio

Vio una viuda pobre que echaba dos monedillas
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 21, 1-4)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo: «En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 34ª semana • Año par

Primera Lectura

Ha llegado la hora de la siega, pues ya está seca la mies de la tierra
Lectura del libro del Apocalipsis. (Ap 14, 14-19)
Yo, Juan, miré, y apareció una nube blanca; y sentado sobre la nube alguien como un Hijo de hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro y en su mano una hoz afilada. Salió otro ángel del santuario clamando con gran voz al que estaba sentado sobre la nube: «Mete tu hoz y siega; ha llegado la hora de la siega, pues ya está seca la mies de la tierra».
El que estaba sentado encima de la nube metió su hoz sobre la tierra y la tierra quedó segada. Otro ángel salió del santuario del cielo, llevando él también una hoz afilada. Y del altar salió otro ángel, el que tiene poder sobre el fuego, y gritó con gran voz al que tenía la hoz afilada, diciendo:
«Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque los racimos están maduros».
El ángel metió su hoz en la tierra y vendimió la viña de la tierra y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 95 (Sal 96)
R/. Llega el Señor a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicáre terram.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey:
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente».

Llega el Señor a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicáre terram.

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque.

Llega el Señor a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicáre terram.

Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.

Llega el Señor a regir la tierra.
Venit Dóminus iudicáre terram.

Aclamación antes del Evangelio

Ap 2, 10 c
Sé fiel hasta la muerte –dice el Señor– y te daré la corona de la vida.
Esto fidélis usque ad mortem, dicit Dóminus, et dabo tibi corónam vitae.

Evangelio

No quedará piedra sobre piedra
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 21, 5-11)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: "Yo soy", o bien: "Está llegando el tiempo"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 34ª semana • Año par

Primera Lectura

Cantaban el cántico de Moisés y el cántico del Cordero
Lectura del libro del Apocalipsis. (Ap 15, 1-4)
Yo, Juan, vi en el cielo otro signo, grande y maravilloso: Siete ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se consuma la ira de Dios.
Vi una especie de mar de vidrio mezclado con fuego; los vencedores de la bestia, de su imagen y del número de su nombre estaban de pie sobre el mar cristalino; tenían en la mano las cítaras de Dios. Y cantan el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: «Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios omnipotente; justos y verdaderos tus caminos, rey de los pueblos. ¿Quién no temerá y no dará gloria a tu nombre? Porque vendrán todas las naciones y se postrarán ante ti, porque tú solo eres santo y tus justas sentencias han quedado manifiestas».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 97 (Sal 98)
R/. Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
Magna et mirabília sunt ópera tua, Dómine Deus omnípotens.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
Magna et mirabília sunt ópera tua, Dómine Deus omnípotens.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
Magna et mirabília sunt ópera tua, Dómine Deus omnípotens.

Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes.

Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
Magna et mirabília sunt ópera tua, Dómine Deus omnípotens.

Al Señor, que llega
para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud.

Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
Magna et mirabília sunt ópera tua, Dómine Deus omnípotens.

Aclamación antes del Evangelio

Ap 2, 10 c
Sé fiel hasta la muerte –dice el Señor– y te daré la corona de la vida.
Esto fidélis usque ad mortem, dicit Dóminus, et dabo tibi corónam vitae.

Evangelio

Todos os odiarán a causa de mi nombre, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 21, 12-19)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 34ª semana • Año par

Primera Lectura

Cayó la gran Babilonia
Lectura del libro del Apocalipsis. (Ap 18, 1-2.21-23; Ap 19, 1-3.9a)
Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo con gran autoridad, y la tierra se deslumbró con su resplandor. Y gritó con fuerte voz: «Cayó, cayó la gran Babilonia. Y se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo, en guarida de todo pájaro inmundo y abominable.
Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la precipitó al mar diciendo: «Así, con este ímpetu será precipitada Babilonia, la gran ciudad, y no quedará rastro de ella. No se escuchará más en ti la voz de citaristas ni músicos, de flautas y trompetas. No habrá más en ti artífices de ningún arte; y ya no se escuchará en ti el ruido del molino; ni brillará más en ti luz de lámpara; ni se escuchará más en ti la voz del novio y de la novia, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones».
Después de esto oí en el cielo como el vocerío de una gran muchedumbre, que decía: «Aleluya. La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que corrompía la tierra con sus fornicaciones, y ha vengado en ella la sangre de sus siervos».
Y por segunda vez dijeron: «Aleluya!».
Y el humo de su incendio sube por los siglos de los siglos.
Y me dijo: «Escribe: "Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero"».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 99 (Sal 100)
R/. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero.
Beáti qui ad cenam nuptiárum Agni vocáti sunt.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero.
Beáti qui ad cenam nuptiárum Agni vocáti sunt.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero.
Beáti qui ad cenam nuptiárum Agni vocáti sunt.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.

Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero.
Beáti qui ad cenam nuptiárum Agni vocáti sunt.

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.

Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero.
Beáti qui ad cenam nuptiárum Agni vocáti sunt.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 21, 28
Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Respícite et leváte cápita vestra, quóniam appropínquat redémptio vestra.

Evangelio

Jerusalén será pisoteada por gentiles, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 21, 20-28)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son "días de venganza" para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
"Caerán a filo de espada", los llevarán cautivos "a todas las naciones", y "Jerusalén será pisoteada por gentiles", hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 34ª semana • Año par

Primera Lectura

Todos fueron juzgados según sus obras. Vi la nueva Jerusalén que descendía del cielo
Lectura del libro del Apocalipsis. (Ap 20, 1-4.11-Ap 21, 2)
Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y una cadena grande en la mano. Sujetó al dragón, la antigua serpiente, o sea, el Diablo o Satanás, y lo encadenó por mil años; lo arrojó al abismo, echó la llave y puso un sello encima, para que no extravíe a las naciones antes que se cumplan los mil años. Después tiene que ser desatado por un poco de tiempo. Vi unos tronos y se sentaron sobre ellos, y se les dio el poder de juzgar; vi también las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y no habían recibido su marca en la frente ni en la mano. Estos volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil años.
Vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. De su presencia huyeron cielo y tierra, y no dejaron rastro. Vi a los muertos, pequeños y grandes, de pie ante el trono. Se abrieron los libros y se abrió otro libro, el de la vida. Los muertos fueron juzgados según sus obras, escritas en los libros. El mar devolvió a sus muertos, Muerte y Abismo devolvieron a sus muertos, y todos fueron juzgados según sus obras. Después, Muerte y Abismo fueron arrojados al lago de fuego –el lago de fuego es la muerte segunda–. Y si alguien no estaba escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.
Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 83 (Sal 84)
R/. He aquí la morada de Dios entre los hombres.
Ecce tabernáculum Dei cum homínibus.

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.

He aquí la morada de Dios entre los hombres.
Ecce tabernáculum Dei cum homínibus.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor del universo,
Rey mío y Dios mío.

He aquí la morada de Dios entre los hombres.
Ecce tabernáculum Dei cum homínibus.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichoso el que encuentra en ti su fuerza.
Caminan de baluarte en baluarte.

He aquí la morada de Dios entre los hombres.
Ecce tabernáculum Dei cum homínibus.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 21, 28
Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Respícite et leváte cápita vestra, quóniam appropínquat redémptio vestra.

Evangelio

Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 21, 29-33)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 34ª semana • Año par

Primera Lectura

Ya no habrá más noche, porque el Señor los iluminará
Lectura del libro del Apocalipsis. (Ap 22, 1-7)
El ángel del Señor me mostró a mí, Juan, un río de agua de vida, reluciente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. En medio de su plaza, a un lado y otro del río, hay un árbol de vida que da doce frutos, uno cada mes. Y las hojas del árbol sirven para la curación de las naciones. Y no habrá maldición alguna. Y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le darán culto. Y verán su rostro, y su nombre está sobre sus frentes. Y ya no habrá más noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz de sol, porque el Señor Dios los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos. Y me dijo: «Estas son palabras fieles y veraces; el Señor, Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos lo que tiene que suceder pronto. Mira, yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras proféticas de este libro».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 94 (Sal 95)
R/. Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!
Marána tha! Veni, Dómine Iesu!

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!
Marána tha! Veni, Dómine Iesu!

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!
Marána tha! Veni, Dómine Iesu!

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!
Marána tha! Veni, Dómine Iesu!

Aclamación antes del Evangelio

Lc 21, 36 abd
Estad despiertos en todo tiempo, pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre.
Vigiláte, omni témpore orántes, ut póssitis stare stare ante Filium Hóminis.

Evangelio

Estad despiertos, para que podáis escapar de todo lo que está por suceder
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 21, 34-36)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.