MXJVS

  Lunes 1ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dios nos ha hablado por el Hijo
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 1, 1-6)
En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.
Pues ¿a qué ángel dijo jamás:
«Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar:
«Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo?».
Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice:
«Adórenlo todos los ángeles de Dios».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 97
R/. Adorad a Dios todos sus ángeles.
Adoráte Deum, omnes ángeli eius.

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Justicia y derecho sostienen su trono.

Adorad a Dios todos sus ángeles.
Adoráte Deum, omnes ángeli eius.

Los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Adoradlo todos sus ángeles.

Adorad a Dios todos sus ángeles.
Adoráte Deum, omnes ángeli eius.

Porque tú eres, Señor,
Altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.

Adorad a Dios todos sus ángeles.
Adoráte Deum, omnes ángeli eius.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 1, 15
Está cerca el reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio.
Appropinquávit regnum Dei; paenitémini et crédite Evangélio".

Evangelio

Convertíos y creed en el Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 1, 14-20)
Gloria a ti, Señor.
Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes.
A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 1ª semana • Año impar

Primera Lectura

Convenía perfeccionar mediante el sufrimiento al jefe que iba a guiarlos a la salvación
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 2, 5-12)
Dios no sometió a los ángeles el mundo venidero, del que estamos hablando; de ello dan fe estas palabras:
«¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el ser humano, para que mires por él? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, todo lo sometiste bajo sus pies».
En efecto, al someterle todo, nada dejó fuera de su dominio. Pero ahora no vemos todavía que le esté sometido todo.
Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Pues, por la gracia de Dios, gustó la muerte por todos.
Convenía que aquel, para quien y por quien existe todo, llevara muchos hijos a La gloria perfeccionando mediante el Sufrimiento al jefe que iba a guiarlos a la salvación.
El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos, pues dice:
«Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 98, 1a y Sal 99.6-7.8-9
R/. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.
Constituísti Fílium tuum super ópera mánuum tuárum.

¡Señor, Dios nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el ser humano, para mirar por él?

Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.
Constituísti Fílium tuum super ópera mánuum tuárum.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad;
le diste el mando sobre las obras de tus manos.
Todo lo sometiste bajo sus pies.

Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.
Constituísti Fílium tuum super ópera mánuum tuárum.

Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar
que trazan sendas por el mar.

Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.
Constituísti Fílium tuum super ópera mánuum tuárum.

Aclamación antes del Evangelio

1Ts 2, 13
Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios.
Accípite verbum Dei, non ut verbum hóminum, sed, sicut est vere, verbum Dei.

Evangelio

Les enseñaba con autoridad
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 1, 21 b-28)
Gloria a ti, Señor.
En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 1ª semana • Año impar

Primera Lectura

Tenía que parecerse en todo a sus hermanos para ser misericordioso
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 2, 14-18)
Lo mismo que los hijos participan de la carne y de la sangre, así también participó Jesús de nuestra carne y sangre, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo, y liberar a cuantos, por miedo a la muerte, pasaban la vida entera como esclavos.
Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar los pecados del pueblo. Pues, por el hecho de haber padecido sufriendo la tentación, puede auxiliar a los que son tentados.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 105, 1-2.3-4.6-7.8-9
R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
O bien: Aleluya.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

Evangelio

Curó a muchos enfermos de diversos males
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 1, 29-39)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
«Todo el mundo te busca».
Él les responde:
«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 1ª semana • Año impar

Primera Lectura

Animaos los unos a los otros mientras dure este "hoy"
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 3, 7-14)
Hermanos:
Dice el Espíritu Santo:
«Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como cuando la rebelión, en el día de la prueba en el desierto, cuando me pusieron a prueba vuestros padres, y me provocaron, a pesar de haber visto mis obras cuarenta años. Por eso me indigné contra aquella generación y dije: Siempre tienen el corazón extraviado; no reconocieron mis caminos, por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso».
¡Atención, hermanos! Que ninguno de vosotros tenga un corazón malo e incrédulo, que lo lleve a desertar del Dios vivo.
Animaos, por el contrario, los unos a los otros, cada día, mientras dure este "hoy", para que ninguno de vosotros se endurezca, engañado por el pecado.
En efecto, somos partícipes de Cristo si conservamos firme hasta el final la actitud del principio.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 95, 6-7.8-9.10-11
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
Utinam hódie vocem Dómini audiátis: "Nolíte obduráre corda vestra".

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
Utinam hódie vocem Dómini audiátis: "Nolíte obduráre corda vestra".

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras».

Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
Utinam hódie vocem Dómini audiátis: "Nolíte obduráre corda vestra".

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso».

Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
Utinam hódie vocem Dómini audiátis: "Nolíte obduráre corda vestra".

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 23
Jesús proclamaba el evangelio del reino, y curaba toda dolencia en el pueblo.
Praedicábat Iesus Evangélium regni, et sanábat omnem infirmitátem in pópulo

Evangelio

La lepra se le quitó, y quedó limpio
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (Mc 1, 40-45)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acerca a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
«Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo:
«Quiero: queda limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
«No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 1ª semana • Año impar

Primera Lectura

Empeñémonos en entrar en aquel descanso
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 4, 1-5.11)
Hermanos:
Temamos, no sea que, estando aún en vigor la promesa de entrar en su descanso, alguno de vosotros crea haber perdido la oportunidad.
También nosotros hemos recibido la buena noticia, igual que ellos; pero el mensaje que oyeron no les sirvió de nada a quienes no se adhirieron por la fe a los que lo habían escuchado.
Así pues, los creyentes entremos en el descanso, de acuerdo con lo dicho:
«He jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso», y eso que sus obras estaban terminadas desde la creación del mundo.
Acerca del día séptimo se dijo:
«Y descansó Dios el día séptimo de todo el trabajo que había hecho».
En nuestro pasaje añade:
«No entrarán en mi descanso».
Empeñémonos, por tanto, en entrar en aquel descanso, para que nadie caiga, imitando aquella desobediencia.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 78, 3.4bc.6c-7.8
R/. ¡No olvidéis las acciones de Dios!
Ne obliviscámini óperum Dei.

Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Señor, su poder.

¡No olvidéis las acciones de Dios!
Ne obliviscámini óperum Dei.

Que surjan y lo cuenten a sus hijos,
para que pongan en Dios su confianza
y no olviden las acciones de Dios,
sino que guarden sus mandamientos.

¡No olvidéis las acciones de Dios!
Ne obliviscámini óperum Dei.

Para que no imiten a sus padres,
generación rebelde y pertinaz;
generación de corazón inconstante,
de espíritu infiel a Dios.

¡No olvidéis las acciones de Dios!
Ne obliviscámini óperum Dei.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 7, 16
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Prophéta magnus surréxit in nobis, et Deus visitábit plebem suam.

Evangelio

El Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 2, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
Cuando a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico:
«Hijo, tus pecados te son perdonados».
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
«¿Por qué habla este así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo uno, Dios?».
Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo:
«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico:
"Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate, coge la camilla y echa a andar".
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados -dice al paralítico-:
"Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa"».
Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
«Nunca hemos visto una cosa igual».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 1ª semana • Año impar

Primera Lectura

Comparezcamos confiados ante el trono de la gracia
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 4, 12-16)
Hermanos:
La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón.
Nada se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.
Así pues, ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la confesión de fe.
No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado.
Por eso, comparezcamos confiados ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 19, 8.9.10.15
R/. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Verba tua, Dómine, spíritus et vita sunt.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes.

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Verba tua, Dómine, spíritus et vita sunt.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Verba tua, Dómine, spíritus et vita sunt.

El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Verba tua, Dómine, spíritus et vita sunt.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, Roca mía, Redentor mío.

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Verba tua, Dómine, spíritus et vita sunt.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 4, 18
El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad.
Evangelizáre paupéribus misit me Dóminus, praedicáre captivis remissiónem.

Evangelio

No he venido a llamar a justos, sino a pecadores
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 2, 13-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:
«Sígueme».
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:
«¿Por qué come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y les dijo:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  2º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 2ª semana • Año impar

Primera Lectura

Siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 5, 1-10)
Todo sumo sacerdote, escogido de entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios:
para ofrecer dones y sacrificios por los pecados.
Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, porque también él está sujeto a debilidad.
A causa de ella, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo.
Nadie puede arrogarse este honor sino el que es llamado por Dios, como en el caso de Aarón.
Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino que la recibió de aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy»; o, como dice en otro pasaje: «Tú eres sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec».
Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo escuchado por su piedad filial. Y, aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que lo obedecen, en autor de salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote según el rito de Melquisedec.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 110, 1.2.3.4
R/. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech

Desde Sion extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, desde el seno,
antes de la aurora».

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech

Aclamación antes del Evangelio

Hb 4, 12
La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón.
Vivus est sermo Dei et efficax et discretor cogitationum et intentionum cordis

Evangelio

El esposo está con ellos
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 2, 18-22)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?».
Jesús les contesta:
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar. Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto -lo nuevo de lo viejo- y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 2ª semana • Año impar

Primera Lectura

La esperanza que tenemos delante es para nosotros como ancla segura y firme
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 6, 10-20)
Hermanos:
Dios no es injusto como para olvidarse de vuestro trabajo y del amor que le habéis demostrado sirviendo a los santos ahora igual que antes.
Deseamos que cada uno de vosotros demuestre el mismo empeño hasta el final, para que se cumpla vuestra esperanza; y no seáis indolentes, sino imitad a los que, con fe y perseverancia, consiguen lo prometido.
Cuando Dios hizo la promesa a Abrahán, no teniendo a nadie mayor por quien jurar, juró por sí mismo, diciendo:
«Te llenaré de bendiciones y te multiplicaré abundantemente»; y así, perseverando, alcanzó lo prometido.
Los hombres juran por alguien mayor, y, con la garantía del juramento, queda zanjada toda discusión.
De la misma manera, queriendo Dios demostrar a los beneficiarios de la promesa la inmutabilidad de su designio, se comprometió con juramento, para que por dos cosas inmutables, en las que es imposible que Dios mienta, cobremos ánimos y fuerza los que buscamos refugio en él, aferrándonos a la esperanza que tenemos delante. La cual es para nosotros como ancla del alma, segura y firme, que penetra más allá de la cortina, donde entró, como precursor, por nosotros, Jesús, Sumo Sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 111, 1-2.4-5. 9 y 10c
R/. El Señor recuerda siempre su alianza.
O bien: Aleluya.
Memor erit Dominus in saeculum testamenti sui

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit Dominus in saeculum testamenti sui

Ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a los que lo temen
recordando siempre su alianza.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit Dominus in saeculum testamenti sui

Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza.
Su nombre es sagrado y temible.
La alabanza del Señor dura por siempre.

El Señor recuerda siempre su alianza.
Memor erit Dominus in saeculum testamenti sui

Aclamación antes del Evangelio

Ef 1, 17-18
El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama.
Pater Domini nostri Iesu Christi illuminet oculos cordis nostri, ut sciamus quae sit spes vocationis nostrae

Evangelio

El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 2, 23-28)
Gloria a ti, Señor.
Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan:
«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?».
El les responde:
«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?».
Y les decía:
«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 2ª semana • Año impar

Primera Lectura

Tú eres sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 7, 1-3.15-17)
Hermanos:
Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, salió al encuentro de Abrahán cuando este regresaba de derrotar a los reyes, lo bendijo y recibió de Abrahán el diezmo del botín.
Su nombre significa, en primer lugar, Rey de Justicia, y, después, Rey de Salén, es decir, Rey de Paz.
Sin padre, sin madre, sin genealogía; no se menciona el principio de sus días ni el fin de su vida.
En virtud de esta semejanza con el Hijo de Dios, es sacerdote perpetuamente.
Y esto resulta mucho más evidente si surge otro sacerdote a semejanza de Melquisedec, que no ha llegado a serlo en virtud de una legislación carnal, sino en fuerza de una vida imperecedera; pues está atestiguado:
«Tú eres sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 110, 1.2.3.4
R/. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech

Desde Sion extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, desde el seno,
antes de la aurora».

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedech

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 23
Jesús proclamaba el evangelio del reino, y curaba toda dolencia del pueblo.
Praedicabat Iesus Evangelium regni, et sanabat omnem infirmitatem in populo

Evangelio

¿Está permitido en sábado salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 3, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo. Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada:
«Levántate y ponte ahí en medio».
Y a ellos les pregunta:
«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?».
Ellos callaban.
Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
«Extiende la mano».
La extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 2ª semana • Año impar

Primera Lectura

Presentó sacrificios de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 7, 25-28; 8, 1-6)
Hermanos:
Jesús puede salvar definitivamente a los que se acercan a Dios por medio de él, pues vive siempre para interceder a favor de ellos.
Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo.
Él no necesita ofrecer sacrificios cada día como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
En efecto, la ley hace sumos sacerdotes a hombres llenos de debilidades. En cambio, la palabra del juramento, posterior a la ley, consagra al Hijo, perfecto para siempre.
Esto es lo principal de todo el discurso: Tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos, y es ministro del Santuario y de la Tienda verdadera, construida por el Señor y no por un hombre.
En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios; de ahí la necesidad de que también Jesús tenga algo que ofrecer.
Ahora bien, si estuviera en la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo otros que ofrecen los dones según la ley.
Estos sacerdotes están al servicio de una figura y sombra de lo celeste, según el oráculo que recibió Moisés cuando iba a construir la Tienda:
«Mira», le dijo Dios, «te ajustarás al modelo que te fue mostrado en la montaña».
Mas ahora a Cristo le ha correspondido un ministerio tanto más excelente cuanto mejor es la alianza de la que es mediador:
una alianza basada en promesas mejores.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 40, 7-8a.8b-9.10.17
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Domine, ut faciam voluntatem tuam.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy».

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Domine, ut faciam voluntatem tuam.

«–Como está escrito en mi libro–
para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas».

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Domine, ut faciam voluntatem tuam.

He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Domine, ut faciam voluntatem tuam.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»,
los que desean tu salvación.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Domine, ut faciam voluntatem tuam.

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvator noster Iesus Christus destruxit mortem, et illuminavit vitam per Evangelium.

Evangelio

Los espíritus inmundos gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios», pero él les prohibía que lo diesen a conocer
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 3, 7-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.
Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.
Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban:
«Tú eres el Hijo de Dios».
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 2ª semana • Año impar

Primera Lectura

Mejor es la alianza de la que es mediador
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 8, 6-13)
Hermanos:
Ahora a nuestro sumo Sacerdote, Cristo, le ha correspondido un ministerio tanto más excelente cuanto mejor es la alianza de la que es mediador: una alianza basada en promesas mejores.
Si la primera hubiera sido perfecta, no habría lugar para una segunda.
Pero les reprocha:
«Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá una alianza nueva; no como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto.
Ellos fueron infieles a mi alianza y yo me desentendí de ellos -oráculo del Señor- Así será la alianza que haré con la casa de Israel después de aquellos días -oráculo del Señor-:
pondré mis leyes en su mente y las escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo:
"Conoce al Señor", porque todos me conocerán, del menor al mayor, pues perdonaré sus delitos y no me acordaré ya de sus pecados».
Al decir alianza "nueva", declaró antigua la anterior; y lo que envejece y queda anticuado, está para desaparecer.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 85, 8 y 10.11-12.13-14
R/. La misericordia y la fidelidad se encuentran.
Misericordia et veritas obviaverunt sibi.

Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
La salvación está cerca de los que lo temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra.

La misericordia y la fidelidad se encuentran.
Misericordia et veritas obviaverunt sibi.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo.

La misericordia y la fidelidad se encuentran.
Misericordia et veritas obviaverunt sibi.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino.

La misericordia y la fidelidad se encuentran.
Misericordia et veritas obviaverunt sibi.

Aclamación antes del Evangelio

2Co 5, 19
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Deus erat in Christo mundum reconcilians sibi, et posuit in nobis verbum reconciliationis.

Evangelio

Llamó a los que quiso para que estuvieran con él
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 3, 13-19)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él.
E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:
Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 2ª semana • Año impar

Primera Lectura

Por su propia sangre, ha entrado en el santuario una vez para siempre
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 9, 2-3.6-7.11-14)
Hermanos:
Se instaló una primera tienda, llamada «el Santo», donde estaban el candelabro y la mesa de los panes presentados. Detrás de la segunda cortina estaba la tienda llamada «Santo de los Santos».
En cambio, Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su «tienda» es más grande y más perfecta:
no hecha por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado.
No lleva sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.
Si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de una becerra, santifican con su aspersión a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto al Dios vivo!
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 47, 2-3.6-7.8-9
R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Ascendit Deus in iubilo, et Dominus in voce tubae.

Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra.

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Ascendit Deus in iubilo, et Dominus in voce tubae.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad;
tocad para nuestro Rey, tocad.

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Ascendit Deus in iubilo, et Dominus in voce tubae.

Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Ascendit Deus in iubilo, et Dominus in voce tubae.

Aclamación antes del Evangelio

Hch 16, 14 b
Abre, Señor, nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
Aperi, Domine, cor nostrum, ut intendamus verbis Filii tui.

Evangelio

Su familia decía que estaba fuera de sí
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 3, 20-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús llega a casa con sus discípulos y de nuevo se junta tanta gente que no los dejaban ni comer.
Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  3º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 3ª semana • Año impar

Primera Lectura

Se ofreció una sola vez para quitar los pecados. La segunda vez aparecerá a los que lo esperan
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 9, 15.24-28)
Hermanos:
Cristo es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.
Cristo entró no en un santuario construido por hombres, imagen del auténtico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros.
Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena. Si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde la fundación del mundo. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de los tiempos, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.
Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez; y después de la muerte, el juicio.
De la misma manera, Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos.
La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, para salvar a los que lo esperan.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 98, 1.2-3ab.3cd-4.5-6
R/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
Cantate Domino canticum novum, quia mirabilia fecit

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
Cantate Domino canticum novum, quia mirabilia fecit

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
Cantate Domino canticum novum, quia mirabilia fecit

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
Cantate Domino canticum novum, quia mirabilia fecit

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.
Cantate Domino canticum novum, quia mirabilia fecit

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvator noster Iesus Christus destruxit mortem, et illuminavit vitam per Evangelium

Evangelio

Satanás está perdido
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 3, 22-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 3ª semana • Año impar

Primera Lectura

He aquí que vengo para hacer, ¡oh, Dios!, tu voluntad
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 10, 1-10)
Hermanos:
La ley, que presenta solo una sombra de los bienes futuros y no la realidad misma de las cosas, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan, pues lo hacen año tras año y ofrecen siempre los mismos sacrificios.
Si no fuera así, ¿no habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados de una vez para siempre, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia? Pero, en realidad, con estos sacrificios se recuerdan, año tras año, los pecados. Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.
Por eso, al entrar él en el mundo dice:
«Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias.
Entonces yo dije: He aquí que vengo -pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí- para hacer, ¡oh, Dios!, tu voluntad».
Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, ni holocaustos, ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley.
Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad». Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 40, 2-4ab.7-8a.10.11
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Domine, ut fáciam voluntátem tuam.

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito.
Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Domine, ut fáciam voluntátem tuam.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy».

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Domine, ut fáciam voluntátem tuam.

He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Domine, ut fáciam voluntátem tuam.

No me he guardado en el pecho tu justicia,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Domine, ut fáciam voluntátem tuam.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedictus es, Pater, Domine caeli et terrae, quia mysteria regni parvulis revelasti

Evangelio

El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 3, 31-35)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dice:
«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
Él les pregunta:
«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 3ª semana • Año impar

Primera Lectura

Ha perfeccionado definitivamente a los que van siendo santificados
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 10, 11-18)
Todo sacerdote ejerce su ministerio diariamente ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.
Pero Cristo, "después de haber ofrecido" por los pecados un único sacrificio, está sentado para siempre jamás a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.
Con una sola ofrenda ha perfeccionado definitivamente a los que van siendo santificados. Esto nos lo atestigua también el Espíritu Santo.
En efecto, después de decir:
«Así será la alianza que haré con ellos después de aquellos días», añade el Señor:
«Pondré mis leyes en sus corazones y las escribiré en su mente, y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus culpas».
Ahora bien, donde hay perdón, no hay ya ofrenda por los pecados.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 110, 1.2.3.4
R/. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacérdos in aetérnum secúndum órdinem Melchísedec.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacérdos in aetérnum secúndum órdinem Melchísedec.

Desde Sion extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacérdos in aetérnum secúndum órdinem Melchísedec.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, desde el seno,
antes de la aurora».

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacérdos in aetérnum secúndum órdinem Melchísedec.

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacérdos in aetérnum secúndum órdinem Melchísedec.

Aclamación antes del Evangelio


La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo; todo el que lo encuentra vive para siempre.
Semen est verbum Dei, sator autem Christus; omnis qui ínvenit eum, manébit in aetérnum.

Evangelio

Salió el sembrador a sembrar
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 4, 1-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.
Les enseñaba muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos:
«Escuchad: salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron y no dio grano. El resto cayó en tierra buena; nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno».
Y añadió:
«El que tenga oídos para oír, que oiga».
Cuando se quedó a solas, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.
Él les dijo:
«A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que "por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados"».
Y añadió:
«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer todas las demás?
El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra enseguida la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes, y cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; estos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 3ª semana • Año impar

Primera Lectura

Llenos de fe, mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos y fijémonos los unos en los otros para estimularnos a la caridad
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 10, 19-25)
Hermanos, teniendo libertad para entrar en el santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura.
Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa.
Fijémonos los unos en los otros para estimularnos a la caridad y a las buenas obras; no faltemos a las asambleas, como suelen hacer algunos, sino animémonos tanto más cuanto más cercano veis el Día.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 24
R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 118 (Sal 119)
Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.
Lucérna pédibus meis verbum tuum, et lumen sémitis meis.

Evangelio

La lámpara se trae para ponerla en el candelero. La medida que uséis la usarán con vosotros
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 4, 21-25)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío:
«¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero?
No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».
Les dijo también:
«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 3ª semana • Año impar

Primera Lectura

Soportasteis múltiples combates. No renunciéis, pues, a la valentía
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 10, 32-39)
Hermanos:
Recordad aquellos días primeros, en los que, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y sufrimientos: unos, expuestos públicamente a oprobios y malos tratos; otros, solidarios de los que eran tratados así. Compartisteis el sufrimiento de los encarcelados, aceptasteis con alegría que os confiscaran los bienes, sabiendo que teníais bienes mejores y permanentes.
No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa.
Os hace falta paciencia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa.
«Un poquito de tiempo todavía y el que viene llegará sin retraso; mi justo vivirá por la fe, pero si se arredra le retiraré mi favor».
Pero nosotros no somos gente que se arredra para su perdición, sino hombres de fe para salvar el alma.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 37
R/. El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

Confía en el Señor y haz el bien:
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace en sus caminos;
si tropieza, no caerá,
porque el Señor lo tiene de la mano.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra
de los malvados y los salva
porque se acogen a él.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

Un hombre echa semilla y duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 4, 26-34)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús decía al gentío:
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se los exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 3ª semana • Año impar

Primera Lectura

Esperaba la ciudad cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 11, 1-2.8-19)
Hermanos:
La fe es fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve.
Por ella son recordados los antiguos.
Por la fe obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba.
Por fe vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas, y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios.
Por la fe también Sara, siendo estéril, obtuvo "vigor para concebir" cuando ya le había pasado la edad, porque consideró fiel al que se lo prometía.
Y así, de un hombre, marcado ya por la muerte, nacieron hijos numerosos, como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas.
Con fe murieron todos estos, sin haber recibido las promesas, sino viéndolas y saludándolas de lejos, confesando que eran huéspedes y peregrinos en la tierra.
Es claro que los que así hablan están buscando una patria; pues si añoraban la patria de donde habían salido, estaban a tiempo para volver.
Pero ellos ansiaban una patria mejor, la del cielo.
Por eso Dios no tiene reparo en llamarse su Dios: porque les tenía preparada una ciudad.
Por la fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac: ofreció a su hijo único, el destinatario de la promesa, del cual le había dicho Dios: «Isaac continuará tu descendencia».
Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para resucitar de entre los muertos, de donde en cierto sentido recobró a Isaac.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Lc 1, 70, 71-72.73-75
R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado a su pueblo.
Benedíctus Dóminus Deus Israel, quia visitávit plebem suam.

Suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Benedíctus Dóminus Deus Israel, quia visitávit plebem suam.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Benedíctus Dóminus Deus Israel, quia visitávit plebem suam.

Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano
de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Benedíctus Dóminus Deus Israel, quia visitávit plebem suam.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 3, 16
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito; todo el que cree en él tiene vida eterna.
Sic Deus diléxit mundum, ut Fílium suum unigénitum daret; omnis qui credit in eum habet vitam aetérnam.

Evangelio

¿Quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 4, 35-41)
Gloria a ti, Señor.
Aquel día, al atardecer, dice Jesús a sus discípulos:
«Vamos a la otra orilla».
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal. Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Silencio, enmudece!».
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:
«¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  4º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 4ª semana • Año impar

Primera Lectura

Por fe, conquistaron reinos. Dios tendrá preparado algo mejor a favor nuestro
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 11, 32-40)
Hermanos:
¿Para qué seguir? No me da tiempo de referir la historia de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; estos, por fe, conquistaron reinos, administraron justicia, vieron promesas cumplidas, cerraron fauces de leones, apagaron hogueras voraces, esquivaron el filo de la espada, se curaron de enfermedades, fueron valientes en la guerra, rechazaron ejércitos extranjeros; hubo mujeres que recobraron resucitados a sus muertos.
Pero otros fueron torturados hasta la muerte, rechazando el rescate, para obtener una resurrección mejor. Otros pasaron por la prueba de las burlas y los azotes, de las cadenas y la cárcel; los apedrearon, los aserraron, murieron a espada, rodaron por el mundo vestidos con pieles de oveja y de cabra, faltos de todo, oprimidos, maltratados -el mundo no era digno de ellos-, vagabundos por desiertos y montañas, por grutas y cavernas de la tierra.
Y todos estos, aun acreditados por su fe, no consiguieron lo prometido, porque Dios tenía preparado algo mejor a favor nuestro, para que ellos no llegaran sin nosotros a la perfección.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 31, 20.21.22.23.24
R/. Sed valientes de corazón
los que esperáis en el Señor.
Confortétur cor vestrum, omnes qui sperátis in Dómino.

Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para los que te temen,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos.

Sed valientes de corazón los que esperáis en el Señor.
Confortétur cor vestrum, omnes qui sperátis in Dómino.

En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas;
los ocultas en tu tabernáculo,
frente a las lenguas pendencieras.

Sed valientes de corazón
los que esperáis en el Señor.
Confortétur cor vestrum, omnes qui sperátis in Dómino.

Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí
prodigios de misericordia
en la ciudad amurallada.

Sed valientes de corazón
los que esperáis en el Señor.
Confortétur cor vestrum, omnes qui sperátis in Dómino.

Yo decía en mi ansiedad:
«Me has arrojado de tu vista»;
pero tú escuchaste mi voz suplicante
cuando yo te gritaba.

Sed valientes de corazón
los que esperáis en el Señor.
Confortétur cor vestrum, omnes qui sperátis in Dómino.

Amad al Señor, fieles suyos;
el Señor guarda a sus leales,
y a los soberbios los paga con creces.

Sed valientes de corazón
los que esperáis en el Señor.
Confortétur cor vestrum, omnes qui sperátis in Dómino.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 7, 16
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Prophéta magnus surréxit in nobis, et Deus visitábit plebem suam.

Evangelio

Espíritu inmundo, sal de este hombre
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 5, 1-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo. Y es que vivía entre los sepulcros; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para dominarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó con voz potente:
«¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes».
Porque Jesús le estaba diciendo:
«Espíritu inmundo, sal de este hombre».
Y le preguntó:
«¿Cómo te llamas?».
Él respondió:
«Me llamo Legión, porque somos muchos».
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos paciendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:
«Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos».
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al mar y se ahogó en el mar.
Los porquerizos huyeron y dieron la noticia en la ciudad y en los campos. Y la gente fue a ver qué había pasado.
Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Y se asustaron. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su comarca.
Mientras se embarcaba, el que había estado poseído por el demonio le pidió que le permitiese estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:
«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti».
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 4ª semana • Año impar

Primera Lectura

Corramos, con constancia, en la carrera que nos toca
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 12, 1-4)
Hermanos:
Teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo.
Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 22, 26b-27.28.30.31-32
R/. Te alabarán, Señor, los que te buscan.
Laudábunt te, Dómine, qui te requírunt.

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan.
¡Viva su corazón por siempre!

Te alabarán, Señor, los que te buscan.
Laudábunt te, Dómine, qui te requírunt.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán los que duermen en la tierra,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo.

Te alabarán, Señor, los que te buscan.
Laudábunt te, Dómine, qui te requírunt.

Mi descendencia lo servirá;
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
«Todo lo que hizo el Señor».

Te alabarán, Señor, los que te buscan.
Laudábunt te, Dómine, qui te requírunt.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 8, 17 b
Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades
Ipse infirmitátes nostras accépit, et aegrotatiónes nostras portávit.

Evangelio

Contigo hablo, niña, levántate
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 5, 21-43)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva».
Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando: «Con solo tocarle el manto curaré».
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba:
«¿Quién me ha tocado el manto?».
Los discípulos le contestaban:
«Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"».
Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.
Él le dice:
«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
«No temas; basta que tengas fe».
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:
«¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida».
Se reían de él.
Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).
La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 4ª semana • Año impar

Primera Lectura

El Señor reprende a los que ama
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 12, 4-7.11-15)
Hermanos:
Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado, y habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron:
«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, ni te desanimes por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos».
Soportáis la prueba para vuestra corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ninguna corrección resulta agradable, en el momento, sino que duele; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella.
Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, no se retuerce, sino que se cura.
Buscad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor.
Procurad que nadie se quede sin la gracia de Dios, y que ninguna raíz amarga rebrote y haga daño, contaminando a muchos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 103, 1.2.13-14.17-18a
R/. La misericordia del Señor dura por siempre,
para aquellos que lo temen.
Misericórdia Dómini ab aetérno super timéntes eum.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

La misericordia del Señor dura por siempre, para aquellos que lo temen.
Misericórdia Dómini ab aetérno super timéntes eum.

Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.

La misericordia del Señor dura por siempre, para aquellos que lo temen.
Misericórdia Dómini ab aetérno super timéntes eum.

La misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza.

La misericordia del Señor dura por siempre, para aquellos que lo temen.
Misericórdia Dómini ab aetérno super timéntes eum.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–; y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

Evangelio

No desprecian a un profeta más que en su tierra
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 6, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían
sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».
Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía:
«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 4ª semana • Año impar

Primera Lectura

Vosotros os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 12, 18-19.21-24)
Hermanos:
No os habéis acercado a un fuego tangible y encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni al estruendo de las palabras, oído el cual, ellos rogaron que no continuase hablando.
Y tan terrible era el espectáculo, que Moisés exclamó: «Estoy temblando de miedo».
Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a las miríadas de ángeles, a la asamblea festiva de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos; a las almas de los justos que han llegado a la perfección, y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 48, 2-3ab.3cd-4.9
R/. Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo.
Suscépimus, Deus, misericordiam tuam in médio templi tui

Grande es el Señor
y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra.

Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo.
Suscépimus, Deus, misericordiam tuam in médio templi tui

El monte Sion, confín del cielo
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.

Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo.
Suscépimus, Deus, misericordiam tuam in médio templi tui

Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor del universo,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.

Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo.
Suscépimus, Deus, misericordiam tuam in médio templi tui

Oh, Dios, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu nombre, oh, Dios,
tu alabanza llega al confín de la tierra.
Tu diestra está llena de justicia.

Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo.
Suscépimus, Deus, misericordiam tuam in médio templi tui

Aclamación antes del Evangelio

Mc 1, 15
Está cerca el Reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio.
Appropinquávit regnum Dei; paenitémini et crédite Evangélio.

Evangelio

Los fue enviando
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 6, 7-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía:
«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 4ª semana • Año impar

Primera Lectura

Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre
Lectura de la carta a los hebreos (Hb 13, 1-8)
Hermanos:
Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad:
por ella algunos, sin saberlo, "hospedaron" a ángeles. Acordaos de los presos como si estuvierais presos con ellos; de los que son maltratados como si estuvierais en su carne.
Que todos respeten el matrimonio; el lecho nupcial, que nadie lo mancille, porque a los impuros y adúlteros Dios los juzgará.
Vivid sin ansia de dinero, contentándoos con lo que tengáis, pues él mismo dijo:
«Nunca te dejaré ni te abandonaré»; así tendremos valor para decir:
«El Señor es mi auxilio: nada temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?».
Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe.
Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 27
R/. El Señor es mi luz y mi salvación.
Dóminus illuminatio mea et salus mea.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

El Señor es mi luz y mi salvación.
Dóminus illuminatio mea et salus mea.

Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.

El Señor es mi luz y mi salvación.
Dóminus illuminatio mea et salus mea.

Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca.

El Señor es mi luz y mi salvación.
Dóminus illuminatio mea et salus mea.

Tu rostro buscaré, Señor.
No me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches.

El Señor es mi luz y mi salvación.
Dóminus illuminatio mea et salus mea.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 8, 15
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios con un corazón noble y generoso,
la guardan y dan fruto con perseverancia.
Beáti qui in corde bono et óptimo verbum Dei rétinent, et fructum áfferunt in patiéntia.

Evangelio

Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 6, 14-29)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él.
Unos decían:
«Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él».
Otros decían:
«Es Elías».
Otros:
«Es un profeta como los antiguos».
Herodes, al oírlo, decía:
«Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado».
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:
«Pídeme lo que quieras, que te lo daré».
Y le juró:
«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino». Ella salió a preguntarle a su madre:
«¿Qué le pido?».
La madre le contestó:
«La cabeza de Juan el Bautista».
Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:
«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 4ª semana • Año impar

Primera Lectura

Que el Dios de la paz, que hizo retornar de entre los muertos al gran pastor, os confirme en todo bien
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 13, 15-17.20-21)
Hermanos:
Por medio de Jesús, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que confiesan su nombre.
No os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; esos son los sacrificios que agradan a Dios.
Obedeced y someteos a vuestros guías, pues ellos se desvelan por vuestro bien, sabiéndose responsables; así lo harán con alegría y sin lamentarse, cosa que no os aprovecharía.
Que el Dios de la paz, que hizo retornar de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, Jesús Señor nuestro, en virtud de la sangre de la alianza eterna, os confirme en todo bien para que cumpláis su voluntad, realizando en nosotros lo que es de su agrado por medio de Jesucristo.
A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 23, 1-3a.3b-4.5.6
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Dóminus pascit me, et nihil mihi déerit.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

Evangelio

Andaban como ovejas que no tienen pastor
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 6, 30-34)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo:
«Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  5º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 5ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dijo Dios, y así fue
Lectura del libro del Génesis (Gn 1, 1-19)
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Dijo Dios:
«Exista la luz».
Y la luz existió.
Vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla. Llamó Dios a la luz «día» y a la tiniebla llamó «noche».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero. Y dijo Dios:
«Exista un firmamento entre las aguas, que separe aguas de aguas».
E hizo Dios el firmamento y separó las aguas de debajo del firmamento de las aguas de encima del firmamento.
Y así fue.
Llamó Dios al firmamento «cielo».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.
Dijo Dios:
«Júntense las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezca lo seco».
Y así fue.
Llamó Dios a lo seco «tierra», y a la masa de las aguas llamó «mar».
Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios:
«Cúbrase la tierra de verdor, de hierba verde que engendre semilla, y de árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra».
Y así fue.
La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie.
Y vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.
Dijo Dios:
«Existan lumbreras en el firmamento del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años, y sirvan de lumbreras en el firmamento del cielo, para iluminar sobre la tierra».
Y así fue.
E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas. Dios las puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche y para separar la luz de la tiniebla.
Y vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 104, 1-2a.5-6.10.12.24 y 35c
R/. Goce el Señor con sus obras.
Laetétur Dóminus in opéribus suis.

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, que grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto.

Goce el Señor con sus obras.
Laetétur Dóminus in opéribus suis.

Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas.

Goce el Señor con sus obras.
Laetétur Dóminus in opéribus suis.

De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes;
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto.

Goce el Señor con sus obras.
Laetétur Dóminus in opéribus suis.

Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor!

Goce el Señor con sus obras.
Laetétur Dóminus in opéribus suis.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 23
Jesús proclamaba el evangelio del reino, y curaba toda dolencia del pueblo.
Praedicábat Iesus Evangélium regni, et sanábat omnem infirmitatem in pópulo.

Evangelio

Los que lo tocaban se curaban
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 6, 3-5)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron.
Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas.
En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 5ª semana • Año impar

Primera Lectura

Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza
Lectura del libro de Génesis (Gn 1, 20-31; 2, 1-4a)
Dijo Dios:
«Bullan las aguas de seres vivientes, y vuelen los pájaros sobre la tierra frente al firmamento del cielo».
Y creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se deslizan y que las aguas fueron produciendo según sus especies, y las aves aladas según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.
Luego los bendijo Dios, diciendo:
«Sed fecundos y multiplicaos, llenad las aguas del mar; y que las aves se multipliquen en la tierra».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Dijo Dios:
«Produzca la tierra seres vivientes según sus especies: ganados, reptiles y fieras según sus especies».
Y así fue.
E hizo Dios las fieras según sus especies, los ganados según sus especies y los reptiles según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios:
«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra».
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó.
Dios los bendijo; y les dijo Dios:
«Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra». Y dijo Dios:
«Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la superficie de la tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla: os servirán de alimento. Y la hierba verde servirá de alimento a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra y a todo ser que respira».
Y así fue.
Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.
Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo.
Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho.
Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de toda la obra que Dios había hecho cuando creó.
Esta es la historia del cielo y de la tierra cuando fueron creados.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 105, 1-5.6-7.8-9
R/. ¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Dómine, Dóminus noster, quam admirábile est nomen tuum in univérsa terra!

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado.
¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el ser humano, para mirar por él?

¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Dómine, Dóminus noster, quam admirábile est nomen tuum in univérsa terra!

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad;
le diste el mando sobre las obras de tus manos.
Todo lo sometiste bajo sus pies.

¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Dómine, Dóminus noster, quam admirábile est nomen tuum in univérsa terra!

Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar
que trazan sendas por el mar.

¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Dómine, Dóminus noster, quam admirábile est nomen tuum in univérsa terra!

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 118 (Sal 119)
Inclina mi corazón, oh Dios, a tus preceptos; y dame la gracia de tu ley.
Inclína cor meum, Deus, in testimónia tua; et legem tuam da mihi benígne.

Evangelio

Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 7, 1-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir,
sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Y los fariseos y los escribas le preguntaron:
«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío,
porque la doctrina que enseñan
son preceptos humanos".
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Y añadió:
«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte". Pero vosotros decís: "Si uno le dice al padre o a la madre: "los bienes con que podría ayudarte son corbán", es decir, ofrenda sagrada, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 5ª semana • Año impar

Primera Lectura

El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén
Lectura del libro del Génesis (Gn 2, 4b-9.15-17)
El día en que el Señor Dios hizo tierra y cielo, no había aún matorrales en la tierra, ni brotaba hierba en el campo, Porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre que cultivase el suelo; pero un manantial salía de la tierra y regaba toda la superficie del suelo.
Entonces el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo.
Luego el Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al hombre que había modelado.
El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos para la vista y buenos para comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.
El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara.
El Señor Dios dio este mandato al hombre:
«Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y el mal no comerás, porque el día en que comas de él, tendrás que morir».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 104, 1-2a.27-28.29bc-30
R/. ¡Bendice, alma mía, al Señor!
Bénedic, ánima mea, Dómino.

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto.

¡Bendice, alma mía, al Señor!
Bénedic, ánima mea, Dómino.

Todos ellos aguardan
a que les eches comida a su tiempo:
se la echas, y la atrapan;
abres tu mano, y se sacian de bienes.

¡Bendice, alma mía, al Señor!
Bénedic, ánima mea, Dómino.

Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu espíritu, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra.

¡Bendice, alma mía, al Señor!
Bénedic, ánima mea, Dómino.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 17, 17
Tu palabra, Señor, es verdad; santifícalos en la verdad.
Sermo tuus, Dómine, véritas est; sanctífica nos in veritáte.

Evangelio

Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 7, 14-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo:
«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina». (Con esto declaraba puros todos los alimentos).
Y siguió:
«Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 5ª semana • Año impar

Primera Lectura

Se la presentó a Adán. Y serán los dos una sola carne
Lectura del libro el Génesis (Gn 2, 18-25)
El Señor Dios se dijo:
«No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle a alguien como él, que le ayude».
Entonces el Señor Dios modeló de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y se los presentó a Adán, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que Adán le pusiera.
Así Adán puso nombre a todos los ganados, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontró ninguno como él, que le ayudase.
Entonces el Señor Dios hizo caer un letargo sobre Adán, que se durmió; le sacó una costilla, y le cerró el sitio con carne.
Y el Señor Dios formó, de la costilla que había sacado de Adán, una mujer, y se la presentó a Adán.
Adán dijo:
«Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será mujer, porque ha salido del varón».
Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
Los dos estaban desnudos, Adán y su mujer, pero no sentían vergüenza uno de otro.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 128, 1-2.3.4-5
R/. Dichosos los que temen al Señor.
Beáti omnes qui timent Dóminum.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

Dichosos los que temen al Señor.
Beáti omnes qui timent Dóminum.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo
alrededor de tu mesa.

Dichosos los que temen al Señor.
Beáti omnes qui timent Dóminum.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sion,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.

Dichosos los que temen al Señor.
Beáti omnes qui timent Dóminum.

Aclamación antes del Evangelio

St 1, 21
Acoged con docilidad la palabra, que ha sido injertada en vosotros y es capaz de salvar vuestras vidas.
In mansuetúdine suscípite ínsitum verbum, quod potest salváre ánimas vestras.

Evangelio

Los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 7, 24-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse.
Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies.
La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
Él le dijo:
«Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella replicó:
«Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños».
Él le contestó:
«Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija».
Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 5ª semana • Año impar

Primera Lectura

Seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal
Lectura del libro del Génesis (Gn 3, 1-8)
La serpiente era más astuta que las demás bestias del campo que el Señor había hecho. Y dijo a la mujer:
«¿Con qué Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?».
La mujer contestó a la serpiente:
«Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios:
"No comáis de él ni lo toquéis, de lo contrario moriréis"». La serpiente replicó a la mujer:
«No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal».
Entonces la mujer se dio cuenta de que el árbol era bueno de comer, atrayente a los ojos y deseable para lograr inteligencia; así que tomó de su fruto y comió. Luego se lo dio a su marido, que también comió.
Se les abrieron los ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; y entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.
Cuando oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, Adán y su mujer se escondieron de la vista del Señor Dios entre los árboles del jardín.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 14, 101-2.5.6.7
R/. Dichoso el que ha sido absuelto de su culpa.
Beátus cui remíssa est iníquitas.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito
y en cuyo espíritu no hay engaño.

Dichoso el que ha sido absuelto de su culpa.
Beátus cui remíssa est iníquitas.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Dichoso el que ha sido absuelto de su culpa.
Beátus cui remíssa est iníquitas.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.

Dichoso el que ha sido absuelto de su culpa.
Beátus cui remíssa est iníquitas.

Tú eres mi refugio,
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.

Dichoso el que ha sido absuelto de su culpa.
Beátus cui remíssa est iníquitas.

Aclamación antes del Evangelio

Hch 16, 14 b
Abre, Señor, nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
Aperi, Dómine, cor nostrum, ut intendámus verbis Fílii tui.

Evangelio

Hace oír a los sordos y hablar a los mudos
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 7, 31-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano.
Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.
Y mirando al cielo, suspiró y le dijo:
«Effetá» (esto es, «ábrete»).
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían:
«Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 5ª semana • Año impar

Primera Lectura

El Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo
Lectura del libro del Génesis (Gn 3, 9-24)
EL Señor Dios llamó al hombre y le dijo:
«Dónde estás?».
Él contestó:
«Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».
El Señor Dios le replicó:
«¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?».
Adán respondió:
«La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».
El Señor Dios dijo a la mujer:
«¿Qué has hecho?».
La mujer respondió:
«La serpiente me sedujo y comí».
El Señor Dios dijo a la serpiente:
«Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón».
A la mujer le dijo:
«Mucho te haré sufrir en tu preñez, parirás hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido, y él te dominará».
A Adán le dijo:
«Por haber hecho caso a tu mujer y haber comido del árbol del que te prohibí, maldito el suelo por tu culpa:
comerás de él con fatiga mientras vivas; brotará para ti cardos y espinas, y comerás hierba del campo.
Comerás el pan con sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste sacado; pues eres polvo y al polvo volverás».
Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
El Señor Dios hizo túnicas de piel para Adán y su mujer, y los vistió.
Y el Señor Dios dijo:
«He aquí que el hombre se ha hecho como uno de nosotros en el conocimiento del bien y el mal; no vaya ahora a alargar su mano y tome también del árbol de la vida, coma de él y viva para siempre».
El Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado.
Echó al hombre, y a oriente del jardín de Edén colocó a los querubines y una espada llameante que brillaba, para cerrar el camino del árbol de la vida.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 90, 2.3-4.5-6.12-13
R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Si tú los retiras
son como un sueño,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos.

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne in generatiónem.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 4 b
No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procédit de ore Dei.

Evangelio

La gente comió hasta quedar saciada
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 8, 1-10)
Gloria a ti, Señor.
Por aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Además, algunos han venido desde lejos».
Le replicaron sus discípulos:
«¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?».
Él les preguntó:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete».
Mandó que la gente se sentara en el suelo y tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces; y Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también.
La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  6º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 6ª semana • Año impar

Primera Lectura

Caín atacó a su hermano Abel y lo mató
Lectura del libro del Génesis (Gn 4, 1-15.25)
El hombre conoció a Eva, su mujer, que concibió y dio a luz a Caín. Y ella dijo:
«He adquirido un hombre con la ayuda del Señor».
Después dio a luz a Abel, su hermano. Abel era pastor de ovejas, y Caín cultivaba el suelo.
Pasado un tiempo, Caín ofreció al Señor dones de los frutos del suelo; también Abel ofreció las primicias y la grasa de sus ovejas.
El Señor se fijó en Abel y en su ofrenda, pero no se fijó en Caín ni en su ofrenda; Caín se enfureció y andaba abatido.
El Señor dijo a Caín:
«¿Por qué te enfureces y andas abatido? ¿No estarías animado si obraras bien?; pero, si no obras bien, el pecado acecha a la puerta y te codicia, aunque tú podrás dominarlo».
Caín dijo a su hermano Abel:
«Vamos al campo».
Y, cuando estaban en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.
El Señor dijo a Caín:
«¿Dónde está Abel, tu hermano?».
Respondió Caín:
«No sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano?». El Señor le replicó:
«¿Qué has hecho? » La sangre de tu hermano me está gritando desde el suelo.
Por eso te maldice ese suelo que ha abierto sus fauces para recibir de tus manos la sangre de tu hermano.
Cuando cultives el suelo, no volverá a darte sus productos. Andarás errante y perdido por la tierra».
Caín contestó al Señor:
«Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Puesto que me expulsas hoy de este suelo, tendré que ocultarme de ti, andar errante y perdido por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará».
El Señor le dijo:
«El que mate a Caín lo pagará siete veces».
Y el Señor puso una señal a Caín para que, si alguien lo encontraba, no lo matase.
Adán conoció otra vez a su mujer, que dio a luz un hijo y lo llamó Set, pues dijo:
«Dios me ha dado otro descendiente en lugar de Abel, asesinado por Caín».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 50, 1.8.16bc-17.20-21
R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
Immola Deo sacrifícium laudis.

El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
«No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
Immola Deo sacrifícium laudis.

¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
Immola Deo sacrifícium laudis.

Te sientas a hablar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre;
Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara»

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
Immola Deo sacrifícium laudis.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 6 bc
Yo soy el camino y la verdad y la vida –dice el Señor–; nadie va al Padre sino por mí.
Ego sum via, véritas et vita, dicit Dóminus; nemo venit ad Patrem, nisi per me.

Evangelio

¿Por qué esta generación reclama un signo?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 8, 11-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo:
«¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación».
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 6ª semana • Año impar

Primera Lectura

Voy a borrar de la superficie de la tierra al hombre que he hecho
Lectura del libro del Génesis (Gn 6, 5-8; 7, 1-5.10)
Al ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra y que todos los pensamientos de su corazón tienden siempre y únicamente al mal, el Señor se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra y le pesó de corazón.
Dijo, pues, el Señor:
«Voy a borrar de la superficie de la tierra al hombre que he hecho, junto con los cuadrúpedos, reptiles y aves del cielo, pues me pesa haberlos hecho».
Pero Noé obtuvo el favor del Señor.
El Señor dijo a Noé:
«Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. De cada animal puro toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; y lo mismo de los pájaros, siete parejas, macho y hembra, para que conserven la especie en la tierra.
Dentro de siete días haré llover sobre la tierra durante cuarenta días con sus noches, y borraré de la superficie del suelo a todos los vivientes que he hecho».
Noé hizo todo lo que le mandó el Señor.
Pasados siete días, las aguas del diluvio cubrieron la tierra.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 29, 1a.2.3ac-4.3b y 9c-10
R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Dóminus benedícet pópulo suo in pace.

Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Dóminus benedícet pópulo suo in pace.

La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica.

El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Dóminus benedícet pópulo suo in pace.

El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo, un grito unánime: «¡Gloria!».
El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio,
el Señor se sienta como rey eterno.

