Vida cotidiana y santidad
en la enseñanza de San Josemaría

CAPÍTULO NOVENO
Notas

1 Es Cristo que pasa, 78.
2 Forja, 10.
3 Es Cristo que pasa, 78.
4 Camino, 470.
5 Apuntes de la predicación (AGP, P01 VII-1984, p. 9).
6 Ibid. Suele repetir esta observación, como testimonia Á. DEL PORTILLO, Carta pastoral, 1-IV-1984 (AGP, P01 VII-1984, p. 9).
7 Cfr. Es Cristo que pasa, 8; Surco, 483.
8 Amigos de Dios, 175.
9 Cfr., p.ej., Forja, 702; Conversaciones, 10, 24, 27, 63, 109.
10 Cfr., p.ej., Forja, 119.
11 Cfr. Camino, 272.
12 Cfr. Surco, 847.
13 Cfr., p.ej., Camino, 472.
14 Camino, 324.
15 Cfr., p.ej., Camino, 472, 487; Forja, 218.
16 Cfr. Camino, 95; Surco, 859; Forja, 841; Amigos de Dios, 107. La distinción entre “medios materiales” y “medios humanos” no es rígida en los textos de san Josemaría. Algunas veces llama “medios humanos” a los “medios materiales” (cfr. Forja, 284; Conversaciones, 68), porque se puede entender que la primera expresión comprende la segunda, pero no es lo general.
17 Via Crucis, IV Estación, punto 4. Cfr. Surco, 859.
18 Camino, 95; Surco, 859; Forja, 284 y 841.
19 Surco, 859.
20 Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th. I, q. 12, a. 5, ad 3; q. 94, a. 1, ad 3.
21 Sobre esta distinción, cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th. I-II, q. 49, a. 1, c. Cabe una comparación: para ir de una ciudad a otra, son medios: a) saber conducir un automóvil (que es una cualidad del sujeto); b) el automóvil mismo (como instrumento que está fuera del sujeto); y c) conducir el automóvil (que es el acto del sujeto que consiste en utilizar ese instrumento). En este último caso (c), se cumple más propiamente la razón de medio para llegar a la otra ciudad. El límite de este ejemplo está en que utilizar el medio (conducir un automóvil) no es todavía poseer el fin, mientras que los medios sobrenaturales de santificación implican ya una cierta posesión del fin.
22 Según el enfoque de la Teología espiritual que hemos adoptado en este libro (la “perspectiva de la primera persona”), cuando afirmamos que los sacramentos son medios de santificación no hablamos de los sacramentos en sí mismos, sino de la participación en ellos; cuando decimos que la oración es medio de santificación nos referimos a la acción de dedicar unos tiempos concretos a la oración buscando el diálogo con Dios en esos momentos; del mismo modo, al señalar que la formación cristiana es medio de santificación nos referimos al acto de recibirla a través de alguno de los diversos cauces posibles, colectivos o individuales.
23 En las Iglesias orientales se administra a los niños, en una misma ceremonia, el Bautismo, la Confirmación y la Comunión sub specie vini, mientras que en el rito latino los niños sólo son bautizados –y en algunos casos confirmados–, mientras que la recepción de la Eucaristía se difiere a la edad de la discreción. San Josemaría recibió el Bautismo el 13-I-1902, a los cuatro días de nacer, y la Confirmación el 23-IV-1902, cuando sólo tenía tres meses, como no era infrecuente en aquella época, en España. La Primera Comunión la recibió, en cambio, a los 10 años, el 23-IV-1912. Cfr. A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei. Vida de Josemaría Escrivá de Balaguer, Madrid 1997-2003, vol. I, pp. 26-28; 50-51.
24 Camino, 87. Cfr. Es Cristo que pasa, 32, 118, 154; Forja, 437.
25 La raíz de la santidad «es la gracia de Cristo y, en consecuencia, la vida sacramental, momento cualificado del encuentro con Cristo y, en el centro de esa vida, la Eucaristía. Pero las realidades sacramentales, y el encuentro con Cristo que de ellas fluye, no pueden ni deben ser vividos como una sucesión de eventos sacros que se yuxtaponen a una existencia confinada a la profanidad, sino como momentos privilegiados para entrar en comunión con un Dios presente no sólo en esos momentos, sino en todo momento y en todo lugar» (J.L. ILLANES, Ante Dios y en el mundo. Apuntes para una Teología del trabajo, Pamplona 1997, p. 47). Por lo demás, en el caso de un adulto, la participación en los sacramentos debe ser también oración.
26 Para ilustrar la interrelación entre la participación en la naturaleza y en la vida divinas, puede servir un ejemplo: cuando una familia adopta un niño, lo constituye (legalmente) en miembro de la familia. Puede suceder que no quiera tratar a sus padres ni obedecerles, y entonces no se comporta como hijo sino como extraño. Pero también puede ocurrir que quiera a sus padres cada vez más y desee obedecerles en todo. Entonces los padres le considerarán más hijo suyo, le confiarán sus cosas y le entregarán su herencia. La filiación lleva al trato, y el trato “realiza” la filiación. En la vida sobrenatural, Dios nos adopta como hijos, no sólo legalmente sino haciéndonos partícipes de su naturaleza. Si el cristiano trata a Dios como hijo mediante la oración, será introducido cada vez más en la participación de la vida divina hasta recibir la herencia de la gloria.
27 En el vol. I, pp. 376 ss. (capítulo 2º, apartado 2), hemos hecho amplio uso de los tria munera Christi.
28 Forja, 462.
29 Amigos de Dios, 9. El texto continúa poco después hablando del campo de santificación, la vida ordinaria: Tú y yo aprovecharemos hasta las más banales oportunidades que se presenten a nuestro alrededor, para santificarlas, para santificarnos y para santificar a los que con nosotros comparten los mismos afanes cotidianos, sintiendo en nuestras vidas el peso dulce y sugestivo de la corredención (ibid.).
30 Cfr. Camino, 470-491.
31 P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de “Camino”, Madrid 2004³, p. 625.
32 Camino, 475. Cfr. ibid., 473.
33 Forja, 614.
34 Camino, 961. P. Rodríguez señala aquí «una clara resonancia de una de las formulaciones de Chautard en El alma de todo apostolado. El cap. II de la Parte II de este libro se titula: “Las obras de celo no deben ser otra cosa que el desbordamiento exuberante de la Vida interior” (J.B. CHAUTARD, El alma de todo apostolado, 1927, p. 42)» (P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de “Camino”, cit., p. 1019). San Josemaría disponía de un ejemplar de la obra de Chautard (Ed. Ibérica, 4ª ed., Madrid 1933), en el que escribió de su puño y letra la fecha “11-enero-1939”; cita una frase en Camino, 108 y consta que recomendaba su lectura (cfr. P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de “Camino”, cit., comentarios a los 81 y 108).
35 Camino, 82.
36 Instrucción, 19-III-1934, 32.
37 Cfr., p.ej., Camino, 528; Forja, 835; Es Cristo que pasa, 120; Homilía Sacerdote para la eternidad, 13-IV-1973, en Amar a la Iglesia, Madrid 19862, pp. 75 ss.
38 Cfr., p.ej., Conversaciones, 35, 60, 63.
39 Es Cristo que pasa, 9. Cfr. ibid., 78.
40 Amigos de Dios, 272.
41 Es Cristo que pasa, 104.
42 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 1. Cfr. ibid., nn. 9 y 48; Const. past. Gaudium et spes, 42.
43 Es Cristo que pasa, 131. Hemos comentado este texto en el capítulo 3º, apartado 1.5 (vol. I, pp. 495-501), explicando la distinción entre la Iglesia como sacramento y los siete sacramentos, y las consecuencias para la vida cristiana: la edificación de la Iglesia es fin último, mientras que los sacramentos son medios.
44 Es Cristo que pasa, 110.
45 Ibid. Cfr. Jn 20, 21.
46 La Humanidad Santísima de Cristo, como instrumento unido hipostáticamente a la naturaleza divina, posee la plenitud de la gracia de la que todos participamos (cfr. Jn 1, 14.16; SANTO TOMÁS DE AQUINO, Summa contra gentiles IV, c. 41). El cristiano es también instrumento para comunicar la gracia, no unido hipostáticamente a la divinidad, pero tampoco separado, como el agua en el sacramento del bautismo (cfr. S.Th. III, q. 62, a. 5, c). Del tipo de unión hemos hablado en el capítulo 4º, apartado 2.4 (vol. II, pp. 95-102).
47 Apuntes íntimos, 1756: citado en A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, cit., vol. I, p. 452.
48 Camino, 961.
49 Cfr. Surco, 92; Conversaciones, 66.
50 Forja, 276.
51 Amigos de Dios, 214.
52 Cfr. capítulo 7º, apartado 2.2.1, pp. 153 ss.
53 Surco, 3.
54 Camino, 716.
55 Amigos de Dios, 1.
56 Ibid., 67.
57 Camino, 272. Sobre el origen de la expresión “industrias humanas”, cfr. capítulo 7º, pp. 86 y 195.
58 Amigos de Dios, 149. Cfr. Camino, 269.
59 Cfr. Camino, 178 y 277.
60 Camino, 82.
61 Carta 31-V-1943, 9.
62 Cfr. Surco, 483
63 Amigos de Dios, 258. Cfr. Forja, 984; Amigos de Dios, 30.
64 Es Cristo que pasa, 121.
65 Cfr. Camino, 82 (citado más arriba).
66 Apuntes de una meditación, 13-X-1963 (AGP, P18, p. 232). Sobre el sentido en que san Josemaría entiende el “compelle intrare”, cfr. vol. II, pp. 271-272 (capítulo 5º, apartado 3.1.4).
67 Apuntes de la predicación, 14-II-1960 (AGP, P01 III-1978, pp. 276-277).
68 Surco, 24.
69 Sirve a tu Dios con rectitud, séle fiel... y no te preocupes de nada: porque es una gran verdad que “si buscas el reino de Dios y su justicia, El te dará lo demás –lo material, los medios– por añadidura” (Camino, 472).
70 Es Cristo que pasa, 80. Sobre el “apostolado personal de amistad y confidencia”, cfr. Parte preliminar, apartado I.3.c (vol. I, p. 75) y apartado III.3.b (vol. I, p. 237); capítulo 6º, apartado 1.2.2.b (vol. II, pp. 321-324).
71 Surco, 503.
72 Apuntes de la predicación 23-IX-1962 (AGP, P01 V-1963, p. 8).
73 Cfr. Conversaciones, 18.
74 Apuntes de la predicación (AGP, P10, 35).
75 Forja, 674.
76 Cfr. Es Cristo que pasa, 8.
77 Surco, 403.
78 Ibid., 147.
79 Camino, 781. Cfr. ibid., 416; Surco, 697. En todos estos textos cita Jn 15, 5.
80 Forja, 571; cfr. 731.
81 Camino, 471. En la edición crítico-histórica se citan, como posible precedente de este punto, unas palabras atribuidas a santa Teresa de Jesús: «Teresa y tres ducados no son nada; pero Dios, Teresa y tres ducados, bastan y sobran» (cfr. OTILIO RODRÍGUEZ, Leyenda áurea teresiana, Madrid 1970, pp. 35-38).
