Parte Tercera. LA VIDA PÚBLICA
CAPÍTULO IX. DESDE LA ELECCIÓN DE LOS APÓSTOLES HASTA LA UNCIÓN DE LA PECADORA
1 Jn 1, 35-51.
2 Mt 4, 18-22; Mt 9, 9-10, y los pasajes paralelos de Mc y Lc.
3 Hch 6, 2.
4 Lc 10, 1-24.
5 Hch 1, 15.
6 1Co 15, 6.
7 Mc 3, 13-14; Lc 6, 12-13.
8 Poco después de la curación del hombre de la mano seca. Cfr. Lc 6, 6-11.
9 Mt 10, 1-4.
10 Tό ‘όρος con artículo, aunque no se haya hablado de ella todavía.
11 Hattîn es una aldea musulmana, tristemente célebre por el terrible desastre que en ella sufrió, el 4 de julio de 1187, el ejército de los Cruzados, mandado por el rey de Jerusalén Guy de Lusignan.
Hoy día se prefiere, y con razón, otra colina muy cerca de Cafarnaúm, que domina el sitio llamado Heptapegon, y en cuyo lado oriental se ha encontrado una pequeña iglesia bizantina. Hoy existe allí un Hospicio Italiano muy confortable, donde paran turistas y peregrinos. Qarn Hattin está muy retirado del Lago y el texto de los Evangelios deja la impresión de que todo esto sucedió cerca de él y de Cafarnaúm.
12 Es singularmente expresivo el lenguaje de Lc ήν διανυχτερεύων έν τή προσευχή τοϋ θεοϋ (Vg erat pernoctans in oratione Dei).
13 Jn 15, 16.
14 Jn 17, 6.
15 Cfr. Mt 4, Mt 19, Mt 21; Mt 8, 18-22; Lc 10, 1-16.
16 En griego άπόστολος, de la raíz άποστέλλω «yo envío»; la latina apostolus está calcada sobre el griego. En Jn 13, 16, el mismo Jesús nos da indirectamente su interpretación.
17 Mt una vez, Mt 10, 2; dos Mc 3, 14, y Mc 6, 30; seis Lc 6, 13; Lc 9, 10; Lc 11, 49; Lc 17, 5; Lc 22, 14; Lc 24, 10, y una Jn 13, 16.
18 Hasta veintinueve veces se emplea en este libro.
19 Con o sin artículo se emplea en griego cuatro veces por Mt, nueve por Mc, seis por Lc, y cuatro por Jn. También se lee en Hch 6, 2; 1Co 15, 5, y en los escritos de los Padres apostólicos.
20 Mt 19, 28; Lc 22, 30. Cfr. Ap 21, 12.
21 Hch 1, 21: δεϊ (Vg oportet).
22 Mt 10, 2-4; Mc 3, 16-19; Lc 6, 14-16; Hch 1, 13. El cuarto Evangelio no nos da la lista completa de los apóstoles; pero sí nombra a los más individualmente en distintas ocasiones: Pedro, Andrés, Juan, y quizá también su hermano, Felipe, Natanael (Bartolomé), Tomás, Judas (Tadeo) y Judas (Iscariote).
23 Naturalmente, el nombre del traidor desaparece de la lista después de su vergonzosa muerte.
24 Mc 6, 7, dice expresamente que los envió «de dos en dos».
25 Ga 1, 19.
26 Hch 12, 1-2.
27 Ga 2, 9.
28 Ant., 20, 9.
29 Una comparación de los pasajes Mt 27, 56; Mc 15, 40, y Jn 19, 15, conduce a la misma conclusión, adoptada por muchos comentadores.
30 Mt 13, 55; Mc 6, 3.
31 Jn 7, 5. Cfr. Mc 3, 21.
32 Hch 1, 14.
33 1Co 9, 5.
34 Comment. in Epist., ad Philem.
35 Jn 1, 42.
36 ΠρώτοςΣίμωνο.
37 Cfr. C. FOUARD, Saint Pierre, 1886; L. Cl. FILLION, Saint Pierre.
38 Jn 1, 35-40.
39 La etimología probable de esta voz aramea es boané, «hijo», y réguesch, «trueno». Equivale a tonitruans, «tonante». Cfr. EL. Cl. FILLION, L'Evangile de S. Marc., pp. 56-57.
40 Se hallan algunos vestigios en los Evangelios Cfr. Mc 9, 38; Mc 10, 37; Lc 9, 54. Cfr. 1Jn 2, 22; Jn 3, 8; 3Jn 1, 7-11.
41 Orígenes habla del «trueno místico», νοητή βροντή, que resuena en los escritos de San Juan.
42 Mc 15, 40.
43 Hch 12, 2.
44 Cfr. C. FOUARD, Saint Jean et la fin de el'age apostolique, 4. edic. 1906; L. Cl. FILLION Saint Jean, 1907.
45 Jn 1, 45-51.
46 Jn 21, 2.
47 Jn 11, 16; Jn 20, 24; Jn 21, 1.
48 Jn 11, 16.
49 Jn 20, 24-29.
50 Halpai, en griego ‘Αλφαίς (Vg Alphaeus)
51 Lc 24, 18; Jn 19, 25.
52 Por esto dijeron de él los antiguos, con San Jerónimo, que era el apóstol «de los tres nombres».
53 En las listas de Mt y de Mc.
54 En muchos manuscritos del primer Evangelio.
55 El primero, Taddai, parece derivarse del sustantivo tad, «mama», y se podría traducir por «amado». El segundo, Lebbai, de la raíz leb, «corazón», que viene a darnos idéntico significado.
56 El nombre griego Kανανίτης, sobre el que está calcado el latino Ccmanaeus, es reproducción del arameo Qan’ana, que significa Zelotes, es decir, celante. Ninguna relación tiene con el país de Canaán, ni con la aldea de Caná. La lectura Kανανίτης de algunos manuscritos griegos es errónea.
57 Jn 6, 71, en el texto griego: «Judas (hijo) de Simón Iscariote.» La Vg pone, por errata: Judam Simonis Iscariotem.
58 Jr 48, 24, 41. Hebr., Keriot. Vg, Carioth.
59 Jos 15, 2. Hebr., Keriot Hesron. Vg, Carioth-Hesron.
60 Para resolver debidamente este problema sería bien estudiar todos los textos evangélicos en que se habla del traidor a saber: 1.° Las listas de los apóstoles: Mt 10, 2-4; Mc 3, 16-19; Lc 6, 14-16. 2.° Los pasajes relativos a Judas durante la vida pública de Nuestro Señor : Mt 26, 8-9; Mc 14, 4-5; Lc 22, 3; Jn 6, 64-72; Jn 12, 4-6; Jn 17, 9. 3.° Los relatos de la traición: Mt 26, 14-16; Mc 14, 10-11; Lc 22, 3-6; Jn 13, 2; Mt 26, 21-25; Mc 14, 18-21; Lc 22, 21-22; Jn 13, 21-30; Mt 26, 47-50; Mc 14, 43-45; Lc 22, 47-48; Jn 18, 2-3. 4.° Los relatos de la muerte del traidor: Mt 27, 3-5; Hch 1, 16-20.
61 Jn 6, 67-72.
62 Jn 12, 6; Jn 13, 29.
63 Jn 6, 71-72; Jn 13, 21-30.
64 Mt 26, 20-25; Jn 13, 27.
65 Cl. FILLION, Evangile de S. Matthieu, pp. 195-196.
66 Mc 6, 12-13; Lc 9, 6.
67 1Co 1, 26-29.
68 Hch 4, 13: αάγράμμαοι χαί ίδιώται (Vg sine litteris et idiotae).
69 ORÍGENES, Contr. Cels., 1, 62; Hch 6, 7; De Princip., 2, 6, 1. Cfr. SAN JUSTINO, Apol., 1, 39; CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, StRm., 1, 9, 45.