El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Dóminus benedícet pópulo suo in pace.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis diligit me, sermonem meun servabit, et Pater meus diliget eum, et ad eum veniemus

Evangelio

Evitad la levadura de los fariseos y de Herodes
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 8, 14-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían más que un pan en la barca.
Y Jesús les ordenaba diciendo:
«Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes». Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes. Dándose cuenta, les dijo Jesús:
«¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?».
Ellos contestaron:
«Doce».
«Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?».
Le respondieron:
«Siete».
Él les dijo:
«¿Y no acabáis de comprender?».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 6ª semana • Año impar

Primera Lectura

Miró y vio que la superficie del suelo estaba seca
Lectura del libro del Génesis (Gn 8, 6-13.20-22)
Pasados cuarenta días, Noé abrió la claraboya que había hecho en el arca y soltó el cuervo, que estuvo saliendo y retornando hasta que se secó el agua en la tierra.
Después soltó la paloma, para ver si había menguado el agua sobre la superficie del suelo. Pero la paloma no encontró donde posarse y volvió al arca, porque todavía había agua sobre la superficie de toda la tierra. Él alargó su mano, la agarró y la metió consigo en el arca.
Esperó otros siete días y de nuevo soltó la paloma desde el arca. Al atardecer, la paloma volvió con una hoja verde de olivo en el pico.
Noé comprendió que el agua había menguado sobre la tierra. Esperó todavía otros siete días y soltó la paloma, que ya no volvió.
El año seiscientos uno, el día primero del mes primero se secó el agua en la tierra. Noé abrió la claraboya del arca, miró y vio que la superficie del suelo estaba seca.
Noé construyó un altar al Señor, tomó animales y aves de toda especie pura y los ofreció en holocausto sobre el altar.
El Señor olió el aroma que aplaca y se dijo:
«No volveré a maldecir el suelo a causa del hombre, porque la tendencia del corazón humano es mala desde la juventud. No volveré a destruir a los vivientes como acabo de hacerlo. Mientras dure la tierra no han de faltar siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 116, 12-13.14-15.18-19
R/. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis.

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor.

Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.

Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén

Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis.

Aclamación antes del Evangelio

Ef 1, 17-18
El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama.
Pater Dómini nostri Iesu Christi illúminet óculos cordis nostri, ut sciámus quae sit spes vocatiónis nostrae.

Evangelio

El ciego estaba curado y veía todo con claridad
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 8, 22-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida.
Y le trajeron a un ciego pidiéndole que lo tocase.
Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó:
«¿Ves algo?».
Levantando los ojos dijo:
«Veo hombres, me parecen árboles, pero andan».
Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad.
Jesús lo mandó a casa diciéndole que no entrase en la aldea.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 6ª semana • Año impar

Primera Lectura

Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra
Lectura del libro del Génesis (Gn 9, 1-13)
Dios bendijo a Noé y a sus hijos diciéndoles:
«Sed fecundos, multiplicaos y llenad la tierra. Todos los animales de la tierra y todas las aves del cielo os temerán y os respetarán; todos los reptiles del suelo y todos los peces del mar están a vuestra disposición. Todo lo que vive y se mueve os servirá de alimento: os lo entrego todo, lo mismo que los vegetales.
Pero no comáis carne con sangre, que es su vida. Pediré cuentas de vuestra sangre, que es vuestra vida; se las pediré a cualquier animal. Y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano.
Quien derrame la sangre de un hombre, por otro hombre será su sangre derramada; porque a imagen de Dios hizo él al hombre.
Vosotros sed fecundos y multiplicaos, moveos por la tierra y dominadla».
Dios dijo a Noé y a sus hijos:
«Yo establezco mi alianza con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañan, aves, ganados y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Establezco, pues, mi alianza con vosotros:
el diluvio no volverá a destruir criatura alguna ni habrá otro diluvio que devaste la tierra».Y Dios añadió:
«Esta es la señal de la alianza que establezco con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las generaciones: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 102, 16-18.19-21.29 y 22-23
R/. El Señor, desde el cielo, se ha fijado en la tierra.
Dóminus de caelo in terram aspéxit.

Los gentiles temerán tu nombre;
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sion,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones.

El Señor, desde el cielo, se ha fijado en la tierra.
Dóminus de caelo in terram aspéxit.

Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte.

El Señor, desde el cielo, se ha fijado en la tierra.
Dóminus de caelo in terram aspéxit.

Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia.
Para anunciar en Sion el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor.

El Señor, desde el cielo, se ha fijado en la tierra.
Dóminus de caelo in terram aspéxit.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 6, 63c.68c
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna.
Verba tua, Dómine, spíritus et vita sunt; verba vita aetérnae habes.

Evangelio

Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 8, 27-33)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos le contestaron:
«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».
Tomando la palabra Pedro le dijo:
«Tú eres el Mesías».
Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto. Y empezó a instruirlos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:
«¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 6ª semana • Año impar

Primera Lectura

Bajemos y confundamos allí su lengua
Lectura del libro del Génesis (Gn 11, 1-9)
Toda la tierra hablaba una misma lengua con las mismas palabras.
Al emigrar los hombres desde oriente, encontraron una llanura en la tierra de Senaar y se establecieron allí.
Se dijeron unos a otros:
«Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos al fuego».
Y emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de argamasa.
Después dijeron:
«Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance el cielo, para hacernos un nombre, no sea que nos dispersemos por la superficie de la tierra».
El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres.
Y el Señor dijo:
«Puesto que son un solo pueblo con una sola lengua y esto no es más que el comienzo de su actividad, ahora nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Bajemos, pues, y confundamos allí su lengua, de modo que ninguno entienda la lengua del prójimo».
El Señor los dispersó de allí por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad.
Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó el Señor por la superficie de la tierra.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 33, 10-11.12-13.14-15
R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre;
los proyectos de su corazón, de edad en edad.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15
A vosotros os llamo amigos –dice el Señor–, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
Vos dixi amicos, dicit Dominus, quia omnia quaecumque audivi a Patre meo, nota feci vobis

Evangelio

El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 8, 34-38; 9, 1)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, llamando a la gente y a sus discípulos, Jesús les dijo:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles».
Y añadió:
«En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios en toda su potencia».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 6ª semana • Año impar

Primera Lectura

Por la fe sabemos que el universo fue configurado por la palabra de Dios
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 11, 1-7)
Hermanos:
La fe es fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve.
Por ella son recordados los antiguos.
Por la fe sabemos que el universo fue configurado por la palabra de Dios, de manera que lo visible procede de lo invisible.
Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que Caín; por ella, Dios mismo, al recibir sus dones, lo acreditó como justo; por ella sigue hablando después de muerto.
Por la fe fue arrebatado Henoc, sin pasar por la muerte; no lo encontraron, porque Dios lo había arrebatado; en efecto, antes de ser arrebatado se le acreditó que había complacido a Dios, y sin fe es imposible complacerlo, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensa a quienes lo buscan.
Por la fe, advertido Noé de lo que aún no se veía, tomó precauciones y construyó un arca para salvar a su familia; por ella condenó al mundo y heredó la justicia que viene de la fe.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 145, 2-3.4-5
R/. Bendeciré tu nombre, Señor, por siempre.
Benedícam nómini tuo, Dómine, in aeternum.

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza.

Bendeciré tu nombre, Señor, por siempre.
Benedícam nómini tuo, Dómine, in aeternum.

Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas..

Bendeciré tu nombre, Señor, por siempre.
Benedícam nómini tuo, Dómine, in aeternum.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.

Bendeciré tu nombre, Señor, por siempre.
Benedícam nómini tuo, Dómine, in aeternum.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 9, 7
Se abrieron los cielos y se oyó la voz del Padre: «Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
Caeli aperti sunt et vox Patris intonuit:"Hic est Filius meus carissimus; audite illum"

Evangelio

Se transfiguró delante de ellos
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 9, 2-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, sube aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía qué decir, pues estaban asustados.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Le preguntaron:
«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».
Les contestó él:
«Elías vendrá primero y lo renovará todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Elías ya ha venido y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito acerca de él».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  7º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 7ª semana • Año impar

Primera Lectura

Antes que todo fue creada la sabiduría
Lectura del libro del Eclesiástico (Si 1, 1-10)
Toda sabiduría viene del Señor y está con él por siempre.
La arena de los mares, las gotas de la lluvia y los días del mundo, ¿quién los contará? La altura de los cielos, la anchura de la tierra y la profundidad del abismo, ¿quién las escrutará? ¿Quién ha escrutado la sabiduría de Dios, que es anterior a todo? Antes que todo fue creada la sabiduría, y la inteligencia prudente desde la eternidad.
La fuente de la sabiduría es la palabra de Dios en las alturas y sus canales son mandamientos eternos.
La raíz de la sabiduría, ¿a quién fue revelada? y sus recursos, ¿quién los conoció? La ciencia de la sabiduría, ¿a quién fue revelada? y su mucha experiencia, ¿quién la conoció? Uno es el Altísimo, creador todopoderoso.
Uno solo es sabio, temible en extremo:
el que está sentado en su trono.
El Señor mismo creó la sabiduría, la vio, la midió y la derramó sobre todas sus obras.
Se la concedió a todos los vivientes y se la regaló a quienes lo aman.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 93, 1ab.1c-2.5
R/. El Señor reina, vestido de majestad
Dóminus regnávit, decórem indútus est.

El Señor reina, vestido de majestad;
el Señor, vestido y ceñido de poder

El Señor reina, vestido de majestad
Dóminus regnávit, decórem indútus est.

Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.

El Señor reina, vestido de majestad
Dóminus regnávit, decórem indútus est.

Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.

El Señor reina, vestido de majestad
Dóminus regnávit, decórem indútus est.

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvator noster Iesus Christus destruxit mortem, et illuminavit vitam per Evangelium

Evangelio

Creo, Señor, pero ayuda mi falta de fe
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 9, 14-29)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y los tres discípulos bajaron del monte y volvieron a donde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor y a unos escribas discutiendo con ellos.
Al ver a Jesús, la gente se sorprendió y corrió a saludarlo. Él les preguntó:
«¿De qué discutís?».
Uno de la gente le contestó:
«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no lo deja hablar; y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen y no han sido capaces».
Él, tomando la palabra, les dice:
«¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo».
Se lo llevaron.
El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; este cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre:
«¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?».
Contestó él:
«Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos».
Jesús replicó:
«¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe».
Entonces el padre del muchacho se puso a gritar:
«Creo, pero ayuda mi falta de fe».
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:
«Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él».
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.
El niño se quedó como un cadáver, de modo que muchos decían que estaba muerto.
Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas:
«¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?».
Él les respondió:
«Esta especie solo puede salir con oración».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 7ª semana • Año impar

Primera Lectura

Prepárate para la prueba
Lectura del libro del Eclesiástico (Si 2, 1-11)
Hijo, si te acercas a servir al Señor, permanece firme en la justicia y en el temor, y prepárate para la prueba.
Endereza tu corazón, mantente firme y no te angusties en tiempo de adversidad. Pégate a él y no te separes, para que al final seas enaltecido.
Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y sé paciente en la adversidad y en la humillación. Porque en el fuego se prueba el oro, y los que agradan a Dios en el horno de la humillación. Confía en él y él te ayudará, endereza tus caminos y espera en él.
Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia y no os desviéis, no sea que caigáis.
Los que teméis al Señor, confiad en él, y no se retrasará vuestra recompensa.
Los que teméis al Señor, esperad bienes, gozo eterno y misericordia.
Los que teméis al Señor, amadlo y vuestros corazones se llenarán de luz. Fijaos en las generaciones antiguas y ved:
¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado?, o ¿quién perseveró en su temor y fue abandonado?, o ¿quién lo invocó y fue desatendido? Porque el Señor es compasivo y misericordioso, perdona los pecados y salva en tiempo de desgracia, y protege a aquellos que lo buscan sinceramente.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 37, 3-4.18-19.27-28.39-40
R/. Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.
Commítte Dómino viam tuam, et ipse aget

Confía en el Señor y haz el bien:
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón.

Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.
Commítte Dómino viam tuam, et ipse aget

El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán

Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.
Commítte Dómino viam tuam, et ipse aget

Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.
Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá.

Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.
Commítte Dómino viam tuam, et ipse aget

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él.

Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.
Commítte Dómino viam tuam, et ipse aget

Aclamación antes del Evangelio

Ga 6, 14
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz del Señor, por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.
Mihi absit gloriári nisi in cruce Dómini, per quem mihi mundus crucifíxus est, et ego mundo.

Evangelio

El Hijo del hombre va a ser entregado. Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 9, 30-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía:
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:
«¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 7ª semana • Año impar

Primera Lectura

A los que aman la sabiduría, los ama
Lectura del libro del Eclesiástico (Si 4, 12-22)
La sabiduría educa a sus hijos y se cuida de los que la buscan.
El que la ama, ama la vida, y los que madrugan por ella se llenarán de gozo.
El que la adquiere heredara la gloria y dondequiera que vaya, el Señor lo bendecirá.
Los que la sirven, sirven al Santo, y a los que la aman, los ama el Señor.
El que la escucha, juzgará a las naciones, y el que a ella se aplica, vivirá seguro.
Si confía en ella la recibirá en herencia y sus descendientes la tendrán en posesión.
Porque al principio lo lleva por caminos tortuosos y lo escrutará con cuidado; le infunde miedo y temblor, lo atormenta con su disciplina, hasta que pueda confiar en él, y lo pone a prueba con sus exigencias.
Pero luego vuelve a él por el camino recto, lo colma de alegría y le revela sus secretos, y lo enriquecerá de ciencia y de conocimiento recto.
Si él se desvía, lo abandonará y lo dejará a merced de su propia ruina.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 118.165.168.172.174-175
R/. Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

Mucha paz tienen los que aman tu ley,
y nada los hace tropezar.

Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

Guardo tus preceptos y tus mandatos,
y tu tienes presentes mis caminos

Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor..
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

De mis labios brota alabanza,
porque me enseñaste tus decretos

Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

Mi lengua canta tu promesa,
porque todos tus preceptos son justos

Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

Ansío tu salvación, Señor;
tu ley es mi delicia.

Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

Que mi alma viva para alabarte,
que tus mandamientos me auxilien.

Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligentibus legem tuam, Domine

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 6
Yo soy el camino y la verdad y la vida –dice el Señor–; nadie va al Padre sino por mí.
Ego sum via, veritas et vita, dicit Dóminus; nemo venit ad Patrem, nisi per me

Evangelio

El que no está contra nosotros está a favor nuestro
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 9, 38-40)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús:
«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».
Jesús respondió:
«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 7ª semana • Año impar

Primera Lectura

No tardes en convertirte al Señor
Lectura del libro del Eclesiástico (Si 5, 1-10)
No confíes en tus riquezas, ni digas: «Con esto me basta».
No sigas tu instinto y tu fuerza, secundando las pasiones de tu corazón.
Y no digas: «¿Quién puede dominarme?», o bien: «¿Quién logrará someterme por lo que he hecho?», porque el Señor ciertamente te castigará.
No digas: «He pecado, y ¿qué me ha pasado?», porque el Señor sabe esperar.
Del perdón no te sientas tan seguro, mientras acumulas pecado tras pecado.
Y no digas: «Es grande su compasión, me perdonará mis muchos pecados», porque él tiene compasión y cólera, y su ira recae sobre los malvados.
No tardes en convertirte al Señor, ni lo dejes de un día para otro, porque de repente la ira del Señor se enciende, y el día del castigo perecerás.
No confíes en riquezas injustas, porque de nada te servirán el día de la desgracia.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 1
R/. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Beatus vir qui pósuit Dominum spem suam

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los Cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Beatus vir qui pósuit Dominum spem suam

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Beatus vir qui pósuit Dominum spem suam

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Beatus vir qui pósuit Dominum spem suam

Aclamación antes del Evangelio

1Ts 2, 13
Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios.
Accipite verbum Dei, non ut verbum hóminum, sed, sicut est vere, verbum Dei

Evangelio

Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la "gehenna"
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 9, 41-50)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la "gehenna", al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la "gehenna".
Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la "gehenna", donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 7ª semana • Año impar

Primera Lectura

Un amigo fiel no tiene precio
Lectura del libro del Eclesiástico (Si 6, 5-17)
Una palabra amable multiplica los amigos y aleja a los enemigos, y la lengua afable multiplica los saludos. Sean muchos los que estén en paz contigo, pero tus confidentes, solo uno entre mil. Si haces un amigo, ponlo a prueba, y no tengas prisa en confiarte a él. Porque hay amigos de ocasión, que no resisten en el día de la desgracia. Hay amigos que se convierten en enemigo, y te avergüenzan descubriendo tus litigios. Hay amigos que comparten tu mesa y no resisten en el día de la desgracia. Cuando las cosas van bien, es como otro tú, e incluso habla libremente con tus familiares. Pero si eres humillado, se pone contra ti y se esconde de tu presencia.
Apártate de tus enemigos y sé cauto incluso con tus amigos. Un amigo fiel es un refugio seguro, y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio y su valor es incalculable.
Un amigo fiel es medicina de vida, y los que temen al Señor lo encontrarán. El que teme al Señor afianza su amistad, porque, según sea él, así será su amigo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 119, 12 y 16.18 y 27.34 y 35
R/. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptorum tuórum

Bendito eres, Señor,
enséñame tus decretos

Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptorum tuórum

Tus decretos son mi delicia,
no olvidaré tus palabras.

Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptorum tuórum

Ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu ley.

Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptorum tuórum

Instrúyeme en el camino de tus mandatos,
y meditaré tus maravillas.

Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptorum tuórum

Enséñame a cumplir tu ley
y a guardarla de todo corazón.

Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptorum tuórum

Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo

Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptorum tuórum

Aclamación antes del Evangelio

Jn 17, 17
Tu palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad.
Sermo tuus, Dómine, veritas est; sanctifica nos in veritate

Evangelio

Lo que Dios ha unido, que no lo separe hombre
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 10, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba.
Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba:
«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».
El les replico:
«¿Qué os ha mandado Moisés?».
Contestaron:
«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo:
«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo:
«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 7ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dios hizo al hombre a su propia imagen
Lectura del libro del Eclesiástico (Si 17, 1-15)
El Señor creó al ser humano de la tierra, y a ella lo hará volver de nuevo.
Concedió a los humanos días contados y un tiempo fijo, y les dio autoridad sobre cuánto hay en la tierra.
Los revistió de una fuerza como la suya y los hizo a su propia imagen.
Hizo que todo ser viviente los temiese, para que dominaran sobre fieras y aves.
Discernimiento, lengua y ojos, oídos y corazón les dio para pensar.
Los llenó de ciencia y entendimiento, y les enseñó el bien y el mal.
Puso su mirada en sus corazones, para mostrarles la grandeza de sus obras, y les concedió gloriarse por siempre de sus maravillas. Por eso alabarán su santo nombre, para contar la grandeza de sus obras.
Puso delante de ellos la ciencia, y les dejó en herencia una ley de vida.
Estableció con ellos una alianza eterna, y les enseñó sus decretos. Sus ojos vieron la grandeza de su gloria y sus oídos oyeron su voz gloriosa.
Les dijo: «Guardaos de toda iniquidad», y les dio a cada uno preceptos acerca del prójimo. La conducta humana está siempre ante Dios, no puede ocultarse a sus ojos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 103, 13-14.15-16.17-18a
R/. La misericordia del Señor dura por siempre, para aquellos que lo temen.
Misericordia Domini ab aeterno super timentes eum

Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.

La misericordia del Señor dura por siempre, para aquellos que lo temen
Misericordia Domini ab aeterno super timentes eum

Los días del hombre duran lo que la hierba,
florecen como flor del campo,
que el viento la roza, y ya no existe,
su terreno no volverá a verla.

La misericordia del Señor dura por siempre, para aquellos que lo temen
Misericordia Domini ab aeterno super timentes eum

Pero la misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza.

La misericordia del Señor dura por siempre, para aquellos que lo temen.
Misericordia Domini ab aeterno super timentes eum

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti

Evangelio

Quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 10, 13-16)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».
Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  8º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 8ª semana • Año impar

Primera Lectura

Vuélvete al Altísimo y reconoce los juicios de Dios
Lectura del libro del Eclesiástico (Si 17, 24-29)
A los que se arrepienten Dios les permite volver, y consuela a los que han perdido la esperanza, y los hace partícipes de la suerte de los justos. Retorna al Señor y abandona el pecado, reza ante su rostro y elimina los obstáculos.
Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia y detesta con toda el alma la abominación.
Reconoce los justos juicios de Dios, permanece en la suerte que te ha asignado y en la oración al Dios altísimo.
En el abismo ¿quién alabará al Altísimo como lo hacen los vivos y quienes le dan gracias? Para el muerto, como quien no existe, desaparece la alabanza, solo el que está vivo y sano alaba al Señor.
¡Qué grande es la misericordia del Señor y su perdón para los que retornan a él!
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 32, 1-2.5.6.7
R/. Alegraos, justos, y gozad en el Señor.
Laetamini in Dómino et exultate, iusti

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito
y en cuyo espíritu no hay engaño.

Alegraos, justos, y gozad en el Señor.
Laetamini in Dómino et exultate, iusti

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Alegraos, justos, y gozad en el Señor.
Laetamini in Dómino et exultate, iusti

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará

Alegraos, justos, y gozad en el Señor.
Laetamini in Dómino et exultate, iusti

Tú eres mi refugio,
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.

Alegraos, justos, y gozad en el Señor.
Laetamini in Dómino et exultate, iusti

Aclamación antes del Evangelio

2Co 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza.
Iesus Christus egenus factus est, cum esset dives, ut illíus inopia vos divites essetis

Evangelio

Vende lo que tienes y sígueme
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 10, 17-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:
«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». Jesús le contestó:
«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».
Él replicó:
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud». Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:
«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme». A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
«¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».
Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:
«Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».
Ellos se espantaron y comentaban:
«Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 8ª semana • Año impar

Primera Lectura

Quien guarda los mandamientos ofrece sacrificios de comunión
Lectura del libro del Eclesiástico (Si 35, 1-12)
Quien observa la ley multiplica las ofrendas, quien guarda los mandamientos ofrece sacrificios de comunión.
Quien devuelve un favor hace una ofrenda de flor de harina, quien da limosna ofrece sacrificios de alabanza.
Apartarse del mal es complacer al Señor, un sacrificio de expiación es apartarse de la injusticia.
No te presentes ante el Señor con las manos vacías, pues esto es lo que prescriben los mandamientos.
La ofrenda del justo enriquece el altar, su perfume sube hasta el Altísimo.
El sacrificio del justo es aceptable, su memorial no se olvidará.
Glorifica al Señor con generosidad, y no escatimes las primicias de tus manos.
Cuando hagas tus ofrendas, pon cara alegre y paga los diezmos de buena gana.
Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con generosidad, según tus posibilidades.
Porque el Señor sabe recompensar y te devolverá siete veces más.
No trates de sobornar al Señor, porque no lo aceptará; no te apoyes en sacrificio injusto.
Porque el Señor es juez, y para él no cuenta el prestigio de las personas.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 50, 5-6.7-8.14 y 23
R/. Al que sigue buen camino, le haré ver la salvación de Dios.
Qui inmaculatus est in via, ostendam illi salutare Dei

Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar

Al que sigue buen camino, le haré ver la salvación de Dios.
Qui inmaculatus est in via, ostendam illi salutare Dei

Escucha, pueblo mío, voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
-yo soy Dios, tu Dios-.
No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí

Al que sigue buen camino, le haré ver la salvación de Dios.
Qui inmaculatus est in via, ostendam illi salutare Dei

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo.
El que me ofrece acción de gracias, ese me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios

Al que sigue buen camino, le haré ver la salvación de Dios.
Qui inmaculatus est in via, ostendam illi salutare Dei

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 10, 28-31)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones- y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 8ª semana • Año impar

Primera Lectura

Que sepan las naciones que no hay otro Dios fuera de ti
Lectura del libro del Eclesiástico (Si 36, 1-2a.5-6.13-19)
Ten piedad de nosotros, sálvanos, Dios del universo, y muéstranos la luz de tu misericordia; infunde tu terror a todas las naciones. Para que sepan, como nosotros lo sabemos, que no hay Dios fuera de ti..
Renueva los prodigios, repite los portentos. Reúne a todas las tribus de Jacob y dales su heredad como antiguamente..
Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre, de Israel, a quien nombraste tu primogénito; ten compasión de tu ciudad santa, de Jerusalén, lugar de tu reposo..
Llena a Sión de tu majestad, y al templo, de tu gloria..
Da una prueba de tus obras antiguas, cumple las profecías por el honor de tu nombre, recompensa a los que esperan en ti, y saca veraces a tus profetas, escucha la súplica de tus siervos, por amor a tu pueblo, y guíanos por la vía de la justicia, y reconozcan los confines del orbe que tú eres Dios eterno.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 79
R/. Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia.
Ostende nobis, Dómine, lucem miserationum tuarum

No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados.

R/. Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia.
Ostende nobis, Dómine, lucem miserationum tuarum

Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre.

R/. Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia.
Ostende nobis, Dómine, lucem miserationum tuarum

Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte.

R/. Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia.
Ostende nobis, Dómine, lucem miserationum tuarum

Nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
cantaremos tus alabanzas de generación en generación.

R/. Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia.
Ostende nobis, Dómine, lucem miserationum tuarum

Aclamación antes del Evangelio

Mc 10, 45
El Hijo del hombre ha venido a servir y dar su vida en rescate por muchos.
Filius hominis venit ut ministraret, et dare animan suam redemptionem pro multis

Evangelio

Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 10, 32-45)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los discípulos estaban subiendo por el camino hacia Jerusalén y Jesús iba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que lo seguían tenían miedo. Él tomó aparte otra vez a los Doce y empezó a decirles lo que le iba a suceder:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará».
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
«Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir». Les preguntó:
«¿Qué queréis que haga por vosotros?».
Contestaron:
«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».
Contestaron:
«Podemos».
Jesús les dijo:
«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, llamándolos, les dijo:
«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 8ª semana • Año impar

Primera Lectura

De la gloria del Señor está llena su obra
Lectura del libro del Eclesiástico (Si 42, 15-26)
Voy a recordar las obras del Señor, voy a contar lo que he visto.
Por la palabra del Señor fueron hechas sus obras, y la creación está sometida a su voluntad.
El sol radiante todo lo contempla, de la gloria del Señor está llena su obra.
Ni siquiera los santos del Señor son capaces de contar todas las maravillas que el Señor omnipotente ha establecido firmemente, para que el universo subsista ante su gloria.
Él sondea el abismo y el corazón, y penetra todos sus secretos.
Pues el Altísimo conoce toda la ciencia y escruta las señales de los tiempos.
Anuncia lo pasado y lo futuro, y descubre las huellas de las cosas ocultas. No se le escapa ningún pensamiento, ni una palabra se le oculta.
Puso en orden las grandezas de su sabiduría, porque él existe desde siempre y por siempre; nada se le puede añadir ni quitar, y no necesita de consejero alguno.
¡Qué deseables son todas sus obras! Y lo que contemplamos es apenas un destello. Todas viven y permanecen eternamente, y lo obedecen en cualquier circunstancia.
Todas las cosas son de dos en dos, una frente a otra, no ha creado nada imperfecto.
Una cosa confirma la excelencia de otra, ¿quién puede cansarse de contemplar su gloria?
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 33
R/. La palabra del Señor hizo el cielo.
Verbo Dómini caeli facti sunt

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadie un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones.

La palabra del Señor hizo el cielo.
Verbo Dómini caeli facti sunt

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo.
Verbo Dómini caeli facti sunt

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano.

La palabra del Señor hizo el cielo.
Verbo Dómini caeli facti sunt

Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo, y existió;
él lo mandó y todo fue creado

La palabra del Señor hizo el cielo.
Verbo Dómini caeli facti sunt

Aclamación antes del Evangelio

Jn 8, 12 b
Yo soy la luz del mundo –dice el Señor–; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Ego sum lux mundi, dicit Dóminus; qui sequitur me habebit lumen vitae

Evangelio

"Rabbuní" haz que recobre la vista
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 10, 46-52)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
«Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí».
Muchos lo increpaban para que se callara. Pero él gritaba más:
«Hijo de David, ten compasión de mí».
Jesús se detuvo y dijo:
«Llamadlo».
Llamaron al ciego, diciéndole:
«Ánimo, levántate, que te llama».
Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo:
«¿Qué quieres que te haga?».
El ciego le contestó:
«"Rabbuní", que recobre la vista».
Jesús le dijo:
«Anda, tu fe te ha salvado».
Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 8ª semana • Año impar

Primera Lectura

Nuestros padres fueron hombres de bien y su nombre vive por generaciones
Lectura del libro del Eclesiástico (Si 44, 1.9-13)
Hagamos el elogio de los hombres ilustres, de nuestros padres según sus generaciones.
Otros no dejaron memoria, desaparecieron como si no hubieran existido, pasaron como si nunca hubieran sido, igual que sus hijos después de ellos.
Pero hubo también hombres de bien, cuyos méritos no han quedado en el olvido.
En sus descendientes se conserva una rica herencia, su posteridad.
Sus descendientes han sido fieles a la alianza, y, gracias a ellos, también sus hijos.
Su descendencia permanece por siempre, y su gloria no se borrará.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 149
R/. El Señor ama a su pueblo.
Beneplacitum est Dómino in populo suo

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sion por su Rey

El Señor ama a su pueblo.
Beneplacitum est Dómino in populo suo

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

El Señor ama a su pueblo.
Beneplacitum est Dómino in populo suo

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles.

El Señor ama a su pueblo.
Beneplacitum est Dómino in populo suo

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 16
Yo os he elegido del mundo –dice el Señor– para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
Ego elegi vos de mundo, ut eatis et fructum afferatis, et fructus vester maneat, dicit Dóminus

Evangelio

Mi casa será casa de oración para todos los pueblos. Tened fe en Dios
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 11, 11-25)
Gloria a ti, Señor.
Después que el gentío lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, en el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, salió hacia Betania con los Doce.
Al día siguiente, cuando salían de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas, y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo:
«Nunca jamás coma nadie frutos de ti»,
Los discípulos lo oyeron.
Llegaron a Jerusalén y, entrando en el templo, se puso a echar a los que vendían y compraban en el templo, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.
Y los instruía diciendo:
«¿No está escrito: "Mi casa será casa de oración para todos los pueblos"? Vosotros en cambio la habéis convertido en cueva de bandidos».
Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo admiraba su enseñanza, buscaban una manera de acabar con él.
Cuando atardeció, salieron de la ciudad.
A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús:
«Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado».
Jesús contestó:
«Tened fe en Dios. En verdad os digo que si uno dice a este monte: "Quítate y arrójate al mar", y no duda en su corazón, sino que cree en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que os lo han concedido y lo obtendréis.
Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 8ª semana • Año impar

Primera Lectura

Daré gloria a quien me ha dado la sabiduría
Lectura del libro del Eclesiástico (Si 51, 17-27)
Te daré gracias y te alabaré, bendeciré el nombre del Señor.
Desde joven, antes de viajar por el mundo, busqué sinceramente la sabiduría en la oración. A la puerta del templo la pedí, y la busqué hasta el último día.
Cuando floreció como racimo maduro, mi corazón se alegró.
Entonces mi pie avanzó por el camino recto, desde mi juventud seguí sus huellas.
Incliné un poco mi oído y la recibí, y me encontré con una gran enseñanza.
Gracias a ella he progresado mucho, daré gloria a quien me ha dado la sabiduría.
Pues he decidido ponerla en práctica, me he dedicado al bien y no quedaré defraudado. He luchado para obtenerla, he sido diligente en practicar la ley, he tendido mis manos hacia el cielo, lamentado lo que ignoraba de ella.
Hacia ella he orientado mi vida y en la pureza la he encontrado.
Desde el principio me dediqué a ella, por eso no quedaré defraudado.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 19
R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustitiae Dómini rectae, laetificantes corda

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustitiae Dómini rectae, laetificantes corda

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustitiae Dómini rectae, laetificantes corda

El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustitiae Dómini rectae, laetificantes corda

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustitiae Dómini rectae, laetificantes corda

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 5
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos –dice el Señor–; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.
Ego sum vitis, vos pálmites, dicit Dóminus; qui manet in me, et ego in eo, hic fert fructum multum.

Evangelio

¿Con qué autoridad haces esto?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 11, 27-33)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras este paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos,
y le decían:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad para hacer esto?».
Jesús les replicó:
«Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿era del cielo o de los hombres? Contestadme».
Se pusieron a deliberar:
«Sí decimos que es del cielo, dirá: "¿Y por qué no le habéis creído? ¿Pero cómo vamos a decir que es de los hombres?».
(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta).
Y respondieron a Jesús:
«No sabemos».
Jesús les replicó:
«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  9º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 9ª semana • Año impar

Primera Lectura

Tobit practicaba la verdad
Lectura del libro de Tobías (Tb 1, 1a.2; 2, 1-9)
Yo, Tobit, he practicado la verdad y la justicia toda mi vida; he dado muchas limosnas a mis parientes y compatriotas que vinieron cautivos conmigo a Nínive, la tierra de los asirios. En nuestra santa fiesta de Pentecostés, es decir, la fiesta de las Semanas, me prepararon un banquete, y me senté dispuesto a comer. Me prepararon la mesa y vi suculentos manjares. Entonces dije a mi hijo Tobías:
«Hijo, sal y si, entre nuestros hermanos deportados en Nínive, encuentras algún pobre que se acuerde de Dios con todo corazón, tráelo para que coma con nosotros. Hijo mío, esperaré hasta que vuelvas».
Tobías salió en busca de algún pobre de nuestro pueblo, pero al regreso me dijo:
«¡Padre!».
Respondí:
«Aquí estoy, hijo mío».
Él contestó:
«Padre, han asesinado a uno de los nuestros y su cuerpo yace en la plaza del mercado. Acaba de ser estrangulado». Me levanté sin haber probado la comida, tomé el cadáver de la plaza y lo dejé en un cobertizo para enterrarlo cuando se pusiera el sol. Entré de nuevo, me lavé y comí con amargura, recordando las palabras del profeta Amós contra Betel:
«Vuestras fiestas se convertirán en luto y todos vuestros cantos en lamentaciones».
No pude reprimir las lágrimas.
Cuando se puso el sol, fui a cavar una fosa y enterré el cadáver.
Los vecinos se burlaban de mí diciendo:
«Este no escarmienta. Tuvo que escapar cuando lo buscaban para matarlo por enterrar muertos y vuelve a la tarea».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 112
R/. Dichoso quien teme al Señor.
Beatus vir qui timet Dóminum

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

Dichoso quien teme al Señor.
Beatus vir qui timet Dóminum

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura por siempre.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso quien teme al Señor.
Beatus vir qui timet Dóminum

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo.

Dichoso quien teme al Señor.
Beatus vir qui timet Dóminum

Aclamación antes del Evangelio

Ap 1, 5
Jesucristo, eres el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos; nos amaste y nos has librado de nuestros pecados con tu sangre.
Iesu Christe, testis es fidelis, primogenitus mortuorum: dilexisti nos, et lavasti peccata nostra in sanguine tuo.

Evangelio

Agarrando al hijo amado, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 12, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos:
«Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo azotaron y lo despidieron con las manos vacías. Les envió de nuevo otro criado; a este lo descalabraron e insultaron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos, a los que azotaron o los mataron.
Le quedaba uno, su hijo amado. Y lo envió el último, pensando:
"Respetarán a mi hijo".
Pero los labradores se dijeron:
"Este es el heredero. Venga, lo matamos y será nuestra la herencia".
Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, hará perecer a los labradores y arrendará la viña a otros.
¿No habéis leído aquel texto de la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?"».
Intentaron echarle mano, porque comprendieron que había dicho la parábola por ellos; pero temieron a la gente y, dejándolo allí, se marcharon.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 9ª semana • Año impar

Primera Lectura

Lectura del libro de Tobías.
Lectura del libro de Tobías (Tb 2, 9-14)
Yo, Tobit, en la noche de Pentecostés, después de enterrar el cadáver, salí al patio y me recosté en la tapia, con la cara descubierta porque hacía calor. No había advertido que sobre la tapia, encima de mí, había gorriones. Sus excrementos aún calientes me cayeron sobre los ojos y me produjeron unas manchas blanquecinas.
Acudí a los médicos para que me curasen; pero cuantos más remedios me aplicaban, más vista perdía a causa de las manchas; hasta que terminé totalmente ciego. Cuatro años permanecí sin ver. Todos mis parientes se mostraron afligidos. Ajicar me cuidó durante dos años, hasta que marchó a Elimaida.
En tal situación, para obtener algún dinero, mi mujer, Ana, tuvo que trabajar en labores femeninas tejiendo lanas. Los clientes le abonaban el precio a la entrega del trabajo. Un día, el siete de marzo, terminó una pieza de tela y la entregó a los clientes. Estos, además de darle toda la paga, le regalaron un cabrito. Cuando ella entró en casa, el cabrito se puso a balar.
Yo entonces llamé a mi mujer y le pregunté:
«¿De dónde ha salido ese cabrito? » ¿No será robado? Devuélvelo a su dueño. No podemos comer cosas robadas».
Ella me aseguró:
«Es un regalo que me han hecho además de pagarme».
No la creí y, avergonzado por su comportamiento, insistí en que lo devolviera a su dueño. Entonces ella me replicó:
«¿Donde están tus limosnas y buenas obras?»Ya ves de qué te han servido».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 112
R/. El corazón del justo está firme en el Señor.
Paratum cor iusti, sperans in Dómino

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

El corazón del justo está firme en el Señor.
Paratum cor iusti, sperans in Dómino

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

El corazón del justo está firme en el Señor.
Paratum cor iusti, sperans in Dómino

Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad.

El corazón del justo está firme en el Señor.
Paratum cor iusti, sperans in Dómino

Aclamación antes del Evangelio

Ef 1, 17-18
El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama
Pater Domini nostri Iesu Christi illuminet oculos cordis nostri, ut sciamus quae sit spes vocationis nostrae.

Evangelio

Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 12, 13-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, enviaron a Jesús algunos de los fariseos y de los herodianos, para cazarlo con una pregunta.
Se acercaron y le dijeron:
«Maestro, sabemos que eres veraz y no te preocupa lo que digan; porque no te fijas en apariencias, sino que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?».
Adivinando su hipocresía, les replicó:
«¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea».
Se lo trajeron. Y él les preguntó:
«¿De quién es esta imagen y esta inscripción?».
Le contestaron:
«Del César».
Jesús les replicó:
«Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».
Y se quedaron admirados.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 9ª semana • Año impar

Primera Lectura

La oración de ambos fue escuchada delante de la gloria de Dios
Lectura del libro de Tobías (Tb 3, 1-11.16-17)
En aquellos días, con el alma llena de tristeza, entre gemidos y sollozos, recité esta plegaria:
«Eres justo, Señor, y justas son tus obras; siempre actúas con misericordia y fidelidad, tú eres juez del universo.
Acuérdate, Señor, de mí y mírame; no me castigues por los pecados y errores que yo y mis padres hemos cometido.
Hemos pecado en tu presencia, hemos transgredido tus mandatos y tú nos has entregado al saqueo, al cautiverio y a la muerte, hasta convertirnos en burla y chismorreo, en irrisión para todas las naciones entre las que nos has dispersado.
Reconozco la justicia de tus juicios cuando me castigas por mis pecados y los de mis padres, porque no hemos obedecido tus mandatos, no hemos sido fieles en tu presencia.
Haz conmigo lo que quieras, manda que me arrebaten la vida, que desaparezca de la faz de la tierra y a la tierra vuelva de nuevo.
Más me vale morir que vivir porque se mofan de mí sin motivo y me invade profunda tristeza. Manda que me libre, Señor, de tanta aflicción, déjame partir a la morada eterna.
Señor, no me retires tu rostro.
Mejor es morir que vivir en tal miseria y escuchar tantos ultrajes».
Sucedió aquel mismo día que Sara, hija de Ragüel, el de Ecbatana, en Media, fue injuriada por una de las criadas de su padre, porque había tenido siete maridos, pero el malvado demonio Asmodeo los había matado antes de consumar el matrimonio, según costumbre. La criada le dijo:
«Eres tú la que matas a tus maridos. Ya te has casado siete veces y no llevas el nombre de ninguno de ellos. ¿Por qué nos castigas por su muerte? ¡Vete con ellos y que nunca veamos hijo ni hija tuyos!».
Entonces Sara, llena de tristeza, subió llorando al piso superior de la casa con el propósito de ahorcarse. Pero, pensándolo mejor, se dijo: «Solo serviría para que recriminen a mi padre. Le dirían que su hija única se ahorcó al sentirse desgraciada. No quiero que mi anciano padre baje a la tumba abrumado de dolor. En vez de ahorcarme, pediré la muerte al Señor para no tener que oír más reproches en mi vida». Entonces extendió las manos hacia la ventana y oró.
En aquel instante, la oración de ambos fue escuchada delante de la gloria de Dios, el cual envió al ángel Rafael para curarlos: a Tobit, para que desaparecieran las manchas blanquecinas de sus ojos y pudiera contemplar la luz de Dios; a Sara, hija de Ragüel, para darla en matrimonio a Tobías, hijo de Tobit, liberándola del malvado demonio Asmodeo. Tobías tenía más derecho a casarse con ella que cuantos la habían pretendido.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 25
R/. A ti, Señor, levanto mi alma.
Ad te, Dómine, levávi ánimam meam.

Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado,
que no triunfen de mí mis enemigos,
pues los que esperan en ti no quedan defraudados,
mientras que el fracaso malogra a los traidores.

A ti, Señor, levanto mi alma.
Ad te, Dómine, levávi ánimam meam.

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.

A ti, Señor, levanto mi alma.
Ad te, Dómine, levávi ánimam meam.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor.

A ti, Señor, levanto mi alma.
Ad te, Dómine, levávi ánimam meam.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.

A ti, Señor, levanto mi alma.
Ad te, Dómine, levávi ánimam meam.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 11, 25.26
Yo soy la resurrección y la vida –dice el Señor–; el que cree en mí no morirá para siempre.
Ego sum resurréctio et vita, dicit dóminus; qui credit in me non moriétur in aetérnum.

Evangelio

No es Dios de muertos, sino de vivos
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 12, 18-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercan a Jesús unos saduceos, los cuales dicen que no hay resurrección, y le preguntan:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero no hijos, que se case con la viuda y dé descendencia a su hermano".
Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer.
Cuando llegue la resurrección y resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella».
Jesús les respondió:
«¿No estáis equivocados, por no entender la Escritura ni el poder de Dios? Pues cuando resuciten, ni los hombres se casarán ni las mujeres serán dadas en matrimonio, serán como ángeles del cielo.
Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: "Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob"? No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 9ª semana • Año impar

Primera Lectura

Ten misericordia de nosotros y haz que lleguemos juntos a la vejez
Lectura del libro de Tobías (Tb 6, 10-11a; 7, 1.9-17; 8, 4-10)
En aquellos días, cuando entraron en Media, ya cerca de Ecbatana, el ángel Rafael, haciéndose pasar por un tal Azarías, dijo al joven:
«Hermano Tobías».
Este respondió: «Dime».
Prosiguió Azarías:
«Pasaremos la noche en casa de Ragüel. Este pariente tuyo tiene una hija llamada Sara.
Cuando entraron en Ecbatana, dijo Tobías:
«Hermano Azarías, condúceme rápido a casa de nuestro pariente Ragüel».
Así lo hizo el ángel. Lo encontraron sentado a la entrada del patio. Al saludo de ambos él respondió:
«Mi más cordial bienvenida. Espero que estéis bien». Los hizo entrar en casa.
Entonces Ragüel sacrificó un carnero y los hospedó con suma cordialidad.
Después de bañarse y lavarse las manos, se sentaron a la mesa. Tobías dijo entonces a Rafael:
«Hermano Azarías, di a Ragüel que me dé por mujer a mi pariente Sara».
Ragüel lo oyó y dijo al joven:
«Come, bebe y disfruta esta noche. Tú eres quien más derecho tiene a casarse con Sara. No podría yo dársela a otro, puesto que tú eres el pariente más próximo. Pero debo decirte la verdad, hijo. Ya se la he dado en matrimonio a siete parientes y todos murieron la noche de la boda. Ahora, hijo, come y bebe, que el Señor se cuidará de vosotros».
Pero Tobías insistió:
«No comeré ni beberé hasta que tomes una decisión sobre lo que te he pedido».
Ragüel respondió:
«De acuerdo. Te la doy por esposa según lo prescrito en la ley de Moisés. Dios ordena que sea tuya. Recíbela. Desde ahora sois marido y mujer. Tuya es desde hoy para siempre. Hijo, que el Señor del cielo os ayude esta noche y os conceda misericordia y paz».
Llamó Ragüel a su hija Sara y, cuando ella estuvo presente, la tomó de la mano y se la entregó a Tobías, diciendo:
«Tómala por mujer según lo previsto y ordenado en la ley de Moisés. Tómala y llévala con bien a la casa de tu padre. Que el Dios del cielo os conserve en paz y prosperidad».
Llamó luego a la madre, mandó traer una hoja de papel y escribió el contrato de matrimonio: Sara era entregada por mujer a Tobías según lo prescrito en la ley de Moisés. Después de esto comenzaron a cenar.
Ragüel se dirigió a Edna, su mujer, y le dijo:
«Querida, prepara la otra habitación para Sara».
Así lo hizo Edna y llevó allí a su hija. No pudo evitar el llanto. Luego, secándose las lágrimas, le dijo:
«¡Ten ánimo, hija! Que el Señor del cielo cambie tu tristeza en alegría. ¡Ten ánimo, hija!».
Y se retiró.
Cuando todos hubieron salido y cerrado la puerta de la habitación, Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara:
«Levántate, mujer. Vamos a rezar pidiendo a nuestro Señor que se apiade de nosotros y nos proteja». Ella se levantó, y comenzaron a suplicar la protección del Señor. Tobías oró así:
«Bendito seas, Dios de nuestros padres, y bendito tu nombre por siempre.
Que por siempre te alaben los cielos y todas tus criaturas.
Tú creaste a Adán y le diste a Eva, su mujer, como ayuda y apoyo.
De ellos nació la estirpe humana.
Tú dijiste: "No es bueno que el hombre esté solo; hagámosle una ayuda semejante a él".
Al casarme ahora con esta mujer, no lo hago por impuro deseo, sino con la mejor intención.
Ten misericordia de nosotros y haz que lleguemos juntos a la vejez».
Los dos dijeron:
«Amén, amén».
Y durmieron toda la noche.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 128
R/. Dichosos los que temen al Señor.
Beati omnes qui timent Dóminum.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

Dichosos los que temen al Señor.
Beati omnes qui timent Dóminum.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.

Dichosos los que temen al Señor.
Beati omnes qui timent Dóminum.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sion,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.

Dichosos los que temen al Señor.
Beati omnes qui timent Dóminum.

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvátor noster Iesus Christus destrúxit mortem, et illuminávit vitam per Evangélium

Evangelio

No hay mandamiento mayor que estos
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 12, 28 b-34)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús:
«El primero es: "Escucha Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser". El segundo es este: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 9ª semana • Año impar

Primera Lectura

Tras el castigo, Dios se ha apiadado, y ahora veo a mi hijo
Lectura del libro de Tobías (Tb 11, 5-17)
En aquellos días, Ana estaba sentada, con la mirada puesta en el camino por donde debía volver su hijo. Cuando lo divisó de lejos, dijo al padre:
«Mira, ahí llega tu hijo con el hombre que lo acompañaba». Rafael dijo a Tobías antes de llegar a su padre:
«Estoy seguro de que tu padre recobrará la vista. Úntale los ojos con la hiel del pez. El remedio hará que las manchas blancas se contraigan y se desprendan. Tu padre recobrará la vista y verá la luz».
Ana acudió corriendo y se abrazó al cuello de su hijo mientras decía: «Ya te he visto, hijo. Ya puedo morir».
Y rompió a llorar.
Tobit se levantó y, tropezando, atravesó la puerta del patio. Tobías corrió hasta él con la hiel del pez en la mano; le sopló en los ojos, lo tomó de la mano y le dijo:
«¡Ánimo, padre!».
Tomó el remedio y se lo aplicó. Luego, con ambas manos, le quitó como unas pielecillas de los ojos. Tobit se echó al cuello de su hijo y gritó entre lágrimas:
«Te veo, hijo, luz de mis ojos». Y añadió:
«Bendito sea Dios y bendito sea su gran nombre; benditos todos sus santos ángeles.
Que su gran nombre nos proteja.
Benditos por siempre todos los ángeles.
Tras el castigo se ha apiadado, y ahora veo a mi hijo Tobías».
Tobías entró en casa lleno de gozo y alabando a Dios con voz potente. Después contó a su padre lo bien que le había ido en el viaje: traía el dinero y se había casado con Sara, la hija de Ragüel. Y agregó:
«Estará a punto de llegar, casi a la puerta de Nínive». Tobit, alegre y alabando a Dios, salió hacia la puerta de la ciudad, al encuentro de su nuera. La gente de Nínive quedaba estupefacta al verlo caminar con paso firme y sin ayuda de nadie. Él proclamaba ante ellos que Dios, en su misericordia, le había devuelto la vista.
Cuando se encontró con Sara, la mujer de su hijo, la bendijo con estas palabras:
¡Bienvenida seas, hija! Bendito sea tu Dios, que te ha traído a nuestra casa. Que él bendiga a tu padre, a mi hijo y a ti, hija mía. Entra en esta tu casa con salud, bendición y alegría. Entra, hija».
Aquel fue un día de fiesta para todos los judíos de Nínive.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 146
R/. Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda anima mea Dóminum

Alaba, alma mía, al Señor
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.

Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda anima mea Dóminum

El Señor, mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.

Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda anima mea Dóminum

El Señor liberta a los cautivos.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos

Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda anima mea Dóminum

El Señor guarda a los peregrinos.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sion, de edad en edad.

Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda anima mea Dóminum

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis diligit me, sermonem meum servabit, dicit Dominus; et Pater meus diliget eum, et ad eum veniemus

Evangelio

¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 12, 35-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó:
«¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice:
"Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies".
Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?». Una muchedumbre numerosa le escuchaba a gusto.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 9ª semana • Año impar

Primera Lectura

Ahora alabad al Señor; yo subo a Dios
Lectura del libro de Tobías (Tb 12, 1.5-15.20)
En aquellos días, Tobit llamó a Tobías y le advirtió:
«Hijo, ocúpate de pagar al hombre que te ha acompañado. Añade algo a la paga convenida».
Así pues, Tobías lo llamó y le dijo:
«Recibe como paga la mitad de todo lo que has traído y vete en paz».
Entonces Rafael tomó aparte a los dos y les dijo:
«Alabad a Dios y dadle gracias ante todos los vivientes por los beneficios que os ha concedido; así todos cantarán y alabarán su nombre. Proclamad a todo el mundo las gloriosas acciones de Dios y no descuidéis darle gracias. Es bueno guardar el secreto del rey, pero las gloriosas acciones de Dios hay que manifestarlas en público. Practicad el bien, y no os atrapará el mal. Más vale la oración sincera y la limosna hecha con rectitud que la riqueza lograda con injusticia. Más vale dar limosna que amontonar oro. La limosna libra de la muerte y purifica del pecado. Los que dan limosna vivirán largos años, mientras que los pecadores y malhechores atentan contra su propia vida.
Os voy a decir toda la verdad, sin ocultaros nada. Os he dicho que es bueno guardar el secreto del rey y manifestar en público las gloriosas acciones de Dios. Pues bien, cuando tú y Sara orabais, era yo quien presentaba el memorial de vuestras oraciones ante la gloria del Señor, y lo mismo cuando enterrabas a los muertos. El día en que te levantaste enseguida de la mesa, sin comer, para dar sepultura a un cadáver, Dios me había enviado para someterte a prueba. También ahora me ha enviado Dios para curaros a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio del Señor y tienen acceso a la gloria de su presencia. Ahora pues, alabad al Señor en la tierra, dadle gracias. Yo subo al que me ha enviado. Poned por escrito todo lo que os ha sucedido». El ángel se elevó.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Tobías 13
R/. Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Benedictus Deus vivens in aevum.

Él azota y se compadece;
hunde hasta el abismo y saca de él
y no hay quien escape de su mano.

Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Benedictus Deus vivens in aevum.

Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena.
Bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos.

Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Benedictus Deus vivens in aevum.

Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador.

Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Benedictus Deus vivens in aevum.

Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión.

Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Benedictus Deus vivens in aevum.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 3
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beati pauperes spiritu, quoniam ipsorum est regnum caelorum

Evangelio

Esta viuda pobre ha echado más que nadie
Lectura del santo Evangelio según san Marcos. (Mc 12, 38-44)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús, instruyendo al gentío, les decía:
«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa».
Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas, es decir, un cuadrante.
Llamando a sus discípulos, les dijo:
«En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  10º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 10ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dios nos consuela hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en la lucha
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2Co 1, 1-7)
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y Timoteo, el hermano, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que residen en Acaya: gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. ¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios! Porque lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo.
De hecho, si pasamos tribulaciones, es para vuestro consuelo y salvación; si somos consolados, es para vuestro consuelo, que os da la capacidad de aguantar los mismos sufrimientos que padecemos nosotros.
Nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que si compartís los sufrimientos, también compartiréis el consuelo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 34
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Gustáte et vidéte quóniam suávis est Dóminus.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.

Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Gustáte et vidéte quóniam suávis est Dóminus.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.

Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Gustáte et vidéte quóniam suávis est Dóminus.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.

Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Gustáte et vidéte quóniam suávis est Dóminus.

El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen y los protege.
Gustad y ved qué bueno
es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.

Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Gustáte et vidéte quóniam suávis est Dóminus.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 12 a
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
Gaudéte et exsultáte, quóniam merces vestra copiósa est in caelis.

Evangelio

Bienaventurados los pobres en el espíritu
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 10ª semana • Año impar

Primera Lectura

Jesús no fue sí y no, sino que en él solo hubo sí
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2Co 1, 18-22)
Hermanos:
¡Dios me es testigo! La palabra que os dirigimos no es sí y no.
Pues el Hijo de Dios, Jesucristo, que fue anunciado entre vosotros por mí, por Silvano y por Timoteo, no fue sí y no, sino que en él solo hubo sí. Pues todas las promesas de Dios han alcanzado su sí en él. Así, por medio de él, decimos nuestro "Amén" a Dios, para gloria suya a través de nosotros.
Es Dios quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros; y además nos ungió, nos selló y ha puesto su Espíritu como prenda en nuestros corazones.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 119
R/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Fáciem tuam, Dómine, illúmina super servum tuum.

Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma.
La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes.

Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Fáciem tuam, Dómine, illúmina super servum tuum.

Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos.
Vuélvete a mí y ten misericordia,
como es tu norma con los que aman tu nombre.

Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Fáciem tuam, Dómine, illúmina super servum tuum.

Asegura mis pasos con tu promesa,
que ninguna maldad me domine.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus decretos.

Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Fáciem tuam, Dómine, illúmina super servum tuum.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 16
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre.
Sic luceat lux vestra coram hominibus, ut videant opera vestra bona et glorificent Patrem vestrum

Evangelio

Vosotros sois la luz del mundo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 13-16)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 10ª semana • Año impar

Primera Lectura

Para ser ministros de una alianza nueva: no de la letra, sino del Espíritu
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2Co 3, 4-11)
Hermanos:
Esta confianza la tenemos ante Dios por Cristo; no es que por nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos nada como realización nuestra; nuestra capacidad nos viene de Dios el cual nos capacitó para ser ministros de una alianza nueva: no de la letra, sino del Espíritu; pues la letra mata, mientras que el Espíritu da vida.
Pues si el ministerio de la muerte, grabado en letras sobre piedra se realizó con tanta gloria que los hijos de Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moisés, por el resplandor de su cara, pese a ser un resplandor pasajero, ¡cuánto más glorioso no será el ministerio del Espíritu! Pues si el ministerio de la condena era glorioso, ¿no será mucho más glorioso el ministerio de la justicia? Más todavía, en este aspecto, lo que era glorioso ya no lo es, comparado con esta gloria sobreeminente Y si lo que era pasajero tuvo su gloria, ¡cuánto más glorioso no será lo que permanece!
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 99, 5.6.7.8.9
R/. Santo eres, Señor, Dios nuestro.
Sanctus es, Dómine Deus noster.

Ensalzad al Señor, Dios nuestro
postraos ante el estrado de sus pies
¡él es santo!

Santo eres, Señor, Dios nuestro.
Sanctus es, Dómine Deus noster.

Moisés y Arón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre
invocaban al señor, y él les respondía

Santo eres, Señor, Dios nuestro.
Sanctus es, Dómine Deus noster.

Dios les ha hablaba desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos y la ley que les dio

Santo eres, Señor, Dios nuestro.
Sanctus es, Dómine Deus noster.

Señor, Dios nuestro, tú les respondías,
tú eras para ellos un Dios de perdón,
un dios que castiga las maldades

Santo eres, Señor, Dios nuestro.
Sanctus es, Dómine Deus noster.

Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante su monte santo :
¡Santo es el señor, nuestro Dios!

Santo eres, Señor, Dios nuestro.
Sanctus es, Dómine Deus noster.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 24 (Sal 25)
Dios mío, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad.
Semitas tuas, Deus meus, edoce me, dirige me in veritate tua

Evangelio

No he venido a abolir, sino a dar plenitud
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 17-19)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 10ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dios ha brillado en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2Co 3, 15-18; 4, 1.3-6)
Hermanos:
Hasta hoy, cada vez que se lee a Moisés, cae un velo sobre los corazones de los hijos de Israel; "pero cuando se conviertan al Señor, se quitará el velo".
Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad. Más todos nosotros, con la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente, por la acción del Espíritu del Señor.
Por esto, encargados de este ministerio por la misericordia obtenida, no nos acobardamos.
Y si nuestro Evangelio está velado, lo está entre los que se pierden, los incrédulos, cuyas mentes ha obcecado el dios de este mundo para que no vean el resplandor del Evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios.
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús.
Pues el Dios que dijo: «Brille la luz del seno de las tinieblas» ha brillado en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios reflejada en el rostro de Cristo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 85
R/. La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.
Inhabitábit glória Dómini in terra nostra.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».

La gloria del Señor habitará en nuestra tierra. Y habitó la gloria del Señor en nuestra tierra.
Inhabitábit glória Dómini in terra nostra.

La salvación está cerca de los que lo temen, y la gloria habitará en nuestra tierra. La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo.

La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.
Inhabitábit glória Dómini in terra nostra.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino.

La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.
Inhabitábit glória Dómini in terra nostra.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 13, 34
Os doy un mandamiento nuevo –dice el Señor–: que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Mandatum novum do vobis, dicit Dominus, ut diligatis invicem, sicut dilexi vos

Evangelio

Todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 20-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás", y el que mate será reo de juicio.
Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "necio", merece la condena de la "gehenna" del fuego.
Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 10ª semana • Año impar

Primera Lectura

Quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará con vosotros ante él
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2Co 4, 6-15)
Hermanos:
Llevamos el tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros.
Atribulados en todo, mas no aplastados; apurados, mas no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, mas no aniquilados, llevando siempre y en todas partes en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
Pues, mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De este modo, la muerte actúa en nosotros, y la vida en vosotros.
Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará con vosotros ante él.
Pues todo esto es para vuestro bien, a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 116, 10-11.15-16.17-18
R/. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos».

Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo

Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
Tibi, Dómine, sacrificábo hóstiam laudis

Aclamación antes del Evangelio

Flp 2, 15d.16a
Brilláis como lumbreras del mundo, manteniendo firme la palabra de la vida.
Lucétis sicut luminária in mundo, verbum vitae continéntes

Evangelio

Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 27-32)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: "No cometerás adulterio". Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la "gehenna".
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la "gehenna".
Se dijo: "El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio". Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer -no hablo de unión ilegítima- la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 10ª semana • Año impar

Primera Lectura

Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2Co 5, 14-21)
Hermanos:
Nos apremia el amor de Cristo al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.
Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.
De modo que nosotros desde ahora no conocemos a nadie según la carne; si alguna vez conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no lo conocemos así.
Por tanto, si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo.
Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.
Porque Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirles cuenta de sus pecados, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros.
En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 103, 1-2.3-4.8-9.11-12
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que lo temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 118 (Sal 119)
Inclina mi corazón, oh, Dios, a tus preceptos; y dame la gracia de tu ley.
Inclína cor meum, Deus, in testimónia tua; et legem tuam largíre mihi

Evangelio

Yo os digo que no juréis en absoluto
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 33-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus juramentos al Señor".
Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  11º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 11ª semana • Año impar

Primera Lectura

Nos acreditamos como ministros de Dios
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2Co 6, 1-10)
Hermanos:
Como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice:
«En el tiempo favorable te escuché, en el día de la salvación te ayudé».
Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.
Nunca damos a nadie motivo de escándalo, para no poner en ridículo nuestro ministerio; antes bien, nos acreditamos en todo como ministros de Dios con mucha paciencia en tribulaciones, infortunios, apuros; en golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, ciencia, paciencia y amabilidad; con el Espíritu Santo y con amor sincero; con palabras verdaderas y la fuerza de Dios; con las armas de la justicia, a derecha e izquierda; a través de honra y afrenta, de mala y buena fama; como impostores que dicen la verdad, desconocidos, siendo conocidos de sobra, moribundos que vivimos, sentenciados nunca ajusticiados; como afligidos, pero siempre alegres, como pobres, pero que enriquecen a muchos, como necesitados, pero poseyéndolo todo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 98, 1.2-3ab.3cd-4
R/. El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dóminus salutáre suum

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 118 (Sal 119)
Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.
Lucerna pédibus meis verbum tuum, et lumen sémitis meis

Evangelio

Yo os digo que no hagáis frente al que os agravia
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 38-42)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia.
Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 11ª semana • Año impar

Primera Lectura

Cristo, siendo rico, se hizo pobre por vosotros
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2Co 8, 1-9)
Os informamos, hermanos, de la gracia que Dios ha concedido a las iglesias de Macedonia: en las pruebas y tribulaciones ha crecido su alegría, y su pobreza extrema se ha desbordado en tesoros de generosidad.
Puesto que, según sus posibilidades, os lo aseguro, e incluso por encima de sus posibilidades, con toda espontaneidad nos pedían insistentemente la gracia de poder participar en la colecta en favor de los santos.
Y, superando nuestras expectativas, se entregaron a sí mismos, primero al Señor y además a nosotros, conforme a la voluntad de Dios.
En vista de eso, le pedimos a Tito que concluyera esta obra de caridad entre vosotros, ya que había sido él quien la había comenzado.
Y lo mismo que sobresalís en todo -en fe, en la palabra, en conocimiento, en empeño y en el amor que os hemos comunicado-, sobresalid también en esta obra de caridad.
No os lo digo como un mandato, sino que deseo comprobar, mediante el interés por los demás, la sinceridad de vuestro amor. Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 146, 2.5-6.7.8-9a
R/. Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum

Alaba alma mía al señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.

Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él.

Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.

Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos.

Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum

Aclamación antes del Evangelio

Jn 13, 34
Os doy un mandamiento nuevo –dice el Señor–: que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Mandátum novum do vobis, dicit Dóminus, ut diligátis ínvicem, sicut diléxi vos

Evangelio

Amad a vuestros enemigos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 5, 43-48)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«¿Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo"? Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 11ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dios ama "al que da con alegría"
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2Co 9, 6-11)
Hermanos:
El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará. Cada uno dé como le dicte su corazón: no a disgusto ni a la fuerza, pues Dios ama "al que da con alegría". Y Dios tiene poder para colmaros de toda clase de dones, de modo que, teniendo lo suficiente siempre y en todo, os sobre para toda clase de obras buenas.
Como está escrito:
«Repartió abundantemente a los pobres, su justicia permanece eternamente».
El que proporciona "semilla al que siembra y pan para comer" proporcionará y multiplicará vuestra semilla y aumentará los frutos de vuestra justicia.
Siempre seréis ricos para toda largueza, la cual, por medio de nosotros, suscitará acción de gracias a Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 111, 1-2.3-4.9
R/. Dichoso quien teme al Señor.
Beatus vir qui timet Dóminum

Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

Dichoso quien teme al Señor.
Beatus vir qui timet Dóminum

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura por siempre.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso quien teme al Señor.
Beatus vir qui timet Dóminum

Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad.

Dichoso quien teme al Señor.
Beatus vir qui timet Dóminum

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis díligit me, sermónem meum servábit, dicit Dóminus; et Pater meus díliget eum, et ad eum veniémus

Evangelio

Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 6, 1-6.16-18)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 11ª semana • Año impar

Primera Lectura

Anunciando de balde el Evangelio de Dios para vosotros
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2Co 11, 1-11)
Hermanos:
¡Ojalá me toleraseis algo de locura!; aunque ya sé que me la toleráis.
Tengo celos de vosotros, los celos de Dios, pues os he desposado con un solo marido, para presentaros a Cristo como una virgen casta.
Pero me temo que, lo mismo que la serpiente sedujo a Eva con su astucia, se perviertan vuestras mentes, apartándose de la sinceridad y de la pureza debida a Cristo.
Pues, si se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que os he predicado, u os propone recibir un espíritu diferente del que recibisteis, o aceptar un Evangelio diferente del que aceptasteis, lo toleráis tan tranquilos.
No me creo en nada inferior a esos superapóstoles.
En efecto, aunque en el hablar soy inculto, no lo soy en el saber; que en todo y en presencia de todos os lo hemos demostrado.
¿O hice mal en abajarme para elevaros a vosotros, anunciando de balde el Evangelio de Dios? Para estar a vuestro servicio tuve que despojar a otras comunidades, recibiendo de ellas un subsidio. Mientras estuve con vosotros, no me aproveché de nadie, aunque estuviera necesitado; los hermanos que llegaron de Macedonia atendieron a mi necesidad.
Mí norma fue y seguirá siendo no seros gravoso en nada.
Por la verdad de Cristo que hay en mí: nadie en toda Grecia me quitará esta satisfacción.
¿Por qué? ¿Porque no os quiero? Bien sabe Dios que no es así.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 111, 1-2.3-4.7-8
R/. Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor
Opera mánuum tuárum, Dómine, véritas et iudícium

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.

Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor
Opera mánuum tuárum, Dómine, véritas et iudícium

Esplendor y belleza son su obra,
su justicia dura por siempre.
Ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.

Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor
Opera mánuum tuárum, Dómine, véritas et iudícium

Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.

Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor
Opera mánuum tuárum, Dómine, véritas et iudícium

Aclamación antes del Evangelio

Rm 8, 15
Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «"Abba", Padre»
Accepístis Spíritum adoptiónis filiórum; in eo clamámus: Abba, Pater

Evangelio

Vosotros orad así
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 6, 7-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así:
"Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal".
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 11ª semana • Año impar

Primera Lectura

Aparte todo lo demás, la carga de la preocupación por todas las iglesias
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios(2Co 11, 18.21b-30)
Hermanos:
Puesto que muchos se glorían de títulos humanos, también yo voy a gloriarme.
A lo que alguien se atreva –lo digo disparatando–, también me atrevo yo.
¿Que son hebreos? También yo. ¿Que son israelitas? También yo. ¿Que son descendientes de Abrahán? También yo. ¿Que son siervos de Cristo? Voy a decir un disparate: mucho más yo.
Más en fatigas, más en cárceles; muchísimo más en palizas y, frecuentemente, en peligros de muerte. De los judíos he recibido cinco veces los cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido azotado con varas, una vez he sido lapidado, tres veces he naufragado y pasé una noche y un día en alta mar. Cuántos viajes a pie, con peligros de ríos, peligros de bandoleros, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos, trabajo y agobio, sin dormir muchas veces, con hambre y sed, a menudo sin comer, con frío y sin ropa.
Y aparte todo Lo demás, la carga de cada día: la preocupación por todas las iglesias.
¿Quién enferma sin que yo enferme? ¿Quién tropieza sin que yo me encienda? Si hay que gloriarse, me gloriaré de lo que muestra mi debilidad.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 34
R/. Dios libra a los justos de sus angustias.
Ex ómnibus tribulatiónibus eórum Deus líberat iustos.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.

Dios libra a los justos de sus angustias.
Ex ómnibus tribulatiónibus eórum Deus líberat iustos.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.

Dios libra a los justos de sus angustias.
Ex ómnibus tribulatiónibus eórum Deus líberat iustos.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.

Dios libra a los justos de sus angustias.
Ex ómnibus tribulatiónibus eórum Deus líberat iustos.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 3
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum

Evangelio

Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 6, 19-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban.
Haceos tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 11ª semana • Año impar

Primera Lectura

Muy a gusto me glorío de mis debilidades
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2Co 12, 1-10)
Hermanos:
¿Hay que gloriarse?: sé que no está bien, pero paso a las visiones y revelaciones del Señor.
Yo sé de un hombre en Cristo que hace catorce años -si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe- fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé que ese hombre -si en el cuerpo o sin el cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe- fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables, que un hombre no es capaz de repetir.
De alguien así podría gloriarme; pero, por lo que a mí respecta, solo me gloriaré de mis debilidades.
Aunque, si quisiera gloriarme, no me comportaría como un necio, diría la pura verdad; pero lo dejo, para que nadie me considere superior a lo que ve u oye de mí.
Por la grandeza de las revelaciones, y para que no me engría, se me ha dado una espina en la carne: un emisario de Satanás que me abofetea, para que no me engría. Por ello, tres veces le he pedido al Señor que lo apartase de mí y me ha respondido:
«Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad».
Así que muy a gusto me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo.
Por eso vivo contento en medio de las debilidades, los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 34
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Gustáte et vidéte quóniam suavis est Dominus.

El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.

Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Gustáte et vidéte quóniam suavis est Dominus.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que lo temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.

Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Gustáte et vidéte quóniam suavis est Dominus.

Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor.
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?

Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Gustáte et vidéte quóniam suavis est Dominus.

Aclamación antes del Evangelio

2Co 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza.
Iesus Christus egénus factus est, cum esset dives, ut illíus inópia vos dívites essétis.

Evangelio

No os agobiéis por el mañana
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 6, 24-34)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?
¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  12º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 12ª semana • Año impar

Primera Lectura

Abrán marchó, como le había dicho el Señor
Lectura del libro del Génesis (Gn 12, 1-9)
En aquellos días, el Señor dijo a Abrán:
«Sal de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré.
Haré de ti una gran nación, te bendeciré, haré famoso tu nombre y serás una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan, y en ti serán benditas todas las familias de la tierra».
Abrán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abrán tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán. Abrán llevó consigo a Saray su mujer, a Lot su sobrino, todo lo que había adquirido y todos los esclavos que había ganado en Jarán, y salieron en dirección a Canaán.
Cuando llegaron a la tierra de Canaán, Abrán atravesó el país hasta la región de Siquén, hasta la encina de Moré. En aquel tiempo habitaban allí los cananeos.
El Señor se apareció a Abrán y le dijo:
«A tu descendencia daré esta tierra».
Él construyó allí un altar en honor del Señor que se le había aparecido. Desde allí continuó hacia las montañas, al este de Betel, y plantó allí su tienda, con Betel a poniente y Ay a levante. Construyó allí un altar al Señor e invocó el nombre del Señor. Después Abrán se trasladó por etapas al Negueb.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

del salmo 33
R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Beátus pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi.

Aclamación antes del Evangelio

Hb 4, 12
La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón.
Vivis est sermo Dei, et éfficax, et discrétor cogitatiónum et intentiónum cordis

Evangelio

Sácate primero la viga del ojo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 7, 1-5)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque seréis juzgados como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 12ª semana • Año impar

Primera Lectura

No haya disputas entre nosotros dos, pues somos hermanos
Lectura del libro del Génesis (Gn 13, 2.5-18)
Abrán era muy rico en ganado, plata y oro.
También Lot, que iba con Abrán, poseía ovejas, vacas Y tiendas, de modo que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran inmensas y ya no cabían juntos. Por ello surgieron disputas entre los pastores de Abrán y los de Lot. Además, en aquel tiempo los cananeos y los perizitas habitaban en el país. Abrán dijo a Lot:
«No haya disputas entre nosotros dos, ni entre mis pastores y tus pastores, pues somos hermanos. ¿No tienes delante todo el país? Sepárate de mí: si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha, yo iré a la izquierda». Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de Soar, era de regadío -esto era antes de que el Señor destruyera Sodoma y Gomorra- como el jardín del Señor o como Egipto. Lot se escogió la vega del Jordán y marchó hacia levante; y así se separaron el uno del otro. Abrán habitó en Canaán; Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor. El Señor dijo a Abrán, después que Lot se había separado de él:
«Alza tus ojos y mira desde el lugar en donde estás hacia el norte, el mediodía, el levante y el poniente. Toda la tierra que ves te la daré a ti y a tus descendientes para siempre. Haré a tus descendientes como el polvo de la tierra: el que pueda contar el polvo de la tierra podrá contar a tus descendientes. Levántate, recorre el país a lo largo y a lo ancho, pues te lo voy a dar».
Abrán alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré, en Hebrón, donde construyó un altar al Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 15
R/. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
Dómine, quis habitábit in tabernáculo tuo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
Dómine, quis habitábit in tabernáculo tuo?

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.
El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
Dómine, quis habitábit in tabernáculo tuo?

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
Dómine, quis habitábit in tabernáculo tuo?

Aclamación antes del Evangelio

Jn 8, 12b
Yo soy la luz del mundo –dice el Señor–; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Ego sum lux mundi, dicit Dóminus; qui séquitur me habébit lucem vitae.

Evangelio

Lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo con ellos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 7, 6.12-14)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 12ª semana • Año impar

Primera Lectura

Abrahán creyó a Dios y le fue contado como justicia; y el Señor concertó alianza con él
Lectura del libro del Génesis (Gn 15, 1-12.17-18)
En aquellos días, el Señor dirigió a Abrán, en una visión, la siguiente palabra:
«No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante». Abrán contestó:
«Señor Dios, ¿qué me vas a dar si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?».
Abrán añadió:
«No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará». Pero el Señor le dirigió esta palabra:
«No te heredará ese, sino que uno salido de tus entrañas será tu heredero».
Luego lo sacó afuera y le dijo:
«Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas». Y añadió:
«Así será tu descendencia».
Abrán creyó al Señor y se le contó como justicia. Después le dijo:
«Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos, para darte en posesión esta tierra».
Él replicó:
«Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla?». Respondió el Señor:
«Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón». Él los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres y Abrán los espantaba.
Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.
El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
Aquel día el Señor concertó alianza con Abrán en estos términos:
«A tu descendencia le daré esta tierra, desde el río de Egipto al gran río Éufrates».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 105
R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 4a.5b
Permaneced en mí, y yo en vosotros –dice el Señor–; el que permanece en mí da fruto abundante.
Manéte in me, et ego in vobis, dicit Dóminus: qui manet in me fert fructum multum.

Evangelio

Por sus frutos los conoceréis
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 7, 15-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Así, todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 12ª semana • Año impar

Primera Lectura

Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Agar
Lectura del libro del Génesis (Gn 16, 1-12, 15-16)
Saray maltrató a Agar y ella se escapó.
El ángel del Señor la encontró junto a una fuente en el desierto, la fuente del camino de Sur, y le dijo:
«Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?». Ella respondió:
«Vengo huyendo de Saray mi señora».
El ángel del Señor le dijo:
«Vuelve a tu señora y sométete a su poder».
Y el ángel del Señor añadió:
«Haré tan numerosa tu descendencia, que no se podrá contar». Y el ángel del Señor concluyó:
«Mira, estás encinta, darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. Será un potro salvaje: su mano irá contra todos y la de todos contra él; acampará separado de sus hermanos».
Agar dio un hijo a Abrán, y Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Agar. Abrán tenía ochenta y seis años cuando Agar le engendró a Ismael.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 106
R/. Dad gracias al Señor, porque es bueno.
Confitémini Dómino, quóniam bonus.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar toda su alabanza?

Dad gracias al Señor, porque es bueno.
Confitémini Dómino, quóniam bonus.

Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí
por amor a tu pueblo.

Dad gracias al Señor, porque es bueno.
Confitémini Dómino, quóniam bonus.

Visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad.

Dad gracias al Señor, porque es bueno.
Confitémini Dómino, quóniam bonus.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis dilígit me, sermónem meum servábit, dicit Dóminus; et Pater meus díliget eum, et ad eum veniémus.

Evangelio

La casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 7, 21-29)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Aquel día muchos dirán:
"Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre y en tu nombre hemos echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?".
Entonces yo les declararé:
"Nunca os he conocido. Alejaos de mí, los que obráis la iniquidad".
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como sus escribas.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 12ª semana • Año impar

Primera Lectura

Sea circuncidado todo varón como señal de la alianza. Sara te va a dar un hijo
Lectura de libro del Génesis (Gn 17, 1.9-10.15-22)
Cuando Abrán tenía noventa y nueve años, se le apareció el Señor y le dijo:
«Yo soy Dios todopoderoso, camina en mi presencia y sé perfecto».
El Señor añadió a Abrahán:
«Por tu parte, guarda mi alianza, tú y tus descendientes en sucesivas generaciones. Esta es la alianza que habréis de guardar, una alianza entre yo y vosotros y tus descendientes:
sea circuncidado todo varón entre vosotros».
El Señor dijo a Abrahán:
«Saray, tu mujer, ya no se llamará Saray, sino Sara. La bendeciré y te dará un hijo, a quien también bendeciré. De ella nacerán pueblos y reyes de naciones».
Abrahán cayó rostro en tierra y se sonrió, pensando en su interior:
«¿Un centenario va a tener un hijo y Sara va a dar a luz a los noventa?».
Y Abrahán dijo a Dios:
«Ojalá pueda vivir Ismael en tu presencia».
Dios replicó:
«No, es Sara quien te va a dar un hijo; lo llamarás Isaac; con él estableceré mi alianza y con sus descendientes, una alianza perpetua. En cuanto a Ismael, escucho tu petición: lo bendeciré, lo haré fecundo, lo haré crecer sobremanera, engendrará doce príncipes y lo convertiré en una gran nación Pero mi alianza la concertaré con Isaac, el hijo que te dará Sara, el año que viene por estas fechas».
Cuando el Señor terminó de hablar con Abrahán, se retiró
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 128
R/. Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Ecce sic benedicétur homo, qui timet Dóminum.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Ecce sic benedicétur homo, qui timet Dóminum.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Ecce sic benedicétur homo, qui timet Dóminum.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sion,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Ecce sic benedicétur homo, qui timet Dóminum.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 8, 17
Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.
Ipse infirmitátes nostras accépit, et aegrotatiónes nostras portávit.

Evangelio

Si quieres, puedes limpiarme
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 8, 1-4)
Gloria a ti, Señor.
Al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente. En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo:
«Señor, si quieres, puedes limpiarme».
Extendió la mano y lo tocó diciendo:
«Quiero, queda limpio».
Y enseguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo:
«No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 12ª semana • Año impar

Primera Lectura

¿Hay algo demasiado difícil para el Señor? Cuando vuelva a visitarte, Sara habrá tenido un hijo
Lectura del libro del Génesis (Gn 18, 1-15)
En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, en lo más caluroso del día. Alzó la vista y vio tres hombres frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda, se postró en tierra y dijo:
«Señor mío, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un bocado de pan para que recobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a la casa de vuestro siervo».
Contestaron:
«Bien, haz lo que dices».
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:
«Aprisa, prepara tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz unas tortas».
Abrahán corrió enseguida a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase de inmediato. Tomó también cuajada, leche y el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba bajo el árbol, ellos comían. Después le dijeron:
«¿Dónde está Sara, tu mujer?».
Contestó:
«Aquí, en la tienda» Y uno añadió:
«Cuando yo vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre Sara habrá tenido un hijo».
Sara estaba escuchando detrás de la entrada de la tienda. Abrahán y Sara eran ancianos, de edad muy avanzada, y Sara ya no tenía sus períodos.
Sara se rió para sus adentros, pensando:
«Cuando ya estoy agotada, ¿voy a tener placer, con un marido tan viejo?».
Entonces el Señor dijo a Abrahán:
«Por qué se ha reído Sara, diciendo: "¿De verdad que voy a tener un hijo, yo tan vieja"? ¿Hay algo demasiado difícil para el Señor? Cuando vuelva a visitarte por esta época, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo».
Pero Sara lo negó:
«No me he reído», dijo, pues estaba asustada.
Él replicó:
«No lo niegues, te has reído».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 103
R/. El Señor se acuerda de su misericordia.
Recordátus est Dóminus misericórdiae suae.

El Señor se acuerda de su misericordia.
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
Porque ha mirado la humildad de su esclava.

El Señor se acuerda de su misericordia.
Recordátus est Dóminus misericórdiae suae.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo.

El Señor se acuerda de su misericordia.
Recordátus est Dóminus misericórdiae suae.

Y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
A los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

El Señor se acuerda de su misericordia.
Recordátus est Dóminus misericórdiae suae.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

El Señor se acuerda de su misericordia.
Recordátus est Dóminus misericórdiae suae.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 8, 17 b
Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.
Christus infirmitátes nostras accépit, et aegrotatiónes portávit.

Evangelio

Vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 8, 5-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los hijos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».
Y dijo Jesús al centurión:
«Vete; que te suceda según has creído».
Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a la casa de Pedro, vio a su suegra en cama con fiebre; le tocó su mano y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirle.
Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Él tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  13º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 13ª semana • Año impar

Primera Lectura

¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable?
Lectura del libro del Génesis (Gn 18, 16-33)
Los hombres se levantaron de junto a la encina de Mambré y miraron hacia Sodoma. Abrahán los acompañaba para despedirlos.
El Señor pensó:
«¿Puedo ocultarle a Abrahán lo que voy a hacer? Abrahán se convertirá en un pueblo grande y numeroso, y en él se bendecirán todos los pueblos de la tierra. Lo he escogido para que mande a sus hijos, a su casa y a sus sucesores que guarden el camino del Señor, practicando la justicia y el derecho; y así cumplirá el Señor a Abrahán lo que le ha prometido».
El Señor dijo:
«El clamor contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es grave: voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la queja llegada a mí; y si no, lo sabré».
Los hombres se volvieron de allí y se dirigieron a Sodoma, mientras Abrahán seguía en pie ante el Señor. Abrahán se acercó y le dijo:
«¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable?» Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás el lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de toda la tierra, ¿no hará justicia?». El Señor contestó:
«Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos».
Abrahán respondió:
«¡Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza! Y si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?».
Respondió el Señor:
«No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco». Abrahán insistió:
«Quizá no se encuentren más que cuarenta». Él dijo:
«En atención a los cuarenta, no lo haré».
Abrahán siguió hablando:
«Que no se enfade mi Señor si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?».
Él contestó:
«No lo haré, si encuentro allí treinta».
Insistió Abrahán:
«Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran allí veinte?».
Respondió el Señor:
«En atención a los veinte, no la destruiré».
Abrahán continuó:
«Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más: ¿Y si se encuentran diez?».
Contestó el Señor:
«En atención a los diez, no la destruiré».
Cuando terminó de hablar con Abrahán, el Señor se fue; Y Abrahán volvió a su lugar.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 103
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserator et misericors Dominus

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserator et misericors Dominus

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserator et misericors Dominus

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserator et misericors Dominus

No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que lo temen.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserator et misericors Dominus

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95, 8ab)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hodie, nolite obdurare corda vestra, sed vocem Domini audite.

Evangelio

Sígueme
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 8, 18-22)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla.
Se le acercó un escriba y le dijo:
«Maestro, te seguiré adonde vayas».
Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
Otro, que era de los discípulos, le dijo:
«Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre».
Jesús le replicó:
«Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 13ª semana • Año impar

Primera Lectura

El Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego
Lectura del libro del Génesis (Gn 19, 15-29)
En aquellos días, los ángeles urgieron a Lot:
«Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí, no vayas a perecer por culpa de Sodoma».
Y como no se decidía, los hombres los tomaron de la mano a él, a su mujer y a sus dos hijas, por la misericordia del Señor hacia él, y lo sacaron, poniéndolo fuera de la ciudad y diciéndole:
«Ponte a salvo; por tu vida, no mires atrás ni te detengas en la vega; ponte a salvo en los montes, para no perecer».
Lot les respondió:
«No, Señor mío. Aunque tu siervo ha alcanzado tu favor, pues me has tratado con gran misericordia, salvándome la vida, yo no puedo ponerme a salvo en los montes; la desgracia me alcanzará y moriré. Mira, cerca de aquí hay una ciudad pequeña, donde puedo refugiarme. ¡Permíteme escapar allá! ¿No es acaso muy pequeña? Así yo salvaré la vida». Le contestó:
«Accedo a lo que pides, no arrasaré la ciudad que dices. Aprisa, ponte a salvo allí, pues no puedo hacer nada hasta que llegues allá».
Por eso la ciudad se llama Soar.
Salía el sol sobre la tierra cuando Lot llegó a Soar.
El Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego desde el cielo. Arrasó aquellas ciudades y toda la vega; los habitantes de las ciudades y la vegetación del suelo.
La mujer de Lot miró atrás, y se convirtió en estatua de sal.
Abrahán madrugó y se dirigió al sitio donde había estado delante del Señor. Miró en dirección de Sodoma y Gomorra, toda la extensión de la vega, y vio humo que subía del suelo, como humo de horno.
Cuando Dios destruyó las ciudades de la vega, se acordó de Abrahán y sacó a Lot de la catástrofe, al arrasar las ciudades donde había vivido Lot.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 26
R/. Tengo ante los ojos tu bondad, Señor.
Misericordia tua, Domine, ante oculos meos est.

Escrútame, Señor, ponme a prueba,
sondea mis entrañas y mi corazón,
porque tengo ante los ojos tu bondad,
y camino en tu verdad.

Tengo ante los ojos tu bondad, Señor.
Misericordia tua, Domine, ante oculos meos est.

No arrebates mi alma con los pecadores,
ni mi vida con los sanguinarios,
que en su izquierda llevan infamias,
y su derecha está llena de sobornos.

Tengo ante los ojos tu bondad, Señor.
Misericordia tua, Domine, ante oculos meos est.

Yo, en cambio, camino en la integridad;
sálvame, ten misericordia de mí.
Mi pie se mantiene en el camino llano;
en la asamblea bendeciré al Señor.

Tengo ante los ojos tu bondad, Señor.
Misericordia tua, Domine, ante oculos meos est.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 129 (Sal 130)
Espero en el Señor, espero en su palabra.
Spero in Dominum, spero in verbum eius.

Evangelio

Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 8, 23-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.
En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole:
«¡Señor, sálvanos, que perecemos!».
Él les dice:
«¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?».
Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados:
«¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 13º – impar

Primera Lectura

No va a heredar el hijo de esa criada con mi hijo Isaac
Lectura del libro del Génesis (Gn 21, 5.8-20)
Abrahán tenía cien años cuando le nació su hijo Isaac. El chico creció y lo destetaron. Abrahán dio un gran banquete el día que destetaron a Isaac.
Al ver que el hijo de Agar, la egipcia, y de Abrahán jugaba con Isaac, Sara dijo a Abrahán:
«Expulsa a esa criada y a su hijo, pues no va a heredar el hijo de esa criada con mi hijo Isaac».
Abrahán se llevó un disgusto, pues era hijo suyo. Pero Dios dijo a Abrahán:
«No te aflijas por el muchacho y la criada; haz todo lo que dice Sara, porque será Isaac quien continúe tu descendencia. Pero también al hijo de la criada lo convertiré en un gran pueblo, pues es descendiente tuyo».
Abrahán madrugó, tomó pan y un odre de agua, lo cargó a hombros de Agar y la despidió con el muchacho. Ella marchó y fue vagando por el desierto de Berseba. Cuando se agotó el agua del odre, colocó al niño debajo de unas matas; se apartó y se sentó a solas, a la distancia de un tiro de arco diciendo:
«No puedo ver morir al niño».
Se sentó aparte y, alzando la voz, rompió a llorar. Dios oyó la voz del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo; le dijo:
«¿Qué te pasa, Agar?» No temas, porque Dios ha oído la VOZ del chico, allí donde está. Levántate, toma al niño y agárrale fuerte de la mano, porque haré que sea un pueblo grande».
Dios le abrió los ojos y vio un pozo de agua; ella fue, llenó el odre de agua y dio de beber al muchacho.
Dios estaba con el muchacho, que creció, habitó en el desierto y se hizo un experto arquero.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 34
R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamavit, et Dominus exaudivit eum.

El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen
y los protege.

El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamavit, et Dominus exaudivit eum.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que lo temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.

El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamavit, et Dominus exaudivit eum.

Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor.
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?

El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamavit, et Dominus exaudivit eum.

Aclamación antes del Evangelio

St 1, 18
Por propia iniciativa el Padre nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas.
Voluntarie genuit nos Pater verbo veritatis, ut simus initium aliquod creaturae eius.

Evangelio

¿Has venido aquí a atormentar a los demonios antes de tiempo?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 8, 28-34)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos.
Desde los sepulcros dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino.
Y le dijeron a gritos:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?».
A cierta distancia, una gran piara de cerdos estaba paciendo. Los demonios le rogaron:
«Si nos echas, mándanos a la piara».
Jesús les dijo:
«Id».
Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo al mar y murieron en las aguas.
Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados.
Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 13ª semana • Año impar

Primera Lectura

El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe
Lectura del libro del Génesis (Gn 22, 1-19)
En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán. Le dijo:
«¡Abrahán!».
Él respondió:
«Aquí estoy».
Dios dijo:
«Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré».
Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el holocausto y se encaminó al lugar que le había indicado Dios.
Al tercer día levantó Abrahán los ojos y divisó el sitio desde lejos. Abrahán dijo a sus criados:
«Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros».
Abrahán tomó la leña para el holocausto, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.
Isaac dijo a Abrahán, su padre:
«Padre».
El respondió:
«Aquí estoy, hijo mío».
El muchacho dijo:
«Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el holocausto?». Abrahán contestó:
«Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío». Y siguieron caminando juntos.
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
«¡Abrahán, Abrahán!».
Él contestó:
«Aquí estoy».
El ángel le ordenó:
«No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada.
Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo».
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Abrahán llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «En el monte el Señor es visto».
El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo:
«Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz».
Abrahán volvió al lado de sus criados y juntos se pusieron en camino hacia Berseba, y Abrahán se quedó a vivir en Berseba.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 116
R/. Caminaré en presencia del Señor, en el país de los vivos.
Ambulabo coram Domino in regione vivorum.

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Caminaré en presencia del Señor, en el país de los vivos.
Ambulabo coram Domino in regione vivorum.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida».

Caminaré en presencia del Señor, en el país de los vivos.
Ambulabo coram Domino in regione vivorum.

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Caminaré en presencia del Señor, en el país de los vivos.
Ambulabo coram Domino in regione vivorum.

Arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de los vivos.

Caminaré en presencia del Señor, en el país de los vivos.
Ambulabo coram Domino in regione vivorum.

Aclamación antes del Evangelio

2Co 5, 19
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Deus erat in Christo mundum reconcilians sibi, et posuit in nobis verbum reconciliationis.

Evangelio

La gente alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 9, 1-8)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. En esto le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían,
dijo al paralítico:
«¡Ánimo, hijo!, tus pecados te son perdonados».
Algunos de los escribas se dijeron:
«Este blasfema».
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo:
«¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate y echa a andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados -entonces dice al paralítico-: "Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa"».
Se puso en pie y se fue a su casa.
Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 13ª semana • Año impar

Primera Lectura

Isaac, con el amor de Rebeca, se consoló de la muerte de su madre
Lectura de libro del Génesis (Gn 23, 1-4.19; 24, 1-8.62-67)
Sara vivió ciento veintisiete años. Murió Sara en Quiriat Arbá, o sea Hebrón, en la tierra de Canaán.
Abrahán fue a hacer duelo por Sara y a llorarla.
Después Abrahán dejó a su difunta y habló así a los hititas:
«Yo soy un emigrante, residente entre vosotros. Dadme un sepulcro en propiedad, entre vosotros, para enterrar a mi difunta».
Después Abrahán enterró a Sara, su mujer, en la cueva del campo de Macpela, frente a Mambré, o sea Hebrón, en la tierra de Canaán.
Abrahán era anciano, de edad avanzada, y el Señor había bendecido a Abrahán en todo.
Abrahán dijo al criado más viejo de su casa, que administraba todas las posesiones:
«Pon tu mano bajo mi muslo y júrame por el Señor, Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito, sino que irás a mi tierra nativa a tomar mujer para mi hijo Isaac».
El criado contestó:
«Y si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿tengo que llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?».
Abrahán le replicó:
«De ninguna manera lleves a mi hijo allá. El Señor Dios del cielo, que me sacó de la casa paterna y del país nativo, y que me juró: "A tu descendencia daré esta tierra", enviará su ángel delante de ti, y traerás de allí mujer para mi hijo. Pero si la mujer no quiere venir contigo, quedas libre del juramento. Mas a mi hijo, no lo lleves allá». Después de mucho tiempo, Isaac había vuelto del pozo de Lajay Roi. Por entonces habitaba en la región del Negueb.
Una tarde, salió a pasear por el campo y, alzando la vista, vio acercarse unos camellos.
También Rebeca alzó la vista y, al ver a Isaac, bajó del camello. Ella dijo al criado:
«¿Quién es aquel hombre que viene por el campo en dirección a nosotros?».
Respondió el criado:
«Es mi amo».
Entonces ella tomó el velo y se cubrió.
El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho.
Isaac la condujo a la tienda de su madre Sara, la tomó por esposa y con su amor se consoló de la muerte de su madre.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 106
R/. Dad gracias al Señor, porque es bueno.
Confitemini Domino, quoniam bonus.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar toda su alabanza?

Dad gracias al Señor, porque es bueno.
Confitemini Domino, quoniam bonus.

Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí
por amor a tu pueblo.

Dad gracias al Señor, porque es bueno.
Confitemini Domino, quoniam bonus.

Visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad.

Dad gracias al Señor, porque es bueno.
Confitemini Domino, quoniam bonus.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados –dice el Señor–, y yo os aliviaré.
Venite ad me, omnes qui laboratis et onerati estis, et ego reficiam vos, dicit Dominus

Evangelio

No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 9, 9-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él se levantó y lo siguió.
Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y dijo:
«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "Misericordia quiero y no sacrificio": que no he venido a llamar a justos sino a pecadores».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 13ª semana • Año impar

Primera Lectura

Jacob suplantó a su hermano y le quitó su bendición
Lectura del libro del Génesis (Gn 27, 1-5.15-29)
Cuando Isaac se hizo viejo y perdió la vista, llamó a su hijo mayor:
«Hijo mío».
Le contestó:
«Aquí estoy».
Él le dijo:
«Mira, yo soy viejo y no sé cuándo moriré. Toma tus aparejos, arco y aljaba, y sal al campo a buscarme caza; después me preparas un guiso sabroso, como a mí me gusta, y me lo traes para que lo coma; pues quiero darte mi bendición antes de morir».
Rebeca escuchó la conversación de Isaac con Esaú, su hijo.
Salió Esaú al campo a cazar para su padre.
Rebeca tomó un traje de su hijo mayor Esaú, el mejor que tenía en casa, y vistió con él a Jacob, su hijo menor. Con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lisa del cuello.
Y puso en manos de su hijo Jacob el guiso sabroso que había - preparado y el pan.
El entró en la habitación de su padre y dijo:
«Padre».
Respondió Isaac:
«Aquí estoy; ¿quién eres, hijo mío?».
Contestó Jacob a su padre:
«Soy Esaú, tu primogénito; he hecho lo que me mandaste. Incorpórate, siéntate y come de mi caza; después podrás bendecirme». Isaac dijo a su hijo: «¿Cómo la has podido encontrar tan pronto, hijo mío?». Él respondió:
«El Señor tu Dios me la puso al alcance».
Isaac dijo a Jacob:
«Acércate que te palpe, hijo mío, a ver si eres tú mi hijo Esaú o no».
Se acercó Jacob a su padre Isaac, que lo palpó y le dijo:
«La voz es de Jacob, pero los brazos son de Esaú». Y no lo reconoció porque sus brazos estaban peludos como los de su hermano Esaú.
Así que le bendijo.
Pero insistió:
«¿Eres tú realmente mi hijo Esaú?».
Respondió Jacob:
«Yo soy».
Isaac dijo:
«Sírveme, hijo mío, que coma yo de tu caza; después te bendeciré».
Se la sirvió y él comió. Le trajo vino y bebió. Entonces le dijo su padre Isaac:
«Acércate y bésame, hijo mío».
Se acercó y lo besó. Y, al oler el aroma del traje, le bendijo con estas palabras:
«El aroma de mi hijo es como el aroma de un campo que bendijo el Señor.
Que Dios te conceda el rocío del cielo, la fertilidad de la tierra, abundancia de trigo y de vino.
Que te sirvan los pueblos, y se postren ante ti las naciones. Sé señor de tus hermanos, que ellos se postren ante ti.
Maldito quien te maldiga, bendito quien te bendiga».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 135
R/. Alabad al Señor, porque es bueno.
Laudate Dominum, quia bonus est.

Alabad al Señor porque es bueno.
Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad al Señor, porque es bueno.
Laudate Dominum, quia bonus est.

Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque el Señor se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.

Alabad al Señor, porque es bueno.
Laudate Dominum, quia bonus est.

Yo sé que el Señor es grande,
nuestro Dios más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.

Alabad al Señor, porque es bueno.
Laudate Dominum, quia bonus est.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor– y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam audiunt, dicit Dominus; et ego cognosco eas, et sequuntur me.

Evangelio

¿Es que pueden guardar luto mientras el esposo está con ellos?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 9, 14-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los discípulos de Juan se acercan a Jesús, preguntándole:
«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».
Jesús les dijo:
«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  14º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 14ª semana • Año impar

Primera Lectura

Vio una escalinata apoyada, y ángeles de Dios subían y bajaban, y Dios hablaba
Lectura del libro del Génesis (Gn 28, 10-22)
En aquellos días, Jacob salió de Berseba en dirección a Jarán. Llegó a un determinado lugar y se quedó allí a pernoctar, porque ya se había puesto el sol.
Tomando una piedra de allí mismo, se la colocó por cabezal y se echó a dormir en aquel lugar.
Y tuvo un sueño: una escalinata, apoyada en la tierra, con la cima tocaba el cielo. Ángeles de Dios subían y bajaban por ella. El Señor, que estaba en pie junto a ella, le dijo:
«Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abrahán y el Dios de Isaac. La tierra sobre la que estás acostado la daré a ti y a tu descendencia.
Tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te extenderás a occidente y oriente, a norte y sur; y todas las naciones de la tierra serán benditas por causa tuya y de tu descendencia. Yo estoy contigo; yo te guardaré donde quiera que vayas, te haré volver a esta tierra y no te abandonaré hasta que cumpla lo que he prometido».
Cuando Jacob despertó de su sueño, dijo:
«Realmente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía». Y, sobrecogido, añadió:
«Qué terrible es este lugar: no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo».
Jacob se levantó de madrugada, tomó la piedra que había colocado por cabezal, la erigió como estela y derramó aceite por encima.
Y llamó a aquel lugar Betel, aunque antes la ciudad se llamaba Luz.
Jacob hizo un voto en estos términos:
«Si Dios está conmigo y me guarda en el camino que estoy haciendo, si me da pan para comer y vestidos para cubrirme, si vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios, y esta piedra que he erigido como estela será una casa de Dios; y de todo lo que me des, te daré el diezmo».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 91
R/. Dios mío, confío en ti.
Deus meus, sperábo in te

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti».