82 Camino, 479. Cfr. Surco, 106.
83 Camino, 11 y 401; Surco, 96. Sobre el origen de esta expresión, cfr. A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, cit., vol. I, pp. 448 y 508 ss.
84 Camino, 473.
85 Amigos de Dios, 117.
86 Cfr. Camino, 799.
87 Apuntes de una meditación, 16-IV-1954 (AGP, P18, p. 71).
88 Camino, 372.
89 Apuntes de una meditación, 16-IV-1954 (AGP, P18, p. 70).
90 Ibid.
91 Camino, 978.
92 Cfr. Surco, 175.
93 Apuntes de la predicación (AGP, P07, vol. 5, p. 236).
94 Es Cristo que pasa, 159. Cfr. Camino, 792.
95 Conversaciones, 114.
96 Ibid.
97 Ibid., 115.
98 Es Cristo que pasa, 103 y 105. Sobre el sentido en que Cristo está presente en el cristiano, cfr. capítulo 4º, apartado 2.4 (vol. II, pp. 95-103).
99 Ibid., 131. «Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia por los cuales nos es dispensada la vida divina» (CEC, 1131). San Josemaría recuerda en varias ocasiones esta doctrina tradicional acerca de los siete sacramentos: cfr., p.ej., Es Cristo que pasa, 78; Amigos de Dios, 141. Como se ve en el texto citado, distingue este “sentido estricto” de sacramento del análogo que se puede atribuir a la Iglesia y al cristiano que tiene vida sobrenatural. Sobre este tema, cfr. capítulo 3º, apartado 1.5 (vol. I, pp. 495-501).
100 Apuntes de una meditación, 29-IX-1967 (AGP, P18, pp. 330-331). Hemos expuesto este tema en el capítulo 7º, pp. 58-60; 108-109.
101 A lo largo de este apartado hablaremos a menudo de “participar” en un sacramento, en lugar de “recibir” o “asistir”, para significar que el cristiano toma parte activa. Cuando alguna vez usemos el término “asistir”, por evitar una repetición de palabras, debe entenderse en sentido activo, no en el pasivo de un simple “estar presente”. Cfr. CONC. VATICANO II, Const. Sacrosanctum Concilium, 5.
102 Una interesante reflexión sobre este tema en la enseñanza de san Josemaría se encuentra en A.M. SANGUINETI, Dimensión sacramental de la vida de los hijos de Dios en su Iglesia: un aporte teológico, en: AA.VV., La grandezza della vita quotidiana (Actas del congreso del centenario del nacimiento de san Josemaría), Roma 2002-2004, vol. V/2, pp. 215-231. El planteamiento dista no poco de aquellos otros, más frecuentes, para los que la vida sacramental se reduce a la participación en los sacramentos (cfr., p.ej., J. CASTELLANO, Spiritualità sacramentale, en E. ANCILLI (dir.), Dizionario enciclopedico di spiritualità, Roma 1990, vol. 3, pp. 2217-2218).
103 Homilía El fin sobrenatural de la Iglesia, 28-V-1972, en Amar a la Iglesia, cit., p. 49.
104 Apuntes de la predicación (AGP, P03 IV-1965, p. 13).
105 Es Cristo que pasa, 80. Si no hubiera abandono voluntario sino imposibilidad de recibirlos, hay que tener presente que Dios puede comunicar la gracia inmediatamente, sin servirse de los sacramentos (cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 16).
106 Ibid., 78.
107 Apuntes de la predicación (AGP, P03 IV-1965, p. 13).
108 Conversaciones, 113.
109 Forja, 69. Cfr. capítulo 3º, apartado 3.2.2 (vol. I, pp. 564-568).
110 Carta 19-III-1967, 75.
111 Ibid., 74 (las tres frases están resaltadas también en el original). El Catecismo de la Iglesia Católica, parte III, expone sintéticamente estos principios. Señalamos un estudio teológico que cita varias veces las enseñanzas de san Josemaría: A. MIRALLES, Los sacramentos cristianos, Madrid 2000, 565 pp. Cfr. también, del mismo autor: Ecclesia et sacramenta, Roma 2012, parte II, 1, pp. 197-214 (“Gracia, Fe y Sacramento”) y parte II, 4, pp. 241-256 (“Misterio y sacramento en la teología actual”).
112 Cfr. Es Cristo que pasa, 96; CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 10.
113 Conversaciones, 115. Sobre esta expresión vid. capítulo 7º, p. 80, nota 180.
114 SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th. III, q. 62, a. 5, c.
115 CEC, 1116. Cfr. Lc 5, 17; Lc 6, 19; Lc 8, 46. «Lo que era visible en nuestro Salvador ha pasado a sus misterios [los sacramentos]» (SAN LEÓN MAGNO, Sermo 74, 2).
116 CEC, 1127. Cfr. CONC. DE TRENTO, Sessio VII, Decretum de sacramentis, can. 5 y 6: DS 1605 y 1606. Cristo «está presente con su virtud en los sacramentos» (CONC. VATICANO II, Const. Sacrosanctum Concilium, 7: texto citado por san Josemaría en la Homilía Sacerdote para la eternidad, cit., p. 66). Cfr. BEATO JUAN PABLO II, Discurso, 24-V-1989, 4.
117 El Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía se llaman «sacramentos de iniciación», porque mediante ellos «se ponen los fundamentos de toda vida cristiana» (CEC, 1212): «fundamentan la vocación cristiana común de todos los discípulos de Cristo, que es vocación a la santidad y a la misión de evangelizar el mundo» (CEC, 1533).
118 Es Cristo que pasa, 106. Con pequeñas diferencias, san Josemaría repite estas palabras en otros lugares: cfr., p.ej., ibid., 20.
119 Ibid., 128.
120 Apuntes de la predicación, X-1972 (AGP, P04 1972, II, p. 663).
121 Amigos de Dios, 13.
122 Ibid., 282.
123 Forja, 640.
124 SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th. III, q. 63, a. 2, c, citando al Pseudo Dionisio. Estas palabras se refieren a los sacramentos que imprimen carácter, el primero de los cuales es el Bautismo.
125 Es Cristo que pasa, 96.
126 Ibid., 120.
127 Conversaciones, 91.
128 Cfr. ibid., nn. 24, 47, 58, 91, etc.
129 Amigos de Dios, 206. Cfr. Col 3, 1-3.
130 Es Cristo que pasa, 120.
131 Ibid., 81.
132 Ibid., 78.
133 Ibid., 80.
134 Ibid.
135 Ibid., 83. San Josemaría amaba esta fórmula y la empleaba frecuentemente: cfr. ibid., 80, 83, 161; Amigos de Dios, 199; Surco, 684. Cfr. CEC, 1374 y 1413, que cita al CONC. DE TRENTO (DS 1640 y 1651).
136 Cfr. capítulo 3º, apartado 3 (vol. I, pp. 542 ss.).
137 Es Cristo que pasa, 87.
138 Forja, 69; Es Cristo que pasa, 87. Hemos citado varios textos en el capítulo 3º, apartado 3 (vol. I, pp. 542 ss.). Cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 11.
139 Cfr. capítulo 3º, apartado 3.2 (vol. I, pp. 550 ss.).
140 Es Cristo que pasa, 87.
141 No es este el lugar para exponer la doctrina y disciplina católicas al respecto. Baste una cita: «Quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar» (CEC, 1385).
142 TERTULIANO, De paenitentia, 4, 2. Cfr. CONC. DE TRENTO: DS 1542; CEC, 1446.
143 Camino, 310. Cfr. Rm 13, 14.
144 Conversaciones, 58.
145 Es Cristo que pasa, 80. Cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 11; CEC, 1521.
146 Como es sabido, la Unción de los enfermos «no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir. Por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez» (CONC. VATICANO II, Const. Sacrosanctum Concilium, 73). Cfr. CEC, 1514.
147 Apuntes de la predicación, 24-V-1974 (AGP, P04 1974, I, p. 43).
148 Apuntes de la predicación, 15-VI-1974 (AGP, P04 1974, I, 454).
149 Remitimos en particular a las homilías Sacerdote para la eternidad y El matrimonio, vocación cristiana. La primera, fechada el 13-IV-1973, figura en el volumen Amar a la Iglesia, cit., pp. 56-82; la segunda, de Navidad de 1970, en Es Cristo que pasa, 22-30.
150 P.ej., los que reciben el presbiterado en la Iglesia de rito latino, adquieren el compromiso del celibato y, por tanto, no tienen intención de recibir nunca el matrimonio. Por la misma razón, quien recibe el sacramento del Matrimonio en la Iglesia latina, no tiene intención de recibir el Orden.
151 En primer lugar, hay que recordar que ninguna mujer puede recibir la ordenación sacerdotal: «“Sólo el varón (‘vir’) bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación” (CIC, can. 1024). El Señor Jesús eligió a hombres (“viri”) para formar el colegio de los doce apóstoles (cfr. Mc 3, 14-19; Lc 6, 12-16), y los apóstoles hicieron lo mismo cuando eligieron a sus colaboradores (1Tm 3, 1-13; 2Tm 1, 6; Tt 1, 5-9) que les sucederían en su tarea (...). La Iglesia se reconoce vinculada por esta decisión del Señor. Esta es la razón por la que las mujeres no reciben la ordenación» (CEC, 1577). Esta doctrina fue declarada irreformable por JUAN PABLO II: «Con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia (...), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia» (Ep. Ap. Ordinatio sacerdotalis, 22-V-1994, 4). Poco tiempo después, la CONGR. PARA LA DOCTRINA DE LA FE ha aclarado, a propósito de este documento pontificio: «Esta doctrina exige un asentimiento definitivo, dado que, fundada en la Palabra de Dios escrita y constantemente conservada y aplicada en la Tradición de la Iglesia desde el comienzo, ha sido propuesta infaliblemente por el Magisterio ordinario y universal. Por tanto, en las presentes circunstancias, el Sumo Pontífice, en el ejercicio de su propio ministerio de confirmar a los hermanos (cfr. Lc 22, 32), ha propuesto la misma doctrina con una declaración formal, afirmando explícitamente lo que se debe considerar siempre, en todas partes y por todos los fieles, como perteneciente al depósito de la fe» (AAS 87 (1995) 1114). Años antes de esas intervenciones del Magisterio, san Josemaría había afirmado, al reclamar a favor de la mujer el reconocimiento de su plena igualdad de derechos dentro de la Iglesia, que debe exceptuarse la capacidad de recibir las sagradas órdenes, también por razones de derecho divino: cfr. Conversaciones, 14.
152 Es Cristo que pasa, 78. «De la unión conyugal procede la familia, en la que nacen los nuevos ciudadanos de la sociedad humana que, por la gracia del Espíritu Santo, quedan constituidos por el Bautismo en hijos de Dios para perpetuar el Pueblo de Dios en el decurso de los tiempos» (CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 11). Cfr. CEC, 1661.