70 Mt 8, 14; 1Co 9, 5-6.
71 Contr. jovinian. , 1, 26. Cfr. Epist. CXXVII, ad Princip., 2; L. Cl. FILLION, Saint Jean el'Evangeliste, pp. 31-35.
72 Pedro y Andrés, Santiago y Juan estaban quizá en desahogada posición, y otro tanto dígase de los demás, especialmente de San Mateo, aunque no tanto que se le pueda aplicar el calificativo de πλούσιος, «rico», que se le aplica CLEMENTE DE ALEJANDRÍA. (Quis dives salv., 13.)
73 La epístola a Bernabé, 5, 9, supone que los apóstoles eran en el momento de su elección pecadores escandalosos (όντας ύπέρ πάσαν άμαρτίαν άνομωτέρους). El mismo ORIGENES, Hom. , 1, 13, in Joan., los juzga con gran severidad. Cfr. también sus Comment. in Matth., tom. 12, pp. 40-41.
74 Mt 16, 5-12; Mc 8, 14-20; etc.
75 Mt 16, 20-23; Lc 9, 44-45; etc.
76 Mc 9, 32-35.
77 Mt 20, 20; Lc 9, 51-56.
78 Lc 22, 24-30.
79 Mc 9, 37-40.
80 Mt 26, 56.
81 Mt 26, 56.
82 De praescript. haeret.; 20.
83 Lc 5, 1.7; Jn 21, 1-11.
84 Mt 8, 23-27.
85 Mt 14, 25-32.
86 Mt 17, 23-26.
87 Mt 21, 18-19; Mc 11, 12-14.
88 Mt 13, 17.
89 Mt 10, 1-42.
90 Mt 20, 25-28; Mc 10, 42-45.
91 Mc 9, 37-40; Lc 9, 49-50.
92 Mt 18, 6-9; Mc 9, 31-49.
93 Mt 18, 6-9; Mc 9, 41-49.
94 Mt 23-25.
95 Jn 13-16.
96 Jn 16, 12-25.
97 Mc 4, 34; Тοϊς ίδίοις μαθηταΪς έπέλυεν πάντα. Cfr. Mt 13,13,10-17,36-43; Mt 16, 10-13; Mt 18, 21-23; etc.
98 Mt 9, 14-17; etc.
99 Mt 9, 24-25; Mt 23, 8-10; Mt 24, 42-43; Jn 13, 13-14.
100 Lc 12, 4; Jn 15, 14-15.
101 Mt 25, 40; Mt 28, 10; Jn 20, 17.
102 Jn 12, 33.
103 Mc 6, 30-31.
104 Jn 13, 1.
105 Jn 17, 6, 8, 12.
106 Mt 16, 22-23; Mc 8, 32-33.
107 Mc 14, 27
108 Lc 22, 61.
109 GUIZOT, Méditations, pp. 269-270,
110 Mt 5, 1-7, 27; Lc 6, 20-49; etc. Bibliografía y problemas literarios: J. Evangelio según S. Lucas 2, Madrid, 1964, p. 612 y ss.
111 Mt 5, 1-2.
112 Mc 3, 9; Lc 5, 1-3.
113 Cl. FILLION, EL'Evangile de S. Matthieu, p. 100.
114 Mt 5, 1-2; «Sus discípulos se llegaron a Él y los instruía, diciendo . » Lc 6, 20: «Y Él, levantando los ojos sobre sus discípulos, decía...»
115 Mt 7, 28.
116 Lc 7, 1.
117 Mt 5, 1.
118 Lc 6, 12.
119 Entre otros autores, citaremos a San Agustín y San Gregorio Magno, entre los antiguos, y en nuestros días, al Dr. Keim.
120 En la antigüedad, San Juan Crisóstomo y San Jrónimo.αχάριος
121 Mt 5, 17-48.
122 Mt 6, 1-18.
123 Vitae totius praecepta, quae non potuerunt nimium saepe repeti, GROTIUS, in Luc., 6, 17.
124 Se cita, por ejemplo, Mt 5, 25, 32; Mt 6, 7-11; Mt 7, 6, 7-11, 22-23.
125 Cfr. Mc 4, 1-2; 33; Mc 6, 34-35; etc.
126 En nuestra brevísima exposición seguiremos, naturalmente, la redacción de Mt, por ser la que más se aproxima a la expresión auténtica del discurso.
127 Mt 5, 3-16; Lc 6, 20-26.
128 Mt 5, 17; Mt 7, 23; Lc 27-46.
129 Mt 7, 24-27; Lc 6, 47-49.
130 Lc 6, 18-19. Cfr. Mt 4, 24-25, y Mc 3, 7-12.
131 Mt 5, 1.
132 Mt 13, 2; Mt 26, 55; Mc 13, 3; Lc 4, 20.
133 Lc 6, 20.
134 Mt 5, 2. Cfr. Jb 3, 1; Hch 8, 35; Hch 10, 34; ARISTÓFANES, Ar., 17, 9; VIRGILIO, Aen., 2, 246.
135 El mismo sentido tiene el griego μ. Equivale a la palabra hebrea 'ascheré, empleada con frecuencia con análoga significación en los Salmos y en otras partes. Cfr. Sal 1, 1; Sal 2, 12; Sal 32, 1-2; Sal 33, 12; Sal 40, 4; Sal 65, 4; etc. Cfr. L. PIROT, Beatitudes evangeliques, DB[S]I (1928) 927-39; N. FAIVRÉ., Las bienaventuranzas, Madrid, 1952; J. DUPONT, Les Béatitudes, 2.1 ed., Louvain, 1958; F. ASENSIO, Las bienaventuranzas, Bilbao, 1958; F. LÓPEZ MELUS, Perspectivas de las Bienaventuranzas, Madrid, 1962.
136 Mt 5, 1-12. Varios autores contemporáneos reducen este número a siete, en tanto que otros lo elevan a nueve y aun a diez. Pero como dice muy bien T. ZAIIN, Das Evangel. des Matth., p. 176, «no hay ni siete, ni nueve, ni diez Bienaventuranzas; son ocho, como se han contado siempre». SAN AMBROSIO, De offic., 1, 6, señalaba ya este mismo número
137 Méditations sur el'Evangile, día 1.° de la Octava.
138 Lc 5, 20-26.
139 BOSSUET, loc. cit.
140 Exposit. in Luc., 6, 19.
141 Muy bien nota SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom., in Math., 5, 2, como circunstancia digna de atención, que al enumerar las condiciones precisas para entrar en el reino de los cielos no emplea Jesucristo una fórmula de mandato, sino que expresa su voluntad por medio de palabras dulces y graciosas, que atraen suavemente los corazones. No dice: «Sed pobres de espíritu, sed misericordiosos y puros de corazón, si queréis tener parte en mi reino»; no amenaza como Moisés; prefiere mandar como quien alaba y se congratula. Sus prescripciones van envueltas en promesas. «Y con todo eso, esta serie de Bienaventuranzas requiere el ejercicio de sublimes virtudes. Comienza por las lágrimas y acaba con la sangre; los débiles son llamados da viril heroísmo. Por donde la enseñanza de Jesús es, en el fondo, de asombrosa intrepidez.» L. Cl. FILLION, L'Evangile de S. Matthieu, p. 102.
142 «Bienaventurados los pobres», leemos sencilla y claramente en el texto de San Lucas.
143 En hebreo, Menahem.
144 Ya el Salmista, Sal 17, 15, pensaba con deleite en esta hartura beatificante.
145 Loc. cit.
146 Pr 22, 11.
147 1Jn 2, 3.
148 0ί είρηνοποιοί.
149 Is 9, 6.
150 Cfr. Jn 15, 18-21; Hb 12, 2-5; 1P 2, 21-25.
151 El verbo σχιρτήσατε, empleado por Lc, significa a la letra «saltar de alegría».
152 He aquí las maldiciones que se leen en el tercer Evangelio después de las Bienaventuranzas: «¡Ay de vosotros los ricos, porque tenéis vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros, los que estáis hartos, porque tendréis hambre! ¡Ay de vosotros, los que ahora reís, porque gemiréis y lloraréis! ¡Ay de vosotros, cuando os bendijeren los hombres, porque así hacían sus padres con los falsos profetas!»