Dios mío, confío en ti.
Deus meus, sperábo in te

Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su verdad es escudo y armadura.

Dios mío, confío en ti.
Deus meus, sperábo in te

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre;
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación».

Dios mío, confío en ti.
Deus meus, sperábo in te

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvator noster Iesus Christus destruxit mortem, et illuminavit vitam per Evangelium

Evangelio

Mi hija acaba de morir, pero ven tú y vivirá
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 9, 18-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo:
«Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá».
Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y al verla le dijo:
«¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado».
Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo:
«¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida». Se reían de él.
Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano y ella se levantó.
La noticia se divulgó por toda aquella comarca.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 14ª semana • Año impar

Primera Lectura

Te llamarás Israel, porque has luchado con Dios, y has vencido
Lectura del libro del Génesis (Gn 32, 23-32)
En aquellos días, todavía de noche, se levantó Jacob, tomó a las dos mujeres, las dos criadas y los once hijos, y cruzó el vado de Yaboc. Después de tomarlos y hacerles pasar el torrente, hizo pasar cuanto poseía.
Y Jacob se quedó solo.
Un hombre luchó con él hasta la aurora. Y viendo que no podía a Jacob, le tocó la articulación del muslo y se la dejó tiesa mientras peleaba con él.
El hombre le dijo:
«Suéltame, que llega la aurora».
Jacob respondió:
«No te soltaré hasta que me bendigas».
Él le preguntó:
«¿Cómo te llamas?».
Contestó:
«Jacob».
Le replicó:
«Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido».
Jacob, a su vez, preguntó:
«Dime tu nombre».
Respondió:
«¿Por qué me preguntas mi nombre?».
Y le bendijo. Jacob llamó aquel lugar Penuel, pues se dijo:
«He visto a Dios cara a cara y he quedado vivo».
Cuando atravesaba Penuel, salía el sol y él iba cojeando del muslo. Por eso los hijos de Israel hasta hoy no comen el tendón de la articulación del muslo, porque Jacob fue herido en dicho tendón del muslo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

del salmo 16
R/. Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor.
Ego in iustítia vidébo fáciem tuam, Dómine

Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor.
Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño.

Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor.
Ego in iustítia vidébo fáciem tuam, Dómine

Emane de ti la sentencia,
miren tus ojos la rectitud.
Aunque sondees mi corazón, visitándolo de noche;
aunque me pruebes al fuego,
no encontrarás malicia en mí.

Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor.
Ego in iustítia vidébo fáciem tuam, Dómine

Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.
Muestra las maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de los adversarios
a quien se refugia a tu derecha.

Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor.
Ego in iustítia vidébo fáciem tuam, Dómine

Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.

Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor.
Ego in iustítia vidébo fáciem tuam, Dómine

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 14
Yo soy el Buen Pastor –dice el Señor–, que conozco a mis ovejas, y las mías me conocen.
Ego sum pastor bonus, dicit Dóminus; et cognósco oves meas, et cognóscunt me meae

Evangelio

La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 9, 32-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló. La gente decía admirada:
«Nunca se ha visto en Israel cosa igual».
En cambio, los fariseos decían:
«Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos:
«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 14ª semana • Año impar

Primera Lectura

Estamos pagando el delito contra nuestro hermano
Lectura del libro del Génesis (Gn 41, 55-57; 42, 5-7.17-24a)
En aquellos días, llegó el hambre a todo Egipto y el pueblo reclamaba pan al faraón, y este decía a los egipcios:
«Id a José y haced lo que él os diga».
El hambre se extendió a toda la tierra, y José abrió los graneros y repartió raciones a los egipcios, mientras arreciaba el hambre en Egipto.
De todos los países venían a Egipto a comprarle a José, porque el hambre arreciaba en toda la tierra.
Los hijos de Jacob fueron a Egipto a comprar grano junto con otros grupos, pues había hambre en la tierra de Canaán.
José mandaba en el país y distribuía las raciones a todo el mundo.
Vinieron, pues, los hermanos de José y se postraron ante él, rostro en tierra. Al ver a sus hermanos José los reconoció, pero él no se dio a conocer, sino que les habló duramente.
Y los hizo detener durante tres días.
Al tercer día, José les dijo:
«Yo temo a Dios, por eso haréis lo siguiente, y salvaréis la vida: si sois honrados, uno de vosotros quedará bajo custodia en la casa donde estáis detenidos y los demás irán a llevar el grano a sus familias hambrientas. Después me traeréis a vuestro hermano menor; así probaréis que habéis dicho la verdad y no moriréis».
Ellos aceptaron. Entonces se dijeron unos a otros:
«Estamos pagando el delito contra nuestro hermano, cuando le veíamos suplicarnos angustiado y no le hicimos caso; por eso nos sucede esta desgracia».
Intervino Rubén:
«¿No os decía yo: "No pequéis contra el muchacho, y vosotros no me hicisteis caso?» Ahora nos piden cuentas de su sangre».
Ellos no sabían que José les entendía, pues había usado intérprete. Él se retiró y lloró.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 33
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Fiat misericórdia tua, Dómine, super nos, quemádmodum sperávimus in te

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Fiat misericórdia tua, Dómine, super nos, quemádmodum sperávimus in te

El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre;
los proyectos de su corazón, de edad en edad.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Fiat misericórdia tua, Dómine, super nos, quemádmodum sperávimus in te

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Fiat misericórdia tua, Dómine, super nos, quemádmodum sperávimus in te

Aclamación antes del Evangelio

Mc 1, 15
Está cerca el reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio.
Appropinquávit regnum Dei; paenitémini et crédite Evangélio

Evangelio

Id a las ovejas descarriadas de Israel
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 10, 1-7)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
«No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 14ª semana • Año impar

Primera Lectura

Para preservar la vida me envió Dios delante de vosotros a Egipto
Lectura del libro del Génesis (Gn 44, 18-21.23-29; 45, 1-5)
En aquellos días, Judá se acercó a José y le dijo:
«Permite a tu servidor decir una palabra en presencia de su señor; no se enfade mi señor conmigo, pues eres como el faraón. Mí señor interrogó a sus servidores: "¿Tenéis padre o algún hermano?", y respondimos a mi señor: "Tenemos un padre anciano y un hijo pequeño que le ha nacido en la vejez; un hermano suyo murió, y solo le queda este de aquella mujer; su padre lo adora". Tú dijiste a tus servidores: "Traédmelo para que lo conozca. Si no baja vuestro hermano menor con vosotros, no volveréis a verme". Cuando subimos a casa de tu servidor, nuestro padre, le contamos todas las palabras de mi señor; y nuestro padre nos dijo: "Volved a comprar algunos alimentos". Le dijimos: "No podemos bajar si no viene nuestro hermano menor con nosotros". Él replicó: "Sabéis que mi mujer me dio dos hijos: uno se apartó de mí y pienso que lo ha despedazado una fiera, pues no he vuelto a verlo; si arrancáis también a este de mi lado y le sucede una desgracia, hundiréis de pena mis canas en el abismo"».
José no pudo contenerse en presencia de su corte y gritó:
«Salid todos de mi presencia».
No había nadie cuando José se dio a conocer a sus hermanos. Rompió a llorar fuerte, de modo que los egipcios lo oyeron y la noticia llegó a casa del faraón. José dijo a sus hermanos:
«Yo soy José; ¿vive todavía mi padre?». Sus hermanos, perplejos, se quedaron sin respuesta. Dijo, pues, José a sus hermanos:
«Acercaos a mí».
Se acercaron, y les repitió:
«Yo soy José, vuestro hermano, el que vendisteis a los egipcios. Pero ahora no os preocupéis, ni os pese el haberme vendido aquí, pues para preservar la vida me envió Dios delante de vosotros».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 105
R/. Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Mementóte mirabílium quae fecit Dóminus

Llamó al hambre sobre aquella tierra:
cortando el sustento de pan;
por delante había enviado a un hombre,
a José, vendido como esclavo.

Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Mementóte mirabílium quae fecit Dóminus

Le trabaron los pies con grillos,
le metieron el cuello en la argolla,
hasta que se cumplió su predicción,
y la palabra del Señor lo acreditó.

Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Mementóte mirabílium quae fecit Dóminus

El rey lo mandó desatar,
el Señor de pueblos le abrió la prisión,
lo nombró administrador de su casa,
señor de todas sus posesiones.

Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Mementóte mirabílium quae fecit Dóminus

Aclamación antes del Evangelio

Mc 1, 15
Está cerca el reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio.
Appropinquávit regnum Dei; paenitémini et crédite Evangélio

Evangelio

Gratis habéis recibido, dad gratis
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 10, 7-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios.
Gratis habéis recibido, dad gratis.
No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.
Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies.
En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra, que a aquella ciudad».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 14ª semana • Año impar

Primera Lectura

Puedo morir, después de haber contemplado tu rostro
Lectura del libro del Génesis (Gn 46, 1-7.28-30)
En aquellos días, Israel se puso en camino con todo lo que tenía, llegó a Berseba y allí ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.
Dios dijo a Israel en una visión nocturna:
«Jacob, Jacob».
Respondió:
«Aquí estoy».
Dios le dijo:
«Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en una gran nación. Yo bajaré contigo a Egipto, y yo mismo te haré subir; y José te cerrará los ojos».
Al salir Jacob de Berseba, los hijos de Israel hicieron montar a su padre con los niños y las mujeres en las carretas que el faraón había enviado para transportarlos.
Tomaron el ganado y las posesiones que habían adquirido en la tierra de Canaán y emigraron a Egipto Jacob con todos sus descendientes: hijos y nietos, hijas y nietas. Llevó consigo a Egipto a todos sus descendientes.
Jacob envió a Judá por delante, adonde estaba José, para preparar el sitio en Gosén.
Cuando llegaron a Gosén, José hizo enganchar la carroza y se dirigió a Gosén a recibir a su padre.
Al verlo se le echó al cuello y lloró abrazado a él.
Israel dijo a José:
«Ahora puedo morir, después de haber contemplado tu rostro y ver que vives todavía».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 37
R/. El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est

Confía en el Señor y haz el bien:
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est

El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est

Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.
Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él.

El Señor es quien salva a los justos.
Salus iustórum a Dómino est

Aclamación antes del Evangelio

Jn 16, 13a.14.26d
Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena, y os irá recordando todo lo que os he dicho.
Cum vénerit Spíritus veritátis, docébit vos omnen veritátem; et súggeret vobis ómnia quaecúmque díxero vobis

Evangelio

No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 10, 16-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas.
Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra.
En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 14ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dios cuidará de vosotros y os llevará de esta tierra
Lectura del libro del Génesis (Gn 49, 29-33; 50, 15-26a)
En aquellos días, Jacob dio a sus hijos estas instrucciones:
«Cuando me reúna con los míos, enterradme con mis padres en la cueva del campo de Efrón, el hitita, la cueva del campo de Macpela frente a Mambré, en la tierra de Canaán, la que compró Abrahán a Efrón, el hitita, como sepulcro en propiedad. Allí enterraron a Abrahán y Sara, su mujer; allí enterraron a Isaac y a Rebeca, su mujer; allí enterré yo a Lía. El campo y la cueva fueron comprados a los hititas».
Cuando los hermanos de José vieron que había muerto su padre, se dijeron:
«A ver si José nos guarda rencor y quiere pagarnos todo el mal que le hicimos».
Y mandaron decir a José:
«Antes de morir tu padre nos encargó: "Esto diréis a José:
Perdona a tus hermanos su crimen y su pecado y el mal que te hicieron. Por tanto, perdona el crimen de los siervos del Dios de tu padre"».
José al oírlo se echó a llorar. Entonces vinieron sus hermanos, se postraron ante él y le dijeron:
«Aquí nos tienes, somos tus siervos».
Pero José les respondió:
«No temáis, ¿soy yo acaso Dios? Vosotros intentasteis hacerme mal, pero Dios intentaba hacer bien, para dar vida a un pueblo numeroso, como hoy somos. Por tanto, no temáis; yo os mantendré a vosotros y a vuestros hijos». Y los consoló hablándoles al corazón.
José habitó en Egipto con la familia de su padre; y vivió ciento diez años. José llegó a conocer a los descendientes de Efraín, hasta la tercera generación, y también a los hijos de Maquir, hijo de Manasés, que nacieron sobre sus rodillas.
Más adelante, José dijo a sus hermanos:
«Yo voy a morir, pero Dios cuidará de vosotros y os llevará de esta tierra a la tierra que juró dar a Abrahán, Isaac y Jacob». Luego José hizo jurar a los hijos de Israel:
«Cuando Dios os visite, os llevaréis mis huesos de aquí». José murió a los ciento diez años.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 105
R/. Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Húmiles, quaerite Deum, et vivet cor vestrum

Dad gracias al Señor, invocad su nombre
dad a conocer sus hazañas a los pueblos
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.

Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Húmiles, quaerite Deum, et vivet cor vestrum

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.

Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Húmiles, quaerite Deum, et vivet cor vestrum

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.

Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Húmiles, quaerite Deum, et vivet cor vestrum

Aclamación antes del Evangelio

1P 4, 14
Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.
Si exprobrámini in nómine Christi, beáti éritis, quóniam Spíritus Dei super vos requiéscit

Evangelio

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 10, 24-33)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. Si al dueño de casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!
No les tengáis miedo, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse.
Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la "gehenna". ¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones.
A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  15º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 15ª semana • Año impar

Primera Lectura

Obremos astutamente contra Israel, para que no se multiplique más
Lectura del libro del Exodo (Ex 1, 8-14.22)
En aquellos días, surgió en Egipto un faraón nuevo que no había conocido a José, y dijo a su pueblo:
«Mirad, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y fuerte que nosotros: obremos astutamente contra él, para que no se multiplique más; no vaya a declararse una guerra y se alíe con nuestros enemigos, nos ataque y después se marche del país».
Así pues, nombraron capataces que los oprimieran con cargas, en la construcción de las ciudades granero, Pitón y Ramsés. Pero cuanto más los oprimían, ellos crecían y se propagaban más, de modo que los egipcios sintieron aversión hacia los Israelitas.
Los egipcios esclavizaron a los hijos de Israel con crueldad y les amargaron su vida con el duro trabajo del barro y de los ladrillos y con toda clase de faenas del campo; los esclavizaron con trabajos crueles.
Y el faraón ordenó a todo su pueblo:
«Cuando nazca un niño, echadlo al Nilo; si es niña, dejadla con vida».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 124
R/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Adiutórium nostrum in nómine Dómini

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
–que lo diga Israel–,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Adiutórium nostrum in nómine Dómini

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas impetuosas.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
en presa a sus dientes.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Adiutórium nostrum in nómine Dómini

Hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió,
y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Adiutórium nostrum in nómine Dómini

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 10
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti qui persecutiónem patiúntur propter iustítiam, quóniam ipsórum es regnum caelórum

Evangelio

No he venido a sembrar paz, sino espada
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 10, 34; Mt 11, 1)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.
El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 15ª semana • Año impar

Primera Lectura

Lo llamó Moisés, pues lo había sacado del agua; cuando ya era mayor, fue a donde estaban sus hermanos
Lectura del libro del Exodo (Ex 2, 1-15)
En aquellos días, un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de la misma tribu. Ella concibió y dio a luz un niño. Viendo que era hermoso, lo tuvo escondido tres meses. Pero, no pudiendo tenerlo escondido por más tiempo, tomó una cesta de mimbre, la embadurnó de barro y pez, colocó en ella a la criatura y la depositó entre los juncos, junto a la orilla del Nilo.
Una hermana del niño observaba a distancia para ver en qué paraba todo aquello.
La hija del faraón bajó a bañarse en el Nilo, mientras sus criadas la seguían por la orilla del río. Al descubrir ella la cesta entre los juncos, mandó una criada a recogerla.
La abrió, miró dentro y encontró un niño llorando. Conmovida comentó:
«Es un niño de los hebreos».
Entonces la hermana del niño dijo a la hija del faraón:
«¿Quieres que vaya a buscarle una nodriza hebrea que críe al niño?».
Respondió la hija del faraón:
«Vete».
La muchacha fue y llamó a la madre del niño.
La hija del faraón le dijo:
«Llévate al niño y críamelo, y yo te pagaré».
La mujer tomó al niño y lo crió.
Cuando creció el muchacho, se lo llevó a la hija del faraón, que lo adoptó como hijo y lo llamó Moisés, diciendo: «lo he sacado del agua».
Pasaron los años. Un día, cuando Moisés ya era mayor, fue a donde estaban sus hermanos y los encontró transportando cargas. Y vio cómo un egipcio mataba a un hebreo, uno de sus hermanos.
Miró a un lado y a otro y, viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena.
Al día siguiente salió y encontró a dos hebreos riñendo y dijo al culpable:
«¿Por qué golpeas a tu compañero?».
Él le contestó:
«¿Quién te ha nombrado jefe y juez nuestro? ¿Es que pretendes matarme como mataste al egipcio?».
Moisés se asustó y pensó:
«Seguro que saben lo ocurrido».
Cuando el faraón se enteró del hecho, buscó a Moisés para matarlo. Pero Moisés huyó del faraón y se refugió en la tierra de Madián.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 69
R/. Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Húmiles, quaerite Deum, et vivet cor vestrum

Me estoy hundiendo en un cieno profundo
y no puedo hacer pie;
he entrado en la hondura del agua,
me arrastra la corriente.

Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Húmiles, quaerite Deum, et vivet cor vestrum

Mi oración se dirige a ti,
Señor, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.

Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Húmiles, quaerite Deum, et vivet cor vestrum

Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.

Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Húmiles, quaerite Deum, et vivet cor vestrum

Miradlo, los humildes, y alegraos;
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.

Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Húmiles, quaerite Deum, et vivet cor vestrum

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95, 8ab)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hódie, nolíte obduráre corda vestra, sed vocem Dómini audíte

Evangelio

El día del juicio les será más llevadero a Tiro, a Sidón y a Sodoma que a vosotras
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 11, 20-24)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido:
«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.
Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.
Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 15ª semana • Año impar

Primera Lectura

El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas
Lectura del libro del Exodo (Ex 3, 1-6.9-12)
En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián. Llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, la montaña de Dios.
El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés se dijo:
«Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver por qué no se quema la zarza».
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:
«Moisés, Moisés».
Respondió él:
«Aquí estoy».
Dijo Dios:
«No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado». Y añadió:
«Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob».
Moisés se tapó la cara, porque temía ver a Dios. «El clamor de los hijos de Israel ha llegado a mí y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora marcha, te envío al faraón para que saques a mi pueblo, a los hijos de Israel», Moisés replicó a Dios:
«¿Quién soy yo para acudir al faraón o para sacar a los hijos de Israel de Egipto?».
Respondió Dios:
«Yo estoy contigo; y esta es la señal de que yo te envío: cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta montaña».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 103
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus

El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti

Evangelio

Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a los pequeños
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 11, 25-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 15ª semana • Año impar

Primera Lectura

Yo soy el que soy. "Yo soy" me envía a vosotros
Lectura del libro del Exodo (Ex 3, 13-20)
En aquellos días, al escuchar Moisés la voz del Señor entre las zarzas, le replicó:
«Mira, yo iré a los hijos de Israel y les diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros". Si ellos me preguntan:
«¿Cuál es su nombre?», ¿qué les respondo?». Dios dijo a Moisés:
«"Yo soy el que soy"; esto dirás a los hijos de Israel: "Yo soy"; me envía a vosotros». Dios añadió:
«Esto dirás a los hijos de Israel: "El Señor, Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación"».
«Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles: El Señor Dios de vuestros padres se me ha aparecido, el Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, y me ha dicho: "He observado atentamente cómo os tratan en Egipto y he decidido sacaros de la opresión egipcia y llevaros a la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, perizitas, heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel".
Ellos te harán caso; y tú, con los ancianos de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le diréis: "El Señor, Dios de los hebreos, nos ha salido al encuentro y ahora nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios".
Yo sé que el rey de Egipto no os dejará marchar ni a la fuerza; pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con prodigios que haré en medio de él, y entonces os dejará marchar».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 105
R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
O bien: Aleluya.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Dios hizo a su pueblo muy fecundo,
más poderoso que sus enemigos.
A estos les cambió el corazón
para que odiasen a su pueblo
y usaran malas artes con sus siervos.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Pero envió a Moisés, su siervo,
y a Aarón, su escogido,
que hicieron contra ellos sus signos,
prodigios en la tierra de Cam.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados –dice el Señor–, y yo os aliviaré.
Veníte ad me omnes qui laborátis et oneráti estis, et ego refíciam vos, dicit Dóminus.

Evangelio

Soy manso y humilde de corazón
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 11, 28-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 15ª semana • Año impar

Primera Lectura

Mataréis al cordero al atardecer; cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros
Lectura del libro del Exodo (Ex 11, 10; 12, 1-14)
En aquellos días, Moisés y Aarón hicieron muchos prodigios en presencia del faraón; pero el Señor hizo que el faraón se obstinara en no dejar marchar a los hijos de Israel de su tierra.
Dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:
«Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de los hijos de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino más próximo a su casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año; lo escogeréis entre los corderos o los cabritos.
Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de los hijos de Israel lo matará al atardecer". Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo comáis.
Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y hierbas amargas.
No comeréis de ella nada crudo, ni cocido en agua, sino asado a fuego: con cabeza, patas y vísceras. No dejaréis restos para la mañana siguiente; y si sobra algo, lo quemaréis.
Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso del Señor. Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera a la tierra de Egipto.
Este será un día memorable para vosotros; en él celebraréis fiesta en honor del Señor. De generación en generación, como ley perpetua lo festejaréis.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 116
R/. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
O bien: Aleluya.
Cálicem salutaris accípiam, et nomen Dómini invocábo.

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor.

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Cálicem salutaris accípiam, et nomen Dómini invocábo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Cálicem salutaris accípiam, et nomen Dómini invocábo.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Cálicem salutaris accípiam, et nomen Dómini invocábo.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor– y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam audiunt, dicit Dóminus; et ego cognosco eas, et sequúntur me.

Evangelio

El Hijo del hombre es señor del sábado
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 12, 1-8)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los fariseos, al verlo, le dijeron:
«Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado».
Les replicó:
«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino solo a los sacerdotes.
¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?
Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 15ª semana • Año impar

Primera Lectura

Fue la noche en que el Señor sacó a Israel de la tierra de Egipto
Lectura del libro del Exodo (Ex 12, 37-42)
En aquellos días, los hijos de Israel marcharon de Ramsés hacia Sucot: eran seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños. Además, les seguía una multitud inmensa, con ovejas y vacas, y una enorme cantidad de ganado. Cocieron la masa que habían sacado de Egipto en forma de panes ácimos, pues aún no había fermentado, porque los egipcios los echaban y no los dejaban detenerse. Tampoco se llevaron provisiones.
La estancia de los hijos de Israel en Egipto duró cuatrocientos treinta años.
Cumplidos los cuatrocientos treinta años, el mismo día, salieron de Egipto las legiones del Señor.
Fue la noche en que veló el Señor para sacarlos de la tierra de Egipto. Será la noche de vela, en honor del Señor, para los hijos de Israel por todas las generaciones.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 136
R/. Porque es eterna su misericordia.
O bien: Aleluya.
Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

Dad gracias al Señor porque es bueno.

Porque es eterna su misericordia.
Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

En nuestra humillación se acordó de nosotros.

Porque es eterna su misericordia.
Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

Y nos libró de nuestros opresores.

Porque es eterna su misericordia.
Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

El hirió a Egipto en sus primogénitos.

Porque es eterna su misericordia.
Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

Y sacó a Israel de aquel país.

Porque es eterna su misericordia.
Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

Con mano poderosa y brazo extendido.

Porque es eterna su misericordia.
Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

El dividió en dos partes el mar Rojo.

Porque es eterna su misericordia.
Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

Y condujo por en medio a Israel.

Porque es eterna su misericordia.
Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

Y arrojó en el mar Rojo al faraón y a su ejército.

Porque es eterna su misericordia.
R/. Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

Aclamación antes del Evangelio

2Co 5, 19
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Deus erat in Christo mundum reconcílians sibi, et pósuit in nobis verbum reconciliatiónis.

Evangelio

Les mandó que no lo descubrieran. Así se cumplió lo dicho por el profeta
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 12, 14-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al salir de la sinagoga, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús.
Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos lo siguieron.
Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, en quien me complazco.
Sobre él pondré mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones.
No porfiará, no gritará, nadie escuchará su voz por las calles.
La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará,
hasta llevar el derecho a la victoria; en su nombre esperarán las naciones».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  16º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 16ª semana • Año impar

Primera Lectura

Así sabrán que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del faraón
Lectura del libro del Exodo (Ex 14, 5-18)
En aquellos días, comunicaron al rey de Egipto que el pueblo había escapado, y el faraón y sus servidores cambiaron de parecer sobre el pueblo y se dijeron:
«¿Qué hemos hecho? Hemos dejado escapar a Israel de nuestro servicio».
Hizo, pues, preparar un carro y tomó consigo sus tropas: tomó seiscientos carros escogidos y los demás carros de Egipto con sus correspondientes oficiales.
El Señor hizo que el faraón, rey de Egipto, se obstinase en perseguir a los hijos de Israel, mientras estos salían triunfantes.
Los egipcios los persiguieron con todos los caballos y los carros del faraón, con sus jinetes y su ejército, y les dieron alcance mientras acampaban en Piajirot, frente a Baalsefón.
Al acercarse el faraón, los hijos de Israel alzaron la vista y vieron a los egipcios que avanzaban detrás de ellos, quedaron sobrecogidos de miedo y gritaron al Señor.
Dijeron a Moisés:
«¿No había sepulcros en Egipto para que nos hayas traído a morir en el desierto?; ¿qué nos has hecho sacándonos de Egipto? ¿No te lo decíamos en Egipto: "Déjanos en paz y serviremos a los egipcios, pues más nos vale servir a los egipcios que morir en el desierto?"». Moisés respondió al pueblo:
«No temáis; estad firmes y veréis la victoria que el Señor os va a conceder hoy: esos egipcios que estáis viendo hoy, no los volveréis a ver jamás. El Señor peleará por vosotros; vosotros esperad tranquilos».
El Señor dijo a Moisés: «¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel pasen por medio del mar, por lo seco. Yo haré que los egipcios se obstinen y entren detrás de vosotros, y me cubriré de gloria a costa del faraón y de todo su ejército, de sus carros y de sus jinetes. Así sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del faraón, de sus carros y de sus jinetes».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Exodo 15
R/. Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria.
Cantémus Dómino: glorióse enim magnificátus est.

Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
Él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.

Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria.
Cantémus Dómino: glorióse enim magnificátus est.

El Señor es un guerrero,
su nombre es "El Señor".
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes.

Cantemos al Señor: sublime es su victoria.
Cantémus Dómino: glorióse enim magnificátus est.

Las olas los cubrieron,
bajaron hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Señor, es magnífica en poder,
tu diestra, Señor, tritura al enemigo.

Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria.
Cantémus Dómino: glorióse enim magnificátus est.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95, 8ab)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hódie, nolíte obduráre corda vestra, sed vocem Dómini audíte.

Evangelio

Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 12, 38-42)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, algunos escribas y fariseos dijeron a Jesús: «Maestro, queremos ver un milagro tuyo».
Él les contestó: «Esta generación perversa y adúltera exige una señal; pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo: pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 16ª semana • Año impar

Primera Lectura

Los hijos de Israel entraron en medio del mar, en lo seco
Lectura del libro del Exodo (Ex 14, 21-31; 15, 1)
En aquellos días, Moisés extendió su mano sobre el mar y el Señor hizo retirarse el mar con un fuerte viento del este que sopló toda la noche; el mar se secó y se dividieron las aguas. Los hijos de Israel entraron en medio del mar, en lo seco, y las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda.
Los egipcios los persiguieron y entraron tras ellos, en medio del mar: todos los caballos del faraón, sus carros y sus jinetes.
Era ya la vigilia matutina cuando el Señor miró desde la columna de fuego y humo hacia el ejército de los egipcios y sembró el pánico en el ejército egipcio. Trabó las ruedas de sus carros, haciéndolos avanzar pesadamente. Los egipcios dijeron:
«Huyamos ante Israel, porque el Señor lucha por él contra Egipto».
Luego dijo el Señor a Moisés:
«Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes». Moisés extendió su mano sobre el mar; y al despuntar el día el mar recobró su estado natural, de modo que los egipcios, en su huida, toparon con las aguas. Así precipitó el Señor a los egipcios en medio del mar.
Las aguas volvieron y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del faraón, que había entrado en el mar. Ni uno solo se salvó.
Mas los hijos de Israel pasaron en seco por medio del mar mientras las aguas hacían de muralla a derecha e izquierda Aquel día salvó el Señor a Israel del poder de Egipto, e Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Vio, pues, Israel la mano potente que el Señor había desplegado contra los egipcios, y temió el pueblo al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este canto al Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Exodo 15
R/. Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria.
Cantémus Dómino: glorióse enim magnificátus est.

Al soplo de tu nariz, se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.

Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria.
Cantémus Dómino: glorióse enim magnificátus est.

Decía el enemigo: "Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano".

Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria.
Cantémus Dómino: glorióse enim magnificátus est.

Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra.

Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria.
Cantémus Dómino: glorióse enim magnificátus est.

Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.

Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria.
Cantémus Dómino: glorióse enim magnificátus est.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis díligit me, sermónem meum servábit, dicit Dóminus; et Pater meus díliget eum, et ad eum veniémus.

Evangelio

Extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos»
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 12, 46-50)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo».
Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?».
Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 16ª semana • Año impar

Primera Lectura

Haré llover pan del cielo para vosotros
Lectura del libro del Exodo (Ex 16, 1-5.9-15)
Toda la comunidad de los hijos de Israel partió de Elín y llegó al desierto de Sin, entre Elín y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto.
La comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:
«Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda la comunidad».
El Señor dijo a Moisés:
«Mira, haré llover pan del cielo para vosotros: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba, a ver si guarda mi instrucción o no. El día sexto prepararán lo que hayan recogido y será el doble de lo que recogen a diario».
Moisés dijo a Aarón:
«Di a la comunidad de los hijos de Israel: "Acercaos al Señor, que ha escuchado vuestras murmuraciones"».
Mientras Aarón hablaba a la comunidad de los hijos de Israel, ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor que aparecía en una nube.
El Señor dijo a Moisés:
«He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: "Al atardecer comeréis carne, por la mañana os hartaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor Dios vuestro"».
Por la tarde una bandada de codornices cubrió todo el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, como escamas, parecido a la escarcha sobre la tierra. Al verlo, los hijos de Israel se dijeron:
«¿Qué es esto?».
Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo:
«Es el pan que el Señor os da de comer».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 78
R/. El Señor les dio pan del cielo.
Panem caeli dedit eis Dóminus.

Tentaron a Dios en sus corazones,
pidiendo una comida a su gusto;
hablaron contra Dios: «Podrá Dios
preparar una mesa en el desierto?».

El Señor les dio pan del cielo.
Panem caeli dedit eis Dóminus.

Pero dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dio pan del cielo.

El Señor les dio pan del cielo.
Panem caeli dedit eis Dóminus.

El hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Hizo soplar desde el cielo el levante,
y dirigió con su fuerza el viento sur.

El Señor les dio pan del cielo.
Panem caeli dedit eis Dóminus.

Hizo llover carne como una polvareda,
y volátiles como arena del mar;
los hizo caer en mitad del campamento,
alrededor de sus tiendas.

El Señor les dio pan del cielo.
Panem caeli dedit eis Dóminus.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 16 (Sal 17)
La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo; todo el que lo encuentra vive para siempre.
Semen est verbum Dei, sator autem Crhistus; omnis qui ínvenit eum, manébit in aetérnum

Evangelio

Cayó en tierra buena y dio fruto
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 1-9)
Gloria a ti, Señor.
Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló muchas cosas en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 16ª semana • Año impar

Primera Lectura

El Señor descendió al monte Sinaí a la vista del pueblo
Lectura del libro del Exodo (Ex 19, 1-2.9-11.16-20)
A los tres meses de salir de la tierra de Egipto, aquel día, los hijos de Israel llegaron al desierto del Sinaí. Salieron de Refidín, llegaron al desierto del Sinaí y acamparon allí, frente a la montaña.
El Señor le dijo:
«Voy a acercarme a ti en una nube espesa, para que el pueblo pueda escuchar cuando yo hable contigo, y te crean siempre».
Y Moisés comunicó al Señor lo que el pueblo había dicho. El Señor dijo a Moisés:
«Vuelve a tu pueblo y purifícalos hoy y mañana; que se laven la ropa y estén preparados para el tercer día; pues el tercer día descenderá el Señor sobre la montaña del Sinaí a la vista del pueblo».
Al tercer día, al amanecer, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre la montaña; se oía un fuerte sonido de trompeta y toda la gente que estaba en el campamento se echó a temblar.
Moisés sacó al pueblo del campamento, al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie de la montaña. La montaña del Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre ella en medio de fuego. Su humo se elevaba como el de un horno y toda la montaña temblaba con violencia.
El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno. El Señor descendió al monte Sinaí, a la cumbre del monte. El Señor llamó a Moisés a la cima de la montaña.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 3
R/. ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Et laudábile et superexaltátum in ómnibus saeculis.

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito tu nombre, santo y glorioso.

¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Et laudábile et superexaltátum in ómnibus saeculis.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria.

¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Et laudábile et superexaltátum in ómnibus saeculis.

Bendito eres sobre el trono de tu reino.

¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Et laudábile et superexaltátum in ómnibus saeculis.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas
los abismos.

¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Et laudábile et superexaltátum in ómnibus saeculis.

Bendito eres en la bóveda del cielo.

¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Et laudábile et superexaltátum in ómnibus saeculis.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Domine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 10-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Por qué les hablas en parábolas?»
Él les contestó: «A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías:
"Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure".
Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 16ª semana • Año impar

Primera Lectura

La ley se dio por medio de Moisés
Lectura del libro del Exodo (Ex 20, 1-17)
En aquellos días, el Señor pronunció estas palabras:
«Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.
No tendrás otros dioses frente a mí.
No te fabricarás ídolos, ni figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra, o en el agua debajo de la tierra.
No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo el pecado de los padres en los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me odian.
Pero tengo misericordia por mil generaciones de los que me aman y guardan mis preceptos.
No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso.
Recuerda el día del sábado para santificarlo.
Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas, pero el día séptimo es día de descanso, consagrado al Señor, tu Dios. No harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el emigrante que reside en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y lo que hay en ellos; y el séptimo día descansó. Por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó. – Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás.
No cometerás adulterio.
No robarás.
No darás falso testimonio contra tu prójimo.
No codiciarás los bienes de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Jeremías 31
R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
Dómine, verba vitae aetérnae habes.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes.

Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
Dómine, verba vitae aetérnae habes.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.

Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
Dómine, verba vitae aetérnae habes.

El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.

Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
Dómine, verba vitae aetérnae habes.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.

Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
Dómine, verba vitae aetérnae habes.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 8, 15
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia.
Beáti qui in corde bono et óptimo verbum Dei rétinent, et fructum áfferunt in patiéntia.

Evangelio

El que escucha la palabra y la entiende, ese da fruto
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 18-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 16ª semana • Año impar

Primera Lectura

Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros
Lectura del libro del Exodo (Ex 24, 3-8)
En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todos sus decretos; y el pueblo contestó con voz unánime:
«Cumpliremos todas las palabras que ha dicho el Señor». Moisés escribió todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes de los hijos de Israel ofrecer al Señor holocaustos e inmolar novillos como sacrificios de comunión. Tomó Moisés la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después tomó el documento de la alianza y se lo leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió:
«Haremos todo lo que ha dicho el Señor y le obedeceremos». Entonces Moisés tomó la sangre y roció al pueblo, diciendo:
«Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 50
R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
Inmola Deo sacrifícium laudis.

El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sion, la hermosa,
Dios resplandece.

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
Inmola Deo sacrifícium laudis.

«Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar.

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
Inmola Deo sacrifícium laudis.

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria».

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
Inmola Deo sacrifícium laudis.

Aclamación antes del Evangelio

St 1, 21 bc
Acoged con docilidad la palabra, que ha sido injertada en vosotros y es capaz de salvar vuestras vidas.
In mansuetúdine suscípite ínsitum verbum, quod potest salváre ánimas vestras

Evangelio

Dejadlos crecer juntos hasta la siega
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 24-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola al gentío: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo:
"Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?".
Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho".
Los criados le preguntan: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?".
Pero él les respondió: "No, que al recoger la cizaña podéis arrancar también el trigo.
Dejadlos crecer juntos hasta la siega y cuando llegue la siega diré a los segadores: arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  17º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 17ª semana • Año impar

Primera Lectura

Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo haciéndose dioses de oro
Lectura del libro del Exodo (Ex 32, 15-24.30-34)
En aquellos días, Moisés se volvió y bajó del monte con las dos tablas del Testimonio en la mano. Las tablas estaban escritas por ambos lados; eran hechura de Dios y la escritura era escritura de Dios grabada en las tablas.
Al oír Josué el griterío del pueblo dijo a Moisés:
«Se oyen gritos de guerra en el campamento».
Contestó él:
«No es grito de victoria, no es grito de derrota, que son cantos lo que oigo».
Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, encendido en ira, tiró las tablas y las rompió al pie de la montaña.
Después agarró el becerro que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta hacerlo polvo, que echó en agua y se lo hizo beber a los hijos de Israel.
Moisés dijo a Aarón:
«¿Qué te ha hecho este pueblo para que nos acarreases tan enorme pecado?».
Contestó Aarón:
«No se irrite mi señor. Sabes que este pueblo es perverso. Me dijeron: "Haznos un dios que vaya delante de nosotros, pues a ese Moisés que nos sacó de Egipto no sabemos qué le ha pasado". Yo les dije: "Quien tenga oro que se desprenda de él y me lo dé; yo lo eché al fuego y salió este becerro"».
Al día siguiente Moisés dijo al pueblo:
«Habéis cometido un pecado gravísimo; pero ahora subiré al Señor a expiar vuestro pecado».
Volvió, pues, Moisés al Señor y le dijo:
«Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo haciéndose dioses de oro. Pero ahora, o perdonas su pecado o me borras del libro que has escrito».
El Señor respondió:
«Al que haya pecado contra mí lo borraré del libro. Ahora ve y guía a tu pueblo al sitio que te dije: mi ángel irá delante de ti; y cuando llegue el día de la cuenta, les pediré cuentas de su pecado».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 106
R/.Dad gracias al Señor porque es bueno.
O bien: Aleluya.
Confitémini Dómino quoniam bonus

En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba.

Dad gracias al Señor porque es bueno.
Confitémini Dómino quoniam bonus

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en la tierra de Cam,
portentos junto al mar Rojo.

Dad gracias al Señor porque es bueno.
Confitémini Dómino quoniam bonus

Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio.

Dad gracias al Señor porque es bueno.
Confitémini Dómino quoniam bonus

Aclamación antes del Evangelio

St 1, 18
Por propia iniciativa el Padre nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas.
Voluntárie génuit nos Pater verbo veritátis, ut simus primítiae quaedam creatúrae eius.

Evangelio

El grano de mostaza se hace un árbol hasta el punto de que los pájaros del cielo anidan en sus ramas
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 31-35)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola al gentío: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno toma y siembra en su campo; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un árbol hasta el punto de que vienen los pájaros del cielo a anidar en sus ramas».
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta».
Jesús dijo todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta:
«Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 17ª semana • Año impar

Primera Lectura

El Señor hablaba con Moisés cara a cara
Lectura del libro del Exodo (Ex 33, 7-11; 34, 5b-9.28)
En aquellos días, Moisés levantó la tienda y la plantó fuera, a distancia del campamento, y la llamó «Tienda del Encuentro». El que deseaba visitar al Señor, salía fuera del campamento y se dirigía a la Tienda del Encuentro.
Cuando Moisés salía en dirección a la tienda, todo el pueblo se levantaba y esperaba a la entrada de sus tiendas, mirando a Moisés hasta que este entraba en la tienda. En cuanto Moisés entraba en la tienda, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la tienda, mientras el Señor hablaba con Moisés.
Cuando el pueblo veía la columna de nube a la puerta de la tienda, se levantaba y se postraba cada uno a la entrada de su tienda.
El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo. Después Moisés volvía al campamento, mientras Josué, hijo de Nun, su joven ayudante, no se apartaba del interior de la tienda.
Moisés se quedó en la presencia del Señor, y pronunció su nombre.
El Señor pasó ante él proclamando:
«Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad, que mantiene la clemencia hasta la milésima generación, que perdona la culpa, el delito y el pecado, pero no los deja impunes y castiga la culpa de los padres en los hijos y nietos, hasta la tercera y cuarta generación». Moisés al momento se inclinó y se postró en tierra. Y le dijo:
«Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque es un pueblo de dura cerviz; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya».
Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días con sus cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua; y escribió en las tablas las palabras de la alianza, las Diez Palabras.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 103
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que lo temen.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Miserátor et miséricors Dóminus.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 16 (Sal 17)
La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo; todo el que lo encuentra vive para siempre.
Semen est verbum Dei, sator autem Christus: omnis qui ínvenit eum, manébit in aetérnum.

Evangelio

Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 36-43)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo». Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el final de los tiempos y los segadores los ángeles.
Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad, y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 17ª semana • Año impar

Primera Lectura

Vieron a Moisés la piel de la cara y no se atrevieron a acercarse a él
Lectura del libro del Exodo (Ex 34, 29-35)
Cuando Moisés bajó de la montaña del Sinaí con las dos tablas del Testimonio en la mano, no sabía que tenía radiante la piel de la cara, por haber hablado con el Señor. Aarón y todos los hijos de Israel vieron a Moisés con la piel de la cara radiante y no se atrevieron a acercarse a él.
Pero Moisés los llamó. Aarón y los jefes de la comunidad se acercaron a él, y Moisés habló con ellos.
Después se acercaron todos los hijos de Israel, y Moisés les comunicó las órdenes que el Señor le había dado en la montaña del Sinaí.
Cuando terminó de hablar con ellos, se cubrió la cara con un velo.
Siempre que Moisés entraba ante el Señor para hablar con él, se quitaba el velo hasta la salida. Al salir, comunicaba a los hijos de Israel lo que se le había mandado. Ellos veían la piel de la cara de Moisés radiante, y Moisés se cubría de nuevo la cara con el velo, hasta que volvía a hablar con Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 99
R/. ¡Santo eres, Señor, nuestro Dios!
Sanctus es, Dómine Deus noster.

Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante el estrado de sus pies:
¡Él es santo!

¡Santo eres, Señor, nuestro Dios!
Sanctus es, Dómine Deus noster.

Moisés y Aarón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre,
invocaban al Señor, y él respondía.

¡Santo eres, Señor, nuestro Dios!
Sanctus es, Dómine Deus noster.

Dios les hablaba desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos y la ley que les dio.

¡Santo eres, Señor, nuestro Dios!
Sanctus es, Dómine Deus noster.

Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante su monte santo:
¡Santo es el Señor, nuestro Dios!

¡Santo eres, Señor, nuestro Dios!
Sanctus es, Dómine Deus noster.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 15 b
A vosotros os llamo amigos –dice el Señor–, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
Vos dixi amícos, dicit Dóminus, quia ómnia quaecúmque audivi a Patre meo, nota feci vobis.

Evangelio

Vende todo lo que tiene y compra el campo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 44-46)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 17ª semana • Año impar

Primera Lectura

La nube cubrió la Tienda del Encuentro y la gloria del Señor la llenó
Lectura del libro del Exodo (Ex 40, 16-21.34-38)
En aquellos días, Moisés hizo todo conforme a lo que el Señor le había mandado.
El día uno del mes primero del segundo año fue erigida la Morada. Moisés erigió la Morada, colocó las basas, puso los tablones con sus travesaños y plantó las columnas; montó la tienda sobre la Morada y puso la cubierta sobre la tienda; como el Señor se lo había mandado a Moisés.
Luego colocó el Testimonio en el Arca, sujetó los varales al Arca y puso el propiciatorio encima del Arca. Después trasladó el Arca a la Morada, puso el velo de separación para cubrir el Arca del Testimonio; como el Señor había mandado a Moisés.
Entonces la nube cubrió la Tienda del Encuentro y la gloria del Señor llenó la Morada.
Moisés no pudo entrar en la Tienda del Encuentro, porque la nube moraba sobre ella y la gloria del Señor llenaba la Morada.
Cuando la nube se alzaba de la Morada, los hijos de Israel levantaban el campamento, en todas las etapas. Pero cuando la nube no se alzaba, ellos esperaban hasta que se alzase.
De día la nube del Señor se posaba sobre la Morada, y de noche el fuego, en todas sus etapas, a la vista de toda la casa de Israel.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 84
R/. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor del universo,
Rey mío y Dios mío.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Dichosos los que viven en tu casa,
Alabándote siempre.
Dichoso el que encuentra en ti su fuerza.
Caminan de baluarte en baluarte.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.

¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum!

Aclamación antes del Evangelio

Hch 16, 14 b
Abre, Señor, nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
Aperi, Dómine, cor nostrum, ut intendámus verbis Fílii tui.

Evangelio

Reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 47-53)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando
está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Habéis entendido todo esto?».
Ellos le responden: «Sí».
Él les dijo: «Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 17ª semana • Año impar

Primera Lectura

En las festividades del Señor convocaréis asamblea litúrgica
Lectura del libro del Levítico (Lv 23, 1.4-11.15-16.27.34b-37)
El Señor habló a Moisés:
«Estas son las festividades del Señor, las asambleas litúrgicas que convocaréis en las fechas señaladas.
El día catorce del primer mes, al atardecer, es la Pascua del Señor.
El día quince del mismo mes, es la fiesta de los Panes Ácimos dedicada al Señor. Comeréis panes ácimos durante siete días. El primer día os reuniréis en asamblea litúrgica, y no haréis ningún trabajo servil. Los siete días ofreceréis al Señor oblaciones. El séptimo os volveréis a reunir en asamblea litúrgica, y no haréis ningún trabajo servil"».
El Señor habló a Moisés:
«Di a los hijos de Israel: "Cuando entréis en la tierra que yo os voy a dar y seguéis la mies, llevaréis al sacerdote una gavilla como primicia de vuestra cosecha.
Este la balanceará ritualmente en presencia del Señor, para que os sea aceptada; la balanceará el sacerdote el día siguiente al sábado.
A partir del día siguiente al sábado en que llevéis la gavilla para el balanceo ritual, contaréis siete semanas completas:
contaréis cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo sábado y ofreceréis una oblación nueva al Señor.
El día diez del séptimo mes es el día de la Expiación. Os reuniréis en asamblea litúrgica, ayunaréis y ofreceréis al Señor Una oblación. El día quince de ese séptimo mes comienza la fiesta de las Tiendas dedicada al Señor; y dura siete días. El día primero os reuniréis en asamblea litúrgica. No haréis trabajo servil alguno. Los siete días ofreceréis al Señor oblaciones. Al octavo volveréis a reuniros en asamblea litúrgica y ofreceréis al Señor oblaciones. Es día de reunión religiosa solemne. No haréis trabajo servil alguno.
Estas son las festividades del Señor, en las que os reuniréis en asamblea litúrgica, y ofreceréis al Señor oblaciones, holocaustos y ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, según corresponda a cada día».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 81
R/. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Exultáte Deo, adiutóri nostro.

Acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta.

Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Exultáte Deo, adiutóri nostro.

Porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.

Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Exultáte Deo, adiutóri nostro.

No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué de la tierra de Egipto.

Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Exultáte Deo, adiutóri nostro.

Aclamación antes del Evangelio

1P 1, 25
La palabra del Señor permanece para siempre; pues esa es la palabra del Evangelio que se os anunció.
Verbum Dómini manet in aetérnum; hoc est autem verbum quod evangelizátum est in vos.

Evangelio

¿No es el hijo del carpintero? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 13, 54-58)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga.
La gente decía admirada: «¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?».
Y se escandalizaban a causa de él.
Jesús les dijo: «Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta».
Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 17ª semana • Año impar

Primera Lectura

El año jubilar cada uno recobrará su propiedad
Lectura del libro del Levítico (Lv 25, 1.8-17)
El Señor habló a Moisés en el monte Sinaí:
«Haz el cómputo de siete semanas de años, siete veces siete, de modo que las sietes semanas de años sumarán cuarenta y nueve años.
El día diez del séptimo mes harás oír el son de la trompeta:
el día de la expiación haréis resonar la trompeta por toda vuestra tierra.
Declararéis santo el año cincuenta y promulgaréis por el país liberación para todos sus habitantes.
Será para vosotros un jubileo: cada uno recobrará su propiedad y retornará a su familia.
El año cincuenta será para vosotros año jubilar: no sembraréis, ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis las cepas no cultivadas.
Porque es el año jubilar, que será sagrado para vosotros. Comeréis lo que den vuestros campos por sí mismos.
En este año jubilar cada uno recobrará su propiedad. Si vendes o compras algo a tu prójimo, que nadie perjudique a su hermano.
Lo que compres a tu prójimo se tasará según el número de años transcurridos después del jubileo.
Él te lo cobrará según el número de cosechas restantes: cuantos más años falten, más alto será el precio; cuantos menos, tanto menor será el precio. Porque lo que él te vende es el número de cosechas. Que nadie perjudique a su prójimo. Y teme a tu Dios, porque yo soy el Señor, vuestro Dios».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 67
R/. Oh, Dios, que te alaben los pueblos
, que todos los pueblos te alaben.
Confitéantur tibi pópuli, Deus, confiteántur tibi pópuli omnes.

Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Confitéantur tibi pópuli, Deus, confiteántur tibi pópuli omnes.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia
y gobiernas las naciones de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Confitéantur tibi pópuli, Deus, confiteántur tibi pópuli omnes.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confines de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Confitéantur tibi pópuli, Deus, confiteántur tibi pópuli omnes.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 10
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti qui persecutiónem patiúntur propter iustítiam quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Evangelio

Herodes mandó decapitar a Juan, y sus discípulos fueron a contárselo a Jesús
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 14, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, oyó el tetrarca Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo a sus cortesanos: «Ese es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él». Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por motivo de Herodías, mujer de su hermano Filipo; porque Juan le decía que no le era lícito vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera.
Ella, instigada por su madre, le dijo: «Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey lo sintió, pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran, y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron a contárselo a Jesús.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  18º Domingo del tiempo ordinario

MXJVS

  Lunes 18ª semana • Año impar

Primera Lectura

Solo no puedo cargar con este pueblo
Lectura del libro de los Números (Nm 11, 4b-15)
En aquellos días, dijeron los hijos de Israel:
«¡Quién nos diera carne para comer! ¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones y puerros y cebollas y ajos! En cambio ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná».
(El maná se parecía a la semilla de coriandro, y tenía color de bedelio; el pueblo se dispersaba para recogerlo, lo molían en la muela o lo machacaban en el almirez, lo cocían en la olla y hacían con él hogazas que sabían a pan de aceite. Por la noche caía el rocío en el campamento y encima de él el maná).
Moisés oyó cómo el pueblo lloraba, una familia tras otra, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor. Y disgustado, dijo al Señor:
«Por qué tratas mal a tu siervo? ¿Por qué no he hallado gracia a tus ojos, sino que me haces cargar con todo este pueblo? ¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me digas: "Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí con juramento a sus padres"? ¿De dónde voy a sacar carne para repartirla a todo el pueblo, que me viene llorando: "Danos de comer carne"? Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas. Si me vas a tratar así, hazme morir, por favor, si he hallado gracia a tus ojos; así no veré más mi desventura».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 81
R/. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Exsultáte Deo, adiutóri nostro

Mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.

Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Exsultáte Deo, adiutóri nostro

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios.

Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Exsultáte Deo, adiutóri nostro

Los que aborrecen al Señor lo adularían,
y su suerte quedaría fijada;
los alimentaría con flor de harina,
los saciaría con miel silvestre.

Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Exsultáte Deo, adiutóri nostro

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 4 b
No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procédit de ore Dei.

Evangelio


  Martes 18ª semana • Año impar

Primera Lectura

No hay otro profeta como Moisés ¿cómo os habéis atrevido a hablar contra él?
Lectura del libro de los Números (Nm 12, 1-13)
En aquellos días, María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado por esposa.
Decían:
«¿Ha hablado el Señor solo a través de Moisés? ¿No ha hablado también a través de nosotros?». El Señor lo oyó.
Moisés era un hombre muy humilde, más que nadie sobre la faz de la tierra.
De repente, el Señor habló a Moisés, Aarón y María:
«Salid los tres hacia la Tienda del Encuentro».
Y los tres salieron.
El Señor bajó en la columna de nube y se colocó a la entrada de la Tienda, y llamó a Aarón y a María. Ellos se adelantaron y el Señor les habló:
«Escuchad mis palabras: si hay entre vosotros un profeta del Señor, me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños; no así a mi siervo Moisés, el más fiel de todos mis siervos. A él le hablo cara a cara; abiertamente y no por enigmas; Y contempla la figura del Señor. ¿Cómo os habéis atrevido a hablar contra mi siervo Moisés?».
La ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó. Al apartarse la Nube de la Tienda, María estaba leprosa, Con la piel como la nieve. Aarón se volvió hacia ella y vio que estaba leprosa. Entonces Aarón dijo a Moisés:
«Perdón, señor. No nos exijas cuentas del pecado que hemos cometido insensatamente. No dejes a María como un aborto que sale del vientre con la mitad de la carne consumida».
Moisés suplicó al Señor:
«Por favor, cúrala».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 51
R/. Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére, Dómine, quia peccávimus

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére, Dómine, quia peccávimus

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad en tu presencia.

Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére, Dómine, quia peccávimus

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére, Dómine, quia peccávimus

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Misericordia, Señor, hemos pecado.
Miserére, Dómine, quia peccávimus

Aclamación antes del Evangelio

Jn 1, 49 b
Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.
Rabbi, tu es Filius Dei, tu es Rex Israel.

Evangelio


  Miércoles 18ª semana • Año impar

Primera Lectura

Despreciaron una tierra envidiable
Lectura del libro de los Números (Nm 13, 1-2.25-33; 14, 1.26-29.34-35)
En aquellos días, el Señor dijo a Moisés en el desierto de Farán:
«Envía gente a explorar la tierra de Canaán, que voy a entregar a los hijos de Israel: envía uno de cada tribu y que todos sean jefes».
Al cabo de cuarenta días volvieron de explorar el país; y se presentaron a Moisés y Aarón y a toda la comunidad de los hijos de Israel, en el desierto de Farán, en Cadés. Presentaron su informe a toda la comunidad y les enseñaron los frutos del país. Y le contaron:
«Hemos entrado en el país adonde nos enviaste; y verdaderamente es una tierra que mana leche y miel; aquí tenéis sus frutos. Pero el pueblo que habita el país es poderoso, tienen grandes ciudades fortificadas (incluso hemos visto allí hijos de Anac). Amalec vive en la región del Negueb, los hititas, jebuseos y amorreos viven en la montaña, los cananeos junto al mar y junto al Jordán».
Caleb hizo callar al pueblo ante Moisés y dijo:
«Tenemos que subir y apoderamos de ese país, porque podemos con él».
Pero los que habían subido con él replicaron:
«No podemos atacar a ese pueblo, porque es más fuerte que nosotros». Y desacreditaban ante los hijos de Israel la tierra que habían explorado, diciendo:
«La tierra que hemos recorrido y explorado es una tierra que devora a sus propios habitantes; toda la gente que hemos visto en ella es de gran estatura. Hemos visto allí nefileos, hijos de Anac: parecíamos saltamontes a su lado, y lo mismo les parecíamos nosotros a ellos».
Entonces toda la comunidad empezó a dar gritos y el pueblo se pasó llorando toda la noche.
El Señor dijo a Moisés y Aarón:
«¿Hasta cuándo seguirá esta comunidad malvada murmurando contra mí? He oído a los hijos de Israel murmurar de mí
. Diles: ¡Por mi vida!, oráculo del Señor, que os haré lo que me habéis dicho a la cara: en este desierto caerán vuestros cadáveres, los de todos los que fuisteis censados, de veinte años para arriba, los que habéis murmurado contra mí.
Según el número de los días que empleasteis en explorar la tierra, cuarenta días, cargaréis con vuestra culpa cuarenta años, un año por cada día. Para que sepáis lo que es desobedecerme".
Yo, el Señor, juro que haré esto a la comunidad que se ha amotinado contra mí: en este desierto se consumirán y en él morirán».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 106
R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
O bien: Aleluya.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui

Hemos pecado como nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui

Bien pronto olvidaron sus obras,
y no se fiaron de sus planes:
ardían de avidez en el desierto
y tentaron a Dios en la estepa.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en la tierra de Cam,
portentos junto al mar Rojo.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui

Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui

Aclamación antes del Evangelio

Lc 7, 16
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Prophéta magnus surréxit in nobis, et Deus visitávit plebem suam.

Evangelio

Mujer, qué grande es tu fe Lectura del santo
Evangelio según san Mateo. (Mt 15, 21-28)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo».
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
«Atiéndela, que viene detrás gritando».
Él les contestó: «Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Ella se acercó y se postró ante él diciendo: «Señor, ayúdame».
Él le contestó: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas». En aquel momento quedó curada su hija.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 18ª semana • Año impar

Primera Lectura

Brotó agua abundante
Lectura del libro de los Números (Nm 20, 1-13)
En aquellos días, la comunidad entera de los hijos de Israel llegó al desierto de Sin el mes primero y el pueblo se instaló en Cadés. Allí murió María y allí la enterraron.
Faltó agua a la comunidad y se amotinaron contra Moisés y Aarón. El pueblo protestó contra Moisés diciendo:
«¡Ojalá hubiéramos muerto como nuestros hermanos, delante del Señor! ¿Por qué has traído a la comunidad del Señor a este desierto, para que muramos en él nosotros y nuestras bestias? ¿Por qué nos has sacado de Egipto para traernos a este sitio horrible, que no tiene grano ni higueras ni viñas ni granados ni agua para beber?».
Moisés y Aarón se apartaron de la comunidad y se dirigieron a la entrada de la Tienda del Encuentro, y se postraron rostro en tierra delante de ella. La gloria del Señor se les apareció, y el Señor dijo a Moisés:
«Coge la vara y reunid la asamblea, tú y tu hermano Aarón, y habladle a la roca en presencia de ellos y ella dará agua. Luego saca agua de la roca y dales de beber a ellos y a sus bestias».
Moisés retiró la vara de la presencia del Señor, como se lo mandaba. Moisés y Aarón reunieron la asamblea delante de la roca; Moisés les dijo:
«Escuchad, rebeldes: ¿Creéis que podemos sacaros agua de esta roca?». Moisés alzó la mano y golpeó la roca con la vara dos veces, y brotó agua tan abundante que bebió toda la comunidad y las bestias.
El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
«Por no haberme creído, por no haber reconocido mi santidad en presencia de los hijos de Israel, no haréis entrar a esta comunidad en la tierra que les he dado». (Esta es la Fuente de Meribá, donde los hijos de Israel disputaron con el Señor y él les mostró su santidad).
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 95
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón".
Utinam hódie, vocem Dómini audiátis: "nolíte obduráre corda vestra"

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón".
Utinam hódie, vocem Dómini audiátis: "nolíte obduráre corda vestra"

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón".
Utinam hódie, vocem Dómini audiátis: "nolíte obduráre corda vestra"

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcais el corazon como en Meriba,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras».

Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón".
Utinam hódie, vocem Dómini audiátis: "nolíte obduráre corda vestra"

Aclamación antes del Evangelio

Mt 16, 18
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Tu es Petrus, et super hanc petram aedificábo Ecclésiam meam, et portae ínferi non praevalébunt advérsus eam.

Evangelio

Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 16, 13-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomo la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo:
tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».
Jesús se volvió y dijo a Pedro:
«¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 18ª semana • Año impar

Primera Lectura

Amó a tus padres y eligió a su descendencia después de ellos
Lectura del libro del Deuteronomio (Dt 4, 32-40)
Moisés dijo al pueblo:
«Pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra; pregunta desde un extremo al otro del cielo, ¿sucedió jamás algo tan grande como esto o se oyó cosa semejante? ¿Escuchó algún pueblo, como tú has escuchado, la voz de Dios, hablando desde el fuego, y ha sobrevivido? ¿Intentó jamás algún dios venir a escogerse una nación entre las otras mediante pruebas, signos, prodigios y guerra y con mano fuerte y brazo poderoso, con terribles portentos, como todo lo que hizo el Señor, vuestro Dios, con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos? Te han permitido verlo, para que sepas que el Señor es el único Dios y no hay otro fuera de él. Desde el cielo hizo resonar su voz para enseñarte y en la tierra te mostró su gran fuego, y de en medio del fuego oíste sus palabras.
Porque amó a tus padres y eligió a su descendencia después de ellos, él mismo te sacó de Egipto con gran fuerza, para desposeer ante ti a naciones más grandes y fuertes que tú, para traerte y darte sus tierras en heredad; como ocurre hoy.
Así pues, reconoce hoy, y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Observa los mandatos y preceptos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos, después de ti, y se prolonguen tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 77
R/. Recuerdo las proezas del Señor.
Memor ero óperum Dómini.

Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas.

Recuerdo las proezas del Señor.
Memor ero óperum Dómini.

Dios mío, tus caminos son santos:
¿Qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú, oh Dios, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos.

Recuerdo las proezas del Señor.
Memor ero óperum Dómini.

Con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Mientras guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón.

Recuerdo las proezas del Señor.
Memor ero óperum Dómini.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 10
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti qui persecutiónem patiúntur propter iustítiam, quóniam ipsórum est regnum caelorum.

Evangelio

¿Que podrá dar un hombre para recobrar su alma?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 16, 24-28)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.
¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre en su reino».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 18ª semana • Año impar

Primera Lectura

Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón
Lectura del libro del Deuteronomio (Dt 6, 4-13)
Moisés dijo al pueblo:
«Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Estas palabras que yo te mando hoy estarán en tu corazón, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado; las atarás a tu muñeca como un signo, serán en tu frente una señal; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus portales.
Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra que había de darte, según juró a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob, con ciudades grandes y ricas que tú no has construido, casas rebosantes de riquezas que tú no has llenado, pozos ya excavados que tú no has excavado, viñas y olivares que tú no has plantado, y comas hasta saciarte, guárdate de olvidar al Señor que te sacó de Egipto, de la casa de esclavitud.
Al Señor, tu Dios, temerás, a él servirás y en su nombre jurarás».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 18
R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Díligam te, Dómine, fortitúdo mea.

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.

Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
Díligam te, Dómine, fortitúdo mea.

Dios mío, peña mía, refugio mío,
escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos.

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Díligam te, Dómine, fortitúdo mea.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu ungido.

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Díligam te, Dómine, fortitúdo mea.

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvátor noster Iesus Christus destrúxit mortem, et illuminávit vitam per Evangelium

Evangelio

Si tuvierais fe, nada os sería imposible
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 17, 14-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre que, de rodillas, le dijo:
«Señor, ten compasión de mi hijo que es lunático y sufre mucho: muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he traído a tus discípulos y no han sido capaces de curarlo».
Jesús tomó la palabra y dijo: «¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros, hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo».
Jesús increpó al demonio y salió; en aquel momento se curó el niño.
Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: «¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?».
Les contestó: «Por vuestra poca fe. En verdad os digo que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, le diríais a aquel monte: "Trasládate desde ahí hasta aquí", y se trasladaría. Nada os sería imposible».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  19º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 19ª semana • Año impar

Primera Lectura

Circuncidad vuestros corazones. Amaréis al emigrante, porque emigrantes fuisteis
Lectura del libro del Deuteronomio (Dt 10, 12-22)
Moisés dijo al pueblo:
«Ahora Israel ¿qué te pide el Señor, tu Dios, sino que temas al Señor, tu Dios, siguiendo todos sus caminos, y que le ames y que sirvas al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, observando los preceptos del Señor y los mandatos que yo te mando hoy, para tu bien? Cierto: del Señor son los cielos, hasta el último cielo, la tierra y todo cuanto la habita. Mas solo de vuestros padres se enamoró el Señor, los amó, y de su descendencia os escogió a vosotros entre todos los pueblos, como sucede hoy.
Circuncidad vuestro corazón, no endurezcáis vuestra cerviz, pues el Señor, vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, el Dios grande, fuerte y terrible, que no es parcial ni acepta soborno, que hace justicia al huérfano y a la viuda, y que ama al emigrante, dándole pan y vestido. Amaréis al emigrante, porque emigrantes fuisteis en Egipto. Temerás al Señor, tu Dios, le servirás, te adherirás a él y en su nombre jurarás.
Él es tu alabanza y él es tu Dios, que hizo a tu favor las terribles hazañas que tus ojos han visto. Setenta eran tus padres cuando bajaron a Egipto, y ahora el Señor, tu Dios, te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 148
R/. Glorifica al Señor, Jerusalén.
O bien: Aleluya.
Lauda, Ierúsalem, Dóminum.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sion.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.

Glorifica al Señor, Jerusalén.
Lauda, Ierúsalem, Dóminum.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz.

Glorifica al Señor, Jerusalén.
Lauda, Ierúsalem, Dóminum.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Glorifica al Señor, Jerusalén.
Lauda, Ierúsalem, Dóminum.

Aclamación antes del Evangelio

2Ts 2, 14
Dios nos llamó por medio del Evangelio para que lleguemos a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Deus vocávit nos per Evangélium, in acquisitiónem glóriae Dómini nostri Iesu Christi.

Evangelio

Lo matarán, pero resucitará. Los hijos están exentos del impuesto
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 17, 22-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo:
«El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día».
Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron:
«¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?».
Contestó: «Sí».
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle:
«¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?».
Contestó:
«A los extraños».
Jesús le dijo:
«Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 19ª semana • Año impar

Primera Lectura

Sé fuerte, Josué, y valiente: tú has de introducir al pueblo en la tierra
Lectura del libro del Deuteronomio (Dt 31, 1-8)
Moisés se dirigió a todo Israel y pronunció estas palabras.
Les dijo:
«Tengo ya ciento veinte años, y ya no puedo salir ni entrar; además el Señor me ha dicho: No pasaras ese Jordán . El Señor, tu Dios, pasará delante de ti. Él destruirá delante de ti esas naciones y tú las tomarás en posesión. Josué pasará delante de ti, como ha dicho el Señor.
El Señor los tratará como a los reyes amorreos Sijón y Og, y como a sus tierras, que arrasó. El Señor os los entregará y vosotros los trataréis conforme a toda esta prescripción que yo os he mandado. ¡Sed fuertes y valientes, no temáis, no os acobardéis ante ellos!, pues el Señor, tu Dios, va contigo, no te dejará ni te abandonará».
Después Moisés llamó a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel:
«Sé fuerte y valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor, tu Dios, juró dar a tus padres y tú se la repartirás en heredad. El Señor irá delante de ti. El estará contigo, no te dejará ni te abandonará. No temas ni te acobardes».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 33
R/. La porción del Señor fue su pueblo.
Pars Dómini, pópulus eius

Voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.
Él es la Roca, sus obras son perfectas.

La porción del Señor fue su pueblo.
Pars Dómini, pópulus eius

Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán.

La porción del Señor fue su pueblo.
Pars Dómini, pópulus eius

Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Israel.

La porción del Señor fue su pueblo.
Pars Dómini, pópulus eius

La porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue el lote de su heredad.
El Señor solo los condujo,
no hubo dioses extraños con él.

La porción del Señor es su pueblo.
Pars Dómini, pópulus eius

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 29ab
Tomad mi yugo sobre vosotros –dice el Señor–, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.
Tóllite iugum meum super vos, dicit Dóminus, et díscite a me, quia mitis sum et húmilis corde.

Evangelio

Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños Lectura del santo
Evangelio según san Mateo. (Mt 18, 1-5.10.12-14)
Gloria a ti, Señor.
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
«¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?».
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial.
¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 19ª semana • Año impar

Primera Lectura

Allí murió Moisés como había dispuesto el Señor, y no surgió otro profeta como él
Lectura del libro del Deuteronomio (Dt 34, 1-12)
En aquellos días, Moisés subió de la estepa de Moab al monte Nebo, a la cima del Pisgá, frente a Jericó; y el Señor le mostró toda la tierra: Galaad hasta Dan, todo Neftalí, el territorio de Efraín y de Manasés, y todo el territorio de Judá hasta el mar occidental, el Negueb y la comarca del valle de Jericó (la ciudad de las palmeras) hasta Soar; y le dijo:
«Esta es la tierra que prometí con juramento a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciéndoles: "Se la daré a tu descendencia". Te la he hecho ver con tus propios ojos, pero no entrarás en ella».
Y allí murió Moisés, siervo del Señor, en el territorio de Moab, como había dispuesto el Señor.
Lo enterraron en el valle de Moab, frente a Bet Peor; y hasta el día de hoy nadie ha conocido el lugar de su tumba.
Moisés murió a la edad de ciento veinte años: no había perdido vista ni había decaído su vigor. Los hijos de Israel lloraron a Moisés en la estepa de Moab durante treinta días, hasta que terminó el tiempo del duelo por Moisés.
Josué hijo de Nun estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos, los hijos de Israel lo obedecieron e hicieron como el Señor había mandado a Moisés.
No surgió en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara; ni semejante a él en los signos y prodigios que el Señor le envió a hacer en Egipto contra el faraón, su corte y su país; ni en la mano poderosa, en los terribles portentos que obró Moisés en presencia de todo Israel.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 66
R/. Bendito sea Dios,
que me ha devuelto la vida.
Benedíctus Deus, qui pósuit ánimam meam ad vitam.

Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.

Bendito sea Dios,
que me ha devuelto la vida.
Benedíctus Deus, qui pósuit ánimam meam ad vitam.

Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!»
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres.

Bendito sea Dios,
que me ha devuelto la vida.
Benedíctus Deus, qui pósuit ánimam meam ad vitam.

Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua.

Bendito sea Dios,
que me ha devuelto la vida.
Benedíctus Deus, qui pósuit ánimam meam ad vitam.

Aclamación antes del Evangelio

2Co 5, 19ac
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Deus erat in Christo mundum reconcílians sibi, et pósuit in nobis verbum reconciliatiónis

Evangelio

Si te hace caso, has salvado a tu hermano
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 18, 15-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.
En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.
Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 19ª semana • Año impar

Primera Lectura

El Arca de la Alianza del Dueño va a pasar el Jordán delante de vosotros
Lectura del libro de Josué (Jos 3, 7-10a.11.13-17)
En aquellos días, el Señor dijo a Josué:
«Hoy mismo voy a empezar a engrandecerte ante todo Israel, para que vean que estoy contigo como estuve con Moisés. Tú dales esta orden a los sacerdotes portadores del Arca de la Alianza: "En cuanto lleguéis a tocar el agua de la orilla del Jordán, deteneos en el Jordán"».
Josué dijo a los hijos de Israel:
«Acercaos aquí a escuchar las palabras del Señor, vuestro Dios».
Y añadió:
«Así conoceréis que el Dios vivo está en medio de vosotros y que va a expulsar ante vosotros a cananeos. Mirad, el Arca de la Alianza del Dueño de toda la tierra va a pasar el Jordán delante de vosotros. Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el Arca del Señor, Dueño de toda la tierra, pisen el agua del Jordán, la corriente de agua del Jordán que viene de arriba quedará cortada y se detendrá formando como un embalse».
Cuando la gente levantó el campamento para pasar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza caminaron delante de la gente.
En cuanto los portadores del Arca de la Alianza llegaron al Jordán y los sacerdotes que la portaban mojaron los pies en el agua de la orilla (el Jordán baja crecido hasta los bordes todo el tiempo de la siega), el agua que venía de arriba se detuvo y formó como un embalse que llegaba muy lejos, hasta Adán, un pueblo cerca de Sartán, y el agua que bajaba hacia el mar de la Arabá, el mar de la Sal, quedó cortada del todo.
La gente pasó el río frente a Jericó. Los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza del Señor estaban quietos en el cauce seco, firmes en medio del Jordán, mientras todo Israel iba pasando por el cauce seco, hasta que acabaron de pasar todos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 114
R/. Aleluya
Allelúia

Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.

Aleluya
Allelúia

El mar, al verlos, huyó;
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.

Aleluya
Allelúia

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?

Aleluya
Allelúia

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 31 (Sal 32)
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, enséñame tus decretos.
Fáciem tuam, Dómine, illúmina super servum tuum, et doce me iustificatiónes tuas.

Evangelio

No te digo que perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 18, 21-Mt 19, 1)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:
«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».
Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados.
Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
"Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo".
Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda.
Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo:
"Págame lo que me debes".
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo:
"Ten paciencia conmigo y te lo pagaré".
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido.
Entonces el señor lo llamó y le dijo:
"¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?".
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».
Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 19ª semana • Año impar

Primera Lectura

Yo tomé a vuestro padre del otro lado del Río; os saqué de Egipto; os llevé a la tierra
Lectura del libro de Josué (Jos 24, 1-13)
En aquellos días, Josué reunió todas las tribus de Israel en Siquén y llamó a los ancianos de Israel, a los jefes, a los jueces y a los magistrados. Y se presentaron ante Dios. Josué dijo a todo el pueblo: Así dice el Señor, Dios de Israel: "Al otro lado del río Éufrates vivieron antaño vuestros padres: Téraj, padre de Abrahán de Najor, y servían a otros dioses. Yo tomé a Abrahán vuestro padre del otro lado del Río, lo conduje por toda la tierra de Canaán y multipliqué su descendencia, dándole un hijo, Isaac. A Isaac le di dos hijos: Jacob y Esaú. A Esaú le di en propiedad la montaña de Seír, mientras que Jacob y sus hijos bajaron a Egipto. Envié después a Moisés y Aarón y castigué a Egipto con los portentos que hice en su tierra. Luego os saqué de allí. Saqué de Egipto a vuestros padres y llegasteis al mar. Los egipcios persiguieron a vuestros padres con sus carros y caballos hasta el mar Rojo; pero ellos gritaron al Señor y él tendió una nube oscura entre vosotros y los egipcios; después hizo que se desplomara sobre ellos el mar, que los anegó. Con vuestros propios ojos visteis lo que hice con Egipto. Después vivisteis en el desierto muchos años. Os llevé luego a la tierra de los amorreos que vivían al otro lado del Jordán: ellos os atacaron, pero yo os los di. Así tomasteis posesión de sus tierras, y yo los exterminé a vuestra llegada. Entonces se alzó Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, para atacar a Israel; y mandó llamar a Balaán, hijo de Beor, para que os maldijera; pero yo no quise escuchar a Balaán, que no tuvo más remedio que bendeciros, y así os libré de sus manos. Pasasteis después el Jordán y llegasteis a Jericó. Los jefes de Jericó (y los amorreos, perizitas, cananeos, hititas, guirgaseos, heveos y jebuseos) os atacaron, pero yo os los di; mandé delante de vosotros avispas, que expulsaron, al llegar vosotros, a los dos reyes amorreos: no fue con tu espada ni con tu arco. Y os di una tierra por la que no habíais sudado, ciudades que no habíais construido y en las que ahora vivís, viñedos y olivares que no habíais plantado y de cuyos frutos ahora coméis"».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 136
R/. Porque es eterna su misericordia.
O bien: Aleluya.
Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

Demos gracias al Señor, porque él es bueno. Al Dios de los dioses demos gracias; demos gracias al Señor de los señores.

Porque es eterna su misericordia.
Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

El guió a su pueblo por el desierto, hirió a grandes reyes y dio muerte a reyes poderosos.

Porque es eterna su misericordia.
Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

El le dio sus tierras en herencia a Israel, su siervo, y nos libró de nuestros enemigos.

Porque es eterna su misericordia.
Quóniam in aetérnum misericórdia eius.

Aclamación antes del Evangelio

1Ts 2, 13
Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios.
Accípite verbum Dei, non ut verbum hóminum, sed, sicut est vere, verbum Dei.

Evangelio

Por la dureza de corazón permitió Moisés repudiar a las mujeres; pero, al principio, no era así
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 19, 3-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?».
Él les respondió: «¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». Ellos insistieron: «¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla?».
Él les contestó: «Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer –no hablo de unión ilegítima– y se casa con otra, comete adulterio».
Los discípulos le replicaron: «Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».
Pero él les dijo: «No todos entienden esto, solo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 19ª semana • Año impar

Primera Lectura

Elegid hoy a quién queréis servir
Lectura del libro de Josué (Jos 24, 14-29)
En aquellos días, hablaba Josué al pueblo diciendo:
«Pues bien: temed al Señor; servidle con toda sinceridad; quitad de en medio los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del Río y en Egipto; y servid al Señor. Pero si os resulta duro servir al Señor, elegid hoy a quién queréis servir: si a los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país habitáis; que yo y mi casa serviremos al Señor».
El pueblo respondió:
«¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para ir a servir a otros dioses! Porque el Señor nuestro Dios es quien nos sacó, a nosotros y a nuestros padres, de Egipto, de la casa de la esclavitud; y quien hizo ante nuestros ojos aquellos grandes prodigios y nos guardó en todo nuestro peregrinar y entre todos los pueblos por los que atravesamos. Además, el Señor expulsó ante nosotros a los pueblos amorreos que habitaban el país. También nosotros serviremos al Señor, ¡porque él es nuestro Dios!».
Y Josué dijo al pueblo:
«No lograréis servir al Señor, porque es un Dios santo, Un Dios celoso. No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados. Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, él también se volverá contra vosotros y, después de haberos hecho tanto bien, os maltratará y os aniquilará». El pueblo le respondió:
«¡No! Nosotros serviremos al Señor».
Josué insistió:
«Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido al Señor para servirle». Respondieron:
«¡Testigos somos!».
«Entonces, quitad de en medio los dioses extranjeros que conserváis, e inclinad vuestro corazón hacia el Señor, Dios de Israel».
El pueblo respondió:
«Al Señor nuestro Dios serviremos y obedeceremos su voz!». Aquel día Josué selló una alianza con el pueblo y les dio leyes y mandatos en Siquén. Josué escribió estas palabras en el libro de la ley de Dios. Cogió una gran piedra y la erigió allí, bajo la encina que hay en el santuario del Señor. Y dijo Josué a todo el pueblo:
«Mirad, esta piedra será testigo contra nosotros, porque ha oído todas las palabras que el Señor nos ha dicho. Ella será testigo contra vosotros, para que no podáis renegar de vuestro Dios».
Luego Josué despidió al pueblo, cada cual a su heredad. Y después de todo esto, murió Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 16
R/. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meae.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.

Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meae.

Bendeciré al Señor que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meae.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meae.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

No impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 19, 13-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase, pero los discípulos los regañaban.
Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos».
Les impuso las manos y se marchó de allí.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  20º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 20ª semana • Año impar

Primera Lectura

El Señor suscitó jueces, pero tampoco les escucharon
Lectura del libro de los Jueces (Jc 2, 11-19)
En aquellos días, los hijos de Israel obraron mal a los ojos del Señor, y sirvieron a los baales. Abandonaron al Señor, Dios de sus padres, que les había hecho salir de la tierra de Egipto, y fueron tras otros dioses, dioses de los pueblos vecinos, postrándose ante ellos e irritando al Señor. Abandonaron al Señor para servir a Baal y a las astartés.
Se encendió, entonces, la ira del Señor contra Israel, los entregó en manos de saqueadores que los expoliaron y los vendió a los enemigos de alrededor, de modo que ya no pudieron resistir ante ellos. Siempre que salían, la mano del Señor estaba contra ellos para mal, según lo había anunciado el Señor y conforme les había jurado. Por lo que se encontraron en grave aprieto.
Entonces el Señor suscitó jueces que los salvaran de la mano de sus saqueadores. Pero tampoco escucharon a sus jueces, sino que se prostituyeron yendo tras otros dioses y se postraron ante ellos. Se desviaron pronto del camino que habían seguido sus padres, escuchando los mandatos del Señor. No obraron como ellos.
Cuando el Señor les suscitaba jueces, el Señor estaba con el juez y los salvaba de la mano de sus enemigos en vida del juez, pues el Señor se compadecía de sus gemidos, provocados por quienes los vejaban y oprimían. Pero, a la muerte del juez volvían a prevaricar más que sus padres, yendo tras otros dioses, para servirles y postrarse ante ellos. No desistían de su comportamiento ni de su conducta obstinada.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 106
R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui.

No exterminaron a los pueblos
que el Señor les había mandado;
emparentaron con los gentiles,
imitaron sus costumbres.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui.

Adoraron sus ídolos
y cayeron en sus lazos.
Inmolaron a los demonios
sus hijos y sus hijas.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui.

Se mancharon con sus acciones
y se prostituyeron con sus maldades.
La ira del Señor se encendió contra su pueblo,
y aborreció su heredad.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui.

Cuántas veces los libró;
mas ellos, obstinados en su actitud.
Pero él miró su angustia,
y escuchó sus gritos.

Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Meménto nostri, Dómine, in beneplácito pópuli tui.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 3
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Evangelio

Si quieres ser perfecto, vende tus bienes, así tendrás un tesoro en el cielo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 19, 16-22)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?».
Jesús le contestó:
«¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».
Él le preguntó:
«¿Cuáles?».
Jesús le contestó:
«No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».
El joven le dijo:
«Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?».
Jesús le contestó:
«Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego ven y sígueme».
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 20ª semana • Año impar

Primera Lectura

Gedeón, salva a Israel. Yo te envío
Lectura del libro de los Jueces (Jc 6, 11-24a)
En aquellos días, vino el ángel del Señor y se sentó bajo el terebinto que hay en Ofrá, perteneciente a Joás, de los de Abiezer. Su hijo Gedeón estaba desgranando el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas.
Se le apareció el ángel del Señor y le dijo:
«El Señor esté contigo, valiente guerrero».
Gedeón respondió:
«Perdón, mi señor; si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha sucedido todo esto? ¿Dónde están todos los prodigios que nos han narrado nuestros padres, diciendo: el Señor nos hizo subir de Egipto? En cambio ahora, el Señor nos ha abandonado y nos ha entregado en manos de Madián».
El Señor se volvió hacia él y le dijo:
«Ve con esa fuerza tuya y salva a Israel de las manos de Madián. Yo te envío».
Gedeón replicó:
«Perdón, mi Señor, ¿con qué voy a salvar a Israel? Mi clan es el más pobre de Manasés y yo soy el menor de la casa de mi padre».
El Señor le dijo:
«Yo estaré contigo y derrotarás a Madián como a un solo hombre».
Gedeón insistió:
«Si he hallado gracia a tus ojos, dame una señal de que eres tú el que estás hablando conmigo. Te ruego que no te retires de aquí hasta que vuelva a tu lado, traiga mi ofrenda y la deposite ante ti».
El Señor respondió:
«Permaneceré sentado hasta que vuelvas».
Gedeón marchó a preparar un cabrito y panes ácimos con unos cuarenta y cinco kilos de harina. Puso la carne en un cestillo, echó la salsa en una olla, lo llevó bajo la encina y se lo presentó.
El ángel de Dios le dijo entonces:
«Coge la carne y los panes ácimos, deposítalos sobre aquella peña, y vierte la salsa».
Así lo hizo. El ángel del Señor alargó la punta del bastón que tenía en la mano, tocó la carne y los panes ácimos, y subió un fuego de la peña que consumió la carne y los panes ácimos. Después el ángel del Señor desapareció de sus ojos.
Cuando Gedeón reconoció que se trataba del ángel del Señor, dijo:
«Ay, Señor mío, Señor, que he visto cara a cara al ángel del Señor!».
El Señor respondió:
«La paz contigo, no temas, no vas a morir». Gedeón erigió allí un altar al Señor y lo llamó «el Señor paz».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 85
R/. Dios anuncia la paz a su pueblo.
Lóquitur pacem Dóminus ad plebem suam.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón».

Dios anuncia la paz a su pueblo.
Lóquitur pacem Dóminus ad plebem suam.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo.

Dios anuncia la paz a su pueblo.
Lóquitur pacem Dóminus ad plebem suam.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino.

Dios anuncia la paz a su pueblo.
Lóquitur pacem Dóminus ad plebem suam.

Aclamación antes del Evangelio

2Co 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza.
Iesus Christus egénus factus est, cum esset dives, ut illíus inópia vos dívites essétis.

Evangelio

Más fácil le es a un camello entrar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 19, 23-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos».
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».
Entonces dijo Pedro a Jesús: «Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».
Jesús les dijo: «En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.
Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miercoles 20ª semana • Año impar

Primera Lectura

Pedisteis que os gobernara un rey, cuando vuestro rey era el Señor
Lectura del libro de los Jueces (Jc 9, 6-15)
En aquel tiempo, se reunieron todos los señores de Siquén y todo Bet Millo, y fueron a proclamar rey a Abimélec junto a la encina de la estela que hay en Siquén.
Se lo anunciaron a Jotán, que, puesto en pie sobre la cima del monte Garizín, alzó la voz y les dijo a gritos:
«Escuchadme, señores de Siquén, y así os escuche Dios. Fueron una vez los árboles a ungir rey sobre ellos. Y dijeron al olivo:
"Reina sobre nosotros".
El olivo les contestó:
"Habré de renunciar a mi aceite, que tanto aprecian en mí dioses y hombres para ir a mecerme sobre los árboles?". Entonces los árboles dijeron a la higuera:
"Ven tú a reinar sobre nosotros".
La higuera les contestó:
«¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto, para ir a mecerme sobre los árboles? Los árboles dijeron a la vid:
"Ven tú a reinar sobre nosotros".
La vid les contestó:
"¿Voy a renunciar a mi mosto, que alegra a dioses y hombres, para ir a mecerme sobre los árboles?".
Todos los árboles dijeron a la zarza:
"Ven tú a reinar sobre nosotros".
La zarza contestó a los árboles:
"Si queréis en verdad ungirme rey sobre vosotros, venid a cobijaros a mi sombra. Y si no, salga fuego de la zarza que devore los cedros del Líbano"».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 21
R/. Señor, el rey se alegra por tu fuerza.
Dómine, in virtúte tua laetábitur rex.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza.
Dómine, in virtúte tua laetábitur rex.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino. Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza.
Dómine, in virtúte tua laetábitur rex.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza.
Dómine, in virtúte tua laetábitur rex.

Aclamación antes del Evangelio

Hb 4, 12 ad
La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón.
Vivus est sermo Dei, et éfficax, et discrétor cogitatiónum et intentiónum cordis.

Evangelio

¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 20, 1-16a)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña.
Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo:
"Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido".
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:
"¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?».
Le respondieron:
"Nadie nos ha contratado".
Él les dijo:
"Id también vosotros a mi viña".
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz:
"Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros".
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más,
pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo:
"Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno".
Él replicó a uno de ellos:
"Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?".
Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 20ª semana • Año impar

Primera Lectura

El primero que salga de la casa será para el Señor y lo ofreceré en holocausto
Lectura del libro de los Jueces (Jc 11, 29-39a)
En aquellos días, el espíritu del Señor vino sobre Jefté. Atravesó Galaad y Manasés, y cruzó a Mispá de Galaad, y de Mispá de Galaad pasó hacia los amonitas. Entonces Jefté hizo un voto al Señor:
«Si entregas a los amonitas en mi mano, el primero que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro, cuando vuelva en paz de la campaña contra los amonitas, será para el Señor Y lo ofreceré en holocausto». Jefté pasó a luchar contra los amonitas, y el Señor los entregó en su mano. Los batió, desde Aroer hasta Minit –veinte ciudades–, y hasta Abel Queramín. Fue una gran derrota, y los amonitas quedaron sometidos a los hijos de Israel.
Cuando Jefté llegó a su casa de Mispá, su hija salió a su encuentro con adufes y danzas. Era su única hija. No tenía más hijos.
Al verla, rasgó sus vestiduras y exclamó:
«Ay, hija mía, me has destrozado por completo y has causado mi ruina! He hecho una promesa al Señor y no puedo volverme atrás».
Ella le dijo:
«Padre mío, si has hecho una promesa al Señor, haz conmigo según lo prometido, ya que el Señor te ha concedido el desquite de tus enemigos amonitas».
Le pidió a su padre:
«Concédeme esto: déjame libre dos meses, para ir vagando por los montes y llorar mi virginidad con mis compañeras».
Él le dijo:
«Vete».
Y la dejó ir dos meses. Ella marchó con sus compañeras y lloró su virginidad por los montes.
Al cabo de dos meses volvió donde estaba su padre, que hizo con ella según el voto que había pronunciado.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 40
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios; entonces yo digo: «Aquí estoy».

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

«–Como está escrito en mi libro–
para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas».

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hódie, nolíte obdurare corda vestra, sed vocem Dómini audíte.

Evangelio

A todos los que encontréis, llamadlos a la boda
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 22, 1-14)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados:
"Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda".
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados:
"La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda".
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?". El otro no abrió la boca.
Entonces el rey dijo a los servidores:
"Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes".
Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 20ª semana • Año impar

Primera Lectura

Noemí volvió de la región de Moab junto con Rut, y llegaron a Belén
Lectura del libro de Rut (Rt 1, 1.3-8.14-16.22)
Sucedió, en tiempos de los jueces, que hubo hambre en el país y un hombre decidió emigrar, con su mujer Noemi y sus dos hijos, desde Belén de Judá a la región de Moab. Murió Elimélec, el marido de Noemí, y quedó ella sola con sus dos hijos. Estos tomaron por mujeres a dos moabitas llamadas Orfá y Rut. Pero, después de residir allí unos diez años, murieron también los dos, quedando Noemí sin hijos y sin marido.
Entonces Noemí, enterada de que el Señor había bendecido a su pueblo procurándole alimentos, se dispuso a abandonar la región de Moab en compañía de sus dos nueras.
Orfá dio un beso a su suegra y se volvió a su pueblo, mientras que Rut permaneció con Noemí.
«Ya ves -dijo Noemí- que tu cuñada vuelve a su pueblo y a sus dioses. Ve tú también con ella».
Pero Rut respondió:
«No insistas en que vuelva y te abandone. Iré adonde tú vayas, viviré donde tú vivas; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios».
Así fue como Noemí volvió de la región de Moab junto con Rut, su nuera moabita. Cuando llegaron a Belén, comenzaba la siega de la cebada.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 146
R/. Alaba, alma mía, al Señor.
O bien: Aleluya.
Lauda, ánima mea, Dóminum.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente.

Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum.

Hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.

Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos.

Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sion, de edad en edad.

Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 24 (Sal 25) bc
Dios mío, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad.
Sémitas tuas, Dómine, édoce me, dírige me in veritáte tua.

Evangelio

Amarás al Señor tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 22, 34-40)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?».
Él le dijo:
«"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente". Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 20ª semana • Año impar

Primera Lectura

El Señor no te ha dejado sin protección. Fue padre de Jesé, el padre de David
Lectura del libro de Rut (Rt 2, 1-3.8-11; Rt 4, 13-17)
Tenía Noemí un pariente por parte de su marido; un hombre muy acomodado de la familia de Elimélec; su nombre era Booz.
Rut, la moabita, dijo a Noemí:
«¿Puedo ir a espigar en el campo de quien me lo permita?». Noemí respondió:
«Sí, hija mía».
Marchó Rut a recoger espigas detrás de los segadores, y sucedió que vino a parar en una parcela de Booz, el de la familia de Elimélec.
Booz dijo entonces a Rut:
«Escucha, hija mía. No vayas a espigar a otro campo, no te alejes de aquí. Quédate junto a mis criados. Fíjate dónde siegan los hombres y ve detrás de ellos. He mandado que no te molesten. Cuando tengas sed, bebe de los cántaros que ellos han llenado».
Ella se postró ante él y le dijo:
«¿Por qué te interesas con tanta amabilidad por mí, que soy una simple extranjera?».
Booz respondió:
«Me han contado cómo te has portado con tu suegra después de morir tu marido; cómo has dejado a tus padres y tu tierra natal para venir a un pueblo que no conocías». Booz tomó a Rut por mujer. Se unió a ella, y el Señor hizo que concibiera y diera a luz un hijo. Las mujeres dijeron a Noemí:
«Bendito sea el Señor, que no te ha dejado sin protección. El nombre del difunto seguirá vivo en Israel. El niño será tu consuelo y amparo en la vejez, pues lo ha dado a luz tu nuera, que te quiere y ha demostrado ser para ti mejor que siete hijos».
Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo y se encargó de criarlo. Las vecinas exclamaron:
«A Noemí le ha nacido un hijo».
Y le pusieron por nombre Obed. Fue padre de Jesé, el padre de David.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 128
R/. Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Ecce si benedicétur homo, qui timet Dóminum.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Ecce si benedicétur homo, qui timet Dóminum.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Ecce si benedicétur homo, qui timet Dóminum.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sion,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Ecce si benedicétur homo, qui timet Dóminum.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 23, 9 b.10b
Uno solo es vuestro Padre, el del cielo; y uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
Unus est Pater vester, qui in caelis est; et Magíster vester unus est, Christus.

Evangelio

Ellos dicen, pero no hacen
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 23, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame "rabbí". Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "rabbí", porque Uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque Uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías. El primero entre vosotros será vuestro servidor».
«El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  21º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 21ª semana • Año impar

Primera Lectura

Os convertisteis a Dios, abandonando los ídolos, aguardando la vuelta de su Hijo, a quien ha resucitado
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1Ts 1, 1-5.8b-10)
Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los Tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz.
En todo momento damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones, pues sin cesar recordamos ante Dios, nuestro Padre, la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en Jesucristo nuestro Señor.
Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido, pues cuando os anuncié nuestro evangelio, no fue solo de palabra, sino también con la fuerza del Espíritu Santo y con plena convicción.
Sabéis cómo nos comportamos entre vosotros para vuestro bien. Vuestra fe en Dios se ha difundido por doquier, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que os hicimos:
cómo os convertisteis a Dios, abandonando los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 149
R/. El Señor ama a su pueblo.
Beneplacitum est Dómino in pópulo suo

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sion por su Rey.

El Señor ama a su pueblo.
Beneplacitum est Dómino in pópulo suo

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

El Señor ama a su pueblo.
Beneplacitum est Dómino in pópulo suo

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles.

El Señor ama a su pueblo.
Beneplacitum est Dómino in pópulo suo

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam audiunt, dicit Dóminus; et ego cognosco eas, et sequúntur me.

Evangelio

¡Ay de vosotros, guías ciegos!
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 23, 13-22)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la "gehenna" el doble que vosotros!
¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"! Necios y ciegos ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro?
O también:
"Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga". ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 21ª semana • Año impar

Primera Lectura

Queríamos entregaros no solo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1Ts 2, 1-8)
Vosotros, hermanos, sabéis muy bien que nuestra visita no fue inútil; a pesar de los sufrimientos e injurias padecidos en Filipos, que ya conocéis, apoyados en nuestro Dios, tuvimos valor para predicaros el Evangelio de Dios en medio de fuerte oposición.
Nuestra exhortación no procedía de error o de motivos turbios, ni usaba engaños, sino que, en la medida en que Dios nos juzgó aptos para confiarnos el Evangelio, así lo predicamos: no para contentar a los hombres, sino a Dios, que juzga nuestras intenciones.
Bien sabéis vosotros que nunca hemos actuado ni con palabras de adulación ni por codicia disimulada, Dios es testigo, ni pretendiendo honor de los hombres, ni de vosotros, ni de los demás, aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos haberos hablado con autoridad; por el contrario, nos portamos con delicadeza entre vosotros, como una madre que cuida con cariño de sus hijos.
Os queríamos tanto que deseábamos entregaros no solo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 139
R/. Señor, tú me sondeas y me conoces.
Dómine, scrutatus es et cognovisti me

Me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

Señor, tú me sondeas y me conoces.
Dómine, scrutatus es et cognovisti me

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

Señor, tú me sondeas y me conoces.
Dómine, scrutatus es et cognovisti me

Aclamación antes del Evangelio

Hb 4, 12 ad
La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón.
Vivus est sermo Dei, et efficax, et discretor cogitationum et intentionum cordis

Evangelio

Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 23, 23-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!
Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 21ª semana • Año impar

Primera Lectura

Trabajando día y noche proclamamos entre vosotros el Evangelio
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1Ts 2, 9-13)
Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no ser gravosos a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios.
Vosotros sois testigos, y Dios también, de que nuestro proceder con vosotros, los creyentes, fue leal, recto e irreprochable; sabéis perfectamente que, lo mismo que un padre con sus hijos, nosotros os exhortábamos a cada uno de vosotros, os animábamos y os urgíamos a llevar una vida digna de Dios, que os ha llamado a su reino y a su gloria.
Por tanto, también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, porque, al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios que permanece operante en vosotros los creyentes.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 139
R/. Señor, tú me sondeas y me conoces.
Dómine, scrutatus es et cognovisti me

¿A dónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro.

Señor, tú me sondeas y me conoces.
Dómine, scrutatus es et cognovisti me

Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Señor, tú me sondeas y me conoces.
Dómine, scrutatus es et cognovisti me

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

Señor, tú me sondeas y me conoces.
Dómine, scrutatus es et cognovisti me

Aclamación antes del Evangelio

1Jn 2, 5
Quien guarda la Palabra de Cristo, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.
Qui servat verbum Christi, vere in hoc cáritas Dei perfécta est

Evangelio

Sois hijos de los que asesinaron a los profetas
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 23, 27-32)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo:
"Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"! Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas.
¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 21ª semana • Año impar

Primera Lectura

Que el Señor os colme de amor mutuo y de amor a todos
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1Ts 3, 7-13)
Hermanos, nos hemos sentido animados por vuestra fe en medio de todos nuestros aprietos y luchas. Ahora sí que vivimos, sabiendo que os mantenéis fieles al Señor.
¿Cómo podremos dar gracias a Dios por vosotros, por tanta alegría como gozamos delante de Dios por causa vuestra? Noche y día pedimos insistentemente veros cara a cara y completar lo que falta a vuestra fe.
Que Dios nuestro Padre y nuestro Señor Jesús nos allanen el camino para ir a vosotros.
En cuanto a vosotros, que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos a vosotros; y que afiance así vuestros corazones de modo que os presentéis ante Dios, nuestro Padre, santos e irreprochables en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 90
R/. Sácianos de tu misericordia, Señor, y estaremos alegres.
Reple nos, Dómine, misericordia tua, et exultabimus

Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna.

Sácianos de tu misericordia, Señor, y estaremos alegres.
Reple nos, Dómine, misericordia tua, et exultabimus

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos.

Sácianos de tu misericordia, Señor, y estaremos alegres.
Reple nos, Dómine, misericordia tua, et exultabimus

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos

Sácianos de tu misericordia, Señor, y estaremos alegres.
Reple nos, Dómine, misericordia tua, et exultabimus

Aclamación antes del Evangelio

Mt 24, 42 a.44
Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
Vigilate et stóte parati, quia qua nescitis hora Filius hóminis ventúrus est

Evangelio

Estad preparados
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 24, 42-51)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?
Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.
Pero si dijere aquel mal siervo para sus adentros: "Mi señor tarda en llegar", y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 21ª semana • Año impar

Primera Lectura

Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1Ts 4, 1-8)
Hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús:
ya habéis aprendido de nosotros cómo comportarse para agradar a Dios; pues comportaos así y seguid adelante.
Ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.
Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación, que os apartéis de la impureza, que cada uno de vosotros trate su cuerpo con santidad y respeto, no dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios.
Y que en este asunto nadie pase por encima de su hermano ni se aproveche con engaño, porque el Señor venga todo esto, como ya os dijimos y os aseguramos: Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino santa. Por tanto, quien esto desprecia, no desprecia a un hombre, sino a Dios, que os ha dado su Espíritu Santo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 97
R/. Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini iusti, in Dómino

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Justicia y derecho sostienen su trono.

Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini iusti, in Dómino

Los montes se derriten como cera ante el Señor,
ante el Señor de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.

Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini iusti, in Dómino

Odiad el mal los que amáis al Señor:
él protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.

Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini iusti, in Dómino

Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.

Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini iusti, in Dómino

Aclamación antes del Evangelio

Lc 21, 36 abd
Estad despiertos en todo tiempo, pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre.
Vigilate, omni témpore orantes, ut digni habeamini stare ante Filium hóminis

Evangelio

¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 25, 1-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
"¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!".
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.Y las necias dijeron a las prudentes:
"Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas".
Pero las prudentes contestaron:
"Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:
Señor, señor, ábrenos.
Pero él respondió:
"En verdad os digo que no os conozco".
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 21ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dios mismo nos ha enseñado a amarnos los unos a los otros
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1Ts 4, 9-11)
Hermanos:
Acerca del amor fraterno, no hace falta que os escriba, porque Dios mismo os ha enseñado a amaros los unos a los otros; y así lo hacéis con todos los hermanos de Macedonia. Sin embargo os exhortamos, hermanos, a seguir progresando:
esforzaos por vivir con tranquilidad, ocupándoos de vuestros asuntos y trabajando con vuestras propias manos, como os lo tenemos mandado.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 98
R/. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud
Venit Dóminus iudicáre pópulus in aequitáte

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

El Señor llega para regir los pueblos con rectitud
Venit Dóminus iudicáre pópulus in aequitáte

Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes.

El Señor llega para regir los pueblos con rectitud
Venit Dóminus iudicáre pópulus in aequitáte

Al Señor, que llega
para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud.

El Señor llega para regir los pueblos con rectitud
Venit Dóminus iudicáre pópulus in aequitáte

Aclamación antes del Evangelio

Jn 13, 34
Os doy un mandamiento nuevo –dice el Señor–: que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Mandátum novum do vobis, dicit Dóminus, ut diligátis ínvicem, sicut diléxi vos

Evangelio

Has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (Mt 25, 14-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco".
Su señor le dijo:
"Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
"Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos".
Su señor le dijo: "Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".
Se acercó también el que había recibido un talento y dijo:
"Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo".
El señor le respondió:
"Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  22º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 22ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dios llevará con él, por medio de Jesús, a los que han muerto
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1Ts 4, 13-17)
Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los que no tienen esperanza.
Pues si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual modo Dios llevará con él, por medio de Jesús, a los que han muerto.
Esto es lo que os decimos apoyados en la palabra del Señor:
nosotros, los que quedemos hasta la venida del Señor, no precederemos a los que hayan muerto; pues el mismo Señor, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar; después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos llevados con ellos entre nubes al encuentro del Señor por los aires.
Y así estaremos siempre con el Señor.
Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 96
R/. El Señor llega a regir la tierra
Venit Dominus iudicáre terram

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.

El Señor llega a regir la tierra
Venit Dominus iudicáre terram

Porque es grande el Señor,
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles no son nada,
mientras que el Señor ha hecho el cielo.

El Señor llega a regir la tierra
Venit Dominus iudicáre terram

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque.

El Señor llega a regir la tierra
Venit Dominus iudicáre terram

Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.

El Señor llega a regir la tierra
Venit Dominus iudicáre terram

Aclamación antes del Evangelio

Lc 4, 18
El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado a evangelizar a los pobres.
Spíritus Dómini super me, evangelizáre paupéribus misit me.

Evangelio

Me ha enviado a evangelizar a los pobres. Ningún profeta es aceptado en su pueblo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 4, 16-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.
Y decían: «¿No es este el hijo de José?».
Pero Jesús les dijo:
«Sin duda me diréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo", haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún».
Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo, puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 22ª semana • Año impar

Primera Lectura

Murió por nosotros para que vivamos con él
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1Ts 5, 1-6.9-11)
Hermanos:
En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis que os escriba, pues vosotros sabéis perfectamente que el Día del Señor llegará como un ladrón en la noche.
Cuando estén diciendo: «paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.
Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, de forma que ese día os sorprenda como un ladrón; porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Así, pues, no nos entreguemos al sueño como los demás, sino estemos en vela y vivamos sobriamente.
Porque Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros para que, despiertos o dormidos, vivamos con él.
Por eso, animaos mutuamente y edificaos unos a otros, como ya lo hacéis.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 27
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el pais de la vida
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

Espero gozar de la dicha del Señor en el pais de la vida
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.

Espero gozar de la dicha del Señor en el pais de la vida
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

Espero gozar de la dicha del Señor en el pais de la vida
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium

Aclamación antes del Evangelio

Lc 7, 16
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Prophéta magnus surréxit in nobis, et Deus visitávit plebem suam

Evangelio

Sé quién eres: el Santo de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 4, 31-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz:
«¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Pero Jesús le increpó diciendo:
«¡Cállate y sal de él!».
Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño.
Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí:
«¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen».
Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 22ª semana • Año impar

Primera Lectura

La verdad del Evangelio llegó hasta vosotros y se propagó por todo el mundo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (Col 1, 1-8)
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y Timoteo, el hermano, a los santos y fieles hermanos en Cristo que residen en Colosas: gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre.
Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por vosotros, al tener noticia de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está reservada en los cielos y de la que oísteis hablar cuando se os anunció la verdad del Evangelio de Dios, que llegó hasta vosotros.
Este sigue dando fruto y propagándose por todo el mundo como ha ocurrido también entre vosotros desde el día en que escuchasteis y comprendisteis la gracia de Dios en la verdad.
Así os lo enseñó Epafras, nuestro querido compañero de servicio, fiel servidor de Cristo en lugar nuestro. Él es quien nos ha informado del amor que sentís por nosotros en el Espíritu.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 52
R/. Confío en tu misericordia, Señor, por siempre.
Sperávit in misericordia tua, Dómine, in aetérnum.

Yo, como verde olivo,
en la casa de Dios,
confío en la misericordia de Dios
por siempre jamás.

Confío en tu misericordia, Señor, por siempre.
Sperávit in misericordia tua, Dómine, in aetérnum.

Te daré siempre gracias
porque has actuado;
proclamaré delante de tus fieles:
«Tu nombre es bueno».

Confío en tu misericordia, Señor, por siempre.
Sperávit in misericordia tua, Dómine, in aetérnum.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 4, 18
El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad.
Evangelizáre paupéribus misit me Dóminus, predicare captivis remissiónem

Evangelio

Es necesario que evangelice también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 4, 38-44)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón.
La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella.
El, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles.
Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban, y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando.
De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían:
«Tú eres el Hijo de Dios».
Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.
Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto. La gente lo andaba buscando y, llegando donde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos.
Pero él les dijo:
«Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado».
Y predicaba en las sinagogas de Judea.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 22ª semana • Año impar

Primera Lectura

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (Col 1, 9-14)
No dejamos de orar por vosotros y de pedir que consigáis un conocimiento perfecto de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual.
De esa manera vuestra conducta será digna del Señor, agradándole en todo; fructificando en toda obra buena, y creciendo en el conocimiento de Dios, fortalecidos plenamente según el poder de su gloria para soportar todo con paciencia y magnanimidad, con alegría, dando gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 98
R/. El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dominus salutáre suum

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dominus salutáre suum

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dominus salutáre suum

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.

El Señor da a conocer su salvación.
Notum fecit Dominus salutáre suum

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 19
Venid en pos de mí –dice el Señor–, y os haré pescadores de hombres.
Veníte post me, dicit Dóminus, et fáciam vos fìeri piscátores hóminum

Evangelio

Dejándolo todo, lo siguieron
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 5, 1-11)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
«Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».
Respondió Simón y dijo:
«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:
«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».
Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Y Jesús dijo a Simón:
«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».
Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 22ª semana • Año impar

Primera Lectura

Todo fue creado por él y para él
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (Col 1, 15-20)
Cristo Jesús es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades; todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 100
R/. Entrad en la presencia del Señor con vítores
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Entrad en la presencia del Señor con vítores
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad en la presencia del Señor con vítores
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.

Entrad en la presencia del Señor con vítores
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.

Entrad en la presencia del Señor con vítores
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne

Aclamación antes del Evangelio

Jn 8, 12b
Yo soy la luz del mundo –dice el Señor–; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Ego sum lux mundi, dicit Dòminus; qui séquitur me, habébit lucem vitae

Evangelio

Les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 5, 33-39)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los fariseos y los escribas dijeron a Jesús:
«Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber».
Jesús les dijo:
«¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días».
Les dijo también una parábola:
«Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace, el nuevo se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán.
A vino nuevo, odres nuevos.
Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: "El añejo es mejor"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 22ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dios os ha reconciliado para ser admitidos a su presencia santos y sin mancha
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (Col 1, 21-23)
Hermanos:
Vosotros, en otro tiempo, estabais también alejados y erais enemigos por vuestros pensamientos y malas acciones; ahora en cambio, por la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo de carne, Dios os ha reconciliado para ser admitidos a su presencia santos, sin mancha y sin reproche, a condición de que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que habéis escuchado: el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo, del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 54
R/. Dios es mi auxilio.
Ecce Deus ádiuvat me

Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras.

Dios es mi auxilio.
Ecce Deus ádiuvat me

Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno.

Dios es mi auxilio.
Ecce Deus ádiuvat me

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 6 bc
Yo soy el camino y la verdad y la vida –dice el Señor–; nadie va al Padre sino por mí.
Ego sum via, véritas et vita, dicit Dóminus, nemo venit ad Patrem, nisi per me.

Evangelio

¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 1-5)
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, iba Jesús caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos.
Unos fariseos dijeron:
«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?».
Respondiendo Jesús, les dijo:
«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él».
Y les decía:
«El Hijo del hombre es señor del sábado».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  23º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 23ª semana • Año impar

Primera Lectura

Nombrado servidor de la Iglesia para llevar a plenitud el misterio escondido desde siglos
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (Col 1, 24-29; 2, 1-3)
Hermanos:
Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado servidor, conforme al encargo que me ha sido encomendado en orden a vosotros: llevar a plenitud la palabra de Dios, el misterio escondido desde siglos y generaciones y revelado ahora a sus santos, a quienes Dios ha querido dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para presentarlos a todos perfectos en Cristo. Por este motivo lucho denodadamente con su fuerza, que actúa poderosamente en mí.
Quiero que sepáis el duro combate que sostengo por vosotros y por los de Laodicea, y por todos los que no me conocen personalmente; para que se llenen de ánimo sus corazones y, estrechamente unidos en el amor mutuo, alcancen en toda su riqueza la plena inteligencia y el perfecto conocimiento del misterio de Dios, que es Cristo.
En él están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 62
R/. De Dios viene mi salvación y mi gloria.
In Deo salutáre meum et glória mea.

De Dios viene mi salvación y mi gloria.
Descansa solo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
solo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

De Dios viene mi salvación y mi gloria.
In Deo salutáre meum et glória mea.

Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón:
Dios es nuestro refugio.

De Dios viene mi salvación y mi gloria.
In Deo salutáre meum et glória mea.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me

Evangelio

Estaban al acecho para ver si curaba en sábado
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 6-11)
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.
Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.
Pero él conocía sus pensamientos y dijo al hombre de la mano atrofiada:
«Levántate y ponte en medio».
Y, levantándose, se quedó en pie.
Jesús les dijo: «Os voy a hacer una pregunta:
¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?».
Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo:
«Extiende tu mano».
Él lo hizo y su mano quedó restablecida.
Pero ellos, ciegos por la cólera, discutían qué había que hacer con Jesús.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 23ª semana • Año impar

Primera Lectura

El Señor os vivificó con él, y nos perdonó todos los pecados
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (Col 2, 6-15)
Hermanos:
Ya que habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, proceded unidos a él, arraigados y edificados en él, afianzados en la fe que os enseñaron, y rebosando agradecimiento.
Cuidado con que nadie os envuelva con teorías y con vanas seducciones de tradición humana, fundadas en los elementos del mundo y no en Cristo.
Porque en él habita la plenitud de la divinidad corporalmente, y por él, que es cabeza de todo Principado y Potestad, habéis obtenido vuestra plenitud.
En él habéis sido también circuncidados con una circuncisión no hecha por manos humanas mediante el despojo del cuerpo de carne, con la circuncisión de Cristo.
Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con él, por la fe en la fuerza de Dios que lo resucitó de los muertos. Y a vosotros, que estabais muertos por vuestros pecados y la incircuncisión de vuestra carne, os vivificó con él, y nos perdonó todos los pecados.
Canceló la nota de cargo que nos condenaba con sus cláusulas contrarias a nosotros; la quitó de en medio, clavándola en la cruz, y, destituyendo por medio de Cristo a las Potestades y los Principados, los exhibió en público espectáculo, y los llevó cautivos en su cortejo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 145
R/. El Señor es bueno con todos.
Suávis Dóminus univérsis

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

El Señor es bueno con todos.
Suávis Dóminus univérsis

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

El Señor es bueno con todos.
Suávis Dóminus univérsis

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.

El Señor es bueno con todos.
Suávis Dóminus univérsis

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 16
Yo os he elegido del mundo –dice el Señor– para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
Ego vos elegi de mundo, ut eatis et fructum afferatis, et fructus vester máneat, dicit Dóminus

Evangelio

Pasó la noche orando. Escogió a doce, a los que también nombró apóstoles
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 12-19)
Gloria a ti, Señor.
En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Después de bajar con ellos, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 23ª semana • Año impar

Primera Lectura

Habéis muerto con Cristo; en consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (Col 3, 1-11)
Hermanos:
Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.
En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.
Esto es lo que atrae la ira de Dios sobre los rebeldes. Entre ellos andabais también vosotros, cuando vivíais de esa manera; ahora en cambio, deshaceos también vosotros de todo eso: ira, coraje, maldad, calumnias y groserías, ¡fuera de vuestra boca! ¡No os mintáis unos a otros!: os habéis despojado del hombre viejo, con sus obras, y os habéis revestido de la nueva condición que, mediante el conocimiento, se va renovando a imagen de su Creador, donde no hay griego y judío, circunciso e incircunciso, bárbaro, escita, esclavo y libre, sino Cristo, que lo es todo, y en todos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 145
R/. El Señor es bueno con todos.
Suávis Dóminus univérsis

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza.

El Señor es bueno con todos.
Suávis Dóminus univérsis

Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.

El Señor es bueno con todos.
Suávis Dóminus univérsis

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

El Señor es bueno con todos.
Suávis Dóminus univérsis

Aclamación antes del Evangelio

Lc 6, 23 ab
Alegraos y saltad de gozo –dice el Señor–, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
Gaudéte et exultáte, dicit Dóminus, ecce enim merces vestra multa est in caelo

Evangelio

Bienaventurados los pobres. Ay de vosotros, los ricos
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 20-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 23ª semana • Año impar

Primera Lectura

Revestíos del amor, que es el vínculo de la unidad perfecta
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (Col 3, 12-17)
Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.
Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.
Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.
Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 150
R/. Todo ser que alienta alabe al Señor.
O bien: Aleluya.
Omne quod spirat, laudet Dóminum

Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte firmamento;
alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.

Todo ser que alienta alabe al Señor.
O bien: Aleluya.
Omne quod spirat, laudet Dóminum

Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras;
alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas.

Todo ser que alienta alabe al Señor.
O bien: Aleluya.
Omne quod spirat, laudet Dóminum

Alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta alabe al Señor.

Todo ser que alienta alabe al Señor.
O bien: Aleluya.
Omne quod spirat, laudet Dóminum

Aclamación antes del Evangelio

1Jn 4, 12
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
Si diligámus ínvicem, Deus in nobis manet, et cáritas eius in nobis perfecta est

Evangelio

Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 27-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 23ª semana • Año impar

Primera Lectura

Antes era un blasfemo, pero Dios tuvo compasión de mí
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1Tm 1, 1-2.12-14)
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios, Salvador nuestro, y de Cristo Jesús, esperanza nuestra, a Timoteo, verdadero hijo en la fe: gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.
Doy gracias a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio, a mí, que antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí porque no sabía lo que hacía, pues estaba lejos de la fe; sin embargo, la gracia de nuestro Señor sobreabundó en mí junto con la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 16
R/. Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meae.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.

Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meae.

Bendeciré al Señor que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meae.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meae.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 17, 17 b.a
Tu palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad.
Sermo tuus, Dómine, véritas est; sanctífica nos in veritáte.

Evangelio

¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 39-42)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame que te saque la mota del ojo", sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 23ª semana • Año impar

Primera Lectura

Vino al mundo para salvar a los pecadores
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1Tm 1, 15-17)
Querido hermano:
Es palabra digna de crédito y merecedora de total aceptación que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero; pero por esto precisamente se compadeció de mí: para que yo fuese el primero en el que Cristo Jesús mostrase toda su paciencia y para que me convirtiera en un modelo de los que han de creer en él y tener vida eterna.
Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 113
R/. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in saecula.

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre.

Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in saecula.

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.

Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in saecula.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in saecula.

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre.

Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in saecula.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis díligit me, sermónem meum servábit, et Pater meus díliget eum; et ad eum veniémus, et mansiónem apud eum faciémus.

Evangelio

¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 6, 43-49)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por
su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.
¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que digo? Todo el que viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida.
El que escucha y no pone en práctica se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y enseguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella casa».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  24º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 24ª semana • Año impar

Primera Lectura

Que se hagan oraciones por toda la humanidad a Dios que quiere que todos los hombres se salven
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1Tm 2, 1-8)
Querido hermano:
Ruego, lo primero de todo, que se hagan súplicas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por toda la humanidad, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar una vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto.
Esto es bueno y agradable a los ojos de Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Pues Dios es uno, y único también el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos; este es un testimonio dado a su debido tiempo y para el que fui constituido heraldo y apóstol -digo la verdad, no miento-, maestro de las naciones en la fe y en la verdad.
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, alzando unas manos limpias, sin ira ni divisiones.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 28
R/. Bendito el Señor que escuchó mi voz suplicante.
Benedíctus Dóminus, quóniam exaudívit vocem deprecatiónis meae.

Escucha mi voz suplicante
cuando te pido auxilio,
cuando alzo las manos
hacia tu santuario.

Bendito el Señor que escuchó mi voz suplicante.
Benedíctus Dóminus, quóniam exaudívit vocem deprecatiónis meae.

El Señor es mi fuerza y mi escudo:
en él confía mi corazón;
me socorrió, y mi corazón se alegra
y le canta agradecido.

Bendito el Señor que escuchó mi voz suplicante.
Benedíctus Dóminus, quóniam exaudívit vocem deprecatiónis meae.

El Señor es fuerza para su pueblo,
apoyo y salvación para su Ungido.
Salva a tu pueblo y bendice tu heredad,
sé su pastor y llévalos siempre.

Bendito el Señor que escuchó mi voz suplicante.
Benedíctus Dóminus, quóniam exaudívit vocem deprecatiónis meae.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 3, 16
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito; todo el que cree en él tiene vida eterna.
Sic Deus diléxit mundum, ut Fílium suum unigénitum daret; omnis qui credit in eum habet vitam aetérnam.

Evangelio

Ni en Israel he encontrado tanta fe
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 7, 1-10)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de exponer todas sus enseñanzas al pueblo, entró en Cafarnaún.
Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, el centurión le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese a curar a su criado.
Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente:
«Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestra gente y nos ha construido la sinagoga».
Jesús se puso en camino con ellos.
No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle:
«Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir a ti personalmente. Dilo de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo soy un hombre sometido a una autoridad y con soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo:
«Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe».
Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 24ª semana • Año impar

Primera Lectura

Conviene que el obispo sea irreprochable; asimismo los diáconos, que guarden el misterio de la fe con la conciencia pura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1Tm 3, 1-13)
Querido hermano:
Es palabra digna de crédito que, si alguno aspira al episcopado, desea una noble tarea. Pues conviene que el obispo sea irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, sensato, ordenado, hospitalario, hábil para enseñar, no dado al vino ni amigo de reyertas, sino comprensivo; que no sea agresivo ni amigo del dinero; que gobierne bien su propia casa y se haga obedecer de sus hijos con todo respeto.
Pues si uno no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios? Que no sea alguien recién convertido a la fe, por si se le sube a la cabeza y es condenado lo mismo que el diablo.
Conviene además que tenga buena fama entre los de fuera, para que no caiga en descrédito ni en el lazo del diablo.
En cuanto a los diáconos, sean asimismo respetables, sin doble lenguaje, no aficionados al mucho vino ni dados a negocios sucios; que guarden el misterio de la fe con la conciencia pura.
Tienen que ser probados primero y, cuando se vea que son intachables, que ejerzan el ministerio.
Las mujeres, igualmente, que sean respetables, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo.
Los diáconos sean maridos de una sola mujer, que gobiernen bien a sus hijos y sus propias casas. Porque quienes ejercen bien el ministerio logran buena reputación y mucha confianza en lo referente a la fe que se funda en Cristo Jesús.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 101
R/. Andaré con rectitud de corazón.
Perambulábam in innocéntia cordis mei.

Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, Señor;
voy a explicar el camino perfecto:
¿cuándo vendrás a mí?

Andaré con rectitud de corazón.
Perambulábam in innocéntia cordis mei.

Andaré con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no pondré mis ojos
en intenciones viles.

Andaré con rectitud de corazón.
Perambulábam in innocéntia cordis mei.

Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
ojos engreídos, corazones arrogantes
no los soportaré.

Andaré con rectitud de corazón.
Perambulábam in innocéntia cordis mei.

Pongo mis ojos en los que son leales,
ellos vivirán conmigo;
el que sigue un camino perfecto,
ese me servirá.

Andaré con rectitud de corazón.
Perambulábam in innocéntia cordis mei.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 7, 16
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Prophéta magnus surréxit in nobis, et Deus visitávit plebem suam.

Evangelio

¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 7, 11-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío.
Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.
Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo:
«No llores».
Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo:
«¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!».
El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre.
Todos, sobrecogidos de temor, daban gloria a Dios diciendo:
«Un gran Profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo».
Este hecho se divulgó por toda Judea y por toda la comarca circundante.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 24ª semana • Año impar

Primera Lectura

Es grande el misterio de la piedad
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1Tm 3, 14-16)
Querido hermano:
Aunque espero estar pronto contigo, te escribo estas cosas por si tardo, para que sepas cómo conviene conducirse en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.
En verdad es grande el misterio de la piedad, el cual fue manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, mostrado a los ángeles, proclamado en las naciones, creído en el mundo, recibido en la gloria.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 111
R/. Grandes son las obras del Señor.
Memor erit Dóminus in saeculum testamenti sui.

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.

Grandes son las obras del Señor.
Memor erit Dóminus in saeculum testamenti sui.

Esplendor y belleza son su obra,
su justicia dura por siempre.
Ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.

Grandes son las obras del Señor.
Memor erit Dóminus in saeculum testamenti sui.

Él da alimento a los que lo temen
recordando siempre su alianza.
Mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.

Grandes son las obras del Señor.
Memor erit Dóminus in saeculum testamenti sui.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 6, 63c.68c
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna.
Verba tua, Dómine, spíritus et vita sunt; verba vitae aetérnae habes.

Evangelio

Hemos tocado y no habéis bailado, hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 7, 31-35)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo el Señor:
«¿A quién, pues, compararé los hombres de esta generación? ¿A quién son semejantes?
Se asemejan a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros aquello de: "Hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado".
Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y decís: Tiene un demonio; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué hombre más comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores".
Sin embargo, todos los hijos de la sabiduría le han dado la razón».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 24ª semana • Año impar

Primera Lectura

Cuida de ti mismo y de la enseñanza; y te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1Tm 4, 12-16)
Querido hermano:
Que nadie te menosprecie por tu juventud; sé, en cambio, un modelo para los fieles en la palabra, la conducta, el amor, la fe, la pureza.
Hasta que yo llegue, centra tu atención en la lectura, la exhortación, la enseñanza.
No descuides el don que hay en ti, que te fue dado por intervención profética con la imposición de manos del presbiterio.
Medita estas cosas y permanece en ellas, para que todos vean cómo progresas.
Cuida de ti mismo y de la enseñanza. Sé constante en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 111
R/. Grandes son las obras del Señor.
Magna sunt ópera Dómini.

Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.

Grandes son las obras del Señor.
Magna sunt ópera Dómini.

Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza.
Su nombre es sagrado y temible.

Grandes son las obras del Señor.
Magna sunt ópera Dómini.

Principio de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.

Grandes son las obras del Señor.
Magna sunt ópera Dómini.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados –dice el Señor–, y yo os aliviaré.
Veníte ad me, omnes qui laborátis et oneráti estis, et ego refíciam vos, dicit Dóminus.

Evangelio

Sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 7, 36-50)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él y, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. En esto, una mujer que había en la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino trayendo un frasco de alabastro lleno de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con las lágrimas, se los enjugaba con los cabellos de su cabeza, los cubría de besos y se los ungía con el perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo:
«Si este fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocando, pues es una pecadora».
Jesús respondió y le dijo:
«Simón, tengo algo que decirte».
Él contestó:
«Dímelo, Maestro».
Jesús le dijo:
«Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de ellos le mostrará más amor?».
Respondió Simón y dijo:
«Supongo que aquel a quien le perdonó más».
Le dijo Jesús:
«Has juzgado rectamente».
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:
«¿Ves a esta mujer? He entrado en tu casa y no me has dado agua para los pies; ella, en cambio, me ha regado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de paz; ella, en cambio, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho, pero al que poco se le perdona, ama poco».
Y a ella le dijo:
«Han quedado perdonados tus pecados».
Los demás convidados empezaron a decir entre ellos:
«¿Quién es este, que hasta perdona pecados?».
Pero él dijo a la mujer:
«Tu fe te ha salvado, vete en paz».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 24ª semana • Año impar

Primera Lectura

Tú, en cambio, hombre de Dios, busca la justicia
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1Tm 6, 2-12)
Querido hermano:
Esto es lo que tienes que enseñar y recomendar.
Si alguno enseña otra doctrina y no se aviene a las palabras sanas de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad, es un orgulloso y un ignorante, que padece la enfermedad de plantear cuestiones y discusiones sobre palabras; de ahí salen envidias, polémicas, blasfemias, malévolas suspicacias, altercados interminables de hombres corrompidos en la mente y privados de la verdad, que piensan que la piedad es un medio de lucro.
La piedad es ciertamente una gran ganancia para quien se contenta con lo suficiente. Pues nada hemos traído al mundo, como tampoco podemos llevarnos nada de él. Teniendo alimentos y con qué cubrirnos, contentémonos con esto.
Los que quieren enriquecerse sucumben a la tentación, se enredan en un lazo y son presa de muchos deseos absurdos y nocivos, que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males, y algunos, arrastrados por él, se han apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos.
Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de estas cosas. Busca la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna, a la que fuiste llamado y que tú profesaste noblemente delante de muchos testigos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 49
R/. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con la generación de sus padres,
que no verán nunca la luz.

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito eres, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

Las mujeres iban con ellos, y les servían con sus bienes
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 8, 1-3)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios, acompañado por los Doce, y por algunas mujeres, que habían sido curadas de espíritus malos y de enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 24ª semana • Año impar

Primera Lectura

Guarda el mandamiento sin mancha hasta la manifestación del Señor
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1Tm 6, 13-16)
Querido hermano:
Delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que proclamó tan noble profesión de fe ante Poncio Pilato, te ordeno que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que, en el tiempo apropiado, mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver.
A él honor y poder eterno. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 100
R/. Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.

Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne.

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.

Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Introíte in conspéctu Dómini in exsultatióne.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 8, 15
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia.
Beáti qui in corde bono et óptimo verbum Dei rétinent, et fructum áfferunt in patiéntia.

Evangelio

Lo de la tierra buena son los que guardan la palabra y dan fruto con perseverancia
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 8, 4-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, habiéndose reunido una gran muchedumbre y gente que salía de toda la ciudad, dijo Jesús en parábola:
«Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros del cielo se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, y, después de brotar, se secó por falta de humedad. Otra parte cayó entre abrojos, y los abrojos, creciendo al mismo tiempo, la ahogaron.
Y otra parte cayó en tierra buena, y, después de brotar, dio fruto al ciento por uno».
Dicho esto, exclamó:
«El que tenga oídos para oír, que oiga».
Entonces le preguntaron los discípulos qué significaba esa parábola.
Él dijo:
«A vosotros se os ha otorgado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los demás, en parábolas, "para que viendo no vean y oyendo no entiendan".
El sentido de la parábola es este: la semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al oír, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre abrojos son los que han oído, pero, dejándose llevar por los afanes, riquezas y placeres de la vida, se quedan sofocados y no llegan a dar fruto maduro. Lo de la tierra buena son los que escuchan la palabra con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  25º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 25ª semana • Año impar

Primera Lectura

El que pertenezca al pueblo del Señor que suba a Jerusalén, a reconstruir el templo del Señor
Lectura del libro de Esdras (Esd 1, 1-6)
El año primero de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra del Señor por boca de Jeremías, el Señor despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, para que proclamara de palabra y por escrito en todo su reino:
«Esto dice Ciro, rey de Persia:
El Señor, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encargado que le edifique un templo en Jerusalén de Judá. El que de vosotros pertenezca a su pueblo, que su Dios sea con él, que suba a Jerusalén de Judá, a reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que está en Jerusalén. Y a todos los que hayan quedado, en el lugar donde vivan, que las personas del lugar en donde estén les ayuden con plata, oro, bienes y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo de Dios que está en Jerusalén».
Entonces, los cabezas de familia de Judá y Benjamín, los sacerdotes y los levitas, y todos aquellos a quienes Dios había despertado el espíritu, se pusieron en marcha hacia Jerusalén para reconstruir el templo del Señor.
Todos sus vecinos les ayudaron con toda clase de plata, oro, bienes, ganado y objetos preciosos, además de las ofrendas voluntarias.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 126
R/. El Señor ha estado grande con nosotros.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum.

Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sion,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

El Señor ha estado grande con nosotros.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

El Señor ha estado grande con nosotros.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum.

Recoge, Señor, a nuestros cautivos
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

El Señor ha estado grande con nosotros.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

El Señor ha estado grande con nosotros.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 16
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre.
Sic lúceat lux vestra coram homínibus, ut vídeant ópera vestra bona et gloríficent Patrem vestrum.

Evangelio

La lámpara se pone en el candelero para que los que entren vean la luz
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 8, 16-18)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie que ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que los que entren vean la luz.
Pues nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público.
Mirad, pues, cómo oís, pues al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 25ª semana • Año impar

Primera Lectura

Terminaron el templo y celebraron la Pascua
Lectura del libro de Esdras (Esd 6, 7-8.12.14-20)
En aquellos días, el rey Darío escribió a los gobernantes de Transeufratina:
«Dejad que se reanuden las obras de ese templo de Dios. El gobernador de los judíos y los ancianos judíos reconstruirán este templo de Dios en el lugar que ocupaba. Estas son mis órdenes sobre lo que debéis hacer con los ancianos judíos para la reconstrucción del templo de Dios: de los ingresos reales procedentes de los tributos de Transeufratina, páguese puntualmente a esos hombres los gastos sin ningún tipo de interrupción.
Yo, Darío, he promulgado este decreto y quiero que sea ejecutado al pie de la letra».
Los ancianos judíos prosiguieron las obras con éxito, confortados por la profecía del profeta Ageo y de Zacarías, hijo de Idó. Edificaron y concluyeron la reconstrucción, según el mandato del Dios de Israel y con la orden de Ciro, de Darío y de Artajerjes, reyes de Persia.
Así terminaron este templo el día tercero del mes de adar, el año sexto del reinado del rey Darío.
Los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás repatriados celebraron con alegría la dedicación de este templo de Dios. Con motivo de la dedicación de este templo de Dios, ofrecieron cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y, como sacrificio por el pecado de todo Israel, doce machos cabríos, según el número de las tribus de Israel.
También organizaron los turnos de los sacerdotes y las clases de los levitas para el servicio de Dios en Jerusalén, tal y como está escrito en el libro de Moisés.
Los repatriados celebraron la Pascua el día catorce del mes primero. Los sacerdotes y los levitas se habían purificado para la ocasión. Todos los purificados ofrecieron el sacrificio de la Pascua por todos los repatriados, por sus hermanos, los sacerdotes, y por ellos mismos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 122
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor.

Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Vamos alegres a la casa del Señor.
In domum Dómini laetántes íbimus.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 11, 28
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.
Beáti qui áudiunt verbum Dei, et custódiunt illud.

Evangelio

Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 8, 19-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, vinieron a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces le avisaron:
«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte».
Él respondió diciéndoles:
«Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 25ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dios no nos ha abandonado en nuestra esclavitud
Lectura del libro de Esdras (Esd 9, 5-9)
Yo, Esdras, a la hora de la ofrenda de la tarde salí de mi abatimiento y, con mi vestidura y el manto rasgados, me arrodillé, extendí las palmas de mis manos hacia el Señor, mi Dios, y exclamé:
«Dios mío, estoy avergonzado y confundido; no me atrevo a levantar mi rostro hacia ti, porque nos hemos hecho culpables de numerosas faltas y nuestros delitos llegan hasta el cielo. Desde la época de nuestros padres hasta hoy hemos pecado gravemente. Por causa de nuestros delitos, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados a los reyes extranjeros, a la espada, a la esclavitud, al saqueo y a la vergüenza, como sucede todavía hoy.
Pero ahora, en un instante, el Señor nuestro Dios nos ha otorgado la gracia de dejarnos un resto y de concedernos un lugar en el templo santo. El Señor ha iluminado nuestros ojos y nos ha dado un respiro en medio de nuestra esclavitud.
Porque somos esclavos, pero nuestro Dios no nos ha abandonado en nuestra esclavitud, sino que nos ha otorgado el favor de los reyes de Persia, nos ha dado un respiro para reconstruir el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos ha proporcionado un refugio seguro en Judá y en Jerusalén».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Tobías 13
R/. Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Benedictus Deus vivens in aevum

Bendito sea Dios, que vive eternamente;
y cuyo reino dura por los siglos.
Él azota y se compadece;
hunde hasta el abismo y saca de él
y no hay quien escape de su mano.

Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Benedictus Deus vivens in aevum

Dadle gracias, hijos de Israel, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza.

Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Benedictus Deus vivens in aevum

Ensalzadlo ante todos los vivientes,
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro Padre por todos los siglos.

Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Benedictus Deus vivens in aevum

Él nos azota por nuestros delitos,
pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre las naciones
por donde estáis dispersados.

Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Benedictus Deus vivens in aevum

Que todos alaben al Señor
y le den gracias en Jerusalén.

Bendito sea Dios, que vive eternamente.
Benedictus Deus vivens in aevum

Aclamación antes del Evangelio

Mc 1, 15
Está cerca el reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio.
Appropinquávit regnum Dei, paenitémini et crédite Evangélio.

Evangelio

Los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, habiendo convocado Jesús a los Doce, les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles:
«No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco tengáis dos túnicas cada uno.
Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.
Y si algunos no os reciben, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de vuestros pies, como testimonio contra ellos».
Se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 25ª semana • Año impar

Primera Lectura

Construid el templo, y me complaceré en él
Lectura del libro del profeta Ageo (Ag 1, 1-8)
El año segundo del rey Darío, el día primero del mes sexto, la palabra del Señor fue dirigida a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, por medio del profeta Ageo:
«Esto dice el Señor del universo: Este pueblo anda diciendo:
"No es momento de ponerse a construir la casa del Señor"». La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo:
«¿Y es momento de vivir en casas lujosas mientras que el templo es una ruina? Ahora pues, esto dice el Señor del universo:
Pensad bien en vuestra situación.
Sembrasteis mucho y recogisteis poco; coméis y no os llenáis; bebéis y seguís con sed; os vestís y no entráis en calor; el trabajador guarda su salario en saco roto.
Esto dice el Señor del universo:
Pensad bien en vuestra situación.
Subid al monte, traed madera, construid el templo.
Me complaceré en él y seré glorificado, dice el Señor».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 149
R/. El Señor ama a su pueblo.
Beneplácitum est Dómino in pópulo suo.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sion por su Rey.

El Señor ama a su pueblo.
Beneplácitum est Dómino in pópulo suo.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

El Señor ama a su pueblo.
Beneplácitum est Dómino in pópulo suo.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles.

El Señor ama a su pueblo.
Beneplácitum est Dómino in pópulo suo.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 6 bc
Yo soy el camino y la verdad y la vida –dice el Señor–; nadie va al Padre sino por mí.
Ego sum via, véritas et vita, dicit Dóminus; nemo venit ad Patrem, nisi per me

Evangelio

A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 7-9)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba sobre Jesús y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, en cambio, que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Herodes se decía:
«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?».
Y tenía ganas de verlo.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 25ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dentro de poco llenaré este templo de gloria
Lectura del libro del profeta Ageo (Ag 2, 1b-10)
El año segundo del rey Darío, el día veintiuno del mes séptimo, llegó la palabra del Señor por medio del profeta Ageo:
«Di a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto de la gente:
"Quién de entre vosotros queda de los que vieron este templo en su primitivo esplendor? Y el que veis ahora, ¿no os parece que no vale nada? Ánimo, pues, Zorobabel -oráculo del Señor-; ánimo también tú, Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote.
¡Ánimo gentes todas! -oráculo del Señor-.
¡Adelante, que estoy con vosotros! -oráculo del Señor del universo-.
Ahí está mi palabra, la que os di al sacaros de Egipto; y mi espíritu está en medio de vosotros. ¡No temáis! Pues esto dice el Señor del universo:
Dentro de poco haré temblar cielos y tierra, mares y tierra firme. Haré temblar a todos los pueblos, que vendrán con todas sus riquezas y llenaré este templo de gloria, dice el Señor del universo.
Míos son la plata y el oro -oráculo del Señor del universo-. Mayor será la gloria de este segundo templo que la del primero, dice el Señor del universo.
Y derramaré paz y prosperidad en este lugar, oráculo del Señor del universo"».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 43
R/. Espera en Dios, que volverás a alabarlo: "Salud de mi rostro, Dios mío".
Spera in Deo; confitébor illi, salutáre vultus mei et Deus meus.

Hazme justicia, oh Dios,
defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado.

Espera en Dios, que volverás a alabarlo: "Salud de mi rostro, Dios mío".
Spera in Deo; confitébor illi, salutáre vultus mei et Deus meus.

Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?,
¿por que voy andando sombrio,
hostigado por mi enemigo?

Espera en Dios, que volverás a alabarlo: "Salud de mi rostro, Dios mío".
Spera in Deo; confitébor illi, salutáre vultus mei et Deus meus.

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.

Espera en Dios, que volverás a alabarlo: "Salud de mi rostro, Dios mío".
Spera in Deo; confitébor illi, salutáre vultus mei et Deus meus.

Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría,
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.

Espera en Dios, que volverás a alabarlo: "Salud de mi rostro, Dios mío".
Spera in Deo; confitébor illi, salutáre vultus mei et Deus meus.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 10, 45
El Hijo del hombre ha venido a servir y dar su vida en rescate por muchos.
Fílius hóminis venit ut ministráret, et daret ánimam suam redemptiónem pro multis.

Evangelio

Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 18-22)
Gloria a ti, Señor.
Una vez que Jesús estaba orando solo, lo acompañaban sus discípulos y les preguntó:
«¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos contestaron:
«Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros dicen que ha resucitado uno de los antiguos profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Pedro respondió:
«El Mesías de Dios».
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie, porque decía:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 25ª semana • Año impar

Primera Lectura

Voy a habitar en medio de ti
Lectura del libro del Profeta Zacarías(Za 2, 1-5.10-11a)
Levanté los ojos y vi un hombre que tenía en su mano un cordón de medir. Le pregunté:
«¿Adónde vas?».
Me respondió:
«A medir Jerusalén para ver cuál es su anchura y cuál su longitud».
El mensajero que me hablaba salió y vino otro mensajero a su encuentro. Me dijo:
«Vete corriendo y dile al oficial aquel:
"Jerusalén será una ciudad abierta a causa de los muchos hombres y animales que habrá en ella; yo le serviré de muralla de fuego alrededor y en ella seré su gloria".
Alégrate y goza, Sión, pues voy a habitar en medio de ti -oráculo del Señor-. Aquel día se asociarán al Señor pueblos sin número; ellos serán mi pueblo».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 32
R/. El Señor nos guardará, como pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño.

El Señor nos guardará, como pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.

Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sion,
afluirán hacia los bienes del Señor.

El Señor nos guardará, como pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.

Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas.

El Señor nos guardará, como pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvator noster Iesus Christus destrúxit mortem, et illúminavit vitam per Evangelium.

Evangelio

El Hijo del hombre va a ser entregado. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 43 b-45)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:
«Meteos bien en los oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».
Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no captaban el sentido.
Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  26º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 26ª semana • Año impar

Primera Lectura

Estoy para salvar a mi pueblo de Oriente a Occidente
Lectura del libro del profeta Zacarías (Za 8, 1-8)
Vino la palabra del Señor del universo diciendo:
«Esto dice el Señor del universo:
Vivo una intensa pasión por Sión, siento unos celos terribles por ella».
«Esto dice el Señor:
Voy a volver a Sión, habitaré en Jerusalén.
Llamarán a Jerusalén "Ciudad Fiel", y al monte del Señor del universo, "Monte Santo"».
«Esto dice el Señor del universo:
De nuevo se sentarán ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén; todos con su bastón, pues su vida será muy larga.
Y sus calles estarán llenas de niños y niñas jugando».
«Esto dice el Señor del universo:
Y si al resto de este pueblo le parece imposible que suceda esto en aquellos días, ¿será también imposible para mí?».
-oráculo del Señor del universo-. «Esto dice el Señor del universo:
Aquí estoy yo para salvar a mi pueblo de Oriente a Occidente. Los traeré y vivirán en Jerusalén; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios en fidelidad y justicia».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 102
R/. El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.
Ædificávit Dóminus Sion, et appáruit in glória sua.

Los gentiles temerán tu nombre;
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sion,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones.

El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.
Ædificávit Dóminus Sion, et appáruit in glória sua.

Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte.

El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.
Ædificávit Dóminus Sion, et appáruit in glória sua.

Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia.
Para anunciar en Sion el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor.

El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria.
Ædificávit Dóminus Sion, et appáruit in glória sua.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 10, 45
El Hijo del hombre ha venido a servir y dar su vida en rescate por muchos.
Fílius hóminis venit ut ministráret, et daret ánimam suam redemptiónem pro multis.

Evangelio

El más pequeño de vosotros es el más importante
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 46-50)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se suscitó entre los discípulos una discusión sobre quién sería el más importante.
Entonces Jesús, conociendo los pensamientos de sus corazones, tomó de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo:
«El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. Pues el más pequeño de vosotros es el más importante».
Entonces Juan tomó la palabra y dijo:
«Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no anda con nosotros».
Jesús le respondió:
«No se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 26ª semana • Año impar

Primera Lectura

Vendrán pueblos numerosos buscando al Señor en Jerusalén
Lectura del libro del profeta Zacarías (Za 8, 20-23)
Esto dice el Señor del universo:
«Vendrán igualmente pueblos y habitantes de grandes ciudades.
E irán los habitantes de una y dirán a los de la otra:
Subamos a aplacar al Señor; yo también iré a contemplar al Señor del universo.
Y vendrán pueblos numerosos, llegarán poderosas naciones buscando al Señor del universo en Jerusalén y queriendo aplacar al Señor».
«Esto dice el Señor del universo: En aquellos días, diez hombres de lenguas distintas de entre las naciones se agarrarán al manto de un judío diciendo: "Queremos ir con vosotros, pues hemos oído que Dios está con vosotros"».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 87
R/. Dios está con nosotros.
Deus nobíscum est.

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sion
a todas las moradas de Jacob.

Dios está con nosotros.
Deus nobíscum est.

¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí».

Dios está con nosotros.
Deus nobíscum est.

Se dirá de Sion: «Uno por uno,
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado».

Dios está con nosotros.
Deus nobíscum est.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Este ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti».

Dios está con nosotros.
Deus nobíscum est.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 10, 45
El Hijo del hombre ha venido a servir y dar su vida en rescate por muchos.
Fílius hóminis venit ut ministráret, et daret ánimam suam redemptiónem pro multis.

Evangelio

Tomó la decisión de ir a Jerusalén
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 51-56)
Gloria a ti, Señor.
Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.
Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron:
«Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».
Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 26ª semana • Año impar

Primera Lectura

Si le parece bien al rey, permítame ir a la ciudad de mis padres para reconstruirla
Lectura del libro de Nehemías (Ne 2, 1-8)
En el mes de nisán del año veinte del rey Artajerjes, siendo yo el responsable del vino, lo tomé y se lo serví al rey. Yo estaba muy triste en su presencia.
El rey me dijo:
«¿Por qué ese semblante tan triste? No estás enfermo, pero tu corazón parece estar afligido». Entonces, con mucho miedo, dije al rey:
«¡Larga vida al rey! ¿Cómo no ha de estar triste mi semblante, cuando la ciudad donde se encuentran las tumbas de mis padres está destruida y sus puertas han sido devoradas por el fuego?».
El rey me dijo:
«¿Qué quieres?».
Yo, encomendándome al Dios del cielo, le dije:
«Si le parece bien al rey y quiere contentar a su siervo, permítame ir a Judá, a la ciudad de las tumbas de mis padres, para reconstruirla».
El rey, que tenía a la reina sentada a su lado, me preguntó:
«¿Cuánto durará tu viaje y cuándo volverás?».
Yo le fijé un plazo que le pareció bien y me permitió marchar. Después dije al rey:
«Si le parece bien al rey, redácteme unas cartas para los gobernadores de Transeufratina, para que me dejen el paso libre hasta Judá, y una carta dirigida a Asaf, el guarda del parque real, para que me proporcione madera para construir las puertas de la ciudadela del templo, para la muralla de la ciudad y la casa donde voy a vivir».
El rey las mandó redactar, porque la mano de Dios me protegía.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 137
R/. Que se me pegue la lengua al paladar, si no me acuerdo de ti.
Adhaereat lingua mea fáucibus meis, si non memínero tui.

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar
con nostalgia de Sion;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.

Que se me pegue la lengua al paladar, si no me acuerdo de ti.
Adhaereat lingua mea fáucibus meis, si non memínero tui.

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sion»

Que se me pegue la lengua al paladar, si no me acuerdo de ti.
Adhaereat lingua mea fáucibus meis, si non memínero tui.

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha.

Que se me pegue la lengua al paladar, si no me acuerdo de ti.
Adhaereat lingua mea fáucibus meis, si non memínero tui.

Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.

Que se me pegue la lengua al paladar, si no me acuerdo de ti.
Adhaereat lingua mea fáucibus meis, si non memínero tui.

Aclamación antes del Evangelio

Flp 3, 9
Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él.
Omnia detriméntum feci et árbitror ut stércora, ut Christum lucrifáciam et invéniar in illo

Evangelio

Te seguiré adondequiera que vayas
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 9, 57-62)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras Jesús y sus discípulos iban de camino, le dijo uno:
«Te seguiré adondequiera que vayas».
Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
A otro le dijo:
«Sígueme».
El respondió:
«Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».
Le contestó:
«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».
Otro le dijo:
«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».
Jesús le contestó:
«Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 26ª semana • Año impar

Primera Lectura

Esdras abrió el libro de la Ley, y bendijo al Señor, y todo el pueblo respondió: «Amén, amén»
Lectura del libro de Nehemías (Ne 8, 1-4.5-6.8-12)
En aquellos días, el pueblo entero se reunió como un solo hombre en la plaza que está delante de la Puerta del Agua y dijeron a Esdras, el escriba, que trajese el libro de la ley de Moisés que el Señor había dado a Israel.
El día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo el libro de la ley ante la comunidad: hombres, mujeres y cuantos tenían uso de razón. Leyó el libro en la plaza que está delante de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, ante los hombres, las mujeres y los que tenían uso de razón. Todo el pueblo escuchaba con atención la lectura del libro de la ley. El escriba Esdras se puso en pie sobre una tribuna de madera levantada para la ocasión. Esdras abrió el libro en presencia de todo el pueblo, de modo que toda la multitud podía verlo; al abrirlo, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo al Señor, el Dios grande, y todo el pueblo respondió con las manos levantadas:
«Amén, amén».
Luego se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas explicaron la ley al pueblo, que permanecía en pie. Leyeron el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura.
Entonces el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea:
«Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios. No estéis tristes ni lloréis» (y es que todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley).
Nehemías les dijo:
«Id, comed buenos manjares y bebed buen vino, e invitad a los que no tienen nada preparado, pues este día está consagrado al Señor. ¡No os pongáis tristes; el gozo del Señor es vuestra fuerza!».
También los levitas tranquilizaban a todo el pueblo, diciendo:
«¡Callad, no estéis tristes, porque este día es santo!».
Así que el pueblo entero se fue a comer y beber, a invitar a los demás y a celebrar una gran fiesta, porque habían comprendido lo que les habían enseñado.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 19
R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustitiae, Domini rectae, laetificantes corda

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustitiae, Domini rectae, laetificantes corda

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustitiae, Domini rectae, laetificantes corda

El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustitiae, Domini rectae, laetificantes corda

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Iustitiae, Domini rectae, laetificantes corda

Aclamación antes del Evangelio

Mc 1, 15
Está cerca el reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio.
Appropinquávit regnum Dei, paenitémini et crédite Evangélio.