153 Es Cristo que pasa, 79. Cfr. CEC, 1581.
154 Homilía Sacerdote para la eternidad, cit., p. 70. Cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 11.
155 CEC, 1534.
156 A la centralidad de estos dos sacramentos en la vida de la Iglesia y de cada fiel se ha referido el BEATO JUAN PABLO II en la Encíclica Redemptor hominis (4-III-1979), 20, concluyendo que «la Iglesia que se prepara continuamente para la nueva venida del Señor, debe ser la Iglesia de la Eucaristía y de la Penitencia».
157 Es Cristo que pasa, 89.
158 Ibid., 87
159 Ibid.
160 Sobre la participación interior y la exterior, cfr. J. ECHEVARRÍA, Vivir la Santa Misa, Madrid 2010, 196 pp. El autor, Prelado del Opus Dei, recorre cada una de las partes de la celebración eucarística, explicando su sentido y ofreciendo orientaciones para tomar parte activamente y prolongar la Misa a lo largo del día, al hilo de las enseñanzas de san Josemaría.
161 Apuntes de la predicación, 22-V-1970 (AGP P01 X-1970, p. 25).
162 Conversaciones, 113.
163 Es Cristo que pasa, 89. En la Misa está presente Cristo Cabeza y Cuerpo, y, por tanto, junto con Nuestro Señor, toda su Iglesia (Carta 28-III-1955, 5).
164 ÁNGEL GARCÍA IBÁÑEZ lo define con precisión: «La celebración eucarística de la Iglesia es el cumplimiento del memorial instituido por Jesucristo, que re-presenta, in sacramento, el único sacrificio de nuestra redención, en la plenitud del misterio pascual del Señor, permitiendo a la Iglesia participar en él (La Eucaristía, Don y Misterio. Tratado histórico-teológico sobre el misterio eucarístico, Pamplona 20092, p. 483). Remitimos a este manual para los aspectos dogmáticos que se encuentran en la base de nuestra exposición de Teología espiritual. El autor cita varias veces las enseñanzas de san Josemaría.
165 Apuntes de la predicación, 14-IV-1960 (AGP, P01 II-1965, p. 11). Cfr. Ap cap. 5, 7, 19, passim. Cfr. S. HAHN, The Lamb’s Supper: the Mass as Heaven on Earth, New York 1999, 174 pp.
166 Apuntes de la predicación, 14-IV-1960 (AGP, P01 II-1965, p. 11).
167 Homilía Sacerdote para la eternidad, cit., p. 80.
168 MISAL ROMANO, Ordinario de la Misa. En el Orate fratres el sacerdote «pide la ayuda de la oración para el sacrificio propio, que al mismo tiempo lo es de la comunidad, a fin de que sea aceptable a Dios» (J.A. JUNGMANN, El sacrificio de la Misa, Madrid 1951, p. 724).
169 Es Cristo que pasa, 88.
170 Ibid., 89.
171 Ibid., 94.
172 Forja, 436. Se refiere directamente al sacerdote que “dice la Misa”, pero está claro que se ha de aplicar a todos los fieles presentes porque no son simples espectadores sino que concurren al ofrecimiento del Sacrificio del Altar, como hemos recordado antes.
173 Forja, 829.
174 Cfr. CONC. DE TRENTO, Sessio XIII, 11-X-1551, Doctrina de Sacramento Eucharistiae, cap. 3: DS 1639.
175 Es Cristo que pasa, 91.
176 Camino, 536; cfr. 539.
177 Ibid., 534. El punto hace referencia a la Comunión diaria. Esta práctica había sido impulsada por SAN PÍO X con el Decreto Sacra Tridentina Synodus, 20-XII-1905 (DS 3375-3383). Gracias a las disposiciones de este Papa, san Josemaría pudo recibir la Primera Comunión a los 10 años (el 23-IV-1912, como ya hemos dicho), edad temprana para aquella época y continuar recibiéndola con frecuencia a partir de entonces, hasta convertirse pronto en diaria. En la década de 1930, la Comunión diaria era ya una práctica no rara entre los fieles.
178 Forja, 834. Entre los ejemplos de que se sirve para fomentar las mejores disposiciones al recibir la Eucaristía, cfr. Forja, 828.
179 Es Cristo que pasa, 92.
180 Ibid. En los párrafos sucesivos comenta cada uno de estos títulos, que pueden servir de guía para dirigirse a Jesús en la Eucaristía.
181 Forja, 934. La expresión “meterse en las llagas de Jesucristo” se remonta a san Agustín (cfr. p. 395, nota 497).
182 BENEDICTO XVI, Discurso a los participantes en un curso promovido por la Penitenciaría Apostólica, 25-III-2011, §2.
183 Sobre su dedicación a la administración de este sacramento, cfr. A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, vol. I, cit., cap. IV y V.
184 Cfr. capítulo 8º, apartado 4.2.2 (pp. 376-379).
185 Homilía El fin sobrenatural de la Iglesia, 28-V-1972, en Amar a la Iglesia, cit., p. 53.
186 Cfr. 1Co 11, 28-29; CEC, 1457. «Quien tenga conciencia de hallarse en pecado grave, no celebre la Misa ni comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental, a no ser que concurra un motivo grave y no haya oportunidad de confesarse; y, en este caso, tenga presente que está obligado a hacer un acto de contrición perfecta, que incluye el propósito de confesarse cuanto antes» (CIC, can. 916).
187 Apuntes de la predicación 20-V-1970 (AGP, P01 X-1970, p. 26). Cuando dice “con una sombra” se refiere a una sombra de duda positiva, fundada, de haber cometido un pecado mortal. No se refiere obviamente a los pecados veniales. En la predicación de san Josemaría no hay trazas del rigorismo jansenista que exigía tales disposiciones para recibir dignamente la Eucaristía que prácticamente nadie se podía considerar preparado. De hecho, como ya hemos dicho antes en nota, san Josemaría impulsa a recibirla diariamente, siguiendo las orientaciones del Magisterio, sobre todo desde san Pío X. Por lo demás, procura alejar siempre a las personas de los “escrúpulos” (en el sentido de este término en la Teología moral, que enseguida veremos).
188 Cfr. BEATO JUAN PABLO II, Ex. ap. Reconciliatio et paenitentia, 2-XII-1984, 28. En este texto el Romano Pontífice se refiere a la crisis de la Penitencia en las décadas precedentes al documento, es decir, durante la época en que predica san Josemaría.
189 Apuntes de la predicación, 12-IV-1974 (AGP, P01 V-1974, p. 105).
190 Es Cristo que pasa, 78.
191 Carta 19-III-1967, 90. El texto resaltado es del original, donde remite al CONC. DE TRENTO, Sessio XIV, 25-XI-1551, Doctrina de Sacramento paenitentiae, cap. 3: DS 1673.
192 Ibid. Lo resaltado en el original. En este caso, remite a otro texto de la misma sesión de Trento: DS 1680.
193 Ibid. Lo resaltado en el original. También aquí remite a la misma sesión de Trento: DS 1680 y 1681.
194 Apuntes de la predicación, 16-IV-1973 (AGP, P01 1973, p. 163).
195 Apuntes de la predicación, 23-IV-1962 (AGP, P01 1962, p. 64). En varias ocasiones repite los mismos adjetivos.
196 Cfr. CONC. DE TRENTO, Sessio VI, 13-I-1547, Decr. de iustificatione, cap. 14: DS 1543; Sessio XIV, 25-XI-1551, Doctr. de sacramento paenitentiae, cap. 5: DS 1679.
197 Cfr., p.ej., Apuntes de la predicación, 8-X-1972 (AGP, P04 1972, II, p. 675): texto citado más abajo, nota 207.
198 Carta 19-III-1967, 87.
199 Ibid. Pío XII había salido en defensa de la confesión frecuente ante la opinión de quienes se oponían a ella argumentando que, para el perdón de los pecados veniales, bastaba la recepción de la Eucaristía: «Para progresar cada día con más fervor en el camino de la virtud, queremos encomendar con mucho encarecimiento el piadoso uso de la confesión frecuente, introducido por la Iglesia no sin inspiración del Espíritu Santo; con el que aumenta el justo conocimiento propio, crece la humildad cristiana, se desarraigan las malas costumbres, se hace frente a la tibieza e indolencia espiritual, se purifica la conciencia, se robustece la voluntad, se lleva a cabo la saludable dirección de las conciencias y aumenta la gracia en virtud del sacramento» (PÍO XII, Enc. Mystici Corporis, 29-VI-1943: AAS 35 (1943) p. 235). La enseñanza sobre la confesión de los pecados veniales se encuentra ya en la citada sesión XIV del Concilio de Trento (DS 1680). El Catecismo de la Iglesia Católica resume lo esencial acerca de la práctica de la confesión frecuente en el 1458.
200 Apuntes de la predicación, 12-IV-1974 (AGP, P01 1974, p. 233).
201 Amigos de Dios, 219.
202 Cfr. J.A. ABAD, La confesión frecuente, en: AA.VV., Diccionario de Teología, Pamplona 2006, pp. 804-805. Según G. MEERSSEMAN, Dossier de l’ordre de la Pénitence au xiiie s., Fribourg 1961, p. 120, la confesión semanal comienza a ser practicada en la provincia romana de los dominicos en 1249. Hemos tomado este dato de PH. ROUILLARD, Pénitence, en: AA.VV., Catholicisme (G. JACQUEMET, dir.), vol. X, Paris 1985, col. 1146.
203 Cfr. capítulo 8º, apartado 4.2.1 (pp. 365-369).
204 Surco, 132.
205 Cfr. T. GOFFI, Scrupolo, en: AA.VV., Dizionario enciclopedico di spiritualità, Roma 1990, vol. 3, pp. 2272-2276; J.-F. CATALAN, Scrupule, en: AA.VV. Dictionnaire de spiritualité ascétique et mystique, 14 (1990) col. 461-467.
206 Camino, 259.
207 Ibid., 258.
208 Decimos “tradicional” porque san Josemaría no es el primero que da un consejo de este género. No se trata, sin embargo, de una recomendación unánime en la tradición de la Iglesia. La historia de la práctica del Sacramento de la Penitencia es muy compleja, como puede verse en la extensa voz Pénitence, de varios autores, en el Dictionnaire de Théologie Catholique, 12 (1933) col. 722-1138, y Confession, en ibid., 3 (1908) col. 828-974. Cfr. también P. ADNÉS, Pénitence, en: AA.VV., Dictionnaire de spiritualité ascétique et mystique, 2 (1984) col. 943-1010.
209 Cfr. CIC, c. 966.
210 Apuntes de la predicación, 8-X-1972 (AGP, P04 1972, II, p. 675).
211 Es Cristo que pasa, 34.
212 Carta 29-IX-1957, 19.
213 La disciplina canónica sobre el sigilo sacramental vigente en tiempos de san Josemaría no ha cambiado, por lo que se refiere al sacerdote: cfr. CIC, can., 983, 984, 1388; CEC, 1467 y 2490.
214 Carta 8-VIII-1956, 31.
215 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 3.
