Prelatura nullius situada en Perú y confiada al Opus Dei en 1957. San Josemaría la visitó en 1974 durante su viaje al Perú.
Las tierras de Yauyos, en el Perú, recibieron la fe en el siglo XVI. Fueron evangelizadas por misioneros agustinos, dominicos y jesuitas. Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo, segundo arzobispo de Lima (1581-1606), hizo tres Visitas Pastorales. En el Curato de Huañec de la Provincia de Yauyos, tuvo lugar el V Sínodo Diocesano (cfr. PUIG TARRATS, 2006, pp. 70-84).
La Prelatura nullius de Yauyos-Huarochirí, ubicada en Los Andes peruanos, fue creada por la Santa Sede según la Const. Ap. Expostulanti venerabili, del 12 de abril de 1957. En el comienzo estuvo formada por las provincias civiles de Yauyos y Huarochirí, hasta que en febrero de 1962 se le agregó la provincia de Cañete. Así quedó con el nombre de Prelatura de Yauyos- Cañete-Huarochirí, trasladándose la sede desde Yauyos a la ciudad de San Vicente de Cañete (cfr. Archivo Prelatura de Yauyos, en adelante APY, carp. A).
La superficie de la Prelatura es de 17.385 kilómetros cuadrados, con una población de 162.939 habitantes (cfr. Anuario Estadístico del Perú, II, 1971). Yauyos y Huarochirí están formadas por una orografía montañosa, con quebradas y cortaduras profundas con grandes llanuras de hierba escasa (icho). Las habitan pastores de llamas y alpacas, y algún que otro caserío con paredes de barro y techos de paja. La provincia de Cañete, en cambio, está situada en la costa del mar Pacífico a 180 kilómetros al sur de la capital, Lima, en un valle próspero en agricultura y comercio (cfr. PUIG, 2010, pp. 295-337).
En nombre del Santo Padre Pío XII, Mons. Antonio Samoré, Secretario del Consejo para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, pidió a san Josemaría que el Opus Dei se hiciera cargo de una prelatura en tierras americanas. Le dijo que escogiera la prelatura que le pareciese más idónea para la Obra entre las que pensaba erigir la Santa Sede. Tratándose de un deseo expreso del Santo Padre, san Josemaría se puso a plena disponibilidad para aceptar una prelatura, la que fuera (cfr. AVP, III, p. 385, nt. 208). Posteriormente se encomendó al Opus Dei la Prelatura de Yauyos, separando un territorio de la archidiócesis de Lima, para mejorar la atención pastoral de sus habitantes. San Josemaría se dirigió a Ignacio María de Orbegozo y Goicoechea, sacerdote del Opus Dei, preguntándole si aceptaba asumir esa tarea. Poco después, Pío XII nombraba Prelado a Mons. Orbegozo, quien tomó posesión el 2 de octubre de 1957 en la sede de Yauyos (cfr. AVP, III, p. 387, nt. 212). Una vez designado, Mons. Orbegozo realizó las gestiones para encontrar sacerdotes que le acompañaran. Pronto contó con socios de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz que obtuvieron de sus obispos respectivos la conformidad para trasladarse a Yauyos. Mons. Orbegozo fue consagrado Obispo el 25 de enero de 1964, cuando tomó posesión de la sede de Cañete.
Mons. Orbegozo y los sacerdotes de la Prelatura de Yauyos desarrollaron una intensa y extensa labor pastoral mediante la enseñanza de la fe y la purificación de las conciencias, tanto en la catequesis como en la práctica sacramental. Acudieron a esa tierra con gran ilusión y con gran fe en la Iglesia y en san Josemaría. Colaboraron en mejorar las comunicaciones, crear dispensarios médicos y facilitar la enseñanza a muchos niños. En 1962 se amplió el territorio de la Prelatura, incorporándose a ella la provincia de Cañete, más cercana a Lima y con más recursos naturales. La sede de la Prelatura es san Vicente de Cañete.