Evangelio

Descansará sobre ellos vuestra paz
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 10, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero:
"Paz a esta casa" Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: "El reino de Dios ha llegado a vosotros".
Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid:
«Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros.
De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado".
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 26ª semana • Año impar

Primera Lectura

Hemos pecado contra el Señor desoyendo sus palabras
Lectura del libro del profeta Baruc (Ba 1, 15-22)
Confesamos que el Señor nuestro Dios es justo. Nosotros, en cambio, sentimos en este día la vergüenza de la culpa. Nosotros, hombres de Judá, vecinos de Jerusalén, nuestros reyes y gobernantes, nuestros sacerdotes y profetas, lo mismo que nuestros antepasados, hemos pecado contra el Señor desoyendo sus palabras.
Hemos desobedecido al Señor nuestro Dios, pues no cumplimos los mandatos que él nos había propuesto.
Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta hoy, no hemos hecho caso al Señor nuestro Dios y nos hemos negado a obedecerlo.
Por eso nos han sucedido ahora estas desgracias y nos ha alcanzado la maldición con la que el Señor conminó a Moisés cuando sacó a nuestros padres de Egipto para darnos una tierra que mana leche y miel.
No obedecimos al Señor cuando nos hablaba por medio de sus enviados los profetas; todos seguimos nuestros malos deseos sirviendo a otros dioses y haciendo lo que reprueba el Señor nuestro Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 79
R/. Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.

Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

Echaron los cadáveres de tus siervos
en pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra.

Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

Derramaron su sangre como agua
en torno a Jerusalén,
y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor?
¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera?

Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados.

Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre.

Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos.
Propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hódie, nolíte obduráre corda vestra, sed vocem Dómini audíte.

Evangelio

Quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 10, 13-16)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús:
«¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza.
Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 26ª semana • Año impar

Primera Lectura

El mismo que os mandó las desgracias os mandará el gozo
Lectura del libro del profeta Baruc (Ba 4, 5-12.27-29)
¡Ánimo, pueblo mío, que llevas el nombre de Israel! Os vendieron a naciones extranjeras, pero no para ser aniquilados. Por la cólera de Dios contra vosotros, os entregaron en poder del enemigo, porque irritasteis a vuestro Creador, sacrificando a demonios, no a Dios; os olvidasteis del Señor eterno, del Señor que os había alimentado, y afligisteis a Jerusalén que os criaba.
Cuando ella vio que el castigo de Dios se avecinaba, dijo:
Escuchad, habitantes de Sión, Dios me ha cubierto de aflicción.
He visto que el Eterno ha mandado cautivos a mis hijos y a mis hijas; los había criado con alegría, los despedí con lágrimas de pena.
Que nadie se alegre cuando vea a esta viuda abandonada de todos.
Si ahora me encuentro desierta, es por los pecados de mis hijos, que se apartaron de la ley de Dios.
¡Ánimo, hijos! Gritad a Dios, os castigó pero se acordará de vosotros. Si un día os empeñasteis en alejaros de Dios, volveos a buscarlo con redoblado empeño. El mismo que os mandó las desgracias os mandará el gozo eterno de vuestra salvación.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 69
R/. El Señor escucha a los pobres.
Exaudívit páuperes Dóminus

Miradlo, los humildes, y alegraos;
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.
Alábenlo el cielo y la tierra,
las aguas y cuanto bulle en ellas.

El Señor escucha a los pobres.
Exaudívit páuperes Dóminus

Dios salvará a Sion,
reconstruirá las ciudades de Judá
y las habitarán en posesión.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella.

El Señor escucha a los pobres.
Exaudívit páuperes Dóminus

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 10, 17-24)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron con alegría diciendo:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».
Jesús les dijo:
«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».
En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  27º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 27ª semana • Año impar

Primera Lectura

Jonás se puso en marcha para huir lejos del Señor
Lectura del libro del profeta Jonás (Jon 1, 1-16; 2, 1.11)
El Señor dirigió su palabra a Jonás, hijo de Amitai, en estos términos:
«Ponte en marcha, ve a Nínive, la gran ciudad, y llévale este mensaje contra ella, pues me he enterado de sus crímenes».
Jonás se puso en marcha para huir a Tarsis, lejos del Señor. Bajó a Jafa y encontró un barco que iba a Tarsis; pagó el pasaje y embarcó para ir con ellos a Tarsis, lejos del Señor.
Pero el Señor envió un viento recio y una fuerte tormenta en el mar, y el barco amenazaba con romperse.
Los marineros se atemorizaron y se pusieron a rezar, cada uno a su dios. Después echaron al mar los objetos que había en el barco, para aliviar la carga. Jonás bajó al fondo de la nave y se quedó allí dormido.
El capitán se le acercó y le dijo:
«¿Qué haces durmiendo? Levántate y reza a tu dios; quizá se ocupe ese dios de nosotros y no muramos».
Se dijeron unos a otros:
«Echemos suertes para saber quién es el culpable de que nos haya caído esta desgracia».
Echaron suertes y le tocó a Jonás. Entonces le dijeron:
«Dinos quién tiene la culpa de esta desgracia que nos ha sobrevenido, de qué se trata, de dónde vienes, cuál es tu país y de qué pueblo eres».
Jonás les respondió:
«Soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme».
Muchos de aquellos hombres se asustaron y le preguntaron:
«¿Por qué has hecho eso?».
Pues se enteraron por el propio Jonás de que iba huyendo del Señor.
Después le dijeron:
«¿Qué vamos a hacer contigo para que se calme el mar?». Pues la tormenta arreciaba por momentos.
Jonás les respondió:
«Agarradme, echadme al mar y se calmará. Bien sé que soy el culpable de que os haya sobrevenido esta tormenta». Aquellos hombres intentaron remar hasta tierra firme, pero no lo consiguieron, pues la tormenta arreciaba. Entonces rezaron así al Señor:
«¡Señor!, no nos hagas desaparecer por culpa de este hombre; no nos imputes sangre inocente, pues tú, Señor, actúas como te gusta».
Después agarraron a Jonás y lo echaron al mar. Y el mar se calmó.
Tras ver lo ocurrido, aquellos hombres temieron profundamente al Señor, le ofrecieron un sacrificio y le hicieron votos.
El Señor envió un gran pez para que se tragase a Jonás, y allí estuvo Jonás, en el vientre del pez, durante tres días con sus noches.
Y el Señor habló al pez, que vomitó a Jonás en tierra firme.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 70
R/. Tú, Señor, me sacaste vivo de la fosa.
Eduxísti de fóvea vitam meam, Dómine.

Invoqué al Señor en mi desgracia y me escuchó;
desde lo hondo del Abismo pedí auxilio
y escuchaste mi llamada.

Tú, Señor, me sacaste vivo de la fosa.
Eduxísti de fóvea vitam meam, Dómine.

Me arrojaste a las profundidades de alta mar,
las corrientes me rodeaban,
todas tus olas y oleajes se echaron sobre mí.

Tú, Señor, me sacaste vivo de la fosa.
Eduxísti de fóvea vitam meam, Dómine.

Me dije: «Expulsado de tu presencia,
¿cuándo volveré a contemplar tu santa morada?».

Tú, Señor, me sacaste vivo de la fosa.
Eduxísti de fóvea vitam meam, Dómine.

Cuando ya desfallecía mi ánimo,
me acordé del Señor;
y mi oración llegó hasta ti,
hasta tu santa morada.

Tú, Señor, me sacaste vivo de la fosa.
Eduxísti de fóvea vitam meam, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 13, 34
Os doy un mandamiento nuevo –dice el Señor–: que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Mandátum novum do vobis, dicit Dóminus, ut diligátis ínvicem, sicut diléxi vos.

Evangelio

¿Quién es mi prójimo?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 10, 25-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».
Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».
El respondió:
«"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente". Y "a tu prójimo como a ti mismo"».
Él le dijo:
«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».
Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«¿Y quién es mi prójimo?».
Respondió Jesús diciendo:
«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje llegó a donde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó.
Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo:
"Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva".
¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».
Él dijo:
«El que practicó la misericordia con él».
Jesús le dijo:
«Anda y haz tú lo mismo».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 27ª semana • Año impar

Primera Lectura

Los ninivitas habían abandonado el mal camino, y se arrepintió Dios
Lectura del libro de profeta Jonás (Jon 3, 1-10)
EL Señor dirigió la palabra por segunda vez a Jonás. Le dijo así:
«Ponte en marcha y ve a la gran ciudad de Nínive; allí les anunciarás el mensaje que yo te comunicaré».
Jonás se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una ciudad inmensa; hacían falta tres días para recorrerla.
Jonás empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando:
«Dentro de cuarenta días, Nínive será arrasada».
Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor.
La noticia llegó a oídos del rey de Nínive, que se levantó de su trono, se despojó del manto real, se cubrió con rudo sayal y se sentó sobre el polvo. Después ordenó proclamar en Nínive este anuncio de parte del rey y de sus ministros:
«Que hombres y animales, ganado mayor y menor no coman nada; que no pasten ni beban agua. Que hombres y animales se cubran con rudo sayal e invoquen a Dios con ardor. Que cada cual se convierta de su mal camino y abandone la violencia. ¡Quién sabe si Dios cambiará y se compadecerá, se arrepentirá de su violenta ira y no nos destruirá!».
Vio Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 130
R/. Si llevas cuentas de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Si iniquitátis observáveris, Dómine, quis sustinébit?

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuentas de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Si iniquitátis observáveris, Dómine, quis sustinébit?

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes temor.

Si llevas cuentas de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Si iniquitátis observáveris, Dómine, quis sustinébit?

Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

Si llevas cuentas de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Si iniquitátis observáveris, Dómine, quis sustinébit?

Aclamación antes del Evangelio

Lc 11, 28
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.
Beáti qui audiunt verbum dei, et custódiunt illud

Evangelio

Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 10, 38-42)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».
Respondiendo, le dijo el Señor:
«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 27ª semana • Año impar

Primera Lectura

Tú te compadeces del ricino, ¿y no me he de compadecer yo de Nínive, la gran ciudad?
Lectura del libro del profeta Jonás (Jon 4, 1-11)
Jonás se disgustó y se indignó profundamente. Y rezó al Señor en estos términos:
«¿No lo decía yo, Señor, cuando estaba en mi tierra? Por eso intenté escapar a Tarsis, pues bien sé que eres un Dios bondadoso, compasivo, paciente y misericordioso, que te arrepientes del mal. Así que, Señor, toma mi vida, pues vale más morir que vivir».
Dios le contestó:
«¿Por qué tienes ese disgusto tan grande?».
Salió Jonás de la ciudad y se instaló al oriente. Armó una choza y se quedó allí, a su sombra, hasta ver qué pasaba con la ciudad.
Dios hizo que una planta de ricino surgiera por encima de Jonás, para dar sombra a su cabeza y librarlo de su disgusto. Jonás se alegró y se animó mucho con el ricino.
Pero Dios hizo que, al día siguiente, al rayar el alba, un gusano atacase al ricino, que se secó.
Cuando salió el sol, hizo Dios que soplase un recio viento solano; el sol pegaba en la cabeza de Jonás, que desfallecía y se deseaba la muerte:
«Más vale morir que vivir», decía.
Dios dijo entonces a Jonás:
«¿Por qué tienes ese disgusto tan grande por lo del ricino?». Él contestó:
«Lo tengo con toda razón. Y es un disgusto de muerte». Dios repuso:
«Tú te compadeces del ricino, que ni cuidaste ni ayudaste a crecer, que en una noche surgió y en otra desapareció, ¿y no me he de compadecer yo de Nínive, la gran ciudad, donde hay más de ciento veinte mil personas, que no distinguen la derecha de la izquierda, y muchísimos animales?».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 86
R/. Tú, Señor, eres lento a la cólera y rico en piedad.
Tu es, Dómine, pátiens et multae misericórdiae.

Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor.

Tú, Señor, eres lento a la cólera y rico en piedad.
Tu es, Dómine, pátiens et multae misericórdiae.

Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

Tú, Señor, eres lento a la cólera y rico en piedad.
Tu es, Dómine, pátiens et multae misericórdiae.

Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios».

Tú, Señor, eres lento a la cólera y rico en piedad.
Tu es, Dómine, pátiens et multae misericórdiae.

Aclamación antes del Evangelio

Rm 8, 15 bc
Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba", Padre!».
Accepístis spíritum adoptiónis filiórum, in eo clamámus: Abba, Pater.

Evangelio

Señor, enséñanos a orar
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 1-4)
Gloria a ti, Señor.
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo:
«Cuando oréis, decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 27ª semana • Año impar

Primera Lectura

He aquí que llegó el día, ardiente como un horno
Lectura del libro del profeta Malaquías (Ml 3, 13-20)
Levantáis la voz contra mí, dice el Señor.
Decís: «¿En qué levantamos la voz contra ti?». En que decís:
«Pura nada, el temor debido al Señor. ¿Qué sacamos con guardar sus mandatos, haciendo duelo ante el Señor del universo? Al contrario, los orgullosos son los afortunados; prosperan los malhechores, tientan a Dios y salen airosos».
Los hombres que temen al Señor se pusieron a comentar esto entre sí. El Señor atendió y escuchó, y se escribió un libro memorial, en su presencia, en favor de los hombres que temen al Señor.
Ese día que estoy preparando, dice el Señor del universo, volverán a ser propiedad mía; me compadeceré de ellos como se compadece el hombre de su hijo que lo honra. Volveréis a ver la diferencia entre el justo y el malhechor, entre el que sirve a Dios y el que no lo sirve. He aquí que llega el día, ardiente como un horno, en el que todos los orgullosos y malhechores serán como paja; los consumirá el día que está llegando, dice el Señor del universo, y no les dejará ni copa ni raíz.
Pero a vosotros, los que teméis mi nombre, os iluminará un sol de justicia y hallaréis salud a su sombra; saldréis y brincaréis como terneros que salen del establo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 1
R/. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Beátus vir qui posuit Dóminum spem suam.

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Beátus vir qui posuit Dóminum spem suam.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Beátus vir qui posuit Dóminum spem suam.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Beátus vir qui posuit Dóminum spem suam.

Aclamación antes del Evangelio

Hch 16, 14b
Abre, Señor, nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
Aperi, Dómine, cor nostrum, ut intendámus verbis Fílii tui.

Evangelio

Pedid y se os dará
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 5-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle"; y, desde dentro, aquel le responde: "No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos"; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 27ª semana • Año impar

Primera Lectura

Día del Señor, día de oscuridad y negrura
Lectura del libro del profeta Joel (Jl 1, 13-15; 2, 1-2)
Vestíos de luto, haced duelo, sacerdotes, gritad, servidores del altar.
Venid y pasad la noche en sacos, servidores de Dios, pues no hay en el templo de vuestro Dios ofrenda y libación.
Proclamad un ayuno santo, convocad la asamblea, reunid a los jefes, a todos los habitantes del país en la casa de vuestro Dios y llamad a gritos al Señor.
¡Ay del día! Se acerca el Día del Señor, llega como ruina arrolladora.
Tocad la trompeta en Sión, gritad en mi monte santo, se estremecen todos los habitantes del país, pues llega el Día del Señor. Sí, se acerca, día de oscuridad y negrura, día de niebla y oscuridad, como el alba, sobre los montes, avanza un gentío innumerable, poderoso como nunca lo hubo ni lo habrá tras él por generaciones.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 9
R/. El Señor juzgará el orbe con justicia.
Dóminus iudicábit orbem terrae in iustítia.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo,
y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo.

El Señor juzgará el orbe con justicia.
Dóminus iudicábit orbem terrae in iustítia.

Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío
y borraste para siempre su apellido.
Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron.

El Señor juzgará el orbe con justicia.
Dóminus iudicábit orbem terrae in iustítia.

Dios está sentado por siempre
en el trono que ha colocado para juzgar.
Él juzgará el orbe con justicia
y regirá las naciones con rectitud.

El Señor juzgará el orbe con justicia.
Dóminus iudicábit orbem terrae in iustítia.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 12, 31 b-32
Ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera –dice el Señor–. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.
Nunc princeps huius mundi eiciétur foras, dicit Dóminus; et ego, si exaltátus fúero a terra, ómnia traham ad meípsum.

Evangelio

Si yo echo los demonios con el dedo de Dios, es que el reino de Dios ha llegado a vosotros
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 15-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron:
«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:
«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.
Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por lugares áridos, buscando un sitio para descansar, y, al no encontrarlo, dice:
"Volveré a mi casa de donde salí". Al volver se la encuentra barrida y arreglada.
Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 27ª semana • Año impar

Primera Lectura

Echad la hoz, pues la mies está madura
Lectura del libro del profeta Joel (Jl 4, 12-21)
Esto dice el Señor:
«Que se movilicen y suban las naciones al valle de Josafat, pues allá voy a plantar mi trono para juzgar a todos los pueblos de alrededor. Echad la hoz, pues la mies está madura; venid a pisar la uva, que el lagar está repleto y las cubas rebosan.
¡Tan enorme es su maldad! ¡Muchedumbres, muchedumbres en el valle de Josafat! Pues se acerca el Día del Señor en el valle de la Decisión.
Se oscurecerán el sol y la luna, y las estrellas perderán su brillo.
El Señor ruge en Sión y da voces en Jerusalén; temblarán cielos y tierra.
Pero el Señor es abrigo para su pueblo, refugio para los hijos de Israel.
Sabréis que yo soy el Señor, vuestro Dios que vive en Sión, mi santo monte.
Jerusalén será santa y los extranjeros no pasarán más por ella. Aquel día las montañas chorrearán vino nuevo, las colinas rezumarán leche y todos los torrentes de Judá bajarán rebosantes.
Y brotará una fuente de la casa del Señor que regará el valle de Sitín.
Egipto será una desolación y Edón un desierto solitario, por la violencia ejercida contra Judá, cuya sangre inocente derramaron en su país.
Judá será habitada para siempre y Jerusalén de generación en generación.
Vengaré su sangre, no quedará impune. El Señor vive en Sion».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 97
R/. Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini, iusti, in Dómino.

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia derecho sostienen su trono.

Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini, iusti, in Dómino.

Los montes se derriten como cera ante el Señor,
ante el Señor de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.

Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini, iusti, in Dómino.

Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.

Alegraos, justos, con el Señor.
Laetámini, iusti, in Dómino.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 11, 28
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.
Beáti qui áudiunt verbum Dei et custódiunt illud.

Evangelio

Bienaventurado el vientre que te llevó. Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 27-28)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo:
«Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
Pero él dijo:
«Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  28º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 28ª semana • Año impar

Primera Lectura

Por Cristo hemos recibido la gracia del apostolado, para suscitar la obediencia de la fe entre los gentiles
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 1, 1-7)
Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para el Evangelio de Dios, que fue prometido por sus profetas en las Escrituras Santas y se refiere a su Hijo, nacido de la estirpe de David según la carne, constituido Hijo de Dios en poder según el Espíritu de santidad por la resurrección de entre los muertos: Jesucristo nuestro Señor.
Por él hemos recibido la gracia del apostolado, para suscitar la obediencia de la fe entre todos los gentiles, para gloria de su nombre. Entre ellos os encontráis también vosotros, llamados de Jesucristo.
A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados santos, gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 98
R/. El Señor da a conocer su salvación
Notum fecit Dóminus salutáre suum.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

El Señor da a conocer su salvación
Notum fecit Dóminus salutáre suum.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

El Señor da a conocer su salvación
Notum fecit Dóminus salutáre suum.

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

El Señor da a conocer su salvación
Notum fecit Dóminus salutáre suum.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hódie, nolíte obduráre corda vestra, sed vocem Dómini audíte.

Evangelio

A esta generación no se le dará más signo que el signo de Jonás
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 29-32)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 28ª semana • Año impar

Primera Lectura

Habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 1, 16-25)
Hermanos:
No me avergüenzo del Evangelio, que es fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree, primero del judío, y también del griego.
Porque en él se revela la justicia de Dios de fe en fe, como está escrito: «El justo por la fe vivirá».
La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que tienen la verdad prisionera de la injusticia.
Porque lo qué de Dios puede conocerse les resulta manifiesto, pues Dios mismo se lo manifestó.
Pues lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, son perceptibles para la inteligencia a partir de la creación del mundo a través de sus obras; de modo que son inexcusables, pues, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como Dios ni le dieron gracias; todo lo contrario, se ofuscaron en sus razonamientos, de tal modo que su corazón insensato quedó envuelto en tinieblas.
Alardeando de sabios, resultaron ser necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes del hombre mortal, de pájaros, cuadrúpedos y reptiles.
Por lo cual Dios los entregó a las apetencias de su corazón, a una impureza tal que degradaron sus propios cuerpos; es decir, cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y dando culto a la criatura y no al Creador, el cual es bendito por siempre. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 19
R/. El cielo proclama la gloria de Dios.
Caeli enárrant glóriam Dei

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.

El cielo proclama la gloria de Dios.
Caeli enárrant glóriam Dei

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

El cielo proclama la gloria de Dios.
Caeli enárrant glóriam Dei

Aclamación antes del Evangelio

Hb 4, 12 ad
La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón.
Vivus est sermo Dei et éfficax, et discrétor cogitatiónum et intentiónum cordis.

Evangelio

Dad limosna, y lo tendréis limpio todo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 37-41)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo le rogó que fuese a comer con él.
Él entró y se puso a la mesa.
Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo:
«Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro rebosáis de rapiña y maldad. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Con todo, dad limosna de lo que hay dentro, y lo tendréis limpio todo».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 28ª semana • Año impar

Primera Lectura

Pagará a cada uno según sus obras, primero al judío, pero también al griego
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 2, 1-11)
Tú que te eriges en juez, sea quien seas, no tienes excusa, pues, al juzgar a otro, a ti mismo te condenas, porque haces las mismas cosas, tú que juzgas.
Sabemos que el juicio de Dios contra los que hacen estas cosas es según verdad.
¿Piensas acaso, tú que juzgas a los que hacen estas cosas pero actúas del mismo modo, que vas a escapar del juicio divino? ¿O es que desprecias el tesoro de su bondad, tolerancia y paciencia, al no reconocer que la bondad de Dios te lleva a la conversión? Con tu corazón duro e impenitente te estás acumulando cólera para el día de la ira, en que se revelará el justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno según sus obras: vida eterna a quienes, perseverando en el bien, buscan gloria, honor e incorrupción; ira y cólera a los porfiados que se rebelan contra la verdad y se rinden a la injusticia.
Tribulación y angustia sobre todo ser humano que haga el mal, primero sobre el judío, pero también sobre el griego; gloria, honor y paz para todo el que haga el bien, primero para el judío, pero también para el griego; porque en Dios no hay acepción de personas.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 62
R/. El Señor paga a cada uno según sus obras.
Dómine, reddes unicuíque iuxta ópera sua.

Solo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
solo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

El Señor paga a cada uno según sus obras.
Dómine, reddes unicuíque iuxta ópera sua.

Descansa solo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
solo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

El Señor paga a cada uno según sus obras.
Dómine, reddes unicuíque iuxta ópera sua.

Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón:
Dios es nuestro refugio.

El Señor paga a cada uno según sus obras.
Dómine, reddes unicuíque iuxta ópera sua.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mí voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

Evangelio

¡Ay de vosotros, fariseos! ¡Ay de vosotros también, maestros de la ley!
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 42-46)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo el Señor:
«¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de hortalizas, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto es lo que había que practicar, sin descuidar aquello.
¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y los saludos en las plazas!
¡Ay de vosotros, que sois como tumbas no señaladas, que la gente pisa sin saberlo!».
Le replicó un maestro de la ley:
«Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros».
Y él dijo:
«¡Ay de vosotros también, maestros de la ley, que cargáis a los hombres cargas insoportables, mientras vosotros no tocáis las cargas ni con uno de vuestros dedos!».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 28ª semana • Año impar

Primera Lectura

El hombre es justificado por la fe, sin obras de la Ley
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 3, 21-30)
Hermanos:
Ahora, sin la ley se ha manifestado la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los Profetas; justicia de Dios por la fe en Jesucristo para todos los que creen.
Pues no hay distinción, ya que todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención realizada en Cristo Jesús.
Dios lo constituyó medio de propiciación mediante la fe en su sangre, para mostrar su justicia pasando por alto los pecados del pasado en el tiempo de la paciencia de Dios; actuó así para mostrar su justicia en este tiempo, a fin de manifestar que era justo y que justifica al que tiene fe en Jesús.
Y ahora, ¿dónde está la gloria? Queda eliminada. ¿En virtud de qué ley? ¿De la ley de las obras? No, sino en virtud de la ley de la fe.
Pues sostenemos que el hombre es justificado por la fe, sin obras de la Ley.
¿Acaso Dios lo es solo de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? También lo es de los gentiles, si es verdad que no hay más que un Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 130
R/. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
Apud Dóminum misericórdia et copiósa apud eum redémptio.

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
Apud Dóminum misericórdia et copiósa apud eum redémptio.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes temor.

Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
Apud Dóminum misericórdia et copiósa apud eum redémptio.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora.

Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
Apud Dóminum misericórdia et copiósa apud eum redémptio.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 6 bc
Yo soy el camino y la verdad y la vida –dice el Señor–; nadie va al Padre sino por mí.
Ego sum via, véritas et vita, dicit Dóminus; nemo venit ad Patrem, nisi per me.

Evangelio

Se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 11, 47-54)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo el Señor:
«¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, a quienes mataron vuestros padres! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron y vosotros les edificáis mausoleos.
Por eso dijo la Sabiduría de Dios:
"Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos de ellos los matarán y perseguirán"; y así a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.
Sí, os digo: se le pedirá cuenta a esta generación.
¡Ay de vosotros, maestros de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia: vosotros no habéis entrado y a los que intentaban entrar se lo habéis impedido!».
Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo implacablemente y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, tendiéndole trampas para cazarlo con alguna palabra de su boca.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 28ª semana • Año impar

Primera Lectura

Abrahán creyó a Dios y le fue contado como justicia
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 4, 1-8)
Hermanos:
¿Qué diremos que obtuvo Abrahán, nuestro padre según la carne? Si Abrahán fue justificado en virtud de las obras, tiene un timbre de gloria, pero no delante de Dios; pues, ¿qué dice la Escritura? «Abrahán creyó a Dios y le fue contado como justicia».
A alguien que trabaja, el jornal no se le cuenta como gracia, sino como algo debido; en cambio, a alguien que no trabaja, sino que cree en el que justifica al impío, la fe se le cuenta como justicia.
Del mismo modo, también David proclama la bienaventuranza de aquel a quien Dios le cuenta la justicia independientemente de las obras.
«Bienaventurados aquellos a quienes se les perdonaron sus maldades y les sepultaron sus delitos; bienaventurado aquel a quien el Señor no le ha contado el pecado».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 32
R/. Tú eres mi refugio: me rodeas de cantos de liberación.
Tu es refúgium mihi, gáudio salútis circúmdas me.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito
y en cuyo espíritu no hay engaño.

Tú eres mi refugio: me rodeas de cantos de liberación.
Tu es refúgium mihi, gáudio salútis circúmdas me.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Tú eres mi refugio: me rodeas de cantos de liberación.
Tu es refúgium mihi, gáudio salútis circúmdas me.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo los de corazón sincero.

Tú eres mi refugio: me rodeas de cantos de liberación.
Tu es refúgium mihi, gáudio salútis circúmdas me.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 32 (Sal 33)
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Fiat misericórdia tua, Dómine, super nos, quemádmodum sperávimus in te.

Evangelio

Hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 1-7)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse.
Por eso, lo que digáis en la oscuridad será oído a plena luz, y lo que digáis al oído en las recámaras se pregonará desde la azotea.
A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más.
Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la "gehenna". A ese tenéis que temer, os lo digo yo.
¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios.
Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 28ª semana • Año impar

Primera Lectura

Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 4, 13.16-18)
Hermanos:
No por la ley sino por la justicia de la fe recibieron Abrahán y su descendencia la promesa de que iba a ser heredero del mundo.
Por eso depende de la fe, para que sea según gracia; de este modo, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la que procede de la ley, sino también para la que procede de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros.
Según está escrito: «Te he constituido padre de muchos pueblos»; la promesa está asegurada ante aquel en quien creyó, el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe.
Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza que llegaría a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que se le había dicho:
«Así será tu descendencia».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 105
R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Porque se acordaba de la palabra sagrada,
que había dado a su siervo Abrahán.
Sacó a su pueblo con alegría,
a sus escogidos con gritos de triunfo.

El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Memor fuit Dóminus in saeculum testaménti sui.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 26 b.27a
El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí –dice el Señor–; y vosotros daréis testimonio.
Spíritus veritátis testimónium perhibébit de me, dicit Dóminus; et vos testimónium perhibébitis.

Evangelio

El Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 8-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Todo aquel que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios, pero si uno me niega ante los hombres, será negado ante los ángeles de Dios.
Todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre podrá ser perdonado, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará.
Cuando os conduzcan a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué razones os defenderéis o de lo que vais a decir, porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  29º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 29ª semana • Año impar

Primera Lectura

Está escrito por nosotros, a quienes se nos contará: nosotros, los que creemos en él
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 4, 2025)
Hermanos:
Abrahán, ante la promesa divina no cedió a la incredulidad, sino que se fortaleció en la fe, dando gloria a Dios, pues estaba persuadido de que Dios es capaz de hacer lo que promete; por lo cual le fue contado como justicia.
Pero que "le fue contado" no está escrito solo por él; también está escrito por nosotros, a quienes se nos contará: nosotros, los que creemos en el que resucitó de entre los muertos a Jesucristo nuestro Señor, el cual fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Lc 1, 70, 71-72.73-75
R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Benedíctus Dóminus Deus Israel, quia visitávit plebem suam.

Suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Benedíctus Dóminus Deus Israel, quia visitávit plebem suam.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Benedíctus Dóminus Deus Israel, quia visitávit plebem suam.

Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano
de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Benedíctus Dóminus Deus Israel, quia visitávit plebem suam.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 3
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Evangelio

¿De quién será lo que has preparado?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 13-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo:
«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo:
«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola:
«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose:
"¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha".
Y se dijo:
"Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente".
Pero Dios le dijo:
"Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?".
Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 29ª semana • Año impar

Primera Lectura

Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado, con cuánta más razón reinarán en la vida
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (Rm 5, 12.15b.17-19.20b-21)
Hermanos:
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron…
Si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos.
Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado a través de uno solo, con cuánta más razón los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo.
En resumen, lo mismo que por un solo delito resultó condena para todos, así también por un acto de justicia resultó justificación y vida para todos.
Pues, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos.
Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, para que, lo mismo que reinó el pecado a través de la muerte, así también reinará la gracia por la justicia para la vida eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 40, 7-8a.8b-9. 10. 17
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy».

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

«–Como está escrito en mi libro–
para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas».

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce vénio, Dómine, ut fáciam voluntátem tuam.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 21, 36abd
Estad despiertos en todo tiempo, pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre.
Vigiláte, omni témpore orántes, ut digni habeámini stare ante Fílium hóminis.

Evangelio

Bienaventurados los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 35-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.
Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 29ª semana • Año impar

Primera Lectura

Ofreceos a Dios como quienes han vuelto a la vida desde la muerte
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 6, 12-18)
Hermanos:
Que el pecado no siga reinando en vuestro cuerpo mortal, sometiéndoos a sus deseos; no pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos de injusticia; antes bien, ofreceos a Dios como quienes han vuelto a la vida desde la muerte, y poned vuestros miembros al servicio de Dios, como instrumentos de la justicia.
Porque el pecado no ejercerá su dominio sobre vosotros: pues no estáis bajo ley, sino bajo gracia.
Entonces, ¿qué? ¿Pecaremos, puesto que no estamos bajo ley, sino bajo gracia? ¡En absoluto! ¿No sabéis que, cuando os ofrecéis a alguien como esclavos para obedecerlo, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, para la justicia? Pero gracias sean dadas a Dios, porque erais esclavos del pecado, mas habéis obedecido de corazón al modelo de doctrina al que fuisteis entregados; liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 124
R/. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Adiutórium nostrum in nómine Dómini.

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
–que lo diga Israel–,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Adiutórium nostrum in nómine Dómini.

Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas impetuosas.
Bendito el Señor,
que no nos entregó
en presa a sus dientes.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Adiutórium nostrum in nómine Dómini.

Hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió,
y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Adiutórium nostrum in nómine Dómini.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 24, 42 a
Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
Vigiláte et estóte paráti, quia qua nescítis hora Fílius hóminis ventúrus est.

Evangelio

Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 39-48)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Pedro le dijo: «Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?».
Y el Señor dijo: «¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?
Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si aquel criado dijere para sus adentros: "Mi señor tarda en llegar", y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.
El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.
Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 29ª semana • Año impar

Primera Lectura

Ahora estáis liberados del pecado y hechos esclavos de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 6, 19-23)
Hermanos:
Hablo al modo humano, adaptándome a vuestra debilidad natural: lo mismo que antes ofrecisteis vuestros miembros a la impureza y a la maldad, como esclavos suyos, para que obrasen la maldad, ofreced ahora vuestros miembros a la justicia, como esclavos suyos, para vuestra santificación.
Pues cuando erais esclavos del pecado, erais libres en lo que toca a la justicia. ¿Y qué fruto obteníais entonces? Cosas de las que ahora os avergonzáis, porque conducen a la muerte.
Ahora, en cambio, liberados del pecado y hechos esclavos de Dios, dais frutos para la santidad que conducen a la vida eterna.
Porque la paga del pecado es la muerte, mientras que el don de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 1
R/. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Beátus vir qui pósuit Dóminum spem suam.

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Beátus vir qui pósuit Dóminum spem suam.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Beátus vir qui pósuit Dóminum spem suam.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.
Beátus vir qui pósuit Dóminum spem suam.

Aclamación antes del Evangelio

Flp 3, 8-9
Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él.
Omnia detriméntum feci et árbitror ut stércora, ut Christum lucrifáciam et invéniar in illo.

Evangelio

No he venido a traer paz, sino división
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 49-53)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división.
Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 29ª semana • Año impar

Primera Lectura

¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 7, 18-25)
Hermanos:
Sé que lo bueno no habita en mí, es decir, en mi carne; en efecto, querer está a mi alcance, pero hacer lo bueno, no.
Pues no hago lo bueno que deseo, sino que obro lo malo que no deseo.
Y si lo que no deseo es precisamente lo que hago, no soy yo el que lo realiza, sino el pecado que habita en mí.
Así, pues, descubro la siguiente ley: yo quiero hacer lo bueno, pero lo que está a mi alcance es hacer el mal.
En efecto, según el hombre interior, me complazco en la ley de Dios; pero percibo en mis miembros otra ley que lucha contra la ley de mi razón, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros.
¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? ¡Gracias a Dios, por Jesucristo nuestro Señor!
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 119
R/. Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

Enséñame la bondad, la prudencia y el conocimiento,
porque me fío de tus mandatos.

Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus decretos.

Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo.

Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

Cuando me alcance tu compasión, viviré,
y tu ley será mi delicia.

Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

Jamás olvidaré tus mandatos,
pues con ellos me diste vida.

Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

Soy tuyo, sálvame,
que yo consulto tus mandatos.

Instrúyeme, Señor, en tus decretos.
Doce me, Dómine, iustificatiónes tuas.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

Sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 12, 54-59)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: "Va a caer un aguacero", y así sucede. Cuando sopla el sur decís: "Va a hacer bochorno", y sucede.
Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo?
Por ello, mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel.
Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues la última monedilla».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 29ª semana • Año impar

Primera Lectura

El Espíritu del que resucitó a Cristo de entre los muertos habita en vosotros
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 8, 1-11)
Hermanos:
No hay condena alguna para los que están en Cristo Jesús, pues la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Lo que era imposible a la ley, por cuanto que estaba debilitada a causa de la carne, lo ha hecho Dios: enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y en orden al pecado, condenó el pecado en la carne, para que la justa exigencia de la ley se cumpliera en nosotros, los que actuamos no de acuerdo con la carne, sino de acuerdo con el Espíritu.
Pues los que viven según la carne desean las cosas de la carne; en cambio, los que viven según el Espíritu, desean las cosas del Espíritu.
El deseo de la carne es muerte; en cambio el deseo del Espíritu, vida y paz. Por ello, el deseo de la carne es hostil a Dios, pues no se somete a la ley de Dios; ni puede someterse. Los que están en la carne no pueden agradar a Dios.
Pero vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros; en cambio, si alguien no posee el Espíritu de Cristo no es de Cristo.
Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justicia. Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 24
R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob.

Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Haec est generátio quaeréntium fáciem tuam, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Ez 33, 11
No me complazco en la muerte del malvado –dice el Señor–, sino en que se convierta y viva.
Nolo mortem ímpii, dicit Dóminus, sed ut convertátur et vivat.

Evangelio

Si no os convertís, todos pereceréis lo mismo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 13, 1-9)
Gloria a ti, Señor.
En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió:
«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola:
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
"Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?".
Pero el viñador respondió:
"Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  30º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 30ª semana • Año impar

Primera Lectura

Habéis recibido un Espíritu de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!»
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 8, 12-17)
Hermanos:
Somos deudores, pero no de la carne para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.
Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «Abba, Padre!».
Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo; de modo que, si sufrimos con él, seremos también glorificados con él.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 68
R/. Nuestro Dios es un Dios que salva.
Deus noster, Deus ad salvándum.

Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos,
huyen de su presencia los que lo odian;
En cambio, los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría.

Nuestro Dios es un Dios que salva.
Deus noster, Deus ad salvándum.

Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece.

Nuestro Dios es un Dios que salva.
Deus noster, Deus ad salvándum.

Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva,
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte.

Nuestro Dios es un Dios que salva.
Deus noster, Deus ad salvándum.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 17, 17 b.a
Tu palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad.
Sermo tuus, Dómine, véritas est; sanctífica nos in veritáte.

Evangelio

A esta, que es hija de Abrahán, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 13, 10-17)
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo:
«Mujer, quedas libre de tu enfermedad».
Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente:
«Hay seis días para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días y no en sábado».
Pero el Señor le respondió y dijo:
«Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre, y los lleva a abrevar? Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?».
Al decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 30ª semana • Año impar

Primera Lectura

La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 8, 18-25)
Hermanos:
Considero que los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un día se nos manifestará. Porque la creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios; en efecto, la creación fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por aquel que la sometió, con la esperanza de que la creación misma sería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Porque sabemos que hasta hoy toda la creación está gimiendo y sufre dolores de parto.
Y no solo eso, sino que también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo.
Pues hemos sido salvados en esperanza. Y una esperanza que se ve, no es esperanza; efectivamente, ¿cómo va a esperar uno algo que ve? Pero si esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 126
R/. El Señor ha estado grande con nosotros.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum.

Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sion,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

El Señor ha estado grande con nosotros.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

El Señor ha estado grande con nosotros.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum.

Recoge, Señor, a nuestros cautivos
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

El Señor ha estado grande con nosotros.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

El Señor ha estado grande con nosotros.
Magnificábit Dóminus fácere nobíscum.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 25
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

Evangelio

El grano creció y se hizo un árbol
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 13, 18-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, decía Jesús:
«¿A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé. Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas».
Y dijo de nuevo:
«¿A qué compararé el reino de Dios?
Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 30ª semana • Año impar

Primera Lectura

A los que aman a Dios todo les sirve para el bien
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 8, 26-30)
Hermanos:
El Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escruta los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Por otra parte, sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio.
Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 13
R/. Yo confío, Señor, en tu misericordia.
Ego in misericordia tua, Dómine, sperávi.

Atiende y respóndeme, Señor, Dios mío;
da luz a mis ojos para que no me duerma en la muerte,
para que no diga mi enemigo: «Le he podido»,
ni se alegre mi adversario de mi fracaso.

Yo confío, Señor, en tu misericordia.
Ego in misericordia tua, Dómine, sperávi.

Porque yo confío en tu misericordia:
mi alma gozará con tu salvación,
y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.

Yo confío, Señor, en tu misericordia.
Ego in misericordia tua, Dómine, sperávi.

Aclamación antes del Evangelio

2Ts 2, 14
Dios nos llamó por medio del Evangelio para que lleguemos a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Deus vocávit nos per Evangélium, in acquisitiónem glóriae Dómini nostri Iesu Christi

Evangelio

Vendrán de oriente y occidente, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 13, 22-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.
Uno le preguntó:
«Señor, ¿son pocos los que se salvan?».
Él les dijo:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: "Señor, ábrenos"; pero él os dirá: "No sé quiénes sois".
Entonces comenzaréis a decir:
"Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas".
Pero él os dirá:
"No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad". Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 30ª semana • Año impar

Primera Lectura

Ninguna criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 8, 31b-39)
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios y que además intercede por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?; como está escrito:
«Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza».
Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 109
R/. Sálvame, Señor, según tu misericordia.
Salvum me fac, Dómine, secúndum misericórdiam tuam.

Señor, Dueño mío,
trátame conforme a tu nombre,
líbrame por tu bondadoso amor.
Porque yo soy humilde y pobre,
y mi corazón ha sido traspasado.

Sálvame, Señor, según tu misericordia.
Salvum me fac, Dómine, secúndum misericórdiam tuam.

¡Ayúdame, Señor, Dios mío;
sálvame según tu misericordia!
Sepan que tu mano hizo esto,
que tú, Señor, lo hiciste.

Sálvame, Señor, según tu misericordia.
Salvum me fac, Dómine, secúndum misericórdiam tuam.

Daré gracias al Señor a boca llena,
y en medio de la muchedumbre lo alabaré,
porque él se pone a la derecha del pobre,
para salvar su vida de los que lo condenan.

Sálvame, Señor, según tu misericordia.
Salvum me fac, Dómine, secúndum misericórdiam tuam.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 19, 38
Bendito el rey que viene en nombre del Señor; paz en el cielo y gloria en las alturas.
Benedíctus qui venit rex in nómine Dómini, pax in caelo et glória in excélsis.

Evangelio

No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 13, 31-35)
Gloria a ti, Señor.
En aquel día, se acercaron unos fariseos a decir a Jesús:
«Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte».
Jesús les dijo:
«Id y decid a ese zorro: "Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día mi obra quedará consumada. Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén".
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido.
Mirad, vuestra casa va a ser abandonada. Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: "¡Bendito el que viene en nombre del Señor!"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 30ª semana • Año impar

Primera Lectura

Desearía ser un proscrito por el bien de mis hermanos
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 9, 1-5)
Hermanos:
Digo la verdad en Cristo, no miento -mi conciencia me atestigua que es así, en el Espíritu Santo-: siento una gran tristeza y un dolor incesante en mi corazón; pues desearía ser yo mismo un proscrito, alejado de Cristo, por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne: ellos son israelitas y a ellos pertenecen el don de la filiación adoptiva, la gloria, las alianzas, el don de la ley, el culto y las promesas; suyos son los patriarcas y de ellos procede el Cristo, según la carne; el cual está por encima de todo, Dios bendito por los siglos. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 147
R/. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Lauda, Ierusalem, Dóminum

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sion.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.

Glorifica al Señor, Jerusalén.
Lauda, Ierusalem, Dóminum

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz.

Glorifica al Señor, Jerusalén.
Lauda, Ierusalem, Dóminum

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Glorifica al Señor, Jerusalén.
Lauda, Ierusalem, Dóminum

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

Evangelio

¿A quién se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca en día de sábado?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 14, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Había allí, delante de él, un hombre enfermo de hidropesía, y tomando la palabra, dijo a los maestros de la ley y a los fariseos:
«¿Es lícito curar los sábados, o no?».
Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.
Y a ellos les dijo:
«¿A quién de vosotros se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca enseguida en día de sábado?».
Y no pudieron replicar a esto.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 30ª semana • Año impar

Primera Lectura

Si el rechazo de los judíos es reconciliación del mundo, ¿qué no será su reintegración sino volver desde la muerte a la vida?
Lectura de la carta del apóstol según Pablo a los Romanos (Rm 11, 1-2.11-12.25-29)
Hermanos:
¿Acaso habrá desechado Dios a su pueblo? De ningún modo: que también yo soy israelita, de la descendencia de Abrahán, de la tribu de Benjamín. «Dios no ha rechazado a su pueblo», al que había elegido de antemano.
Digo, pues: ¿acaso cometieron delito para caer? De ningún modo. Lo que ocurre es que, por su caída, la salvación ha pasado a los gentiles, para darles celos a ellos.
Pero si su caída ha significado una riqueza para el mundo y su pérdida, una riqueza para los gentiles, ¡cuánto más significará su plenitud! Pues no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, para que no os engriáis: el endurecimiento de una parte de Israel ha sucedido hasta que llegue a entrar la totalidad de los gentiles y así todo Israel será salvo, como está escrito:
«Llegará de Sión el Libertador; alejará los crímenes de Jacob; y esta será la alianza que haré con ellos cuando perdone sus pecados».
Según el Evangelio, son enemigos y ello ha revertido en beneficio vuestro; pero según la elección, son objeto de amor en atención a los padres, pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 94
R/. El Señor no rechaza a su pueblo.
Non repéllet Dóminus plebem suam.

Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros.

El Señor no rechaza a su pueblo.
Non repéllet Dóminus plebem suam.

Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el juicio retornará a la justicia,
y la seguirán todos los rectos de corazón.

El Señor no rechaza a su pueblo.
Non repéllet Dóminus plebem suam.

Si el Señor no me hubiera auxiliado,
ya estaría yo habitando en el silencio.
Cuando pensaba que iba a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostenía.

El Señor no rechaza a su pueblo.
Non repéllet Dóminus plebem suam.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 29 ab
Tomad mi yugo sobre vosotros –dice el Señor–, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.
Tóllite iugum meum super vos, dicit Dóminus, et díscite a me, quia mitis sum et húmilis corde.

Evangelio

Todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 14, 1.7-11)
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga: «Cédele el puesto a este".
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba". Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  31º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 31ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dios nos encerró a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 11, 29-36)
Hermanos:
Los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Así como vosotros, en otro tiempo, desobedecisteis a Dios, pero ahora habéis obtenido misericordia por la desobediencia de ellos, así también estos han desobedecido ahora con ocasión de la misericordia que se os ha otorgado a vosotros, para que también ellos alcancen ahora misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.
¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! En efecto, ¿quién conoció la mente del Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le ha dado primero para tener derecho a la recompensa? Porque de él, por él y para él existe todo. A él la gloria por los siglos. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 69
R/. Señor, que me escuche tu gran bondad.
In multitúdine misericórdiae tuae exáudi me, Dómine.

Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.

Señor, que me escuche tu gran bondad.
In multitúdine misericórdiae tuae exáudi me, Dómine.

Miradlo, los humildes, y alegraos;
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.

Señor, que me escuche tu gran bondad.
In multitúdine misericórdiae tuae exáudi me, Dómine.

Dios salvará a Sion,
reconstruirá las ciudades de Judá,
y las habitarán en posesión.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella.

Señor, que me escuche tu gran bondad.
In multitúdine misericórdiae tuae exáudi me, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 8, 31 b-32
Si permanecéis en mi palabra –dice el Señor– seréis de verdad discípulos míos, y conoceréis la verdad.
Si manséritis in sermone meo, vere discípuli mei éritis, et cognoscétis veritátem, dicit Dóminus

Evangelio

No invites a tus amigos, sino a pobres y lisiados
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 14, 12-14)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a uno a de los principales fariseos que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 31ª semana • Año impar

Primera Lectura

Existimos en relación con los otros miembros
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 12, 5-16a)
Hermanos:
Nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada cual existe en relación con los otros miembros.
Teniendo dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado, deben ejercerse así: la profecía, de acuerdo con la regla de la fe; el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a la enseñanza; el que exhorta, ocupándose en la exhortación; el que se dedica a distribuir los bienes, hágalo con generosidad; el que preside, con solicitud; el que hace obras de misericordia, con gusto.
Que vuestro amor no sea fingido; aborreciendo lo malo, apegaos a lo bueno.
Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo; en la actividad, no seáis negligentes; en el espíritu, manteneos fervorosos, sirviendo constantemente al Señor.
Que la esperanza os tenga alegres; manteneos firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración; compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad.
Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Alegraos con los que están alegres; llorad con los que lloran. Tened la misma consideración y trato unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniéndoos al nivel de la gente humilde. No os tengáis por sabios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 131
R/. Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.
Custodi ánimam meam in pace apud te, Dómine

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad.

Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.
Custodi ánimam meam in pace apud te, Dómine

Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre;
como un niño saciado
así está mi alma dentro de mí.

Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.
Custodi ánimam meam in pace apud te, Dómine

Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.

Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.
Custodi ánimam meam in pace apud te, Dómine

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados –dice el Señor–, y yo os aliviaré.
Veníte ad me, omnes qui laborátis et oneráti estis, et ego refíciam vos, dicit Dóminus.

Evangelio

Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 14, 15-24)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús:
«¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!».
Jesús le contestó:
«Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado". Pero todos a una empezaron a excusarse.
El primero le dijo:
"He comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame, por favor".
Otro dijo:
"He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor".
Otro dijo:
"Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir".
El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado:
"Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos".
El criado dijo:
"Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio".
Entonces el señor dijo al criado:
"Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa.
Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 31ª semana • Año impar

Primera Lectura

La plenitud de la ley del amor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 13, 8-10)
Hermanos:
A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás», y cualquiera de los otros mandamientos, se resume en esto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
El amor no hace mal a su prójimo; por eso la plenitud de la ley es el amor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 112
R/. Dichoso el que se apiada y presta.
Iucúndus homo qui miserétur et cómmodat.

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

Dichoso el que se apiada y presta.
Iucúndus homo qui miserétur et cómmodat.

En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.

Dichoso el que se apiada y presta.
Iucúndus homo qui miserétur et cómmodat.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad.

Dichoso el que se apiada y presta.
Iucúndus homo qui miserétur et cómmodat.

Aclamación antes del Evangelio

1P 4, 14
Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.
Si exprobrámini in nómine Christi, beáti éritis, quóniam Spíritus Dei super vos requiéscit.