216 Camino, 528.
217 MISAL ROMANO, Misa vespertina en la Cena del Señor, Super oblata. Cfr. CONC. VATICANO II, Const. Sacrosanctum Concilium, 2; Const. dogm. Lumen gentium, 3.
218 Cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 11.
219 Camino, 548.
220 Apuntes de la predicación, 2-VII-1974 (AGP, P04 1974, II, p. 211).
221 Apuntes de la predicación, 16-VI-1974 (AGP, P04 1974, I, p. 503).
222 Apuntes de la predicación, 6-VII-1974 (AGP, P04 1974, II, p. 209).
223 Apuntes de la predicación, 1-VII-1974 (AGP, P04 1974, II, p. 70).
224 Cfr. CONCILIO VATICANO II, Const. Sacrosanctum Concilium, 7. San Josemaría se refiere a este número de la Constitución en la homilía Sacerdote para la eternidad, cit., p. 66.
225 Conversaciones, 9.
226 «La santa madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas que exige la naturaleza de la Liturgia misma y a la cual tiene derecho y obligación, en virtud del bautismo, el pueblo cristiano, linaje escogido sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido (1P 2, 9; cfr. 2, 4-5)» (CONCILIO VATICANO II, Const. Sacrosanctum Concilium, 14). El Derecho de la Iglesia refleja este deseo: «Todos los fieles que asisten, tanto clérigos como laicos, concurren tomando parte activa, cada uno según su modo propio, de acuerdo con la diversidad de órdenes y de funciones litúrgicas» (CIC, can., 899 § 2).
227 BEATO JUAN PABLO II, Ex. Ap. Christifideles laici, 30-XII-1988, 23.
228 Carta 30-IV-1946, 15.
229 Cfr. A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, cit., vol. I, pp. 544-546.
230 J. ECHEVARRÍA, Memoria del Beato Josemaría, Madrid 2000, p. 244.
231 Cfr. Conversaciones, 9.
232 Conversaciones, 113.
233 Según PEDRO RODRÍGUEZ, el “Movimiento litúrgico” fue «muy vivido por Josemaría Escrivá y su entorno» (Edición crítico-histórica de “Camino”, cit., comentario al punto 86). Para este autor es notable «la fuerte conexión que Escrivá muestra tener, ya en los años 30, con importantes dimensiones del Movimiento litúrgico europeo» (ibid., comentario al punto 528). Cfr. ibid., comentarios a los puntos 536 y 543, donde se recoge parte de la correspondencia con el P. Germán Prado, benedictino del monasterio de Silos. Ver también J.L. GUTIÉRREZ MARÍN, La vida litúrgica en “Camino” (1932-1939). San Josemaría Escrivá y el movimiento litúrgico, en J.R. VILLAR (ed.), Communio et sacramentum, Pamplona 2003, pp. 417-434; A. LIVI, L’Opus Dei e il rinnovamento liturgico, en: AA.VV., Uno stile cristiano di vita, Milano 1972, pp. 78-95.
234 PÍO XII, Enc. Mediator Dei, 20-XI-1947: AAS 35 (1943) 336.
235 Ibid.
236 Camino, 522.
237 SAN BASILIO, De Spiritu Sancto, 27, 66.
238 Forja, 833.
239 Carta 6-V-1945, 29.
240 Camino, 543. En este punto –a propósito del altar, la cruz, la casulla amplia, las severas líneas del cáliz, etc.– se refleja «el sentido –también estético– de la “celebración” que el autor tenía (...), muy en la línea del Movimiento litúrgico» (P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de “Camino”, cit., ad loc.).
241 Entre los abusos se encontraban «la confusión de funciones, especialmente por lo que se refiere al ministerio sacerdotal y a la función de los laicos (recitación indiscriminada y común de la plegaria eucarística, homilías pronunciadas por laicos, distribución de la Comunión por parte de laicos mientras los sacerdotes se eximen)» (CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO, Instr. Inæstimabile donum, 3-IV-1980, prœmio).
242 Cfr. J. RATZINGER, El espíritu de la liturgia: una introducción, Madrid 2011, caps. 2, 5, 9-10, 12-13, passim.
243 Á. DEL PORTILLO, Entrevista sobre el fundador del Opus Dei, Madrid 1993, pp. 138-139. La cita interna es de la “Carta enviada en nombre del Papa PABLO VI a todos los obispos y otros superiores eclesiásticos, junto con el libro Iubilate Deo, el 14 de abril de 1974”. Álvaro del Portillo explica, a continuación de las palabras que se acaban de citar, que la autoridad eclesiástica invitó a san Josemaría, como a otros sacerdotes de edad avanzada, a continuar celebrando la Santa Misa con la forma del rito latino anterior a la reforma que, como es sabido, es la actual “forma extraordinaria” del mismo rito (cfr. BENEDICTO XVI, Carta ap. Summorum Pontificum, 7-VII-2007).
244 Apuntes de la predicación, 30-XI-1969 (AGP, P01 I-1970, pp. 74-75). El Cardenal A. MAYER, que fue Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, afirmó en la homilía de la Misa de acción de gracias por la beatificación de Josemaría Escrivá, el 20 de mayo de 1992, que «con su profunda piedad y fiel obediencia a las prescripciones de la Iglesia en esta materia (litúrgica), el Beato Josemaría ha aportado una significativa contribución a la correcta aplicación de la renovación litúrgica querida por el Concilio Vaticano II» (en: “Romana” 14 (1992) 52).
245 Camino, 541.
246 Ibid.
247 Es Cristo que pasa, 92. Cfr. Camino, 530.
248 Sal 26[25], 8. Cfr. Es Cristo que pasa, 89.
249 Camino, 542.
250 Forja, 836.
251 Ibid.
252 Instrucción, 9-I-1935, 254.
253 Camino, 527.
254 Apuntes de la predicación, 27-I-1974 (AGP, P01 1974, p. 272).
255 Apuntes de la predicación, 24-XII-1956 (AGP, P01 III-1957, p. 37).
256 Instrucción, 9-I-1935, nota 167.
257 Es Cristo que pasa, 88. La homilía a que nos referimos ocupa los nn. 83 a 94.
258 Ibid.
259 Ibid.
260 Forja, 644. Cfr. F.M. AROCENA, Liturgia y vida, Madrid 2011, 154 pp. (el autor cita frecuentemente las enseñanzas de san Josemaría).
261 CONC. VATICANO II, Const. Sacrosanctum Concilium, 9.
262 Ibid., 12.
263 Ibid.
264 Camino, 86.
265 Cfr. Es Cristo que pasa, 119. Menciona la tradicional denominación de la liturgia como “lex orandi”, parte de la fórmula “lex orandi, lex credendi” inspirada en san Próspero de Aquitania (s. V). Cfr. Camino, 86; Forja, 644; Es Cristo que pasa, 65-66.
266 Carta 6-V-1945, 29.
267 Camino, 87.
268 Carta 19-III-1967, 74. En este texto, después del “ex opere operato”, cita al CONC. DE TRENTO, Sessio VII, 3-III-1547, Decr. de Sacramentis, can. 8 de Sacr. in genere: DS 1608.
269 Apuntes de la una meditación, 12-IV-1937 (AGP, P12, p. 50).
270 P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de “Camino”, cit., p. 296.
271 Amigos de Dios, 294.
272 Camino, 107.
273 BEATO JUAN PABLO II, Enc. Dominum et Vivificantem, 18-V-1986, 65.
274 SANTA CATALINA DE SIENA, El Diálogo, cap. 1, Madrid 1955, p. 176.
275 Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th. I-II, q. 28, a. 1, c. Cfr. ARISTÓTELES, Ethic. IX, cap. 4.
276 Amigos de Dios, 299.
277 CEC, 2558. El “misterio” es la unión del cristiano con Dios realizada por la Eucaristía, cumbre de la vida sacramental. Este misterio, dice el Catecismo, exige que los hombres “lo celebren y vivan de él”: lo celebran cada vez que participan en el Sacrificio de la Misa y reciben la Comunión, y viven de él por medio de la oración y de la transformación de sus actividades en oración.
278 Suplemento de autor desconocido a las obras de SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía 6 sobre la oración (PG 64, 462-463). Cfr. 1P 2, 2: «Apeteced, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que con ella crezcáis hacia la salvación».
279 F. OCÁRIZ, Naturaleza, gracia y gloria, Pamplona 2000, p. 49.
280 Remitimos al capítulo 4º, apartado 2 (vol. II, pp. 60 ss.). Allí vimos que la nueva relación sobrenatural con Dios que adquiere quien recibe el don de la filiación adoptiva, implica una novedad de ser, no del ser de la persona en cuanto acto de la esencia (esse ut actus), sino en cuanto acto de la relación con Dios. Por esta razón decimos que la oración –por medio de la cual se intensifica esa relación– santifica al cristiano “en lo más profundo de su ser”.
281 CONGR. PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta Orationis formas (sobre algunos aspectos de la meditación cristiana), 15-X-1989, 3. Cfr. ibid., 18.
282 Con las palabras “según su Voluntad” queremos decir que aquí la concesión de la gracia no está ligada a un signo sacramental –ex opere operato–, ni tampoco a la acción del que ora, ex opere operantis.
283 B. OLIVARES BOGESKOV, Primacía de la contemplación y santificación del trabajo en santo Tomás de Aquino. Un estudio comparativo con la doctrina de san Josemaría, en: AA. VV., Trabajo y espíritu. IV Simposio internacional “Fe y cultura contemporánea”, Pamplona 2004, p. 152.
284 Amigos de Dios, 249.
285 Apuntes de la predicación, 28-IX-1973 (AGP, P01, p. 143).
286 De la “vida de oración” se ha tratado en el capítulo 1º, apartado 3 (vol. I, pp. 306 ss.).
287 Cfr. P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de “Camino”, cit., pp. 289 ss.
288 Cfr., p.ej., Camino, 561; Forja, 1003.
289 Como es sabido, la tradición cristiana sobre la oración se halla resumida en la parte IV del Catecismo de la Iglesia Católica. Un valioso conjunto de estudios sobre la oración, que abarca todas las épocas y las diversas espiritualidades, se encuentra en E. ANCILLI (dir.), La preghiera. Bibbia, Teologia, Esperienze storiche, 2 vols., Roma 1990, 514 pp. y 480 pp. Sobre la oración cristiana en los primeros siglos, cfr. A. HAMMAN, La preghiera nella Chiesa antica, Torino 1994, 232 pp.; más en general: ID., Compendio sulla preghiera cristiana, Milano 1989, 221 pp.; S. PINCKAERS, La prière chrétienne, Fribourg 1989, 316 pp.
290 Es Cristo que pasa, 119.
291 Forja, 315. Cfr. Amigos de Dios, 180.
292 Camino, 91.
293 Ibid., 114.
294 Cfr. J. LÓPEZ DÍAZ, Oración, en: AA.VV. (C. IZQUIERDO, J. BURGGRAF, F.M. AROCENA, dirs.), Diccionario de Teología, Pamplona 2006, pp. 749-759.