El número de sacerdotes llegados a la Prelatura de Yauyos fue aumentando, llegando en algún momento a situarse en torno a los treinta. Fueron numerosas las tareas de promoción y desarrollo social que surgieron gracias a su iniciativa y a la colaboración de diversos seglares, hombres y mujeres, que participaron en la tarea. Comenzaron, por ejemplo, la Escuela Hogar Condoray, una iniciativa a favor de la mujer del Valle de Cañete, y el Instituto Rural Valle Grande, para los campesinos, ambas obras de carácter corporativo impulsadas porfíeles laicos del Opus Dei. En estos centros se han formado numerosas promociones de personas de la zona que han conseguido títulos profesionales para el trabajo en el hogar y en el campo (cfr. APY, carp. B).
Yauyos ocupó un lugar principalísimo entre los afanes apostólicos de san Josemaría. En las cartas que escribía al Prelado de Yauyos y a los sacerdotes, se nota el gozo que sentía por las tareas que se iban emprendiendo y consolidando. Desgranaban consejos, advertencias, ilusiones, cariño, preocupación hasta por las cosas más pequeñas de la salud, del descanso, de las comidas. “Estad siempre alegres y optimistas: comed, dormid, atendeos unos a otros, obedeciendo con espíritu sobrenatural a vuestro Prelado. Sed sinceros, vivid la práctica bendita de la corrección fraterna. Y no olvidéis que este pobre pecador, que es vuestro Padre, os presenta cada día al Señor y a Nuestra Madre Santa María como las primicias del trabajo misional” (APY, carp. C). También le impresionaban mucho las noticias sobre la fe de las gentes de la Sierra, capaces de hacer muchas horas de camino a pie, por sendas casi intransitables, para recibir la doctrina cristiana o los sacramentos.
Una de las primeras recomendaciones que hizo san Josemaría al Prelado de Yauyos fue que procurara tener, lo más pronto posible, un seminario: “(...) pido especialmente por esos niños que estáis preparando: ya sueño con las vocaciones sacerdotales para la Prelatura de Yauyos, salidas de entre esos inditos. El trabajo quizá no será fácil, pero veo que es acertadísimo y, al fin, fecundo para el porvenir religioso de esas tierras” (APY, carp. C). El 14 de abril de 1964, cuarenta muchachos seleccionados ingresaban en el Preseminario llamado Colegio-Seminario Nuestra Señora del Valle. Más tarde, varios alumnos pasaron al Seminario Mayor. A comienzos del siglo XXI ya se habían ordenado sesenta y cinco, que ocupaban prácticamente todos los cargos y labores pastorales de la Prelatura.
Llevado por el amor que tenía a Nuestra Señora, san Josemaría regaló a la Prelatura de Yauyos una imagen de la Virgen con el Niño bajo la advocación de la Madre del Amor Hermoso. A petición suya, la escultura se realizó siguiendo el modelo de las telas y vestidos de las mujeres de la Sierra. De este modo, los habitantes del lugar sentirían más próxima y familiar a la Virgen cuando acudiesen a rezar ante ella. El 12 de diciembre de 1965 la imagen fue bendecida; se colocó junto al Preseminario, hasta su traslado al actual santuario, situado en Cañete.
El día 12 de junio de 1974, en el Centro Cultural Tradiciones de Lima, Mons. Escrivá tuvo una tertulia con varios de sus hijos laicos y sacerdotes. Allí se encontraban también los sacerdotes de Yauyos. Al verlos se emocionó y, de rodillas, después de recibir la bendición, quiso besar las manos de todos y cada uno. Pasaron más de cincuenta sacerdotes; a cada uno le miraba con afecto, mientras le decía palabras de cariño.
Al día siguiente, 13 de junio, san Josemaría fue a Cañete. Habló ante más de quinientos hombres y mujeres campesinos; después acudió al Seminario Mayor. A los seminaristas les dirigió sentidas palabras: que fueran fieles a la vocación, obedientes al obispo, y que siguieran rezando por él. Después de esto, partió con el coche rumbo a Lima. Se había cumplido lo que Mons. Orbegozo había escrito nueve años atrás: que algún día, el Padre visitaría Yauyos para rezar por ellos y manifestarles su cariño (cfr. APY, carp. Cartas).
Esteban PUIG Y TARRATS