Evangelio

Aquel que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 14, 25-33)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
"Este hombre empezó a construir y no pudo acabar".
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 31ª semana • Año impar

Primera Lectura

Ya vivamos ya muramos, somos del Señor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 14, 7-12)
Hermanos:
Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; así que, ya vivamos ya muramos, somos del Señor.
Pues para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de muertos y vivos.
Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? Y tú, ¿por qué desprecias a tu hermano? De hecho, todos compareceremos ante el tribunal de Dios, pues está escrito:
«¡Por mi vida!, dice el Señor, ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua alabará a Dios».
Así pues, cada uno de nosotros dará cuenta de sí mismo a Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 27
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Credo vidére bona Dómini in terra vivéntium.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 28
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados –dice el Señor–, y yo os aliviaré.
Veníte ad me, omnes qui laborátis et oneráti estis, et ego refíciam vos, dicit Dóminus.

Evangelio

Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 15, 1-10)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:
"¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido".
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice:
"¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido".
Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 31ª semana • Año impar

Primera Lectura

Ministro de Cristo Jesús para con los gentiles para que la ofrenda de los gentiles sea agradable
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 15, 14-21)
Respecto a vosotros, hermanos, yo personalmente estoy convencido de que rebosáis buena voluntad y de que tenéis suficiente saber para aconsejaros unos a otros.
Pese a todo, os he escrito, propasándome a veces un poco, para reavivar vuestros recuerdos.
Lo he hecho en virtud de la gracia que Dios me ha otorgado: ser ministro de Cristo Jesús para con los gentiles, ejerciendo el oficio sagrado del Evangelio de Dios, para que la ofrenda de los gentiles, consagrada por el Espíritu Santo, sea agradable.
Así pues, tengo de qué gloriarme en Cristo y en relación con las cosas que tocan a Dios. En efecto, no me atreveré a hablar de otra cosa que no sea lo que Cristo hace a través de mí en orden a la obediencia de los gentiles, con mis palabras y acciones, con la fuerza de signos y prodigios, con la fuerza del Espíritu de Dios.
Tanto que, en todas direcciones, partiendo de Jerusalén y llegando hasta la Iliria, he completado el anuncio del Evangelio de Cristo.
Pero considerando una cuestión de honor no anunciar el Evangelio más que allí donde no se haya pronunciado aún el nombre de Cristo, para no construir sobre cimiento ajeno; sino como está escrito:
«Los que no tenían noticia lo verán, los que no habían oído comprenderán».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 98
R/. El Señor revela a las naciones su salvación.
In conspéctu géntium revelávit Dóminus salutáre suum.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

El Señor revela a las naciones su salvación.
In conspéctu géntium revelávit Dóminus salutáre suum.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

El Señor revela a las naciones su salvación.
In conspéctu géntium revelávit Dóminus salutáre suum.

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

El Señor revela a las naciones su salvación.
In conspéctu géntium revelávit Dóminus salutáre suum.

Aclamación antes del Evangelio

1Jn 2, 5
Quien guarda la Palabra de Cristo, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.
Qui servat verbum Christi, vere in hoc cáritas Dei perfécta est.

Evangelio

Los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 16, 1-8)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
"¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando".
El administrador se puso a decir para sí:
"¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa".
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
"¿Cuánto debes a mi amo?".
Este respondió:
"Cien barriles de aceite».
Él le dijo:
«Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta".
Luego dijo a otro:
"Y tú, ¿cuánto debes?".
Él dijo:
"Cien fanegas de trigo".
Le dice:
«Toma tu recibo y escribe ochenta».
Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 31ª semana • Año impar

Primera Lectura

Saludaos unos a otros con el beso santo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 16, 3-9.16.22-27)
Hermanos:
Saludad a Prisca y Áquila, mis colaboradores en la obra de Cristo Jesús, que expusieron sus cabezas por salvar mi vida; no soy yo solo quien les está agradecido, también todas las iglesias de los gentiles.
Saludad asimismo a la Iglesia que se reúne en su casa. Saludad a mi querido Epéneto, primicias de Asia para Cristo. Saludad a María, que con tanto afán ha trabajado en vuestro favor.
Saludad a Andrónico y a Junia, mis parientes y compañeros de prisión, que son ilustres entre los apóstoles y además llegaron a Cristo antes que yo.
Saludad a Ampliato, a quien quiero en el Señor.
Saludad a Urbano, colaborador nuestro en la obra de Cristo, y a mi querido Estaquio.
Saludaos unos a otros con el beso santo.
Os saludan todas las Iglesias de Cristo.
Yo, Tercio, que escribo la carta, os saludo en el Señor.
Os saluda Gayo, que me hospeda a mí y a toda esta Iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y Cuarto, el hermano. Al que puede consolidaros según mi Evangelio y el mensaje de Jesucristo que proclamo, conforme a la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora mediante las Escrituras proféticas, dado a conocer según disposición del Dios eterno para que todas las gentes llegaran a la obediencia de la fe; a Dios, único Sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 145
R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Benedícam nómini tuo in saeculum, Deus meus rex.

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza.

Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Benedícam nómini tuo in saeculum, Deus meus rex.

Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas.

Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Benedícam nómini tuo in saeculum, Deus meus rex.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.

Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Benedícam nómini tuo in saeculum, Deus meus rex.

Aclamación antes del Evangelio

2Co 8, 9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza.
Iesus Christus egénus factus est, cum esset dives, ut illíus inópia vos dívites essétis

Evangelio

Si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 16, 9-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto. Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.
Y les dijo:
«Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  32º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 32ª semana • Año impar

Primera Lectura

La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres: el espíritu del Señor llena la tierra
Lectura del libro de la Sabiduría (Sb 1, 1-7)
Amad la justicia, gobernantes de la tierra, pensad correctamente del Señor y buscadlo con sencillez de corazón.
Porque se manifiesta a los que no le exigen pruebas y se revela a los que no desconfían de él.
Los pensamientos retorcidos alejan de Dios y el poder, puesto a prueba, confunde a los necios.
La sabiduría no entra en alma perversa, ni habita en cuerpo sometido al pecado.
Pues el espíritu educador y santo huye del engaño, se aleja de los pensamientos necios y es ahuyentado cuando llega la injusticia.
La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres que no deja impune al blasfemo:
inspecciona las entrañas, vigila atentamente el corazón y cuanto dice la lengua.
Pues el espíritu del Señor llena la tierra, todo lo abarca y conoce cada sonido.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 139
R/. Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

Señor, tú me sondeas y me conoces.
Me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via aetérna.

Aclamación antes del Evangelio

Flp 2, 15 d.16a
Brilláis como lumbreras del mundo, manteniendo firme la palabra de la vida.
Lucétis sicut luminária in mundo, verbum vitae continéntes.

Evangelio

Si siete veces en un día vuelve a decirte: «Me arrepiento», lo perdonarás
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 17, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay de quien los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Me arrepiento", lo perdonarás».
Los apóstoles le dijeron al Señor:
«Auméntanos la fe».
El Señor dijo:
«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar", y os obedecería».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 32ª semana • Año impar

Primera Lectura

Los insensatos pensaban que habían muerto, pero ellos están en paz
Lectura del libro de la Sabiduría (Sb 2, 23-24; 3, 1-9)
Dios creó al hombre incorruptible y lo hizo a imagen de su propio ser; mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los de su bando.
En cambio, la vida de los justos está en manos de Dios, y ningún tormento los alcanzará.
Los insensatos pensaban que habían muerto, y consideraban su tránsito como una desgracia, y su salida de entre nosotros, una ruina, pero ellos están en paz. Aunque la gente pensaba que cumplían una pena, su esperanza estaba llena de inmortalidad.
Sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes bienes, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de él. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como sacrificio de holocausto. En el día del juicio resplandecerán y se propagarán como chispas en un rastrojo. Gobernarán naciones, someterán pueblos y el Señor reinará sobre ellos eternamente.
Los que confían en él comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque la gracia y la misericordia son para sus devotos y la protección para sus elegidos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 34
R/. Bendigo al Señor en todo momento.
Benedícam Dóminum in omni témpore.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.

Bendigo al Señor en todo momento.
Benedícam Dóminum in omni témpore.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.

Bendigo al Señor en todo momento.
Benedícam Dóminum in omni témpore.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias.
El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.

Bendigo al Señor en todo momento.
Benedícam Dóminum in omni témpore.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23
El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
Si quis díligit me, sermónem meum servábit, et Pater meus díliget eum; et ad eum veniémus, et mansionem apud eum faciémus.

Evangelio

Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 17, 7-10)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo el Señor:
«¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: "Enseguida ven y ponte a la mesa"?
¿No le diréis más bien:
"Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: "Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que
hacer"».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 32ª semana • Año impar

Primera Lectura

Escuchad, reyes, para que aprendáis sabiduría
Lectura del libro de la Sabiduría (Sb 6, 1-11)
Escuchad, reyes, y entended; aprended, gobernantes de los confines de la tierra. Prestad atención, los que domináis multitudes y os sentís orgullosos de tener muchos súbditos:
el poder os viene del Señor y la soberanía del Altísimo.
Él examinará vuestras acciones y sondeará vuestras intenciones.
Porque, siendo ministros de su reino, no gobernasteis rectamente, ni guardasteis la ley, ni actuasteis según la voluntad de Dios.
Terrible y repentino caerá sobre vosotros, porque un juicio implacable espera a los grandes.
Al más pequeño se le perdona por piedad, pero los poderosos serán examinados con rigor. El Dios de todo no teme a nadie, ni lo intimida la grandeza, pues él hizo al pequeño y al grande y de todos cuidan por igual, pero a los poderosos les espera un control riguroso. A vosotros, soberanos, dirijo mis palabras, para que aprendáis sabiduría y no pequéis.
Los que cumplen santamente las leyes divinas serán santificados, y los que se instruyen en ellas encontrarán en ellas su defensa.
Así, pues, desead mis palabras; anheladlas y recibiréis instrucción.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 82
R/. Levántate, oh Dios, y juzga la tierra.
Surge, Deus, iudica terram

Proteged al desvalido y al huérfano,
haced justicia al humilde y al necesitado,
defended al pobre y al indigente,
sacándolos de las manos del culpable.

Levántate, oh Dios, y juzga la tierra.
Surge, Deus, iudica terram

Yo declaro: «Aunque seáis dioses,
e hijos del Altísimo todos,
moriréis como cualquier hombre,
caeréis, príncipes, como uno de tantos».

Levántate, oh Dios, y juzga la tierra.
Surge, Deus, iudica terram

Aclamación antes del Evangelio

1Ts 5, 18
Dad gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros.
In ómnibus grátias ágite: haec est enim volúntas Dei in Christo Iesu in ómnibus vobis.

Evangelio

No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 17, 11-19)
Gloria a ti, Señor.
Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
«Id a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. Este era un samaritano.
Jesús, tomó la palabra y dijo:
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo:
«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 32ª semana • Año impar

Primera Lectura

Irradiación de la luz eterna es la sabiduría, y espejo límpido de la actividad de Dios
Lectura del libro de la Sabiduría (Sb 7, 22-30; 8, 1)
La sabiduría posee un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, penetrante, inmaculado, diáfano, invulnerable, amante del bien, agudo, incoercible, benéfico, amigo de los hombres, firme, seguro, sin inquietudes, que todo lo puede, todo lo observa, y penetra todos los espíritus, los inteligentes, los puros, los más sutiles.
La sabiduría es más móvil que cualquier movimiento,
y en virtud de su pureza lo atraviesa y lo penetra todo.
Es efluvio del poder de Dios, emanación pura de la gloria del Omnipotente; por eso, nada manchado la alcanza.
Es irradiación de la luz eterna, espejo límpido de la actividad de Dios e imagen de su bondad.
Aun siendo una sola, todo lo puede; sin salir de sí misma, todo lo renueva y, entrando en las almas buenas de cada generación, va haciendo amigos de Dios y profetas.
Pues Dios solo ama a quien convive con la sabiduría.
Ella es más bella que el sol y supera a todas las constelaciones.
Comparada con la luz del día, sale vencedora, porque la luz deja paso a la noche, mientras que a la sabiduría no la domina el mal.
Se despliega con vigor de un confín a otro y todo lo gobierna con acierto.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 119
R/. Tu palabra, Señor, es eterna.
In aetérnum, Dómine, verbum tuum.

Tu palabra, Señor, es eterna,
más estable que el cielo.

Tu palabra, Señor, es eterna.
In aetérnum, Dómine, verbum tuum.

Tu fidelidad, de generación en generación;
fundaste la tierra y permanece.

Tu palabra, Señor, es eterna.
In aetérnum, Dómine, verbum tuum.

Por tu mandamiento subsisten hasta hoy,
porque todo está a tu servicio.

Tu palabra, Señor, es eterna.
In aetérnum, Dómine, verbum tuum.

La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes.

Tu palabra, Señor, es eterna.
In aetérnum, Dómine, verbum tuum.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus decretos.

Tu palabra, Señor, es eterna.
In aetérnum, Dómine, verbum tuum.

Que mi alma viva para alabarte,
Dios, que tus mandamientos me auxilien.

Tu palabra, Señor, es eterna.
In aetérnum, Dómine, verbum tuum.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 5
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos –dice el Señor–; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.
Ego sum vitis, vos pálmites, dicit Dóminus; qui manet in me, et ego in eo, hic fert fructum multum.

Evangelio

El reino de Dios está en medio de vosotros
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 17, 20-25)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús:
«¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?».
Él les contestó:
«El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: "Está aquí" o "Está allí", porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros».
Dijo a sus discípulos:
«Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Entonces se os dirá: "Está aquí" o "Está allí"; no vayáis ni corráis detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.
Pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 32ª semana • Año impar

Primera Lectura

Si han sido capaces de escudriñar el universo, ¿cómo no encontraron a su Señor?
Lectura del libro de la Sabiduría (Sb 13, 1-9)
Son necios por naturaleza todos los hombres que han ignorado a Dios y no han sido capaces de conocer al que es a partir de los bienes visibles, ni de reconocer al artífice fijándose en sus obras, sino que tuvieron por dioses al fuego, al viento, al aire ligero, a la bóveda estrellada, al agua impetuosa y a los luceros del cielo, regidores del mundo.
Si, cautivados por su hermosura, los creyeron dioses, sepan cuánto los aventaja su Señor, pues los creó el mismo autor de la belleza. Y si los asombró su poder y energía, calculen cuánto más poderoso es quien los hizo, pues por la grandeza y hermosura de las criaturas se descubre por analogía a su creador.
Con todo, estos merecen un reproche menor, pues a lo mejor andan extraviados, buscando a Dios y queriéndolo encontrar. Dan vueltas a sus obras, las investigan y quedan seducidos por su apariencia, porque es hermoso lo que ven.
Pero ni siquiera estos son excusables, porque, si fueron capaces de saber tanto que pudieron escudriñar el universo, ¿cómo no encontraron antes a su Señor?
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 19
R/. El cielo proclama la gloria de Dios.
Caeli enárrant glóriam Dei

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.

El cielo proclama la gloria de Dios.
Caeli enárrant glóriam Dei

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

El cielo proclama la gloria de Dios.
Caeli enárrant glóriam Dei

Aclamación antes del Evangelio

Lc 21, 28
Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Respícite et leváte cápita vestra, quóniam appropínquat redémptio vestra.

Evangelio

El día que se revele el Hijo del hombre
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 17, 26-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.
Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».
Ellos le preguntaron:
«¿Dónde, Señor?».
Él les dijo:
«Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 32ª semana • Año impar

Primera Lectura

Se vio el mar Rojo convertido en un camino practicable, y retozaban como corderos
Lectura del libro de la Sabiduría (Sb 18, 14-16; 19, 6-9)
Se vio el mar Rojo convertido en un camino practicable, y retozaban como corderos. Cuando un silencio apacible lo envolvía todo y la noche llegaba a la mitad de su carrera, tu palabra omnipotente se lanzó desde el cielo, desde el trono real, cual guerrero implacable, sobre una tierra condenada al exterminio; empuñaba la espada afilada de tu decreto irrevocable, se detuvo y todo lo llenó de muerte, mientras tocaba el cielo, pisoteaba la tierra.
Toda la creación, obediente a tus órdenes, cambió radicalmente su misma naturaleza, para guardar incólumes a tus hijos.
Se vio una nube que daba sombra al campamento, la tierra firme que emergía donde antes había agua, el mar Rojo convertido en un camino practicable y el oleaje impetuoso en una verde llanura, por donde pasaron en masa los protegidos por tu mano, contemplando prodigios admirables.
Pacían como caballos, y retozaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su libertador.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 105
R/. Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Mementóte mirabílium quae fecit Dóminus.

Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.
Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.

Recordad las maravillas que hizo el Señor
Mementóte mirabílium quae fecit Dóminus.

Hirió de muerte a los primogénitos del país,
primicias de su virilidad.
Sacó a su pueblo cargado de oro y plata,
entre sus tribus nadie enfermaba.

Recordad las maravillas que hizo el Señor
Mementóte mirabílium quae fecit Dóminus.

Porque se acordaba de la palabra sagrada,
que había dado a su siervo Abrahán.
Sacó a su pueblo con alegría,
a sus escogidos con gritos de triunfo.

Recordad las maravillas que hizo el Señor
Mementóte mirabílium quae fecit Dóminus.

Aclamación antes del Evangelio

2Ts 2, 14
Dios nos llamó por medio del Evangelio para que lleguemos a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Deus vocávit nos per Evangélium, in acquisitiónem glóriae Dómini nostri Iesu Christi.

Evangelio

Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 18, 1-8)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
"Hazme justicia frente a mi adversario".
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme"».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar.
Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  33º Domingo del tiempo ordinario


MXJVS

  Lunes 33ª semana • Año impar

Primera Lectura

Una cólera terrible se abatió sobre Israel
Lectura del primer libro de los Macabeos (1M 1, 10-15.41-43.54-57.62-64)
En aquellos días, brotó un vástago perverso, Antíoco Epífanes, hijo del rey Antíoco. Había estado en Roma como rehén y subió al trono el año ciento treinta y siete de la era seléucida. Por entonces surgieron en Israel hijos apóstatas que convencieron a muchos.
«Vayamos y pactemos con las naciones vecinas, pues desde que nos hemos aislado de ellas nos han venido muchas desgracias» Les gustó la propuesta y algunos del pueblo decidieron acudir al rey. El rey les autorizó a adoptar la legislación pagana; y entonces, acomodándose a las costumbres de los gentiles, construyeron en Jerusalén un gimnasio, disimularon la circuncisión, apostataron de la alianza santa, se asociaron a los gentiles y se vendieron para hacer el mal. El rey decretó la unidad nacional para todos los súbditos de su reino, obligando a cada uno a abandonar la legislación propia. Todas las naciones acataron la orden del rey e incluso muchos israelitas adoptaron la religión oficial: ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado.
El día quince de casleu del año ciento cuarenta y cinco, el rey Antíoco mandó poner sobre el altar de los holocaustos la abominación de la desolación; y fueron poniendo aras por todas las poblaciones judías del contorno.
Quemaban incienso ante las puertas de las casas y en las plazas. Rasgaban y echaban al fuego los libros de la ley que encontraban; al que le descubrían en casa un libro de la Alianza, y a quien vivía de acuerdo con la ley, lo ajusticiaban según el decreto real. Pero hubo muchos israelitas que resistieron, haciendo el firme propósito de no comer alimentos impuros.
Prefirieron la muerte antes que contaminarse con aquellos alimentos y profanar la Alianza Santa. Y murieron.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 119, 53.61.134.150.155.158
R/. Dame vida, señor, para que conserve tus preceptos.
Vivífica me, Dómine, et custódiam mandáta tua.

Sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu ley.

Dame vida, señor, para que conserve tus preceptos.
Vivífica me, Dómine, et custódiam mandáta tua.

Los lazos de los malvados me envuelven
pero no olvido tu ley

Dame vida, señor, para que conserve tus preceptos.
Vivífica me, Dómine, et custódiam mandáta tua.

Líbrame de la opresión de los hombres,
y guardaré tus mandatos

Dame vida, señor, para que conserve tus preceptos.
Vivífica me, Dómine, et custódiam mandáta tua.

Ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu rey

Dame vida, señor, para que conserve tus preceptos.
Vivífica me, Dómine, et custódiam mandáta tua.

La salvación está lejos de los malvados
que no buscan tus decretos.

Dame vida, señor, para que conserve tus preceptos.
Vivífica me, Dómine, et custódiam mandáta tua.

Viendo a los renegados, sentí asco,
porque no guardan tus palabras.

Dame vida, señor, para que conserve tus preceptos.
Vivífica me, Dómine, et custódiam mandáta tua.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 8, 12 b
Yo soy la luz del mundo –dice el Señor–; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Ego sum lux mundi, dicit Dóminus; qui séquitur me habébit lucem vitae.

Evangelio

«¿Qué quieres que haga por ti?» «Señor, que recobre la vista»
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 18, 35-43)
Gloria a ti, Señor.
Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron: «Pasa Jesús el Nazareno».
Entonces empezó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».
Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
«¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?».
Él dijo: «Señor, que recobre la vista».
Jesús le dijo: «Recobra la vista, tu fe te ha salvado».
Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 33ª semana • Año impar

Primera Lectura

Legaré un noble ejemplo para que aprendan a arrostrar una muerte noble, por amor a nuestra ley
Lectura del segundo libro de los Macabeos (2M 6, 18-31)
En aquellos días, Eleazar era uno de los principales maestros de la Ley, hombre de edad avanzada y semblante muy digno. Le abrían la boca a la fuerza para que comiera carne de cerdo.
Pero él, prefiriendo una muerte honrosa a una vida de infamia, escupió la carne y avanzó voluntariamente al suplicio, como deben hacer los que son constantes en rechazar manjares prohibidos, aun a costa de la vida.
Quienes presidían este impío banquete, viejos amigos de Eleazar, movidos por una compasión ilegítima, lo llevaron aparte y le propusieron que hiciera traer carne permitida, preparada por él mismo, y que la comiera haciendo como que comía la carne del sacrificio ordenado por el rey, para que así se librara de la muerte y, dada su antigua amistad, lo tratasen con consideración.
Pero él, adoptando una actitud cortés, digna de sus años, de su noble ancianidad, de sus canas honradas e ilustres, de su conducta intachable desde niño y, sobre todo, digna de la ley santa dada por Dios, respondió coherentemente, diciendo enseguida:
«¡Enviadme al sepulcro! No es digno de mi edad ese engaño. Van a creer los jóvenes que Eleazar a los noventa años ha apostatado y si miento por un poco de vida que me queda se van a extraviar con mi mal ejemplo. Eso sería manchar e infamar mi vejez. Y aunque de momento me librase del castigo de los hombres, no me libraría de la mano del Omnipotente, ni vivo ni muerto. Si muero ahora como un valiente, me mostraré digno de mis años y legaré a los jóvenes un noble ejemplo, para que aprendan a arrostrar voluntariamente una muerte noble, por amor a nuestra santa y venerable ley».
Dicho esto, se fue enseguida al suplicio.
Los que lo llevaban, considerando insensatas las palabras que acababa de pronunciar, cambiaron en dureza su actitud benévola de poco antes.
Pero él, a punto de morir a causa de los golpes, dijo entre suspiros:
«Bien sabe el Señor, dueño de la ciencia santa, que, pudiendo librarme de la muerte, aguanto en mi cuerpo los crueles dolores de la flagelación, y que en mi alma los sufro con gusto por temor de él».
De esta manera terminó su vida, dejando no solo a los jóvenes, sino a la mayoría de la nación, un ejemplo memorable de heroísmo y de virtud.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 3
R/. El Señor me sostiene.
Dóminus suscépit me.

Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«ya no lo protege Dios».

El Señor me sostiene.
Dóminus suscépit me.

Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo.

El Señor me sostiene.
Dóminus suscépit me.

Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor.
Levántate, Señor; sálvame, Dios mío.

El Señor me sostiene.
Dóminus suscépit me.

Aclamación antes del Evangelio

1Jn 4, 10b
Dios nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.
Deus prior diléxit nos, et misit Fílium suum propitiatiónem pro peccátis nostris.

Evangelio

El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 19, 1-10)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 33ª semana • Año impar

Primera Lectura

El Creador del universo os devolverá el aliento y la vida
Lectura del segundo libro de los Macabeos (2M 7, 1.20-31)
En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la ley.
En extremo admirable y digna de recuerdo fue la madre, quien, viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un día, lo soportó con entereza, esperando en el Señor. Con noble actitud, uniendo un temple viril a la ternura femenina, fue animando a cada uno y les decía en su lengua patria:
«Yo no sé cómo aparecisteis en mi seno: yo no os regalé el aliento ni la vida, ni organicé los elementos de vuestro organismo. Fue el Creador del universo, quien modela la raza humana y determina el origen de todo. Él, por su misericordia, os devolverá el aliento y la vida, si ahora os sacrificáis por su ley».
Antíoco creyó que la mujer lo despreciaba, y sospechó que lo estaba insultando.
Todavía quedaba el más pequeño, y el rey intentaba persuadirlo; más aún, le juraba que si renegaba de sus tradiciones lo haría rico y feliz, lo tendría por Amigo y le daría algún cargo.
Pero como el muchacho no le hacía el menor caso, el rey llamó a la madre y le rogaba que aconsejase al chiquillo para su bien.
Tanto le insistió, que la madre accedió a persuadir al hijo: se inclinó hacia él y, riéndose del cruel tirano, habló así en su idioma patrio:
«¡Hijo mío, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en el seno, te amamanté y te crié durante tres años, y te he alimentado hasta que te has hecho mozo. Hijo mío, te lo suplico, mira el cielo y la tierra, fíjate en todo lo que contienen, y ten presente que Dios lo creó todo de la nada, y el mismo origen tiene el género humano. No temas a ese verdugo; mantente a la altura de tus hermanos y acepta la muerte. Así, por la misericordia de Dios, te recobraré junto con ellos». Estaba todavía hablando, cuando el muchacho dijo:
«¿Qué esperáis? No obedezco el mandato del rey; obedezco el mandato de la ley dada a nuestros padres por medio de Moisés. Pero tú, que eres el causante de todas las desgracias de los hebreos, no escaparás de las manos de Dios».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 17
R/. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.
Satiábor, cum evigilávero, conspectu tuo, Dómine.

Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño.

Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.
Satiábor, cum evigilávero, conspectu tuo, Dómine.

Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.

Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.
Satiábor, cum evigilávero, conspectu tuo, Dómine.

Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.

Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.
Satiábor, cum evigilávero, conspectu tuo, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 16
Yo os he elegido del mundo –dice el Señor–, para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
Ego vos elégi de mundo, ut eátis et fructum afferátis, et fructus vester máneat, dicit Dóminus.

Evangelio

¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 19, 11-28)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida.
Dijo, pues:
«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo".
Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo:
"No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros".
Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y dijo:
"Señor, tu mina ha producido diez".
Él le dijo: "Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades".
El segundo llegó y dijo: "Tu mina, señor, ha rendido cinco".
A ese le dijo también:
"Pues toma tú el mando de cinco ciudades".
El otro llegó y dijo:
"Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado".
Él le dijo:
"Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses".
Entonces dijo a los presentes:
"Quitadle a este la mina y dádsela al que tiene diez minas".
Le dijeron: "Señor, ya tiene diez minas".
"Os digo: al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia"».
Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 33ª semana • Año impar

Primera Lectura

Viviremos según la Alianza de nuestros padres
Lectura del primer libro de los Macabeos (1M 2, 15-29)
En aquellos días, los funcionarios reales, encargados de imponer la apostasía, llegaron a Modín para que la gente ofreciese sacrificios, y muchos israelitas acudieron a ellos.
Matatías y sus hijos se reunieron aparte. Los funcionarios del rey tomaron la palabra y dijeron a Matatías:
«Tú eres una persona ilustre, un hombre importante en esta ciudad, y estás respaldado por tus hijos y parientes. Adelántate el primero, haz lo que manda el rey, como lo han hecho todas las naciones; y los mismos judíos, y los que han quedado en Jerusalén. Tú y tus hijos recibiréis el título de Amigos del rey; os premiarán con oro y plata y muchos regalos».
Pero Matatías respondió en voz alta:
«Aunque todos los súbditos del rey le obedezcan apostatando de la religión de sus padres y aunque prefieran cumplir sus órdenes, yo, mis hijos y mis parientes viviremos según la Alianza de nuestros padres. ¡Dios me libre de abandonar la ley y nuestras costumbres! No obedeceremos las órdenes del rey, desviándonos de nuestra religión ni a derecha ni a izquierda».
Nada más decirlo, un judío se adelantó a la vista de todos, dispuesto a sacrificar sobre el ara de Modín, como lo mandaba el rey.
Al verlo, Matatías se indignó, tembló de cólera y, en un arrebato de ira santa, corrió a degollar a aquel hombre sobre el ara. Y, acto seguido, mató al funcionario real que obligaba a sacrificar y derribó el ara. Lleno de celo por la ley, hizo lo que Pinjás a Zimrí, hijo de Salu.
Luego empezó a decir a voz en grito por la ciudad:
«Todo el que sienta celo por la ley y quiera mantener la Alianza, ¡que me siga!».
Y se echó al monte, con sus hijos, dejando en la ciudad todo cuanto tenía.
Por entonces, muchos decidieron bajar al desierto para instalarse allí, porque deseaban vivir santamente de acuerdo con el derecho y la justicia.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 50
R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui inmaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sion, la hermosa,
Dios resplandece.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui inmaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

«Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar.

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui inmaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria».

Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui inmaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

Aclamación antes del Evangelio

Salmo 94 (Sal 95)
No endurezcáis hoy vuestro corazón; escuchad la voz del Señor.
Hódie, nolíte obduráre corda vestra, sed vocem Dómini audíte.

Evangelio

¡Si reconocieras lo que conduce a la paz!
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 19, 41-44)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía:
«¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos. Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 33ª semana • Año impar

Primera Lectura

Celebraron la consagración, ofreciendo con alegría holocaustos
Lectura del primer libro de los Macabeos (1M 4, 36-37.52-59)
En aquellos días, Judas y sus hermanos propusieron:
«Nuestros enemigos están vencidos; subamos, pues, a purificar el santuario y a restaurarlo».
Se reunió todo el ejército y subieron al monte Sión.
El año ciento cuarenta y ocho, el día veinticinco del mes noveno (es decir, casleu), todos madrugaron para ofrecer un sacrificio, según la ley, en el nuevo altar de los holocaustos que habían reconstruido. Precisamente en el aniversario del día en que lo habían profanado los gentiles, lo volvieron a consagrar, cantando himnos y tocando cítaras, laúdes y timbales. Todo el pueblo se postró en tierra adorando y alabando al Cielo, que les había dado el triunfo.
Durante ocho días celebraron la consagración, ofreciendo con alegría holocaustos y sacrificios de comunión y de alabanza. Decoraron la fachada del santuario con coronas de oro y escudos. Restauraron también el portal y las dependencias, poniéndoles puertas. El pueblo celebró una gran fiesta, que invalidó la profanación de los gentiles.
Judas, con sus hermanos y toda la asamblea de Israel, determinó que se conmemorara anualmente la nueva consagración del altar con solemnes festejos, durante ocho días a partir del veinticinco del mes de casleu.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

1 Crónicas 29
R/. Alabamos tu nombre glorioso, Señor.
Laudámus nomen tuum ínclitum, Dómine.

Bendito eres, Señor, Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.

Alabamos tu nombre glorioso, Señor.
Laudámus nomen tuum ínclitum, Dómine.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra.

Alabamos tu nombre glorioso, Señor.
Laudámus nomen tuum ínclitum, Dómine.

Tú eres rey y soberano de todo
De ti viene la riqueza y la gloria

Alabamos tu nombre glorioso, Señor.
Laudámus nomen tuum ínclitum, Dómine.

Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.

Alabamos tu nombre glorioso, Señor.
Laudámus nomen tuum ínclitum, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor–, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Oves meae vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

Evangelio

Habéis hecho de la casa de Dios una "cueva de bandidos"
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 19, 45-48)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:
«Escrito está: "Mi casa será casa de oración"; pero vosotros la habéis hecho una "cueva de bandidos"».
Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 33ª semana • Año impar

Primera Lectura

Por las desgracias que hice en Jerusalén, muero de tristeza
Lectura del primer libro de los Macabeos (1M 6, 1-13)
En aquellos días, el rey Antíoco recorría las provincias del norte cuando se enteró de que había en Persia una ciudad llamada Elimaida, famosa por su riqueza en plata y oro, con un templo lleno de tesoros: escudos dorados, lorigas y armas depositadas allí por Alejandro el de Filipo, rey de Macedonia, primer rey de los griegos.
Antíoco fue allá e intentó apoderarse de la ciudad y saquearla; pero no pudo, porque los de la ciudad, dándose cuenta de lo que pretendía, salieron a atacarlo.
Antíoco tuvo que huir y emprendió apesadumbrado el viaje de vuelta a Babilonia.
Cuando él se encontraba todavía en Persia, llegó un mensajero con la noticia de que la expedición militar contra Judea había fracasado y que Lisias, que en un primer momento se había presentado como caudillo de un poderoso ejército, había huido ante los judíos; estos, sintiéndose fuertes con las armas, pertrechos y el enorme botín de los campamentos saqueados, habían derribado la abominación de la desolación construida sobre el altar de Jerusalén, habían levantado en torno al santuario una muralla alta como la de antes y habían hecho lo mismo en Bet Sur, ciudad que pertenecía al rey.
Al oír este informe, el rey se asustó y se impresionó de tal forma que cayó en cama y enfermó de tristeza, porque no le habían salido las cosas como quería.
Allí pasó muchos días, cada vez más triste. Pensó que se moría, llamó a todos sus Amigos y les dijo:
«El sueño ha huido de mis ojos y estoy abrumado por las preocupaciones, y me digo: "¡A qué tribulación he llegado, en qué violento oleaje estoy metido, yo, que era feliz y querido cuando era poderoso! Pero ahora me viene a la memoria el daño que hice en Jerusalén, robando todo el ajuar de plata y oro que había allí, y enviando gente que exterminase sin motivo a los habitantes de Judea. Reconozco que por eso me han venido estas desgracias. Ya veis, muero de tristeza en tierra extranjera"».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 9
R/. Gozaré con tu salvación, Señor.
Exsultábo in salutári tuo, Dómine.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo,
y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo.

Gozaré con tu salvación, Señor.
Exsultábo in salutári tuo, Dómine.

Porque mis enemigos retrocedieron,
cayeron y perecieron ante tu rostro.
Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío
y borraste para siempre su apellido.

Gozaré con tu salvación, Señor.
Exsultábo in salutári tuo, Dómine.

Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron.
Él no olvida jamás al pobre,
ni la esperanza del humilde perecerá.

Gozaré con tu salvación, Señor.
Exsultábo in salutári tuo, Dómine.

Aclamación antes del Evangelio

2Tm 1, 10
Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio.
Salvátor noster Iesus Christus destrúxit mortem, et illuminávit vitam per Evangélium.

Evangelio

No es Dios de muertos, sino de vivos
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 20, 27-40)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano". Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».
Intervinieron unos escribas:
«Bien dicho, Maestro».
Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Cristo Rey


MXJVS

  Lunes 34ª semana • Año impar

Primera Lectura

No encontró ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías
Lectura del libro del profeta Daniel (Dn 1, 1-6.8-20)
El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a Jerusalén y la asedió.
El Señor entregó en su poder a Joaquín, rey de Judá, y todo el ajuar que quedaba en el templo. Nabucodonosor se los llevó a Senaar, al templo de su Dios, y el ajuar del templo lo metió en el depósito del templo de su dios.
El rey ordenó a Aspenaz, jefe de sus eunucos, seleccionar algunos hijos de Israel de sangre real y de la nobleza, jóvenes, perfectamente sanos, de buen tipo, bien formados en la sabiduría, cultos e inteligentes, y aptos para servir en el palacio real; y ordenó que les enseñasen la lengua y literatura caldeas.
Cada día el rey les pasaba una ración de comida y de vino de la mesa real.
Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales entrarían al servicio del rey.
Entre ellos había unos judíos: Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Daniel hizo el propósito de no contaminarse con los manjares, ni con el vino de la mesa real, y pidió al capitán de los eunucos que le dispensase de aquella contaminación.
Dios concedió a Daniel encontrar gracia y misericordia en el capitán de los eunucos, y este dijo a Daniel:
«Tengo miedo al rey mi señor, que os ha asignado la ración de comida y bebida; pues si os ve más flacos que vuestros compañeros, ponéis en peligro mi cabeza delante del rey».
Daniel dijo al encargado que el capitán de los eunucos había puesto para cuidarlos a él, a Ananías, a Misael y a Azarías:
«Por favor, prueba diez días con tus siervos: que nos den legumbres para comer y agua para beber. Después, que comparen en tu presencia nuestro aspecto y el de los jóvenes que comen de la mesa real, y trátanos según el resultado».
Él les aceptó la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Después de los diez días tenían mejor aspecto y estaban más robustos que cualquiera de los jóvenes que comían de la mesa real. Así que el encargado les retiró la ración de comida y de vino, y les dio legumbres.
Dios les concedió a los cuatro inteligencia, comprensión de cualquier escritura, y sabiduría. Daniel sabía, además, interpretar visiones y sueños.
Al cumplirse el plazo señalado para presentarlos al rey, el capitán de los eunucos los llevó a Nabucodonosor. Después de hablar con ellos, el rey no encontró ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y quedaron a su servicio.
Y en todas las cuestiones y problemas que el rey les proponía, los encontró diez veces superiores al resto de los magos y adivinos de todo su reino.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Daniel 3
R/. ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Et laudábile et superexaltátum in ómnibus saeculis.

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres.

¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Et laudábile et superexaltátum in ómnibus saeculis.

Bendito tu nombre, santo y glorioso.

¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Et laudábile et superexaltátum in ómnibus saeculis.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria.

¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Et laudábile et superexaltátum in ómnibus saeculis.

Bendito eres sobre el trono de tu reino.

¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Et laudábile et superexaltátum in ómnibus saeculis.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos.

¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Et laudábile et superexaltátum in ómnibus saeculis.

Bendito eres en la bóveda del cielo.

¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
Et laudábile et superexaltátum in ómnibus saeculis.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 24, 42a.44
Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
Vigiláte et estóte parati, quia qua nescítis hora Filius hóminis ventúrus est.

Evangelio

Vio una viuda pobre que echaba dos monedillas
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 21, 1-4)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Martes 34ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dios suscitará un reino que nunca será destruido, y acabará con todos los reinos
Lectura del libro del profeta Daniel (Dn 2, 31-45)
En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor:
«Tú, oh rey, estabas mirando y apareció una gran estatua. Era una estatua enorme y su brillo extraordinario resplandecía ante ti, y su aspecto era terrible. Aquella estatua tenía la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro, y los pies de hierro mezclado con barro.
Mientras estabas mirando, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua, y los hizo pedazos. Se hicieron pedazos a la vez el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una era en verano; el viento los arrebató y desaparecieron sin dejar rastro. Y la piedra que había deshecho la estatua creció hasta hacerse una montaña enorme que ocupaba toda la tierra». «Este era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido:
Tú, ¡oh rey, rey de reyes!, a quien el Dios del cielo ha entregado el reino y el poder, y el dominio y la gloria, y a quien ha dado todos los territorios habitados por hombres, bestias del campo y aves del cielo, para que reines sobre todos ellos, tú eres la cabeza de oro.
Te sucederá otro reino menos poderoso; después, un tercer reino de bronce, que dominará a todo el orbe.
Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro; como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a todos.
Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero, representan un reino dividido, aunque conservará algo del vigor del hierro, porque viste hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil. Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse uno con otro, lo mismo que no se puede fundir el hierro con el barro.
Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido, ni su dominio pasará a otro pueblo, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, y él durará por siempre.
En cuanto a la piedra que viste desprenderse del monte sin intervención humana, y que destrozó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro, esto significa lo que el Dios poderoso ha revelado al rey acerca del tiempo futuro.
El sueño tiene sentido y la interpretación es cierta».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 3 (Daniel 3)
R/. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Cielos, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Aguas del espacio, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Aclamación antes del Evangelio

Ap 2, 10 c
Sé fiel hasta la muerte –dice el Señor– y te daré la corona de la vida.
Esto fidélis usque ad mortem, dicit Dóminus, et dabo tibi corónam vitae.

Evangelio

No quedará piedra sobre piedra
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 21, 5-11)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:
«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo:
«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: "Yo soy", o bien: "Está llegando el tiempo"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía:
«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Miércoles 34ª semana • Año impar

Primera Lectura

Aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo
Lectura del libro del profeta Daniel (Dn 5, 1-6.13-14.16-17.23-28)
En aquellos días, el rey Baltasar ofreció un gran banquete a mil de sus nobles, y se puso a beber vino delante de los mil. Bajo el efecto del vino, Baltasar mandó traer los vasos de oro y plata que su padre Nabucodonosor había cogido en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey junto con sus nobles, sus mujeres y sus concubinas. Cuando trajeron los vasos de oro que habían cogido en el templo de Jerusalén, brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas. Y mientras bebían vino, alababan a sus dioses de oro y plata, de bronce y de hierro, de madera y de piedra.
De repente aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoque del muro del palacio real, frente al candelabro; y el rey veía el dorso de la mano que escribía. Entonces su rostro palideció, sus pensamientos le turbaron, los músculos del cuerpo se le aflojaron, y las rodillas le entrechocaban.
Trajeron a Daniel ante el rey y este le preguntó:
«¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey mi padre? He oído decir de ti que posees el espíritu de los dioses, y que en ti se encuentran inteligencia, prudencia y una sabiduría extraordinaria.
He oído decir de ti que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo escrito y exponerme su interpretación, te vestirás de púrpura, llevarás al cuello un collar de oro y ocuparás el tercer puesto en mi reino».
Entonces Daniel habló así al rey:
«Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le expondré su interpretación.
Te has rebelado contra el Señor del cielo y has hecho traer a tu presencia los vasos de su templo, para beber vino en ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y tus concubinas. Has alabado a dioses de plata y oro, de bronce y hierro, de madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de tu vida y tus empresas no lo has honrado. Por eso él ha enviado esa mano para escribir este texto.
Lo que está escrito es: "Contado, Pesado, Dividido". Y la interpretación es esta:
"Contado": Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el final. "Pesado": te ha pesado en la balanza, y te falta peso. "Dividido": tu reino ha sido dividido, y lo entregan a medos y persas».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Daniel 3
R/. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Sol y luna, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Astros del cielo, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Vientos todos, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Fuego y calor, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Fríos y heladas, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Aclamación antes del Evangelio

Ap 2, 10 c
Sé fiel hasta la muerte –dice el Señor– y te daré la corona de la vida.
Esto fidélis usque ad mortem, dicit Dóminus, et dabo tibi corónam vitae.

Evangelio

Todos os odiarán a causa de mi nombre, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 21, 12-19)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio. Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Jueves 34ª semana • Año impar

Primera Lectura

Dios envió a su ángel a cerrar las fauces de los leones
Lectura del libro del profeta Daniel (Dn 6, 12-28)
En aquellos días, los hombres espiaron a Daniel y lo sorprendieron orando y suplicando a su Dios. Luego se acercaron al rey y le hablaron sobre la prohibición:
«Majestad, ¿no has firmado tú un decreto que prohíbe durante treinta días hacer oración a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, bajo pena de ser arrojado al foso de los leones?».
El rey contestó:
«El decreto está en vigor, como ley irrevocable de medos y persas».
Ellos le replicaron:
«Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti, majestad, ni acata el edicto que has firmado, sino que hace su oración tres veces al día».
Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar cómo salvar a Daniel, y hasta la puesta del sol estuvo intentando librarlo. Pero aquellos hombres le urgían, diciéndole:
«Majestad, sabes que, según la ley de medos y persas, todo decreto o edicto real son válidos e irrevocables».
Entonces el rey mandó traer a Daniel y echarlo al foso de los leones.
Y dijo a Daniel:
«¡Que te salve tu Dios al que veneras fielmente!».
Trajeron una piedra, taparon con ella la boca del foso, y el rey la selló con su sello y con el de sus nobles, de manera que nadie pudiese modificar la sentencia dada contra Daniel.
Luego el rey volvió a su palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder dormir.
Por la mañana, al rayar el alba, el rey se levantó y fue corriendo al foso de los leones. Se acercó al foso y gritó a Daniel con voz angustiada. Le dijo a Daniel:
«¡Daniel, siervo del Dios vivo! ¿Ha podido salvarte de los leones tu Dios al que veneras fielmente?».
Daniel le contestó:
«¡Viva el rey eternamente! Mi Dios envió a su ángel a cerrar las fauces de los leones, y no me han hecho ningún daño, porque ante él soy inocente; tampoco he hecho nada malo contra ti».
El rey se alegró mucho por eso y mandó que sacaran a Daniel del foso; al sacarlo del foso, no tenía ni un rasguño, porque había confiado en su Dios.
Luego el rey mandó traer a los hombres que habían calumniado a Daniel, y ordenó que los arrojasen al foso de los leones con sus hijos y esposas. No habían llegado al suelo del foso y ya los leones los habían atrapado y despedazado.
Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que pueblan la tierra:
«¡Paz y bienestar! De mi parte queda establecido el siguiente decreto: Que en todos los dominios de mi reino se respete y se tema al Dios de Daniel. Él es el Dios vivo, que permanece siempre. Su reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin. Él salva y libra, hace prodigios y signos en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de los leones».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Daniel 3
R/. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Témpanos y hielos, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Noche y día, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Rayos y nubes, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Bendiga la tierra al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 21, 28
Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Respícite et leváte cápita vestra, quóniam appropínquat redémptio vestra.

Evangelio

Jerusalén será pisoteada por gentiles, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 21, 20-28)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son "días de venganza" para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo. "Caerán a filo de espada", los llevarán cautivos "a todas las naciones", y "Jerusalén será pisoteada por gentiles", hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Viernes 34ª semana • Año impar

Primera Lectura

Vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo
Lectura del libro del profeta Daniel (Dn 7, 2-14)
Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: Vi que los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro bestias gigantescas salieron del mar, distintas una de otra.
La primera era como un león con alas de águila; la estaba mirando y de pronto vi que le arrancaban las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron un corazón humano. Había una segunda bestia semejante a un oso; estaba medio erguida, con tres costillas en la boca, entre los dientes. Le dijeron:
«Levántate. Come carne en abundancia».
Después yo seguía mirando y vi otra bestia como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo, y esta bestia tenía cuatro cabezas. Y le dieron el poder.
Después seguí mirando y en mi visión nocturna contemplé una cuarta bestia, terrible, espantosa y extraordinariamente fuerte; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba; y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era distinta de las bestias anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos, y vi que de entre ellos salía otro cuerno pequeño; y arrancaron ante él tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos, y una boca que profería insolencias.
Miré y vi que colocaban unos tronos. Un anciano se sentó.
Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas; un río impetuoso de fuego brotaba y corría ante él.
Miles y miles lo servían, millones estaban a sus órdenes.
Comenzó la sesión y se abrieron los libros.
Yo seguí mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la bestia, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras bestias les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada, hasta un tiempo y una hora.
Seguí mirando. Y en mi visión nocturna vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia.
A él se le dio poder, honor y reino.
Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron.
Su poder es un poder eterno, no cesará.
Su reino no acabará.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Daniel 3
R/. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Montes y cumbres, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Manantiales, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Mares y ríos, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Aves del cielo, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Fieras y ganados, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 21, 28
Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Respícite et leváte cápita vestra, quóniam appropínquat redémptio vestra.

Evangelio

Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 21, 29-33)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano. Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  Sábado 34ª semana • Año impar

Primera Lectura

El reinado y el dominio serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo
Lectura del libro del profeta Daniel (Dn 7, 15-27)
Yo, Daniel, me sentía agitado por dentro, y me turbaban las visiones de mi mente.
Me acerqué a uno de los que estaban allí en pie y le pedí que me explicase todo aquello.
Él me contestó exponiéndome la interpretación de la Visión:
«Esas cuatro bestias gigantescas representan cuatro reinos que surgirán en el mundo. Pero los santos del Altísimo recibirán el reino y lo poseerán para siempre por los siglos de los siglos».
Yo quise saber qué significaba la cuarta bestia, distinta de las demás, terrible, con dientes de hierro y garras de bronce, que devoraba y trituraba, y pateaba las sobras con las pezuñas, y qué significaban los diez cuernos de su cabeza, y el otro cuerno que le salía y eliminaba a otros tres; aquel cuerno que tenía ojos y una boca que profería insolencias, y era más grande que sus compañeros.
Mientras yo seguía mirando, aquel cuerno luchó contra los santos y los derrotó.
Hasta que llegó el anciano para hacer justicia a los santos del Altísimo; se cumplió el tiempo y los santos tomaron posesión del reino.
Después me dijo:
«La cuarta bestia es un cuarto reino que habrá en la tierra, distinto de todos los demás; devorará toda la tierra, la trillará y triturará. Sus diez cuernos son diez reyes que habrá en aquel reino; después de ellos vendrá otro distinto que destronará a tres reyes, blasfemará contra el Altísimo, e intentará aniquilar a los santos del Altísimo y cambiar el calendario y la ley. Los santos serán abandonados a su poder durante un año, dos años y medio año.
Pero cuando se siente el tribunal a juzgar, se le quitará el poder y será destruido y aniquilado totalmente.
El reinado, el dominio y la grandeza de todos los reinos bajo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo.
Su reino será un reino eterno, al que temerán y se someterán todos los soberanos».
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Daniel 3
R/. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Bendiga Israel al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Siervos del Señor, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Santos y humildes de corazón, bendigan al Señor.

¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!
Laudáte et superexaltáte eum in saecula.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 21, 36 abd
Estad despiertos en todo tiempo, pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre.
Vigiláte, omni témpore orántes, ut digni habeámini stare ante Filium Hóminis.

Evangelio

Estad despiertos, para que podáis escapar de todo lo que está por suceder
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (Lc 21, 34-36)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.