295 CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Stromata VII, cap. 7. «El hombre espiritual trata a Dios como a un amigo íntimo, de corazón a corazón» (ibid.).
296 SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. 6: De precatione.
297 ID., De fide orthodoxa, 3, 24. Cfr. CEC, 2559. Cuando SANTO TOMÁS DE AQUINO cita la definición anterior, recuerda también unas palabras de Dionisio que expresan la idea de la oración como diálogo: «Cuando invocamos a Dios en nuestras oraciones, con el espíritu estamos cara a cara con Él» (cfr. S.Th. II-II, q. 83, a. 1, ad 2). No obstante, conviene advertir que santo Tomás y otros muchos autores utilizan el término “oración” principalmente en el sentido de súplica o petición (cfr. S.Th. II-II, q. 83, a. 1, c).
298 CEC, 2561.
299 CONGR. PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta Orationis formas, cit., 3.
300 Ibid.
301 Apuntes de la predicación, 4-IV-1955 (AGP, P01 IV-1969, p. 11). Cfr. Conversaciones, 102.
302 Apuntes de una meditación, 27-III-1975 (AGP, P09, p. 225).
303 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Dei Verbum, 2.
304 Algunos de los salmos citados con más frecuencia en su predicación son el 2, en el que contempla el misterio de la filiación divina y el reinado de Cristo; el 8, que habla de la gloria de Dios reflejada en la creación y de la dignidad del hombre, hijo suyo, amado personalmente por Dios y llamado a ser intérprete de su gloria; el 50 [51], el salmo Miserere que recitaba a diario.
305 Cfr. Amigos de Dios, 142-153.
306 «En esta sola palabra “Padre” radica todo el misterio de su vida y de su oración [de Cristo]» (J. JEREMIAS, Das Gebetsleben Jesu, en: ZNW 25 (1926) 140).
307 Amigos de Dios, 145.
308 Cfr. Lc 6, 12; Lc 11, 1-2; Camino, 104; Es Cristo que pasa, 108; etc.
309 Cfr. J. ECHEVARRÍA, Getsemaní. En oración con Jesucristo, Barcelona 2005, 272 pp. Esta obra se inspira en la predicación de san Josemaría acerca de la oración de Jesús en el Huerto, citando numerosos textos (cfr., p.ej., Forja, 753; Amigos de Dios, 216; Via Crucis, I Estación, punto 1).
310 J. STÖHR, La vida del cristiano según el espíritu de filiación divina, en: “Scripta Theologica” 24 (1992) 884.
311 Amigos de Dios, 306. El Catecismo de la Iglesia Católica lo expresa con estas palabras: «La oración es la relación viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo» (CEC, 2565).
312 Carta 8-XII-1949, 142.
313 Símbolo Quicumque: DS 76.
314 CEC, 2564. Citamos aquí este Catecismo, posterior a san Josemaría, simplemente como testimonio de una enseñanza tradicional de la Iglesia.
315 Es Cristo que pasa, 91.
316 Forja, 182. Cfr. Jn 15, 15; Rm 8, 29; CEC, 2616.
317 Forja, 643.
318 Apuntes de la predicación, 8-XII-1972 (AGP, P01 IX-1973, p. 8).
319 Es Cristo que pasa, 136. Remite a Ga 4, 6 y a Rm 8, 15.
320 Forja, 430.
321 Ibid.
322 Amigos de Dios, 306.
323 Camino, 319.
324 Apuntes de la predicación, 8-XII-1972 (AGP, P01 IX-1973, pp. 7-8). La imagen del “hilo directo” le viene sugerida a san Josemaría porque, en aquella época, la prensa mundial hablaba de una línea de teléfono directa entre la Casa Blanca y el Kremlin.
325 El texto es célebre: «[Cristo] ora por nosotros como sacerdote nuestro, ora en nosotros como cabeza nuestra; a Él se dirige nuestra oración como a Dios nuestro. Reconozcamos, por tanto, en Él nuestras voces; y la voz de Él, en nosotros» (SAN AGUSTÍN, Enarrationes in Psalmos, 85, 1).
326 CEC, 2564.
327 Forja, 358.
328 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Dei Verbum, 2. Cfr. Ef 2, 18; CEC, 2664.
329 Carta 6-V-1945, 4. Varias veces llama así al Paráclito.
330 Cfr. Es Cristo que pasa, 138.
331 Forja, 583.
332 Es Cristo que pasa, 119.
333 Cfr. CONC. VATICANO II, Const. Sacrosanctum Concilium, 12.
334 CEC, 2586.
335 Forja, 534.
336 Amigos de Dios, 64.
337 Camino, 502.
338 Es Cristo que pasa, 174.
339 Amigos de Dios, 290.
340 Es Cristo que pasa, 140.
341 Ibid., 38.
342 Cfr. CEC, 2635.
343 Cfr. MISAL ROMANO, Prefacio de los Santos, I.
344 Camino, 561. Las palabras de SANTA TERESA se encuentran en Libro de la Vida, 6, 8.
345 Pueden verse estas invocaciones más abajo, en el apartado 3.2.3.c.
346 Camino, 91. El “conocerle y conocerte” se encuentra en SAN AGUSTÍN: «Noverim me, noverim te, nec aliquid cupiam nisi te»: que me conozca, Señor, y que te conozca, y que no desee otra cosa sino sólo a Ti (Soliloquia II, 1).
347 Amigos de Dios, 26.
348 Es Cristo que pasa, 174.
349 Amigos de Dios, 245.
350 Apuntes de la predicación, 28-IX-1973 (AGP, P01 X-1973, p. 38).
351 P. URBANO, El hombre de Villa Tevere, Barcelona 1995, p. 170.
352 SAN JUAN DE LA CRUZ, Subida al Monte Carmelo, lib. 2, cap. 22, 3.
353 Amigos de Dios, 299.
354 Ibid.
355 Ibid., 249.
356 Es Cristo que pasa, 154. Cfr. Camino, 322.
357 Camino, 267.
358 Apuntes de la predicación, 11-IV-1974 (AGP, P01 V-1974, pp. 146-147).
359 Apuntes de la predicación, 8-XII-1971 (AGP, P01 XII-1971, pp. 7-8).
360 Cfr. Forja, 830.
361 CEC, 2628.
362 Forja, 263.
363 Decid como una jaculatoria interior, sin el rumor de las palabras: Gloria Patri et Filio et Spiritui Sancto (AGP, P01 XII-1971, p. 10).
364 CEC, 2639.
365 Via Crucis, VI Estación, 4. La jaculatoria, inspirada en Flp 4, 6 y en 1Tm 5, 18, proviene de una antigua oración litúrgica recogida actualmente en el MISAL ROMANO, Commune Doctorum Ecclesiae, 2ª Misa, Post communionem.
366 Apuntes de la predicación, 24-XII-1972 (AGP, P01 XII-1973, p. 59). Cfr. CEC, 2638.
367 Surco, 813.
368 Via Crucis, VI Estación, 4.
369 Cfr. TERTULIANO, De oratione (PL 1, 1149-1194).
370 CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Stromata VII, 7 (PG 9, 455).
371 CEC, 2631. Se cita la oración del publicano: «ten compasión de mí que soy pecador» (Lc 18, 13).
372 Apuntes de una tertulia, 12-IV-1974 (AGP, P01 V-1974, p. 136). Se trata de la respuesta de san Josemaría a una pregunta, durante una de sus estancias en Portugal, sobre cómo obtener luz de Dios en momentos de dificultad.
373 Forja, 349.
374 Cfr. apartado 3.2.3.d.
375 Amigos de Dios, 243. Cfr. Es Cristo que pasa, 174.
376 Es Cristo que pasa, 8.
377 Ibid., 119.
378 Cfr. CEC, 2098.
379 Cfr. vol. I, pp. 326-329 (capítulo 1º, apartado 3.3).
380 Cfr., p.ej., A. ROYO MARÍN, Teología de la perfección cristiana, 2ª ed., Madrid 1955, p. 637, 411.
381 CEC, 2705.
382 SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th. II-II, q. 83, a. 1.
383 Es Cristo que pasa, 8.
384 SAN BUENAVENTURA, In III Sent., d. 17, q. 3, arg. 2.
385 Surco, 457.
386 Camino, 891.
387 SAN HILARIO DE POITIERS, In Psalmos, 60, 2.
388 SANTA TERESA DE JESÚS, Camino de perfección [ms. de Valladolid], 26, 4-5.
389 Apuntes de la predicación, 28-IX-1973 (AGP, P01 X-1973, p. 38).
390 Camino, 92. La cita es del Salmo 38(39), 4 (Vg). Sobre la aplicación de este texto a la oración, cfr. P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de “Camino”, cit., ad loc.
391 Surco, 464.
392 Apuntes de la predicación, 28-XII-1959 (AGP, P01 VIII-1960, p. 14). Cfr. Es Cristo que pasa, 107.
393 CEC, 1085.
394 Camino, 584.
395 Instrucción, 9-I-1935, 248-249.
396 Via Crucis, IX Estación, punto 4.
397 Apuntes de la predicación, 12-IV-1974 (AGP, P01 V-1974, p. 135).
398 Amigos de Dios, 253.
399 Ibid. Cfr. ibid., 222; Forja, 8. Según José María Casciaro, biblista y profundo conocedor de la enseñanza de san Josemaría, «la clave hermenéutica resumida en la fórmula “como un personaje más”, es sustancialmente original del Beato Josemaría, aunque tenga raíces en la literatura exegética cristiana» (J.M. CASCIARO, La “lectura” de la Biblia en los escritos y en la predicación del Beato Josemaría Escrivá de Balaguer, en: “Scripta Theologica” 34 (2002) 142).
400 F. VARO, San Josemaría Escrivá, lector de la Sagrada Escritura, en: “Romana” 40 (2005) 187.
401 Cfr., p.ej., Camino, 811.
402 Apuntes de la predicación (AGP, P01, VIII-1982, p. 88). La idea pertenece a la tradición espiritual. P.ej., Georges Chevrot atribuye a Mons. Charles Gay (1815-1892), autor de numerosas obras de espiritualidad, una frase semejante: «hablar a Dios de las almas a las que se habla de Dios» (G. CHEVROT, El pozo de Sicar, Madrid 1975, p. 269).
403 Carta 24-X-1942, 58.
404 Amigos de Dios, 239.
405 CEC, 2713.
406 SANTA TERESA DE JESÚS, Castillo interior, VII, 1, 8.
407 Apuntes de la predicación, 8-X-1972 (AGP, P04 1972, I, p. 48).
408 Cfr. vol. I, pp. 312-334 (capitulo 1º, apartado 3.2).
409 SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th. II-II, q. 180, a. 2, ad 3.
410 Cfr. CEC, 2713.
411 No hace falta exponer aquí las nociones de “contemplación adquirida” y “contemplación infusa”, ni detenerse en las polémicas teológicas acerca de la pertenencia o no de la segunda al desarrollo ordinario de la vida de oración. Es una cuestión de la que no se ocupa san Josemaría. Para un estudio histórico y teológico de este tema puede verse C. GARCÍA, Teología espiritual contemporánea. Corrientes y perspectivas, Burgos 2002, cap. I y II.