153 Mt 5, 13-16.
154 La iota, que equivale a nuestra i es la letra más pequeña del alfabeto griego. Jesús debió de decir en arameo: Ni un iod; ahora bien, el iod en esta lengua es la consonante más pequeña del alfabeto. La «tilde», como dice el texto griego, consistía en un «cuernecillo» que los judíos colocaban encima de algunas de sus letras para que no se confundiesen con otras letras parecidas.
155 Mt 5, 17-20.
156 Ya lo había hecho, aunque incidentalmente, en la octava Bienaventuranza : «Bienaventurados sois, cuando os maldijeren y persiguieren por mi causa.»
157 Esta expresión técnica se repite con frecuencia en los escritos del N. T. Cfr. Mc 7, 12; Mc 11, 13, 22, 40; Lc 16, 16, 29, 31; Lc 24, 27; Hch 13, 15; Hch 24, 14; Hch 28, 25; Rm 3, 21. También se halla frecuentemente en el Tal.
158 En griego: χαταλϋσαι (Vg solvere). Hablando de una ley, abrogar, anular.
159 IIληρϋσαι (Vg adirnplére). Atenuaría singularmente el pensamiento del Salvado: quien dijese que había venido para obedecer a la ley.
La enseñanza de los Padres es terminante acerca de este particular. SAN IRENEO, Adv haer., 4, 13: Extendit (legem), a implevit. TERTULIANO, De poenit., 3: Adjectionan legi superstruit. SAN JERÓNIMO, in h. l.: Rudia a imperfecta complevit. SAN AGUSTÍN, in Matth., h. l.: Addit; In Joan., 5: Perficit, perfeccionó. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. in Joan., 5, 19: Διόρθωσιςνομοθεσίας. Cfr. A. FERNÁNDEZ, EstEcl 12 (1933) 444-46.
160 Teofilacto, muerto hacia el 1107.
161 Jn 2, 19; Mt 26, 60.61.
162 Mt 12, 2-14; Jn 5, 10-18; etc.
163 Mc 7, 1; etc.
164 La frase «hasta que pase el cielo y la tierra» significa: hasta el fin de los tiempos. Es enteramente hebraica. Cfr. Sal 71, 5, 7; Sal 89, 38; Jr 33, 20-21. Cfr. también Mc 13, 31; Lc 16, 17. También se complacían los rabinos en atribuir duración eterna a la ley mosaica. «Todas las cosas tendrán fin, decían (Bereschith Rabba), y también lo tendrán el cielo y la tierra; una sola cosa no tendrá fin; la ley.» FILEMÓN, Vita Mos, 2, 14-15, y JOSEFO, Ant., 3, 8, 10, y C. Ap., 2, 38, emplean lenguaje semejante.
165 Ga 4, 4.
166 SAN HIPÓLITO, Philosoph., 7, 36.
167 Schabbath, 26, a-b.
168 Jn 4, 21-24. Cfr. Mc 12, 38, donde Jesús pone el amor de Dios muy por encima de sacrificios.
169 Mt 9, 14-15.
170 Mt 12, 3-8,
171 Mt 5, 31-32.
172 Mt 5, 38-42.
173 Mc 7, 1-23.
174 Dt 18, 8.
175 Dial. c. Tryph., 27, 43, 46, 67; etc. Del mismo TERTUL., De poenit., 3; SAN IRENEO, passim; ORÍGENES, C. Cels., 2, 5, 6.
176 La palabra gehenna, que viene del griego (γέεννα) por intermedio del latín (Vg gehenna) es de origen hebreo (gué Hinnom). Se aplicaba primitivamente al «valle de Hinnom», o «valle de los hijos de Hinnom», mencionado en varios lugares del A. T. Cfr. 2R 23, 10; Jr 7, 31-32; etc. Es éste un barranco situado al Sur de Jerusalén (el Wadi Rebabi actual). En él se inmolaban en antiguos tiempos niños al dios Moloc. El piadoso rey Josías profanó de industria este lugar siniestro para indicar el horror que infundía a los judíos fieles. Desde entonces se echaban allí toda clase de inmundicias, y quedó como lugar repugnante y execrable (2R 23). Finalmente, en el lenguaje popular, que Jesús emplea aquí, sirvió su nombre para significar el infierno.
177 El altar de los holocaustos, en el patio más interior del templo de Jerusalén.
178 Mt 5, 21-26.
179 Ex 20, 13; Dt 5, 17.
180 En los tres casos de culpabilidad mencionados por Nuestro Señor hay una gradación: el arrebato, el insulto de palabra (Racca, palabra aramea que significa «vacío», necio), y una segunda injuria («loco», en sentido moral, impío). También se ve gradación en el castigo, que será pronunciado primeramente por el tribunal de primera instancia; después, por el Sanedrín, y, en fin, por Dios mismo.
181 Mt 5, 27-32.
182 Ex 20, 13; Dt 5, 7, Con todo, el décimo precepto del Decálogo, Ex 20. 17; Dt 10, 21, condena también de manera general los malos deseos. Cfr. Jb 31, 1.
183 Bossuet.
184 Dt 24, 1-4.
185 «Si un hombre tomare una mujer, se dice en el pasaje del Pt (Dt 24, 1) que tolera el divorcio, y no fuere agradable a sus ojos por alguna fealdad (en hebreo: 'ervat dabar), hará una escritura de repudio..., y la despedirá a su casa.» Las palabras subrayadas, vagas de suyo, habían recibido de Hillel y de los de su escuela una interpretación escandalosa, que abría de par en par la puerta a la pasión. Admitían que la mujer, aun fidelísima, podía ser despedida por cualquier causa, o mejor digamos, por cualquier frívolo pretexto. Un plato muy aderezado, la vista de una mujer más hermosa, se atrevían a decir los rabinos, eran razones suficientes para el divorcio. ¿No oiremos a los fariseos preguntar a Jesús: «¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?» Cfr. Mt 19, 3. Abusos tales no podían, ciertamente, ser tolerados en la ley de santidad. El paréntesis: «A no ser en caso de adulterio», que solamente se lee en el primer Ev crea una dificultad, que no es fácil resolver. Hoy parece imponerse la explicación del P. BONSIRVEN, RechScRel 35 (1948) 442-64. Le divorce dans le N. T., París, 1948, que interpreta adulterio, πορνεία, en el sentido de matrimonio inválido, bien por ser incestuoso o unión simplemente concubinaria. Se podría traducir así: excepto en el caso de unión concubinaria. Esta sentencia la ha revalorizado A. VACCARI, De matrimonio et divortio apud Mt, Bibl 36 (1955) 149-51; RivBibl (1955) 97-119; CivCatt (1956) 2, 475-84; Cfr. B. CELADA, CultBibl 16 (1959) 47.
186 Mt 19, 8; MART., Sat., 10, 5.
187 Gn 2, 18-24.
188 Mt 5, 33-37.
189 Cfr. entre otros, MARCIAL, Sat,, 11, 94.
190 Cfr. Si 23, 9-11.
191 Evangelica ventas non recipit juramentum, dice enérgicamente SAN JERONIMO, h. loc. La ley mosaica no menciona los juramentos en términos expresos; se contenta con condenar el perjurio (Ex 20, 7; Lv 19, 12) y exigir el puntual cumplimiento de los votos (Nm 33, 3; cfr. Mt 13, 16-22).
192 Mt 26, 63.
193 El griego χιτών designa aquí la túnica interior; ίμάτιον, representa el vestido exterior, la amplia pieza de tela que suele servir a los orientales de manto durante el día y de manta durante la noche.