412 Apuntes de la predicación, 30-X-1964 (AGP, P01 VII-1967, p. 7).
413 Amigos de Dios, 307.
414 Camino, 90. Cfr. Amigos de Dios, 145.
415 Amigos de Dios, 244.
416 Forja, 1003. No hemos encontrado literalmente en las obras de santa Teresa las palabras entre comillas. Seguramente la futura edición crítico-histórica de Forja podrá aclararlo.
417 Amigos de Dios, 151.
418 Camino, 99.
419 Apuntes de una meditación, 21-XI-1954 (AGP, P09, p. 18).
420 La división es frecuente a partir del siguiente texto de un autor del s. XII: «Mientras pensaba un día en los ejercicios del hombre espiritual, percibí repentinamente cuatro grados: la lectio, la meditatio, la oratio y la contemplatio (...). La lectio es la aplicación del espíritu a las Sagradas Escrituras. La meditatio es la investigación cuidadosa de una verdad escondida, con la ayuda de la razón. La oratio es la devota aplicación del corazón hacia Dios para alejar el mal y obtener el bien. La contemplatio es la elevación a Dios del alma que es arrebatada a saborear los goces eternos (...). La lectio busca la dulzura de la vida bienaventurada; la meditatio la encuentra; la oratio la pide; y la contemplatio la saborea. Es lo que dice el Señor: “buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá” (Mt 7, 7). Buscad leyendo y encontraréis meditando; llamad rogando y entraréis contemplando. La lectio lleva el alimento a la boca, la meditatio lo mastica, la oratio le saca el sabor, y la contemplatio es este sabor mismo, que da gozo y regenera» (GUIDO II EL CARTUJO, Scala claustralium, 1, 3).
421 Amigos de Dios, 243, 249 y 255. Diversas orientaciones prácticas de san Josemaría para aprender a hacer oración pueden verse, p.ej., en E. BURKHART, Christliches Gebetsleben, 2ª ed., Wien 1995, 60 pp.
422 Carta 24-III-1931, 18. Cfr. Amigos de Dios, 152.
423 Cfr. M.-F. BERROUARD – CH. BERNARD – F. DE SAINTE-MARIE, Enfance spirituelle, en: AA.VV. Dictionnaire de spiritualité ascétique et mystique, 4 (1960) col. 682-714. Según este artículo, la expresión “infancia espiritual” surgió alrededor del siglo XIII, se difundió en el siglo XVII y se hizo popular gracias a las enseñanzas de Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), aunque ella misma no la usa para designar su “caminito” de vida espiritual.
424 Es Cristo que pasa, 135.
425 J. ECHEVARRÍA, Memoria del Beato Josemaría, cit., p. 204.
426 Cfr. M.H. GUERRA PRATAS, La vida de infancia en san Josemaría. Una introducción, en: “Scripta Theologica” 42 (2010) 617.
427 P. RODRÍGUEZ – C. ANCHEL – J. SESÉ, Santo Rosario. Edición crítico-histórica, Madrid 2010, p. 90.
428 Carta 8-XII-1949, 41. Sobre la experiencia de 1931, cfr. vol. II, pp. 23 ss. (capítulo 4º, apartado 1).
429 Cfr. P. RODRÍGUEZ – C. ANCHEL – J. SESÉ, Santo Rosario. Edición crítico-histórica, cit., pp. 90-92 y 95-97, donde pueden leerse varias anotaciones de sus Apuntes íntimos en este sentido, especialmente las que corresponden a la novena previa a la fiesta de la Inmaculada Concepción de ese año de 1931, durante la cual redactó la primera versión del libro Santo Rosario. Bastantes de estas anotaciones pasaron después a los capítulos “Infancia espiritual” y “Vida de infancia”, de Camino.
430 Es Cristo que pasa, 65.
431 Hacemos notar que no es necesario llamar “vida de infancia” a este núcleo, en caso de que se prefiera reservar esa expresión a los modos específicos de que hablaremos a continuación. Se le podría designar, entonces, “vida de hijos pequeños de Dios” o con otros términos.
432 En el vol. II, pp. 67-68 (capítulo 4º, apartado 2.1), nos hemos referido a este tema distinguiendo entre “sentido de la filiación divina” y “vida de infancia”. Es lo mismo que ahora queremos decir al discernir entre un “núcleo de la vida de infancia” que sería exigencia del sentido de la filiación divina y, por tanto, válido para todos, y unos “modos de la vida de infancia”, que caracterizan la de san Josemaría y que pueden ser diversos en cada persona.
433 Apuntes de la predicación, 25-VIII-1968 (AGP, P01 XI-1968, p. 27).
434 Es Cristo que pasa, 10.
435 Ibid. Cfr. M.P. RÍO, Piedad, doctrina y unidad de vida a la luz de las enseñanzas del Beato Josemaría Escrivá, en: AA.VV., La grandezza della vita quotidiana, cit., vol. V/1, pp. 271-311.
436 Camino, 858.
437 Cfr. C. CARDONA, La clave de Forja, en: M.A. GARRIDO GALLARDO (dir.), La obra literaria de Josemaría Escrivá, Pamplona 2002, pp. 138-150. La enseñanza de que la santidad es la plenitud de la filiación divina (Carta 2-II-1945, 8) ayuda a comprender que el “hacerse como niños” consiste precisamente en crecer como hijos de Dios, ya que “si no os hacéis como niños no entrareis en el reino de los cielos”, es decir, no llegaréis a la plenitud de vuestro ser hijos de Dios.
438 Es Cristo que pasa, 135.
439 Carta, 28-I-1975 (AGP, P01 VII-1975, p. 158). Cfr. J.M. CASCIARO, Fundamentos bíblicos del lema “ocultarme y desaparecer” de San Josemaría Escrivá, en: AA.VV., Signum et Testimonium, Pamplona 2003, pp. 273-295.
440 Apuntes íntimos, 562: citado en A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, cit., vol. I, p. 415, nota 206.
441 Es Cristo que pasa, 135.
442 Ibid., 10.
443 Amigos de Dios, 143.
444 Apuntes de una meditación, 24-XII-1967 (AGP, P01 I-1968, p. 43).
445 Apuntes de la predicación, 20-XII-1974 (AGP, P01 XII-1974, pp. 29-30).
446 Forja, 347.
447 Camino, 859.
448 En otros momentos habla igualmente de la vida de infancia, que he recomendado siempre a los míos, dejándolos en libertad (Carta 8-XII-1949, 41).
449 P. RODRÍGUEZ – C. ANCHEL – J. SESÉ, Santo Rosario. Edición crítico-histórica, cit., p. 98. En las pp. 98-100 los autores hablan de la libertad que san Josemaría fomentaba en este sentido.
450 Camino, 852.
451 Yo no he conocido en los libros el camino de infancia [de santa Teresa de Lisieux] hasta después de haberme hecho andar Jesús por esa vía (Apuntes íntimos, 560, 13-I-1932: citado en A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, cit., vol. I, p. 415).
452 Ayer, por primera vez comencé a hojear un libro que he de leer despacio muchas veces: “Caminito de infancia espiritual” por el P. Martín. Con esa lectura, he visto cómo Jesús me ha hecho sentir, hasta con las mismas imágenes, la vía de Santa Teresita (...). Leeré también despacio la “Historia de un alma”. Creo que ya la leí una vez, pero sin darle importancia, sin que, al parecer, dejara poso en mi espíritu (Apuntes íntimos, 562, 14-I-1932: citado en A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, cit., vol. I, p. 415).
453 Santa Teresita (...) logró de mi Ángel Custodio que me enseñara hoy a hacer oración de infancia (Apuntes íntimos, 307, 2-X-1931: citado en A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, cit., vol. I, p. 405).
454 Cfr. F. GALLEGO LUPIÁÑEZ, Influencia de Santa Teresa del Niño Jesús en el Beato Josemaría Escrivá de Balaguer, en: “Carmelus” 47/1 (2000) 91-108; M.H. GUERRA PRATAS, La vida de infancia en san Josemaría. Una introducción, cit., en: “Scripta Theologica” 42 (2010) 626-632.
455 Camino, 860.
456 P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de “Camino”, cit., pp. 953-954.
457 Para la espiritualidad de santa Teresita remitimos al estudio de F.-M. LÉTHEL, L’amore di Gesù: la cristologia di santa Teresa di Gesù Bambino, Città del Vaticano 1999, 331 pp. Sobre el “amor filial y el amor esponsal”, cfr. vol. II, pp. 495-506.
458 P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de “Camino”, cit., p. 945.
459 C. FABRO, El temple de un Padre de la Iglesia, Madrid 2002, p. 77.
460 CEC, 2703.
461 Ibid.
462 Ibid., 2701.
463 Camino, 84.
464 CEC, 2766.
465 Santo Rosario, Prólogo. Sobre el origen de este texto, cfr. P. RODRÍGUEZ – C. ANCHEL – J. SESÉ, Santo Rosario. Edición crítico-histórica, cit., p. 123.
466 Camino, 85.
467 Santo Rosario, Prólogo.
468 Camino, 553.
469 Ibid., 551. Cfr. Amigos de Dios, 150.
470 Forja, 432.
471 CEC, 2729.
472 Camino, 890.
473 Apuntes de la predicación (AGP, P10, 330).
474 Camino, 92. «Incluso la más interior de las oraciones no podría prescindir de la oración vocal» (CEC, 2704).
475 Apuntes de la predicación, 16-X-1972 (AGP, P01 IX-1973, p. 9).
476 Apuntes de la predicación, IX-1973 (AGP, P01 X-1973, pp. 30-31).
477 CEC, 2704.
478 Amigos de Dios, 296.
479 Carta 24-III-1930, 17.
480 Es Cristo que pasa, 9. Cfr. ibid., 78.
481 Cfr. capítulo 8º, apartado 3.3 (pp. 335-351).
482 Carta 17-VI-1973, 5. Lo mismo puede decirse de otros gestos: una inclinación de cabeza ante el crucifijo de un altar, un saludo a una imagen de la Virgen, etc.
483 Cfr. supra, apartado 1.1.
484 Camino, 804.
485 Cfr. Surco, 497; Forja, 439; Amigos de Dios, 242. Cfr. también, más en general, Camino, 82, 800; Surco, 455; Forja, 571, 664, 911, 957; Es Cristo que pasa, 120.
486 Amigos de Dios, 238.
487 Forja, 919.
488 Ibid., 407.
489 Amigos de Dios, 239. Cfr. Camino, 961.
490 Forja, 72.
491 L. POLO, El concepto de vida en Mons. Escrivá de Balaguer, en: AA.VV., La personalidad del Beato Josemaría Escrivá de Balaguer, Pamplona 1994, p. 191.
492 Carta 14-II-1974, 22. Estas palabras se refieren expresamente a la corrección fraterna, que es un medio de formación cristiana; parece claro que se pueden aplicar a cualquier otro cauce. Las dos formas de acción del Paráclito aparecen también con claridad en el capítulo “Dirección”, de Camino, donde se habla primero de sus inspiraciones interiores y, después, de su actuación a través de la dirección espiritual, cauce privilegiado para la formación, como veremos: cfr. Camino, 57-58 (acción del Espíritu Santo); 59-60, 62 (dirección espiritual).
493 Carta 28-III-1955, 30. Dirige estas palabras a los miembros del Opus Dei pero, como en tantas otras ocasiones, tienen una aplicación general. Cfr. Forja, 846.
494 Cfr. A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, cit., vol. I, pp. 199 ss.
495 A. DE FUENMAYOR – V. GÓMEZ-IGLESIAS – J.L. ILLANES, El itinerario jurídico del Opus Dei. Historia y defensa de un carisma, Pamplona 1989, p. 45.
496 Apuntes de una meditación, 21-XI-1954 (AGP, P09, p. 21).
497 Carta 8-XII-1949, 91.
498 Conversaciones, 63.
499 Carta 6-V-1945, 39.
500 A. LLANO CIFUENTES, La libertad radical, en: AA.VV., Josemaría Escrivá de Balaguer y la universidad, Pamplona 1993, p. 261. En esta línea, aunque en un horizonte conceptualmente diverso, el pedagogo V. GARCÍA-HOZ entiende, comentando las enseñanzas de san Josemaría, que «la educación (...) es el proceso de ayuda a un sujeto para que llegue a ser verdaderamente libre» (Tras las huellas del Beato Josemaría Escrivá de Balaguer. Ideas para la educación, Madrid 1997, p. 79).
501 Baste pensar en el capítulo 1º de Camino, con el título “Carácter”; en la homilía Virtudes humanas (cfr. Amigos de Dios, 123-140); en su insistencia en estas virtudes a lo largo de Surco; en su visión de la formación universitaria, que transmite en la entrevista “La Universidad al servicio de la sociedad” (Conversaciones, 73-86) y en los discursos recogidos en el libro Josemaría Escrivá de Balaguer y la Universidad, Pamplona 1993, 276 pp. Véase sobre este tema la interesante conferencia de M.A. VITORIA, Educación y espiritualidad. Algunas ideas de san Josemaría sobre la educación, Rennes 2012 (en imprenta: Actas del Coloquio sobre Education et éducateurs chrétiens, en el “Institut Catholique de Rennes”, bajo la dirección de Hervé Pasqua, 13-X-2011).
502 Discurso en la investidura de Doctores Honoris Causa en la Universidad de Navarra, 25-X-1960, en Josemaría Escrivá de Balaguer y la Universidad, cit., p. 70.
503 Cfr. vol. II, pp. 246-268 (capítulo 5º, apartado 3.1).
504 Surco, 428. Á. DEL PORTILLO comenta que este texto «ilumina los contenidos y el tono de la formación que, con su vida y su magisterio, transmitía a quienes, para formarse, se acercaban a él o a los centros del Opus Dei difundidos en todo el mundo» (Rendere amabile la verità, Roma 1995, p. 432). Cfr. J. NUBIOLA, La tarea del filósofo, en: AA.VV., El cristiano en el mundo. En el centenario del nacimiento del Beato Josemaría Escrivá (1902-2002), Pamplona 2003, p. 464.
505 Surco, 566.
506 Cfr. ibid., 365.
507 Cfr. vol. II, pp. 413 ss. (capítulo 6º, apartado 4.1). Cuando esta formación humana se dirige a personas que no están bautizadas, no se trata propiamente de un medio de santificación, pero les prepara a recibir el don de la fe.
508 Carta 6-V-1945, 25.
509 Carta 9-I-1959, 33.
510 Cfr. capítulo 8º, apartado 2.2.1 (pp. 285-288).
511 Carta 24-X-1965, 34.
512 Es Cristo que pasa, 10. Para un estudio de la expresión “piedad de niños y doctrina de teólogos”, cfr. M.P. RÍO, Piedad, doctrina y unidad de vida a la luz de las enseñanzas del Beato Josemaría Escrivá, en: AA.VV., La grandeza de la vida corriente, cit., vol. V/1, pp. 281-292.
513 Á. DEL PORTILLO, Riflessioni a conclusione del Convegno Teologico di studio sugli insegnamenti del Beato Josemaría Escrivá (Roma 12 a 14-X-1993), en ID., Rendere amabile la verità, Roma 1995, p. 433.
514 Ibid., p. 374.
515 Surco, 192; Conversaciones, 62 y 66.
516 Sobre el “apostolado de amistad y confidencia”, cfr. vol. II, pp. 321-324 (capítulo 6º, apartado 1.2.2.b). Sobre el ideal de “poner a Cristo en la cumbre de las actividades humanas”, cfr. vol. I, pp. 411 ss. (capítulo 2º, apartado 3).
517 Forja, 949.
518 Camino, 792.
519 Carta 6-V-1945, 13.
520 Ibid., 15.
521 Cfr. capítulo 7º, pp. 161-163; 180-188. La formación para la santificación del trabajo es parte esencial de la labor específica de la Prelatura del Opus Dei que busca «sanctificationem in labore et per laborem professionalem in quolibet sociali coetu promovere» (BEATO JUAN PABLO II, Const. Apost. Ut sit, 28-XI-1982, proemio).
522 Carta 14-II-1974, 22. Hemos citado arriba este texto más ampliamente.
523 Cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 10, 18 y 27; Decr. Presbyterorum Ordinis, 2 y 6. De la tarea de los Pastores se ocupa la Teología Pastoral (que también trata otras cuestiones sobre la misión apostólica de todos los miembros de la Iglesia). Se trata de una parte de la Teología próxima a la Espiritual, pero distinta de ella: cfr. Á. GRANADOS, Identidad y método de la Teología Pastoral, Valencia 2010, 249 pp. San Josemaría insiste a los sacerdotes seculares en la obediencia, la unidad y la comunión pastoral que el Presbítero ha de vivir delicadamente con su propio Ordinario (Conversaciones, 8).
524 Surco, 927.
525 Conversaciones, 9.
526 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 27.
527 Cfr. Conversaciones, 93 (El consejo de otro cristiano y especialmenteen cuestiones morales o de fe el consejo del sacerdote...: texto completo citado más abajo).
528 También el Catecismo de la Iglesia Católica emplea esta expresión tradicional: cfr. 1435, 2690, 2695. Es frecuente asimismo en el magisterio de Benedicto XVI.: cfr., p.ej., Discurso, 30-VI-2010.
529 Para una síntesis de la naturaleza e historia de la dirección espiritual, cfr. J. STRUs´, Direzione spirituale, en E. ANCILLI (dir.), Dizionario enciclopedico di spiritualità, cit., vol. 1, pp. 793-806. Cfr. también, L.M. MENDIZÁBAL, Dirección espiritual. Teoría y práctica, Madrid 20004, 368 pp. (con amplia bibliografía hasta el 2000); M. RUIZ JURADO, El discernimiento espiritual, Madrid 2002, 329 pp.
530 Conversaciones, 93. Estas palabras se aplican a toda tarea de dirección espiritual, no sólo a los medios de dirección personal (de una sola persona) sino también a los de dirección colectiva (de varias personas a la vez). Después comentaremos estos dos cauces en concreto; ahora nos referimos a la dirección espiritual en general.
531 R. CORAZÓN, La virtud de la sinceridad en la espiritualidad de San Josemaría Escrivá, en: AA.VV., Tres estudios sobre el pensamiento de San Josemaría Escrivá, Cuadernos de Anuario Filosófico 158, Pamplona 2003, p. 72.
532 Ibid.
533 Conversaciones, 93.
534 SANTO TOMÁS DE AQUINO, Summa contra gentiles, IV, c. 22.
535 Carta 8-VIII-1956, 38. Sobre la dimensión educativa de la libertad en san Josemaría, cfr. J.J. SANGUINETI, La libertad en el centro del mensaje del Beato Josemaría Escrivá, en: AA.VV., La grandezza della vita quotidiana, cit., vol. III, pp. 85-89.
536 Cfr. vol. I, pp. 155-169 (Parte preliminar, apartado II.2.e).
537 Conversaciones, 113.
538 Apuntes de la predicación, 29-III-1956 (AGP, P01 1958, p. 19). Cfr. Surco, 84; Amigos de Dios, 187.
539 Un reciente documento de la Congregación para el Clero lo afirma con las siguientes palabras, citando a san Josemaría: «El director espiritual debe ayudar en la relación personal con Dios (concretizar la participación en la eucaristía y la oración, el examen de conciencia, la unidad de vida), a formar la conciencia, ayudar a santificar la familia, el trabajo, las relaciones sociales, la actuación en la vida pública. “Trabajar así es oración. Estudiar así es oración. Investigar así es oración. No salimos nunca de lo mismo: todo es oración, todo puede y debe llevarnos a Dios, alimentar ese trato continuo con El, de la mañana a la noche. Todo trabajo honrado puede ser oración; y todo trabajo, que es oración, es apostolado. De este modo el alma se enrecia en una unidad de vida sencilla y fuerte” (S. Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 10)» (CONGR. PARA EL CLERO, El sacerdote ministro de la misericordia divina. Subsidio para confesores y directores espirituales, 9-III-2011, 122).
540 Conversaciones, 19. Estas palabras se refieren concretamente a la dirección espiritual de los miembros del Opus Dei, pero evidentemente la enseñanza es general.
541 Apuntes de la predicación, 11-X-1970 (AGP, P01 XII-1970, pp. 25 s.).
542 Instrucción, mayo-1935/14-IX-1950, nota 29. Las “Normas de nuestra vida espiritual” son las prácticas de piedad que forman parte del plan de vida espiritual de los fieles del Opus Dei (cfr. infra, apartado 5.2).
543 Carta 9-I-1932, 48.
544 Conversaciones, 90.
545 Carta 6-V-1945, 34.
546 Conversaciones, 69.
547 Apuntes de la predicación, 1-I-1959 (AGP, P01, XI-1961, p. 70).
548 Conversaciones, 93.
549 Cfr., por ejemplo, L.M. MENDIZÁBAL, Dirección espiritual. Teoría y práctica, cit., p. 3.
550 Apuntes de la predicación, 18-X-1960 (P01 II-1973, p. 14).
551 Á. DEL PORTILLO, nota 136 a la Instrucción, 8-XII-1941, 102.
552 Cfr. pp. 150 s., de la edición publicada en 1944.
553 Camino, 61.
554 P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de “Camino”, cit., ad loc., p. 275.
555 Conversaciones, 69.
556 Surco, 192. Cfr. Conversaciones, 62. Hemos hablado del “apostolado de amistad y confidencia” sobre todo en el vol. II, pp. 321-324 (capítulo 6º, apartado 1.2.2.b.
557 Instrucción, mayo-1935/14-IX-1950, 65.
558 Este gobierno se llama “pastoral” porque es el gobierno del Buen Pastor (cfr. Jn 10, 11-29): un gobierno en orden a la santidad y, por tanto, un servicio (ayudar a ser santos) que comporta, por parte de quien lo ejerce, el deber de ir por delante con el ejemplo.