194 El verbo: άγγαρεύω latinizado en la forma de angariare, es de origen persa, y significa «hacer requisición».
195 Mt 5, 38-42.
196 Descubierto el 1902 por una expedición francesa en las excavaciones de Susa. Es una estela de 2,25 m. de altura. Técnicamente se le designa con la sigla C H. Cfr. HAAG, Bibel-Lexicon.
197 Cfr. SCHELL, La loi de Hamm-urabi, 1904.
198 Tabula 8.
199 Ex 21, 23-25; Dt 19, 18-21; etc.
200 Lv 19, 18; Dt 32, 35; Si 28, 1-7.
201 Rm 12, 21.
202 Mt 5, 43-47. Cfr. Lc 6, 27-35.
203 La primera parte del pasaje citado por el Salvador está tomada del Lv 19, 18. Las palabras «Y odiarás a tu enemigo» no están en el texto; pero estaban muy en el espíritu de los escribas. Cfr. Sal 7, 4-5; Sal 35, 12-14; Pr 17, 5; Pr 24, 29; etc.
204 Mt 5, 48.
205 «Nunca fundador alguno de religión propuso a sus discípulos ideal tan elevado.» H. MONNIER, La mission historique de Jésus, p. 139.
206 Cfr. Tb 4, 7-11; Tb 12, 8-10; Tb 14, 9-12; Si 3, 14-30; Si 4, 3-4; Si 5, 10; Si 16, 14; etc.
207 Cfr. E. SCHÜRER, t. 2, pp. 252, 440-441, 452-454, 528, etc.
208 Mt 6, 1. Dice también SÉNECA, Epist., XIX, 4: Qui virtutem suam publicari vult, non virtuti laborat sed gloriae.
209 Mt 6, 2-4.
210 Mt 23, 5: «Hacen todas sus obras por ser vistos de los hombres.»
211 La locución «Que tu mano derecha...» es proverbial para indicar el secreto con que se ejecuta un acto.
212 Tal era de ordinario la actitud de los judíos cuando oraban. Cfr. 1S 1, 26; 1R 8, 2; Mc 11, 25; Lc 18, 11, etc. También oraban de rodillas o postrados. Cfr. EL, Cl. FILLION, Atlas archéolog., pl. 95, fig. 3; pl. 96, figs. 5, 6, 7.
213 Mt 6, 5-15.
214 Βατταλογείν. La etimología de esta palabra es dudosa.
215 El libro 1R 18, 26, cita el ejemplo de los sacerdotes de Baal. Aún en nuestros días los mahometanos y tibetanos recurren a esta «batología» ridícula. Es lo que los literatos Romanos llamaban en son de mofa fatigare deos, deorum aures contundere.
216 Ciertas oraciones judías no estaban exentas de esta prolijidad, que muchos rabinos recomendaban. «Quien multiplica las plegarias será escuchado.» Abundan las repeticiones en el Schemoné Esré y en el Kaddisch, de que antes se habló.
217 Epist. 130.
218 Lc 11, 1-4.
219 Hoy generalmente se admite que Mt la ha desglosado, como tantas otras cosas de sus discursos, y que Lc la ha conservado en su momento histórico y en su cuadro geográfico. La redacción, con todo, es más primitiva en Mt. Cfr. A. FERNÁNDEZ, Vida de J. C. p. 425.
220 SAN AGUSTÍN, loc. cit.: Oratio fraterna est. Non dicit (Jesus): Pater meus sed Pater noster, amnes videlicet una oratione complectens.
221 El epíteto griego έπιούσιος sólo se halla, en la literatura actualmente conocida, en este lugar del primer Ev y en el pasaje correspondiente de Lc. No está todavía fijada de modo definitivo su significación, pues ha variado mucho en el curso de los siglos. La versión siríaca lo traduce por «necesario»; el siríaco Cureton, por «continuo»; la Vg por supersubstantialem en la redacción de Mt y por quotidianum en la de Lc. Según otros, la locución entera equivale a «nuestro pan de mañana» (según el evangelio de los hebreos) o «del porvenir» (San Atanasio, τόν μέλλοντα; SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA, τόν ήξοντα). Cfr. ZORELL, Lexicon Graecum N. T.;KtrrEL, Theol W Z N T, II, 587-95; J. Lowp NewTestS,tud 5 (1958) 75-81; J. ALONSO, El Padre Nuestro. Estudio exegético, Santan der, 1954; J. JREMÍAS, Faroles de Jésus. Le sermon sur la montagne. Le Notre-Pére, París, 1963.
222 De antiguo vieron algunos (San Ireneo entre otros) en este pan «supersustancial» la Sagrada Eucaristía; pero este sentido sólo puede ser aquí secundario.
223 El griego πονηροϋ es anfibiológico, como el latín malo, pues ambas palabras pueden estar en género neutro (lo malo) o en masculino (el malo por excelencia, Satanás). La segunda interpretación es la más común, y parece preferible.
224 Mt 6, 16-18.
225 Mt 6, 19-34. Cfr. Lc 12, 33-34; Lc 11, 34-36; Lc 16, 13; Lc 12, 22-32. Citamos estos pasajes de Lc según el orden de su paralelismo con los de Mt.
226 Mt 6, 19-24.
227 «Mammon» es una voz aramea (mammona) que significaba las riquezas. San Agustín nos dice que también pertenecía al idioma cartaginés, que era asimismo lengua semítica.
228 El codo era la medida principal de longitud entre los judíos. Se cree que equivalía a 0,525 m. Se la denominaba de este modo por ser igual al antebrazo de un hombre de mediana estatura, midiendo desde el codo hasta la extremidad del dedo de en medio.
229 Con la mayoría de los comentadores, y en contra de la Vg que traduce aquí la palabra griega ήλιχία por «estatura», creemos que este sustantivo no designa en este lugar la longitud del cuerpo humano, sino la de la vida. Entrambas significaciones se hallan en el N. T.; pero la segunda es la que, evidentemente, cuadra mejor en este lugar, pues añadir medio metro sería cosa enorme, cuando el Salvador se refería a una corta dimensión. Ahora bien, un codo de vida es bien poca cosa.
230 Mt 6, 25-34.
231 Mήμεριμνάτε (Vg ne solliciti sitis).
232 No consta, ciertamente, que la flor mencionada en este lugar por Nuestro Señor sea el lirio aunque en Palestina hay muchas variedades de ellos. Nótese en este lindo cuadro el expresivo contraste entre la graciosa vestidura del lirio de los campos y el esplendor de las vestiduras de Salomón.
233 Mt 7, 1-23.
234 Mt 7, 1-6; Lc 6, 37-42.
235 En cuanto al pensamiento, cfr. CICERÓN, De offic., 1, 41; Tuscul., 3, 3; HORACIO, Sat., 1, 3, 73-75; SENECA, De vita beata, 27. «Para juzgar a tu prójimo, espera a que estés en su lugar», decía agudamente HILLEL, Pirké Aboth., 2, 5.
236 Didakhe, 9, 5; TERTULIANO, De poenit., 54, etc.
237 Mt 7, 7-11.
238 Mt 7, 12.
239 Tb 4, 16; «Guárdate de hacer jamás a otro lo que no quisieras que otro te haga a ti»; Si 31, 18; «Juzga por las tuyas las disposiciones del prójimo»; etc.
240 Entre otros, ISOCRATES, Orar., 1: «No hagáis a los demás lo que a vosotros os irrita cuanto lo tenéis que padecer»; Dice.. Laert. 5, 1, 21; «¿Cómo se ha de tratar a los demás...? Como quisiéramos que ellos nos tratasen»; etc.
241 H. MONNIER, La mission historique de Jésus, p. 137.
242 Mt 7, 13-14. 241
243 Mt 7, 15-20.
244 Cfr. Lc 6, 43-46; St 2, 12. Cfr. EPITECTO, 20, 18.
245 Mt 7, 21-23.
246 Sabido es que el don de profecía y el de obrar milagros no suponen necesariamente la gracia santificante en quienes los reciben. Testigos, Balaam, el traidor Judas y otros. Cfr. 1Co 13, 1-3. Una cosa es, como se expresan los teólogos, la gracia gratis data (dada gratuitamente), que consiste en poderes milagrosos concedidos a veces a pecadores, y otra la gracia gratum faciens (que hace agradable a los ojos de Dios). Cfr. SANTO TOMÁS, Summa I-II, q. 3.
247 Mt 7, 24-27; Lc 6, 47-49.
248 Mt 7, 28-39.
249 En griego: έξεπλήσσοντο.
250 Además de los comentarios puede verse SAN AGUSTÍN, De sermone Domini in Monte, ML 34, 1229-1308; A. STEINMANN, Die Bergpredigt, Paderborn, 1926; T. SOIRON, Die Bergpredigt jesu, Freiburg, 1941; J. STAUDINGER, El sermón de la Montaña, Barcelona, 1962; ST. GALO, Structura Sermonis Montani, VerbDom 27 (1949) 257-69.
Para los discursos en general ayudará G. DALMAN, Jesus-Jeschua, pp. 52-79. STRACKBILL, 1, 189-474. F. FIEBIG, Jesu Bergpredigt. Rabbinische Texte zum Vertündnis der B., Göttingen, 1924.
251 Así se conservó por varios siglos la literatura talmúdica, por la tradición oral, antes de ser puesta por escrito.
252 Son tantas, que es difícil elegir: «Allí será el llanto y el crujir de dientes» (Mt 8, 12). «No tener ni una piedra donde reposar su cabeza» (Mt 8, 20). «Deja a los muertos que entierren a sus muertos» (Mt 8, 22). «Los sanos no necesitan de médico, sino los enfermos» (Mt 9, 12). «Tu fe te ha sanado» (Mt 9, 22). «La prudencia de la serpiente y la sencillez de la paloma» (Mt 10, 16). «No es el discípulo más que su maestro» (Mt 10, 24). «Predicar desde los techos» (Mt 10, 27). «El vaso de agua fría» (Mt 10, 42). «De la abundancia del corazón habla la boca» (Mt 12, 34). «Muchos son los llamados y pocos los escogidos» (Mt 22, 14). «Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22, 21). «Esto era menester hacer, y no dejar lo otro» (Mt 23, 23). «El espíritu, en verdad está pronto, mas la carne enferma» (Mt 26, 41). «Médico, cúrate a ti mismo» (Lc 4, 23). «Ningún profeta es acepto en su patria» (Lc 4, 24). «Una sola cosa es necesaria» (Lc 10, 32). «Pequé contra el cielo y delante de ti» (Lc 15, 18), etc. Muchos pasajes del Sermón de la Montaña han venido también a ser proverbios populares. Cfr. Mt 5, 15; Mt 6, 3, 21, 24, 34; Mt 7, 3, 6, 7, 15, 18, 19; etc.
253 L. Cl. FILLION, La saint Bible, t. 3, pp. 482-486.
254 Mt 20, 16.
255 Mt 22, 32.
256 Mc 8, 35.
257 Mt 7, 6.
258 Lc 7, 32.
259 Mt 7, 7-8.
260 Mt 6, 25.
261 Mt 11, 16-23.
262 KILPATRICK, en HASTINGS, Dictionary of Christ., t. 1, p. 287.
263 Cfr. a título de ejemplo, Mt 23, 29-31; Mc 11, 30; 12, 46.
264 Cfr. Mt 7, 9-12; Lc 12, 42-48; Lc 13, 15-16; Lc 15, 4-7, 8-10; Lc 17, 7-10; etc.
265 Lc 12, 57.
266 También los rabinos gustaban de practicar este método.
267 Mc 6, 38: «¿Cuántos panes tenéis?» Lc 8, 30: «¿Cuál es tu nombre?» Jn 11, 34: «¿Dónde le pusisteis?»; etc.
268 Mc 4, 30: «¿A qué asemejaremos el reino de Dios?» ; etc.
269 Mt 8, 26: «¿Qué teméis, hombres de poca fe?» Mt 20, 12: «Podéis beber cáliz que yo he de beber?» Mc 9, 32: «¿Qué ibais tratando por el camino?», etc.
270 Mt 21, 40: «Pues cuando viniere el señor de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»
271 Cfr. Mc 2, 18-19; Jn 6, 15; etc.
272 Cfr. Mt 12, 10-11; Mt 15, 1-3; Mt 21, 23-25; Mc 2, 6-9, 24-25; Lc 7, 39-42; Jn 6, 62-64; etc.
273 Cfr. FRMMEL, Poesie des Evangelium, pp. 56-58; JÜLICHER, Gleichnisreden Jesu, t. 1, pp. 50-52; H. WEINEL, Die Bildersprache Jesu, passim.
274 Cfr. FRMMEL, loc. cit., pp. 71-72. Traigamos algunos ejemplos acerca de punto tan interesante. La lluvia que ordinariamente es llevada por el viento del Este, la higuera que echa brotes y anuncia la próxima primavera, la caña que se balancea a impulsos del viento, el vino nuevo que fermenta con riesgo de romper los odres viejos, el alegre descuido de los pájaros, la belleza efímera de las flores, la estupidez de la oveja que se extravía, la ternura de la Gallina hacia sus polluelos, la crueldad del lobo, el ave de rapiña que se ceba en los cadáveres, los niños que se divierten en la plaza pública, las ceremonias nupciales y los funerales, los médicos y los enfermos, los pobres y los ricos, los sacerdotes y los fariseos, las relaciones entre amigos y enemigos, los diversos miembros que constituyen la familia (padres, hijos, servidores de distintas clases), los ladrones y los salteadores, los ángeles, los santos y los demonios, Dios y el Mesías: todos estos rasgos y muchos más aún, forman una variedad tan instructiva cuanto atrayente. Jesús pone así ante nuestros ojos toda la vida de su país y de su tiempo, y saca de ella excelente partido para elevar los corazones a Dios.
275 Los evangelistas en muchas ocasiones señalan la popularidad que daba a Jesús el donaire y gracia de su lenguaje. Cfr. Mt 7, 28, 13, 54; Mc 1, 21; Mc 6, 2; Lc 4, 22; Lc 19, 48; etc.
276 Jn 7, 46.
277 Mt 8, 5-13; Lc 7, 1-10.
278 Cfr. JOSEFO, Ant., 17, 8, 3.
279 En griego έχατόνταρχος o έχατόνταρχης «que manda a cien hombres». El texto siríaco del Sinaí pone, erróneamente: χιλιάρχος «jefe de mil hombres»; lo que corresponde al tribunus, de San Hilario.
280 Cfr. F. VIGOUROUX, DB, t. 1, cols. 994-997; DAREMBERG Y SIGLIO, Diction. des antiquités grecques et Rmaines, en la palabra Centurion.
281 Mt 27, 54; Hch 22, 26; Hch 23, 23-24; Hch 24, 23-27, 43.
282 Lc 7, 3.
283 Jn 4, 46-53.
284 Los dos relatos le llaman unas veces δοϋλος «esclavo» y otras παίς que significa ya «hijo», ya «criado». En este lugar, el primer término es más exacto.
285 El adjetivo griego έντιμος significa: «tenido en estima», pretiosus, como traduce la Vg es decir, caro, querido.
286 ARISTÓTELES, Polit., 1, 3; PLATÓN, De leg., 6; Republ., 8.
287 Cfr. SÉNECA, Epist., 47, y De clement., 1, 18.
288 De offic., 1, 19.
289 Mt παραλυτιχός, δεινώς βασανιζόμενος (Vg paraliticus, et male torquetur). Lc χαχώς έχων ήμελλεν τελευτάν (Vg male habens, erat moriturus). Los dos narradores se completan mutuamente. El verbo βέβληται (Vg jacet), que añade Mt, parece indicar un ataque repentino de la enfermedad.
290 Lc les llama πρεσβυτέροι (Vg seniores), los «ancianos», es decir, según la significación hebrea de la palabra, los principales personajes de la ciudad; no significa forzosamente como algunos opinan, los jefes de la sinagoga. Estos eran nombrados, de ordinario, por su título oficial.