559 CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 27.
560 Carta 8-VIII-1956, 38.
561 Carta 10-VI-1971, 3.
562 Carta 8-VIII-1956, 38.
563 L.M. MENDIZÁBAL, Dirección espiritual. Teoría y práctica, cit., p. 57.
564 «Por su pertenencia a Cristo, Señor y Rey del universo, los fieles laicos participan en su oficio real y son llamados por Él para servir al Reino de Dios y difundirlo en la historia. Viven la realeza cristiana, antes que nada, mediante la lucha espiritual para vencer en sí mismos el reino del pecado (cfr. Rm 6, 12); y después en la propia entrega para servir, en la justicia y en la caridad, al mismo Jesús presente en todos sus hermanos, especialmente en los más pequeños (cfr. Mt 25, 40). Pero los fieles laicos están llamados de modo particular para dar de nuevo a la entera creación todo su valor originario. Cuando mediante una actividad sostenida por la vida de la gracia, ordenan lo creado al verdadero bien del hombre, participan en el ejercicio de aquel poder, con el que Jesucristo Resucitado atrae a sí todas las cosas y las somete, junto consigo mismo, al Padre, de manera que Dios sea todo en todos (cfr. Jn 12, 32; 1Co 15, 28)» (BEATO JUAN PABLO II, Ex. ap. Christifideles laici, 30-XII-1988, 14). Cfr. CONC. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 36; Decr. Apostolicam actuositatem, 2 y 10.
565 Véase el texto de Conversaciones, 93 citado más arriba.
566 Apuntes de la predicación, 18-X-1965 (AGP, P01 XII-1966, p. 12).
567 Es Cristo que pasa, 34.
568 Camino, 59.
569 Ibid., 60. Cfr. ibid., 62.
570 P.J. CORDES, El discernimiento espiritual en la vida del cristiano, en: AA.VV., El cristiano en el mundo. En el centenario del nacimiento del Beato Josemaría Escrivá, Pamplona 2003, p. 267.
571 Cfr. A. VÁZQUEZ DE PRADA, El Fundador del Opus Dei, cit., vol. I, pp. 468-471.
572 Conversaciones, 16.
573 También se puede hablar de dirección espiritual cuando el que la recibe está simplemente abierto a seguir los consejos de otra persona en materia de vida espiritual, aunque no se haya planteado expresamente recibir dirección. Esto es frecuente en el “apostolado personal de amistad y de confidencia”.
574 Cfr. Camino, 64 y 973. Otras veces la designa con nombres diversos, como charla o conversación fraterna.
575 Sobre la práctica de la dirección espiritual, cfr. F. FERNÁNDEZ CARVAJAL, Para llegar a puerto, Madrid 2011, 296 pp. El autor se inspira en las enseñanzas de san Josemaría y transmite una gran experiencia.
576 Carta 8-VIII-1956, 37. San Josemaría dirige estas palabras a los sacerdotes del Opus Dei, pero parece claro que pueden aplicarse a todos los que han de orientar almas.
577 Ibid.
578 Ibid., 38. La cita del clásico castellano es de PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA, El alcalde de Zalamea (1640), Jornada I («Al rey, la hacienda y la vida se ha de dar, / pero el honor es patrimonio del alma, / y el alma sólo es de Dios»).
579 Forja, 399.
580 Ibid., 559.
581 Carta 8-VIII-1956, 38. Cfr. Lc 15, 4-5.
582 Instrucción, 31-V-1936, nota 130.
583 Ibid.
584 Carta 6-V-1945, 39.
585 C. NAVAL, La confianza: exigencia de la libertad personal, en: AA.VV., La grandezza della vita quotidiana, cit., vol. III, p. 230.
586 Carta 29-IX-1957, 55.
587 Amigos de Dios, 159.
588 Cfr. SAN JUAN DE LA CRUZ, Llama de amor viva, 3, 3.
589 Surco, 951.
590 Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th. I-II, q. 57, a. 4, ad 3.
591 Carta 8-XII-1949, 66.
592 Forja, 628.
593 Amigos de Dios, 78.
594 Es Cristo que pasa, 75.
595 Cfr. Apuntes de una meditación, 25-XII-1973 (AGP, P09, p. 208). Cfr. 2Co 4, 7; 2Tm 2, 20.
596 Carta 29-IX-1957, 25.
597 Forja, 312. Cfr. Mt 7, 14. San Josemaría repite frecuentemente esta idea, con las mismas palabras u otras semejantes.
598 Carta 28-III-1955, 25.
599 Carta 29-IX-1957, 34.
600 Instrucción, 8-XII-1941, 23.
601 SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th. I-II, q. 40, a. 5, ad 1.
602 Instrucción, 31-V-1936, 20. Como se puede ver, los textos de san Josemaría que venimos citando se encuentran en diversas obras. La fuente principal de su enseñanza en este tema no es Camino. Estudiar el discernimiento espiritual sólo en esta obra no puede dar un resultado satisfactorio, más aún si se hace una lectura selectiva, con prejuicios, y desde una óptica que impide comprender el mensaje de san Josemaría, como sucede en el artículo de J.M. CASTILLO, La ”Imitación de Cristo” y “Camino”: del discernimiento privatizado a la anulación del discernimiento, en: “Concilium”, 14 (1978) 539-551. No obstante, el autor reconoce que ambos libros «han ejercido un influjo importante en el pueblo cristiano. Desde este punto de vista pueden considerarse como dos obras “típicas” y, por consiguiente, como dos paradigmas de espiritualidad» (p. 539).
603 Instrucción, 31-V-1936, nota 77.
604 Nos referimos obviamente a la dirección espiritual fuera del Sacramento de la Penitencia. Dentro del sacramento se trataría de la obligación del sigilo sacramental, sujeto a particulares normas (cfr. CIC, can., 983 y 1388).
605 Para la doctrina clásica sobre el tema, cfr., p.ej., D.M. PRÜMMER, Manuale Theologiae Moralis, Barcelona 1945, vol. II, 175.
606 Apuntes de la predicación, 11-X-1970 (AGP, P01 XII-1970, p. 25).
607 Carta 2-II-1945, 19.
608 Forja, 468.
609 C. NAVAL, La confianza: exigencia de la libertad personal, cit., p. 237. Cfr. vol. II, pp. 176-186 y 218-220 (capítulo 5º, apartados 1.2.1 y 1.4.2).
610 Ibid.
611 Carta 29-IX-1957, 54.
612 Carta 24-III-1931, 38. Cfr. también capítulo 8º, apartado 3.2.1, p. 324.
613 Forja, 127.
614 Ibid. Cfr. Amigos de Dios, 188-189.
615 Carta 24-III-1931, 41.
616 Ibid.
617 Ibid., 34.
618 Del vínculo entre sinceridad, humildad y caridad hemos hablado en el vol. II, pp. 405-411 (capítulo 6º, apartado 3.3).
619 Sobre la relación de la docilidad con la sinceridad y la humildad, cfr. ibid.
620 Es Cristo que pasa, 130.
621 Forja, 599. Véase lo que hemos dicho más arriba, en el apartado 4.2.2.b, sobre la posibilidad de equivocación en quien imparte la dirección espiritual y la actitud de quien la recibe.
622 Ibid., 1015.
623 Camino, 755.
624 Forja, 85.
625 Cfr. Camino, 76-78, 307, 309.
626 P. RODRÍGUEZ, Edición crítico-histórica de “Camino”, cit., comentario al punto 76.
627 Conversaciones, 111.
628 Forja, 737.
629 Amigos de Dios, 149. Son frecuentes las referencias al “plan de vida” en san Josemaría: cfr., p.ej., Camino, 76-78, 307, 899; Surco, 149, 381, 412, 512, 739; etc.
630 Cfr. E. CAMINO, El “plan de vida” en las enseñanzas del Beato Josemaría, en: AA.VV., El cristiano en el mundo, cit., p. 531.
631 Es Cristo que pasa, 75. Cfr. capítulo 8º, apartado 6.1.3, pp. 425-426.
632 P.ej. el ofrecimiento de obras al inicio de la jornada (cfr. Amigos de Dios, 296.); el rezo del Angelus (cfr. ibid., 290.); la lectura de la Sagrada Escritura (Forja, 754); la lectura de un libro espiritual (cfr. Camino, 116-117); el examen de conciencia (cfr. Camino, 235; Surco, 142; Forja, 109); los días de retiro espiritual (cfr. Camino, 245; Surco, 177); etc.
633 Concretamente, el “plan de vida espiritual” para los fieles del Opus Dei puede verse en el Codex iuris particularis Operis Dei, Título III, especialmente los 81-82 (cfr. A. DE FUENMAYOR – V. GÓMEZ-IGLESIAS – J.L. ILLANES, El itinerario jurídico del Opus Dei, cit., Apéndice 73, p. 639 s.)
634 Á. DEL PORTILLO, Entrevista sobre el Fundador del Opus Dei, Madrid 1993, pp. 51-58.
635 Camino, 551.
636 Ibid., 272.
637 Cfr. ibid., 268.
638 Cfr., p.ej., ibid., 265.
639 Carta 9-I-1932, 15.
640 Es Cristo que pasa, 119.
641 Codex iuris particularis Operis Dei, cit., 82.
642 Carta 29-IX-1957, 69. Cfr. Forja, 737.
643 Instrucción, mayo-1935/14-IX-1950, nota 70.
644 Amigos de Dios, 152.
645 Forja, 81. Sobre los “palos pintados de rojo”, cfr. también Amigos de Dios, 151.
646 Amigos de Dios, 18. El trato con Dios en las normas de piedad –se ha escrito comentando las enseñanzas de san Josemaría– «no es simple medio para realizar mejor las actividades prácticas, sino que la vida interior es en sí el acto propiamente feliz del cual se nutre toda otra felicidad realizada en las operaciones prácticas» (B. OLIVARES BOGESKOV, Primacía de la contemplación y santificación del trabajo en santo Tomás de Aquino. Un estudio comparativo con la doctrina de san Josemaría, cit., p. 152 s.).
647 Camino, 77.
648 Á. DEL PORTILLO, Carta, IX-1975 (AGP, P17, vol. I, p. 25).
649 E. CAMINO, El “plan de vida” en las enseñanzas del Beato Josemaría, cit., p. 531.
650 Cfr. capítulo 8º, apartado 5.2, pp. 413-415.
651 Amigos de Dios, 18.
652 Ibid., 149.
653 Apuntes de la predicación, 10-X-1956 (AGP, P02 X-1957, p. 7). Literalmente también en AGP, P02 X-1963, p. 38; P01 I-1965, p. 9; P02 III-1967, p. 6).
654 Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, S.Th. I-II, q. 1, a. 1, ad 1; q. 18, a. 8, ad 1.
655 Instrucción, mayo-1935/14-IX-1950, nota 9.
656 Ibid.
657 Apuntes de la predicación, 1-I-1975 (AGP, P01 I-1975, p. 68).
658 Ibid.
659 Carta 15-X-1948, 21.