291 El griego dice, con artículo, «la sinagoga», es decir, un edificio bien conocido, la sinagoga especial.
292 JOSEFO, Ant., 16, 6.
293 En griego: μήσχύλλου (Vg noli vexari). Locución muy expresiva.
294 Eίπέλόγφ: dativo instrumental (Vg Dic verbo). A la letra: «Di de palabra.»
295 Cfr. también Mc 6, 6.
296 Con una variante de Mt: «En ninguno he hallado fe tan grande en Israel.»
297 Notemos, a pesar de eso, que el Salvador habla aquí en general, y que sus palabras no demuestran necesariamente que la fe del centurión excediese como algunos han dicho (entre ellos, maestros como San Ambrosio, San Agustín, Santo Tomás de Aquino), a la de los apóstoles mismos.
298 Lc 13, 28.
299 Exclusión violenta, según la lección έχβληθήσονται, que es la más acreditada, y la que sigue la Vg (eficientur). En otras partes se lee: έξελεύσονται, «saldrán».
300 Lc 2, 34.
301 Is 2, 2-4; Is 45, 6; Is 49, 12; Is 59, 19; Jr 3, 18; Mi 4, 1-7; Ml 1, 11; etc.
302 El mismo Jesús reiterará más de una vez esta promesa. Cfr. Mt 21, 42; Mt 22, 9; Mt 24, 14; Mt 25, 32; Mt 28, 19; Jn 10, 16; Jn 12, 20, etc.
303 Is 25, 6; Mt 26, 29; Lc 14, 15; Lc 22, 30; Ap 3, 20; Ap 19, 9; etc.
304 Esta metáfora es también frecuente en la literatura rabínica. Cfr. el Libro de Henoch, 62, 14; el Apocalipsis de BARUCH, 29, 4; el tratado talmúdico Aboth, 3, 20; etc.
305 Lc 7, 11-17.
306 Nαϊν o Nαείν según el texto griego. Neín es el nombre árabe actual.
307 Cfr. V. GUÉRIN, La Gailée, t. 1, pp. 115-116; F. Vicouuotrx, DB, t. 4, cols. 1469-147
308 Es difícil resolver entre las dos lecturas: έν τφ έξής (scil.,χρόνφ), «al tiempo inmediato», y έν τφ έξής (scil.,ήμέρα) «el día siguiente o inmediato», igualmente acreditadas. La Vg sigue la primera, que traduce por deinceps.
309 Pr 4, 3; Jr 6, 26; Am 8, 10; Za 12, 10; etc.
310 CÁTULO, 39, 5.
311 Έσπλαγχνίσθη (Vg misericordia motus est).
312 las ceremonias fúnebres de los judíos contemporáneos del Salvador, cfr. EDERSHEIM Sketches of Jewish social Life in the day of Christ, pp. 168-181.
313 Ap 21, 4.
314 Algunos manuscritos y SAN EFRÉN, Carm. Nisib., 39, 179-180, repiten dos veces el apóstrofo «Joven».
315 Se ha observado muy agudamente que el autor de una leyenda no hubiera dejado de citar las palabras pronunciadas por el resucitado. Los evangelistas, en ley de historiadores graves, omiten esta clase de pormenores, por otra parte, ninguna importancia tienen de suyo.
316 Discours sur la divinité de Jésus-Christ.
317 Car. WISEMAN, Mélanges religieux, scientifiques et littéraires, 1858, p. 129
318 1R 17, 17-24; 2R 4, 11-27.
319 Según algunos intérpretes, la Judea se ha de tomar aquí por toda la Palestina. Cfr. Lc 4, 44 (según el texto griego): 23, 5.
320 Quien desee más pormenores sobre esta grave cuestión, vea nuestra obra titulada Les miracles de N.S. Jésus-Christ.
321 En griego τέρατα. (Vg prodigia o portenta); a veces, θαυμάσια. (Vg mirabilia), hechos maravillosos, o παράδοξα (Vg igualmente mirabilia), hechos extraordinarios que asombran.
322 Δυάμεις (Vg virtutes).
323 Σημεία (Vg signa).
324 ‘Έργα (Vg opera).
325 Is 35, 5-6. Cfr. Mt 11, 5.
326 Is 9, 5. En hebreo, Pele' (Vg Admirabilis). Cfr. SAN AGUSTÍN, In evangel. tract. 17, 1.
327 Mt 4, 23-24. Cfr. Mc 2, 7-17; Lc 3, 17-19.
328 Jn 2, 22-23.
329 Mt 8, 16-17; Mc 1, 32-34; Lc 4, 40; etc.
330 Mc 6, 54-56. Cfr. Mt 14, 35-36.
331 Mt 15, 29-31. Cfr. Mc 7, 37.
332 Jn 7, 31. Cfr. también Jn 11, 47; Jn 12, 37; Jn 20, 30; Mt 19, 2; Mt 21, 14; Lc 7, 21; Lc 8, 2; Lc 23, 8; etc.
333 Summa, 3, q. 43, a. 4.
334 «No es posible tener idea exacta del inmenso número de los milagros de Cristo. Los que se cuentan (en los Evangelios) no son sino una escasa porción de los que hizo.» A. MACLAREN, in Mth., 4, 23-25.
335 Proviene esta divergencia de que ciertos hechos de la vida de Jesús, considerados por unos como milagrosos, no excedieron, según otros, los límites del orden natural. A esta clase pertenecen la expulsión de los vendedores, la caída de los criados del Sanedrín en Getsemaní, etc.
336 Jn 21, 25.
337 Sobre las reglas, que además de la inspiración divina dirigieron su elección, cfr. L. Cl. FILLION, Les miracles, 1, 23-24.
338 L. Cl. FILLION, Les miracles, pp. 158-163.
339 Ibid., pp. 30-32.
340 Cfr. L. Cl. FILLION, EL'Evangile de S. Luc., introd. critiq. et commentaires, pp. 2-3, 9-11, 13-16, etc.; A. HARNACK, Lukas der Arzt, der Verfasser des driuen Evangeliums, 1906.
341 Sólo ocho o diez, según que se considere o no como milagros la expulsión de los vendedores, Jn 2, 13-21, y la caída de los soldados que habían ido a detener a Jesús, Jn 18, 4-6.
342 «En cuanto a los que refiere, los describe con tal precisión y los acompaña de pormenores tan minuciosos y de pruebas tan concluyentes, que no sólo excitan en nosotros vivísimo interés, sino que también nos revelan claramente su designio.» Card. WISEMAN, Mélanges religieux scientifiques et littéraires, pp. 94-95. Cfr. en particular, la curación del paralítico, Jn 5, 1-18; la del ciego de nacimiento, Jn 9, 1-38; la resurrección de Lázaro, Jn 11, 1-44.
343 STRAUSS mismo hizo esta observación, Leben Jesu, t. 1, p. 74. El paralítico estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años; el ciego lo era de nacimiento; Lázaro llevaba cuatro días muerto, etc.
344 Jn 9, 3; Jn 11, 15-42; etc.
345 Cfr. Mt 9, 33; Mt 12, 22; Mc 1, 27-28, 45.
346 L. Cl. FILLION, Les miracles, 1, pp. 34-36.
347 LACORDAIRE, Oeuvres, t. 4, pp. 45-46. «No es posible eliminar los milagros de los relatos evangélicos sin destruir éstos hasta la base», dice también M. HARNACK, Lehrbuch der Dogmengeschichte, 3.ªedic., t. 1, p. 64.
348 Mt 16, 8-10; Mc 9, 41.
349 LACORDAIRE, op. cit., p. 48.
350 Jn 11, 47. Cfr. Mt 27, 42; Mc 15, 31-32. Jn expone extensamente, Jn 9, 7-38, una información oficial, dirigida sucesivamente por el pueblo y por el Sanedrín, respecto a la curación del ciego de nacimiento. De creer es que comprobaciones análogas se hicieron acerca de otros muchos milagros de Jesús.
351 Mt 12, 28; Lc 11, 20.
352 Mt 16, 8-10; Mt 8, 17-20.
353 Jn 5, 20; Jn 10, 37-38; etc.
354 He aquí algunos de los pasajes en los que los escritores eclesiásticos más antiguos tratan de los milagros de Jesús. SAN JUSTINO, Apol., 1, 22, 48 y Dial. c. Tryph., 65: SAN IRENEO, Ad haer., 3, 11, 5; MELITÓN DE SARDES, Frag., 16; ORÍGENES, C. Cels., 2, 48; Jn 3, 28, 33; TERTULIANO, Apol., 21; De carne Christi, 4, etc.; SAN CIPRIANO, De cath Red. unit., 3, etc.; EUSEBIO, Demonstr. evang., 9; LACTANCIO, Divin Institut., 4, 14.
355 L. Cl. FLMLON, Les miracles, 1, pp. 179-180.
356 Mt 16, 1-4; Lc 23, 8-9.
357 Mt 26, 53-54.
358 L. Cl. FLMLON, op. cit., pp. 138-139.
359 Mt 14, 14.
360 Mt 15, 32.
361 Cfr. también Mt 20, 34; Mc 1, 41; Lc 7, 13; etc.
362 FAIRBAIRN, Christ in modem Theology, p. 354.
363 Mt 8, 3.
364 Jn 5, 8; Cfr. Mt 9, 6.
365 Mc 4, 39.
366 Jn 11, 43.
367 Mt 8, 7-8; Mt 15, 28,46-53.
368 Mc 8, 23.
369 Tal es el caso de María en Caná, Jn 2, 3; el del oficial real de Cafarnaún, Jn 4, 46-48; el del centurión, Mt 9, 18; el de la cananea, Mc 7, 25-28; el del padre del joven lunático, Mc 9, 16-23; el de los apóstoles y de las turbas en varias ocasiones, Mt 8, 25; Mt 14, 28; Mc 15, 30; Lc 4, 38; etc.
370 Jn 15, 24.
371 Con ocasión de un milagro de Nuestro Señor referido en Mt 9, 23, exclaman: «Nunca se vio cosa semejante en Israel.»
372 Tractat. 24, in Jean., 2.
373 Jn 5, 36; Cfr. Jn 10, 24-25.
374 Mt 11 2-8; Lc 7, 18-22.
375 Is 35, 4-5; Is 61, 1-2.
376 Mt 12, 28. Cfr. Lc 11, 20.
377 Mt 16, 5-12; Mc 8, 11-12.
378 Jn 15, 22-24. Cfr. también Jn 11, 15, 41-42.
379 Jn 2, 11. Cfr. Mt 4, 24; Mt 14, 33; Mt 27, 40-42; Mc 1, 28; Mc 2, 12; Jn 7, 31; Jn 11, 45, 48; etc.
380 Lc 7, 16.
381 Mt 12, 23.
382 Jn 3, 2.
383 Cfr. Lc 8, 25; Jn 2, 11; etc.
384 Jn 6, 30.
385 Jn 20, 30-31.
386 L. Cl. FILLION, Les miracles de N.-S. J.-C., tom. 1, p. 17.
387 Mt 11, 2-19; Lc 7, 18-35. Mc no lo ha incluido en su relato.
388 Tά έργατοΰ Χριστοΰ, con dos artículos. El lenguaje de Lc es más general: «Los discípulos de Juan le anunciaron todas estas cosas», es decir, siguiendo la serie de los hechos, la resurrección del hijo de la viuda, la curación del criado del centurión, el Sermón de la Montaña, la elección de los apóstoles y todos los hechos anteriores. Pero también éstas eran obras verdaderamente mesiánicas.
389 El griego ό ερχόμεος equivale a la fórmula hebraica habba; a la letra, «el que viene».
390 Cfr. Mt 3, 11; Mc 11, 9; Lc 13, 35; Lc 19, 38; Hb 10, 37, etc. El Tal lo emplea más de cien veces.
391 Jn 1, 33.
392 Mt 3, 13-17.
393 Jn 1, 29-32, 35; Jn 3, 22-36.
394 PLUMMER, Commentary to St. Matth., p. 160.
395 Entre otros, por Orígenes San Hilario, San Juan Crisóstomo, San Jerónimo, San Agustín, San Gregorio Magno. Cfr. KNABENBAUER, Commet. in Evangel. sec. Matth tom. 1, pp. 431-435.
396 Cfr. Jn 3, 25-26.
397 Cfr. Mt 4, 24-25; Mt 8, 16-23; Mt 12, 15; Mc 3, 10-12; Lc 4, 40; Lc 5, 17; Lc 6, 18-19; etc.
398 San Lucas, el evangelista médico, distribuye los milagros en cuatro grupos distintos: curación de enfermedades de consunción, curación de dolores agudos, expulsión de los demonios y devolución de vista a los ciegos.
399 Según el texto griego: «Lo que oís y lo que veis.»
400 Is 35, 5-6.
401 Is 61, 1.
402 Jn 5, 36.
403 Lc 2, 34-35.
404 Is 8, 14.VV
405 Mt 11, 7-19; Lc 7, 24-35.
406 Mt 11, 7-15; Lc 7, 24-30.
407 Los dos narradores hablan de «muchedumbres», en plural.
408 Según la excelente observación de San Jerónimo, h. 1., prueba que la grave advertencia envuelta por Jesús en la forma de una bienaventuranza no era para el Precursor, sino para sus discípulos: Si superior sententia contra Joannem prolata fuerit..., quomodo nunc Joannes tantis laudibus praedicatur? ¿No se habría contradicho el Salvador censurando primero a Juan y alabándolo a continuación, con sólo el intervalo de dos frases?
409 Mc 3, 11.
410 En la primera pregunta la idea de ver está expresada por el verbo θεάσασθαι, que significa «contemplar». En las siguientes emplean los narradores ίδείν, que significa la visión pura y simple.
411 La locución «los hijos de mujer» es aquí una perífrasis solemne para designar todo el linaje humano. Cfr. Jb 14, 1; Jb 15, 14; Jb 25, 4.
412 L. Cl. FILLION, L'Evangile de S. Matthieu, p. 222.
413 Tal es el sentido de las palabras «desde los días de Juan Bautista».
414 Le omite en este lugar la parte del discurso contenida en los versículos 12-15 del cap. 11 de Mt pero la cita más adelante, en otra ocasión, Lc 16, 16, en forma abreviada.
415 la mayor parte de los intérpretes damos al verbo griego βιάζεται la significación pasiva, que ciertamente tiene en el pasaje paralelo de Lc. La segunda mitad de la frase «los violentos se apoderan de él», exige esta traducción. Pero no se trata aquí, como quieren algunos exegetas, de violencia que dimana del odio y que se esfuerza en oprimir y destruir el reino, aunque se manifestase ya por la hostilidad de los fariseos y autoridades Jrárquicas. Jesús alude aquí a la violencia que procede del amor. Los que suponen que βιάζεται es la forma media la traducen por sese vi obtrudit. Según ellos, el Salvador quiso decir que el reino de los cielos se introducía por sí mismo con vigor, forzando en cierto modo la entrada de los espíritus y de las voluntades.
416 Cfr. en particular 1Co 10, 11.
417 Lc 1, 16-17.
418 Cfr. Si 48, 10; Mt 17, 10-13; Mc 9, 10-12.
419 Cfr. Mt 13, 9, 43; Mc 4, 9; Lc 8, 8.
420 Tal es el sentido en griego: La traducción de la Vg spreverunt, «despreciaron», es menos exacta.
421 Se le ha atribuido a veces como reflexión personal suya pero con la mayor parte de los intérpretes no vemos motivo alguno para no considerarla como continuación del discurso de Jesús.
422 Lc 3, 12.
423 Mt 11, 16-19; Lc 7, 31-35.
424 Según la redacción de Mt: «no comiendo ni bebiendo».
425 Esta otra fórmula parece que era entonces usual para introducir un discurso figurado. Cfr. Mt 11, 15; Mc 4, 30; Lc 13, 18; etc. Con frecuencia se la halla también en los escritos rabínicos.
426 El interesante opúsculo de Mgr. LE CAMUS, Les enfants de Nazareth, en 4.°, 1900, por las lindas escenas que narra, avaloradas por muchos grabados, es un comentario dramático de este pasaje de los Evangelios
427 Is 5, 12; 1S 30, 29; Si 40, 21; 1M 3, 45. ELIEN, Var. Hist., 12, 43.
428 Is 5, 12; Is 30, 29; Si 40, 21; 1M 3, 45.
429 Baba Mezia, 6, 1. Cfr. Kethuboth, 4, 4.
430 Ούχ έχόψασθε (Vg non planxistis); según Lc, ούχ έχλαύσατε.
431 Za 12, 10-14; Mt 24, 30; Lc 8, 52; Lc 23, 27; etc.
432 Y no por el segundo grupo, como han imaginado no pocos comentadores. El texto mismo es hartamente claro en este punto: «La generación presente se parece a los niños... que gritan a sus camaradas: Os hemos cantado con flauta...» Los camaradas no podían ser otros que Jesús y Juan, según construcción de la cláusula. La historia evangélica justifica plenamente esta interpretación.
433 Pronto dirigirán los judíos a Jesús mismo esta injuria sacrílega. Cfr. Mt 10, 24-25; Jn 7, 20; Jn 8, 48; Jn 10, 20.
434 Ef 3, 10; Hb 1, 1.
435 En el texto de Mt 11, 19, algunos manuscritos griegos tienen la variante έργων «obras», en vez de τέχνων «hijos».
436 Mt 11, 20-39.
437 Lc 10, 13-15, 21-22.
438 Lc 7, 36-50.
439 Hom., XXV in Evang.
440 L. Cl. FILLION, L'Evangile de S. Luc., p. 160. Este incidente inspiró al P. LACORDAIRE hermosas reflexiones, Sainte Marie Madeleine, ch. 3.
441 Δέ; en el texto griego (Vg autem).
442 'Eν τήπόλει con artículo.
443 Ήρώτα (Vg rogaban), en imperfecto de duración o repetición.
444 Mt 26, 6-13; Mc 14, 3-9; Lc 10, 38-43; Lc 11, 37-52; Lc 14, 1-16; Lc 19, 1-27; Jn 2, 1-11; etc.
445 A. Rich, Dictionnaire des antiquités Rmaines et grecques, traducción francesa, p. 6. Para más pormenores, cfr. DAREMBERG Y SAGLIO, Dictionnaire de, antiquités grecques et Ro mains; L. Cl.FILLION, Atlas archéologique de la Bible, 2.ª edic., pl. 21, fig. 14, 15; pl. 22, fig. 4, 6; pl. 23, figs. 1, 3, 4, 6.
446 Sermo XCIV.
447 El verbo compuesto χατεφίλει es muy expresivo. Cfr. Mt 26, 49; Mc 14, 45; Lc 15, 20; Hch 20, 37. Besar a uno los pies era muestra de grandísimo respeto. Cfr. JENOFONTE, Cyrop., 7, 5, 36; ARISTÓFANES, Vesp.,608; etc. A veces se otorgaba también este honor a los rabinos. Nótese asimismo que los tres verbos que describen las muestras de respeto de la pecadora están en imperfecto: «enjugaba, besaba, ungía», para indicar la repetición y continuidad de estos actos.
448 El pronombre οΰτος (Vg hic) con que comienza la cláusula está muy acentuado, y no desprovisto de cierto menosprecio.
449 Τίς χαί ποταπή (Vg quae et qualis). Locución muy expresiva.
450 Cfr. Lc 7, 16-17; etc.
451 1R 14, 6; 2R 1, 3; 2R 5, 26; Is 10, 3; etc.
452 Loc. cit.
453 En griego: δανείστης (Vg. foenerator), «prestamista».
454 Este verbo está en futuro en el texto griego (άγαπήσει). Muchos manuscritos y la Vg lo ponen en tiempo presente (diligit).
455 Suponiendo que el denario valiese 80 cts. de nuestra moneda.
456 Ύπολαμβάνω (Vg aestimo).
457 'Oρθώς έχριας. Se ha observado que Sócrates, en sus célebres Diálogos, gustaba emplear la fórmula πάνυ όρθώς «muy bien», cuando había cogido a su interlocutor en el lazo de sus razonamientos.
458 Tal es la lección del texto original. El intravit de la Vg es una corrección errónea, destinada a atenuar lo que a primera vista parece exageración. Pero muy bien pudo haber entrado la mujer poco después de Jesús.
459 El ritmo del lenguaje y la repetición frecuente de los pronombres μου y μοι (Vg mei, meos, meum, mihi) refuerzan notablemente el pensamiento.
460 Gn 18, 4; 1S 25, 41; Jn 13, 5; 1Tm 5, 10.
461 Gn 33, 4; Ex 18, 7; 2S 15, 5; 2S 19, 39; 2S 20, 9; Mt 26, 48-49; etc.
462 Sal 22, 5; Si 9, 8; Am 6, 6.
463 Muchos han observado que Jesús da aquí al pensamiento un giro inesperado. El principio de la frase parecía exigir que la acabase en esta forma: «Pero a quien menos ama, menos se le perdona.» Esta inversión de la sentencia nada cambia la idea que expresa.
464 Mt 9, 2-3, y paralelos.
465 Ένεαυτοϊς (Vg intra se). No se comunicaron unos a otros inmediatamente este juicio temerario; Jesús no les dio tiempo para ello.
466 Un nuevo ΰτος despreciativo.
467 El perdón había sido obtenido por la Pides caritate formata, por la fe informada de la caridad. Acerca de este punto, cfr. KNABENBAUER, Comment. in Etang. sec. Luc., pp. 268269; MALDONADO, in hunc locum.
468 Hom XXXIII in Evang. Cfr. también la 8 Homilía.
469 Expositio VI in Luc., hablando de la pecadora y de María, hermana de Marta, dijo: Potest non eamdem esse. Pero añade que también pudo ser la misma persona, primero peccatrix y después perfectior.
470 Comment. in Matth., 26, 2.
471 Tractat. in Joan., 49; De consensu evangelist., 2, 154.
472 Cfr. ORÍGENES, in Matth., 35; SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homil. LXII in Joan.
473 En la disertación «sobre las tres Magdalenas», Euvres, edición de Versailles, tora. 43, pp. 3-10.
474 El A. parece inclinarse por la identificación de las tres mujeres, que es la opinión común entre los fieles y la que refleja la liturgia latina. La tradición griega favorece más la distinción que se armoniza mejor con los datos que aportan los Evangelios Se ha escrito mucho sobre este problema de las tres Marías. Cfr. U. HOLZMEISTER, Die Magdalenenfrage in der kirchlichen Überliferung, ZKathTeol 46 (1922) 402-22. 556-84. No hay tradición fija sobre este problema. Es la conclusión misma del P. LAGRANGE, RevBibl 1912, p. 529. Del punto de vista exegético es más probable la distinción. La manera como hablan los Evangelistas sobre la pecadora, María Magdalena y María de Betania, inclina a la distinción. Cfr. VerbDom 1928, pp. 71-73; F. PRAT, Vie de J. Ch. 2, 500-506; DORADO, Praelectiones B. I., Taurini, 1951, pp. 573-575. Resumen del problema con amplia bibliografía; A. FERNÁNDEZ, Vida de 7. C. 2.ª 1954, pp. 286-87. Se inclina por la distinción. En cambio, J. BOVER, Vida de J. C., p. 630, tiene por más probable la identidad.
El problema, pues, sigue como lo dejó el A.